1
Esta es la historia mil veces contada de un hombre que conoce una mujer y estupidamente se enamora. La conoce en un bar. En un tipico bar del once. En esos tipicos bares que solo pueden encontrarse ya en los cada vez menos tipicos, pero tipicos aun, barrios centricos de Buenos Aires. Entra un dia a ese bar especifico, como ha entrado tantos otros dias a tantos otros bares. Al parecer, nada fuera de lo comun. Pero la ve. La ve y al instante se enamora. Al instante sabe que es ella, que de ahora en mas es ella. Bella como la Luna, emocionante como el alba, terrible como un ejercito. Se propone, por supuesto, conquistarla. Se acerca, hablan. Consigue su telefono, suficiente por un dia. Vuelve al siguiente, cree en el destino, sabe que va a encontrarla y por supuesto la encuentra. Apela a la fantasia, a los lugares comunes. Un ramo de flores un dia, un cholocate otro, cervezas siempre. Insiste, la hace reir. Parece que la cosa funciona. El habla mucho y ella poco. Le cuenta quien es, que hace, que quiere. Quiere saber que quiere ella, que hace, quien es. No le es facil, ella entiende el juego: sostiene el misterio, le esconde la sortija, se hace desear. El mozo les sirve una cerveza tras otra, mecanicamente. Un dia finalmente se deja abrazar a la sombra de los arboles Plaza Once. Y asi la cosa avanza.
Luego el hace los arreglos. Fumando en la entrada le cuenta al portero de su edificio, confidente y casi amigo, que se ira una semana a Necochea con su enamorada. Nunca le gusto el mar, pero ahora, inmenso y abierto, le parece un simbolo de su amor. Convence al portero de que le cuide a Baco. Baco es un gato negro enorme y hermoso de ojos verde uva. Lo tiene hace años. Al portero mucho no le gustan los gatos pero esta acostumbrado a esos encargos. Arreglan una cifra y ya esta, ese mismo viernes salen a la ruta.
Ahora estan en la Costa Atlantica. La playa es amplia, y el piensa que todo es amplio. Fuera de temporada hay poca gente y sin embargo el clima los acompaña. Todo el tiempo es para estar juntos y descubrirse. Obnubilado como esta, la abraza mañana tarde y noche. Ella se deja asaltar, a veces con gusto, otras veces con un suspiro vago. A medida que pasan los dias siente en ella la presencia de un misterio, la sombra de algo oculto. La tarde del penultimo dia ella confiesa. Tiene un hijo de siete años. No se queda con ella sino con "una gente". El quiere saber, hay un tire y afloje. Quiere saber todo de ella, quiere compartir su carga. El chico no tiene padre, ella parece sufrir con la situacion. No se hable mas, mañana mismo vuelven a Capital. El chico tenia que estar con su madre, no con cualquiera. En el viaje de vuelta el habla todo el camino; Hace planes, proyecta una mudanza, una feliz familia de tres, piensa en las escuelas primarias cerca de su departamento, espera que al chico le gusten los gatos.
Ahora estan en un muy poco amigable barrio obrero. Las hileras de monoblocks, grises e identicos uno al otro, se extienden formando un conjunto bastante desagradable. Luego de observar las estructuras, aparentemente indistingibles entre si, entran por fin en uno de los mas horrendos. Adentro, esta "esa gente", que resultan ser - el no entiende o no le interesa - amigos o quizas familiares lejanos de ella. Una vieja horrible que es maltratada por un borracho. El interior es casi peor que el exterior, todo es suciedad y desorden. El chico va descalzo. El borracho empieza a gritar, exige no se sabe que dinero por cuidar al chico. La vieja lo apoya. La situacion escala rapido. Los gritos se escuchan desde la vereda. Desesperada, la madre le dice al chico que se ponga las zapatillas. El chico, aterrado como esta, no entiende a la primera ni a la segunda, pero a la tercera corre y se calza. En esto el borracho ha golpeado al hombre sin previo aviso. Se trenzan en una pelea. Aparece un cuchillo en la mano del borracho. En un mismo acto la madre toma al hijo y el hombre el cuchillo de su enemigo. Acto seguido el borracho esta en el piso con un cuchillo ensartado a la altura del riñon. De la mano el hombre y la mujer y la mujer del niño, salen corriendo y suben al auto. Los gritos de la vieja los siguen hasta que arrancan.
