16 jun 2013

Acerca del crimen y del empleo.

Hace un tiempo que tengo la intuicion de que tanto el crininal como el obrero comparten una identica moralidad. La intuicion surgio al notar que ambos persiguen exactamente los mismos fines. Seria estupido pensar que el fin del trabajador es el trabajo mismo, asi como pensar que el robo mismo es el fin del criminal. Empleo y robo, ambos son en si mismo medios, nunca fines. El fin de ambos medios es, objetivamente, bienes materiales. Subjetivamente, placer o felicidad provenientes de estos bienes.
El trabajo y el hurto no son juzgados en cuanto medios efectivos, pues no es mejor el mas efectivo. Tampoco son juzgados en cuanto morales en si, pues no importa si el acto de robar o emplearse producen placer o dolor, sino que lo que se considera es el fin perseguido. La actividad esta pensada siempre como medio.
Trabajador y criminal son definidos entonces no por el fin que persiguen, que es identico, sino por el medio que usan para alcanzar dicho fin. Estos fines son, como vimos, bienes materiales, que en ultima instancias son   a su vez medios para proporcionar placer o supresion de dolor.
Ahora bien, es cierto que la moralidad del medio siempre se deriva de la moralidad del fin. Si el fin es moral, el medio debe ser entonces moral y, si el fin es inmoral, los medios deben ser tambien inmorales. Un medio es moral cuando su efectividad esta dictada (o emana de) la naturaleza de un fin moral. Es erronea la afirmacion de que la moralidad de un acto se encuentra en el hecho empirico mismo o, dicho de otra forma, que existen acciones buenas por si mismas o acciones malas por si mismas. La moralidad de una accion bien puede derivarse del motivo del agente, bien del efecto objetivo de la accion. Motivo o Efecto son lo que debemos juzgar; Y tanto el motivo del agente como los efectos de la accion dependen de la naturaleza del fin que la accion persigue.
Toda accion motivada no puede ser un fin en si misma. Ahora bien, si tanto en el caso del criminal como en el del trabajador el fin de la accion es el placer (o la felicidad), vemos entonces una identica motivacion en el agente. Nos restaria entonces analizar el motivo restante: los efectos objetivos de la accion (es decir, el medio mismo, ya que como vimos anteriormente, la efectividad no puede ser un criterio para la inmoralidad o la moralidad de una accion, y tampoco podemos aceptar que halla medios buenos o malos por si mismos.
En el caso de que derivemos la moralidad del medio de la moralidad del fin, podemos observar que si la naturaleza del fin (placer o felicidad) es identica en ambos casos (empleo o robo), entonces la moralidad de los medios, derivada de identica naturaleza, deberia ser tambien identica. Si esta naturaleza es moral o inmoral, poco importa.
Lo que si importa es el resultado obvio que de lo anterior se sigue: que de la naturaleza del placer no se deriva, con caracter obvio y evidente, que uno de los medios es mas moral que el otro. Si notamos que la efectividad de un medio es signo de su adecuacion a la naturaleza del fin, vemos que ambos son al menos igual de morales, pues nadie que no tenga el juicio nublado por un moralismo insano afirmara que sabe mejor una manzana comprada que una robada, o recibida de regalo o hallada. El mismo ejemplo podriamos dar con el placer que nos produce la musica de Bach: El placer es identico sea el disco comprado, regalado, robado o hallado.
Si alguien sostuviese el principio de que un placer es mas intenso cuando se obtiene por medio del trabajo, deberia tambien sostener que le es mas placentera una relacion sexual pagada que una espontanea y gratuita, y asi con otros casos. Esta claro que la experiencia nos demuestra que el trabajo como medio no le suma ningun valor agregado a los fines que consigue y que, como ha dicho Marx, una vez que los hombres se ven libres de la necesidad, huyen del trabajo como de la peste.
Entonces, ni por si mismo, ni por referencia al fin, ni por adecuacion a la naturaleza del fin, ni por efectividad es mas moral un medio que otro.
Si alguien objeta que la moralidad se deriva de los efectos inmediatos de la accion misma (es decir, que la accion misma de trabajar produce placer y la de robar, dolor) les responderia que ninguna accion  en si, salvo las que colman las necesidades fisiologicas, producen por si mismas placer o dolor, y que entonces ninguna es moral o inmoral por si mismas.
Si queremos analizar la moralidad del robo o del empleo no en cuanto medios sino en cuanto a acciones en si mismas y a sus efectos inmediatos, tenemos que comenzar entonces por realizar una division fundamental en el objeto de los efectos de la accion, considerando los efectos en nuestros intereses propios (bien privado) por un lado, y los efectos en los intereses de terceros (bien publico) por el otro.
Teniendo el placer como fin, serian morales las acciones que generasen placer o condiciones para el placer, inmorales las que generen dolor, condiciones para el dolor, o disminucion del placer o de sus condiciones.
Considerando el interes propio o bien privado, tanto el robar como el trabajar producen placer indirectamente, pues si son efectivos nos proporcionan los bienes materiales que nos dan placer. Ninguno de estos medios es objetivamente mas efectivo que el otro y, por tanto, no es tampoco mas placentero ni, consecuentemente, mas moral. La efectividad del medio depende en ambos casos de toda una serie de condiciones externas a la naturaleza del medio mismo, pudiendo estadisticamente triunfar o fracasar en diferentes sociedades y epocas.
Considerando el interes de terceros o bien publico consideramos tambien el punto que nos habia quedado pendiente, a saber, la consideracion de la moralidad de un metodo por sus efectos empiricos o consecuencias sociales. Ya vimos que en relacion a mi mismo, el efecto es placentero si la accion es exitosa, dolorosa si no es exitosa. En relacion al bien publico o interes general o social, el impacto del robo, considerado a nivel general, no suele ser necesariamente negativo. En el caso del empleo, sus consecuencias en la felicidad general pueden ser mas nocivas que las del robo, y esto principalmente por la facilidad de institucionalizar las condiciones del empleo, mas no asi las del robo. Y pese a que la naturaleza misma del robo tiene como condicion inherente y necesaria el causar dolor a al menos un tercero, es justo advertir que tambien trae beneficios a terceros, como bien puede ser la familia del criminal.
Si aceptamos que el crimen genera a un tiempo placeres y dolores para el bien publico, es necesario entonces que puesto que las definiciones se hacen siempre desde el contraste ( dado que no hay nada bueno en si), el trabajo produzca siempre efectos placenteros a terceros o, dicho de otro modo, que no perjudique a nadie, e incluso que sea benefico al interes general.
Puesto que el motivo (fin) de estas acciones (medios) no es otro que la felicidad (Placer), los impactos en el bien general no son mas que secundarios y nunca intencionados, pues jamas se dira que el criminal o el trabajador obran por el bien social, sino que es obvio que obran en consecuencia del placer propio y de los suyos y, en cuanto que no poseen un motivo social o con tendencia al bien general, es al menos inconsecuente que realizen juicios morales basandose en dicho criterio. Pese a esto, al ver las consecuencias del empleo en la sociedad actual, vemos que hechos como la competencia, el monopolio, la explotacion y la cosificacion del hombre son productos y consecuencias perniciosas a terceros y al bien general, todas derivadas del trabajo. Ergo, no es una difeencia en el bien publico lo que funda la moralidad del trabajo como medio por sobre el robo.
