30 mar 2015

Las cosas que vuelven

Kilometros de estepa, eso era todo. Aqui y alla y en cualquier direccion, las mismas plantitas, las mismas sombras y, sobre todo, el mismo sol, estrella omniabarcante. Y aqui abajo Asterion. Asterion y el laberinto sin paredes y practicamente infinito del desierto.
Moverse era casi inutil. Trato de imaginarme lo que seria esto sin la ruta, sin esta linea delgada de asfalto que le otorga a esta nada los tan tranquilizadores puntos cardinales. La ruta da un atras, un adealnte, una izquierda y una derecha. Se va y se viene. El movimiento cobraba sentido si se pensaba en la ruta, pero era dificil. Era dificil pensar. La nada no invita tanto a la reflexion como a la simple contemplacion, para no decir directamente a la vagancia, a rascarse un huevo o a hecharse sobre la facha la visera de la gorra. Ser del campo, que le dicen.
Claro que en mi caso era mas bien como una actuacion o como una mascara. Un rol. Claro que eso era para el resto simple movimiento, era como tomarse el subte o el sesenta de Tigre a Retiro. La inmovilidad y lo laberintico del desierto, la sensacion de Limbo era algo solo mio. Las nociones de normalidad son subjetivas, ect.
De todo esto habiamos hablado unos kilometros antes, a la vera de la autopista, en una de esas charlas que se tienen mas por la mecanica de la interaccion forzada que por un interes real. Ahora ibamos sobre la caja de una F-150, el sol nos daba de lleno y no teniamos ganas de hablar.
El tiempo era realmente lineal. Se habia desenrollado como un ovillo, se habia extendido sobre la ruta. Cada paso era realmente un paso y no un retornar. Ibamos, por fin ibamos. Eramos nosotros los que iban, no las cosas las que venian. Sentir que las cosas vienen es horrible. Uno va caminando por las calles pero en realidad no camina para nada, sino que las calles son las que vienen. Vienen como en una linea de produccion. Aqui Corrientes, luego Callao, luego Cordoba, Ahora 9 de Julio. Uno esta en realidad siempre parado, y las cosas se le vienen encima: Las tostadas, las escaleras, los dias, las bocinas de los autos. Todo viene, y no es tanto que uno camine por una enorme banda de produccion, por una enorme fabrica, sino que es mas bien uno el que es una banda de produccion por donde las cosas pasan. La banda es, como bien se sabe, circular, y entonces las cosas pasan por el tiempo ciclico, por el eterno retorno de lo banal. Uno siente muy vagamente que no se mueve aunque se mueva, o siente que aunque se mueva hay algo en uno que no se mueve, que permanece intacto, congelado, y por el que el resto de las cosas pasa como un hilo por el ojo de la aguja.
En Buenos Aires el mundo lo atraviesa a uno, pasa por uno como el tren por el tunel. La voluntad, la sensacion de hacer historia, es nula, inexistente, desconocida. La historia no existe, las cosas vuelven, las decisiones son laxas, insignificantes, nulas. En efecto, ¿que podria hacer uno que interrumpiese ese ferreo flujo de las cosas que vuelven, de los colectivos que pasan, del reloj que gira, de la gente que espera, de las cuentas que siguen llegando, de los dias que se succeden con nombre y apellido, de las fechas patrias y fechas fachas que nos condenan con sus nombres y canciones, al tedio? ¿Acaso aqui o alla, izquiera o derecha, esta o la otra, no son meros veletazos de la voluntad dentro de la rueda?
Vivir tenia que ser otra cosa. Vivir tenia que ser ejercer. Si, Ejercer, con E Mayuscula para ser preciso. Y Aca, como por arte de magia, la rueda ya no esta. Uno sale de la rueda, salta la pared, deja de oir la cancioncita del carrousel, y entonces oh sorpresa ya no me importa tampoco la sortija ni los muchos premios que no son otra cosa que sortijas. ¿como podria importarte la sortija si estas viajando sobre la caja de una F100, atravesando el desierto? ¿Que otra cosa queda por hacer que cruzar los brazos por atras de la cabeza y mirar al cielo azul? Aca el tiempo vuelve a ser una linea. Aca un paso es realmente un paso. Un paso al frente te lleva al frente, un paso atras te lleva realmente atras. Aunque claro esta, hace mucho comprendimos que la vana diferencia entre atras y adelante, es aqui como la diferencia de arriba y abajo en el espacio. Como el tiempo es lineal, atras es otro adelante. Temporalmente, no hay verdadero retroceso. Cada paso es avanzar hacia algun sitio.
Cada accion tiene entonces algo de definitiva concreción. Cada paso es un paso, un paso verdadero. El pie realmente avanza, aplasta el suelo, las pequeñas rocas y la tierra, o el asfalto. El tiempo realmente transcurre como algo libre, como algo que pasa, un pajaro volando, algo que se acaba. El dia transcurre en su unicidad, se agota, se quema a si mismo. El sol realmente se mueve, las sombras tienen su sentido, la temperatura del viento tiene su sentido, las palabras y las cosas, los silencios y hasta las ausencias desfilan bajo un tiempo diferente. Se siente la finitud, ende se siente la vida. Aqui afuera uno se siente vivir porque va hacia las cosas, porque aqui las cosas y las gentes ya no vuelven, ya no se nos echan encima en organizado calendario.
El sentido de la historia solo se recupera fuera de toda culturizacion libresca, fuera de todos los lugares del observador. Para vivir en la historia hay que ser un inconciente de esa otra historia, que quiere ser entendida y contemplada segun la optica de aquellos que tampoco la vivian.