La vida de los tres se organiza en su departamento. Todo ha sido tan repentino que tarda varios dias en recordar al pobre Baco, que de todos modos parece se ha acostumbrado a la casa del portero, lo cual es una suerte porque tanto su amada como su hijastro parecen ser alergicos a los gatos. El gato queda momentaneamente desterrado. Le pide nuevamente al portero que lo cuide, pero contra todo pronostico, este ultimo no le gusta la idea. Acepta a regañadientes, solo por ahora. El chico es parco y callado, casi mudo. El promete encontrarle escuela antes de que termine el verano, pero por ahora debe volver al trabajo. En su fuero interno se promete prosperidad, se promete un asenso, se promete todo lo que no se prometia cuando estaba solo. El comienza a trabajar doble turno y ella pasa mucho tiempo sola. La vida transcurre aparentemente tranquila. Un dia, tras llegar del trabajo, alguien toca el timbre. Se sorprende al ver a dos policias cuando abre la puerta.
2
Esta es la historia mil veces contada de una mujer de la cual se enamora un hombre. Ya no tan joven pero todavia tiene lo suyo, y lo aprovecha entre los bares del Abasto. Ha aprendido algunas lecciones, sabe como aprovecharse de que se aprovechen. Saca partido entre los parroquianos, cada tanto accede al manoseo o al sexo. Seducir a los borrachos le alcanza para pieza y vicios, mas el extra que mes tras mes le manda a aquella gente para que le cuiden al hijo. Los fines de semana trata de tenerlos para ella. Ir al cine. Ver a las pocas amigas que le quedan. Pasarse el dia durmiendo. Una tarde, mas sombria y lluviosa de lo normal, entra al antro un tipo insoportable. Cree haberlo visto antes, no esta segura. El seguro la vio, piensa. Nota la cara de idiota que pone al verla. Conoce esa mirada. Una partida ganada antes de jugarla, piensa aburrida. Luego lo de siempre, la rutina. Es mas lento de lo que le gustaria que fuese. Flores, que estupidez. Chocolates en pleno verano, hay que ser pelotudo. Pero le sigue el juego como si fuera una adolescente. Descubre que a el le gusta el rol y decide adoptarlo. Los proximos dias va menos maquillada y adopta un teatral aire melancolico. El no le parece ni muy atractivo ni muy divertido, pero paga las cervezas puntualmente. Lo escucha nombrar un auto y un trabajo en una escribania. Le rie religiosamente los chistes y le va abriendo el camino sin hablar demasiado. Señales con las manos, señales con los ojos, señales con la boca. Lenguaje corporal, no hace falta mas. termina cediendo de puro aburrimiento, casi de lastima. Ha tirado tanto de la soga el pobrecito que que le cuesta. Descubre que es mas eficiente un tonto fijo que varios de ocasion, asi que la cosa avanza. Un dia el le propone una escapada a la costa y ella acepta. Odia el mar pero esta harta de la ciudad.
