6 ago 2013

Infidelidad en perspectiva.

Lo engañaba, claro que lo engañaba; Lo sabia muy bien, que lo engañaba. Lo había sabido así nomas, misteriosa e inmediatamente, sin ningún tipo de signos o pistas sospechosas, cuando ella le había pasado el mate numero veintitrés o veinticuatro. Lo supo con claridad y distinción  con una evidencia pasmosa. Cartesianamente lo supo. Y ahora, mientras ella se arreglaba el tapado y tocaba los botones del ascensor, el bajaba silenciosamente por la escalera.
Mariela salio sonriendo y sintiendo todo el viento y todo el sol en la cara. Mientras caminaba hacia el este pensaba que el otoño es sin duda alguna la estación mas feliz al mismo tiempo que la mas triste.
En esa hora de la tarde, el sol generaba un cono de sombra que comenzaba en la mitad de la calle y sumía completamente en las sombras el lado impar de la vereda. Al abrigo de estas sombras vespertinas Marcos la seguía a unos pocos metros.
Mariela salio de la zona de los edificios de departamentos y, enfilando por la vieja avenida Rivadavia, comenzó a caminar para el lado de Caballito. Cruzando la calle, Marcos acorto un poco la distancia, al tiempo que se encendía un cigarrillo y simulaba un distraído andar cabizbajo. La persecución se prolongaba casi inútilmente a lo largo de la avenida, en donde Mariela caminaba muy erguida, deteniéndose apenas ante algún escaparate a ver un par de botas o algún sillón antiguo. Al llegar a la altura de Rio de Janeiro, el sol ya casi se había ocultado en el horizonte, y las ultimas reverberaciones de la luz crepuscular bañaban las veredas de un rojo cobrizo. No hacia frió.

Me engaña, por supuesto que me engaña. Lo se muy bien. Lo supe inmediatamente, asi nomas, de un modo misterioso y sin que medien, entre la conciencia de saber a ciencia cierta y la sospecha, ningun tipo de signos o de burda pista. Hace cuanto que lo se, no puedo precisarlo: Puede ser que lo sepa desde hace meses o tal vez lo halla sabido ayer por la tarde. Lo que si recuerdo nitidamente es el momento en que lo supe: Fue en este mismo departamento, el nuestro, una tarde en la que combatíamos nuestro habitual hastío ametrallandonos de mate y radio. Fue en uno de esos mates, en el desdén con el que me tendió el cacharrito metálico, en el vaiven que su cintura hizo al combarse al estirar el brazo por encima de la mesa, que supe entonces que me engañaba. Fue algo extraño, saberlo así  por un mate. Tan categóricamente por un mate. Tal vez por eso sea que ahora, mientras Mariela se da los últimos retoques artesanales en el pelo (esos retoques torpes y descuidados y dados ya con las manos) yo abro con mucho cuidado el cajón de las medias y saco la automática Bersa, calibre veintidós  y la guardo en la parte de atrás de mi cinturón, al abrigo de la camisa. Justo a tiempo, carajo. Ya esta en la puerta, mi pajarito, seguramente buscando atolondrada las llaves en los bolsillos del tapado, pensando en en ascensor y en la puerta de salida, visualizando la puerta de salida y la calle, mas allá de la larga calle, quien sabe que este visualizando ya.
La muy puta, que contenta camina. Que contenta y que linda camina, la muy puta. Y pensar que es la primera vez que la veo caminar desde atrás  Desde atrás y alejándose y no de frente y acercandose. Todos los dias se ve algo nuevo. Si toma un colectivo o un coche me va a costar seguirla. Deberia haber sacado el auto yo. Va tan campante, tan atolondradamente a contraviento que no ha mirado ni una vez hacia atras. ¿Tan segura esta? Debe creer que no tengo la menor idea, que no tengo ni un poquito de sagacidad. Debe creerse que es la Moriarty de las trampas, mi pajarito. Pero por las dudas, andemos con cuidado. ¿Sigue derecho? Ya veo, agarra la avenida. Si hay mas gente es mas facil seguirte, despreocupada, "cabecita de novia", egoista hija de puta. Si hay mas gente es mas dificil pegarte un tiro, Moriarty. Me gustaria saber que es lo que vas a buscar con tanta felicidad, con tanto encantador desparpajo. Hace mucho que no te veia asi. Son increibles ustedes las mujeres: hace falta perseguirlas para verlas magicamente. Cuando uno deja de perseguirlas, y esto es solo cuando uno ya las tiene, entonces pasan a ser casi tan aburridas como uno mismo. Deberia haber perseguido a mas, yo. A Erica, por ejemplo, dado que siempre la tuve a tiro, o a alguna secretaria del estudio, ¿por que no? Esos encantadores animalitos de presa anhelan y esperan ser perseguidos; Representan toda esa comedia de profesionalismo y faldas planchadas solo para ser salvajemente perseguidas. Siempre supe que eran animalitos de presa, hermosas sirenas, y sin embargo nunca. Nunca, Mariela, fijate que nunca. Hija de puta, nunca. Yo pense que con vos era otra cosa, que con vos no hacia falta la escopeta, la red y Africa para correr: Toda la liturgia del cazador y la presa. Esa es la diferenciacion que siempre hice con vos: La de no verte ya mas como pleyade, el sacarme los cuernos y la piel de Pan. Y ahora,Fijate que risa; vos nunca dejastes de ser una ninfa, ¡y ahora hasta me devolves los cuernos!, ¡Y bien puestos! Y bueno, che: La maldad es el error. Pero ahora, preciosa Iris, que tan lindo caminas por la vereda, ahora estamos a tiempo de arreglar ese error. Ahora veo que vos tambien sos un animalito de presa, que nunca has dejado de serlo, que el departamento y tu falso rol casero, que tus promesas de ser madre eran tambien una representacion, una comedia como la de las secretarias del estudio, una excusa para ser perseguida como lo sos ahora. Me gustaria tambien que sepas, ya desde ahora, lo que vas a encontrar esta tarde, al fin de la tarde o quizas esta noche temprana. No vas a llegar a regalarle tu sonrisa de medianoche o el faro de tus piernas y de tu pelo alborotado, que yo bien conozco. Te aseguro que no. 

