30 jun 2017

17

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Strike One:

Mira Perez -había dicho Leinmann- es solo una reducción de costos operativos, la decisión la tomo la gerencia general-. Perez, que bien podía llamarse Lopez o Gonzales, que sabia que no se podía hacer nada, había preguntado si no se podía hacer nada de todos modos, a lo que Leinmann le había dicho que no, que no había nada que hacer, que ese mes que estaba por terminar iba a ser el ultimo, y que pasara al final de la semana por Recursos Humanos a charlar lo de la liquidación final.
Perez y Leinmann se habían dado la mano, y eso había sido toda la reunión. Cinco Minutos. Diez años de trabajo resumidos y finiquitados en cinco minutos. A razón de dos años por minuto. No había que dudarlo: Leinmann era un fenómeno. Con algo de resentimiento, Perez no pudo evitar agregar que mas que un fenómeno era "todo un Judio, un judío en buena ley, que le hacia honor al apellido y a la raza".  Claro que el jefe, Silberman, era también un judio, un judio Sefardi, pero un judío a fin de cuentas. Entonces Perez, que era descendiente de gallegos pero no por eso bruto, dudo. Perez nunca pensaba mal del jefe. El jefe por algo era el jefe, y si el jefe había tomado la decisión de cerrar el departamento entero para ahorrar costos, entonces el jefe sabia lo que hacia. Era mala suerte, no le gustaba nada, pero entendía que era necesario. Y si era necesario, ¿como podia ser injusto? Con este ultimo pensamiento, Perez remato la cuestión. Se puso el saco y tomo el ascensor. Eran las cinco menos diez. El salia a las seis, pero dado que era su ultima semana de su ultimo mes de su ultimo año, ultimo año de diez de salir siempre a horario, ¿que podía pasarle?
Perez no había llevado ese dia el auto. Los Viernes eran especialmente caoticos en el centro de la ciudad. Uno podia tardar el doble, a veces hasta el triple, si cometia el error de ir en auto un Viernes. Tenia pensado volver en el subte pero, ¡que diablos!, si era su anteultimo viernes, bien podia tomarse un taxi hasta casa. Perez, que creia estar a las mil maravillas, no habia notado que su despido lo habia afectado al menos un poco. De haberlo sabido, habria notado que tomar un taxi es basicamente lo mismo que volver en auto.
Como Perez ni leia ni escuchaba musica, se aburrio bastante en el viaje de vuelta, que termino costandole una hora y media y 350 pesos cash.
Al llegar a la puerta del edificio de departamentos, clon exacto de los 20 edificios identicos que poblaban la cuadra, y donde el y su mujer Noemi ocupaban el 17c, Perez se dio cuenta de que no tenia las llaves. Estupidamente, se giro para mirar el lugar vacio donde hacia 2 minutos habia estado el taxi. Pero acaso, ¿era seguro que se le habian caido en el taxi? No. Siempre llevaba la llave en el bolsillo interno del saco, invariablemente. Y era imposible que se cayese de ahi. Por consiguiente, la llave deberia estar todavia en el pequeño portallaves de su cubiculo, es decir, en la oficina. Claro como el sol del mediodia. Algo fastidiado por la incompetencia - que no era nada habitual en el ahora habil ex-coordinador de relaciones publicas - Perez se rasco la cabeza. ¿Deberia volver a la oficina a buscar la llave? Si no volvia, iba a estar sin llave hasta el lunes. Pero, maldicion, eran pocas y casi nulas las ganas que tenia de volver. Eran casi las siete de la tarde. Es cierto que los Viernes el solia quedarse casi hasta las ocho en la oficina, pero una cosa era quedarse planificando la grilla o revisando los audios de telemarketing y otra cosa era bancarse el trafico de la ciudad un viernes en hora pico. Si volvia ahora, iba a llegar a su casa a las nueve y pico de la noche. Es cierto que con la llave, pero casi a las diez de la noche. Era un fastidio. Preferia pasarse el fin de semana dependiendo de la llave de Noemi que hacer ese ida y vuelta en taxi.
En estas cavilaciones estaba Perez cuando se abrio la puerta de su edificio. Una vecina habia salido a sacar la basura, y Perez aprovecho la oportunidad para entrar sin tener que hacer bajar a Noemi. Iba a ser divertido golpear directamente la puerta del departamento. Hasta podia hacerse pasar por el portero. De cualquier modo, Noemi debia estar en casa a estas horas. Y si aun no habia llegado, siempre estaba la posibilidad de esperarla en el pasillo o de ir a molestar a el portero, que deberia tener una llave maestra o al menos una copia o el telefono de algun cerrajero cercano. De algun modo, a Perez le gusto la sensacion de llegar a casa tan temprano. Esto fue lo ultimo que penso antes de subir al ascensor y tocar el botoncito con el numero 17.