En la playa, un pequeño departamento a tres cuadras de la costa. Desde chica que no volvia a la playa. Por fin algo la emociona. Una lastima no estar sola, una lastima tener que soportarlo encima suyo todo el tiempo, literal y no literalmente. De dia la chachara y los jueguitos de enamorado que soporta, que debe soportar, con estoica resignacion. De noche y no tan de noche el sexo, que concede y entiende mucho mejor que lo otro. Una de cada cuatro casi llega a no ser malo. Una tarde, quizas con varias cervezas demas, se le escapa lo del hijo. Se recrimina la torpeza pero, que mas da. Tarde o temprano todos sus amantes se enteran del chico. Muy pronto se arrepiente de su confesion. El pregunta y pregunta. Tiene complejo de mesias al parecer. Eso o un padre ausente. Habla no se que disparates, de repente dice que quiere ser padre. Se conforma con reirse solo por dentro. Y de repente el tarado quiere volver a capital para llevar al chico y que vivan todos juntos. Tiene que esforzarse por no gritarle. Una vez que viaja y tiene que ser con un idiota. Pero el es inflexible y terminan volviendo. Se muestra todo lo indiferente que puede durante el viaje. En fin, que haga lo que quiera, le da igual. Antes de que llegue n a la ciudad ya ha llamado a aquella gente y ha arreglado el escenario para hacer el encuentro lo mas dramatico posible.
Pero la cosa se descontrola ese dia. El imbecil que le cuida al nene no distingue el teatro del drama verdadero. Se arrepiente de haber confiado en ese borracho bueno para nada. Ve la oportunidad de ahorrarse un costo y manda al chico a que agarre sus cosas. Pero la cosa escala de discusion a agresion y luego, ni siquiera vio como, a homicidio culposo. Homicidio del que no quiere formar parte asi que se alegra cuando el la arrastra fuera de alli y la sube al auto junto con el nene.
La vida en el departamento del tipo es aburrida, mas aburrida de lo que se imaginaba. No sabe que hacer con su tiempo, no sabe que hacer con su hijo cerca todo el tiempo. No le gustan los gatos, y al gato de el decide que lo detecta. Lo convence de que el chico es alergico y se alegra cuando consigue que la bola de pelos vuelva a porteria. No le gusta la ultima mirada que le lanza el gato antes de que se lo lleven. Le deja una mala sensacion. Algo no la convence. La situacion no la convence del todo. Apenas el hombre vuelve a trabajar, se escapa al bar para ganar algo de plata. Su nene la ve ir y venir se diria que con indiferencia. Un dia lee en el diario que el asesinato del borracho esta en policiales. Se habla de un ajuste de cuentas o de un crimen pasional. La policia tiene varios sospechosos, segun la nota. Empieza a pensar como sacarse de encima a ese tipo que sigue enamoradisimo de ella, que es mas pesado que mosca de velorio.
Pasan las semanas hasta que, un dia de suerte, en el bar la aborda un tipo que a la legua se huele que es cana. Esa misma tarde lo arrastra a un telo y, mientras se deja desnudar, le pregunta entre suspiros si esta al tanto del crimen de los monoblocks. El dice que no, que si, que que le importa. Ella entre jadeos desliza que quizas tenga informacion importante sobre el caso.
3
Esta es la historia mil veces contada acerca de un tradicional portero de edificio. Hay decenas o cientos de historias que contienen porteros. Son seres casi omnipresentes en la literatura. La señora Rosenblum en "el tambor de hojalata", el anonimo conserje de "la montaña magica", Jack Torrance, el conserje de "El Proceso", El hombre del Umbral de Borges, La Portera en "Las Puertas del Cielo" de Cortazar, los siniestros encargados de los cuentos de Mariana Enriquez, la Pensionista que vende a su hija en "Los Lanzallamas", El señor Sommer de Suskind, el portero de Maria Iribarne en "El Tunel" (claramente un agente del reino de los ciegos) . Y si consideramos a la khozyáyka (patrona o casera) rusa como una subespecie de los porteros, pues los ejemplos se multiplican. Tenemos patronas en Gogol, Pushkin, Tolstoi, Chejov, Cherniveski, y por supuesto todas las patronas Dostoievskianas, primera de todas la aborrecible Praskovia Pavlovna, justamente hachada por Raskolnikov, su hermana que no recuerdo el nombre, quizas no lo merecia tanto. Por ultimo y para cerrar la aburrida lista de referencias hay que mencionar a la misteriosa y atrapante Katerina que vuelve loco al pobre Ordinov en la obra titulada justamente "La Patrona". Baste todo esto para dejar claro que los porteros han sabido ser en los siglos pasados una raza de selecta alcurnia, mezcla de carcelero y cancerbero, cruza de arrendador y rey del castillo, un cargo o titulo hereditario que sobrevivio a dos revoluciones industriales pero que la ultima modernizacion informatica parecia estar siendo eliminando de las profesiones, incluso en un sitio tan tradicional como lo era el once.
