29 jun 2025

Mosaico

1

Esta es la historia mil veces contada de un hombre que conoce una mujer y estupidamente se enamora. La conoce en un bar. En un tipico bar del once. En esos tipicos bares que solo pueden encontrarse ya en los cada vez menos tipicos, pero tipicos aun, barrios centricos de Buenos Aires. Entra un dia a ese bar especifico, como ha entrado tantos otros dias a tantos otros bares. Al parecer, nada fuera de lo comun. Pero la ve. La ve y al instante se enamora. Al instante sabe que es ella, que de ahora en mas es ella. Bella como la Luna, emocionante como el alba, terrible como un ejercito. Se propone, por supuesto, conquistarla. Se acerca, hablan. Consigue su telefono, suficiente por un dia. Vuelve al siguiente, cree en el destino, sabe que va a encontrarla y por supuesto la encuentra. Apela a la fantasia, a los lugares comunes. Un ramo de flores un dia, un cholocate otro, cervezas siempre. Insiste, la hace reir. Parece que la cosa funciona. El habla mucho y ella poco. Le cuenta quien es, que hace, que quiere. Quiere saber que quiere ella, que hace, quien es. No le es facil, ella entiende el juego: sostiene el misterio, le esconde la sortija, se hace desear. El mozo les sirve una cerveza tras otra, mecanicamente. Un dia finalmente se deja abrazar a la sombra de los arboles Plaza Once. Y asi la cosa avanza.

Luego el hace los arreglos. Fumando en la entrada le cuenta al portero de su edificio, confidente y casi amigo, que se ira una semana a Necochea con su enamorada. Nunca le gusto el mar, pero ahora, inmenso y abierto, le parece un simbolo de su amor. Convence al portero de que le cuide a Baco. Baco es un gato negro enorme y hermoso de ojos verde uva. Lo tiene hace años. Al portero mucho no le gustan los gatos pero esta acostumbrado a esos encargos. Arreglan una cifra y ya esta, ese mismo viernes salen a la ruta. 

Ahora estan en la Costa Atlantica. La playa es amplia, y el piensa que todo es amplio. Fuera de temporada hay poca gente y sin embargo el clima los acompaña. Todo el tiempo es para estar juntos y descubrirse. Obnubilado como esta, la abraza mañana tarde y noche. Ella se deja asaltar, a veces con gusto, otras veces con un suspiro vago. A medida que pasan los dias siente en ella la presencia de un misterio, la sombra de algo oculto. La tarde del penultimo dia ella confiesa. Tiene un hijo de siete años. No se queda con ella sino con "una gente". El quiere saber, hay un tire y afloje. Quiere saber todo de ella, quiere compartir su carga. El chico no tiene padre, ella parece sufrir con la situacion. No se hable mas, mañana mismo vuelven a Capital. El chico tenia que estar con su madre, no con cualquiera. En el viaje de vuelta el habla todo el camino; Hace planes, proyecta una mudanza, una feliz familia de tres, piensa en las escuelas primarias cerca de su departamento, espera que al chico le gusten los gatos. 

Ahora estan en un muy poco amigable barrio obrero. Las hileras de monoblocks, grises e identicos uno al otro, se extienden formando un conjunto bastante desagradable. Luego de observar las estructuras, aparentemente indistingibles entre si, entran por fin en uno de los mas horrendos. Adentro, esta "esa gente", que resultan ser - el no entiende o no le interesa - amigos o quizas familiares lejanos de ella. Una vieja horrible que es maltratada por un borracho. El interior es casi peor que el exterior, todo es suciedad y desorden. El chico va descalzo. El borracho empieza a gritar, exige no se sabe que dinero por cuidar al chico. La vieja lo apoya. La situacion escala rapido. Los gritos se escuchan desde la vereda. Desesperada, la madre le dice al chico que se ponga las zapatillas. El chico, aterrado como esta, no entiende a la primera ni a la segunda, pero a la tercera corre y se calza. En esto el borracho ha golpeado al hombre sin previo aviso. Se trenzan en una pelea. Aparece un cuchillo en la mano del borracho. En un mismo acto la madre toma al hijo y el hombre el cuchillo de su enemigo. Acto seguido el borracho esta en el piso con un cuchillo ensartado a la altura del riñon. De la mano el hombre y la mujer y la mujer del niño, salen corriendo y suben al auto. Los gritos de la vieja los siguen hasta que arrancan. 

La vida de los tres se organiza en su departamento. Todo ha sido tan repentino que tarda varios dias en recordar al pobre Baco, que de todos modos parece se ha acostumbrado a la casa del portero, lo cual es una suerte porque tanto su amada como su hijastro parecen ser alergicos a los gatos. El gato queda momentaneamente desterrado. Le pide nuevamente al portero que lo cuide, pero contra todo pronostico, este ultimo no le gusta la idea. Acepta a regañadientes, solo por ahora. El chico es parco y callado, casi mudo. El promete encontrarle escuela antes de que termine el verano, pero por ahora debe volver al trabajo. En su fuero interno se promete prosperidad, se promete un asenso, se promete todo lo que no se prometia cuando estaba solo. El comienza a trabajar doble turno y ella pasa mucho tiempo sola. La vida transcurre aparentemente tranquila. Un dia, tras llegar del trabajo, alguien toca el timbre. Se sorprende al ver a dos policias cuando abre la puerta. 


2

Esta es la historia mil veces contada de una mujer de la cual se enamora un hombre. Ya no tan joven pero todavia tiene lo suyo, y lo aprovecha entre los bares del Abasto. Ha aprendido algunas lecciones, sabe como aprovecharse de que se aprovechen. Saca partido entre los parroquianos, cada tanto accede al manoseo o al sexo. Seducir a los borrachos le alcanza para pieza y vicios, mas el extra que mes tras mes le manda a aquella gente para que le cuiden al hijo. Los fines de semana trata de tenerlos para ella. Ir al cine. Ver a las pocas amigas que le quedan. Pasarse el dia durmiendo. Una tarde, mas sombria y lluviosa de lo normal, entra al antro un tipo insoportable. Cree haberlo visto antes, no esta segura. El seguro la vio, piensa. Nota la cara de idiota que pone al verla. Conoce esa mirada. Una partida ganada antes de jugarla, piensa aburrida. Luego lo de siempre, la rutina. Es mas lento de lo que le gustaria que fuese. Flores, que estupidez. Chocolates en pleno verano, hay que ser pelotudo. Pero le sigue el juego como si fuera una adolescente. Descubre que a el le gusta el rol y decide adoptarlo. Los proximos dias va menos maquillada y adopta un teatral aire melancolico. El no le parece ni muy atractivo ni muy divertido, pero paga las cervezas puntualmente. Lo escucha nombrar un auto y un trabajo en una escribania. Le rie religiosamente los chistes y le va abriendo el camino sin hablar demasiado. Señales con las manos, señales con los ojos, señales con la boca. Lenguaje corporal, no hace falta mas. termina cediendo de puro aburrimiento, casi de lastima. Ha tirado tanto de la soga el pobrecito que que le cuesta. Descubre que es mas eficiente un tonto fijo que varios de ocasion, asi que la cosa avanza. Un dia el le propone una escapada a la costa y ella acepta. Odia el mar pero esta harta de la ciudad. 

En la playa, un pequeño departamento a tres cuadras de la costa. Desde chica que no volvia a la playa. Por fin algo la emociona. Una lastima no estar sola, una lastima tener que soportarlo encima suyo todo el tiempo, literal y no literalmente. De dia la chachara y los jueguitos de enamorado que soporta, que debe soportar, con estoica resignacion. De noche y no tan de noche el sexo, que concede y entiende mucho mejor que lo otro. Una de cada cuatro casi llega a no ser malo. Una tarde, quizas con varias cervezas demas, se le escapa lo del hijo. Se recrimina la torpeza pero, que mas da. Tarde o temprano todos sus amantes se enteran del chico. Muy pronto se arrepiente de su confesion. El pregunta y pregunta. Tiene complejo de mesias al parecer. Eso o un padre ausente. Habla no se que disparates, de repente dice que quiere ser padre. Se conforma con reirse solo por dentro. Y de repente el tarado quiere volver a capital para llevar al chico y que vivan todos juntos. Tiene que esforzarse por no gritarle. Una vez que viaja y tiene que ser con un idiota. Pero el es inflexible y terminan volviendo. Se muestra todo lo indiferente que puede durante el viaje. En fin, que haga lo que quiera, le da igual. Antes de que llegue n a la ciudad ya ha llamado a aquella gente y ha arreglado el escenario para hacer el encuentro lo mas dramatico posible. 

Pero la cosa se descontrola ese dia. El imbecil que le cuida al nene no distingue el teatro del drama verdadero. Se arrepiente de haber confiado en ese borracho bueno para nada. Ve la oportunidad de ahorrarse un costo y manda al chico a que agarre sus cosas. Pero la cosa escala de discusion a agresion y luego, ni siquiera vio como, a homicidio culposo. Homicidio del que no quiere formar parte asi que se alegra cuando el la arrastra fuera de alli y la sube al auto junto con el nene. 

La vida en el departamento del tipo es aburrida, mas aburrida de lo que se imaginaba. No sabe que hacer con su tiempo, no sabe que hacer con su hijo cerca todo el tiempo. No le gustan los gatos, y al gato de el decide que lo detecta. Lo convence de que el chico es alergico y se alegra cuando consigue que la bola de pelos vuelva a porteria. No le gusta la ultima mirada que le lanza el gato antes de que se lo lleven. Le deja una mala sensacion. Algo no la convence. La situacion no la convence del todo. Apenas el hombre vuelve a trabajar, se escapa al bar para ganar algo de plata. Su nene la ve ir y venir se diria que con indiferencia. Un dia lee en el diario que el asesinato del borracho esta en policiales. Se habla de un ajuste de cuentas o de un crimen pasional. La policia tiene varios sospechosos, segun la nota. Empieza a pensar como sacarse de encima a ese tipo que sigue enamoradisimo de ella, que es mas pesado que mosca de velorio.

Pasan las semanas hasta que, un dia de suerte, en el bar la aborda un tipo que a la legua se huele que es cana. Esa misma tarde lo arrastra a un telo y, mientras se deja desnudar, le pregunta entre suspiros si esta al tanto del crimen de los monoblocks. El dice que no, que si, que que le importa. Ella entre jadeos desliza que quizas tenga informacion importante sobre el caso. 

3

Esta es la historia mil veces contada acerca de un tradicional portero de edificio. Hay decenas o cientos de historias que contienen porteros. Son seres casi omnipresentes en la literatura. La señora Rosenblum en "el tambor de hojalata", el anonimo conserje de "la montaña magica", Jack Torrance, el conserje de "El Proceso", El hombre del Umbral de Borges, La Portera en "Las Puertas del Cielo" de Cortazar, los siniestros encargados de los cuentos de Mariana Enriquez, la Pensionista que vende a su hija en "Los Lanzallamas", El señor Sommer de Suskind, el portero de Maria Iribarne en "El Tunel" (claramente un agente del reino de los ciegos) . Y si consideramos a la khozyáyka (patrona o casera) rusa como una subespecie de los porteros, pues los ejemplos se multiplican. Tenemos patronas en Gogol, Pushkin, Tolstoi, Chejov, Cherniveski, y por supuesto todas las patronas Dostoievskianas, primera de todas la aborrecible Praskovia Pavlovna, justamente hachada por Raskolnikov, su hermana que no recuerdo el nombre, quizas no lo merecia tanto. Por ultimo y para cerrar la aburrida lista de referencias hay que mencionar a la misteriosa y atrapante Katerina que vuelve loco al pobre Ordinov en la obra titulada justamente "La Patrona". Baste todo esto para dejar claro que los porteros han sabido ser en los siglos pasados una raza de selecta alcurnia, mezcla de carcelero y cancerbero, cruza de arrendador y rey del castillo, un cargo o titulo hereditario que sobrevivio a dos revoluciones industriales pero que la ultima modernizacion informatica parecia estar siendo eliminando de las profesiones, incluso en un sitio tan tradicional como lo era el once. 