¿Engañarlo yo? Por supuesto que no. Se engaña a si mismo, que es otra cosa. Si, otra cosa. Una muy diferente. Y es que el lo sabe, por supuesto que lo sabe. Se lo hize saber a todas luces. Muchas veces se lo hize saber. Pero mas que nunca el dia ese de los mates. No pude evitarlo. Si, creo que ahi fue que realmente se dio cuenta. Entonces, si ya lo sabe, ¿Como puede hablarse de engaño? El y yo sabemos que hace mucho que el juego se acabo, y que seguimos jugando como quien no ha oido el pitido o el cese de la musica o, mas precisamente, como quien lo ha oído demasiado bien. El tiene sin dudas mucha culpa de todo esto. Tiene al menos tanta responsabilidad como yo. Cuando una pareja se aburre la culpa es compartida. Nada mata tanto ni de una forma tan final,  como el aburrimiento. Yo necesito otras cosas y el lo ha estado adivinando desde hace mucho tiempo y, ¡el muy idiota!, no ha hecho absolutamente nada. Nada mas que quedarse ahi, con su rutina de dos por cuatro, de trabajo y mas trabajo, y de un Cine que era como la sombra del hastío  como una plegaria o un reconocimiento del desconcierto y del mutuo desinterés. ¿Y Hace ya cuanto de todo esto?. No. El lo sabe muy bien, tiene que saberlo, y entonces nadie podrá decir jamas que yo lo he engañado en modo alguno. Una mujer como yo es complicada, tiene múltiples intereses, necesita la vida y los paseos y sobre todo las novedades, no puede vivir en algo compuesto de días fijos y fines de semana, en algo que se parece, de modo horripilante, a una pista de scalectrix. Para hastiarse, en cambio, no son necesarias mas que las palabras y solamente las palabras. Y luego, cuando uno ya esta hastiado hasta la médula  las palabras dejan de ser necesarias. ¿para que, las palabras? "Mira, Marcos, sentáte. Te tengo que confesar que me estoy viendo con otra persona. Es alto, mucho mas joven que vos y me quiere pura y exclusivamente para cojer." ¿tendria que haberle dicho eso en vez de pasarle el mate de aquel modo, sin mirarlo y con todo el cuerpo pensando en el otro? ¿Para que ese mal gusto? Si al fin y al cabo el lo sabe, como también sabe desde hace mucho del hastío y de lo poco que nos soportamos. Y aunque ciertamente la verdad es que nos soportamos perfectamente bien, y ahi reside precisamente el problema. Pero las palabras... confunden todo, las palabras. Es necesario un párrafo para explicar cada palabra importante. ¿Como hubiese seguido el discursito? "Y no, Marcos, no es que el sea un canalla y yo una puta, no. Es completamente otra cosa. Sucede que el es, como te dije, joven." Es joven y entonces claro, cree que me ama. No sabe que eso que el llama amor es solo la maxima de las vanidades del cuerpo, un hechizo que emana de su propio deseo y de ver mis piernas y mis tetas y mis ojos verde agua.  "Y, que derecho tengo yo, decime, de destruir asi esa inocencia y esa ilusión  ¿Que derecho, eh?" ¿Que derecho, cuando es mucho mejor una vez mas renunciar a las palabras y dejar que los dias y las cosas lo saquen de su enamoramiento? Si, y que me termine viendo como lo que soy. Pura y objetivamente como lo que soy. Y ahi veremos.