Un trabajador podria objetar que, considerando la accion sus efectos como si fuese un caso aislado (cientificamente) como podria ser el caso de un oficinista, este solo persigue su propio placer y que aunque las consecuencias del sistema sean sin duda perniciosas para terceros, no esta en sus intenciones dañar a nadie, y que de hecho el no perjudica intencional y directamente a nadie con sus acciones. En cambio, la accion de robar, como ya notamos, requiere necesariamente perjudicar a un tercero. Consecuentemente, el ladron debe tener necesariamente la intencion de perjudicar directamente a un tercero. La inmoralidad residiria entonces no en los efectos objetivos de la accion, sino en la intencion que esta implicita en aceptar el egir el medio pues, aunque esta intencion de perjudicar a un tercero no sea estrictamente la motivacion del robo, es de todos modos una cualidad intrinseca al medio mismo, inseparable de el, y no puede ser considerada como accidental.
El argumento anterior solo es moralmente valido en un sistema en donde el trabajo no derive en las perniciosas consecuencias antes advertidas, y solo considerando que la moralidad se deriva de un motivo interno y no del efecto objetivo de la accion, teniendo en cuenta ademas que este motivo esta asociado al medio mismo, y no al fin que este persigue.
Si alguien arguye que el trabajador puede ignorar las consecuencias del sistema y quie, como tal, no es culpable de los efectos de estas (aunque las mismas se deriven indirectamente de sus actos) le recordaremos que no hace menos calor cuando se ignora que es verano que cuando se lo sabe. Si la moralidad se deriva de sus efectos objetivos de la accion, el conocimiento que el agente tenga de estos es irrelevantes para el juicio moral. Ademas, aunque es cierto que es mas dificil ignorar los efectos de las acciones inmediatas que de las mediatas o indirectas, alguien podria arguir que tambien el criminal ignora los efectos dañinos de sus actos. Si la inocencia o ignorancia no es excusa en este caso, tampoco es posible aceptarlo en el otro.
Por otro lado, puesto que tanto como en el criminal como en el trabajador el motivo de la accion es el placer propio y no el bien social, a ambos les es indiferente el daño o el beneficio a terceros, siempre y cuando ese tercero no tenga influencia directa en su propia felicidad. El criterio a juzgar en ambos casos es la persecucion del bien propio y, como vimos, ambos medios responden de un modo igualmente legitimo a la naturaleza del fin.
No obstante, alguien podria ahora argumentar que el hecho de cumplir una buena accion o una accion justa nos proporciona una cuota de placer extra. Este argumento contiene el grosero error de suponer una nocion de "medio justo" y "medio injusto", cuando es precisamente la moralidad del medio lo que se esta dilucidando. Dicho de otro modo, dicho valor adicional solamente puede tener sentido una vez establecidas las distinciones morales correspondientes, nunca antes, pues es absurdo fundamentar la moralidad de una accion en el placer surgido de la contemplacion de la moralidad de la accion. Sostener que el trabajo es un medio moralmente superior debido al placer que se deriva de obtener un bien por un medio justo es sencillamente definir "moral" por "justo", y esto no es otra cosa que cambiar un termino por otro como ultimo indefinible. Si precisamente estamos indagando la moralidad de una accion, no pueda argumentarse que la causa de la moralidad es la consideracion de la moralidad de la accion, pues evidentemente una accion debe ser moral para que podamos considerar su moralidad en tal o cual reflexion. La moralidad de una accion es logicamente anterior a su consideracion.
¿de donde proviene entonces la valoracion vulgar habitual que sostiene al trabajo como un medio eticamente superior al robo? Segun lo visto anteriormente, el lector habra podido quizas adivinar que el criterio de esta valoracion no puede ser otro que la consideracion del interes propio, y que la valoracion se realiza siempre en vistas a una vision individual, personal, demasiado personal. La moralidad no se funda en ningun criterio objetivo, sino que es una convencion a la cual se llega naturalmente por la experiencia social. El principio natural que hace posible la valoracion moral es la persecucion del interes propio y de las condiciones para su perpetuacion y expansion.
Puesto que el hurto produce siempre un perjuicio directo e inmediato a un tercero, y a que el hombre es siempre mas sensible a los perjuicios que sufre directamente que a aquellos en los cuales no puede identificar  con claridad a los agentes responsables, se da en el devenir la opinion general de que el robo es un medio inmoral. La opinion puede volverse general gracias a que no se necesita nada mas que la percepcion directa para darse cuenta de la inmoralidad de la accion de robar, no siendo asi en otros casos que, igual de dañinos   y por lo tanto inmorales, requieren algun tipo de reflexion para advertir no solo al agente responsable, sino incluso a la misma nocividad de la accion.
Generalmente, juzgamos las acciones por las respuestas que nos suscitan las percepciones que tenemos de ellas. Si juzgamos al robo de inmoral es por que nos es imposible experimentar un robo sin sufrir directamente el daño. Es por esto mismo que los criminales no juzgan el robo como inmoral mas que por convencion o por simpatia, es decir de un modo extrinseco. Si esta valoracion fuese objetiva, intrinseca y por tanto universal, no existirian robos ni crimenes. La experiencia nos demuestra que no es el caso. El hombre nota en su experiencia cotidiana que sus intereses se ven afectados por el robo y, aunque tambien estos intereses se ven afectados por el trabajo ajeno, este afecta de un modo mucho mas indirecto, sutil, impalpable de modo directo y sin reflexion mediante. Su influencia es mas sistemica, mas impersonal, menos facil de caer bajo un juicio moral. Dado que el robo es directo, es siempre atribuible de modo inmediato a un ser humano de carne y hueso, particular, para el que siempre existe el caldaso o la horca, la prision o la multa. Es practicamente mas conveniente el poder cargar la responsabilidad de una accion en un ser humano que en una entidad o en un sistema de cosas, tanto por la aparente solucion que nos brinda este descargue como por el problema que nos traeria notar que no existen aun carceles o guillotinas para leyes o constituciones.
Por ultimo, no hay que dejar de observar la comodidad de una postura en que siempre es el otro el criminal. Por esto mismo es que esta postura es sostenida por la gran parte de la clase trabajadora. Juzgar el trabajo como inmoral, por el hecho de que los efectos de este tambien perjudican los intereses de terceros seria, para la clase trabajadora, ponerse en jaque a si misma, pues deberia consecuentemente tildarse de inmoral y rebajarse al nivel del criminal. Es comun la creencia del trabajador en que el trabajo, como medio, no solo sirve a sus propios intereses sino tambien a alcanzar el mejor resultado posible a nivel sistemico, lo que es decir que influye positivamente en el bien de los demas, asi como tambien sus intereses se ven positivamente afectados por el trabajo de otros. Aceptar que el trabajo es un medio inmoral no solo lo colocaria en el estado de naturaleza de Hobbes, sino que lo declararia, en cuanto trabajador, como contrario a sus propios intereses. Como se ve, la existencia de una clase trabajadora no es posible sin la existencia de una moralidad que reivindique tal modo de vida como justo en si y como eticamente superior a cualquier otro.