Volviendo a empezar, podriamos decir que esta es la historia de uno de los ultimos ejemplares de la vieja y honorable raza de los porteros, una raza que esta en franca extincion. Mario era uno de los pocos porteros que no habia sido ya reemplazado o por una administracion auto suficiente o por un portero automatico. Fiel a su puesto y consciente de su posicion, cumplia sus funciones con un fervor cuasi religioso, al mismo tiempo que reflejaba una tranquilidad analoga al de un monje shintoista atendiendo su templo. Su edificio era su templo y sus inquilinos eran las deidades a las cuales les hacia ofrendas, favores, y de las cuales esperaba tambien favores y pequeñas ayudas. Toma y Daca, lo tenia escrito en una placa sobre la puerta de porteria. Desde hacia treinta años veia desfilar a los inqulinos, siguiendolos con la vista y la imaginacion en sus idas y venidas. Hombre huraño pero de naturaleza amable como era, mas dado a escuchar que a hablar, iba componiendo su vida de las anecdotas que oia y de las que a veces participaba como extra o como decorado. A Mario le gustaban los animales en general. Los perros sobre todo. Pero no tenia espacio para tenerlos, asi que se conformaba con animalitos mas pequeños. Pajaros sobre todo. Solia cazar con tramperas en sus fines de semanas libres (el cuarto de cada mes) y tenia una modesta pero hermosa coleccion de pajaros que llenaban de cantos desde sus jaulas el pulmon del edificio. Jilgueros, cabecitas negras, gorriones. Les ponia alpiste y agua todos los dias, sin excepcion. Luego de alimentar a los pajaros, se alimentaba el mismo, muy frugalmente, y comenzaba con el mantenimiento del edificio. Revisiones periodicas, arreglos de electricidad y plomeria que le dejaban siempre un mango extra, subirle el diario a la señora del septimo, encargos aqui y alla. Amable con los amables, desagradable con los desagradables, blando con los blandos y duro con los duros.  Cuando se aburria simulaba barrer la vereda para charlar con alguien al paso. Cuando no se lo veia por el edificio es que estaba durmiendo en la porteria con la tele zumbando. 

Un dia noto un cambio, como siempre notaba cualquier cambio que ocurria en su edificio, en el comportamiento del muchacho que vivia solo en el tercero C. Lo conocia bien, al pibe. Mario le decia pibe pese a que el muchacho del 3C era ya un hombre hecho y derecho, pero, las diferencias de edades, ya se sabe, hay gente que le dice pibe a todo el mundo. Cada tanto charlaban en el palier o se fumaban un pucho en la vereda, al atardecer. Siempre le habia parecido un muchacho simpatico, aunque algo solitario. Trabajaba en el centro, eso creia haberle oido. Empleado administrativo o algo asi. No recibia muchas visitas, no le conocia familia o novia. Bueno, o eso era hasta hace poco. Lo habia notado casi instintivamente, el cambio. Algo en la forma en que lo saludaba al pasar, quizas el cambio sutil pero imposible de dejar de percibir para el ojo avizado de un portero, en la forma de vestir. Habia empezado a usar zapatos de punta y saco, cuando antes se conformaba con mocasines y cualquier campera. Los pantalones y las camisas bien planchadas, un mejor aspecto en general. "Una mina" , habia pensado o quizas habia dicho Mario para si mismo mientras barria los pasillos. Cuando lo vio parado en su puerta, con la peticion de que le cuidara al enorme gato negro porque iba a pasar unos dias en la costa con "alguien", Mario sonrio para si mismo, el instinto nunca le fallaba para esas cosas. 

Como le gustaban los animales, acepto quizas demasiado rapido y por demasiado poco a hacerse cargo del gato por esos dias. Penso que un gato adulto, casi viejo, se dedicaria mas que nada a comer y a dormir. Pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba. Porque si bien es cierto que aquel gato comia copiosamente y, de a ratos lo encontraba dormitando en los lugares mas insolitos, como sobre la vieja television CRT o sobre una pila de periodicos, tambien era cierto que se dedicaba a corretear de aqui para alla, derribando furiosamente todo lo que estaba cerca suyo. Era cierto que se colgaba de las cortinas, o que intentaba trepar a lo alto de los estantes. Era cierto que habia comenzado a atacar con saña su viejo sillon de cuero, el cual ya contaba con las marcas imborrables de las garras de la bestezuela. Todavia no habia orinado fuera de la caja de arena, pero Mario intuia - y el instinto, era sabido, no le fallaba en estas cosas - que solo seria cuestion de tiempo. Mientras tanto, el muchacho seguia en la costa - ¿cuantos dias pensaba tomarse? Era cosa seria las vacaciones de los administrativos - aquel gato se habia apoderado por completo de departamento. Era pasmoso lo rapido que se habia habituado al cambio. El peor peligro, sin dudas, eran sus pajaros. Habia tenido que sacarlos al patio interno para protegerlos. Como era verano, el clima lo acompañaba en el movimiento de salvataje. Pero el gato ya los habia localizado y no les perdia pista. Habia encontrado a la bestezuela mirando fijamente la puerta corrediza que lo separaba de las jaulas de los pajaros, que colgaban en lo alto. Habia aceptado al gato mas por los codigos de camaraderia que creia todavia imperaban entre los hombres, pero ahora contaba los dias para el regreso del 3C.

Su rutina como Cerbero del edificio continua hasta que al otro dia por fin el muchacho aparece con un ojo morado, una mina y un chico de unos siete u ocho años. Entran a los tumbos y dando exclamaciones. El chico parece aterrado y la mujer una cualquiera, una advenediza. Al instante advierte la mirada fria y desinteresada de la chica. Su instinto lo advierte: debe cuidarse de ella. Quiere decirselo al muchacho, apartarlo a un lado con cualquier excusa para advertirlo, pero no tiene ocasion. Entran como un vendaval y se encierra en el tercero C. Todo ocurre tan rapido que Mario no tiene tiempo de devolver al gato. Cuando entra, lo encuentra intentando abrir la puerta corredera que da al patio interior, a los pajaros.

No le lleva demasiados dias constatar que tenia razon. La mujer que ahora vive con el hombre es una mala pecora. Maleducada, no saluda cuando se cruzan. Ademas, se niega a recibir al gato. Al hombre casi no lo ve. Sale bien temprano y vuelve bien tarde. Lo ve tan cansado que le da no se que insistir con devolver al gato. A la segunda semana, nota que apenas despues que el hombre sale a trabajar, la mujer sale sospechosamente arreglada para volver solo unas horas antes. Del chico no sabe nada. No lo ha vuelto a ver desde el primer dia. Toma nota de todo para hablar con el muchacho cuando se presente la oportunidad. Pero la oportunidad no se presenta, porque una mañana aparecen dos policias en la puerta del edificio. Muestran las chapas y dan las señas, el nombre y el apellido del muchacho del tercero C. Mario les indica que es tal y cual departamento. Quince minutos mas tarde los policias bajan con el hombre y, detras de ellos, la mujer. El chico va tras la mujer llorando, pero esta cierra la puerta de calle antes de que la alcance. Desde adentro, Mario, el chico y el gato miran como el hombre y la mujer suben al patrullero. Ven arrancar el auto y luego se miran entre si. Mario cae en cuenta de que se va a tener que encargar tambien del chico. Piensa que ya es demasiado.


4

Esta es la historia mil veces contada de un gato que vive en un edificio de departamentos de un tipico barrio porteño. Mas precisamente, en el tercero C. Como es un gato de departamento, no tiene demasiado contacto con el exterior. Esto solo exhacerba su natural curiosidad, tan propia de los felinos. Ha nacido en otro departamento, y ha pasado por varios. Esta acostumbrado a los cambios. Ha tenido siempre el mismo dueño, un humano que le presta la atencion justa y necesario. Es atento pero no empalagoso. El gato valora esta sequedad en el trato. Le permite acercarse y alejarse a voluntad, algo que le encanta. El gato es un animal de costumbres. Le gusta saber donde estan sus cosas. La caja de arena en el balcon. El platito metalico con comida, al lado de la heladera, en la cocina. Los platitos con agua, que son dos, uno a la entrada del balcon (no toma de este porque esta demasiado cerca de la caja de arena, y hasta un gato sabe que donde se come no se caga) y el otro, en la cocina junto al de la comida. Tiene identificado todos los lugares mullidos en donde puede dormir o esconderse. Esta habituado a los horarios del hombre, a estar solo en ciertos periodos y acompañado en otros. Le gusta dormir en la pila de frasadas que hay sobre el ropero. Como a todo gato, le gustan los lugares altos. Tambien duerme en la cama cuando el hombre se lo permite. Su lugar favorito del departamento es el balcon, de donde le llegan diariamente tormentas de informacion: olores, sonidos, colores, sensaciones tactices que puede captar con sus bigotes, como si fueran antenas. Aqui tambien tiene contacto con otros gatos, con los cuales se comunica utilizando el servicio de palomas mensajeras que todos los animales salvo los propios humanos conocen tan bien. Zizzi (asi se llama el gato a si mismo) es bien conocido dentro del circuito. Hay todo un circuito de informacion que las palomas llevan y traen. Zizzi es muy consultado por los demas felinos del edificio y de otros edificios aledaños. Decir en que es consultado o cual es su expertise no me parece necesario. Basta saber con que es un campo en su autoridad. Quizas por esta influencia es que siempre esta al tanto de lo que pasa y de lo que pasara. Como un padrino de la mafia, sus conexiones lo permiten estar bien situado frente a los imprevistos. Quizas es por eso que Zizzi pocas veces pierde su aplomo. No lo pierde cuando nota que su dueño esta en celo y detras de una hembra. Rapidamente hace averiguaciones y otros gatos se lo confirman: es una fulana de cierto bar de mala muerte. Desde esa dia la manda seguir y tambien a su dueño. Asi se entera que el ritual de cortejo, que en los humanos es ridiculamente largo o corto dependiendo el caso, transcurre segun lo normal. Por eso Zizzi tampoco se sorprende cuando su humano lo lleva a la casa del portero y desparece dejandolo alli. Sabe que asi como los gatos se van detras de una hembra por dias o semanas enteras, los humanos tambien suelen tener estos arrebatos. Sabe que lo mejor es dejarlo correr, que su dueño volveria tarde o temprano. Y si no, pues ya se las apañaria el de algun modo. Siempre podia usar la red de informacion para obtener noticias de la costa, aunque seria demasiado costoso, claro esta. Su nuevo hogar temporal le parecio interesante. El espacio era reducido pero cargado de objetos interesantes. Durante la ausencia de su dueño se dedico a explorar, a reconocer el territorio, a memorizar los pormenores de cada recoveco, solo por si acaso. Uno nunca sabe cuando va a necesitar esconderse. Gato precavido vale por dos. Se divierte acechando a los pajaros que, esta seguro, estan detras de una molesta puerta de vidrio que da al patio interior. Sabe que tarde o temprano encontrara como abrirla, o su dueño temporal cometera el descuido de dejarla a abierta, y entonces...

Pero su dueño se demora y Zizzi comienza a pensar seriamente en una mudanza permanente. Despues de todo, este nuevo humano no es mucho peor que el anterior. Parece, aunque con reservas, que se ha ido habituando a el. Ademas, estan los pajaros. Aqui esta mucho mas cerca de la calle, un territorio que le interesa explorar hace mucho. Por eso casi se entristeze cuando escucha y huele a su dueño llegando desde la calle, envuelto en sonidos y olores nuevos. Una es la famosa hembra, la fulana, lo nota al instante. El otro es completamente desconocido. Cuando, al termino de ese dia, realiza que no lo han llevado de vuelta a su lugar habitual, Zizzi decide que se quedara a vivir en la porteria. Utilizando la red de informacion de las palomas se entera que al parecer su humano esta metido en algun lio con la policia. Zizzi no se sorprende cuando, algunos dias mas tarde, ve precisamente a dos humanos uniformados y con cara de pocos amigos llevarse a su ex dueño esposado. Si se soprende, no obstante, cuando mas tarde ve al chico dentro de la porteria, sentado en la mesa, con la mirada perdida frente a un vaso de chocolatada.

Esta es la historia mil veces contada de un chico de padre desconocido, cuya madre ha sido arrestada por rescatarlo de las manos de otra pareja de maltratadores que lo habian hecho vivir un infierno desde que tenia memoria. 

El chico, que fue testigo de toda la situacion, vio la pelea y el tiro, seguido por el abandono de aquel viejo ebrio que solia golpearlo a menudo por la menor tonteria. No le dio nada de lastima verlo en el piso. Tampoco sintio lastima por la vieja horrenda que lo acompañaba. Era igual o peor que el. El chico habia tenido una vida dificil, marcada por el destrato y la violencia. No era mucho exagerar decir que, hasta ese dia del tiro, no le habia ocurrido una sola cosa buena en su vida. A lo unico que queria en el mundo era a su madre, a la que casi nunca veia. Una rabia se le ha ido acumulando a lo largo de los años, pero el todavia no lo sabe. El dia que lo sepa sera el dia que comience a buscar algo o alguien para descargarla. 