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Strike Two:

Perez escucho el ruido desde afuera, casi desde el pasillo. Seguía pensando en la llave y en la broma de hacerse pasar por el portero, casi como un ejercicio mental. Sabia que no iba a hacer la broma, era malo para esas cosas. Cuando llego a la puerta, tuvo aun el gesto de llevarse la mano derecha al bolsillo izquierdo superior del saco, solo para sonreír: claro, pero que estúpido, si no tengo la llave. Y entonces escucho el ruido, o tomo conciencia de que lo escuchaba. Un chirrido acompasado, como el que haria una hamaca de plaza poco aceitada. Se detuvo antes de golpear la puerta y, por un segundo, repaso su inventario mental de ruidos del departamento 17c. Su buscador no encontró coincidencias. No obstante, lo invadió una vaga aprensión, un extraño sentimiento de malestar. Le extraño el cambio de humor. En vez de golpear la puerta, como tenia pensado, Perez toco el timbre de su propia casa. Se le habian pasado las ganas de hacer chistes.
Toco el timbre y espero. No hubo respuesta. Espero 20 segundos y, con paciencia, volvio a tocar, tres veces seguidas.  Entonces la hamaca se detuvo. Perez espero y volvio a tocar, ahora en tres prolongados timbrez largos, que denotaban impaciencia. Y estaba a punto de ir a buscar al portero cuando le parecio escuchar sonidos apagados que venian de adentro.
- Ah, entonces hay alguien - dijo o penso Perez casi maquinalmente. Y espero. Al cabo de un minuto, escucho del otro lado la voz de Noemi, preguntando naturalmente "¿Quien es?" Perez sencillamente contesto que se habia olvidado las llaves. Y penso que era fantastico que el cerebro humano pudiese reconocer las voces tan facilmente. No existia software de deteccion de voz que identificara tan bien y tan rapido una voz que el cerebro humano.
- Ah... bueno, espera que ya te abro - le dijo Noemi.- Naturalmente, Perez espero. Y aunque estaba, sin saberlo, bastante atontado por la noticia de su despido, no pudo dejar de notar que Noemi estaba tardando unos increibles casi cinco minutos en encontrar la llave, cosa rara si uno pensaba que la llave estaba casi siempre en el portallaves justo al lado de la puerta, o que a lo sumo podia estar sobre la mesa, o en la mesita de luz, o sobre el sofa. Impaciente, Perez toco el timbre de vuelta.
- ¿y che, sale o no sale esa pizza? - le espeto a su despistada mujer, sintiendose cansado por primera vez en el dia. Habia sido un dia no muy bueno, pero ya casi llegaba a su fin, o al menos, eso pensaba Perez.
- Ya te abro, espera - le contesto Noemi del otro lado. Perez noto que la voz de su mujer sonaba ausente, como si en vez de estar al otro lado de la puerta le estuviese hablando por telefono desde Dinamarca o desde el Polo Norte.
Cuando la puerta se abrio, al cabo de unos dos minutos mas, Perez tuvo un momento de confusión; Porque por un momento, en el lugar en donde tenia que estar la cara de su mujer, con ojos cafe y pelo castaño, esa cara mas ancha que larga, que le recordaba a veces a un perro pequines y otras veces a las tipicas hawaianas de Honolulu, le parecio ver la cara de un chico rubio y palido.
La confusion se transformo en sorpresa cuando ese segundo paso y Perez se dio cuenta de que efectivamente habia un muchacho rubio que mas que ser palido, estaba palido. Sin decir una palabra, y sin hacer otra cosa que un leve movimiento de cabeza, que Perez no pudo identificar como un saludo, como una disculpa o como sencillamente un gesto que reconocia su existencia, el chico, pues era poco mas que un muchacho de unos veinte años, salio caminando y desaparecio por las escaleras. Justo cuando se cerraba la puerta de estas, Perez pudo ver como el muchacho se calzaba una estupida gorra de algun equipo de la NBA. Perez entro y cerro la puerta, aun confuso, barajando entre su cansancio todo un malabarismo de posibilidades (aun cuando sabia que de un segundo a otro Noemi le diria que era un compañero del curso de Ingles o de la facultad o el nuevo cadete del estudio) cuando de repente se detuvo. Estaba a medio gesto de sacarse el saco. Todavia tenia una manga puesta. La otra, junto con la mitad de la espalda del saco, habia quedado colgando.
Perez, que bien podria haberse llamado Gutierrez o Sanchez (porque todos los gallegos se llaman mas o menos igual, era sabido), tuvo una revelacion. Y como todas las revelaciones, habia sido rapida y fulminante: Ya habia identificado ese ruido: Era algo que se movia, pero no una hamaca.


