24 oct 2016

Caminando por la calle, veo que todos estan muertos. Aun no lo saben. Es la analogia mas vieja del mundo, salvo porque no es ninguna analogia sino la realidad misma y, ademas, no por ser la analogia mas vieja del mundo deja de ser pasmosamente cierta.
Caminando por la calle, veo que estoy muerto. Lo se a ciencia cierta. Es la certidumbre mas vieja del mundo, la intuicion mas trillada. Toneladas y toneladas de tinta y marmol dedicadas a la muerte, cementerios sobre cementerios sobre cementerios: muertos hasta en la sopa. Pero no por ser la certidumbre mas vieja del mundo pierde algo de su terrible inexorabilidad, de su aplastante peso estadistico.
¿que nos diferencia, a mi y a ellos? No lo se, ya no lo se. En una epoca creia saberlo. Mierda, en una epoca lo sabia con lujo de detalles, lo sabia de la A a la Z; Academicamente lo sabia. Y dado que lo sabia, caminaba por la calle como quien camina en un sueño, sabiendose el unico ser vivo entre una marejada de sombras y fantasmas, meros productos de mi imaginacion o de la de algun genio mas kitsch que maligno.
Pero, ¡vamos!, ¿acaso van a creer que en realidad sabia yo algo? Soy un imbecil y nunca supe nada, muchisimo menos iba a saber que estaba vivo. Pero lo sentia. Eso si, mierda que lo sentia.
De hecho, si tengo que ser preciso, deberia decirles que es exactamente al reves: ahora lo se, antes no sabia nada. Ahora se que estaba vivo, antes estaba vivo y no lo sabia. La ciencia de las cosas llega, como siempre, demasiado tarde. La experiencia, ese pata de palo inutil, esa know how de la existencia que viene a reemplazar a la existencia misma. Porque la existencia no es otra cosa que el deseo de la existencia. El ser es el deseo del ser, y bla bla bla.
Y antes, como decia, vivia sin saber que viva. Yo, puer aeternus (pero aeternus no, porque ahora mas bien Sileno y su terrible sabiduria), mito de la edad de oro, paraiso perdido, y bla bla bla. La metafora, la forma, la alegoria, son como la flor seca entre las paginas de un libro, es el recuerdo en el vasto palacio de la memoria, la tecnica sin el ejercicio.
Caminando por la calle caminaba sin saber nada de nada, pero mi caminar era realmente caminar y el sol era realmente el sol, la tarde era realmente la tarde y la calle era no solo la calle, sino un laberinto en perpetuo crecimiento, un rizoma de transformacion heraclitea. Todas las letras eran el Aleph y detras de cada puerta me esperaba la muerte, el amor, el cuchillo o la fiesta.
¿que nos diferencia, a mi de ellos, a ellos de mi? ¿es este saber, o acaso era ese sentir? Yo diria que ambas cosas, antes fue el sentir, y hoy solo este succedaneo insuficiente, este logarismo que es una maceta seca, sin tallos, sin hojas, sin flores.
Pero es una diferencia, una diferencia insalvable, que nadie se confunda. Ellos estuvieron siempre muertos, muertos desde el sentir y desde el saber. No sienten su muerte ahora como antes no sintieron la vida.