El dia que la policia se lleva a su madre y  al tipo con el que habia llegado su madre, el chico corre tras ellos pero no llega a salir a tiempo. El portero del edificio se compadece de el y le dice que pase, que ya le prepara algo para tomar. Le dice que se calme, que vaya al baño a lavarse la cara. Le asegura que no sera nada grave, que seguro su mama vuelve en un rato, que debio ser alguna confusion o solo un asunto menor. Pero por el tono de voz el chico sabe que el señor no esta convencido de lo que dice. Y no estando convencido, no lo convence a el. Cuando levanta la vista nota un gato muy negro y muy gordo que lo observa, mas bien se diria que lo juzga, severamente desde lo alto de una pila de periodicos. La rabia le aflora solo por un segundo, como algo frio y viscoso que le trepa por la garganta. Siente unas ganas tremendas de estrangular al gato y a su mirada severa. Por suerte para el gato, este sentimiento solo le dura un segundo. El chico cree que el gato se ha dado cuenta de lo que se le paso por la cabeza, porque no vuelve a verlo.

Su madre regresa unos dias mas tarde y ambos se quedan viviendo en el departamento del señor con el que llegaron al principio. Es un departamento muy lindo, mucho mas lindo que la casucha horrenda donde habia vivido antes. Su madre le da un celular y el chico se pasa los dias durmiendo en la mejor cama en la que ha dormido alguna vez, comiendo la mejor comida que ha probado nunca, y jugando con el celular. Su madre le explica que ha sido liberada gracias a colaborar con la policia, pero que su novio no ha tenido tanta suerte. Le dice lo que el chico instintivamente ya sabe: que ahora van a vivir ahi, y que van a esperar a que el señor que es dueño del departamento vuelva para vivir con ellos. Sonriendo, su madre le dice que quizas tengan que esperar mucho. El chico le devuelve la sonrisa y comienza a ver la vida con otros ojos, como si ahora hubiera algo por delante que lo espera ¿un futuro quizas?

6

Esta es la historia mil veces contada sobre un anonimo borrachin de cafetin del once. Un tipo sin una historia interesante detras, sin una vida interesante en presente y sin ninguna expectativa de futuro. En fin, de un ser anonimo como tantos otros los hay en el mundo. Hace mucho, siglos, ha sufrido un accidente en la mano izquierda, la cual tiene casi completamente paralizada. Cobra por esto una pequeña pension. Tambien recibio una herencia de casi nada, un cuchitril mugroso en Ciudadela, que le alquila a algun otro tan anonimo y miserable como el mismo. Con esto y poco mas se pasa los dias sentado entre las mesas de aquel cafetin. Su mesa es una junto a la ventana. Cada tanto juega a las cartas con otros borrachines. Pero lo que mas hace es vaciar vasos de moscato o toro viejo mientras mira pasar las nubes por sobre las copas de los arboles. 

Un dia una mujer entra al cafetin y se convierte en su ultima esperanza. Como no tiene la energia suficiente para enamorarse de ella, solamente se obsesiona. Espera cada dia para verla llegar. Pronto aprende la rutina de la chica y adecua la suya para estar siempre presente. Desde su mesita la ve entrar y sentarse en la barra. La ve prender un cigarrillo, la ver pedir una cerveza. No ha tenido nunca amores, no tiene tiento para acercarse a las mujeres. Siempre ha sido un observador. Aun asi le molesta ver como coquetea con otros, como seduce a este o aquel, como se va con uno u otro para no volver hasta el otro dia. Aun asi, decide que es la mujer mas hermosa que ha visto en su vida y esto, como es obvio, solo empeora el asunto. Intenta acercarse en varias ocasiones, sin exito. Una vez le pide fuego y otra se lo da. Un dia por fin se decide y la invita a una cerveza. La llave magica que parece funcionarle a otros es totalmente inutil para el. Ella acepta el trago y le da charla un rato, pero luego aparece otro y cuenta un chiste y antes de que se de cuenta ella esta sentada en su mesa. Ni siquiera se despide de el, ni siquiera un gesto con la cabeza o con la mano. Nada. Vuelve derrotado a su mesa. Tras eso, intenta o al menos imagina nuevos intentos en donde ella siempre lo rechaza. Su vida es eso, ese hastio interminable de fantasias nunca concretadas. Un dia ella desaparece con un tipo como tantas otras veces. Pero esta vez es diferente. Este tipo es mas regular, mas dedicado, mas pudiente que los habitues del bar. Ella comienza a irse con el todos los dias. Rien y son felices. El envidia hasta lo indecible a la pareja. Un dia ella no vuelve. Escucha que se ha juntado definitivamente con aquel sujeto. Que se han ido de viaje. Su vida vuelve a ser el hastio interminable que era antes. Volvio a saber de ella leyendo la seccion de policiales. Se entero de que tenia un hijo, de que el sujeto que se la habia robado trabajaba en contabilidad, en la bolsa o en algo por el estilo, que habian matado a un tipo en una villa, y que ahora ambos estaban presos. Se armo de valor e intento ir a visitarla, pero le dijieron con cara de pocos amigos que quien era el y que tenian que preguntarle a la detenida si queria recibirlo. Volvio a ir al otro dia y al otro, y siguio yendo incluso cuando le dijieron que no querian recibirlo. Dejo de ir cuando lo amenazaron con detenerlo a el si seguia jodiendo. 


* Profundamente inspirado, o mas bien sencillamente robado a  "Novelas", de Paul Fournel, (Antologias del Oulipo, Gallimard, 2009)


20 jun 2025

La Hora Señalada

"Hay muchos otros nombres que no deberian ser escritos. No estoy completamente seguro de cual es el orden y hasta que yo no vea el orden de sus letras, su surgimiento y su rango, no los escribire; Porque puedo cometer errores ya sea de pensamiento o en papel."

El Sendero de la Mano Izquierda, Hermanos Jacob e Isaac ha-Kohen, 1265


Dado que Hashem habia creado al Hombre insuflando aliento en una forma el barro, el Rabbi utilizo el mismo material para construir el cuerpo. En construirlo habia tardado años con todos sus meses y cada uno de sus dias. No recordaba en que momento lo habia terminado, o si es que lo habia terminado realmente porque, le parecia, ninguna obra se terminaba nunca realmente. Todo estaba hecho y todo estaba tambien por hacerse. La obra, asi llamaba El Rabbi al Cuerpo, se hallaba entonces desde hacia quien sabe cuanto en un habitaculo oculto en el sotano de la sinagoga.

La Sinagoga, Atemporal. Ciertos mitos antiguos narraban que los dioses habian creado primero un espacio primigenio, una casa, un templo, y a partir de ese templo, como una piedra fundacional, habian construido luego la casa del universo. A partir de la tienda que contenia el arca se habia desplegado el enorme manto celestial cubierto de estrellas, y bajo ese manto todo lo demas. ¿Cuando, quien, habia levantado piedra sobre piedra para construir la sinagoga? Ya estaba alli, tan borrosa y difusa como la propia memoria del Rabbi. 

Su pasado habia desaparecido hace años. Se habia esfumado como la forma original de las piedras que componian el campanario y el resto del edificio. ¿cuando, en que lejana juventud, habia llegado a esa aldea perdida, a ese pueblo oculto entre colinas, siempre brumoso, siempre ahogado en la neblina? ¿de que anchos mares o caudalosos rios habia llegado? ¿en que puertos habia descansado, que lejanas tierras habia conocido? ¿cuantos amores habia sufrido? ¿que valiosos amigos habia perdido en el camino? El viejo Rabbi no podia recordarlo. Todo ello se hallaba perdido, oculto tras una bruma tan impenetrable como aquella que cubria las casas y a veces amenazaba con descender y abrazarlo todo con su gelido soplo. 

Siempre habia estado alli, si. El, el pueblo y la sinagoga se anudaban hacia el pasado como si fueran una misma cosa. La rutina, el rezo y el estudio de las diversas ciencias lo habian ocupado desde que era quien era. Quizas Hashem lo habia creado exactamente asi, tal como era ahora mismo. Sin pasado, sin infancia. Al Rabbi le gustaba adornar su condicion con estas reflexiones. Reia para si y el eco de su risa iba y venia por todo el Heikal. 

En algun momento, es cierto, habia terminado la obra, el cascaron. Y al terminarla habia pensado que tenia que esperar. Pero ¿que era lo que habia decidido esperar? Una voz que era y no era su voz, y que parecia salir desde detras de su cabeza respondio por el: עֵת. Esperaba el tiempo señalado. Los dedos de su mente hurgaron en unos papiros inasibles. Su voz musito. Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora. Y la hora habia llegado.

Asi como El habia inspirado la chispa divina en Adam, asi el Rabbi debia insuflar tambien la chispa divina en el cuerpo. Asi y solo asi terminaria su obra. Luego descansaria. 

Cada ente tiene su propia naturaleza. Y en la naturaleza de cada cosa esta lo que puede hacer y lo que no. ¿podria el Rabbi, siendo su vida como habia sido y siendo su naturaleza como era, comunicarle la chispa divina a aquel cuerpo de barro? Mientras bajaba las escaleras recordo a Aristoteles: oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Segun el Libro de la Formación el embrion era siempre una sombra de su maestro. La chispa que iniciaba el fuego de la vida era solo suficiente para comunicarle movimiento y obediencia. No llegaba nunca a ser fuego, ni a arder con suficiencia. El embrion permanecia siempre en un estado mecanico. Por eso el Rabbi habia construido el cuerpo para que sea robusto y poderoso. Si no valia por su inteligencia, que valiera entonces por su fuerza. Fuerza y Obediencia, ¿acaso no eran tambien, o habian sido, antes, en sus años de juventud, sus dos principales virtudes? Asi habia sido, pensaba sonriente, antes de que el paso tirano del tiempo lo fuera desgastando. Ahora ya casi habia llegado al final de sus dias, y debia asegurarse que alguien o algo continuara con la proteccion de la sinagoga. 

Paso a paso, sin apurarse ni retrasarse, llego al habitaculo y, tras manipular habilmente un mecanismo oculto, accedio al acotado recinto. El gigante de barro lo miraba de frente desde sus cuencas vacias. El Rabbi recordaba exactamente las palabras indicadas. las letras estaban trazadas en el lugar indicado, y solo solo faltaba agregar la Aleph al principio, y pronunciar el sagrado y secreto nombre de Hashem. La temblorosa mano del Rabbi trazo la letra y su boca quizo pronunciar el nombre pero, aunque lo sabia o creia saberlo, nada salio de su boca. Del nombre solo le quedaba una oscura sensacion. Lo sabia, lo habia sabido, habia creido saberlo, pero acababa de escaparsele. ¿se le habia ido al limbo, como su pasado, como todo lo demas? Una oscura sensaccion de horror lo invadio entonces. Quizo gritar, quizo proferir sonido, pero nada salia de su boca. Su garganta estaba cerrada. Las palabras, si alguna vez estuvieron, habian huido para siempre. Y entonces comprendio.

oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Alguien, otro -¿Hashem? ¿ese que habia venido en barco, que habia atracado en puertos? - era el que habia dado la orden. Y El, mero eslabon de ese otro, era la pieza que aquella mano habia movido quien sabe hace cuanto. Toda su vida, su naturaleza misma habia consistido en acatar la orden. La tarea, por supuesto, habia sido imposible desde un principio. Si hubiera tenido inteligencia suficiente, El Rabbi se habria reido con la paradoja de una regresion causal infinita. Solo dios, despues de todo, puede crear como se debe. Pero de aquella chispa ya casi nada quedaba. 

oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Sintiendo que la oscuridad lo ganaba del todo, supo lo que tenia que hacer. Llevandose la mano a la frente, el Rabbi aparto sus polvorientos mechones y recorrio, riendo con una mueca muda, las tres letras de la verdad que llevaba en la frente. Mecanicamente borro la primera y volvio al polvo.