Que linda esta la vereda y el cielo con todo este sol. "Romantica", esa es la palabra. El otoño es una estación a todas luces romantica, con todo este sol tibio y todas estas hojas arremolinadas. Fue esplendida la eleccion de este tapado. Hay que guardar bien las piernas, que la minifalda sea un enigma, una sorpresa. En determinado momento me voy a sacar el tapado y entonces estas piernas asi al aire van a ser algo aristocratico, como las columnas de marmol o los rayos del sol en un dia de mucho frio. Un buen par de piernas es algo magnetico. Es increible lo estratega que puedo llegar a ser en cosas como esta, terrible la influencia del oriente. Soy la Sun Tzu de las seducciones domesticas. ¡Que rapido hice! Desde aqui se ven ya los arboles.

Por fin voy a verla. Nuevamente, verla nuevamente. Espero que llegue temprano, que ya estoy aca desde hace un buen rato. Asi que este es el famoso parque. Ya a esta hora no queda ni un puto puesto, che. Que macana, y yo que queria llevarle alguna cosa a la vieja. Tengo que decirle que nos veamos alguna vez aqui pero mas temprano. Tal vez mañana, si me va bien... Si, cosa de encontrar algun hotelito lindo y por la zona. Llegue demasiado temprano... y eso que hubo que hacer las mil y una para despistar en casa al tiempo que a la barra. Y si, hay que tener cintura. Cintura y un poco de cancha, y yo tengo mas lo primero que lo segundo, a decir verdad. A los muchachos se lo hubiese dicho, total tarde o temprano se van a enterar. Andar con una casada, ¡eso si que da prestigio!. Ya me imagino la cara de incredulo del huevon del turco Lopez o de Mendizabal. Anibal sobre todo, pondria los ojos como platos: "¿una casada, con anillo y todo?", me diria con sorna, el tarado. Y yo tendria que explicarle, con exagerada hombria, pretendida madurez y fingido cansancio que si, que con una mujer casada. Pero no, no demasiado grande, ni mucho menos. "Treinta años, ponele. Treinta recien cumplidos, Anibal. Pero si la vieras hermano, parece de 25, hermosa por donde la mires".Seguro que la armarian, si les cuento. Mucha vitoreada, algun laconico brindis en mi honor, eso tiene que haber. Pero despues le van a ir con el cuento a algun otro, a alguna hermana y sobre todo a las novias de turno de cada uno. Y ya se yo las opiniones que esas van a correr a ventilarle a sus mamitas y papitos, y de ahi el chisme llega directo a mi propia casa. Y eso es justamente lo que no quiero. El viejo va a sonreir. Va a sonreir aunque sea involuntariamente y a pesar de alguna mirada mortal de la vieja. "Miralo a Andrecito", va a decir. La vieja en cambio se va a poner verde. Vive en el siglo pasado, la vieja. "Querido, esa chica es muy grande para vos. Ademas esta casada, lo que significa que esta con otro hombre ya". Como explicarle a la vieja que vive en otro siglo y que eso de la edad es algo que no tiene tanto que ver con el tiempo de existencia como con la intensidad de lo vivido, y que ademas ella no la conoce para nada a Mariela y que por ultimo, una mujer esta con el hombre que ama, diga lo que diga un papelito o la opinion del cornudo de turno. El cornudo... y bueno, ya llegue hasta aca, no me voy a andar haciendo casos de conciencia por un pobre tipo que no puede mantener contenta a una mina como Mariela. Feliz yo y pobre de el, que se le va a hacer. Ademas, ¿tengo yo acaso algo de lo que avergonzarme? No señor. Aca la casada es ella, la del compromiso es ella, la "debida" a los santos votos de la puta que lo pario es ella, no yo. Yo estaba libre y soltero. Ademas soy joven, naturalmente voy a estar dispuesto a serrucharle la hembra a pobres infelices como ese,  sobre todo si esa hembra tiene piernas tan largas y sabe hablar tanto y tan bien de todo , y mas aun si tiene ojos verdes y sabe tocar el piano. Dicho y hecho, y  las culpas con el cura, que la vida es para vivirla. En fin, ¡como tarda! Ya casi oscurece che. Mira que son jodidas las minas. Mientras mas lindas, mas jodidas son y lamentablemente no viceversa. Todas jodidas son, en resumen. Por eso vistos y por ver, mejor meterse con una que al menos sea linda. Y esta que llega tarde es tambien inteligente, tanto como para saber que es linda y que es jodida; una hermosa vivora con autoconciencia. Por eso esta llegando tarde, tarde a pesar de haber quedado tan cerca de su casa. Que hija de puta che, lo digo y me sonrio, si no la quisiera tanto le haria pagar bien caro el hacerme venir desde Belgrano en ese quince de mierda, que tarda sus buenas dos horas hasta aca. Haber llegado tan temprano fue una boludez, para colmo de males. Por eso tambien llega orgullosamente tarde: por que sabe que soy un pendejo. Pero (y sigo sonriendo como un boludo, como un boludo que espera ya casi de noche) esta noche no me va a arreglar con esas miradas tan dulces y largas. No señor, ni con eso ni con todos los besos del mundo. Recta final, carajo, que para eso me hizo venir hasta aca. ¿Para que otra cosa sino, a esta hora y tan cerca de su casa? No, no me voy a conformar. No quiero ninguna guarrada a las apuradas, nada de andar entre los arboles. Un hotel bien puesto y a pasar la noche revolcandose como dios manda. Hay que ponerles un alto a estas minas casadas, sino te toman de caniche faldero. Como ya tienen domesticado a un bobo, no ven la hora de pasar a tener una manada. Espero que venga vestida con algo que amerite. El tapado verde de la ultima vez no estaba nada mal. Le gusta esconder el juego a Mariela. Si sera bicha. Y hablando de Roma, me parece que ya la veo venir. ¿Es, o no es, esa que cruza tan rapido entre los arboles?