10 jun 2013

Ensayo: Teologia, Ciencia y Metafisica: Una posible orientacion para la epoca.

En la teologia, Dios esta al principio. Es la causa de la cual parten todos los absurdos. Al ser el mismo un absurdo, justifica, resuelve, absuelve (“perdona”) cualquier absurdo material o conceptual que podamos hallar en la realidad toda. Aceptar a Dios es rechazar toda explicación posible sobre este mundo; Incluso es negar todos los aspectos problematicos, contradictorios de este. Dios mismo es un absurdo. Es un absurdo porque, como bien dicen los teólogos, es conceptualmente ininteligible, absolutamente incomprensible para la razón. Es la excusa perfecta para ahorrarse hallar cualquier explicación demostrable, la “razón” perfecta para negarse a cualquier demostración de una causa o principio. Ni siquiera podríamos decir que Dios es una respuesta para los espiritus fatigados de tanto buscar respuestas, algo asi como un descanso en la escalera del conocimiento, pues colocando a Dios como el principio, uno queda salvado incluso de la visión problemática del mundo. Dios no supone ningún problema, pues es incomprensible y esta, como dijo San Anselmo, mas alla de aquello que ya no puede pensarse.
Consecuentemente, el mundo como creatura, el mundo de dios, no supone tampoco ningún problema, pues esta creado por un ser perfecto, y aun suponiendo que nuestra idiotez o nuestra hipocresía no sean lo suficientemente elevadas para no ver el mundo como un problema (o dicho de otro modo, aun cuando nuestra santidad y nuestra Fe sean débiles), todo problema encontrado en este mundo manufacturado por el dios alfarero deberá ser lógicamente escalado al creador mismo, con lo cual caemos en un circulo vicioso que deja al mundo en un estado inexplicable o por lo menos eternamente inexplicado.

