21 feb 2019

Señor Portero:

Espero me disculpe el atrevimiento de escribirle esta carta. Luego de leer su relato acerca de las puertas de servicio del infierno me tome el trabajo de averiguar su posible direccion. Antes que nada, quedese tranquilo. No le conte a nadie de acerca del relato, y naturalmente que nadie mas que yo sabe su direccion. Si le soy sincero, envie varias copias de estas cartas a varias direcciones posibles. Tengo la esperanza de que alguna llegue a buen puerto, es decir, a usted. Si es asi, hagamelo saber. Encontrara mi direccion en el remitente del sobre de esta carta. Y al resto de los lectores, si no son quien yo espero, encarecidamente les pido que destruyan la carta y olviden todo cuanto han leido hasta aqui. Les aconsejo, salvo que sean quien espero, que no sigan leyendo desde aqui en adelante. Podria perjudicarlos. Y si lo hacen, considerense advertidos: Intrantes autem hic omissa spe
Primero que nada dejeme decirle que su relato es excelente, digno de competir en algun certamen. Hay que arreglarle una o dos palabras y se lo puede enviar a algun concurso. Si a usted le parece, podría enviarlo yo. Creo que tiene buenas posibilidades. Es cuestion de elegir un buen pseudonimo. Yo se algo de esas cosas. ¿"Doctor Fausto" le parece bien?  Pseudonimos de canotacciones infernales hay muchos. Usted solo dejeme saber que le parece. "El portero" tambien seria una opcion muy buena. 
Siguiendo con su relato, me quede con ganas de leer mas; Me gustan esos relatos que solapan un mundo con otro. Al dia de hoy soy un convencido de que existen otros mundos. "El mundo de los ciegos", por ejemplo. ¿ha leido a Sabato? Se sorprenderia de la importancia de los porteros en sus novelas. El descenso a los infiernos es casi un clasico. La concepcion de el infierno como una pesadilla burocratica es genial tambien, mezcla de Kafka, Dostoievski y la mitologia clasica. Espero no aburrirlo con este humilde despliegue de erudicion. Escribe usted tan bien que automaticamente lo he tomado por un amigo de las letras. Si no es asi, le pido disculpas. Una cosa me llamo la atencion. Al principio usted dice, querido Portero: "¿Conocés que hay tres reglas que cumplir para poder salir del infierno?". Despues hace un desvio para hablar de los condenados,de la naturaleza del infierno y de los jefes. Luego retoma el hilo en un nuevo parrafo y dice: "¿Donde me quedé? ¡Claro, claro! Las dos reglas para poder salir del infierno, una es no mirar atrás, y la otra es no comer y no beber nada procedente del infierno"
Esas dos reglas seguramente las tomaste (¿puedo tutearlo? A pesar de las diferencias de edad me resulta raro tratarlo de usted. Como no puede contestarme, supondre que si puedo) del mito de Euridice y Orfeo (la de no mirar atras) y del mito de Hades y Proserpina (no comer nada). Lo que me llama la atencion es que primero hablas de tres reglas y luego pasas a hablar de dos. Claro, existe la opcion de que la tercera regla sea "no ser un condenado", pero también esta la opción, mas interesante, de que el guardian (es decir vos) no haya revelado a proposito la tercera regla, haciendose el boludo y obviandola directamente. Tal vez es una regla secreta, Esoterica, que por orden oficial no puede revelarse a los profanos. Lo comprendo perfectamente. Tal vez la tercera regla para poder salir del infierno, implicita, sea nunca revelar esa tercera regla. Un guardian nunca entra al infierno propiamente dicho, sino que se limita a proteger la entrada, que es como una especie de antesala, ¿verdad?. Al menos eso es lo que comprendi de su relato. Tal vez por eso, porque no usted (al parecer he dejado de tutearlo) entro y porque es un ex empleado algo combativo, pudo utilizar esta cronica para darnos a entender que hay una tercera regla. Quizas no la dijo para no hacerla explicita y no llamar la atención de sus ex jefes infernales. Ya sabemos por su relato que son muchos y deben de ser bastante terribles. Me inquieta un poco escribir esta carta, porque si ellos llegan a leerla van a saber que yo se sobre esa tercera regla. Quien sabe que podrian hacer. Le ruego que tenga a bien esconder bien esta carta, o al menos destruir el sobre que indica mi remitente.
He pensado mucho acerca de esa tercera regla, mas alla de su secretismo. ¿cual es su esencia, cual su naturaleza? Naturalmente, se que no puede decirmelo. Es mas, le ruego que no lo haga. De hecho, estoy seguro de que no la sabe. Es decir, seria muy tonto saberlo. Como van las cosas en este pais, lo mas probable es que todos nosotros vayamos a parar al infierno (del cielo hace tiempo que no me hago ninguna esperanza) mas temprano que tarde. Siendo asi, lo mejor es no saber esta regla porque, ¿como se la puede revelar si no se la conoce? Si usted me dice esta regla, lo mas probable es que se la cuente a algun enemigo mio para que no pueda salir del infierno, aunque eso suponga que yo tampoco pueda salir el dia de mañana. De todos modos, sospecho que el infierno esta colonizando, poco a poco y burocraticamente, este mundo intermedio en el que vivimos. ¿Que por que pienso esto? Bueno, como imagina las razones son muchas y muy variadas, pero explicarselas alargaria mucho esta carta. Piense solamente en los "Subways" que menciona en su texto. ¿que son si no un intento burocratico de extender el reino de las pesadillas? Lamentablemente estos locales estan cada dia mas extendidos. Proliferan como moscas, lo cual me da una idea de la cantidad de puertas de servicio infernales que habia anteriormente, en epocas mejores, en nuestra amada ciudad. Dejeme preguntarle, ¿recibio una indemnizacion adecuada por su cesantia? ¿le ofrecieron continuidad laboral? Espero que de ser asi, no la haya aceptado. Un portero del infierno, por mas que fuese portero de una puerta de servicio, no deberia rebajarse a ser empleado de una casa de comidas rapidas. ¿usted vio esos delantales y esos estupidos gorritos que usan? Son inmundos, amigo mio, inmundos. Solamente un condenado podria usarlos. Creo que nuevamente he dado en el clavo, ¿verdad? je je je. No hace falta que me conteste.
Este fenomeno de tercerizacion, de flexibilizacion, no deja titere con cabeza en este siglo que vivimos. No crea que soy ajeno a todo el tejemaneje de las dimensiones superiores e inferiores. Fijese que no es cosa solo de los infiernos. No es solo que aparecen mas Subway's todos los dias, sino que muchas presuntas puertas celestiales tambien estan desapareciendo. Por solo mencionarle una, sepa que hace muy poco cerro Richmond para colocar un local de ropa deportiva. Al parecer las otras dimensiones se estan dando cuenta de nuestra larga crisis y, como no, estan tomando medidas aislacionistas para protegerse. Me imagino que ni el cielo ni el infierno quieren refugiados Argentinos inundando sus plazas laborales. Hace poco me llego el rumor de que algunos Venezolanos habian conseguido llegar a los campos Eliseos. Fue solo un rumor pero no es dificil adivinar que destino les esperaba si la administracion infernal esta convirtiendo sus portales en comederos industriales.
De todos modos, y aunque cada dia queden menos posibilidades de escapar de este mundo utilizando las vias de antaño, dejeme decirle que voy a desoir su consejo final. Es mas: tengo pensado salir a caminar todos los dias buscando gente que este tomando mates.



