19 ago 2021

Carrera nocturna

 Corro en la noche. Es lo primero que pienso. Luego, la completa oscuridad casi se traga ese pensamiento. Luego otro pensamiento me asalta, muy parecido al anterior. Tengo que correr. No se por que, no se por cuanto tiempo y tampoco tengo idea donde. Por ahora, hacia adelante. Entre los arboles que solamente veo cuando ya casi es demasiado tarde. Esquivo ramas o las atravieso con mi cuerpo, con los brazos, con los hombros, con la cara. Estoy cubierta de rasguños pero corro. Corro porque tengo que correr. Es una idea que esta en lo profundo de mi mente. Detras de lo que soy yo misma, detras de esta que piensa que tiene que correr, esta la idea misma como una piedra en el zapato. No puedo zafarme de ella casi como no puedo zafarme de los cortantes abrazos de los arboles.

Abrazos. ¿zapatos? Creo que llevo zapatos, no lo se. Los pies no me duelen en demasia mientras corro y corro y corro y dado que estoy en algo como un bosque, o al menos una extensa arboleda, supongo que si fuera descalza los pies deberian dolerme casi tanto como los brazos y los muslos, como la cara - que intento proteger con uno de los brazos - o como la espalda. 

No entiendo por que corro, no recuerdo como termine aqui corriendo. Solo tengo esta alarma y este miedo, este panico que me saca casi fuera de mi misma. Y entonces es como si me viera correr delante de mi misma. Persigo un fantasma o eso creo. Una silueta desnuda. Con piernas, muy parecidas a las mias. Con brazos, tan rasguñados como estos. Con un tronco, obvio, que une las unas con los otros. Y con una cabeza pero no una cara, sino solamente y naturalmente una nuca, una nuca con pelo negro y largo que no es como el mio.

¿o si lo es? No puedo recordar el color de mi cabello. No tengo tiempo para comprobarlo. Tampoco puedo comprobar si mis dedos tienen 5 manos. No siento muy bien los dedos de las manos. Tampoco de los pies. ¿sera el miedo? Tengo la sospecha de que algo no esta bien. Pienso esto mientras salto a toda velocidad un arroyuelo que casi ha sido mi fin. Pero las piernas reaccionan como si no fueran mias y casi sin darme cuenta ya estoy del otro lado, corriendo nuevamente.

Creo que puedo confiar en mi cuerpo. Dejarlo correr libremente. Que vuele, que se parta contra las fragiles ramas. Es como si fuera solo. Mi conciencia, que duda y tiene miedo y que obedece a la otra, que le dice que corra, tiene cierto grado de autonomia. Me asalta la duda de quien soy o de que edad tengo. No lo se. Claramente no soy una niña, ni tampoco una anciana. Sospecho que tengo cierta altura. No puedo darme el lujo de bajar los ojos para ver mis piernas. Me siento ligera. Sospecho que ante un espejo me veria desgarbada. No lo se. 

El panico aumenta porque me noto cansada. Es una advertencia de la otra. No lo siento en el cuerpo. Sin duda que he tomado algo. Alguna droga. No lo se. La he tomado o me la han dado. Eso explicaria la niebla que cubre mi memoria. La otra no responde o no quiere responder. Solamente tiene esa orden: correr. Y siento que debo obedecerla. Siento que si me detengo me abrazara algo peor que los arboles. 

¿Escucho perseguidores? Mis sentidos se han despertado un poco. No estoy desnuda, me he dado cuenta al sentir un vago cosquilleo sobre los muslos y en las costillas. Llevo encima algo, pero no es mucho. Es ligero, siento el viento cuando sopla. Aumento la velocidad. Mi carrera es ahora abierta y limpia. Los arboles no pueden tocarme. No puedo entenderlo, no puedo explicarlo. De repente me siento euforica, casi feliz. Vuelo en zigzag entre las ramas sin tocar siquiera una. Siento que mi velocidad sigue aumentando. Los musculos como piedras, los tendones duros como varas de acero. De repente todo mi cuerpo es un arma.