En la Metafisica, ciencia occidental posterior a la religión y, en relación con esta,  sin dudas un paso dado hacia delante en el campo del pensamiento humano, Dios no se halla al principio sino al final. En este aspecto, Plotino, Agustin y Anselmo fueron todavía Teologos. Sus incursiones metafísicas eran sin duda no el centro de su pensamiento, sino catedrales lógicas y conceptuales que en el fondo eran apologías y explicaciones del principio divino. Descartes fue el primer metafísico occidental, en el sentido propio de la palabra. Quizas también, mucho antes, lo halla sido el gran Platon. Y en el mismo sentido, también Aristoteles.
En la Metafisica dios no aparece ya como principio, sino como causa final. El verdadero metafísico (no el Teologo, por cierto), no llega a Dios (o a lo Uno, al Noumeno, a la Idea) mas que como un resultado. Dios no es ya un supuesto: Es una explicación en todo el sentido de la palabra; Responde a un problema. Para ser una respuesta es preciso que halla sido precedida por una visión problemática de algún aspecto. La metafísica no supone el principio: Es su búsqueda. La teología sencillamente supone el principio y, sin preocuparse de ningún modo por clarificarlo o justificarlo, “explica” el mundo según ese principio. Su explicación no es otra cosa que una descripción del mundo, sea histórica o religiosa, según el principio, acorde al principio, por adecuación o contraste con el principio. Quien quiera ver las maneras opuestas de proceder no tiene mas que leer una obra de teología, como por ejemplo la Teogonia o el Viejo Testamento, para tomar las dos grandes religiones antiguas que sin duda conforman los cimientos espirituales de occidente, y luego compararlas con la lectura de una obra verdaderamente metafísica, como algunos Dialogos de Platon, el libro séptimo de la metafísica de Aristoteles o las Meditaciones Metafisicas de Descartes. En las obras teologicas, la explicación, la enunciación del principio, es siempre lo primero. “Antes que todas las cosas fue el caos” o “en el principio creo dios el cielo y la tierra” es sencillamente la formula de enunciación del principio como causa de todo lo demás. Dios creando al mundo es la supocision de una causa trascendente como principio. Lo interesante de una obra teologica esta en el desenvolvimiento, no en el principio; Esta en lo justificado, no en la justificación. Se llega al principio directamente, sin reflexión, por “revelación divina”, por pura invención, delirio o arrebato poetico. No se tiene piedad alguna con el resto de la humanidad, que no es profeta, y quiere llegar a comprender por la razón lo que algunos pocos “elegidos” dicen comprender por gracia divina. Una vez supuesto el principio, el resto de la teología es una mera descripción, una lectura histórica mas o menos tendenciosa y en algunos casos, pura fabulación. En una cosmovisión en donde el principio es trascendente y revelado no hay critica posible: Se acepta o no se acepta, se “cree” o “no se cree”. No es ninguna coincidencia que todas las causas que la teología les da a los efectos visibles (es decir a este mundo como efecto de uno o varios dioses o motores invisibles mas o menos personales) sean siempre absolutamente indemostrables, incomprobables e impalpalpables. No importa cuan infinitas, omnipotentes, sabias, eternas o amorosamente benevolentes sean esas causas: Jamas las hallaremos en sitio alguno, y es mucho mas seguro pasarse una vida tropezando con sus molestos efectos que hallar al menos un hilo de esa causa que los teólogos defienden.
Las causas de la teología son siempre consecuentemente mas grandes, bellas y justas que sus efectos. Pero, de un modo increíblemente repulsivo a toda lógica, estas causas no se hallan jamás en la realidad y, pese a todos sus atributos divinos, parecen desvanecerse apenas cerramos el libro o salimos del templo, tanto en calidad de principios éticos como metafísicos.
De hecho, cualquier idiota con un sentido del habito, de la cultura o de la costumbre lo suficientemente acentuados, sumado a una facilidad poetica o a algún desorden mental puede hacer teología: Basta con suponer un principio cualquiera y luego tener la inventiva suficiente para hacerlo ver como coincidente con algunos hechos mas o menos comprobados. Si logramos esto, podemos decirnos teólogos, profetas, “elegidos”. La religión no es otra cosa que las acciones reales que se derivan de la aceptación de los dogmas teologicos. La religión ha sido siempre la respuesta hecha a medida para los que no pueden, no quieren o no necesitan una respuesta al problema del mundo: Les brinda una forma de manejarse sin darles ninguna respuesta. Suponen la respuesta ultima antes de que la pregunta nazca. Matan la investigación y el desarrollo antes de que este se manifieste.
La metafísica en cambio comienza con la visión y el planteamiento de un problema. De hecho, la metafísica es la respuesta nacida de la incapacidad de la razón pura, del pensamiento especulativo, para hallar respuesta a tal o cual cuestion. La Metafisica es el refugio o la vuelta al absurdo, la abdicación de la razón realizada racionalmente. Toda la metafísica pende de un hilo, pero llegamos a este hilo buscando la solución de un problema real, utilizando razonamientos mas o menos ciertos, pero todos comprensibles, en su gran mayoría demostrables (y por lo tanto, refutables), todos comprensibles para el ser humano común, siempre  y cuando haga uso de su razón y su sentido común.
La religión supone un absurdo eternamente absurdo como solución a este absurdo de aquí. La metafísica en cambio, explica un absurdo por otro. El progreso de una a otra esta en que la Metafisica tiene, por primera vez en la historia del pensamiento, conciencia clara de la invalidez de los supuestos teologicos; Deja de suponer un principio e intenta, toscamente al principio, sutilmente después, llegar reflexivamente a un principio tan o mas explicativo que el teologico, partiendo esta vez no de lo anipotheton, de lo no hipotético, sino de lo problemático mismo (de este mundo) para llegar asi via el pensamiento a un principio que no pueda contradecir la realidad. Esto se nos hace patente principalmente en Aristoteles o en los primeros libros de las Meditaciones Metafisicas: Primero problematizo, luego pienso, y luego, mucho después, muestro los principios que explican y exponen la solución del problema. En la teología el mundo no es problema alguno: Dios creo, y punto. En la metafísica, Dios es la respuesta a una visión problemática del mundo. Esa es la causa de que la metafísica sea cien veces mas estricta y puntillosa, mas honesta, con sus miles de incongruencias y deslices (sobre todo en esos hibridos medievales) que la teología pura.
La metafísica es un intento fallido pero real para dar una respuesta y, como tal, es el inicio del “problema del mundo” en si mismo. Antes de la metafísica, se había visto el mundo como algo dado, como un milagro, como una constante teofanía, pero nunca como un problema, nunca como algo a resolver, nunca como algo que requiriese una explicación en el sentido fuerte de la palabra, una justificación. En los tiempos de la teología el sentido no necesitaba ser descubierto o explicado, sino que solamente necesitaba ser descrito, narrado, contado.
Esta claro que al dar como respuesta aquel viejo absurdo de Dios, la metafísica falla en su intento. Platon, Aristoteles y también Descartes son intentos fallidos, pero intentos al fin. Son intentos, los primeros intentos reales y serios por explicar los numerosos problemas del mundo, intentos por dar un conocimiento lo mas integral y sistematico posible acerca del mundo. Dado lo titanico de esta tarea, no es ninguna sorpresa y tampoco ninguna deshonra el que hallan fallado. Mas bien  merecen toda nuestra alabanza y admiración por haber sido los primeros en intentar una respuesta.
Sea por fatiga intelectual, por contaminación del pensamiento teologico, por impotencia natural o por un error en el método, la metafísica yerra en su respuesta. La metafísica yerra en la respuesta pero es la primera que acierta en la actitud y en la pregunta, la primera que problematiza la realidad, que pone en duda la actitud dogmatica y basada en supuestos de la teología. En la metafísica, la realidad queda deficiente o incorrectamente explicada, inexplicada en el peor de los casos, pero nunca inexplicable, pues como la metafísica es como método accesible a la humanidad toda, siempre estara la opción de que nuevos pensadores vengan a corregir y a enderezar los errores de sus predecesores.
La metafísica es la superación de la teología y la madre del pensamiento científico, asi como la ciencia es la superación de la metafísica. Como dadora de respuestas acerca del problema del mundo, tal como hoy se lo concibe, no cabe dudas que la ciencia también será algún dia superada.
