7 jul 2017

Severino

Te veo caminar por las calles
la cabeza mirando al frente
en los ojos un fuego frio
llevas la vida y la muerte
en una valija

Te veo llegando al banco
todo ya esta en llamas
el pasado y el futuro
todo la ya estallo, estallara
solo que no lo sabe

Te veo entrar al hall
donde buitres y dragones
preparan el festín que viene
cocinan y sazonan
el cuerpo y el alma de millones

millones que irán al trabajo
del trabajo a su casa
de su casa al trabajo
y de ahí a una caja de madera,
y luego nada
luego eternamente nada.
pero aun no lo saben.

Te sentas en un banco
en la sala de espera
del gran hall de Citibank
apoyas la valija en el suelo
y el tiempo comienza a correr

Para completar la pantomima
tenes que quedarte un rato
al menos un minuto
no podes salir disparado
si lo haces, se darían cuenta

y alguien podría decirte
"señor espere, se  olvida su portafolio"
asi que te quedas sentado
y empujas con el taco, con el talón del zapato
la valija bien adentro, bien abajo del asiento

¿quien osaría, quien podría imaginar
 que luminosas u oscuras premoniciones
 pasaron en ese minuto
 por el fuego de tu cabeza?

 Ese minuto fue la eternidad
 Ese minuto fue toda una vida
 una vida completa y cerrada
 una vida y también una muerte

Luego, un minuto o mil años después
te habrás levantado y habrás salido
como un autómata, con una mano en el ala
del sombrero, con paso displicente
por la puerta de Bartolome Mitre

Y mientras caminabas
una dos o tres cuadras después
justo cuando te distrajo un niño
una flor una paloma el ruido del viento
o la imagen de tu amada América

fue que escuchaste el terrible
(terrible pero justiciero)
sonido de la explosión
que demolía paredes
vidas billetes intereses
pronto comenzarían
a sonar las sirenas

Cajas Chinas

"¡Oh brillante princesa! ¿por qué dejar esa ventana abierta a la noche?" 

Edgar Allan Poe


Te siento respirar
lejos de tu lugar
hoy tuve un sueño con vos
que locos eramos los dos
en los buenos tiempos

Charly Garcia



- Que raro vos conectada a esta hora - dijo Sebastian.
- ¿que tiene de raro? - dijo ella.
- Que generalmente, la gente a esta hora duerme - le respondio Sebastian.
- ¿y quien te dice que yo no duermo? - tecleo ella, misteriosa e innacesible.
- La unica forma es que seas una bloggera sonambula - le respondio, Ironico.
- Soy una viajera insomne - disparo ella oracularmente. - ¿y vos?
- ¿y yo que? - pregunto Sebastian.
- Generalmente a a esta hora la gente duerme - devolvio ella.
- ¿y quien te dice que yo soy gente? - le dijo Sebastian, sonriendo desde la oscuridad, apoyando la barbilla en una mano. Bien podia escribir con una mano.
- ¿y que sos entonces? - le pregunto ella, escribiendo con las dos manos.
- Soy la sombra del viajero - dijo Sebastian, y del otro lado ella sonrio.
- Soy el sueño que sueña el sueño de alguien - dijo Sebastian, y ella carcajeo en la oscuridad, rompiendo un silencio de relojes que hacian tictactictactictac.
- Soy un personaje de la bloggera insomne - dijo Sebastian, por tercera vez. Ella dejo de sonreir y al tiempo que alargaba los largos y palidos dedos hacia la taza de cafe, dio unos reflexivos golpeteos sobre la mesa con los dedos de la otra mano.
- Es muy posible que lo seas - le confeso.
- Si es asi, deberias saber como me llamo - la desafio Sebastian.
- Tu verdadero nombre es Kubla Khan - arriesgo ella.
- Solo existes en el sueño del conejo - volvio a arriesgar ella.
- Tu numero es 1797 - sentencio ella, por vez tercera.
- Arriesgasteis demasiado - dijo Kubla Khan. Y luego dijo: Yo conozco tu nombre: Christabell.
Ella inicio el gesto, casi automatico, de pasarse la mano por el pelo. Guardo silencio.
- Tu apodo es "la durmiente" - le escribio Kubla Khan. Y espero.
En la oscuridad de su cuarto, Christabell cambio su pelo de negro a rubio, luego a plateado, luego a gris ceniza, luego nuevamente a negro. Tarareo una cancioncita, como meditando la proxima movida del juego. Entonces escribio.
- ¿mi numero? - dijo.
- 1831 - respondio Kubla Khan. Pero lo dijo de este modo:


1
8
3
1
- ¿no te parece que mi apodo es una ridiculez? - le pregunto ella.
- Completamente ridiculo para un vampiro - dijo el, puesto que los vampiros jamas duermen. Al pensar en la palabra "vampiro", Kubla Khan se llevo instintivamente la mano a su dorada Cimitarra. Las estrellas brillaban sobre el plateado cielo de Xanadu, que era el centro del mundo. Pero en algun sitio del basto universo, la bloggera insomne, el vampiro Christabell, existia de un modo amenazante.
- Solamente quiero sentarme en mi sillon y sufrir los problemas ajenos - Dijo entonces ella - No quiero involucrarme.
- Una vez que se pulsa el boton de "Start", el motor se pone en marcha y los atomos giran, de una vez y para siempre - se lamento Kubla Khan.
- Entonces se pierde el inicio, el momento de inicio y hasta el boton de "Start" - completo Christabell.
- Y despues no se puede dormir... -se lamento Christabell- Pero vos, ¿por que no dormis?
- No duermo porque estoy demasiado cansado, cansado hasta de mis sueños - respondio Kubla Khan.
- Me gustaria dejar de ser - dijo entonces Christabell. Y luego se sorprendio de haberlo dicho. Hacia mucho frio en el castillo. El viento gelido se colaba por las derruidas paredes de la torre. Lo unico bueno de esa torre era la excelente cobertura de señal.
La declaracion provoco sorpresa y estupor en el incredulo Kubla Khan, que medito un rato antes de volver a escribirle.
- Toda cosa que cambia deja de ser lo que era antes - dijo Kubla Khan, con obvia intencion de ayudarla.
- Ya se - comprendio ella - Invirtamos los papeles entonces: yo soy una creacion de la sombra del viajero.
- Lucia Febrero - dijo Kubla Khan.
- La novia olvidada - suspiro Lucia, perdiendose entre contemplaciones celestes.
- el compas cosmico, la plomada universal, el gran metro - recito un emocionado Kubla Khan.
- Mi cara es el orden geometrico de la creacion. - Dijo Lucia
- Mi cuerpo es el anhelo de absoluto - volvio a decir Lucia.
- Mi belleza es la cara sensible del ser - Dijo nuevamente Lucia, y sintio clavar un clavo bien remachado.
- El sentido de tu vida es purgar a la creacion de la anticreacion - continuo Kubla Khan.
- Recuperar el equilibrio, mueran los Peronistas, Mueran los Radicales - Exclamo Lucia.
- ¡Mueran todos! - Bramo Kubla Khan, y desenvainando la Cimitarra, dio un par de sablazos al aire.
- Soy increible para los ciegos y evidente para los hijos de la luz - dijo Lucia.
- Reconstruir las bases de la sociedad dinamitando las casas de los ricos - continuaba un euforico Kubla Khan.
- En algun mundo, en alguna ciudad, en algun barrio, en alguna calle, tras alguna puerta, en algun cuartito, esta la verdad - precognizo Lucia.
- La superioridad moral del guerrillero se encarna en lo certero de sus balaceras - rabiaba Kubla Khan, poseido por las Erineas.
- Solo los elegidos llegan al final del sagrado alambique - dijo Lucia.
El guerrillero urbano difiere radicalmente de los delincuentes. El delincuente se beneficia personalmente de sus acciones y ataca indiscriminadamente a los explotados y a los explotadores - dijo el.
- El amor es una bandada de palomas - dijo Lucia, resplandeciente como una salamandra.
- El revolucionario es un enemigo implacable de este mundo. Si continua viviendo, es para destruirlo. - dijo Verjovenski
- La voluntad es un fiero Leon - dijo Lucia.
- Su meta es una sola: la destruccion segura de este sistema asqueroso - dijo Verjovenski
- La eternidad es asomar la cabeza por encima del alambrado - Dijo Lucia, guiñandole un ojo a Verjovenski. Ahora estaban en un tunel y como frente a frente. Verjovenski podia ver a la chica pelirroja en el centro de una habitacion que era el centro de un laberinto, y Lucia podia ver las pupilas negras y delirantes de un estudiante en una mugrosa buhardilla de Moscu.
- Todo lo que obstruye la revolucion es criminal - dijo el, y se levanto de su silla.
- No es posible ni la creacion ni la destruccion, el cambio oculta la verdadera permanencia de los elementos - le retruco ella, casi dormida.
Verjovenski iba a dar un segundo paso al frente cuando una repentina baja en el servicio de internet por cable coaxil lo expulso violentamente del tunel en donde compartia espacio y tiempo con Lucia, la bloggera insomne. 
Algo desilusionado, Sebastian se incorporo en su silla. El te ya estaba frio. El sol, palido y como haciendo esfuerzo, le llegaba desde la ventana desde un cielo nublado. Sebastian suspiro y espero: la conexion regresaria de un momento a otro.