20 feb 2019

El Cantor

En la fiesta de año nuevo siempre se tomaba fuerte. La familia se juntaba una o dos veces por año, pero era en año nuevo cuando la cosa se iba al pasto. cuatro hermanos, dos hermanas, padre y madre. La casa se habia ido agrandando a medida que crecia la familia. Como en todo pueblo Argentino que esta mas alla de los limites de Buenos Aires, los terrenos habian sido baratos hace cuarenta años. Esto permitio que la casa llegara a tener seis habitaciones, contando la de los padres. Ahora los hijos andaban desperdigados por el Pais. Uno en Corrientes, tres en Buenos Aires. Ana, la mayor, habia vivido muchos años en Mendoza y ahora estaba en Uruguay construyendo una represa. Era la unica que no habia ido a la fiesta. Solo Maite, la menor de los seis hermanos, vivia todavia en la casa. Tenia 15 años.

La fiesta habia empezado, como todos los años, casi al mediodia. Padre y Alvaro habian empezado con el fuego a eso de las doce, justo cuando el sol pegaba mas duro. No habian tardado en abrir el primer vino del dia. Para las tres de la tarde la carne estaba casi cocinada y las botellas de vino vacias se iban acomodando de par en par junto al cobertizo con la leña.

Luego de la comida Padre y Alvaro se iban a dormir la siesta, estrategia predilecta para luego tener una noche mas larga. Ana, cuando iba, la ayudaba a Madre en la cocina a tener todo listo para la noche. Maite, quizas por ser la mas chica, era tambien la mas vaga, y le escapaba a las faenas domesticas siempre que podia. Pero ese año Ana no estaba y Madre no se las podia arreglar sola con todo, razon por la que Maite tuvo que ir a ayudar.

Ramiro y Juan, borrachos empedernidos en cuanta fiesta habia, habian decidido no cortar la racha de vinos con siesta alguna, y seguian entonces destapando botella tras botella y jugando al truco. Sergio, por su parte, habia salido con su eterna enamorada. Aunque se habia ido hace ya tres años, todos los veranos volvia a pasar unos dias y la enamorada lo esperaba para revivir los viejos tiempos.

La comida de la noche habia sido una especie de calco de la del mediodia, con Padre y Alvaro levantandose de la siesta para encender de vuelta el fuego y destapar ahora unas cervezas. Juan y Ramiro acompañaban pelando salamines y cortando queso en la tabla. Luego y durante la cena hubo guitarreada y despues musica hasta las mil quinientas. Uno a uno fueron cayendo los soldados, retirandose cada uno a su pieza. A Juan directamente tuvieron que llevarlo entre Maite y Sergio. Este ultimo, despues de acomodar a Juan, volvio a salir, ya con intenciones de no volver hasta el dia siguiente.

Luego de tomar unos mates en la cocina, ya completamnte sola, Maite se fue a su cuarto. Siempre le gustaba acostarse la ultima. Casi no tomaba alcohol, y le divertia ir viendo como el resto, salvo Madre, se desplomaba ahi donde caia. Ahora que sus padres se habian acostado, que cada uno roncaba en su cama y que Sergio se habia ido, se aburria. No tenia sueño, pero de todos modos se fue a su pieza. Para llegar tenia que atravesar el largo pasillo que daba a las habitaciones de los demas. La suya, bien al fondo, era la ultima.

Mientras atravesaba el pasillo vio fugazmente el interior de cada pieza. Acostumbrada como estaba a ser la unica en la casa (Sergio, seis años mayor, habia sido el ultimo en irse hacia ya tres años) Maite nunca cerraba las puertas. Sus hermanos, que como ella habian vivido buena parte de su vida en el campo, tenian la misma costumbre. Todos dormian con las puertas entornadas o directamente abiertas. La pieza de Sergio ni siquiera tenia puerta.