Como la metafísica llega al absurdo divino solo al final de sus argumentaciones, yerra solamente al final. La religión en cambio, al suponer el absurdo divino al comienzo de sus elucubraciones descriptivas, yerra de cabo a rabo, pues como dice Aristoteles, “un error pequeño se vuelve grande al final”. Y, peor aun, como la teología no acepta discusión alguna tanto acerca de la naturaleza del supuesto como del hecho mismo, fundamental a la teología, de establecer un principio de modo apriorístico y dogmatico, no es factible de mejorar en algún aspecto. Por esto mismo todo intento de valorar el pensamiento religioso dogmatico queda siempre trunco, pues por mas inteligentes y practicas que sean las verdades intermedias a las que llegan los doctores y sacerdotes de cualquier dogma, estas estarán siempre basadas en supuestos mas amplios y difusos, todos ellos altamente improbables en su realidad, mas improbables mientras mas difusos. Cuando el sistema todo se basa en un absurdo que por naturaleza es imposible de refutar, y esta incluso inmaculado ante cualquier intento de refutación o problematización, entonces las conclusiones de dicho sistema serán no solo poco fiables y poco dignas de considerar, sino que, por su naturaleza estacionaria y esteril a todo cambio merecen ser dejadas completamente de lado, tanto ellas como sus explicaciones intermedias y por supuesto, con muchísima mas razón aun, los principios en que se basan aquellas. Pero, mas alla de estos supuestos, lo que se debe repudiar es el hecho mismo de suponer, de dar por supuesto, de “creer”. Con la metafísica y aun mas con la ciencia se deja de lado a la fe como actitud de conocimiento, como postura Gnoseologica.
Como la metafísica intenta llegar a sus principios elevándose desde lo que problematiza, es consecuente que los principios éticos y estéticos que se derivan de sus argumentaciones tengan mucho mas sentido, tanto practica como conceptualmente. No es casualidad que la mayoría de las éticas del renunciamiento hallan sido producidas por valores idealistas que siempre comienzan apoyándose en un dogma religioso que se expresa siempre en la misma forma lógica: Explicar algo desconocido-ahora por algo Eternamente-desconocido, por algo que ni siquiera puede ser progresivamente aprendido en un tiempo infinito, de algo que es eternamente igual de infinitamente alejado, de infinitamente distinto en esencia, de infinitamente oscuro respecto de nosotros. Las relaciones entre este Dios y el mundo que vemos todos los días están siempre, dado la contaminación que produce relacionarse con un ser eternamente alejado (de hecho, lógicamente tal relación es imposible, pues no hay línea que pueda llegar a lo que esta infinitamente alejado), viciadas y tampoco son dignas de tener en consideración. Y, por mero sentido común, si ni la naturaleza divina ni las relaciones de causa efecto respecto al mundo pueden ser tenidas en consideración, no debe asombrarnos que las máximas y reglas para dirigir al mundo de aquí resulten no solo incomprensibles y contradictorias desde el espectro teórico, sino también aberrantes, ridículas y hasta inviables en la práctica. Por el contrario, las éticas que nacen de valores materialistas o “realistas”, los cuales son el producto de una metafísica o de una ciencia que comienza siempre por el mundo real (y acaba en el error de la causa divina y del idealismo o bien en el paso adelante de la ciencia o de corrientes filosóficas como la criticas como por ejemplo la fenomenología), son siempre mucho mas aplicables y comprensibles. Esto es asi por que al partir de un problema real en el mundo real, no pueden, por mas que yerren estrepitosamente en la solución, dejar de contemplar los aspectos mismos de la realidad que problematizan. Esto será asi siempre y cuando la peste teologica no vicie tanto al metafísico como para falsear la problematización misma o el mundo sobre el cual se problematiza. Este es el caso de todo el pensamiento medieval al menos hasta Guillermo de Occam. La metafísica Medieval, al contrario de la griega, estaba demasiado penetrada de la visión religiosa del mundo. No tenían esa fuerza que tenían verdaderos metafísicos como Heraclito , Platon y Aristoteles, los cuales a pesar de tener una ferviente visión religiosa de la realidad, podían pensar un problema haciendo aparte el fetiche divino, tanto por amor a la verdad como por conveniencia al problema mismo. Esa separación de la razón y la pasión o “fe” es el comienzo del pensamiento. Al no poder separar los su herencia cultural, llena de prejuicios religiosos y dogmas inútiles, del planteamiento de un problema o de la concepción teoríca del mundo, todos los “metafísicos” medievales no han sido mas que metafísicos en sus medios, en sus métodos, en sus caminos. Solo sus caminos eran metafísicos. Su punto de partida era teologico, y entonces no era de extrañar que su punto de llegada fuese teologico también. La cosmovisión era falsa, y de una visión falsa y dogmatica no pueden sino obtenenerse, según enseña la lógica, principios falsos y sistemas dogmaticos. No importa cuan brillantes sean en lógica esos caminos: La lógica, como bien enseño Aristoteles, es la ciencia de trasladar la verdad, no de hallarla. De supuestos errados no se llega sino a conclusiones erradas. Saquese de aquí las obvias conclusiones que ya están enunciadas arriba.
El Medioevo es una época ya demasiado contaminada de idealismo, de parasitismo entre escuelas ya en decadencia, de un elitismo y una escolástica esteril,y de una infección religiosa de fe e idiotismo como pocas veces se ha visto (infección solo comparable a la que se da en nuestra época actual, con toda su tecnofilia, su industrialización e hipertrofia en la comunicación y en la expresión). No ha habido en esa época ni un solo metafísico: Fue el tiempo de los teólogos híbridos que, sin saberlo, incubaban en su celo por justificar el dogma la semilla de lo que seria la negación radical del dogma misma. No puede hacerse metafísica cuando el problema no se plantea en claros términos de realidad, y la teología medieval basa sus problematicas en palabras e ideas que están como el Socrates de Aristofanes: en las nubes. Y si bien es cierto que de entre los medievales, muchos espiritus sabios y no menos rigidos que los mejores de entre los paganos tenían una recta voluntad de ofrecer una solución a los problemas del mundo, lo uniforme de su visión en lo que respecta a los dos puntos principales de la teología (la existencia de un dios con ciertas características y el hecho de que este conocimiento es apriori e independiente de los resultados de un razonamiento) nos demuestra que los cimientos de su pensamientos estaban igualmente viciados por la fe.
Solo perseverando en la actitud problemática y tenaz de la metafísica es que podremos desintoxicarnos de ese largo periodo de “creer”. La ciencia es apenas el primer vástago que esa actitud a engendrado junto a la perseverancia humana en el arte de explicar esta realidad. La ciencia ha sido, tomada objetivamente, la primera forma de pensamiento que ha dado solo métodos asequibles a la humanidad (pues esto ya lo hacia la metafísica también) sino también soluciones reales a problemas concretos, con productos que son asequibles a una gran parte de la población, teniendo además la enorme ventaja de trabajar hipotéticamente.
Esperamos maravillas de este pensamiento en el campo de los valores, la economía y la ética, siempre y cuando no sea esta, la mas poderosa y efectiva de las armas, poseída por ideales arcaicos y superados (pues esto, la posesión de la metafísica por la teología, fue lo que sucedió en el Medioevo). Esta época es aun la de la posesión de la ciencia por la metafísica y por idealismo o, peor aun, de su posesión por la falta total de este idealismo, por su agonia, por el ultimo suspiro del idealismo, por el ultimo de los ideales, el cual no puede ser otro que la completa falta de ideales como un ideal. Este ideal vacio no es otro que el materialismo mas feroz y mas despiadado, y entonces no debe sorprendernos que actualmente veamos la sumisión del pensamiento científico y critico a las ordenes del materialismo despiadado, con consecuencias que no hacen sino multiplicar ese materialismo.
Vivimos un nuevo Medioevo, en donde lo superado sigue dirigiendo a lo superador. Fueron necesarios al menos mil años de Medioevo para que la metafísica y la razón se liberaran del yugo de la teología. ¿Cuánto mas será necesario para que la nueva razón, la razón critica, atea, limpia  y científica se libere del pérfido idealismo? No lo sabemos con certeza, pero esperamos ese movimiento, movimiento que culminara con una solución no solo real y asequible a una parte de la población, sino asequible a todos y cada uno de los seres pensantes, respuesta que estará libre de todo idealismo y por ende de toda residuo de religión (y por consiguiente, libre al fin de cualquier tipo de “elegidos”, de “elite”, de privilegios).
Pensamos que en este nuevo renacimiento el hombre podrá al fin darse una respuesta a si mismo, podrá justificar la existencia en este mundo sin apelación alguna a un absurdo o a una dudosa promesa, podrá vivir esa existencia sin esclavizar a otros en el proceso. La meta es el nuevo renacimiento, y el único medio de llegar a el es solucionando los aspectos mas problematicos de la realidad… y solo de la realidad.