Volviendo a empezar, podriamos decir que esta es la historia de uno de los ultimos ejemplares de la vieja y honorable raza de los porteros, una raza que esta en franca extincion. Mario era uno de los pocos porteros que no habia sido ya reemplazado o por una administracion auto suficiente o por un portero automatico. Fiel a su puesto y consciente de su posicion, cumplia sus funciones con un fervor cuasi religioso, al mismo tiempo que reflejaba una tranquilidad analoga al de un monje shintoista atendiendo su templo. Su edificio era su templo y sus inquilinos eran las deidades a las cuales les hacia ofrendas, favores, y de las cuales esperaba tambien favores y pequeñas ayudas. Toma y Daca, lo tenia escrito en una placa sobre la puerta de porteria. Desde hacia treinta años veia desfilar a los inqulinos, siguiendolos con la vista y la imaginacion en sus idas y venidas. Hombre huraño pero de naturaleza amable como era, mas dado a escuchar que a hablar, iba componiendo su vida de las anecdotas que oia y de las que a veces participaba como extra o como decorado. A Mario le gustaban los animales en general. Los perros sobre todo. Pero no tenia espacio para tenerlos, asi que se conformaba con animalitos mas pequeños. Pajaros sobre todo. Solia cazar con tramperas en sus fines de semanas libres (el cuarto de cada mes) y tenia una modesta pero hermosa coleccion de pajaros que llenaban de cantos desde sus jaulas el pulmon del edificio. Jilgueros, cabecitas negras, gorriones. Les ponia alpiste y agua todos los dias, sin excepcion. Luego de alimentar a los pajaros, se alimentaba el mismo, muy frugalmente, y comenzaba con el mantenimiento del edificio. Revisiones periodicas, arreglos de electricidad y plomeria que le dejaban siempre un mango extra, subirle el diario a la señora del septimo, encargos aqui y alla. Amable con los amables, desagradable con los desagradables, blando con los blandos y duro con los duros. Cuando se aburria simulaba barrer la vereda para charlar con alguien al paso. Cuando no se lo veia por el edificio es que estaba durmiendo en la porteria con la tele zumbando.
Un dia noto un cambio, como siempre notaba cualquier cambio que ocurria en su edificio, en el comportamiento del muchacho que vivia solo en el tercero C. Lo conocia bien, al pibe. Mario le decia pibe pese a que el muchacho del 3C era ya un hombre hecho y derecho, pero, las diferencias de edades, ya se sabe, hay gente que le dice pibe a todo el mundo. Cada tanto charlaban en el palier o se fumaban un pucho en la vereda, al atardecer. Siempre le habia parecido un muchacho simpatico, aunque algo solitario. Trabajaba en el centro, eso creia haberle oido. Empleado administrativo o algo asi. No recibia muchas visitas, no le conocia familia o novia. Bueno, o eso era hasta hace poco. Lo habia notado casi instintivamente, el cambio. Algo en la forma en que lo saludaba al pasar, quizas el cambio sutil pero imposible de dejar de percibir para el ojo avizado de un portero, en la forma de vestir. Habia empezado a usar zapatos de punta y saco, cuando antes se conformaba con mocasines y cualquier campera. Los pantalones y las camisas bien planchadas, un mejor aspecto en general. "Una mina" , habia pensado o quizas habia dicho Mario para si mismo mientras barria los pasillos. Cuando lo vio parado en su puerta, con la peticion de que le cuidara al enorme gato negro porque iba a pasar unos dias en la costa con "alguien", Mario sonrio para si mismo, el instinto nunca le fallaba para esas cosas.