7 jun 2025

Hipermercado

 Las gondolas se extienden hasta los cuatro costados. Voy empujando el carrito de manera despreocupada, con una mano. Con la otra mano me rasco la cabeza mientras miro a ambos costados buscando algo. No recuerdo que vine a comprar, pero tengo la fuerte conviccion de que lo reconocere apenas lo vea. Dado que ya estoy aqui, solo me queda guiarme por la intuicion. Odio los supermercados y las grandes tiendas en general, lo cual significa que si he decidido venir a este, es porque sin dudas debo de necesitar mucho eso que ahora no recuerdo que necesito. Tengo la sensacion de que ya llevo un buen tiempo dando vueltas entre las gondolas, asi que comienzo a sentirme naturalmente nervioso. Como les dije, odio los supermercados. Mi resistencia a ellos es limitada, y mi irritacion es directamente proporcional a la cantidad de tiempo que paso en ellos. Debo encontrar lo que necesito y salir de aqui cuanto antes.

Pero, ¿que necesito? Es increible que no lo sepa. A veces me pasan esas cosas. Por ejemplo, encontrarme revisando un cajon de mi escritorio para caer en la cuenta de que no se lo que estoy buscando; o estar tocandole timbre a una persona que necesitaba ver por un asunto urgente, asunto urgente del cual no tengo ni idea cuando esa persona me abre sonriente la puerta y me invita a pasar. O estar semanas o meses enteros ahorrando dinero para algun capricho o necesidad que luego magicamente se esfuma de mis consideraciones, quedando el dinero en el chanchito o en la cuenta bancaria de forma indefinida. Una vez escuche que las ardillas y otros roedores similares se pasan toda la primavera y el otoño almacenando frutos secos en un hueco para poder sobrevivir al iniverno, pero luego olvidan donde esta su alijo secreto, y deben salir a buscar otro. Normalmente terminan encontrandolo, porque el bosque esta lleno de ardillas. Asi yo tambien muchas veces terminaba reencontrandome con eso que buscaba en el cajon o en un amigo por medios oblicuos, retomando una conversacion en la que me hallaba completamente perdido o encontrandome el objeto dentro del bolsillo de un sobretodo. 

Por eso ahora, aunque me hallaba algo nervioso, no me hallaba del todo intranquilo mientras fingia revisar un aparador repleto de cajas con tornillos de todo tipo. Tornillos de bronce, de acero, de zinc, de aleaciones extrañas. Tor, planos, estrella, phillips, triangulares, cabeza plana, cabeza redonda, para madera, para metal, para concreto, para revestimiento, blindados, anti oxidantes. La gondola tenia decenas o quizas cientos de cajas con tornillos. En cada gondola, habia una foto impresa sobre el fondo blanco con el tornillo en cuestion, su medida y su nombre tecnico o cientifico o como sea la forma seria de llamar a los tornillos. Solo ahi cai en la cuenta de que ningun producto tenia precio. No lo tenian los tornillos de este pasillo , pero tampoco habia visto precio en las sillas de jardineria del pasillo anterior, ni en los libros de cocina del anterior, ni en el pasillo de Langostas y otros crustaceos congelados. Era extraño, sin dudas, pero no era lo unico extraño. Algo mas extraño era sin duda el orden en el que se agrupaban los articulos o, mas bien, su absoluta falta de orden. Caminaba y caminaba pero no lograba ubicarme. Ya podia estar en un pasillo de tornillos, que el siguiente era de articulos para bebes, y el proximo era de productos quimicos para la eliminacion de cucarachas, y el proximo de vestidos de casamiento, pulcramente colocados sobre maniquies y delicadamente arreglados como para un desfile o una exposicion artistica. Esto me desconcertaba bastante. Tanto que por un buen tiempo me olvide del producto que en cuestion buscaba - no necesitaba pensar en ello, como buena ardilla seguia creyendo que me toparia con el - y comence a intentar adivinar el orden de aquella inmensa jugueteria cosmica o ferreteria demasiado amplia o farmacia multirrubro o alocado supermercado, que parecia ordenado por una inteligencia superior, siguiendo un orden categorial que mi cerebro sencillamente no podia entender, o tal vez ordenado por una raza alienigena que era tan divergente que sus cateogrias, aunque simples, iban mas alla de mi refinada pero limitada logica. Quizas fuera que no habia ningun orden en absoluto, y los productos se colocaran por orden de llegada, lo que, claro, es cierto orden de algun tipo. 

Tras un buen rato - ¿una hora, dos, tres? - perdi toda esperanza de poder encontrar algun orden entre los productos de los pasillos. Y es que, mientras mas avanzaba, mas caotico parecia volverse todo. Ahora los productos ni siquiera respetaban el orden del pasillo. En un mismo pasillo podia encontrar juntas galletitas de avena de diferentes tipos (de pistachos, chocolates, frutales, dieteticas) al lado de todo un surtido de desodorantes, cañerias de pvc para instalaciones de agua corriente, o cualquier otra cosa. Tengo que admitir que ahora si estaba perdiendo los nervios. No solo se me dificultaria mucho mas recordar aquello que fui a buscar sino que, cuando lo encontrara, tendria serios problemas en encontrar las cajas y la puerta de salida.

¿puerta de salida? ¿puerta de entrada? ¿es que acaso habia entrado por algun sitio? No lo recordaba. No podia recordar nada de ese dia. Supuse haber entrado, porque ¿de que otro modo podia estar alli si no fuese habiendo entrado por la, imagino, amplia puerta automatica de vidrio? ¿como habria llegado hasta alli mas que manejando desde mi casa, recorriendo algun tramo de autopista y estacionando mi coche, si es que lo tenia, en algun amplio estacionamiento? Asi era como uno entraba y salia de tales lugares, y aunque no podia asegurar logicamente que el presente debiera de parecerse en todos los sentidos al pasado, lo cierto es que estaba atado por el habito a semejantes razonamientos y, del mismo modo, ahora no me quedaba mas remedio que seguir adelante... o hacia atras, o hacia izquierda o derecha. Tras varias horas mas de empujar el changuito, me di cuenta que las mismas direcciones cardinales habian dejado de tener sentido. Ante mi se abria un mar al parecer inextinguible de objetos. A la derecha no era a la derecha porque no habia a la izquierda nada definido de lo cual estar a la derecha. Las coordenadas eran meros puntos referenciales que siempre usaba para encontrar las cosas. Por ejemplo, el control remoto del DVD estaba bajo la television, o las pantuflas, debajo de mi cama o, mis lentes, sobre la mesita de luz. Esto tenia sentido solo en un mundo funcional. Definitivamente no lo tenia donde me hallaba. 

El lugar debia de ser obscenamente grande porque, ahora que lo pienso, no me habia topado con nadie en todo mi recorrido. ¿es que en realidad era tan grande, o era que habia concurrido un dia domingo, un feriado, o a altas horas de la madrugada? Era imposible saberlo. No habia llevado conmigo mi reloj o mi celular, y no tenia idea de que hora o que dia podia ser. Lo mismo podia ser navidad de 2002 que un irrelevante 17 de Agosto de 2080. Y por la iluminacion monotona de los pasillos, tan artificial como la de una sala de espera de hospital, lo mismo podian ser las tres de la tarde que las tres de la mañana. Y respecto a año 2080, bien podia ser posible porque cada vez habia mas objetos en las gondolas que no reconocia en absoluto. Extraños objetos tecnologicos con forma de dodecaedro, metalicos y con cada cara fuertemente sellada a la siguiente. Habia analizado uno por casi una hora entera y no habia conseguido encenderlo o comprender para que demonios servia. En cierto momento logre que emitiera un par de pitidos extraños, no supe si de advertencia o indicando alguna activacion. Al final termine tomandole cariño al artefacto y, aunque no era lo que buscaba, lo coloque en el changuito. De momento lo adoptaria como a una mascota y, si al final de la compra aun se mantenia interesante, me lo llevaria como un gusto, como uno de esos caprichos que uno se da a veces de puro gusto, de mero consumismo.

No se hace cuanto tiempo estoy aqui, pero los productos y la calidad del servicio han empezado a menguar. Hace ya varias horas que los pasillos se aparecen cada vez con menos productos, a medio llenar, o con productos rotos, viejos o vencidos. Muchos contienen antiguedades u objetos que tal vez atrevidamente me atrevo a catalogar de basura. Sospecho que me hallo en la periferia del hipermercado, en las zonas a las que pocos clientes llegan, y que por lo tanto los repositores (a los cuales por cierto tampoco he visto, deben de ser muy eficientes en su trabajo) prestarian un interes menor. Volver por donde habia venido no tenia sentido alguno, solo me llevaria a desperdiciar tiempo. Y ademas, como ya dije, eso de volver, e incluso de avanzar, no tenia ya sentido alguno. Estaba seguro de que si intentaba volver al pasillo anterior, donde habia una serie de motores de lancha oxidados y a medio desarmar, me encontraria con un pasillo totalmente diferente, repleto de latas de duraznos en conserva, todos vencidos en el año 2018. Aunque ya nada tenia sentido, tenia que continuar moviendome, aunque no fuera por pura inercia. Aunque no fuera mas que para perderme cada vez mas en circulos mas amplios, mas extensos, encontrandome cada vez con pasillos mas vacios, con puras estructuras de aluminio. Pasillos totalmente vacios que se extenderian infinitamente, albergando espacio para nueva mercaderia. En algun momento tendria por fuerza que detenerme. El carrito comenzaba a pesarme y mis pies ya me dolian de forma marcada. Me detendria y me acostaria en algun escaparate vacio, jugando yo tambien a ser un producto mas, en la espera de algun comprador que viniera expresamente con el deseo de llevarme. 

Pero aun no. 


6 jun 2025

Taxi

 Cierro los ojos. Nada. Oscuridad. Algunas ideas me vienen a la mente y aparecen algunas manchas, borrones que intentar tomar alguna forma. No permito que se forme nada. Los aparto inmediatamente. Nada, o mas bien solo oscuridad. Pasa el tiempo, no se exactamente cuanto, pero me doy cuenta de he abierto los ojos. Oscuridad, si, pero mas tenue. Un fondo negro claro se distingue sobre un fondo oscuro. El techo. Estoy boca arriba. Me giro hacia el costado y miro el reloj despertador. Tres y cuarto de la madrugada. De costado me cuesta dormir, asi que me vuelvo a girar para quedar boca arriba. El techo. Ni una mosca zumbando, ni el tic tac del reloj que no hace tictac porque es electronico. Aparto el pensamiento del reloj y vuelvo a cerrar los ojos. Oscuridad. Nada. Pasa el tiempo.

Abro los ojos y veo mis rodillas. Mis rodillas y mis manos sobre mis rodillas. Ha succedido. Estoy dentro. Por el momento solo me concentro en mirarme el dorso de las manos. Me concentro en mis nudillos, que tienen una forma puntiaguda, mas bien huesuda. Aprecio las venas que son visibles a simple vista, como si fueran demasiado grandes para mis manos secas y nudosas. Analizo calmadamente las arrugas que se forman en la union de las falanges. Manos. Cinco dedos cada una, tres falanges cada dedo. Abro y cierro las manos, y al hacerlo no puedo evitar levantarlas un poco de mis rodillas. Noto que llevo puesto un pantalon de franela gris. Me urge saber que zapatos llevo, que llevo puesto en general. No se por que, pero me parece tremendamente importante. Mirando los mis muñecas descubro los puños de lo que parece ser un saco de paño gris. Reconozco de inmediato el patron de la tela. Es un saco italiano de segunda mano que compre en el barrio de once hace una decada. Debajo asoma una camisa de un color que podria ser lila, azul, verde o gris. Esta bastante oscuro como para poder asegurarme. Me arriego. Me inclino hacia adelante para ver el resto del pantalon de franela gris y, a su termino, unos tobillos y unos hermosos zapatos marron oscuro, tan pulidos que parecen viejos, o tan viejos que parecen pulidos. Gozosamente muevo los dedos de los pies, subo y bajo las puntas de mis pies, taconeo disimuladamente y descubro que hay un tapete bajo mis pies. Entonces levanto la cabeza y miro a mi derecha. Una ventanilla. Un paisaje desolado que corre de izquierda a derecha como en una pelicula. Silencio absoluto, como si no existiera el aire para trasladar sonido alguno. Reconozco que estoy en un coche y, para ser mas precisos, en un Taxi.

Viajo solo. Una pared de vidrio me separa de la parte delantera, donde alguien conduce el coche. Lleva una visera negra. Pienso que es anacronico, pienso que los taxistas ya no llevan ni boina ni gorra de visera. Pienso que solo los marinos y los conductores de limusina usan esos sombreros.