8 jun 2013

Rosal, una banda que se las trae.

Bueno, hoy quiero traerles a una banda que, como dice el titulo, "se las trae" (como dicen los hermanos o no tan hermanos españoles). Rosal, banda formada exactamente no se cuando, pero debio ser alla por el año 2002. Segun constan los registros, tienen 6 albumes, todos ellos autoproducidos o producidos por gente amiga, siendo esta la lista de discos:

Educación sentimental (2004)
Rosal (2005)
Su majestad (2007)
La casa de la noche (2009)
Altas horas (DVD) (2012)
Un fuerte en el corazón (2013, presentado hace unas semanas en la trastienda)

Rosal es a mi parecer una de las bandas mas interesantes de la escena actual de la musica nacional. Su musica no puede catalogarse de rock, sino que mas bien son un pop medio atemporal o un pop lirico. El estilo musical es siempre cuidado y con una lirica que nace en las guitarras de los dos guitarristas de la banda, Ezequiel Kronenberg y Martin Camaño (que tambien mete zarazas en teclados). Estos dos seres, sin duda hipsters y casi autistas (fui a varios recitales de la banda y no los escuche hasta ahora decir una palabra, ni en vivo ni en videos ni en el DVD, por lo cual comienzo a sospechar si son mudos o sencillamente alguna clase de androides creados para tocar la guitarra criolla). La formacion actual de la banda la completa la cantante, compositora, "guitarrista" y alma mater del grupo, Maria Ezquiaga, suerte de majestad pachorrienta y exelente compositora de letras. Tanto Kronenberg como Ezquiaga son la escencia de Rosal. Desde su fundacion, la banda a sufrido diversos cambios en su formacion, manteniendose siempre Ezquiaga como voz lider y escencia del grupo y Kronenberg como guitarra principal. Actualmente Rosal no tiene baterista, y se presentan con algun sessionista a la hora de los parches. Un dato curioso es que ademas del ex baterista Juan Jacinto, otro de los baterista de Rosal fue Fernando Samalea, historico baterista de Charly en Piano Bar y la formacion "Garcia y Los Enfermeros", la cual acompaño a Charly desde el 87 al 92. Actualmente Samalea es Xilofonista y percusionista de la actual formacion de Charly, "The Prostitution".
Otros ex miembros de Rosal son la bajista Julieta Ulanovsky (bajo y coros) y el tecladista Dario Calequi.
Rosal es una banda que se mueve mayormente en el under (lugares chicos como la trastienda, fechas sin publicidad salvo la de internet), siendo su difusion principal medios como soundcloud o similares, ademas de su canal de Youtube, "RosalVirtual", y su pagina de facebook de nombre homonimo. Insolitamente, pese a esta costumbre de presentarse en lugares chicos, han llegado a tocar en festivales como el pepsi music y el año pasado fueron teloneros de Fito Paez en su concierto de "el amor despues del amor" en el planetario.-
La musica de la banda, si bien nunca sale del pop, por su falta de bateria y de guitarras electricas, ha variado no obstante. Lo bueno de la musica de Rosal es que es dificil de encuadrar en algun estilo. Podemos decir que si lo que hacia sui generis en "vida" y "confesiones" era folk-rock, entonces lo que hace Rosal es Folk-Pop. Gracias a la por ahora inagotable creatividad de Ezquiaga a la hora de componer letras y melodias signifiativas (aunque sencillas tambien) Rosal es una de las bandas actuales que aun se conserva "fresca", original, que no huele a refrito, que innova, que se anima a cambiar cd a cd sin perder por eso la personalidad, que no se acobarda al perder miembros, que sigue adelante aunque sean solo dos guitarras y una cantante. Los puntos altos de la banda son la voz de Maria y la estetica de las melodias, que dan como resultado una de las pocas bandas que sostiene la bandera del lirismo en la musica luego de la partida de Luis Alberto Spinetta. Otra de las bandas que estoy escuchando y me parecen interesantes es "Amel", de la cual hablo en el proximo post. Fuera de estas pocas bandas de la nueva camada, entre las que tambien entran Nagual y Carajo, la musica nacional debe seguir dependiendo vergonzosamente de los grandes maestros como Aznar, Malosetti y Salinas, y de los emblemas como Fito Paez, Charly Garcia, de bandas de antaño como Vox Dei.
En fin, los dejo con algunas canciones de Rosal, mayormente de los dos ultimos Albumes, en los cuales han alcanzado un sonido muy cuidado. Algunos son videoclips, otras presentaciones en vivo, otras sacadas del DVD.