Como le gustaban los animales, acepto quizas demasiado rapido y por demasiado poco a hacerse cargo del gato por esos dias. Penso que un gato adulto, casi viejo, se dedicaria mas que nada a comer y a dormir. Pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba. Porque si bien es cierto que aquel gato comia copiosamente y, de a ratos lo encontraba dormitando en los lugares mas insolitos, como sobre la vieja television CRT o sobre una pila de periodicos, tambien era cierto que se dedicaba a corretear de aqui para alla, derribando furiosamente todo lo que estaba cerca suyo. Era cierto que se colgaba de las cortinas, o que intentaba trepar a lo alto de los estantes. Era cierto que habia comenzado a atacar con saña su viejo sillon de cuero, el cual ya contaba con las marcas imborrables de las garras de la bestezuela. Todavia no habia orinado fuera de la caja de arena, pero Mario intuia - y el instinto, era sabido, no le fallaba en estas cosas - que solo seria cuestion de tiempo. Mientras tanto, el muchacho seguia en la costa - ¿cuantos dias pensaba tomarse? Era cosa seria las vacaciones de los administrativos - aquel gato se habia apoderado por completo de departamento. Era pasmoso lo rapido que se habia habituado al cambio. El peor peligro, sin dudas, eran sus pajaros. Habia tenido que sacarlos al patio interno para protegerlos. Como era verano, el clima lo acompañaba en el movimiento de salvataje. Pero el gato ya los habia localizado y no les perdia pista. Habia encontrado a la bestezuela mirando fijamente la puerta corrediza que lo separaba de las jaulas de los pajaros, que colgaban en lo alto. Habia aceptado al gato mas por los codigos de camaraderia que creia todavia imperaban entre los hombres, pero ahora contaba los dias para el regreso del 3C.
Su rutina como Cerbero del edificio continua hasta que al otro dia por fin el muchacho aparece con un ojo morado, una mina y un chico de unos siete u ocho años. Entran a los tumbos y dando exclamaciones. El chico parece aterrado y la mujer una cualquiera, una advenediza. Al instante advierte la mirada fria y desinteresada de la chica. Su instinto lo advierte: debe cuidarse de ella. Quiere decirselo al muchacho, apartarlo a un lado con cualquier excusa para advertirlo, pero no tiene ocasion. Entran como un vendaval y se encierra en el tercero C. Todo ocurre tan rapido que Mario no tiene tiempo de devolver al gato. Cuando entra, lo encuentra intentando abrir la puerta corredera que da al patio interior, a los pajaros.
No le lleva demasiados dias constatar que tenia razon. La mujer que ahora vive con el hombre es una mala pecora. Maleducada, no saluda cuando se cruzan. Ademas, se niega a recibir al gato. Al hombre casi no lo ve. Sale bien temprano y vuelve bien tarde. Lo ve tan cansado que le da no se que insistir con devolver al gato. A la segunda semana, nota que apenas despues que el hombre sale a trabajar, la mujer sale sospechosamente arreglada para volver solo unas horas antes. Del chico no sabe nada. No lo ha vuelto a ver desde el primer dia. Toma nota de todo para hablar con el muchacho cuando se presente la oportunidad. Pero la oportunidad no se presenta, porque una mañana aparecen dos policias en la puerta del edificio. Muestran las chapas y dan las señas, el nombre y el apellido del muchacho del tercero C. Mario les indica que es tal y cual departamento. Quince minutos mas tarde los policias bajan con el hombre y, detras de ellos, la mujer. El chico va tras la mujer llorando, pero esta cierra la puerta de calle antes de que la alcance. Desde adentro, Mario, el chico y el gato miran como el hombre y la mujer suben al patrullero. Ven arrancar el auto y luego se miran entre si. Mario cae en cuenta de que se va a tener que encargar tambien del chico. Piensa que ya es demasiado.