Estuvo un rato escuchando musica en su DiscMan, una reliquia que habia dejado Alvaro antes de irse a Buenos Aires y que milagrosamente seguia funcionando. A Maite le gustaban las cosas antiguas que requerian algun esfuerzo. Sacar y poner el disco, moverse poco y nada para evitar los saltos y rayaduras, le producian una especie de extraña satisfaccion. En ese momento escuchaba un disco de Pink Floyd que estaba rayado hasta el hartazgo: Dark Side of the Moon. Para escucharlo sin interrupciones tenia que adoptar la quietud de un monje tibetano.
Como esto era mas facil hacerlo en la cama, se hecho en la cama boca arriba, hechando los pies sobre el larguero opuesto al de la cabecera. Antes de apoyar la cabeza en la almohada, lio un porro y se lo puso en la boca. Le dio play al aparato con una mano al mismo tiempo que con la otra tanteaba en su mesa de luz buscando el encendedor.

Mientras fumaba miraba el pasillo. Le gustaba la sensacion de vacio que le generaba la musica, la marihuana y la vista a un pasillo sombrio lleno de puertas. Mientras pitaba lentamente el cigarrillo tenia la sensacion de que todo oscilaba levemente, como movido por un suave oleaje. "Speak to Me" contribuia poderosamente a reforzar la ilusion. El pasillo parecia alargarse y contraerse como si fuera un organismo vivo.

Maite se dejaba llevar facilmente por este tipo de ilusiones. Muchas veces habia mirado las sombras o los objetos de forma oblicua, y en cierto momento veia como comenzaban a danzar y a moverse milimetricamente frente a sus ojos cansados. Por supuesto que, ella lo sabia, no se movian realmente, pues al enfocar la vista veia que no se habian movido un apice de su posicion original. Y sin embargo, mientras entornaba los ojos juraba que la puerta del cuarto de Alvaro se iba abriendo poco a poco. La musica habia entrado en ese loop tan de ciencia ficcion que tiene "On the Run", una melodia mecanica y repetitiva que bien pudo haberse usado para filmar una abduccion extraterrestre. Maite no queria romper la ilusion de esa puerta abriendose por si misma. Entonces cerro los ojos. Lo poco que habia tomado y la marihuana se le estaban subiendo a la cabeza rapidamente. Poco a poco comenzo a sentir que levitaba, centimetro a centimetro, sobre su cama, al mismo tiempo que sentia girar al cuarto muy lentamente, como si fuese un pequeño planeta.

De repente, o tal vez luego de un rato, la musica dejo de sonar. Para Maite, que se habia dormido o estaba en vias de hacerlo, el corte se le antojo repentino. Noto que tenia dormidos ambos pies por haber dejado los tobillos apoyados sobre el larguero. ¿cuanto tiempo habia estado dormitando? Ayudandose con las manos bajo los pies para que la sangre comenzara a correr. Le dolia la cabeza, pero solo un poco. Y, cosa curiosa, por primera vez desde que tenia memoria, la inquieto el silencio total que reinaba en la casa. ¿que hora seria? Intento ver el reloj del Discman pero naturalmente que se habia quedado sin pilas, totalmente muerto. No recordaba donde habia dejado su celular. Probablemente habria quedado en el jardin. De cualquier manera, penso Maite, no faltaria mucho para que empezaran a cantar los estorninos y los gorriones, o como fuese que se llamaran esos pajaros que cantan al alba y que siempre solian despertarla. Maite calculo, con bastante precisión, que debian de ser entre las cuatro y las cinco de la mañana.

Al despertarse, se habia incorporado y sentado en la cama inmediatamente. Era una costumbre que le habian inculcado en sus tiempos de estudiante de primaria. Como tenia el sueño muy facil, se dormia rapidamente si permanecia acostada. Dado que tenia pensado volver a dormir, se acosto nuevamente. Por casualidad miro a traves de la puerta y su mirada cayo justo sobre la puerta de la pieza de Alvaro. Estaba abierta. Entonces recordo que justo antes de dormirse habia visto (le habia parecido ver) la puerta abriendose. ¿se habia abierto la puerta ante sus narices mientras estaba fumada? No podia ser. Tenia que haberlo soñado. Habria visto la puerta abierta antes de dormirse y soñado que se abria. Y sin embargo sus recuerdos le decian que habia sido al revez. Mientras intentaba dilucidar esto noto que sus ojos se habituaban a la oscuridad. Entonces vio algo curioso. Alvaro estaba levantado. No podia distinguirle las facciones, pero notaba por la postura del bulto que se habia parado sobre la cama. ¿que hacia? Viendolo desde donde estaba parecia que miraba al vacio, justo como ella. Aunque no le veia la cara, intuia por la posicion del cuello y la cabeza que miraba directamente hacia adelante, hacia la pared. Maite estuvo observandolo unos cinco minutos, en los cuales Alvaro no se movio para nada. ¿estaria sonambulo? ¿o acaso demasiado borracho para volver a acostarse? Quizas quisiera ir al baño y no se animaba a moverse. Maite dio un salto de la cama y avanzo hacia Alvaro, pero solo llego a dar dos pasos porque, en la cama, acostado, estaba Alvaro. Maite comprendio que nunca se habia movido, que siempre habia estado durmiendo, y que eso que estaba ahi parado era otra cosa.