- Es de no creer, completamente de incredulos, Lopez, las cosas que uno ve teniendo un Balcon. Todo tipo de curiosidades.
- El de usted esta en un piso siete, ¿no?
 - Noveno.
 - noveno, cierto.
- Fijese usted que en los balcones pasa de todo. Un dia Romeo viene a buscar a julieta, y al dia siguiente Monzon la tira a Alicia Muñiz. Y Si hay una pileta olimpica abajo, las posibilidades de un noveno piso son casi infinitas.
- No es su caso, de todos modos.
- No, en efecto que no. No obstante, debajo tengo un parque y una feria enorme. Es casi mejor que una piscina olimpica, Lopez. Uno casi llega a sentir que es una deidad observadora que se recrea ociosa con un mundo siempre interesante.
- Entonces usted es un dios Homerico, Castillo.
- Algo asi. Pero yo no llego nunca al punto de envidiarlos, a esos seres del mundo de abajo. Ni los maldigo ni los bendigo. Mas bien soy como un dios Epicureo.
- Por lo que me cuenta usted, debe haber visto entonces, aunque de forma imparcial y esceptica, sus buenas Illiadas y Odiseas.
- No lo dude. Odiseas, lo que se dice Odiseas, no faltan. Precisamente le cuento esto por una que vi ayer por la noche. De las mas memorables.
- ¿Si?
- Si. No tanto por lo curioso o lo extraño, pues luego de ocurrido el suceso bien pude reconstruir yo todo el aparato causal de una forma que me parecio satisfactoria. Usted, Lopez, usted tambien podria. Despues de todo, ¿no leyo tambien a Conan Doyle?
- A Edgar Poe y a Dostoievsky, Castillo.
- En efecto. Conan Doyle es preferencia mia entonces. Pero le cuento: Ayer hizo un dia muy lindo y soleado, sin el viento horrible del resto de la semana. Como no tenia nada mejor que hacer, estaba exactamente como estamos usted y yo ahora, acodado en esta misma baranda, paseando la vista por el extenso parque, viendo como los ultimos puestos de la feria se desarmaban y como la gente comenzaba a desbandarse lentamente y como con cansancio. Siempre que es asi, suelo jugar conmigo un juego de observacion: Quiero siempre encontrar a la ultima persona que deja el parque, en la medida en que mi vista me lo permite, antes de que se haga completamente la oscuridad.
- Interesante distraccion. ¿Como le fue?
- Bueno, tenia varios candidatos. Algunos puesteros, dos parejas que al parecer no tenian dinero para el hotel o prisa para irse, y algunos solitarios. De esos solitarios me llamo la atencion uno: El unico que no tenia ni un libro ni un perro. Se lo veia bastante inquieto, Lopez, y no habia estado sentado mas de 10 minutos en el mismo lugar. ¿Que conclusiones puede sacar?
- Bueno, es notorio que o estaba loco o esperaba a alguien.
- ¿Nada mas?
- Bueno, si. Tambien es posible que ambas.
- Muy agudo, Lopez, muy agudo. En efecto, a mi tambien me parecia igual y, por la pinta y sobre todo por lo bien vestido que estaba, me incline por lo segundo. Usted bien sabe que esto no es Europa y que aqui los locos son casi todos ridiculos o harapientos.
- Hay que apoyarse en las probabilidades.
- En efecto. Ya era casi de noche cuando la segunda teoria se impuso, desplazando a la del loco elegante. Usted hubiera visto, Lopez, que hermoso espectaculo el de la llegada de la esperada justo en el crepusculo.
- Era una mujer, entonces.
- Naturalmente. Un hombre se cita a esa hora y a solas solamente con una mujer. Si es con un hombre, es solo por asuntos de vida o muerte. Pero hacia alla voy, si me deja continuar.
- Siga nomas.
- Una preciosidad, la chica. Desde el noveno piso, cosas como la edad o la cara no se podian determinar, y los demas detalles, como por ejemplo el color de pelo, eran engañosos con la poca luz que habia. No obstante, Lopez, usted bien sabe que la belleza, cuando es verdadera, es casi tan incorruptible como el ser, y que se la puede apreciar desde cualquier angulo o posicion. Creame cuando yo le digo que incluso desde el noveno piso y casi sin luz, la mujer era un encanto. Ademas, piense, una mujer tiene que ser o un encanto o una maldicion para que la esperen hasta esa hora, y el tipo estaba desde hacia un buen tiempo en la misma parcela de parque.