- Que anacronico - digo en voz alta o mas bien intento decir. Modulo pero no sale sonido alguno de mi boca. Como si no tuviera cuerdas vocales o como si estas no tuvieran un medio en el que vibrar. Pienso entonces en que es una suerte que el sueño sea incompleto, porque he recordado que no debo hablarle al chofer bajo ninguna circunstancia. Me mantengo quieto y espero que el sueño termine, ya que he roto la regla. El camino oscuro transcurre por una nada desertica. No se si nieve, piedra o tierra, pero una extension plana y oscura se extiende a lo lejos. Pasan los segundos y nada. No vuelvo a ver el despertador, no vuelvo a ver la pared de mi cuarto o el techo. Sigo dentro. Al darme cuenta que sigo dentro me entra un terror panico que solo disipar apretando los puños y enfocando mi vista en la linea del horizonte.

Es inutil esperar el sol, este mundo no se rige por las reglas de la fisica. No hay sol alguno, y es dubitable que exista tambien la carretera, el camino y el taxi mismo. Del conductor no estoy tan seguro de poder decir que no existe. No es solo que lo vea, fijo, como un maniqui, ocupando el asiento del conductor y sincronizando sus brazos con el movimiento del volante. Eso podria hacerlo un muñeco, un androide o una ilusion. Es que siento su presencia. Es amenazante y se que me vigila. De algun modo lo se. En este rato que llevo aqui he comprendido dos cosas: estoy recluido en el espacio de atras tanto como el conductor esta recluido en el espacio de adelante. La pared de vidrio que nos separa es lo que no le permite entrar. Debo mantener altas las ventanillas en todo momento. Reviso sus ventanillas y veo que tambien estan altas. El conductor podria bajar sus ventanillas pero no las mias, pienso. Para que haya un puente cada uno debe abrir sus puertas. Algo me dice que nada bueno pasaria si eso que ahora siento como un leon enjaulado cruza adonde estoy, asi que decido una nueva regla: no abrir puertas o ventanillas bajo ninguna circunstancia. Salvo una: bajar del auto. Pero para bajar del auto hace falta llegar a algun sitio. Bajar del auto en movimiento es algo que no debe hacerse bajo ninguna circunstancia. La nuca del conductor es fornida. Parece un soldado o un boxeador. lleva el pelo corto, casi rapado. Su tono de piel y demas rasgos son imposibles de adivinar. Su cara, en el caso de que la tenga, es un misterio total. 

Para poder subir al taxi por primera vez hay que seguir una serie de pasos. Un ritual, por asi decirlo. Hay que irse a dormir cierto dia a cierta hora, en cierto sitio, y pensando tambien ciertas cosas. La hora es importante. Entres las tres y las cuatro de la mañana. Esa es la bandera, es decir, el horario en el que el taxi pasa por nuestro plano. Esto, segun me conto el pasajero que ahora persigo, no cambia sin importar el pais o la epoca del año. Especulo si esta regularidad del Taxi tiene algo que ver con la fisica o mas bien con la geologia, como si fuese una especie de fenomeno fisico que en esa franja afecta a diferentes regiones, o si es tal vez algo que el taxi elige voluntariamente para poder levantar pasajeros de forma eficiente. Puede ser una tanto como la otra. El paisaje no se ha modificado nada tampoco esta vez.

Otra cosa importante es estar abierto. Estar abierto es lo mismo que tener el dinero para el pasaje. Estar abierto significa tener en la cabeza ciertas ideas en la hora de la bandera, y no tener otras, claro. Hay que saber mantener y desterrar pensamientos, y eso lleva tiempo y dedicacion. Fue lo mas dificil de todo el asunto. Luego esta el sitio en el que uno se va a dormir. En realidad, el sitio es lo de menos. Puede ser otro vehiculo, un baño, un cuarto de hotel o tu propia pieza. O una carpa en el medio del bosque. O una celda. Lo importante son dos cosas: estar solo y que el cuarto este a oscuras y en silencio. El taxi, por decirlo asi, es un animalejo huidizo que no gusta de acercarse a lugares demasiado concurridos. Es eso o es que no quiere testigos.

Una vez que uno sube, la verdad no hay mucho que que hacer. Se puede romper una regla y despertar, o bien se puede seguir viajando. ¿Viajando hacia donde, y para que? No lo se la verdad. Tengo muchas teorias, eso si. La ultima vez que hable con mi predecesor, por llamarlo asi, el se hallaba apenas devuelto de un viaje bastante largo. Se habia inducido un sueño con narcoticos que lo llevo a un coma de varias semanas. Me conto, bastante emocionado aunque intentara disimularlo en un halo de cansancio, que habia viajado por dias enteros en el taxi. Siempre en silencio, siempre observando al conductor o aburriendose con el paisaje. Tambien me comento que el paisaje, ese desierto nocturno de ilimitada extension, no habia cambiado en absoluto. El tambien habia sentido a cada instante la presencia amenazante del conductor. La sensacion era un poco como la de dormir justo al lado de la jaula de los leones. La idea de la separacion infranqueable no era tranquilizadora, o al menos no del todo. En esa ultima charla que tuvimos antes de que desapareciera hablamos de algo mas.

No, no hablamos, mas bien debo decir que habia algo mas. No se que era, tampoco estoy seguro de que el supiera que era. Tal vez solo lo intuia. Tal vez era solo una sensacion imposible de explicar. Tal vez era la sensacion de que llegaria pronto a destino. De que llegaria y que entonces se veria obligado a descensder. A bajar del taxi, quien sabe a donde y para que. Bajaria y tambien quizas bajaria el conductor, y entonces... ¿pero por que no me dijo nada si era eso? Quizas no fuera eso en absoluto, o quizas es que no queria alarmarme y por eso esperaba comprobarlo antes de decirmelo. No obstante, despues de tantos años hablandome del Taxi, tuvo que haber alguna razon por la cual me revelara, justo antes de desaparecer, las condiciones y pasos para abordarlo. Al recordar sus ojos en la cama del hospital, recien salido del coma, me parecio ver un pedido o una advertencia. Tal pedido solo podria haber sido que lo siguiera, que pasara lo que pasara lo buscara, fuera tras el, continuara su busqueda. Y la advertencia solo podria haber sido que no lo hiciera, que olvidara todas sus historias del taxi nocturno y siguiera con mi vida. Pero si uno quiere que el otro se olvide, no le da todas las herramientas para lo contrario. Asi que cada noche cierro los ojos y espero el taxi, espero el viaje silencioso y espero la presencia amenazante del conductor. Cada noche vigilo el hasta ahora monotono paisaje en la espera de algun cambio, de algun leve indicio de cercania de lo que sea, lo que sea que me indique que el momento se aproxima, de que finalmente el viaje se acabara. 

29 may 2025

La Restriccion

El auto avanzaba lentamente por el camino de tierra. A ambos lados del sendero, altos campos de teosinte ocultaban la pequeña polvareda que levantaba el vehiculo.

Maribel conducia sola. Le habian dado las instrucciones de como llegar hasta alli. Tales instrucciones no le habian salido baratas. Tampoco le saldria barato el procedimiento, por supuesto. Le habian explicado en que punto exacto tenia que comenzar a prestar atencion, mirando siempre al lado derecho de la antigua ruta provincial, para detectar un objeto que solo podia detectarse si se prestaba atencion. Del objeto en adelante, convenia bajar la velocidad, porque el sendero de tierra estaba practicamente oculto y habia que estar muy atento al camino. En fin, si llegaba al segundo objeto sin haber encontrado el desvio, podia retomar e intentarlo de vuelta. Maribel pensaba que no le habia hecho falta, que lo habia encontrado a la primera y que ahora avanzaba entre las altas Milpas de teosinto en primera, casi en punto muerto. El camino iba en una bajada ondulada pero persistente. Bien podria haber apagado el motor y dejar que el sedan se deslizara o mas bien rodara, dando tumbos, entre las piedras sueltas. Pero no lo hizo. La bajada podia acabarse o podia necesitar el motor por otras razones. Era la primera vez que se salia por fuera de los lineamientos. ¿y si la vigilaban? ¿y si la habian estado siguiendo? ¿Y si solo la estaban dejando llegar hasta alli para atraparla con las manos en la masa, a ella y a los reprogramadores? Maribel sabia - no habia noticias ni documentos oficiales pero la gente en general sabia - que la gente del ministerio no se andaba con miramientos a la hora de sacarle informacion a los que se salian de los lineamientos. Los lineamientos... eran sagrados. Eso se enseñaba en la escuela. Y los del ministerio mostraban el furor religioso que otros habian mostrado con sus propios lineamientos sagrados a lo largo de la historia. Y sin duda querrian saber mucho. Siempre querian saber. Querrian saber quien era, que hacia, que numero de integrado tenia, si estaba o no modificado. Para eso no habria muchos problemas. Les alcanzaba con que un tecnico leyera el integrado, y con que un programador del ministerio revisara el codigo en buscar de fallas en su integridad. Cosa de minutos o de horas, no lo sabia con exactitud. Pero cualquier averiguacion de antecedentes demoraba una noche detenido, no mas. Cuando alguien era detenido por mas tiempo era porque lo que querian saber no se encontraba almacenado en el integrado. Por ejemplo: quien le habia pasado la informacion acerca de los reprogramadores. Picana. ¿donde los habia conocido? Submarino. ¿con que otras personas habia escuchado lo que sabia? Hueso roto. ¿quien mas sabia?. Quemadura. ¿quien mas pensaba que podia saber?. Costilla fracturada. ¿a quien podia señalar, por donde seguir la cadena? sangrado interno. Oh si, querrian saber muchas cosas. Descubrir toda la cadena desde el inicio hasta el final. Ella solo seria otro eslabon, un cuerpo mas, un integrado del cual extraer la data. Sin escatimar esfuerzos, sin piedad. Maribel sabia que al principio, solo al principio, por principios, intentaria resistir. Intentaria no traicionar a los que le habian sacado un ojo de la cara con el pago por la informacion. Y sobre todo, no querria delatar a la amiga que le habia pasado, gratis y entre dos vasos de Ginebra (ilegal, por supuesto. Esa amiga tenia contactos para todo), sin cobrarle mas que el abrazo con el cual se despidieron ese dia, la informacion de como conseguir la informacion. Pero tambien sabia que ante el primer fogonazo de dolor insoportable, su boca gritaria sin control. Y cuando uno no tiene control es mas facil decir lo que no se quiere decir. 

Maribel trato de no pensar en ello. Mejor era tener el motor funcionando, manejar con cuidado y tener los ojos abiertos. Le quedaban dos, quizas tres horas de luz. Habria salido mas temprano si no hubiera tenido tantas dudas, penso. Dudas pero tambien la necesidad de no llamar la atencion. Habia dedicido salir junto con los que salian del turno matutino. Camuflarse en el ejercito de obreros que volvian a sus casas. Realizar la diaria ordalia de la autopista, solo que esta vez no saldria por la bajada habitual. Continuaria al mismo ritmo, manteniendo la cara de aburrida y los ojos muertos, hasta que dejara atras la zona centrica y luego la residencial. Le quedaban dos horas de sol. Tras ello tendria que manejar a oscuras o arriesgarse a prender las luces delanteras. ¿llegaria a tiempo? El camino entre las Milpas no podia durar eternamente. Llegaria. Siempre que le hubieran pasado bien el dato, claro. No confiaba en los vendedores de informacion pero confiaba en su amiga. ¿acaso no habia conseguido la ginebra? ¿acaso no tenia un libro de poemas de Safo? ¿acaso no le habia mostrado la cicatriz en el tobillo, como una prueba irrefutable de que era posible? Habia visto la cicatriz, por lo tanto el camino tenia que terminar en algun sitio.