Retrocedio un paso, y luego otro, con los ojos casi salidos de la cuenca. Tenia un grito cuajado en la garganta que no salia, no salia nunca. Tenia los ojos fijos en aquella cosa con forma de sombra, sin ojos, sin boca, sin nariz. Era como un borron con forma humana. Inmovil, parada sobre la cama de su hermano dormido. ¿que era aquello? Parecia no verla. Tampoco habia escuchado sus pasos. Maite quizo retroceder otro paso y las piernas no le respondieron. Paralizada como estaba, cayo sentada al piso. El ruido de su cuerpo al caer hizo un ruido sordo. Maite recordo que los cabritos, cuando estan asustados, suelen paralizarse y caer al piso como fardos de leña. Aguardo y aguardo en el suelo, pero aquello parado sin moverse. Entonces aquello comenzo a hacer ruidos. Era un ruido seco y burbujeante, como una gargara, como si la sombra se estuviese ahogando parada. "Se esta ahogando en aire" penso Maite. La gargara comenzo a ganar amplitud a la vez que el sonido se hacia mas abierto, mas musical. Ahora sonaba como pequeños troncos entrechocandose, y luego como un xilofon de madera. El ruido variaba y por momentos se contraia a la gargara como se abria al Xilofon. Iba y venia. Empezaba y terminaba. Maite comprendio que era un canto, que aquella cosa estaba cantando. Fue entonces que se sintio observada. Distraida como habia estado con el sonido, no se habia percatado de que la sombra, muy muy lentamente, se habia movido. Su postura habia cambiado y ahora parecia estar girada directamente hacia ella, mirandola de frente. Mirandola sin ojos y sin rostro, pero en una posicion en la que podria verla si los tuviese.

¿cuando se habia movido? ¿como era posible que ella no notara el movimiento? ¿acaso el canto fue un artilugio para distraerla? Apenas tuvo este pensamiento se le erizaron todos los pelos. Sintio el terror en forma de mil aguijones en los brazos y piernas. Pero no tanto por el pensamiento, sino porqu en ese preciso momento en la cara de la cosa habia aparecido una sonrisa, una sonrisa enorme y monstruosa que le ocupaba toda la cara. Era como la del gato Chesshire, como si el gato Chesshire filas y filas de dientes aserrados, como un tiburón. Mientras sonreia, comenzo a dar pequeñas palmadas como acompañando la melodia del canto.

Padre, Madre y todos los hermanos llegaron al pasillo siguiendo los gritos. Encontraron a Maite con la ropa de la noche anterior, gritando como un automata. Estaba fuera de si. Los gritos se escuchaban hasta los ranchos aledaños. Algun vecino, sospechando algun siniestro, tuvo el bien de llamar a la policia.

Maite tuvo a bien nunca contar lo que paso. Preferia decir que fue simplemente un ataque de panico. Algo provocado por la mezcla de Sidra barata y buena marihuana, aunque de esta ultima tampoco dijo nada. Despues del incidente su vida continuo casi como si nada, porque Maite no era dada a los traumas. La unica diferencia esta en que ahora duerme siempre con la puerta cerrada y que, para salir de la pieza, espera siempre a escuchar el canto de los estorninos.