- Queda indudablemente demostrado entonces. Era una beldad. Ahora continue.
- Ocurre entonces que ella habia cruzado la avenida y decidida avanzaba, yo imagino que con una sonrisa y una mirada mezcla de picardia y arrepentimiento, de reproche y orgullo, hacia donde el falso loco la esperaba.
- Usted es un poeta, Castillo.
- Callese. El la vio. Se que llego a verla. Lo se por un movimiento de la cabeza, por que metio las manos en los bolsillos y por que la inmovilidad posterior solo se podia deber a quedarsela viendo, a quedarse viendo como la beldad avanzaba directa y sonriente hacia el. Toda ella hacia el y seguramente para el. Ahora fijese que yo no me habia percatado de esto: Por la misma vereda, es decir sin cruzar, venia tambien otro hombre. Yo lo habia visto antes, caminando casi paralelo a la beldad, casi en paralelo pero un poco mas atras, ahora creo que logicamente era para cuidar no ser visto hasta ultimo momento. Cuando vio que ella cruzaba, fingio hacer la cola en un puesto de hamburguesas en donde en ese instante se apelotonaba una familia con varios chicos. Yo creo que desde ahi la observo cruzar, y creo que intento seguir su mirada (sin ser visto).
- Para asi localizar al otro, ¿no?. ¿Entonces el tipo del puesto era el marido?
- Conclusion precipitada, Lopez. Tal vez era el marido, tal vez era el amante, tal vez el marido era el otro, aunque esto es casi improbable por la hora y lo secreto del encuentro. Tal vez el otro era un hermano Celoso o un simple infeliz desechado, todo puede ser siempre y cuando tenga un sentido. Bien, veo que guarda silencio. Usted es alguien que sabe esperar para apreciar un buen final, Lopez, un literato. No sabe cuantas cosas puede arruinar un comentario inoportuno. Escuche entonces, como termino la cosa. Bien no podia terminar, como ya se imagina. Estaban ya a unos pasos, diez pongale. Creo que alguno de los dos llego a decir algo. Creo que fue ella. Algo gracioso debio haber dicho, pues el que esperaba levanto la cabeza y amago a realizar el gesto de un comienzo de abrazo. No llego a abrir los brazos por el estruendo, y yo creo que esa hermosura de mujer nunca llego a saber nada. Si lo supo, fue en su fuero interno, pura intuicion femenina o clarividencia de los cisnes. Fueron dos disparos rapidisimos y en un segundo, de costado. La mujer no se desplomo enseguida, sino que por la fueza de los impactos, que creo yo deben, teniendo en cuenta el alguno, de haberle dado en el hombro y en alguna parte del pecho (pues estaba de costado, dejeme que le muestre), por la fuerza de los impactos dio un giro hacia la izquierda. Hay mucha ironia en esto, Lopez, pues si hubiese girado a la derecha hubiese quedado de frente a su asesino, que ya caminaba directamente hacia ella. Yo creo que la mujer no entendio, no llego a entender ni a salir de su asombro. No es algo que uno espera, que le disparen cuando esta a punto de recibir un abrazo. Imaginese la confusion, el sentimiento de que el mundo se debe haber equivocado y de que eso tiene que cambiar y tranformarse en calidez y en unos brazos y luego en un beso o un reclamo. El tercer tiro llego casi al instante y fue a la cabeza. Se lo digo yo, Lopez. Desde el noveno piso, una cabeza que estalla es identica a un fosforo que se prende por un segundo, a un rojo titilar. ¿Que que hizo el otro? Nada, que iba a hacer. Fueron pocos segundos, Lopez, y seguramente uno se congelaria de espanto si esta viendo un par de ojos verdes y casi sintiendo un cuerpo bajo los brazos y al segundo siguiente tiene un cadaver, todavia hermoso pero ya casi un horrible cadaver, tirado en el suelo, entre las hormigas y las palomas del parque. Fijese que ni siquiera atino a cubrirse o a correr, el otro. La diferencia fue que el si llego a comprender. Bueno, no se si a comprender, pero debe haber formulado al menos alguna resolucion posible para todo aquello, para el remate en la cabeza de la mujer y el charco de sangre. Debe haber, en esos segundos, descartado el robo y supuesto la venganza o la justicia o los celos o la maldad de ese otro que luego avanzaba hacia el y hacia fuego nuevamente casi con desden, casi con asco. Fuego tres veces. Las dos primeras en la cabeza del que esperaba y ahora esperaria siempre, y la ultima sobre su propia cabeza. Hay aqui ciertas acotaciones poeticas, Lopez. Fijese: No se por que dije "ojos verdes". Creo que es porque me gusta creer que una mujer capaz de generar una ola de disparos en la cabeza debe al menos tener piernas hermosas y ojos muy verdes o muy grises. Hay también una exactitud idiota...