En Mi, En Vos.




Vamos a dar una vuelta



La Reina de la Noche




Hoy todo el hielo en la ciudad. En vivo en "Despacio Martinez".




Interruptor





Rosas Encarnadas




Amor, vivo en Parque Lezama





Patrullero, con Juliana Gattas




1 jun 2013

El Secreto

Aldana sabia que existe un bicho que solo aparece en primavera. ¿Por qué solo en Primavera? Imposible saberlo, porque en realidad ocurrió que Aldana soñó que existe un bicho (o insecto, si se quiere usar un vocabulario mas correcto) que solo existe en primavera, y cuando uno sueña, simplemente sabe las cosas sin saber cómo las sabe, hecho maravilloso y diametralmente opuesto a los conocimientos que tenemos de este lado del espejo, donde sabemos exactamente como es que llegamos a saber muchas cosas de las que, no obstante, no estamos para nada seguros.
Pero Aldana lo sabía: El bicho solo existe o solo puede hallarse en primavera. El bicho es muy parecido a una mantis religiosa o a un grillo o a un saltamontes, pero mas bien a una mantis religiosa, por esa manera de elevar el torso y también por la forma triangular de la cabeza, especie de centauro del mundo de los mantodeos. Pero también es muy parecida al bicho palo. Por el color y el largo de las extremidades, Aldana pensó en un primer momento que el bicho estaba hecho de ramitas, de esas ramitas que uno encuentra en otoño tiradas en montón al pie de los arboles de la cuadra, marrones y crujientes, y que generalmente se usan para molestar hormigas o hermanos más chicos. Así que, una mezcla de bicho palo y mantis religiosa, o una gran mantis hecha de extremidades como de ramita, toda de color marrón, así era el bicho que Aldana vio, y que sabia solo podía hallarse en primavera. Otra de las diferencias era el tamaño, pues mas bien tenia el tamaño de una tarántula o de un cachorrito de gato (comparación que Aldana pensó con un extraño pánico). Más tarde, luego de despertarse, Aldana investigaría en viejos libros de biología y se encontraría, no sin sorpresa surrealista, con la existencia de la Sphodromantis viridis o Gran Mantis Africana, insecto increíblemente parecido excepto por las notables diferencias de no parecer hecho de ramitas ni de ser hallable solo en primavera.
En el sueño de Aldana, el bicho volaba o al menos saltaba muy alto, como sosteniéndose en el aire, y entonces era muy difícil atraparlo ahí en la estación de servicio, en donde lo había visto desde el otro lado de la calle. Entonces había corrido como quien quiere atrapar un globo que lentamente está cayendo, tratando de calcular el lugar preciso en que el bicho descendería, pensando en como atraparlo sin lastimarlo y sin salir lastimada, puesto que el bicho tenia sin duda sus recursos para defenderse, como dientes y esas horribles manos llenas de espinas, no era cuestión tampoco de convertirse en comida de una Sphodromantis viridis solo por obtener algún que otro deseo.
Aldana sabia que existe un bicho que solo aparece en primavera y que si uno lo atrapa y se lo lleva a cierta persona, esa persona fabrica ciertas canicas con el bicho, o tal vez te las cambia por el bicho. Y cada una de esas canicas o bolitas o quizás sencillamente papelitos, equivale a un deseo. Y el bicho vale por siete deseos o tal vez por un solo deseo. Esto último Aldana no parecía recordarlo o saberlo con certeza, puesto que ya le parecía (estaba casi segura, pensaba apretando los dientes y bajando o elevando los ojos con desesperación) haber soñado anteriormente con el bicho, y en ese sueño anterior era un solo deseo y en este que había soñado ahora, siete, o bien en el primero eran siete y ahora solo uno, no lo sabía. Lo que si sabía era que ella soñó que ella ya sabía, por un sueño anterior, que el bicho podía ser truecado por cierta cantidad de deseos si uno lo atrapaba sin romperle ninguna extremidad, había que entregar el bicho intacto, claro está. Había que entregárselo a un brujo o al menos a un viejo (que si sabia esas cosas tenía que ser brujo, porque dos más dos son cuatro), y que ese viejo estaba esperándola a ella o a cualquiera que supiese del bicho y lo atrapase, y que supiese que solo el podía fabricar las canicas mágicas con el bicho o trocarlo de alguna manera por deseos. El viejo esperaba en algún comercio sobre la avenida Paraná, que era donde estaba Aldana ahora, aunque en el sueño anterior el viejo estaba en otro comercio sobre otra calle, y no era en San Isidro sino en La Plata o en Santa Teresita. Pero entonces en el otro sueño ella había atrapado al bicho y se lo había llevado, y de alguna manera todo se explicaba por el sueño anterior, no este de San Isidro sino el de Santa Teresita, donde de algún modo había sabido que existía el bicho, que solo aparecía en primavera (y entonces en ambos sueños era primavera) que ella lo había visto y lo estaba viendo, que era tremendamente importante porque si atrapaba al bicho sin romperle ninguna patita podía cumplir cualquier cosa que ella quisiese en esta vida. Cualquier cosa podía ser una cosa o podían ser siete cosas. Aldana no se maravillo en el sueño de todo lo inexplicablemente extraño de todo el cuadro. No había nada que explicar: había un anciano que estaba en algún comercio y en realidad el comercio era solo una fachada, solo un disfraz para ocultar la naturaleza del establecimiento a los profanos que no sabían de la existencia del bicho y de los deseos, pobres incautos que entran a una verdulería pensando que es una verdulería o a un kiosco pidiendo cigarrillos, cuando en realidad ese kiosco o esa verdulería son solo una fachada, están ahí solo para que Aldana valla con el bicho en la mano y pida cualquier cosa que pueda imaginarse. Esto Aldana lo supo como quien sabe cosas sintiendo los rayos del sol, y sintió un poco de superioridad y un poco de lastima por los profanos, por esos pobres tipos que viven en una realidad tan escueta, tan de paredes solidas y donde una verdulería no puede ser jamás otra cosa que un lugar en donde uno va a comprar los ingredientes del puchero, hombres y mujeres a los que jamás se les ocurriría que tal vez todo eso puede ser otra cosa, de que quizás lo más importante sea esperar a que llegue la primavera para salir todos a la calle y a los techos de las casas con redes y frasquitos vacios a esperar que aparezca el bicho (porque