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Strike 3

Lo que ocurrio a continuacion se desarrollo de una manera tan rapida que Perez casi no tuvo tiempo para pensar. Solo mas tarde, mirando como un auriga la borra del pocillo de cafe que tenia en frente, pudo ver la secuencia entera una y otra vez.
El chico rubio saliendo y bajando por las escaleras, el entrando y cerrando la puerta de su casa, Noemi sentada en la mesa, novedosamente palida y fumando un cigarrillo, la pregunta mas retorica que necesaria, la ya sabida respuesta (pensándolo bien, era la segunda pregunta retorica y la segunda respuesta sabida que hacia y recibía en el día) la larga explicación de Noemi, que el escucho o mas bien no escucho: si, el chico era efectivamente algo mas que un adolescente, si, el chico era el compañero de algo o el amigo de alguien, y si, se habían estado viendo y habían estado cogiendo como conejos, bueyes, salamandras, martillos neumaticos o como lo que sea, claro que esto no lo dijo Noemi sino que lo penso el, Perez. Luego Perez notando que si el chico habia bajado era porque tenia llave, negativa de Noemi, Perez bajando las escaleras con la esperanza de hallar al infractor, desilusion o mas bien tranquilidad al no encontrarlo, vuelta al departamento, mas explicaciones y, ¿como era posible? también recriminaciones y firuletes oratorios de Noemi, que oscilaba entre la autojustificacion y el arrepentimiento. Perez recordaba que se había mantenido en silencio durante casi toda la charla, casi como si no le interesase el asunto o como si le estuviera ocurriendo a otro, no a el, sino a su vecino o al señor del kiosko de diarios. Tambien recordaba una cosa curiosa: durante toda la charla, y casi desde que entro al departamento, Perez no habia dejado de pensar en sus llaves. ¿no era gracioso, casi ridiculo? Lo habian despedido, su mujer lo habia cagado con un pendejo que apenas habia aprendido a dejar de cagarse encima, y el dale y quetedale pensar en sus llaves, en como habia sido tan boludo de haberse olvidado las llaves, y en que era un fastidio tener que pasarse todo el fin de semana pidiendole a Noemi que le abriera y le bajase a abrir.
Bueno - pensaba Perez mas tarde, frente a su cafe - al menos ahora eso no iba a ser un problema.
¿que habia pasado despues? Perez habia ido al cuarto, habia visto la cama mal hecha, habia esbozado una sonrisa sarcastica y le habia dado una patada a la cama, arrancado la colcha y, en fin, hecho un desastre en la habitacion. Recuerda que se lamento de no haber tenido un hacha o algo parecido.
Luego había vuelto al comedor, esperando ver la reacción de Noemi. Para su sorpresa, ella seguía sentada a la mesa, fumando un cigarrillo tras otro. Era como si a ella tampoco le importase, como si toda la escena fuese para ambos una de las aburridas peliculas que solian ver los domingos a la tarde, cuando no habia otra cosa que hacer. Peliculas que se miraban casi sin prestarles atencion.
En algun momento, no sabia cuando, se habia hecho silencio entre ambos. Noemi habia quedado sentada en la misma silla del principio, y el, Perez, en el sofa. En algun momento Noemi se habia levantado y le habia dicho "Me voy a acostar, decime en algun momento que es lo que vas a hacer", y luego fue y se acosto como si nada. Perez se habia levantado, dispuesto a seguirla y a decirle... a decirle no sabia que, pero algo. Pero, inexplicablemente, hizo otra cosa. Sencillamente apago la luz del comedor y volvio a sentarse en el sofa. Se quedo en la oscuridad un tiempo, y entonces maquinalmente se levanto, agarro las llaves de Noemi y salio del edificio.
Y ahora estaba ahi, a las 12 de la noche, tomando un Cafe enfrente del obelisco. Aunque para ser sinceros, no lo estaba tomando en absoluto. Solo se limitaba a mirarlo, a mirarlo y a repasar la escena una y otra vez. Primero subia en ascensor, luego tocaba el timbre varias veces, luego salia el chico, rubio y muy joven, casi un adolescente, luego entraba y se sacaba el saco, luego....


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Batter Out!

A la una y algo de la mañana, Perez tuvo una idea estupida: Iba a ir a recuperar sus llaves. Como coordinador que era, tenia tarjeta de acceso 7x24, lo que significaba que podia entrar a la empresa cualquier dia a cualquier hora... con cualquiera. Perez tuvo otra idea estupida. Sonrio sarcasticamente, por segunda vez en el dia. Llamo al mozo y le dijo que se llevase el cafe. Y no, no queria la cuenta. Queria una cerveza. Mas tarde se tomaria varias mas, y despues un Whisky. Salud. No todos los dias lo liquidan a uno.
Mientras tomaba y miraba pasar la gente, Perez comenzo a sentir un odio inexplicable. No hacia Noemi, tampoco hacia el muchacho. No hacia Silberman, su jefe judio que habia decidido mandar a tomar por culo a todo su departamento, el incluido, y tampoco hacia Leinnmann, aquel otro semita chupa culos del jefe, mas chupaculo imposible, incluso mas que el mismo. El odio era para todos y para nadie. Simplemente odio. Odio y ganas de tener un hacha o una pistola automatica. 
Perez lo penso un poco mas: ¿no era acaso odio a que el mundo siguiera girando? Es decir, a uno le podian liquidar 10 años de carrera en cinco minutos, era increible. Tambien era increible, incluso mas, que a uno le pudieran liquidar 15 años de relacion (¡5 de matrimonio incluidos, señores, en esa oferta increible!) en otros cinco minutos. Era asi de facil. Lo unico que hacia falta eran un jefe judio y un pendejo rubio. El resto era coser y cantar. Y lo mas increible de todo era que al mundo entero le importase un rabano. Lo increible era que el, Perez, pudiera estar tan tranquilo, solo dos horas despues, tomandose una cerveza en el centro, y no incendiando la oficina o descuartizando a la puta de su mujer. Bueno - penso Perez - a lo mejor estoy loco, a lo mejor ya lo estaba antes de esto.
En ultima instancia, no importaba. Lo importante ahora era unirse a las ligas neonazis y matar a Leinmann, a Silbermann y ya que estamos a todos los judios posibles, a los judios y tambien a las chicas de cara mas ancha que larga y de pelo y ojos castaños. A todas las Hawaianas y a todas las que se parezcan. Y por si acaso, tambien habria que acabar con los chicos rubios con gorras de la NBA.
A eso de las tres y monedas, Perez pago la cuenta y salio del cafe con un leve tambaleo. No acostumbraba a tomar, o al menos no tanto como esa noche. Para esa hora, el Perez coordinador felizmente casado del dia anterior estaria durmiendo, soñando ya con los desafios del dia siguiente. El Perez actual, de situacion laboral y sentimental dudosa e incierta, caminaba medio borracho por Avenida 9 de Julio. 
Luego de caminar dos o tres cuadras, Perez se recupero un poco. Ya caminaba derecho, pero en su cabeza habia varias ideas que daban vueltas. Una de ellas tenia mas fuerza que el resto. Y era la de que ese dia habia tenido algo raro. El hacia siempre las cosas bien. Porque cuando uno hacia las cosas bien, las cosas te llevaban a buen termino. La escalera o sube o baja, las vias van siempre a una estacion. De alguna manera, Perez sospechaba que el habia tenido la culpa. No habia estado a la altura. Lo primero de todo era salir temprano. Esta bien, lo iban a despedir pero... ¿acaso lo habian despedido ya? ¿que sabia el si Silberman no tenia pensado en su fuero interno trasladarlo a otro sector? No era imposible. Pero el se habia ido temprano. ¿que pretendia al irse casi una hora antes? Era el coordinador, el que tenia que dar el ejemplo, marcar el paso. Irse temprano justo el dia en que lo despedian era, si no un acto de rebeldia inutil, aceptar que la batalla estaba perdida. Lo segundo, que habia terminado por ser fatal, habia sido olvidarse la llave. Era consecuencia de salir temprano. Le habian truncado su ritmo habitual, con ese despido, y de ahi todo habia salido mal. De algun modo oscuro que no podia comprender, pero que intuia con una seguridad ferrea, sabia que Silberman y Leinmann eran los culpables del final de su relacion con Noemi. No tenia ningun sentido, pero asi era, asi era por mas que intentara negarlo. Y por ultimo, la frutilla del postre habia sido la estupidez, ahora lo veia claro, de tomarse un taxi. Todas y cada una de esas decisiones lo habian llevado a ese desenlace ridiculo, increible, absurdo. Si hubiese llegado una hora antes o una hora despues, entonces estaria durmiendo en su cama, tal vez pensando una forma para quedarse en la empresa No tenia sentido. Y si lo pensaba bien, el tema del chiste y de subir directamente, sin tocar timbre... aunque es cierto, se decia Perez, que era su propia casa, y que tocar timbre hubiera sido mas bien raro, pero... pero al menos si tocaba timbre le hubiera dado a Noemi la posibilidad de hacer desaparecer al rubio como por arte de magia. Perez comprendio, un poco molesto consigo mismo, que le molestaba el hecho de haberse enterado casi tanto como las guampas en si. Porque una cosa es ser guampudo y no saberlo - sentenciaba Perez mientras estaba llegando a Cordoba - y otra muy diferente es serlo a sabiendas. 
Cuando llego a la altura de Avenida Cordoba, Perez doblo para el lado de Callao. Andaba cabizbajo y con las manos dentro del sobretodo. Sonreia. Y bueno - penso para si - si hoy andamos con la mira torcida, entonces disparemos hasta pegarle a algo.