4
Esta es la historia mil veces contada de un gato que vive en un edificio de departamentos de un tipico barrio porteño. Mas precisamente, en el tercero C. Como es un gato de departamento, no tiene demasiado contacto con el exterior. Esto solo exhacerba su natural curiosidad, tan propia de los felinos. Ha nacido en otro departamento, y ha pasado por varios. Esta acostumbrado a los cambios. Ha tenido siempre el mismo dueño, un humano que le presta la atencion justa y necesario. Es atento pero no empalagoso. El gato valora esta sequedad en el trato. Le permite acercarse y alejarse a voluntad, algo que le encanta. El gato es un animal de costumbres. Le gusta saber donde estan sus cosas. La caja de arena en el balcon. El platito metalico con comida, al lado de la heladera, en la cocina. Los platitos con agua, que son dos, uno a la entrada del balcon (no toma de este porque esta demasiado cerca de la caja de arena, y hasta un gato sabe que donde se come no se caga) y el otro, en la cocina junto al de la comida. Tiene identificado todos los lugares mullidos en donde puede dormir o esconderse. Esta habituado a los horarios del hombre, a estar solo en ciertos periodos y acompañado en otros. Le gusta dormir en la pila de frasadas que hay sobre el ropero. Como a todo gato, le gustan los lugares altos. Tambien duerme en la cama cuando el hombre se lo permite. Su lugar favorito del departamento es el balcon, de donde le llegan diariamente tormentas de informacion: olores, sonidos, colores, sensaciones tactices que puede captar con sus bigotes, como si fueran antenas. Aqui tambien tiene contacto con otros gatos, con los cuales se comunica utilizando el servicio de palomas mensajeras que todos los animales salvo los propios humanos conocen tan bien. Zizzi (asi se llama el gato a si mismo) es bien conocido dentro del circuito. Hay todo un circuito de informacion que las palomas llevan y traen. Zizzi es muy consultado por los demas felinos del edificio y de otros edificios aledaños. Decir en que es consultado o cual es su expertise no me parece necesario. Basta saber con que es un campo en su autoridad. Quizas por esta influencia es que siempre esta al tanto de lo que pasa y de lo que pasara. Como un padrino de la mafia, sus conexiones lo permiten estar bien situado frente a los imprevistos. Quizas es por eso que Zizzi pocas veces pierde su aplomo. No lo pierde cuando nota que su dueño esta en celo y detras de una hembra. Rapidamente hace averiguaciones y otros gatos se lo confirman: es una fulana de cierto bar de mala muerte. Desde esa dia la manda seguir y tambien a su dueño. Asi se entera que el ritual de cortejo, que en los humanos es ridiculamente largo o corto dependiendo el caso, transcurre segun lo normal. Por eso Zizzi tampoco se sorprende cuando su humano lo lleva a la casa del portero y desparece dejandolo alli. Sabe que asi como los gatos se van detras de una hembra por dias o semanas enteras, los humanos tambien suelen tener estos arrebatos. Sabe que lo mejor es dejarlo correr, que su dueño volveria tarde o temprano. Y si no, pues ya se las apañaria el de algun modo. Siempre podia usar la red de informacion para obtener noticias de la costa, aunque seria demasiado costoso, claro esta. Su nuevo hogar temporal le parecio interesante. El espacio era reducido pero cargado de objetos interesantes. Durante la ausencia de su dueño se dedico a explorar, a reconocer el territorio, a memorizar los pormenores de cada recoveco, solo por si acaso. Uno nunca sabe cuando va a necesitar esconderse. Gato precavido vale por dos. Se divierte acechando a los pajaros que, esta seguro, estan detras de una molesta puerta de vidrio que da al patio interior. Sabe que tarde o temprano encontrara como abrirla, o su dueño temporal cometera el descuido de dejarla a abierta, y entonces...