5 jul 2017

Instantanea de un Miercoles o un Jueves en Coroico

El sol se reflejaba en el agua. La superficie, espejo cristalino, reicibia la luz dibujando con parsimonia extrañas formas. Cosas como globos o telarañas, o mas bien redes. Flotaban en su superficie y también debajo.
El cielo era de un celeste palido, blancuzco, y daba la impresión de estar terriblemente cerca. Al alcanze de una pedrada. No habia mas sonido que el del viento, muy escazo, y que el de la musica de fondo, que variaba entre salsa y merengue.
En el fondo, asomando por detras y por arriba del muro rojo que, cual si fuese el Eden, cercaba el complejo, se veia la selva. La selva o al menos una arboleda furiosa y verde que era su comienzo, que al menos era el monte. De entre la marejada de verde, sobresalían tres o cuatro palmeras antediluvianas, que completaban el extraño paisaje.
Si levantaba un poco la vista del agua, veia un espectaculo bastante menos interesante: mis pies. Esas cosas largas y llenas de tendones, que pasan por normales pero que se le antojarian horribles a un conejo o a un arbol. Mis pies: En apariencia, completamente normales. El izquierdo, con una cicatriz entre el dedo mas chico y el que lo sigue y habilidad nula para el manejo de una numero 5. El derecho, con una uña renacida hace poco. No hay mucho para decir de mis pies. De mis piernas creo que tampoco. Tengo las pantorrillas algo flojas, pero dentro de todo se mantienen. Las rodilllas tienen, pobrecitas, restos del mapa que supieron ser en mi niñez (todo chico que se precie un poco a si mismo tiene un mapa en cada rodilla). De las rodillas para arriba, la cosa mejora un poco. Mis casi dos años de basquet en Platense me habian dejado unos cuadrices y unos biceps medianamente formados, que de todos modos eran algo asi como la sombra de la idea platonica de Bicep o Cuadricep que siempre vemos en los Atlas del cuerpo humano.
Forzando un poco la vista y sin mover la cabeza, podia ver el comienzo de mis bermudas, que a falta de unas verdaderas bermudas, de digamos unas bermudas pura cepa, eran en realidad unos short blancos de futbol.
Si me decidia a mirar a mi derecha, lo primero que saltaba a la vista era mi brazo, flaco y nudoso, poderosamente bronceado, como casi toda la parte de mi cuerpo de la cintura para arriba. Se me estaba dando bien imitar el color de los locales. A eso contribuian mi oscuridad natural y mi completo desden por los bloqueadores solares y demas cremas que considero indignas de un descendiente (si bien uno lejano) de los valerosos griegos Jonicos. Esas cremas y lociones se las dejo al maricon postmoderno. Mi brazo derecho: sin señar particulares. Una pulsera de hilo de cera en la muñeca, dos anillos en la mano, uno de acero y uno de dudosa alpaca.
Si, en cambio, me decidia a mirar a mi izquierda, mi linea de vision pasaba por alto la obviedad de mi otro brazo para ocuparse de los ojos cerrados de Nadine.