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New Hitter

Sobre Cordoba, casi esquina Montevideo, Perez encontro lo que buscaba. La chica se refugiaba del viento en un viejo portal. Perez se detuvo pretendiendo prender un pucho, y la observo. Era una morocha bastante linda para la zona. casi 1 60, pelo largo y negro, buen culo enfundado por unos jeans tipo chupin. Campera de cuero sobre camisa de Jean. A Perez le gusto el aire Rockabilly de la chica, y decidio que era esa. No le importo quedarse con la primera que viese. De cualquier modo, no era como si se fuese a casar con ella. Y si se casaba, al menos ya sabia con que se estaba casando. No iba a andar tropezandose con la misma piedra, no señor.
Para sorpresa de Perez, la cosa fue facil. El pregunto el precio, ella respondio, Perez le agrego una buena suma, y le dijo con aire indiferente que iban a ir a un sitio de su eleccion. La chica acepto sin problemas, solamente pregunto la zona. Cuando se entero que era en el centro y que Perez le pagaba en taxi de vuelta, no puso mas objecciones. Caminaron casi sin hablar por Cordoba esperando un taxi, puesto que hacia demasiado frio para esperarlo parados. En el camino, Perez compro dos cervezas y una inmunda petaca de alguna porqueria bien graduada. Apenas pisaron Callao aparecio un taxi como caido del cielo.
Llegaron a destino a los 10 minutos. A las 3 de la mañana las calles del centro son un maravilloso desierto para los conductores. Cuando se dio cuenta adonde entraban, la chica lo miro a Perez, extrañada. Perez la tomo del brazo y siguio hacia la entrada.
- ¿estas seguro que podemos entrar aca? ¿no seras algun loco vos, no? - le pregunto ella, aminorando la marcha.
- Claro que puedo entrar - le contesto con fingido aplomo - yo soy practicamente el dueño, nena - vos nada mas pone cara de que sos cualquier cosa menos lo que ya sabes.
- Mira que yo no quiero lios o cosas raras- volvio a atajarse la chica. - al primer problema me voy - agrego.
- No va a haber ningun problema mientras me sigas el juego - le contesto friamente Perez - Ahora callate y ganate el sueldo.
Perez paso la tarjeta una vez, e hizo pasar rapido a la chica. Volvio a pasarla y entro. Los muchachos de seguridad hacian turnos nocturnos. Ese dia estaba Esteban. Perez sonrio. No iba a haber problemas. Esteban le debia unas cuantas. Cuando pasaron por el molinete que iba a los asensores, Perez se limito a mirarlo y sonriendole le dijo - una menos, ¿no?
Sin dudarlo, Perez subio al asensor, y la chica atras suyo. Toco el piso 17. Justo como el de su casa. Se ve que era un dia lleno de conexiones rarisimas.
Al salir del asensor, Perez le paso la mano por la cintura a morocha. Mientras caminaban, la mano se fue deslizando hasta quedar bien agarrada al culo de la chica. Perez la guio al ala este. Una vez ahi, primer pasillo, casi al fondo. Se detuvieron en la oficina que semejaba una gran pescera, con sus paredes de vidrio trasparente. La puerta de madera tenia una pequeña placa en dorado que rezaba: Federico H. Leinmann, Chief executive officer. Perez empujo suavemente la puerta que Leinmann siempre dejaba sin llave, porque dejar sin llave las puertas era una demostracion tanto de poder como de confianza en sus empleados. 
- Adelante señorita - le indico Perez. La chica entro, y Perez entro tras ella. 
Una vez que terminasen, iria sin falta a su cubiculo a buscar su llave.