Los integrados se colocaban entre las dos semanas y el año de vida. Se decia que no habia dos modelos iguales, pero aunque Maribel no tenia la menor idea sobre ingenieria o computacion, sabia que eso no podia ser mas que una de las tantas exageraciones del ministerio en materias de publicidad. Muy bien podia ser cierto que los modelos se irian actualizando con bastante regularidad. Pero suponer que cada uno de los setenta y dos millones de Argentinos tendrian un modelo personalizado de integrado, era sobreestimar las capacidades tecnicas del gobierno. Lo que si era cierto es que no se colocaban siempre en el mismo lugar. Esto variaba de persona a persona. Podia ser en el cerebro - el peor de los casos - o en el hombro; O en el pecho, o entre los homoplatos. En cualquier lado. Las manos y los pies eran los sitios menos comunes. Por los golpes o las posibles lesiones. Lesiones que muchas veces venian de parte del propio ministerio. Habia escuchado casos de gente que sufria castigos y en donde inexplicablemente se evitaban ciertas partes del cuerpo. Eso era una pista de que el integrado podia andar por ahi. Antes, haria unos veinte años, todavia se usaban scanners locales y uno podia saber donde tenia su integrado porque literalmente debia colocar esa parte en el lector de la policia o de cualquier funcionario. Luego paso que mucha gente comenzo a sufrir convenientes accidentes en el brazo o en la pierna donde tenian el integrado, y a desaparecer mas convenientemente antes de que le pudieran colocar uno nuevo. Entonces el gobierno paso a usar los scanners de onda, que tenian varias ventajas. La primera era que eran de cuerpo completo, y la segunda es que se podian usar a distancia. Los mas simples, que operaba la policia, tenian la forma de un megafono y un alcance de hasta cinco metros por tres de amplitud. Esto les permitia por ejemplo leer de un mismo disparo a seis o siete personas, lo cual era muy practico. Los de diez los tenian funcionarios de rango medio, aunque su estandarizacion para las fuerzas de seguridad eran solo cuestion de tiempo. Se rumoreaba que los altos mandos tenian Salas Scanners que podian leer a un barrio entero, o que el presidente tenia en la casa rosada un Scanner lo suficientemente fuerte como para leer a toda la ciudad o incluso alcanzar la perferia de los barrios de la provincia. Esto era sin dudas otra leyenda urbana, otra exageracion. No porque no se les hubiera pasado por la cabeza tal cosa a los del ministerio - sin dudas que estarian gustosos de tener semejante artilugio - sino porque de ser asi, no se tomarian la molestia de darle un scanner manual a cada agente y funcionario. 

Una vez colocado, el integrado acompañaba a su huesped durante toda su vida. Salvo que fallara, claro. Pero no era comun. Ocurria, pero la tasa era muy baja. Estaban diseñados para usar la bio electricidad del cuerpo, para adecuarse a los cambios fisicos, biologicos y de temperatura. Estaban diseñados para durar toda la vida y mas alla de la vida, incluso se podian hacer lecturas de cuerpos muertos en esas horas en que estos se descomponian. Mientras hubiera electricidad y movimiento, el integrado funcionba, y aun seguiria funcionando algunas horas o dias mas, hasta que se le agotaran los capacitores. Las revisiones medicas obligatorias eran semestrales. Suponia que era en ellas en donde se verificaba el estado de los integrados, sus funcionalidades y sus actualizaciones. Porque no solo era importante poder leerlos, sino tambien poder escribirlos. Esto es, poder cambiar lo que hacian y dejaban de hacer. Maribel sospechaba que todo el cuento de las revisiones medicas no era mas que una fachada para las revisiones tecnicas de los integrados. Prueba de esto eran las a veces inexplicables solicitudes (lease ordenes) de asistir a un centro medico para un "chequeo aleatorio". De aleatorios, nada. Cuando a una la llamaban asi era porque necesitaban cambiar algo o ajustar o precisar o depurar o comprobar. 

Y es que lo mas interesante de los integrados era lo que hacian y lo que no permitian hacer. Maribel no recordaba ya quien los habia inventado, si habia sido una sola persona o algun misterioso grupo de desarrollo. ¿se lo habia enseñado en la primaria, en la secundaria, en los estudios complementarios de vocacion? No lo recordaba. Creia que si, pero era posible que no. De todas formas, no se podia confiar en la educacion que brindaba el gobierno. Lo cierto es que hacia aproximadamente 80 años los integrados habian llegado con un nombre comercial mucho mas amigable, y se habian distribuido en la industria medica como una nueva panacea. Chips maravillosos que le permitian a uno controlar condiciones delicadas, como las cardiacas, las hepaticas, el nivel de azucar para los diabeticos y el de sal para los hipertensos. Controles en tiempo real que hacian sonar alarmas en los relojes inteligentes de los preocupados medicos. Sanidad los habia aceptado encantados, pues ya en ese momento el clima politico tendia fuertemente al totalitarismo. Todo avance de la tecnica en pos del control y la predictibilidad era aceptado con una sonrisa por los gobiernos de turno, en esa epoca en la que todavia habia gobiernos y El Gobierno con mayuscula. Una vez introducido, la evolucion del integrado se dio con la naturalidad tal que esperaria un escritor conspiranoico de ciencia ficcion: de predecir y enviar informacion pasaron a manejar ellos mismos la informacion que enviaban. Poco a poco se prescindia de los medicos. Los avances avasallantes en materia de inteligencia artificial hacia que la sociedad pegara saltos de gigante en materia social. Los integrados pasaron de enviar a analizar, de analizar a sugerir, a recomendar y finalmente a dictar las acciones a tomar. Prohibida la venta de productos azucarados a personas diabeticas. Prohibida la venta de cigarrilos a los que esperaban un pulmon. Finalmente, los integrados habian dejado de especializarse en lecturas y habian pasado a escribir sobre la biologia humana. En efecto, la logica dictaba que la mejor defensa era el ataque, y que la mejor prevencion era evitar la aparicion de los sintomas. ¿por que iban a prohibirle comprar cigarrilos a un fumador de habito adquirido, poniendo por delante muchas inertes discusiones eticas que al final se resolvian a palazo puro en las calles, por que iban a hacer tan groseramente evidente la dominacion cuando podian sencillamente programar al integrado para que, poco a poco y progresivamente, modificara la biologia de su huesped hasta hacerle intolerable el cigarrillo? Si creia que naturalmente no gustaba de fumar, no iria a comprar cigarrillos en primer lugar. La idea era sencilla  y perversa, y por eso fue que colo tan bien en los primeros años. Para cuando la sociedad se dio cuenta, ya era literalmente demasiado tarde. Eran segunda generacion de nacidos con integrados. 

Mientras manejaba Maribel sonrio al hacer la comparativa: el totalitarismo de antaño no tenia nada que ver con el actual, que no era totalitarismo en absoluto, sino mas bien un absolutismo: estaba tan presente en la habitacion que se habian olvidado de el. Elefante blanco. Un absolutismo muy parecido al de dios: presente en todos lados pero en ningun en particular. Luego no era raro que hubiera tantos ateos. Pero los ateos tambien tenian integrados, y por lo tanto su ateismo bien podia ser inducido o condicionado. ¿quien le podia asegurar que los integrados no intervenian tambien en las ideologias, en la memoria, en las creencias? Casi sin darse cuenta, dejo de ver las Milpas de teosinto. O mas bien, tanto se habia habituado a ellas que tuvo que parpadear dos o tres veces para constatar que el camino habia salido de entre el sembrado y que ahora avanzaba en linea recta hacia lo que parecia ser unos silos a unos cuantos kilometros. Se sento recta en el asiento e intento mirar para los cuatro costados, pero sobre todo hacia atras, para ver si la seguian. No se veia a nadie a kilometros a la deriva. Su coche parecia ser el unico en la region. Mirando la posicion del medio sol anaranjado, concluyo que le quedaba una hora de luz. Llegado a ese punto, decidio que llegaria fuera de noche o de dia o al dia siguiente. No encenderia los faroles, dormiria en el auto si era necesario. Si su destino quedaba mas alla de esos silos tendria que hacerlo. 

Los integrados podian condicionar una gran cantidad de aspectos del cuerpo y la mente humana. Por lo general, se hacia un estudio del individuo. Un estudio que comenzaba in utero, basandose en la informacion de los progenitores y sin dudas en informacion obtenida en los controles prenatales obligatorios, y en las revisiones medicas. El perfil incluia cuestiones genetica y epi geneticas. Los verdaderos basiliscos de Rokko que eran las Inteligencias Artificiales actuales, verdaderas ASI's de cuarta generacion, proyectaban un perfil de desarrollo para captar tendencias y, a partir de esa proyeccion, se suprimian condiciones y se limitaban otras. Se cortaban de tajo adicciones y se potenciaban otras, segun lo conveniente. Por ejemplo, no era conveniente que un individuo con proyeccion perfecta para soldado tuviese mareos en altura, por ejemplo. Habia condiciones que se limitaban en una gran cantidad de individuos: la tolerancia al dolor, por ejemplo, era exageradamente baja en grandes sectores marginales de la poblacion, pero sospechosamente alto en las castas hereditarias que formaban los cuerpos policiales. La cantidad de horas de sueño que los funcionarios parecian necesitar era siempre menor de las que necesitaba por ejemplo un trabajador productivo o administrativo. El gusto por ciertos alimentos y el disgusto por otros podian irse actualizando segun las capacidades productivas del pais. Esto era terriblemente conveniente, por supuesto. La capacidad reproductiva de enormes masas de individuos podian regularse clandestinamente mediante esos maravillosos addendums informaticos del tamaño de una aspirineta. 

Atraveso los silos y los galpones derruidos casi a paso de hombre, revisando minuciosamente los carteles y las fachadas en busca de la señal que deberia estar dibujada, pintada o señalizada de algun modo. La señal le marcaba que, fuera el lugar que fuese, ese era el lugar. Las edificaciones se agrupaban de tres o cuatro y se distanciaban por veinte o treinta metros.

A Maribel, igual que a su amiga, estos condicionamientos le producian un asco brutal. Muchas veces uno solo podia quedarse en la duda. ¿tal condicion, era propia y natural, o estaba determinada por el integrado? Muchas veces era imposible saberlo, pero otras veces uno podia darse cuenta circunstancialmente de estaba restringido o potenciado. Y cuando uno se daba cuenta, tenia que joderse. Protetar equivalia a un paralizador electrico y a largas horas de interrogatorio y reacondicionamiento. Proceso del cual uno por lo general salia peor de lo que entraba. Despues de esas ordalias a pocos les quedaban ganas de quejarse. La rabia de Maribel era instintiva y natural. Estaba segura de eso. Una caracteristica tan contraproducente para el gobierno no podia estar siendo potenciada. Joderse era la unica opcion legal permitida, pero no era la unica opcion sin mas. Quitarse el integrado estaba, salvo que uno se fuera a vivir al medio de la nada, fuera de la cuestion. El menor escaneo arrojaria la falta. Evitar los escaneos dentro del territorio nacional era poco menos que imposible. Habia habido casos de personas que habian sido descubiertas sin integrado por diez o siete o cinco años, pero lo cierto es que el lapso se reducia cada vez mas. Hacia unos meses los diarios hablaban de una chica supuestamente deaparecida que, luego se comprobo, se habia escapado de su casa. Los oficiales descubrieron que se habia extirpado el integrado dos semanas antes de ser encontrada. Luego los diarios no dijieron mas nada de la chica. ¿que opcion le quedaba? Si tenia contactos y el suficiente dinero, podia alterar la programacion del integrado. Los tipos de re programacion eran cuatro. La mas barata era la anulacion de reestricciones. Era la opcion mas barata y la que Maribel habia elegido. Luego, en orden ascendente, venia la anulacion de una potenciacion. Luego estaba agregar una reestriccion y, finalmente, agregar una potenciacion. Cada potenciacion o restriccion que se quitaba o agregaba tenia un costo unitario. De mas estaba decir que los costos eran altisimos. De haberselo podido permitir, Maribel se hubiera elegido quitarse todas las reestricciones, pero lamentablemente su economia de empleada administrativa le permitia solo quitarse una. Era una lastima. Una lastima pero no un impedimento. Aunque tuviera que comer puro arroz y agua los proximos seis o doce meses. Habia descubierto que tenia una restriccion y ahora se la tenia que quitar como que tenia nombre y apellido. Sentia una piedra en el zapato, una astilla entre los dedos, una piedra en el zapato. Sentia que le habian metido la mano en el bolsillo y mientras no se la quitara, mientras no recuperara lo que era suyo por herencia o por azar, no se quedaria tranquila.