Pero su dueño se demora y Zizzi comienza a pensar seriamente en una mudanza permanente. Despues de todo, este nuevo humano no es mucho peor que el anterior. Parece, aunque con reservas, que se ha ido habituando a el. Ademas, estan los pajaros. Aqui esta mucho mas cerca de la calle, un territorio que le interesa explorar hace mucho. Por eso casi se entristeze cuando escucha y huele a su dueño llegando desde la calle, envuelto en sonidos y olores nuevos. Una es la famosa hembra, la fulana, lo nota al instante. El otro es completamente desconocido. Cuando, al termino de ese dia, realiza que no lo han llevado de vuelta a su lugar habitual, Zizzi decide que se quedara a vivir en la porteria. Utilizando la red de informacion de las palomas se entera que al parecer su humano esta metido en algun lio con la policia. Zizzi no se sorprende cuando, algunos dias mas tarde, ve precisamente a dos humanos uniformados y con cara de pocos amigos llevarse a su ex dueño esposado. Si se soprende, no obstante, cuando mas tarde ve al chico dentro de la porteria, sentado en la mesa, con la mirada perdida frente a un vaso de chocolatada.
5
Esta es la historia mil veces contada de un chico de padre desconocido, cuya madre ha sido arrestada por rescatarlo de las manos de otra pareja de maltratadores que lo habian hecho vivir un infierno desde que tenia memoria.
El chico, que fue testigo de toda la situacion, vio la pelea y el tiro, seguido por el abandono de aquel viejo ebrio que solia golpearlo a menudo por la menor tonteria. No le dio nada de lastima verlo en el piso. Tampoco sintio lastima por la vieja horrenda que lo acompañaba. Era igual o peor que el. El chico habia tenido una vida dificil, marcada por el destrato y la violencia. No era mucho exagerar decir que, hasta ese dia del tiro, no le habia ocurrido una sola cosa buena en su vida. A lo unico que queria en el mundo era a su madre, a la que casi nunca veia. Una rabia se le ha ido acumulando a lo largo de los años, pero el todavia no lo sabe. El dia que lo sepa sera el dia que comience a buscar algo o alguien para descargarla.
El dia que la policia se lleva a su madre y al tipo con el que habia llegado su madre, el chico corre tras ellos pero no llega a salir a tiempo. El portero del edificio se compadece de el y le dice que pase, que ya le prepara algo para tomar. Le dice que se calme, que vaya al baño a lavarse la cara. Le asegura que no sera nada grave, que seguro su mama vuelve en un rato, que debio ser alguna confusion o solo un asunto menor. Pero por el tono de voz el chico sabe que el señor no esta convencido de lo que dice. Y no estando convencido, no lo convence a el. Cuando levanta la vista nota un gato muy negro y muy gordo que lo observa, mas bien se diria que lo juzga, severamente desde lo alto de una pila de periodicos. La rabia le aflora solo por un segundo, como algo frio y viscoso que le trepa por la garganta. Siente unas ganas tremendas de estrangular al gato y a su mirada severa. Por suerte para el gato, este sentimiento solo le dura un segundo. El chico cree que el gato se ha dado cuenta de lo que se le paso por la cabeza, porque no vuelve a verlo.
Su madre regresa unos dias mas tarde y ambos se quedan viviendo en el departamento del señor con el que llegaron al principio. Es un departamento muy lindo, mucho mas lindo que la casucha horrenda donde habia vivido antes. Su madre le da un celular y el chico se pasa los dias durmiendo en la mejor cama en la que ha dormido alguna vez, comiendo la mejor comida que ha probado nunca, y jugando con el celular. Su madre le explica que ha sido liberada gracias a colaborar con la policia, pero que su novio no ha tenido tanta suerte. Le dice lo que el chico instintivamente ya sabe: que ahora van a vivir ahi, y que van a esperar a que el señor que es dueño del departamento vuelva para vivir con ellos. Sonriendo, su madre le dice que quizas tengan que esperar mucho. El chico le devuelve la sonrisa y comienza a ver la vida con otros ojos, como si ahora hubiera algo por delante que lo espera ¿un futuro quizas?