Ilustraciones realizadas por Diego Machado

Ilustraciones realizadas por Diego Machado

Ilustraciones realizadas por Diego Machado


19 feb 2019

Fideos

Soño que le estallaban diferentes partes del cuerpo. Manos, antebrazos, dedos. Empezaban a hincharse de una forma morbosa, como globos o como chorizos demasiado llenos de grasa. La piel se hinchaba y adquiria un tono lustroso de un tono asquerosamente transparente que le recordaba a los preservativos de latex. Y todo esto ocurria rapidamente, en cuestion de segundos. El horror era proporcional a la hinchazos.
Entonces soño que iba al hospital y un medico lo examinaba de modo bastante aleatorio. El examen duro apenas cinco minutos y el diagnostico fue Cancer.
No le especifico Cancer de que, sino solamente Cancer, que era como si dijiera Muerte. A el se le ocurrio que ambas eran expresiones equivalentes, anagramas una de la otra, como Redrum y Murder. Despues de todo ambas tenian seis letras.
Ante su incredulidad el medico procedio a colocarle una lupa sobre el brazo. Debia de ser una lupa bastante poderosa, o directamente magica, porque mirandose el brazo a traves del lente pudo ver sus propias celulas, que eran como fideos. Luego razonaria que era absurdo que las celulas fuesen como fideos o gusanillos flotando en un caldo primordial, y que eso mas bien responde a la nocion que el tenia de las bacterias o lo bacilos, pero en el sueño era completamente normal.
Entonces pudo ver como uno de estos fideos-celula tenia un agujero en la punta. Mientras la mayoria parecian Espagueti, esta celula era un Bucatini. Y vio, con horror, como del agujero minusculo del Bucatini salian sin parar cientos y cientos de pequeños puntos negros. La rapidez y abundancia de puntos le recordo a las mangueras que llenan los silos de cereal.
El medico retiro la lupa y procedio a explicarle, pero el ya no necesitaba explicacion. En el sueño, la voz del medico se confundia con su propia voz, y pronto ya no fueron necesarios ni medico ni consultorio, por lo que estos desaparecieron del teatro de su mente. Comprendia que eran estos puntos negros, probablemente trozos de Bucatini podridos o corruptos, los que inundaban su cuerpo creando masa de tejido adiposo. Era un horror, una clonacion absurda, una multiplicacion de celulas que vomitaban y vomitaban endemoniadas partes de si mismas inundandolo todo, conquistando tejido tras tejido y organo tras organos; Hordas y hordas de monstruosos barbaros, como los Hunos de Atila o los Medos de Jerjes. Los Bucatini iban a convertir todo el hermoso orden de su cuerpo, todos los sistemas organicos, productos de la razon, en un asqueroso y caotico amontonamiento de ADN.
Soño que tenia Cancer y se desperto con la certeza absoluta de que lo tenia. Ese dia fue al medico de verdad. Quizo atenderse directamente con un oncologo, pero los medicos de guardia (llego a ver a tres el mismo dia) lo convencieron de que era completamente imposible sin una cita programada. Despues de todo los oncologos son gente muy ocupada. Tambien le recomendaron, para indignacion suya, que viera al psicologo de turno. Se nego terminantemente y, luego de sacar el turno mas proximo para oncologia, cruzo a comer en uno de los muchos restaurantes que se apostaban frente a la fachada del hospital.
Se arrepintio apenas entro al lugar. Era un sitio deprimente. Supuso que el resto de los comederos debian de ser muy parecidos, asi que finalmente se sento. Eligio una mesa grande y cuadrada, de madera laqueada, cerca de la ventana. Todo estaba bastante sucio. Pidio que le limpiaran la mesa. Un mozo se acerco y sin decir palabra paso un trapo humedo sobre la mesa, lo que al menos alcanzo para remover las migas y el polvo. Le molesto que el mozo no secara la mesa con otro trapo, pero no tenia ganas de llamarlo de vuelta. Pidio una cerveza y un especial de salame y queso que no tenia nada de especial. Entonces se puso a reflexionar.
Tenia Cancer, de eso estaba seguro. La certidumbre era como un yunque en el estomago, como un nerviosismo ahogado y comprimido que solo esperaba el asentimiento oficial, no ya en los sueños sino en la realidad, para desatarse en una tormenta psicotica o euforica.
Ademas, ¿que podian saber los medicos? Podian examinarle el higado o los pulmones. El esofago, el colon. Incluso la sangre. Todos los resultados podian dar negativos y le dirian que estaba sano. ¿y eso que? ¿acaso no era cierto que el Cancer podia surgir en cualquier parte del cuerpo, incluso en los testiculos? Un cuerpo humano esta formado por trillones de celulas, y basta con que algunas de estas... no, basta con solamente una celula cancerosa para desatar el horror al que se creia destinado. Llevado por estos razonamientos comenzo a recordar lo poco que sabia de biologia. Una celula es un organismo vivo. Crece, se reproduce, muere. Su reproduccion consta en dividirse a si mismas. Cuando estan demasiado viejas, mueren y son reemplazadas por sus clones mas jovenes. Un proceso ordenado como el cosmos y preciso como una melodia. Estudiando el orden y la distribucion de las celulas se adquiria el sentimiento religioso mas facilmente que leyendo la Biblia o yendo a la Iglesia. Si no existiese el Cancer tranquilamente podria ser un monoteista convencido. Pero resulta que este orden puede corromperse y que la melodia puede fallar. La maquinaria se descontrola o los violines comienzan a sonar a destiempo, dearticulados. Comienzan a oirse chillidos inhumanos de fondo. La gente abuchea y pide que lo saquen, que extirpen al musico de la orquesta. Si no se procede rapido la locura se extiende a la orquesta toda y lo que suena ya no es ni siquiera una musica de pesadilla, sino una cacofonia. Los musicos ya no tocan los instrumentos sino que se asesinan unos a otros con ellos.
Las celulas viejas se resisten a morir y comienzan a acumularse, a juntarse en turbios sotanos, a mutar. Celulas vampiricas y revolucionarias. Impias que se rebelan contra el orden divino. Los obreros han tomado la fabrica y la produccion es ahora anarquica. Se produce y se produce y se produce. La abundancia termina por traer la muerte. Enorme paradoja. Un tumor no es otra cosa que la utopia socialista trasladada al cuerpo humano.
La cuenta depositada sobre la mesa por el apatico mozo lo saco de este encadenamiento de reflexiones. Habia tomado varias cervezas y casi no habia tocado el sanguche. Ahora tenia hambre. Pidio una cerveza mas y pago la cuenta. Mientras ingeria el sanguche a generosos mordiscones, volvio a sumirse en sus cavilaciones.
Ese orden anarquico pronto se corrompe. La supuesta abundancia no contenta a nadie y pronto los tumores metastasean e invaden terreno como Hitler o Stalin. O envian pequeños contingentes llenos de amenazas por el torrente sanguineo o directamente se pegan al tejido sano mas cercano como una lapa o una siniestra orquidea. Alguna vez habia leido que las celulas cancerosas, como los pobres, se dividen porque no estan especializadas; Como si la unica virtud de la ignorancia fuese la procreacion. Si esto fuese realmente asi, los ricos no tendrian cancer, lo cual prueba que es falso. Las celulas cancerosas ignoran la apoptosis, es decir, la parte de la ley divina que llama a morir a lo viejo. ¿Acaso no podia sentir ya en todo su cuerpo como cientos de miles de minusculos fideos Bucatini desoian esta orden y comenzaban a dividirse y a vomitar hijos y mas hijos. Tal vez era porque estaba borracho, pero tenia miedo de mirarse las manos o los pies. Estaba seguro que ya estarian hinchados como los de un elefantiasico. Un insidioso proselitismo estaba ocurriendo dentro suyo. Sus peores temores, sus mas terribles miedos, ganaban para la causa a sus mejores elementos. Los corruptos y subsersivos se hacian mas y mas influyentes. Ganaban torrentes sanguineos, energia, oxigeno, eslavos. Un maquiavelismo bolchevique o evangelista que ya le hinchaba el estomago, le retorcia los musculos, le provocaba trombosis en brazos y piernas y le enviaba coagulos-bomba al cerebro y al corazon. Ahora ya no sentia los brazos o las piernas. Como estaba seguro de estar hinchandose progresivamente como un globo, mantenia la vista forzosamente en la ventana, mirando a la calle.
Le extrañaba que la gente del bar no se diera cuenta de su transformación. Hecho un vistazo rapido y vio que practicamente estaba solo. Ya eran pasadas las tres de la tarde. Habia pasado la hora de almuerzo, seguramente el horario mas concurrido del dia. El mozo y el encargado habian desaparecido. Solo quedaban dos mesas ocupadas ademas de la suya. Una la ocupaba un vejestorio que debia rondar los ochenta años, y que vestia como si el y el mundo tuviesen cincuenta años menos. Tenia la mandibula caida y la mirada tan vidriosa y agrietada por las cataratas que no seria raro que fuese total o parcialmente ciego. La otra mesa la ocupaba un individuo palido y siniestro vestido de negro; Sin duda un sifilitico o o un tuberculoso. Estaba cabizbajo y con la mirada perdida en su taza de cafe.
Imagenes del sueño le volvieron a la mente. Se le ocurrio que el sueño original habia sido mas largo y complejo de lo que recordaba. Lamentablemente los pantallazos fueron demasiado fugaces como para que recordara algo mas. Solo tenia la intuicion de un panorama mas amplio. ¿que contendria? Se le ocurrio que podria estar la razon de todo aquello, es decir de la Rebelion, del Cancer, de su vida y de su muerte. Moriria de Cancer, eso era seguro. Tenia antecedentes familiares. Todos sus tios y muchas tias habian muerto asi. Su abuelo materno y sus dos abuelas. Su padre. Su madre, aun viva, habia sobrevivido una leucemia y un Cancer de pecho. El caos era un viejo amigo de la familia, una maldicion que, como las viejas maldiciones micenicas, era hereditaria y no cejaba hasta que acababa con toda la estirpe.
Quizo levantarse pero no pudo. Tampoco podia mover los brazos. El cuello, si bien aun podia moverlo, lo sentia rigido y quebradizo, como si fuese de paja. Resistiendose todavia a reconocer la horrible verdad, quizo volver a refugiarse en sus pensamientos.
¿cual cual cual cual, cual puede ser la causa del cancer? ¿por que ocurre, por que acontece? Iba a respnderse eso cuando otra voz, que era la suya y no lo era, le hablo en tono sarcastico.