29 jun 2017

Paseo

Cuando me quise dar cuenta, estaba de vuelta en la calle. En las calles, plural, para ser preciso. Estar en una calle es una cosa, estar en las calles, otra. Uno entiende que una calle no es una calle, que no es un segmento numerado que viene de un lado y va al otro, sino que cada calle es una pequeña parte del circuito, de un circuito cerrado y con vida propia, que no conduce a ningun lado mas que a si misma. Las calles.
Y ahi estaba yo, recorriendo las rectas y chocando contra las curvas, como un furioso globulo blanco o como el plateado y reluciente ruleman de un flipper. Un banco de plaza, campanillas electronicas. Un bar de estacion, lucecitas de led. El gran Flipper del peregrino urbano.
Caminaba furiosamente, persiguiendo mi sombra o perseguido por ella. No queria saber nada, no queria tener mas nada, no queria ser nadie mas.
Gozo del movimiento o fastidio de la quietud, Caminaba.
Atravesaba Cafes, Cafetines, Señoras Cafeterias, Confiterias, Pattiseries.
Atravesaba Restaurantes, Ristorantes, Restaurants, Fondas, Fondones, Galpones, Sucuchos, Bodegas, Bodegones, Puestos de panchos y hamburguesas, Fast Food's, Franquicias.
Evadia puestos de garrapiñadas, tarjeteros de telefonia celular, de stand up's, de shows teatrales, de prostibulos.
Recorria galerias, calles, pasajes, avenidas, peatonales, calles de adoquines, biciendas, paseos, boulevares.
Circundaba plazas, plazitas, parques, parquecitos, Baldios, Jardines, meros espacios verdes sin denominacion.
Exploraba Iglesias, Catedrales, Basiliscas, Casas de Putas, tiendas de Antiguedades, disquerias llenas de polvo, Librerias Babilonicas.
Conversaba con Mozos, con gente de la calle, con extranjeros desorientados, con agentes de Bolsa, con perros y gatos, y sobretodo con borrachos.
Perseguia discretamente a gente con sobretodos grises o verdes, a ancianos de boina, a Judios Ortodoxos por la zona de Balvanera, a cualquier Japones o Japonesa en Microcentro, a lindas pelirrojas donde sea que las encontrase.
Y donde sea que estuviese, en la cama o en mi casa o muerto, estaba en la calle, siempre en la calle. Pinball. Tilt tilt tilt. Como dijo Perec: Puedes jugar o no jugar, pero no puedes salvarte del tilt.
Me perseguian la noche, las callejuelas oscuras, las palomas, los vendedores ambulantes de medias y calzoncillos, los testigos de jehova, los militantes de greenpeace, las vendedoras de tarjeta shopping.
Me evadian los dias de mucho calor, los viernes a hora pico, la gente que come en los restaurantes de puerto madero o en Rond Point, los billetes de 500 pesos, los idiotas que compran libros de Pilar Sordo o de Paulo Coelho o de Rhonda Byrne.
Se me repetian insesantemente: En las disquerias, "20/10" de Nito Mestre. En las Librerias: "La cartuja de Parma" de Sthendal. En las iglesias, las estatuas de San Jose y el Niño. En las tiendas de antiguedades, los sables del ejercito argentino.
Nunca aparecian: En las disquerias, "Bubu" de Anabelas. En las librerias, "Lilith" de George MacDonald. En las iglesias, iconos de Adan y Eva. En las tiendas de antiguedades, los gramofonos Victor. En los puterios, las asiaticas.
Virulear y virulear el asfalto de las calles y el concreto de las veredas, hasta que ceden los zapatos o cede el terreno. Un cafe o un porron de cerveza, el refugio de un diario o de un libro o de una vereda llena de gente que siempre corre, que corre como por una cinta mecanica, que corre como la sangre por las venas, como los productos por la banda de caja, y asi y asa.
Y a veces, muy cada tanto, cuando el ahorro de energia es suficiente, romper la hipostasis, salir del circuito cerrado que es Buenos Aires. Ir mas lejos, aun mas lejos de las lejanas Tigre y Lujan. Tomar las grandes rutas, las serpientes de piedra que conducen al frio o al calor, al mar o la montaña, al lago o la selva. Para recorrer otros circuitos de otras formas.