Estabamos como en alguna postal dominicana o Cubana. Sentados y casi acostados en unas largos camastros de madera, que en filas de cinco se agrupaban a lo largo de la piscina.
El mundo giraba sobre nosotros, y nosotros girabamos sobre el mundo. El mundo giraba porque asi lo requeria la naturaleza de las cosas, y nosotros girabamos mitad porque habiamos hecho cincuenta kilometros de bicicleta en plena montaña, y mitad porque despues de haberlos hecho habiamos estado nadando y tomando cervezas sin parar, una atras de otra.
Habiamos vuelto al modelo geocentrico. El cuerpo era una piedra y el resto del universo giraba a nuestro alrededor, del mismo modo que giran los serafines, querubines y potencias alrededor del trono de dios. Aqui y ahora el trono era una piscina en un complejito en el borde de la selva de Coroico, y dios eramos Nadine y yo; Y tambien las dos botellas de paceña que todavia sobrevivian.
Ahora mismo, o mas tarde, me iba a demorar en el resto de Nadine. Iba o voy a pasar de sus ojos cerrados a su pelo muy rubio y todavia mojado, de sus parpados llenos de sol a la expresion desafiante a la vez que relajada de su boca. De su bañador negro de dos minusculas piezas a su cintura o a sus largas piernas de amazona. Pero todavia no. Aun quiero quedarme un rato mas en esta sensacion, sintiendo girar el mundo, experimentando como todos los ruidos, pensamientos, dias pasados y futuros se alejan y se diluyen, dejando solamente este presente; Este presente que ni siquiera es presente, que es apenas un momento o ni siquiera eso: un atomo, una particula de existencia. Ahora, en este infimo instante en el que se detiene el tiempo, soy como Zarathustra durmiendo bajo el arbol. Lo estoy soñando a Zarathustra mismo, asi como el gran Kahn lo soñaba a Marco Polo. Y quien sabe, quien sabe con certeza si Zarathustra no habra soñado, bajo su arbol, con un Agentino que tomaba cerveza en Coroico con una Brasilera.

En algun momento, tal vez mañana, tal vez dentro de un año, pero seguramente en el segundo siguiente o en el proximo, todo volvera a comenzar. Alguien se tirara a la pileta y su estallido me sacara de esto. Alguien pedira mas cerveza. Los alemanes nos invitaran a un estupido concurso de algo, y seguramente diremos que no. O tal vez Nadine abrira los ojos y dira cualquier cosa, y yo por supuesto pretendere escuchar lo que me dice y claro que respondere lo que sea que me encamine a seguirle el juego.

Pero aun no, todavia no. Aun quiero quedarme un poco mas en esta sensacion. Quiero sentir un tiempo mas el tecleo de la maquina, el calor de la estufa y la placida sensacion de las pantuflas en los pies. Quiero atisbar el piso de madera, demorarme aun un poco en la demente carrera mistica de los fraseos de John Coltrane, mientras escribo imaginando la piscina y el sol sobre Nadine; y al mismo tiempo alargo mi brazo para servirme un poco mas de Paceña, diciendole a Nadine que su español es una maravilla, mientras me imagino a mi mismo escribiendolo, siempre escribiendolo todo.