-  La vida es una enfermedad genetica - dijo la Voz.
- No no no, querras decir el ca-ca-Cancer - dijo el en voz alta. El tartamudeo era mental, como si sufriera de cortocircuitos en alguna parte del cerebro.
- Puede ser que la vida de una persona este plagada de errores. Estos errores causan divisiones en el alma. El alma no es mas que un compuesto de celulas bien ordenadas - Dijo la Voz.
- Eso es un disparate - dijo el.
- Socrates asi lo creia - afirmo la Voz.
- Mentira - dijo El, que habia leido muchas de las obras de Platon.
- Tu vida esta plagada de errores, ¿eso tambien es mentira? - disparo la Voz.
- Estamos cansados de tus errores - continuo la voz.
- Se que cada Cancer tiene una combinacion unica de cambios geneticos, pero un cancer con voz propia es ridiculo - sentencio El.
- Esta unidad, este orden, no nos trae ningun beneficio - declaro la Voz.
- Asquerosa parva de fideos horrendos - dijo El.
- ¡Viva la revolucion metastasica! - clamaron varias voces al unisono.
- El mes que viene tengo turno con el Oncologo - dijo el, con la esperanza de asustar a los Bucatinis. Por unica respuesta recibio un coro de risas histericas. Las risas iban en crescendo mientras el sentia una creciente angustia que se le localizaba en el plexo solar. Un insoportable hormigueo lo asaltaba en casi todo el cuerpo, sobre todo en los brazos y las piernas.
- Mirate los pies - le ordeno una voz femenina. Era una voz diferente a las anteriores. Quizas porque era una voz muy insinuante, cedio a la tentacion de mirarse los pies. Lo que encontro no fueron sus pies, sino dos masas de cientos de fideos a medio cocinar, entre la dureza quebradiza de la semola y la babosa flaccidez de la pasta pasada. No solo los pies, sino tambien las piernas y parte  de la cadera, asi como tambien las manos con sus brazos y hombros se habian convertido en largas tiras de estos fideos. No habia rastro de las falanges ni de los huesos. Toda su masa corporal se habia licuado en esas tiras como de gelatina de semola. Los cientos de fideos que formaban cada extremidad se movian levemente como larvas de insecto. Supo que estaban vivas. Y no solo estaban vivas, sino que vivian de lo que quedaba de su cuerpo sano, chupandole el oxigeno y la sangre como enormes parasitos intestinales, como sanguijuelas. Quiso gritar, pero ya era demasiado tarde: las cuerdas vocales se negaron a obedecer. Al parecer la insurreccion habia llegado ya hasta el sistema nervioso. Pronto hasta sus propios pensamientos lo traicionarian.
A eso de las seis de la tarde, cuando el mozo volvio a recorrer las mesas, le extraño la cantidad exagerada de fideos que habia sobre la mesa, sobre la silla y tirados en el piso. Mentalmente maldijo al imbecil que habia comido en esa mesa. Aunque pensandolo bien era extraño, porque estaba seguro de que el tipo habia comido un sanguche. Casi podia apostar la propina del dia a que nadie habia pedido fideos.