Divagaciones oniricas en y de la casa de Joaquin

La habitacion se conforma desde un punto, el punto cero. Desde ahi, como en un big bang, nacen los ejes. X, Y y Z. Se despliegan como el agua de una fuente o como los petalos del girasol. Pero no tanto un girasol como un jacaranda. Un Jacaranda Marron-Celeste.
Medio cuerpo colgando afuera de lo que parece ser una superficie mullida y dura a un tiempo. Un punto en la lejania, que tal vez sea un codo, que tal vez sea un pie, siente en los dedos (y entonces es el pie) la dureza de la silla de madera. Abro los ojos, y ahi lo tengo: la habitacion. Cierro los ojos y la habitacion se va: Vienen las caras. Las caras que se transforman. Aunque, en realidad, es una sola cara y no muchas. Nunca fui, nunca soy, nunca sere capaz de imaginar una cara, una sola. Es decir, puedo evocar casi cualquier cara: la de mi padre, la de un amigo de mi infancia, la de mi hermana, la de mi perro, la de Nietzsche, la de Celeste, la de Natalie Portman. Perfecto, hasta ahi todo bien. El problema es mantenerla. Incipit mutatio. Mantenerla unos segundos, imposible. Apenas la cara se conforma, en color, blanco negro o sepia, comienza instantaneamente a transformarse, contra mi voluntad o, mejor dicho, por voluntad propia. Asi es natural que la cara de la Portman llegue a convertirse en la cara de una amiga de la primaria, no sin pasar por una veintena de transformaciones terribles o maravillosas, con ojos que cambian de color o de agrandan o se achican, pelo que crece o decrece, que se peina, se despeina y se vuelve a formar, con expresiones que pasan de la picardia a la amargura, del amor al odio, de la sorpresa al desinteres. Pomulos felinos pueden llegar desde Asia menor a la prominencia del rostro teuton o breton. Un fabuloso bronceado de California puede llegar a ser la misteriosa palidez de las estepas Ucranianas. Pero nunca de golpe, nunca abruptamente, no. Los cambios son siempre graduales. Nunca pasa que mi propio rostro, para decir alguno, antecede directamente a la cara de Kant o de Tom Cruise. Porque eso seria como cambiar de canal, como un zapping. Teletransportacion de una cara por otra. Y no, no es asi como succede. Es, creo que ya lo dije, una mutacion. Uno puede ir viendo como de un rostro a otro permanece una boca, el largo del pelo, la frente, pero en cambio hay otros ojos, otros pomulos, se insinua una sonrisa, y luego ya ese segundo rostro (pero mas que luego, instantaneamente y casi sin parar) esta alargando el cuello y acortando la barbilla y, hay que decirlo, volviendose innegablemente mas feo y viejo.
Hay veces que pareciera que un mismo aspecto, que una "semilla" va ganando fuerza en los rostros. Por ejemplo, lo "Nubio". Ese dia es lo nubio y entonces todos los rostros, tarde o temprano, desembocan en fieros rostros de guerreros nubios, o en soberbias habitantes de la sabana africana.
Muchas veces hallo, por pocos segundos, rostros hermosos, tristemente irrepetibles, inexplicablemente inexistentes o al menos inhallables entre las multitudes que pueblan la realidad.
En este momento, por ejemplo, mientras mi piernapie se balancea colgando afuera de lo que es una superficie blandadura, mientras oigo el saxo de Coltrane y el piano de Herbie, mientras escucho el acompasado teclear de Joaquin en la computadora (pero esto en algun lado, al parecer muy lejano), en este momento cierro los ojos y a partir del rostro de una amiga llego, en no menos de veinte o treinta mutaciones, a un preciocisimo rostro mediterraneo. Irresistiblemente felino, con un innegable aire italiano o frances, y una clara influencia de la hermosisima Clemence Poesy. Es un rostro muy joven, lo cual es raro. ¿tendra 15 años? Un poco mas, yo diria que 16, casi 17. Es una lastima que, lo se, solo dure tan poco, que solo dure unos segundos. Y efectivamente, alcanza a mirarme desde el abismo en el que no existe, con una mirada entre el enojo y el misterio, y luego desaparece, tal vez para siempre. Seguramente para siempre. No recuerdo que un mismo rostro inexistente aparezca mas de una vez. Aunque en sueños si. Recuerdo haber soñado mas de alguna vez con alguna inexistencia.
Abro los ojos y mientras miro y miro el afeizar de la ventana, de un azul apenas mas oscuro que el celeste descascarado, pienso que es una lastima que uno no tenga una camara en la cabeza que capture las imaginaciones, asi como es una lastima que uno no tenga una grabadora en la cabeza que capture las ideas y una videocamara en la cabeza que grabe los sueños. Claro que para lo primero tenemos el dibujo y la pintura, para lo segundo la prosa y para lo tercero la realidad y la poesia, pero de todos modos es una lastima.
Otras veces pasa que algo no me cae bien o estoy nervioso o me duele la cabeza, y entonces los rostros son inevitablemente monstruosos e inhumanos, imagine lo que imagine. Puedo partir de la cara de la gioconda y terminar, en poquisimas mutaciones, en una enorme mueca deforme e ironica. Esos dias es mejor no imaginar nada y dormirse directamente. Hay que saber cuando cerrarle la puerta al subconsciente.
Pero como dije, abro los ojos y veo el afeizar y el dintel, de un azul cielo sucio. Enmarcan la ventana, que a su vez enmarca un cielo gris. Es un barco, un submarino. Surcamos la inmensidad del frio artico (el frio de afuera, que no siento pero imagino, lo comprueba). De alguna manera el Nautilus tiene internet y Joaquin sigue tecleando y tecleando, en estallidos furiosos seguidos por pausas cortas: parrafos. Estallido y pausa, un parrafo. Estallido y pausa, parrafo dos. Estallido y pausa, parrafo tres.
De fondo, aun mas de fondo, un leve shishido. La llama. Perfecto: el Nautilus tiene tambien gas. Pero no es solo el shishido, tambien hay un borboteo que lo acompaña. Shishido y borboteo es igual a la pavita calentando agua. Pero es una trampa, porque la pavita en realidad no calienta nada, sino que en realidad es calentada. El shishido calienta la pavita ergo el borboteo. El shishido causa y el borboteo efecto, pero al mismo tiempo el borboteo telos del shishido, y el shishido ergon de la cocina industrial, de la orgullosa y feroz cocina industrial, maquina de guerra, Tanque Leopard 12 que atraviesa las dunas de Africa del norte bajo el mando del General Rommel, tambien conocido como el zorro del desierto.
Pero ahora mi atencion vuelve al rostro de Clemence Poesy y tambien a las paredes y al dintel y a la ventana. Generalmente, en las ventanas, hay un gris que enmarca el cielo azul. Pero aqui es como un negativo: el celeste enmarca el cielo gris, y entonces es como si yo estuviese, por primera vez, del otro lado de la ventana, no del lado de las paredes, sino del lado del cielo. Y si de las paredes se trata, yo puedo recorrerlas casi integramente, como un mapa. Recorrer con los ojos una y mil veces, mientras el cuerpo gravita y el borboteo borbotea, las grietas y marcas de la pared, desde el punto de la ventana hasta cualquier otro: hasta la sombra del foco de luz o hasta la zona que quemo la estufa hace algunos años.
Hay una sensacion que tengo siempre en la casa de Joaquin. Y hasta ahora, no pude llegar a definir bien de que se trataba. Hasta ahora, sabia que era algo que tenia que ver con el Blues y con ciertos estados mentales, pero hasta ahora no habia podido dar con el concepto. Pero justamente hace unos instantes, mientras intentaba repasar las peliculas en las que habia visto actuar a Clemence ("Maria Estuardo Reina de Escocia" y "In Bruges") y mientras mis ojos se perdian en el verde lima de una botella vacia de sprite, la parte racional de mi cerebro se hizo felizmente, casi sin quererlo, con el concepto: Ninguna casa es tan casa como la casa de Joaquin.