- Ya lo se, Castillo, a usted seguramente le este dando por pensar que el arma seguramente tenia seis balas, y que como hubo seis tiros, cada uno estuvo pensado, destinado, con anterioridad. Seis balas, seis tiros. ¿si o no?
- Muy agudo, Lopez, nuevamente muy agudo.

1 ago 2013

Como va la cosa.

Como va la cosa en el arte: Antes, los artistas primero hacian musica, llenaban teatros y mucho despues salian en la tele. Muy poco, por muchos años muy poco, casi nada. Luego, despues de muchos años, si tenian talento, caracter y perduraban, eran "mediaticos". Busco las primeras apariciones en TV de Charly y Fito (a Spinetta y al Indio Solario no los cuento por que son los Carlos Castaneda del rock nacional: nadie sabe nunca en donde estan o cuando tocan) y veo que ocurren años despues de que se hicieran conocidos, y casi exclusivamente para recitales...
Los "artistas" de ahora, que en un sentido son mucho mas artistas (falsos, mentirosos, actores mas que artistas), primero aparecen en la tele, despues llenan un teatro, y recien hacen musica, si es que la hacen. Odio los artistuchos salidos de los realitys o inventados por Sony o Emi o por hollywood, tipos que salen por la tele todos lookeados y tienen 1 cancion, a lo sumo dos. Nadie los conoce y de repente son disco de platino, los escuchan mas afuera que en su pais... El proceso es completamente opuesto: Antes si eras artista eras famoso, ahora si sos famosos sos artista...

Ella tambien

El centro era una gran tumba de mármol envuelta en la neblina y en la oscuridad. Luis, que caminaba taciturno por el paredón del cementerio de la Recoleta, pensaba que mas bien el centro debería ser como una gran tumba envuelta en la niebla pero que, puesto que el estaba ahora en la Recoleta (y claro entonces lo de las tumbas) tendría que ir hasta alla para cerciorarse de que efectivamente era una gran tumba. Yo creo mas bien que, mirándolo un par de Whiskys mas cerca, era mas bien como una mezcla de Stavroguin y  aquel tenebroso primo de Berenice que tan bien describió Edgar Poe.
-  Lucho, dejate de joder, vamos para casa
- No.
- Dejate de joder pendejo, son las cinco de la mañana.
- ¿y? Mejor. ¿no ves? Si hasta ya es de dia, ya todos los muertos volvieron a sus tumbas. Bah, lo que es todos todos, no. Falta uno.
- Dale Luis, tengo sueño. Te juro que me voy y te dejo aca entre los claveles y las margaritas. ¿venis?
- Sali. Saca la mano che, y no me sonrias asi, sabes que no va a servir. Yo me voy al centro, vos si queres anda y prepara café, que seguramente voy a volver sin sueño.
- Y encima el señorito quiere un café. Andate a cagar, haceme el favor. Yo llego y me voy a dormir dos días seguidos, o armo un bolso y me voy a mexico a escalar una pirámide, o salgo de nuevo a acostarme con el primer idiota que se me cruze.
- ¿Ah si?
- Si, ¿Qué te reis? Es lo que vas a ganar por dejarme sola un sábado a esta hora.
- Hace lo que quieras. Antes de salir para mexico podes dejar café caliente en la cafetera. Chau.
Y si. Viendolo alejarse pensé que si, que algo de Stavroguin había tenido siempre. Era algo como palidez que sin embargo no era palidez, era otra cosa. Alguien había dicho, o tal vez lo este diciendo yo, que la soledad es un aura. Luis siempre había tenido, ahora lo veo, mientras se aleja casi pegado al muro, como si estuviese caminando por un sendero de montaña y fuese necesario pegarse lo mas posible al farallón, siempre había tenido un aura lúgubre, algo como una mirada de pozo o de callejón a las seis de la mañana. Y ahí va pegado al farallón, mi viajante, mi caballero negro, como si del otro lado acechara el abismo y soplara un viento frio y gélido, Sigfrido, y fuese necesario pegarse con todo el cuerpo y toda el alma al frio muro de piedra para no caer a un abismo.
Ya mas tarde, acodada en la baranda un puente, Andrea miraba las columnas de la facultad de Derecho, y pensaba que si, que para que mentirse a una misma, para que seguir creyendo que Ligeia cuando evidentemente Lady Rowena, Lady Rowena y entonces siempre de fondo esa tristeza, siempre al final las tumbas y los cementerios. Si: Yo soy sin dudas el farallón al que el pobre viajero se aferra. Da lastima ver como se aferra el pobre, como se aferra y que frio debe ser el viento. Si no fuese por aquel vampiro, por aquel invencible fantasma de vampiro, aquella insuperable Ligeia. Insuperable, si, pero insuperable por muerta y no por otra cosa. ¿Cómo pelear, en efecto, contra la perfeccion del recuerdo? ¿Cómo  derrotar el concepto y el idilio con un misero presente de cines y paseos por la Recoleta? Y, sobre todo, ¿Cómo hacerlo cuando una es acechada a cada vuelta de la esquina por el vampiro? Cualquier cosa lo desencadenaba, tristemente cualquier cosa. Un árbol, una sombra, una vidriera, ciertos cielos e incluso ella misma, Andrea, Hermosa Lady Rowena de dorada cabellera, incluso ella en jumper o sobretodo o incluso desnuda en la penumbra de una pieza, incluso ella, sobre todo ella.