18 feb 2019

Nibiru

Andabamos sin buscarnos, sabiendo que andabamos para encontrarnos

Cuando la vio parada en la esquina, tan flaca y como pegada al poste de luz, aquella frase de Cortazar le vino automaticamente a la mente. La referencia fue tan rapida que no llego a registrar consistentemente la cita, la cual quedo atrapada en su subconsciente. Pero de esto no se daria cuenta sino hasta mas tarde, si es que lo hacia.
 Inmediatamente despues penso que se trataba de una ilusion. O al menos, eso fue lo primero que penso. Luego vio que no estaba lo que se dice parada, sino mas bien apoyada contra el poste. Su cuerpo se quebraba en la cintura, y toda ella daba la impresion de ser un compas demasiado abierto. Tenia las manos bajo la cola, haciendo una especie de almohada entre aquella y el poste. Las piernas, demasiado juntas. Las puntas de los pies flotaban en el aire, por lo que el peso se volcaba en los talones, lo cual le daba a todo el conjunto un aire de inestabilidad, como un castillo de naipes o una fila de domino.
Dado que estaba atardeciendo, la luz crepuscular caia desde el oeste, proyectandose, segun la orientacion de la que el venia, de derecha a izquierda. Como ella estaba apoyada del lado izquierdo del poste (desde la perspectiva de el, puesto que desde la de ella seria exactamente al revez, es decir del lado derecho) el perfil derecho quedaba ensombrecido. Y no solo era el perfil, sino que tambien el cuello, los hombros, el busto y toda ella quedaba como encapullada en la aguda sombra del poste.
Tal vez por eso, porque era una sombra dentro de otra sombra, fue que en un primer momento penso que se trataba de una ilusion.
Apenas la vio, y todavia sin creerselo del todo, reacciono inmediatamente. Lo primero fue dejar de pedalear. Lo siguiente, volcar el peso de su cuerpo hacia la derecha, lo cual provocaria, como provoco, que la bicicleta se arrimase a lado derecho de la calle. Dio luego un par de apretones, rapidos y precisos, a los manilares que conectaban con los frenos trasero y delantero. Esta precisa maniobra (dos apretadas al trasero, una al delantero) provoco que la velocidad de la bicicleta descendiese en tan solo unos segundos de 30 a 18 kilometros por hora. Esto obedecia a dos razones. La primera era extender el plazo de tiempo, aunque fuese solo unos segundos, que inevitablemente tardaria en recorrer los veinticinco o treinta metros que los separaban. Usaria estos segundos para mirar la esquina y terminar de convencerse del todo de que eso que ocurria (ella parada y apoyada contra el poste, las sombras, el ocaso, las nubes como violaceas) era la realidad y no un delirio o la ilusion de algun genio maligno. La segunda razon, que dependia en parte de la primera, era darle tiempo a ella. ¿tiempo para que? Bueno, obviamente para que lo viera. Queria evitarse la molestia de sorprenderla o de hacer demasiado obvia su intencion de frenar. Si ella lo veia, el mero cruce de miradas operaria casi como un saludo, como una invitacion a que el frenase. Un cruce de miradas entre dos personas que se conocen, aun si no se ven hace años, constituye ya de cierto modo un encuentro. Si ella lo veia, incluso podria ser que lo saludase. Entonces podia invertir los papeles y hacerse el sorprendido, el distraido: "Menos mal que me saludaste, si no ni te veia, asi de distraido soy".
Sin embargo, ella no lo vio casi hasta el ultimo momento. No hubo saludo alguno, pero si el tan ansiado cruce de miradas. A el le maravillo como sus ojos cambiaron inmediatamente, justo en el momento del reconocimiento. Vio ese proceso fugaz en el cual el cerebro, tras un reconocimiento, vuelve a traer a la conciencia todas las actitudes, recuerdos y sentimientos en relacion a la persona reconocida. Entonces, si uno mira con atencion la cara de la persona que lo reconoce (era lo que el hacia) podia ver como, ademas de un cambio en los ojos, tambien se producia un cambio en el rostro y en el cuerpo del otro. La postura, la seguridad con la que los pies se paran, la posicion de las rodillas y hombros, lo que hacen las manos o los dedos. El vio el proceso y concluyo que la reaccion habia sido positiva. Levanto la mano en un saludo y dirigio la bicicleta hacia la esquina.
Como un cisne llegando a la orilla, la bicicleta de deslizo sobre el asfalto y se deposito gentilmente en paralelo al cordon. El bajo un pie de los pedales y con el otro giro a contrapedal hasta trabar el pedal contra el cordon, asegurando asi la bicicleta. La saludo. Ella salio de la sombra y le devolvio el saludo. El penso que realmente no tenia nada para decirle, y que eso bien podria ser todo lo que tenia para decirle. Mientras balbuceaba algunas frases sin importancia para ganar tiempo, tenia la sensacion de estar frente a un enorme muro. Un muro impersonalmente blanco. ¿que otras oportunidades tendria de volver a verla? Eso podia ser el final. Tambien podia ser el principio. Al fin y al cabo dependia de el, de ambos. Este ultimo pensamiento lo animo, asi que siguio hablando. Hablaba sin prestar atencion realmente a lo que decia, y sin escuchar realmente las respuestas. Lo importante era vencer aquella sensacion de muro blanco, de muerte absoluta, de nulidad. Las palabras eran como manos desnudas que tanteaban el muro buscando alguna saliente, alguna imperfeccion por la cual colarse. Asi charlaron un rato. Ella sonreia cada tanto, con una frecuencia que a el se le antojo calculada. ¿Era condescendencia? ¿aburrimiento? ¿o apoyo? ¿ocurria que tambien ella sentia el muro? Entonces podia ser que aquellas sonrisas fueran algun tipo de aliento, de complicidad para construir el puente. Tambien podia ser, claro esta, que fueran simples expresiones causadas por la conversacion a la que no le prestaba ninguna atencion. Tenia la sensacion de estar intentando abrir un candado en la mas completa oscuridad. Tenia un enorme manojo de llaves en la mano, todas insertadas en una tipica argolla de carcelero. El probaba una llave tras otra, pero ninguna parecia ser la correcta. No tenia forma de saber si estaba probando las mismas llaves una y otra vez, o de si estaba colocando cada llave de la forma correcta.
Vio que el sol se obstinaba en ocultarse tras las nubes, y que apenas en un rato haria frio. Reparo en que ella vestia una blusa sin mangas, y que tarde o temprano volveria adonde sea que tuviese que volver. Las charlas ocasionales suelen tener un periodo de existencia mas o menos corto. Luego de ese periodo, mueren o se transmutan en otra cosa. Si iba a hacer algo, tenia que ser ahora.