Lo que pasa es que la casa de Joaquin no es para nada una casa: es un hogar. Y un hogar, valga decirlo, es algo completamente diferente de una casa. Una casa son cuatro paredes o mas, un techo o varios, uno dos o tres pisos, luz o no, gas o no, internet espero que si, muebles mal o bien elegidos, mal o bien ubicados, bien o mal utilizados, una puerta al menos, generalmente ventanas, a veces animales, casi siempre alimentos, en mi caso libros y discos. Y c'est tout. No mucho mas. La mayoria de la gente vive en casas. Las casas se compran y se venden, se refaccionan, caen bajo su propio peso o por un terremoto. Se Hipotecan o no se hipotecan. Entra gente o no entra. Es linda o fea, grande o chica, etcétera etcétera etcétera.
La primera diferencia de un hogar es que hay un fuego. Siempre, siempre siempre siempre hay un fuego. Y asi como en una casa se vive, en un hogar se habita. Vivir, vive cualquiera. Vive el perro, vive el vecino, vive el gato, viva peron carajo. Vivir es biologico, habitar es propiamente humano. Es todo un misterio, el arte de habitar. Hay gente que vive 40 años en una casa y no llega nunca a habitarla del todo. Algunos, no llegan a habitarla ni un poquito, pobrecitos.
Habitar una casa es similar a limpiarla. Cuando una casa esta habitada, uno se da cuenta inmediatamente, apenas entra. Y cuando no esta habitada, tambien. Es algo como el frio, la falta de clima, el orden artificialmente impuesto, la discordancia entre en animal casa y el animal racional que la habita. Cuando uno entra a una casa y el cuerpo se siente como en una sala de espera, o como en un shopping, o como en la calle, o como en una oficina, es entonces señal inequívoca de una inhabitacion del sitio.
Y si la casa de Joaquin es un hogar, es porque esta habitada hasta el ultimo centimetro cubico.
Entonces, dialecticamente, niego mi proposicion inicial: la casa de joaquin no es mas casa que cualquier casa, sino que es menos casa que cualquier casa.
Mas sencillo: la casa es vivienda fisica, el hogar vivienda espiritual. ¿no es obvio que el alma de muchas personas no habita en su casa, sino en su oficina, o en otra casa, o que se yo, en el gimnasio o en las montañas del sur o en las selvas del norte pero de ninguna manera en su propia casa? Hay que ser tarado para no notar estas cosas.
Una manera facil de darse cuenta de esto es con la prueba de la separación. Consiste sencillamente en intentar separar mentalmente a la casa del dueño. Asi, si podemos imaginar a la casa de Pedro como siendo habitada por Maria, y cuando lo imaginamos no sentimos algo como una violacion o un chiste, entonces estamos seguros de que la casa de Pedro es solo su casa, y nunca jamas su hogar. Porque el hogar, irremisiblemente, nos lleva de la casa al dueño. El hogar es algo asi como la percepcion del dueñocasa o de la casadueño.
Y en cambio, si nos es imposible pensar la casa sin el dueño como es imposible pensar la montaña sin valle o el triangulo sin lados, entonces ahi tenemos un hogar. Muchas veces, funciona al revez: no se puede pensar al dueño sin terminar pensando en la casa. Misteriosos caprichos de la costumbre.
Una forma mitologica de expresarlo: Los hogares tienen Lares, las casas estan tristemente vacias. La casa de Joaquin rebosa de Lares. Tiene Lares por todos lados: los hay en las paredes, sobre todo entre los cuadraditos de madera. Los hay en los estantes y sobre los estantes. Los hay (muchos de ellos) desparramados por el piso, como descuidados copos de maiz. Los hay incluso en el piso de madera. Hasta la cocina y el baño tienen al menos tres o cuatro Lares. Y es casi fastidioso no poder dar ni dos pasos sin tropezarse con alguno de estos seres. Uno hasta podria afirmar, jugando con el lenguaje, que la casa de joaquin mas que hogar o casa es una enorme superposicion de Lalarias, como si dijieramos, del cementerio Judio de Praga, que mas que ser la entidad "cementerio" es la simple superposicion de tumbas una sobre otra hasta el infinito o el hartzgo, que siempre llega primero.
Naturalmente que los Lares se crean habitando, y lo bueno es que una vez que estan, son los mismos Lares los que habitan la casa por uno. Y entonces yo sospecho que Joaquin ya ni necesita habitar su propia casa. Ahora la casa se habita sola.
Y uno duda de hasta que punto no se es tambien, uno mismo, Lar o parte de un Lar o conjunto de Lares. ¿No sera que tambien mi pie y el golpeteo de la silla de madera y el shishido y el borboteo y el rostro de Clemence Poesy, y los restos de arroz y las bolas de pelo de Lupe y la mascara de zorro sobre la guitarra son tambien hijos de la griega Lara, Tacita para los Romanos?
Y por cierto: cierro los ojos y me deslizo al sueño, pero le yerro a la pileta y termino en el pasto de la imaginacion o mas bien del recuerdo, donde encuentro un rostro parecido al de la rubia francesa (parecido pero no el mismo), y lo encuentro en un sueño de hace unos años, donde hay una limusina y una 9 de julio desierta en la madrugada, y todos los colores tienden al gris y hay el canto del pajaro. Yo estoy en un asiento y la rubia en el de enfrente. Yo la miro y ella mira por la ventana. Creo que venimos de algun lado. Ella viste de negro, tiene un sobretodo negro que lleva abierto, y una camisa blanca que lleva cerrada. El pelo suelto y hasta el esternon. Tiene un aire ausente. Tiene un aire a la Johansson en "Lost in Translation", pero con mucha menos tetas y con una cara mas tirando a Sharon Stone. Esta seria. O esta seria o esta cansada. Apoya la cara en su palma y mira por la ventana. El auto avanza, yo voy de frente y ella al revez. Algo en su cara me recuerda a la mia. ¿que es? ¿la expresion? Si. Y el gesto. Apoyar la cara en la palma y perderme en un punto fijo es algo que YO hago cuando viajo cansado o fastidiado por algo. Me doy cuenta que yo, mas que sentado, estoy desparramado en el asiento. Es como si me hubiera quedado dormido viajando y ahora me despertase ahi, mirando a la rubia de novela negra que viaja misteriosa y callada. ¿Pero de donde venimos, adonde vamos, quienes somos? ¿y por que es todo tan gris, tan tango, tan piazzola y tan tristemente madrugada de invierno? Entonces veo el obelisco y sale el sol. Es un cuadro. El sol sale furiosamente anaranjado e incendia la neblina, que ahora es un humo-fuego. El sol sale entre los rascacielos de fondo. Todo esto yo lo veo por la ventana medio empañada por el frio, en la que tambien se refleja la cara aburrida de mi amiga o mi amante, sea lo que sea. Y en el momento en que el primer brillo matinal escapa de los rascacielos, el momento en el que el gris se torna naranja o rojo, ella gira la cabeza y me mira. Sigue estando seria, pero hay algo mas. ¿una pregunta? ¿hay en sus ojos una pregunta? Me entra una molesta aprensión: comprendo que estoy soñando y que tengo solo unos segundos para comprender el enigma que hay en los ojos de la esfinge rubia. Pasa un segundo. ¿es una pregunta? Pasa otro segundo ¿un enigma, un reproche, un aviso? Pasa otro segundo mas, tal vez el ultimo ¿un misterio, una revelacion, una indicacion? ¡¿que?! ¿que es lo que quiere decir la mirada?!
Es imposible saberlo. Y ahora el sol es demasiado fuerte y me obliga, por un segundo, a cerrar los ojos.
Y cuando los abro, resulta que estoy mirando una ventana de afeizares y dinteles azules, ligeramente mas oscuros que el celeste de la pared, y el sol que miro es el molesto sol de la mañana, que se cuela a traves del vidrio polvoriento.
Todavia escucho el cloclocleo de un teclado de computadora.