Pero, ¿seria acaso por eso? ¿Porqué-precisamente-sobre-todo-ella?. Esta idea la inquietaba sobremanera, volvia y volvia como en olas. Que puta. Que hija de puta. Morirse asi. Para morirse asi había que ser una hija de puta, había que haber leído a Poe. Pero ella tambien había leído a Poe, ella tambien era alta y brumosa como una figura de boticelli, ella tambien había llegado a quererlo. Y, desde la muerte de Ligeia la de profundos ojos y cabello oscuro como-el-ala-de-un-cuervo (y era asi, según podía inferir por las descripciones de Luis ella es asi,sigue siendo asi, con cualidades que son sustantivas, con accidentes que son esenciales) ella había sabido ser ese farallón para una existencia terrible, la red protectora ante el abismo.
- La puta madre.- murmuro Andrea sobre el puente. – Puta madre, que triste que es esta vida.
Mas tarde, en algún colectivo que se internaba en el centro como una hormiga en un hormiguero que despierta, Andrea seguía pensando que si, que la tristeza y el sosten, el farallón, que todo eso, que esos meses, esas madrugadas de oir a Luis hablar y hablar como un loco y al final era simpre lo mismo, era la posesión y entonces era como hablar y estar con Agustina. Entonces había que apurarse y hacer el amor, buscar en la cama aferrarse desesperadamente al farallón, a la vida, alzar las cruces y las ristras de ajo, ahuyentar al vampiro con un ritual desenfadado y como ya sabido. Habia que apurarse, si. Sobre todo en las piezas. En las piezas Agustina aparecia mas rápido que en ningún otro sitio, y entonces había que desnudarse antes de que apareciera, porque sino era verdaderamente un asco estar desnuda tambien ante ella, enfrente y alrededor de ella, siendo ella. Siendo ella, siendo ella, se repetía Andrea en su fuero interno, y ahora que lo pienso el es tambien un hijo de puta. Y yo tambien. Mira que estar los dos presos de una muerta, de algo que al final no es mas que un monton de huesos pudriéndose en la chacharita, que un par de fotos en un cajón y que un monton de recuerdos falseados y arreglados. Pero entonces por que este nudo, por que Luis llendo al centro como un sonámbulo y yo como una idiota siguiéndolo. Los dos persiguiendo un fantasma. ¿Por qué? Porque por que. Mejor me bajo aca.
Aunque claro, para Luis de algún modo siempre es de algún modo ella(Agustina caminaba ya perdida entre alguna de las calles de Tribunales), Ligeia en alguna de sus formas, en alguna fase de sus horrendas metamorfosis: Arbol, sombra, tres de la tarde, lienzo de Moreau, todos los bares del centro.  
- Queda la verdad que dicen las grullas: No te aventures mas alla del valle mortal. – recito Andrea en voz baja. La ciudad toda era tal como había dicho Luis: Una tumba en la niebla, un conglomerado kafkiano de opresivas fachadas grises, de traseuntes anónimos que se apelotonan bajo la presión de la neblina y la garua. Era como si una inmensa y pesada nube hubiera descendido en terrible epifania para copular con las ruinas de una antigua capital.
Andrea lo sentía a Luis al modo de un extraño doppelganger. Sentia que el centro era un laberinto de dimensiones borgeanas, un interminable cuadriculado de pesadilla, con infinitas esquinas e infinitos bares, infinitos pasos de cebra e infinitos embotellamientos, infinitas estaciones de subtes, un todo esférico, un rizoma. Inconcientemente, quizás, había un centro. Dicho centro estaba, tal vez por simple habito, en el obelisco.