6
Esta es la historia mil veces contada sobre un anonimo borrachin de cafetin del once. Un tipo sin una historia interesante detras, sin una vida interesante en presente y sin ninguna expectativa de futuro. En fin, de un ser anonimo como tantos otros los hay en el mundo. Hace mucho, siglos, ha sufrido un accidente en la mano izquierda, la cual tiene casi completamente paralizada. Cobra por esto una pequeña pension. Tambien recibio una herencia de casi nada, un cuchitril mugroso en Ciudadela, que le alquila a algun otro tan anonimo y miserable como el mismo. Con esto y poco mas se pasa los dias sentado entre las mesas de aquel cafetin. Su mesa es una junto a la ventana. Cada tanto juega a las cartas con otros borrachines. Pero lo que mas hace es vaciar vasos de moscato o toro viejo mientras mira pasar las nubes por sobre las copas de los arboles.
Un dia una mujer entra al cafetin y se convierte en su ultima esperanza. Como no tiene la energia suficiente para enamorarse de ella, solamente se obsesiona. Espera cada dia para verla llegar. Pronto aprende la rutina de la chica y adecua la suya para estar siempre presente. Desde su mesita la ve entrar y sentarse en la barra. La ve prender un cigarrillo, la ver pedir una cerveza. No ha tenido nunca amores, no tiene tiento para acercarse a las mujeres. Siempre ha sido un observador. Aun asi le molesta ver como coquetea con otros, como seduce a este o aquel, como se va con uno u otro para no volver hasta el otro dia. Aun asi, decide que es la mujer mas hermosa que ha visto en su vida y esto, como es obvio, solo empeora el asunto. Intenta acercarse en varias ocasiones, sin exito. Una vez le pide fuego y otra se lo da. Un dia por fin se decide y la invita a una cerveza. La llave magica que parece funcionarle a otros es totalmente inutil para el. Ella acepta el trago y le da charla un rato, pero luego aparece otro y cuenta un chiste y antes de que se de cuenta ella esta sentada en su mesa. Ni siquiera se despide de el, ni siquiera un gesto con la cabeza o con la mano. Nada. Vuelve derrotado a su mesa. Tras eso, intenta o al menos imagina nuevos intentos en donde ella siempre lo rechaza. Su vida es eso, ese hastio interminable de fantasias nunca concretadas. Un dia ella desaparece con un tipo como tantas otras veces. Pero esta vez es diferente. Este tipo es mas regular, mas dedicado, mas pudiente que los habitues del bar. Ella comienza a irse con el todos los dias. Rien y son felices. El envidia hasta lo indecible a la pareja. Un dia ella no vuelve. Escucha que se ha juntado definitivamente con aquel sujeto. Que se han ido de viaje. Su vida vuelve a ser el hastio interminable que era antes. Volvio a saber de ella leyendo la seccion de policiales. Se entero de que tenia un hijo, de que el sujeto que se la habia robado trabajaba en contabilidad, en la bolsa o en algo por el estilo, que habian matado a un tipo en una villa, y que ahora ambos estaban presos. Se armo de valor e intento ir a visitarla, pero le dijieron con cara de pocos amigos que quien era el y que tenian que preguntarle a la detenida si queria recibirlo. Volvio a ir al otro dia y al otro, y siguio yendo incluso cuando le dijieron que no querian recibirlo. Dejo de ir cuando lo amenazaron con detenerlo a el si seguia jodiendo.
* Profundamente inspirado, o mas bien sencillamente robado a "Novelas", de Paul Fournel, (Antologias del Oulipo, Gallimard, 2009)
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