Hay otros. Es indudable que hay otros. Me persiguen o huyen, no lo se. Pero escucho que tambien corren. No tan rapido, no tan fuerte como yo. Algunos estan detras, los oigo. Otros a los lados. No pueden alcanzarme. Tampoco les conviene. Los destrozaria al instante. El miedo oscila casi a la par con la euforia. La euforia es el miedo, el miedo es la euforia o son lo mismo. Electricidad que me llena hasta la punta de los cabellos. Me encantaria verme ahora, pero no puedo. Miro al cielo solo por un instante y veo la luna. Nos estamos acercando.

¿Acercando? ¿dije acaso acercando? ¿a donde? No lo se, pero siento que el circulo se estrecha. Todos estamos mas cerca. Las distancias se acortan. No veo todavia a ningun corredor. Pero los oigo. Oigo las ramas quebradas por los huesos y los musculos. ¿hace frio, hace calor? Siento que estoy sudando o mas bien lo imagino. No puedo sentir nada mas. Ni mi cara, ni mis labios, ni las yemas de mis dedos. Es como si estuviese envuelta en algo. No algodon. No seda. Sino mas bien puas, una fina lamina de cobre, quien sabe. 

La oscuridad es absoluta. Y sin embargo pronto saldra el sol. Pronto cuando, pronto donde, pronto por que. No lo se, ella me lo ha dicho. Los palidos fantasmas se acercan poco a poco. Desde hace rato veo uno delante mio. Es como si fuera una proyeccion mia. Vira a la derecha cuando yo viro a la derecha. Vira a la izquierda cuando viro a la izquierda. Acelera cuando acelero y se vuelve mas lenta cuando yo lo hago. Es sorprendente como se anticipa a mis movimientos con tanta armonia. 

Vamos en zigzag. He decidido que quiero alcanzarla. Alguien, quizas la otra, lanza un grito horrendo. Es curioso, la voz se parece a la mia. Esta casi irreconocible. Si esa voz fuera la mia seria espantoso, seria prueba de que me ha ocurrido algo horrendo, irreversible. Esa voz que es y no es la mia no suena a voz humana. La otra me dice que corra y que no piense.

Tiene razon, que me importa a mi la voz. Si es mia, que lo sea y, si no lo es, una razon mas para correr. Alcanzare al fantasma, a la tercera, sea como sea. Aunque me rompa las piernas, aunque los hombros queden despellejados, aunque me quedase ciega ahora misma, da igual. La otra dentro mio seguiria obligandome a correr hasta darle alcance al fantasma. Debo darle alcance. Solo asi terminara todo esto.

He descubierto algo asombroso. No es el fantasma quien me imita. Soy yo quien sigo sus movimientos. Con una precision demoniaca. Se cuando va a intentar perderme girando bruscamente a la izquierda y corrijo mi marcha. Me doy cuenta cuando aumenta su velocidad y acelero para no perderle el paso. Acelero de hecho todo el tiempo. Reduzco y reduzco la distancia. Ya casi puedo verle la espalda con detalle. Estoy a tres, a dos, a un brazo de distancia. Ella corre y salta. Emite gritos horrendos que yo respondo con alaridos no menos enloquecedoras. Gritamos y gritamos. Al unisono. Practicamente no hay diferencia entre nosotras, quizas mas que el color de nuestros cabellos. Su pelo es negro, liso, completamente arruinado por la carrera que nos consume. Creo que ya lo sabe. Sabe que no conseguira escapar. Me he olvidado del mundo que me rodea. No me preocupa el detras mio. No hay nada detras mio. El mundo se destruye, se incendia cuando lo recorro. La otra ha crecido sin parar dentro mio, tanto que ahora mismo sospecho si soy yo la que habla o es ella. Casi con seguridad es ella.

