9 nov 2016

Ahora es un agujero, un hueco en el cielo, una masa de vacio flotando entre las determinaciones, entre las lineas, entre aristas. Es como el espacio que hay entre la sombra de las cosas, ese pasaje que se abre fugazmente, momento de lucidez entre el silencio y el comienzo del sonido, entre la palabra y la inteleccion de la palabra, la sensacion de que detras de esa puerta no se haya lo que esta detras de esa puerta, sino otra cosa, otra cosa que no esta al otro lado de la puerta, que cuando abro la puerta desaparece para dejarle lugar a un pasillo de baldosas o a un jardin o a una cama, pero nunca a eso que esta siempre detras de la puerta cerrada, o tal vez no precisamente detras sino como mas alla de ella, meramente significado por ella, pero que tambien esta en cualquier llave, y mucho mas en una llave de la que se desconoce origen y procedencia, de una llave que podria abrir cualquier cosa.
¿donde mas, donde mas esta? En las visiones fugaces, por ejemplo. En los reflejos del sol vespertino en las hojas de una planta muy verde, o en los parpadeos que anidan en el rabillo del ojo, o en la vision de una persona que aparece y desaparece, de una vez y para siempre, de nuestro campo visual cuando estamos mirando por la ventanilla de un tren.
Ahora se refugia asi, en esas cosas, en ciertos sueños, en ciertas noches calurosas pero de viento, es cierta sensacion de esfericidad celeste, en los rumores del viento terroso de una carretera, en los ojos o en la boca de alguna desconocida, en lo terrorifico de la bocina ultratumba de los trenes a gasoil.
Agujeros, portales, aberturas que emanan como signos de interrogacion.
Antes en cambio era como un rio, como un devenir temporal, como un sutilisimo fuego o eter que se expandia por el aire; Y la materia, el tiempo, la memoria, el cuadrado y el calculo eran lo otro, eran como un punto localizado en un lugar muy lejano, indefinible, increible, practicamente inexistente.
Entonces era lo mas facil entrar y salir de un cuento a otro, o mas bien no salir nunca del gran cuento que era la vida, pero si pasar de capitulo a capitulo, de tomo a tomo, de la biblioteca de Babel al Finis Africae.
¿Que era la pared, que era el mar? Cosas que uno atravesaba como en un tunel de vacio.
¿que era la calle, que era la noche, que era la soledad, que era el silencio, que era la lluvia?
¿que era yo, que eras vos, que era de todos esos seres que ahora son simplemente gente, numeros en una agenda, profesiones determinadas hacia una coordenada de la diana, en marcha cartesiana hacia metas todas muy respetables y muy definidas?
Ahora esta en extincion, o acaso sea que yo he pasado por el punto para el otro lado, y ahora lo que era punto es el agujero.
Todo esto puede parecer puro desvario, pero nadie puede salir impune si se dedica, con honestidad y objetividad, a medir el peso ontologico de una tarde de domingo antes y ahora.