Justo cuando penso que tendria que seguir por el camino hasta encontrar nuevas edificaciones, descubrio la señal en un galpon a su izquierda, casi justo antes de dejar el ultimo grupo de silotorres. Maribel detuvo el auto y se pregunto en donde obtendria ella su cicatriz. Penso que seria mejor en un lugar oculto, aunque esto seria un poco vergonzoso a la otra de mostrarsela a su amiga. Giro la llave y apago el motor. ¿y ahora? Esperaria a que saliera alguien. Espero por diez minutos, mirando furtivamente hacia los cuatro puntos cardinales, casi esperando ver un coche de policia en cualquier momento. Un coche de policia o alguna furgoneta sin patente. O algun laser apuntandola. O algun dron que insonoramente la sobrevolara de muy cerca. Pero no vio nada. No habia caso, ya habia llegado hasta ahi. Tenia la señal enfrente. Si habia que correr algun riesgo, ya lo habia corrido. Lo estaba corriendo y llegada a ese punto lo correria hasta el final. Salio del auto y encendio un cigarrillo. Se sento sobre el capo y espero otros diez minutos. Nada. Ni un alma. ¿tendria que acercarse ella? Parecia evidente que si. Todavia con el cigarrillo en la boca, comenzo a caminar hacia el galpon. Solo cuando estuvo frente al porton de chapa noto que, junto a este, disimulado y del mismo color terracota que la pared, habia un pequeño portero con un boton. Parecia viejo y en desuso, y si alguien lo viera de cerca apostaria a que era una reliquia de la edad de piedra. Pero Maribel sabia que funcionaba. Lo sabia porque habia visto la señal, porque habia venido manejando hasta ese lugar, y porque bien pensado no tenia sentido que un galpon cerealero tuviera un portero electrico. Dio una ultima y larga pitada a lo que le quedaba y tras escupir la colilla, pulso el boton. Un pequeño zumbido estatico y luego la sensacion de apertura, de vacio, de un espacio al otro lado de la linea. "Ahora alguien dira mi nombre y yo dire mi apellido" penso, porque esa era la seña acordada. Y efectivamente, una voz inexpresiva, seguramente una inteligencia artificial, pronuncio su nombre de pila. Maribel. Sin interrogacion, sin enfasis, sin expresividad. Como si dijiera "casa", "auto", "perro". Maribel volvio a sentir el vacio y se apresuro a decir su apellido. Entonces oyo otro sonido. Metalico, electrico, que reconocio al instante. Era el sonido de una cerradura destrabandose. Vio que el porton vibraba ligeramente y entonces supo lo que tenia que hacer: empujar. 

Camuflada entre la chapa del porton habia una puerta tipo escotilla, la cual se abrio ante la presion. Ante ella un pasillo que llevaba a una unica puerta. Miro una vez mas hacia atras, comprobando que efectivamente estaba sola, y entro. Cuando abrio la puerta, dos hombres la esperaban sentados ante una sencilla mesa de madera. Ambos sonreian. 

- Sientese por favor - la invito uno de ellos. El mas joven, penso Maribel, aunque en realidad no tenia manera de saber si era efectivamente el mas joven. Sin dudas lo parecia, pero las cirugias esteticas eran tan milagrosas como las inteligencias artificiales. Se acomodo en su silla. El otro, que parecia mas viejo pero no deberia superar los cuarenta años, tamborilleo ritmicamente sobre la mesa y comenzo a hablar.

- Segun el arreglo previo, una restriccion, ¿correcto?-. Maribel asintio.

- Muy bien. No se sorprenda de que estemos tan tranquilos. Tranquilicese usted tambien. Se que no es facil, pero creame. Tenemos scanners en un radio de treinta kilometros, y le aseguro que aqui no estamos mas que usted, nosotros y el resto de nuestro equipo. 

- Por supuesto - añadio el mas joven - sabemos que usted es usted precisamente porque ya esta escaneada.

- ¿entonces saben cuantas reestricciones tengo, cuantas potenciaciones, y en que cosa cada una? ¡Podrian decirmelo por favor! -. Maribel habia preguntado precipitadamente y bocajarro. Se detuvo, pero sabia cual era la respuesta.

- Sabemos que tiene reestricciones y potenciaciones como todo el mundo - volvio a decir el cuarenton - pero exactamente cuantas y de que tipo, no podemos saberlo por un escaneo directo. Para eso es que el equipo tecnico hace el procedimiento. Una vez hecho, claro que podran acceder a la totalidad de las lineas de comando de su integrado.

- O mas bien, podrian acceder- corrigio el joven.

- Eso mismo - dijo el otro volviendo tamborillear. Parecia contento - Eso quise decir. Podrian acceder a todas y cada una si usted hubiera pagado por que accedan a todas y a cada una. ¿estan encriptadas, sabe? cuesta un trabajo acceder y recodificar la linea.

- Ademas a usted no le haria ningun bien saber sus reestricciones y sus potenciaciones. Creame. Vivo de esto. Si usted supiera en que la frenan y en que la empujar, su conducta naturalmente cambiaria para intentar contrarrestarlo, ¿entiende?-.

- Su conducta cambiaria visiblemente en aspectos determinados, aspectos que sospechosamente coinciden con el codigo de su integrado. El integrado leeria esto, enviaria una señal a la central mas cercana y usted recibiria una intimacion para revision medica, ¿comprende? - La sonrisa del mas joven era perfecta, como si fuese una publicidad de pasta dental. Maribel sintio un escalofrio en la espalda y asintio con la cabeza.

- Entiendo a que se refiere, pero es mas fuerte que yo. Pero entiendo. Si saber que tengo una me ha traido hasta aqui, quien sabe que haria si supiera el resto...

- Y si calculara el costo de lo que supondria removerlas - dijo el joven

- Y si supiera que no le alcanzarian tres vidas para juntar el dinero - dijo el viejo.

Maribel intento detenerse en lo que queria decir, pero fue en vano. La rabia, tan natural como siempre, hizo que no pudiera refrenarse.

- Ustedes son unos cinicos hijos de puta - les dijo sonriendo - teniendo el poder de liberar completamente a la gente que acude a ustedes, gente como yo, gente que se lo juega todo, y ¿no son capaces de hacer el trabajo completo?

- Para liberar a la gente hay que dar un golpe de estado y cambiar las politicas - sentencio el cuarenton.

- Eso no es responsabilidad nuestra - dijo el joven - y ademas, usted no sabe nada sobre como funcionan los integrados, y va a seguir sin saber, asi que por favor si le parece, vayamos sencillamente a lo nuestro.

- Necesitamos saber en que consiste la reestriccion - dijo seriamente el cuarenton - Como le dije, estan codificadas, pero segun la naturaleza suelen tener algun nombre especifico. 

Maribel trago saliva y junto las manos sobre las rodillas. Sabia que llegaria ese momento. Lo habia pensado y repensado mil veces desde que habia tomado la decision. Habia decidido hablar y actuar como una automata, sin importarle lo que pensaran o dijieran las personas con las que se topara. Nunca antes los habia visto y, si todo salia bien, nunca mas los iba a volver a ver. Para lo que a ella consideraba, esos dos no eran diferentes a dos personas que se hubiera topado en la fila del supermercado o en una sala de espera. Fantasmas, maniquies, bultos. Pero aun asi... aun asi, habia cruzado tres palabras con cada uno y ahora se sentia incomoda. El que parecia mas viejo comenzo a tamborillar de vuelta.

- Y?

- Es sexual -. Maribel lo dijo con rabia y mirandolo a los ojos. Al cuarenton. Al joven de sonrisa odontologica preferia ni mirarlo. En ese momento los odio a los dos. Como si ellos tuvieran la culpa de lo que le pasaba. Odio al mundo en su totalidad en un odio que se extendia sin fronteras, frio como una tundra sin limites.

- Sea especifica, por favor. Considere que puede tener varias del mismo tipo, y nosotros necesitamos saber lo mas que podamos para informar al equipo tecnico-. Era el joven. Maribel lo miro a los ojos, furiosa, buscando algun dejo de ironia o de sarcasmo. Encontro una indiferencia que la desarmo totalmente. Ella no les importaba en lo mas minimo. El joven, que sin dudas debia ser mas viejo de lo que mostraba su cara, la miraba como si hubiera algo mas interesante justo detras de ella. No le interesaba ella ni sus problemas. Era otro procedimiento, otra interrogacion, otro cliente. Se alivio de comprobar que solo era un numero mas en alguna planilla clandestina. 

- Mis orgasmos. Solo puedo tener uno al mes. Uno. Siempre uno, ni mas ni menos que uno. En los ultimos 12 meses ¿saben cuantos tuve? Doce.

Ahora que habia empezado a hablar, Maribel se sentia en la tentacion de contarles todo. Toda su historia, como lo habia descubierto, a que edad, hace cuantos años que habia comprobado que era uno por mes y ni mas ni menos y siempre uno solo, como una ficha que le pagaran con el sueldo. Y como tenia que elegir cuidadosamente con quien lo gastaba y como lo gastaba, y las consecuencias y repercusiones que esa reduccion de sus culminaciones a un numero exacto y concreto habia tenido en su vida, pero se detuvo. El aburrimiento de los dos la detuvo de cometer lo que hubiera sido otra torpeza. Mejor era dejarlo asi, habia que avanzar lo mas rapido posible.

- Entonces, para ser claros, usted solamente puede llegar al climax una vez por mes, es decir, que deben pasar treinta dias aproximadamente para que pueda volver a pasar, ¿correcto?

- Correctisimo - dijo ella. - con un regularidad que espanta, amigo. 

- ¿esta segura no? -dijo el joven sonriente - Quiero decir, los tecnicos van a buscar esa restriccion y si resulta que no existe, y que es algo natural o psicologico suyo, no se le devuelve la plata y, a lo sumo, si usted nos da el verde ahora, le quitan la reestriccion que mas se le parezca, o una al azar.

- Y solo en ese caso se le dice cual - completo el cuarenton. - ¿entiende?

- No es algo natural -. les respondio Maribel - No siempre fue asi, y paso despues de cierta revision, ¿entienden? Y si, estoy segura. Realice todas las comprobaciones necesarias, si les interesa puedo entrar en detalles, pero espero que no haga falta.

- No hace falta - dijo el joven. - En todo caso, cuando termine el procedimiento, usted va a tener una cicatriz en el punto de acceso mas cercano al bicho, y de ahi si quiere puede intuir en donde esta alojado. Otra cosa: la reprogramacion es permanente, entiende. Perfecto, pero aunque entienda igual se lo explico. En este caso, usted va a pasar a operar naturalmente en lo que a sus orgasmos se refiere. Y el resultado, digamos, depende de usted, ¿comprende? Usted no tiene posibilidad de comprobarlo, ni nosotros de extenderle un certificado - volvio a mostrar la ironica sonrisa de propaganda - pero si resulta que pasa de tener una acabada a tener una y media o dos, pues eso es para lo que le da. No es que nosotros hayamos quitado a medias la reestriccion.

- Los comandos estan o no estan, no hay punto medio - sentencio el mas viejo - Usted deberia notar un cambio, pero ese cambio no siempre la puede dejar a gusto. Podria irse usted del defecto al exceso, pero eso ya es cosa suya.

- Nosotros no nos hacemos responsables, y en caso de que quiera de vuelta la reestriccion o de que quiera una potenciacion sobre el mismo aspecto, corre por cuenta nueva ¿estamos?-. Maribel sonrio porque recordo que agregar una potenciacion era la opcion mas cara. "Excelente vendedor", penso.

- Estamos.- les confirmo. - ¿algo mas?

- El procedimiento dura aproximadamente seis horas. Es el estandar para una reestriccion como la que usted tiene. Podria alargarse un poco o acortarse un poco dependiendo de cuestiones tecnicas que imagino no le importan. Lo que significa que usted va a pasar la noche aca. Antes de pasar, nos deja las llaves del auto. Va a quedar estacionado aca adentro por la noche. Mañana, cuando se levante y se le pase el efecto del sedante, desayuna y se retira. Va a encontrar el coche con la llave puesta.

- Y una vez que se va, se va - . dijo el joven - Se va para no volver salvo hasta tener una nueva cita acordada, ¿esta? Por eso es que cualquier cosa que quiera saber o le interese aclarar, le aconsejo que lo haga en esta entrevista. Mañana no va a encontrar a nadie cuando se levante.

- Tengo mil cosas para preguntarles pero ninguna que me sea imprescindible saber ahora mismo, asi que si les parece prefiero que empecemos. Maneje ocho horas para llegar aca, y mañana tengo turno vespertino en el trabajo, asi que preferiria avanzar cuanto antes.

- Muy bien - dijo el mas viejo.

- Asi me gusta - dijo el joven sonriente, y por primera vez a Maribel la sonrisa le parecio honesta.

- Pase por la puerta al fondo y espere - le dijo el viejo mientras le señalaba unica otra puerta que habia en el cuarto. Maribel dejo las llaves del coche sobre la mesa y por toda despedida les levanto la mano. Abrio la puerta y espero.