2 jun 2017

La vida esta ahi: como una suave loma
de mullido y verde cesped
donde apoyamos la cabeza
bajo los brazos cruzados
y como grandisimos idiotas
sentimos el sol

y esta tambien ahi
como un largo e interminable
dia de verano
donde una chica preciosa
de hermosos ojos verdes
nos espera a la salida
o a la entrada de donde sea

o en una calida y ensoñada
tarde del verano
mas largo de tu vida
donde en interminables tardes
de potrero y de escondidas
de playas o de bosques
le sacamos, orgullosos
la lengua a los relojes

o esta en la taza de cafe
de las gelidas tardes
de julio o agosto
o en las sagradas mesas
de cualquier navidad
en los confites el mantecol
en el lechon en las sidras
y en la gente de la familia

Esta ahi, la muy puta
aguardando como una araña
aguarda en su tela
esperando, acechando

La vida esta ahi, como una estupida
y aparentemente inocua
canasta de frutas
o como un soso, sosisimo
cuadro postmoderno
aparentemente simple
aparentemente inofensivo
pero que no obstante
esconde un vacio

Esta ahi, la muy puta
como un criminal en la sombra
tiene el caño en la mano
espera por tu cabeza

Asi pasan los dias
como una vana sucesion
de instantes mas o menos
identicos a si mismos

hasta que un dia
la araña se cansa
la leche se corta
se apaga la luz
y entonces uno descubre
que la vida tiene dientes
en cada uno de sus bordes

y que todo
que absolutamente todo
tiene tripas
tiene sangre

y que todo
que absolutamente todo
se muere
se esta pudriendo
se pudre ahora mismo

y que el tiempo
(ese viejo hijo de puta
de manos peludas
y solamente un ojo)
nos espera al final del pasillo
con la cuenta en la mano

y que, en fin,
descripcion mas
descripcion menos
no hay show que dure por siempre
ni pija que quede
permanentemente parada