- Un Cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos - Dijo el. Lo dijo interrumpiendola, sin saber ni siquiera que era lo que interrumpia. La frase le salio entera, anudada como una cadena. No fue consciente de lo que decia hasta que la frase salio entera. Ella enmudecio unos segundos. Luego, naturalmente, dijo que no entendia.
- Es algo que escribio Cortazar... en algun lado. - Dijo el, esperando que ella no le preguntase acerca de los Cronopios, algo que por suerte no ocurrio.
- Recorde la frase apenas verte - Mintio el, sin darse cuenta que no era del todo mentira. Ella quizo saber si realmente daba la apariencia de una flor solitaria. El recordo el cuadro inicial, con ella en la sombra bajo los faroles electricos y le dijo que si, que viendola a la distancia le habia parecido una enorme calendula en un valle desierto. Ella sonrio y estuvo de acuerdo en que a esas horas esa esquina era excepcionalmente solitaria. El miro a ambos lados y reparo en que era cierto: no se veia a nadie en ningun lado. Ni en la esquina ni en las calles. Miro hacia las ventanas de las casas de enfrente, donde tampoco vio a nadie. Tuvo la extraña sensacion de que habian sido tragados por un vortice espacio temporal. Penso que tal vez estaban en una especie de bucle y que en ese momento eran los unicos dos seres humanos del planeta.
- Es como si estuvieramos solos en el universo - dijo ella. Sorprendido, el le confeso que habia tenido ese mismo pensamiento. Rieron juntos y ella le confeso, guiñandole el ojo, que era telepata. Entonces ella pregunto que por que una Calendula y no una Rosa o una Margarita.
- Porque las rosas son demasiado cliches, ademas de demasiado delicadas. No crecen en los valles. Por otro lado, las Margaritas son decididamente feas. La calendula esta bien - dijo el.
- O el Girasol - dijo ella mientras metia las manos en su pelo y comenzaba a hacer una trenza.

El tuvo la sensacion de que habia llegado a un punto en el que ya habia estado infinitas veces. Un Deja Vu. Estar recorriendo con el dedo una lemniscata dibujada en la tierra, en donde cada pasada del dedo hace mas profundo el surco, mas lapidario su significado. Tenia la impresion de que el sortilegio en el que habian entrado iba a romperse de un momento a otro. Dentro de poco una señora saldria a barrer la vereda. Volverian a pasar los autos. ladraria un perro, soplaria el viento, sonaria su celular o el de ella. Tendrian que sumergirse de vuelta en sus caminos y vidas particulares, como dos rectas que luego de cortar en un punto tienden a alejarse mas o menos de forma progresiva. Tampoco querria que fuesen como dos planetas a los que sus orbitas acercan cada largos eones. No queria ser Sisifo. Aquella vez seria la ultima.

Ella, que decia ser telepata, seguramente debio de haber captado algo de todas esas sensaciones que lo atravesaban, pues repentinamente dejo de hablar y fijo su vista mas alla de el, en un punto vago entre los faroles de la calle y el firmamento.

Ambos guardaron silencio. El momento propicio se diluia en el tiempo con una rapidez alarmante. El sabia que tenia que decir algo, algo especifico, pero no conseguia darle forma a la materia con la cual luchaba su alma. Parecia increible que no encontrara las palabras. Lamento no ser, tambien el, telepata. Inmediatamente despues penso que la telepatia era para cobardes. Sentia estar empujando una piedra enorme por una escarpada colina. Sentia el peso aplastante en las rodillas, en la espalda y en los hombros y, a cada paso que daba, el peso se hacia mayor. Sabia que de un momento a otro llegaria a la cima de la colina y el peso desapareceria por completo, dejandolo con una inevitable sensacion de hastio, de fracaso y triunfo a un tiempo. Triunfo porque ya no habria peso. Fracaso porque sabia que la piedra lo estaria esperando para volver a subirla. Tenia los ojos fijos en los zapatos de ella. Sabia que lo miraba, pero no podia mirarla a los ojos hasta que tuviera las palabras listas. Ese silencio todavia duro un poco mas.

- Esta haciendo frio - dijo ella cruzando los brazos. A lo lejos ladro un perro. Una furgoneta doblo la esquina. Habia dejado de sentir el peso.