Al dia siguiente, mientras Manejaba de vuelta hacia la zona residencial, Maribel no podia evitar sonreir mientras pasaba su mano por una pequeña cicatriz en forma de luna a la altura de su cadera, justo por encima del muslo derecho. Le dolia un poco cuando rozaba contra el asiento, pero prefirio elegir tomar ese dolor como un signo positivo. Le gusto la ubicacion de la cicatriz. La cadera era algo que podia mostrar o esconder. Tendria que preguntarle a su amiga como remover los dos puntos de sutura, pero seguramente no seria dificil. 

- tendre que usar tiro alto y camisolas por un tiempo- se dijo para si misma, mientras recorria en silencio la autopista desierta. Sonrio y no paro de sonreir hasta que estaciono el auto en su domicilio. Siguio sonriendo mientras subia en ascensor y quizas tambien mientras se cambiaba para el trabajo. Su sonrisa se le antojo natural, no condicionada, suya. Suya como su rabia. Suya por fin despues de quien sabe cuanto.

27 may 2025

Nada ahi

No hay nada ahi, no hay nada ahi, no hay nada ahi. Me lo repito constantemente mientras aprieto con fuerza los ojos. La oscuridad del cuarto era casi total, pero me habia parecido ver algo en la esquina en donde las sombras se fundian en una mancha impenetrable. Algo me habia despertado de forma violenta. Una sensacion como de caida. Y ahi fue que lo vi, o me parecio verlo. Preferia pensar que no vi nada, por eso me gire como quien quiere volver a dormir. Y de hecho eso intente, pero desde el momento en que le di la espalda al rincon oscuro, la sensacion de que algo mas estaba en el cuarto conmigo no habia hecho mas que acrecentarse. Pero no podia ser que hubiera alguien ahi, o algo. Claramente no era nada. Solo habia tenido un mal sueño, una apnea, una de esas jugarretas que a mi cerebro cada tanto le gusta jugarme. No habia nada, nada en absoluto. Por eso lo mejor era no mirar, no dejarse tentar por la sensacion enloquecedora de que por cada segundo que pasaba, eso que no estaba se acercaba mas y mas, poco a poco, como una araña o una linea de sombra que iba devorando el cuarto.

No podia seguir asi toda la noche, asi que pense en prender la luz. Casi en completa inmovilidad, deslice la mano lentamente (si hubiera alguien, no era buena idea que me viese moverme de un modo que le hiciera sospechar que seguia despierto), rozando las sabanas, saliendo de ellas como una culebra o un caracol desorientado, hasta topar con la superficie lisa de la mesa de luz, ¿que es esto? son mis anteojos. ¿que es esto? el libro que leia antes de dormir, ¿que es esto? una taza de cafe vacia, y por fin la base del velador, pequeña antorcha de luz electrica que necesitaba con urgencia para constatar que efectivamente nada se me acercaba, nada habia en el cuarto. Sin desesperarme fui de la base al cable, y recorriendo el cable llegue al interruptor. 

Luz. pero una luz calida. Era una lampara de lectura, puta madre. Luz ambarina, calida, hermosa, pero reducida. Luz de fogata en vez de luz de sol. ¿El rincon sombrio? todavia a oscuras, pero no ya en la penumbra impenetrable, sino en una oscuridad gris y muerta. Dos paredes cortandose en angulo recto. Y nada mas. En efecto, ahi no habia nada. Mirandolo era obvio.

Obvio, si, ahora. Con la luz prendida. Y en este instante que miro, no hay nada. ¿pero antes? ¿hace unos minutos?. La ausencia de algo me hacia mas solida la certeza de la anterior presencia. Sentia como si me hubieran quitado de encima una pesada mochila, o como si unas manos duras y huesudas me hubieran soltado el cuello. Alivio, si. Pero si ahora siento ausencia ¿que sentia antes? ¿la puerta de mi habitacion estaba abierta? Siempre la cierro aunque viva solo. No me gusta dormir conectado a otras cosas, siquiera a otras partes de la casa. Dormir cerca de una puerta o una ventana me da escalofrios, por eso siempre la cierro. Y bien cerrada. Pero ahora solo esta entornada, o mejor dicho abierta, con el angulo justo para que algo muy estrecho pase. Una mano, un brazo. Una rata. Pero algo. Para que fuese nada tendria que estar la puerta cerrada. Y no esta. 

Asi que habia salido. Eso que no estaba en el cuarto habia salido y ahora estaba en otro lugar. Estaba afuera. Tuve el impulso de saltar de la cama y cerrar la puerta, pero me contuve. Ahora lo sentia del otro lado de la puerta, espiando. Quizas exactamente apoyado en la puerta, esperando mi reaccion, esperando a que me levante, a que abandone, ahora lo entiendo, el refugio seguro de la cama para caerme encima como una jauria de perros. No podia quedarme asi, pero tampoco podia volver a apagar la luz. Cerrar la puerta era un riesgo. Tenia que ser rapido, y no lo era. Y ademas me estaba meando, tenia que ir al baño con urgencia. Justo al baño, que quedaba a mitad del pasillo. El pasillo entre el baño y yo, y en el medio del pasillo seguramente algo mas.

Me sente en la cama sin dejar de mirar la puerta. ¿esa sombra que se veia detras era la sombra que siempre se veia detras de la puerta, o era una sombra que nunca antes habia visto? No soy bueno para recordar la forma de las sombras, asi que la duda me carcome. ¿es este silencio el silencio habitual de cuando no hay nada? ¿o es el silencio extraño de cuando puede haber algo? Tampoco lo se, todos los silencios me suenan identicos. Lentamente, me coloque las pantuflas. El frio del suelo sube incluso a travez de la goma aislante. Noto que he comenzado a temblar. Por el frio, me digo, por el frio. Dudo aun por algunos minutos que se me hacen eternos, pero finalmente me pongo de pie y abro la puerta. El resto de pobre luz ambarina escapa del cuarto como un riachuelo que se pierde en tierra seca. Nada, nada hasta donde alcanza la vista. Mas alla del pasillo, el pequeño living y la minuscula cocina. Y luego otro pasillo y la puerta que me separa de la casa mas grande que es el mundo. Por ahora, nada en el pasillo. Rapidamente camino y me meto en el baño. Mis ultimos movimientos fueron freneticos, cierro la puerta dando un portazo y coloco la traba. ¿por que tengo traba desde la parte de adentro del baño si vivo solo? Precisamente porque vivo solo, porque la mayor parte del tiempo no hay nadie mas que yo. Pero la mayor parte no es igual a todas las partes. Me siento en el inodoro.

Definitivamente estoy temblando. Una de las pantuflas se me ha salido del pie y ha quedado en el pasillo. O eso creo. En mi pie no esta, eso es seguro. ¿debo salir a buscarla o quitarme la otra? Opto por lo segundo, tendre que soportar el frio solo con las medias. ¿y ahora? ¿que hacer? Quisiera una cerveza de la cocina, pero una cosa es decirlo y otra es hacerlo. Soñar no cuesta nada o, mas bien, suele costar menos que correr el riesgo real. vuelvo a sentir la presencia de algo que no esta, estando detras de la puerta del baño. El seguro interno me deja tranquilo. Si intenta algo, la puerta crujira. ¡eh! ¿eso fue la puerta? crei oir un crujido leve. Y luego un cuchicheo. ¿lo oi o me parecio oirlo? Quizas siga algo dormido despues de todo, me digo mientras tiro de la cadena. 

Tengo que salir, no puedo pasar la noche en el baño. El problema es hacia adonde correr una vez quite la traba de la puerta. Eso puede no estar en mi habitacion, o no estar en la cocina, O puede no estar en ambos, lo cual significa que estaria, por descarte puro, en el pasillo, listo para abrazarme apenas salga... y sabe que tarde o temprano saldre. El baño es frio e incomodo, cada vez mas incomodo. Lamento no tener una bañera, lamento no tener una mullida alfombra de baño. Lamento muchas cosas ultimamente, pero sobre todo lamento haberme despertado en plena noche. Sin pensarlo mucho abro la puerta y corro hacia la cocina. Me corroen las ganas de mirar atras pero tengo terror de no mirar al frente. Usare los ojos para lo que tengo delante y los oidos para lo que tengo detras. Nada en el pasillo, nada en el living, nada en la cocina. Aqui no hay nada, me digo. Miro hacia mi pieza pero no la veo. La puerta entrecerrada muestra la habitacion a oscuras, tal cual la deje. Prendo la luz de la cocina y me rio de mi mismo. Una persona grande, ya entrada en edad, que ha leido a Hegel, persiguiendo sombras en una casa vacia en plena noche. Alguien tiene que reirse de eso, asi que me rio yo mientras me siento en la oscuridad del living, que es una oscuridad oblicua y a medias, protegida por la ahora si brillante luz electrica de la cocina. Una lamparita de luz fria de 18 Watts en forma de disco que se asemeja ahora a una plateada luna. Ya sentado, abro la cerveza que saque de la heladera. La presencia y tambien la ausencia de eso ha disminuido, tanto que ya casi me convenzo que eso no era otra cosa que una paranoia mia. Una mas de las tantas. Me olvido de ella mientras le doy sorbos a mi cerveza. 

La tranquilidad me dura poco. A medida que se acaba la cerveza, que el peso de la lata disminuye en mi mano, tambien disminuye mi confianza. Me desagrada profundamente la idea de volver a mi cuarto. Tengo que decir que me aterra. Me aterra como si supiera algo que no quiero, que rechazo saber. No puedo pasar la noche en el living o la cocina. Ni siquiera tengo un sillon para tirarme. Salir de la casa esta fuera de la discusion. Repaso mis cartas y me digo que mi unica opcion es volver al cuarto. Volver al cuarto y rezar porque no haya nada. 

Voy. Dejo la lata completamente vacia sobre la mesa. Como una señal, como un recuerdo de que estuve aqui este rato. Atravieso el pasillo lentamente, notando como se incrementa la oscuridad con cada paso que doy. Oigo una respiracion que es la mia propia, y me reprocho el hecho de tal vez estar camuflando alguna otra respiracion, algun otro sonido emitido por quien sabe que. Paso delante de la puerta cerrada del baño y me digo que no hay nada ahi. Abro la puerta y entro a mi cuarto o mas bien eso pensaba que haria pero me quedo congelado en el umbral de la puerta abierta. Estoy paralizado, una alarma muda grita en mi cabeza. Petrificado, rastrillo con la vista cada pulgada del cuarto. Sobre todo el rincon oscuro, que no se deja ver tras la impenetrable cortina de sombras. No puedo quedarme asi. Doy un paso y luego otro. Tecnicamente estoy adentro. ¿cierro o no cierro la puerta? Si cierro quedo encerrado, si no cierro, queda abierto para otros. Ya he llegado hasta aqui, algo me dice que no hay vuelta atras, asi que cierro. Silencio, vacio, oscuridad. ¿algo mas? espero ese pavoroso algo mas pero no pasa nada. Todavia con desconfianza, me acerco a la cama. Las sabanas ¿las habia dejado asi? ¿las habia movido tanto, tanto que casi tocan el suelo? Es cierto que suelo moverme mucho cuando duermo, y que esa noche habia sido mas inquieta que lo habitual, ¿pero habian quedado asi? Lo malo de vivir solo es que uno no tiene con quien comprobar estas cosas. Miro debajo de la cama y en el rincon sombrio. Miro la mesita de luz y el rincon sombrio. Se que esta ahi, en el rincon. Miro pero no veo nada, asi que me acuesto. Poco a poco, casi imperceptiblemente, me voy tapando, voy subiendo la sabana hasta encerrarme en ella como en un capullo, como una flor que florece en reversa. Florecer en reversa: Marchitarse, pienso como haciendo un crucigrama, y es lo ultimo que pienso antes de que me gane el sueño.

No me dura mucho, algo ha vuelto a despertarme. Un golpe. Siento el corazon que me galopa en el pecho. Un golpe, algo me ha dado un golpe. Me lo dio o me lo va a dar, lo se. Tengo que mirar el rincon sombrio... pero es muy tarde. Se que es muy tarde, que ya no esta en el rincon, que apenas levante la cabeza lo vere, que no llegare a encender de vuelta el velador. Me interceptara, me saltara encima apenas me mueva. Lo vere casi demasiado tarde. Siento su peso sobre la cama, su presencia mas opresiva que nunca reventando contra las paredes del cuarto. Su silencio es tan pesado que me revienta los timpanos. Quiero gritar pero no me sale. Solo puedo seguir asi, prolongando esto dentro de mi capullo de sabanas. Pero eso es paciente, sabe esperar. Ha estado esperando toda la noche, como un gato que juega con su presa. Siento que algo tira de las sabanas y sin querer abro los ojos, y ahi esta.