Una ráfaga de viento y rocio hizo flamear como una lúgubre bandera el piloto marron de Andrea. Habia en eso algo parecido a un orden teleológico, a una profecía o un oráculo que se había iniciado en la madrugada en que Agustina había comenzado con las pastillas, había seguido con el Vodka y había terminado con con el sueño lucido y con la muerte, con la inutilidad de la sala de urgencias. Un remolino lento y siniestro en donde Luis y la realidad y los r ridículos proyectos de convivencia y futuro propios de todas las parejas se habían hundido (como la ciudad se hunde en la niebla) para que luego yo llegara un dia como una pieza mas que pasa de querer conocer el ruinoso parque de la ciudad a enamorarse de un cazafantasmas. Enamorarse, asi, en una forma tan ridícula que es para ir ya mismo a tirarse al rio por el dique 3. Y quien iba a pensar que iba a terminar envuelta tambien yo; Yo, justo yo. Entonces, por primera vez en el dia, tal vez por primera vez desde hacia meses, se sintió molesta. ¿Por qué había seguido a Luis, se pregunto en un acceso de sol y lucidez, de un modo entre mórbido y curioso? Y sintió tambien algo que era una mezcla de rabia y asco. Pero no sabia si era por ella o por Luis, por su tendencia a seguir viéndola y oyéndola (no a ella, sino a la otra) o por no irse realmente a mexico o a acostarse con por ejemplo ese petiso lleno de pecas, con cara de erizo. Un tipo repugnante, si. Seguramente de esos que llevan a comer a las mujeres a los shoppings y que disimulan mirarle el culo a cualquier otra mientras hacen la cola para el cine. Si, despreciable, pero sencillamente acostarse con el (o irse a mexico) solo para demostrarle a Luis (pero sobre todo a Agustina) que ella estaba del lado de la vida, totalmente del lado del sol y de la vida, que ella (ahora sentada en uno de los canteros de la plaza de facultad de medicina, bamboleando las piernas, la mirada perdida en alguna cúpula que rasga la niebla) no necesitaba caminar pegada al farallón de un recuerdo o de una oscura ausencia; Por que era eso, una presencia en forma de constante ausencia, un hueco que de tan vacio era solido. Tampoco estaba dispuesta a ser la médium, el puente o la excusa.
- Como baja la niebla.- dijo Andrea cerrando los ojos y hechando el pelo para atrás -. Como desciende amenazante, Luis. Amenazante como un buitre sobre los despojos. Si la vieras… Soy una pava, una pelotuda: Claro que la ves. Si viniste saca solo para mirarla.- Andrea pensó o se dio cuenta entonces de alguna cosa. Saco un marcadorcito de los insubestimables bolsillos del piloto y escribió en una piedra “alguna vez todos tendremos un comienzo”. Abrio los ojos, tomo envión con el ultimo sacudón de sus piernas y de un salto se puso a caminar con la vaga excusa de tomarse un café por corrientes.  
Que Luis nunca la había querido lo sabia de sobra. Era otra cosa, una persecuccion, una liturgia de las conversaciones y de los silencios, un ir en busca del tao o del nirvana o de Ligeia o de la Felicidad, siempre de a dos pero de un modo paralelo, separado, cercanos pero como sin tocarse. La relación era ese espacio, esa dirección inexacta, era estar en un misero mismo espacio de dos mil metros cuadrados rellenos de mugre y niebla y no poder hallarse, sin siquiera buscar hallarse, como estar envueltos en un sueño sin saber que solo son el personaje inventado del sueño del otro. Andrea ya lo había adivinado hace mucho, si yo soy al final peor que el, soy solamente la silla, el caballo, el puente o el habitáculo, la maceta en donde se espera la reencarnación o el renacimiento o la putisima transmigración; Y el cree ser Hermes o Paracelso, el arcano numero 9 (numero mágico), “simboliza la grandeza en la penumbra o en la soledad”. Y quien me dice que desde el principio, un poco sabiéndolo, un poco culpable, quien sabe si el no la buscaba desde el principio. A lo mejor… la crueldad es muchas veces un adorno, y todo adorno es siempre una mascara.
No obstante era notorio que algo había cambiado en los últimos tiempos. Habia una intensificación de los espacios y tambien de los estallidos. Luis la había estado llevando demasiado seguido a esos hoteles maravillosamente Dostoievskianos. Habia un casi indisimulado deseo de perderse en el sexo, en las calles oscuras, un apresuramiento. Ya casi no hablaban ni tomaban café. Andrea se pregunto entonces que razones habría encontrado Luis, en el caso de no haberla conocido, para no suicidarse. Era sin dudas el camino mas comodo y la respuesta final, positiva o negativa pero final, a esa huida o a esa puta búsqueda. Era a todas luces algo mucho mejor que toda esa mierda de andar perdiéndose en el centro sin haber dormido en toda la noche. Si, últimamente el estaba errático, misántropo y errático, y entonces había que matarlo, matarlo o matarse los dos, tirarse al puerto o en su defecto saltar de algún puente.
Andrea se dio cuenta entonces que sus pasos la guiaban, en espiral y casi sonámbula, para el lado del puerto. “Erratica”, volvió a cargar Andrea en el semisueño de caminar por calle corrientes, si, tambien yo estoy errática. Todo es una pieza de relojería que es como una nebulosa, como girar en la cama o estar borracha, y todo es tan gris que es casi natural que ese que ahora veo cruzar Uruguay como un autómata sea Luis, como si no fuese otro que Luis espantozamente del brazo de Agustina. Pero no, por suerte no del brazo. Gracias a dios que no del brazo. Pero detrás. Si: detrás. Claro que esa que parece seguir, sin siquiera dar vuelta la cabeza(y su melena negra como el ala de un cuervo ondea preciosamente) como una sombra no es otra que la muertita, que la hija y la madre de todas las putas; Putas de las que por supuesto yo formo parte, pues ya estoy tambien cruzando corrientes como una loca detrás de el, quiero decir detrás de ella.