Estoy casi sobre el fantasma. Si extendiera los brazos podría atraparla. Pero temo perder velocidad si hago el intento. Siento su respiración. Esta al limite. Ya no grita y no tampoco. Cada átomo de aire que entra al cuerpo se consume con el fuego que llevamos dentro. Yo, ella y la fantasma somos el mismo fuego. Jugamos el mismo juego, bailamos el mismo baile. Un baile en el que yo ya sobro. Ahora son solo ellas dos. La otra y la fantasma. La otra se ha quedado por completo con mi cuerpo. Yo observo desde algun sitio. Ahora puedo verme... puedo verla... con un poco mas de claridad. ¿será que clarea el alba? Mis muslos y mis brazos son hermosos. Ya estoy casi encima de la fantasma. Ambos estamos aterradas. Nuestro terror es casi identico, pero no es el mismo. Aunque... no, no es exactamente el mismo. Hay una diferencia. Ambas corren, pero una persigue, si. La otra. Y la otra, el fantasma, es perseguida. Ahora lo comprendo. Pero claro, ahora que la atrapado puedo verlo. Entra el dia por entre la floresta. La luz es rara. Tenue. Una luz oscura. No es un fantasma. Es de carne y hueso, como yo. Como la otra. Aunque la otra... no puedo asegurar que sea humana... ya ha dejado de ser mujer. Se ha transfigurado. Es ahora otra cosa. Una llama. Algo peor que los temidos abrazos de los arboles. Una fiera o una furia. Ya cae sobre la otra, que grita en vano. No le quedan fuerzas. No puede escapar. Esta escena se repite en los alrededores. Aquello, el fuego o lo que sea, nos ha poseido. A muchas de nosotras. Era de ello que corriamos pero a algunas nos ha dado caza. A mi me ha dado caza. Como una mala idea o una enfermedad, no me he dado cuenta exactamente de cuando. ¿habra sido al saltar el arroyo? ¿habra sido al perder el miedo?

La fantasma, de carne y hueso, se retuerce en el suelo, intenta escapar. Esta asustada como un ciervo, pero su cara esta mas alla de toda descripcion. Pero es en vano. La tiene bien sujeta por las muñecas, con las rodillas sobre la espalda. Ahora le presiona la cara contra el duro suelo. Es increible la fuerza que tiene, que tengo. No me cuesta, no le cuesta nada mantenerla asi, contra el suelo. Y como por arte de magia, salido de ningun lado, ahora resulta que en la mano tiene o tengo una daga. Una daga que sube y baja. Entra y sale varias veces del cuello de la fantasma de carne, que va camino a ser un verdadero espectro. Primero en el cuello pero luego ya en los hombros, en la espalda, en la cara; todo intento de defensa es ciego, torpe, inutil, descordinado. Los intentos cesan bien pronto. Las cuchilladas siguen todavia un buen tiempo, y luego ya no hace falta. La daga desaparece o es arrojada a un lado. Ahora solo las manos y las piernas. Y los dientes. Hay que desgarrarlo, quebrarlo, partirlo, descomponerlo todo. Hay que consumirlo. Consumirlo todo antes que el fuego me consuma. Me dejo ir, vuelvo los ojos hacia otro lado mientras aquello se funde en un paroxismo de rojo absoluto. Luego todo estalla y suena musica ensordecedora. ¿Es la locura rebotando contra su limite? Pierdo la nocion del tiempo o bien el tiempo cesa.

He despertado. Poco a poco, poco a poco. Yazco. ¿Deberia incorporarme? Siento que empiezo a controlar la situacion, o mas bien que podria hacerlo. Lo otro ya ha cumplido su proposito, sea el que fuera. Ha desaparecido. Dejo un hueco que se supone debo llenar. Recibo el llamado, pero por primera vez, ya sin nada que temer, decido no obedecer. La luz me quema los ojos, una mano que sospecho mia la bloquea con el dorso. Finalmente ha salido el sol.