solo había uno y aparecía solo una vez al año y solo en primavera y así había sido desde la creación del mundo). Era así de claro, así de simple, felizmente sencillo: un bicho mágico y en algún lugar de la avenida parana un comercio que parecía comercio pero que adentro tenia al anciano que te trocaba al bicho por uno o varios deseos, dependiendo quien sabe de qué; Era así y Aldana se sintió inmensamente feliz solamente mirando al bicho caer lentamente como un barrilete. Supo que ella (en otro sueño, el otra vida) ya había sabido todo eso y que había sido inmensamente feliz en aquel otro instante como lo era en este, y se pregunto entonces que si era en otro sueño de esta vida, como había sido posible olvidarse, cosas del inconsciente y tal vez un misterio tan inexplicable como la revelación misma, pensó Aldana sorprendida de pensamientos que tenia pero no parecían suyos, y volvió a sentir esa felicidad como de globo que se infla y a sonreír en alguna corporeidad lejana de pelo negro como pluma de cuervo y ojos oscuros como un pasillo nocturno. Si, en ese otro sueño ella había sin dudas atrapado al bicho y había llegado al comercio falso, perfectamente indiscernible entre miles de pescaderías y pastelerías autenticas, y ahora recordaba que ni eran canicas ni papelitos, sino que sencillamente eran deseos, inteligible pero realmente deseos en toda su mágica existencia, puras posibilidades de pedir algo y que ese algo sea indefectiblemente realizado. Aldana recordaba había cambiado al bicho por el deseo, pues en el sueño anterior era sin dudas solo un deseo, cualquiera que ella quisiese pero uno ( y no era válida la imperdonable cobardía de pedir dos deseos con el primero, y luego dos con cada uno, o sencillamente pedir un millón de deseos) y entonces en el sueño actual debían de ser 7 deseos, hecho que sin duda demostraba que Aldana estaba de suerte o que el bicho era especialmente raro y también mucho más difícil de atrapar que el del sueño pasado.
Pero ella había atrapado al bicho en otro sueño y también había encontrado la morada del viejo o del chaman, y por ende ella había tenido un deseo, había sin dudas tenido la posibilidad de pedir un deseo. Como Aldana se conocía muy bien, sabía que no podía ser que ella no hubiese pedido el deseo inmediatamente después de haber sabido que era lo que quería, y ella siempre quería cualquier cosa o, mejor dicho, siempre quería un motón de cosas y por lo general, las quería todas juntas o a la vez o en ordenes que no respetaban la estructura del mundo, lo cual era casi como querer cualquier cosa o quererlas de cualquier modo. Cualquier cosa que ella deseaba, la deseaba siempre inmediatamente, sin ningún tipo de refreno. Siendo ella como era, tendría que haber pedido el deseo como mucho unas cuadras después de salir del comercio del viejo, que era el espacio que demandaba la cantidad de tiempo necesaria para decidirse por alguno de los inconstantes deseos que la revoloteaban como polillas. ¿Qué había pedido? ¿Era algo que ella entonces ahora ya tenía? ¿Qué? – Pensaba Aldana - ¿Cuál de toda las cosas o personas que ella tenía podía ser producto del deseo del bicho anterior? Pero no, no habría deseado nada importante, y cavilando estas cosas recordó al fin que en el sueño anterior efectivamente había deseado algo y ese algo se había cumplido, y ese algo era algo absurdo e irrisorio, porque Aldana había tenido algo como miedo o desconfianza (era la primera vez, no como ahora, repetición del milagro y nueva posibilidad) de todo aquel mecanismo, como quien comienza a despertarse aun en el sueño y ya recela de todo ese mundo de irrealidades que pierde sentido ante las rutinas programadas del pensamiento, que son realidad precisamente por ser rutinas. Entonces había deseado algo imposible pero sin muchas consecuencias, y entonces había pedido algo como encontrarse a la vuelta de la esquina a un chico que le regalara bombones y la invitara al cine sin siquiera preguntarte su nombre, o que a lo mejor ya lo supiese, inexplicablemente lo supiese y supiese muchas otras cosas suyas, o tal vez había pedido que lloviera con sol, o que sucediese un eclipse de sol total, o que (y seguramente era esto último) que sonasen todas las campanas y todos los relojes del mundo, que sonasen furiosamente asustando e irritando a todos dentro y fuera del sueño, aunque ella sabía que el poder de los deseos se agotaba en el universo en que surgía, y que entonces solo sonarían los relojes del sueño y doblarían las campanas del sueño, oscuras y azules como ella que se reía, y si algún reloj de la realidad pudiese sonar por su deseo sería solo su despertador que (de hecho estaba sonando) sonaría de todos modos para despertarla, para llevarla al otro lado del espejo, hacia el olvido y los peluches y el acolchado blanco y precioso que tanto abrigaba en invierno pero que en la primavera (y en el sueño era primavera) daba un calor de la gran siete.
Y ahora ella sabia nuevamente, una vez mas (pues si había habido dos sueños podría haber habido infinitos sueños anteriores, siendo quízas la feliz vida de Aldana, puesto que ella se sabía feliz no solo en los sueños, el resultado de sus deseos conseguidos en sueños asi, en sueños en donde cuando se sabían cosas, había que hacer otras, y si uno era valiente y afortunado y el sol brillaba fuerte y alto, la recompensa es inmensa. Ella sabia nuevamente todo ese prodigio y todo ese milagro que se mezclaba con la inmensa felicidad y el poco de miedo como los fideos se mezclan con las albóndigas y el tuco, todo en una masa sin forma pero que tampoco reclama forma alguna, todo con un sentido dado: Los fideos están ahí calentitos, Aldana, si queres los comes y si no, no. Igual que con las lentejas, que si quieres las comes y sino las déjas. Y eso era algo digno: La vida con  el bicho y el anciano era algo digno, algo que estaba bien, incomprensiblemente bien, y buscarlo con los ojos y con las manos y con la nariz y la boca en cada primavera podía constituir un sentido, y por eso estaba bien, por eso que ella sabia ahora y había sabido y olvidado (“pero la felicidad no se olvida”, pensó, “y por eso..”) y por eso ella era feliz, por eso siempre sonreía tanto, quizás de ahí esas luciérnagas que la habitaban cuando veía una hamaca o un potus, cuando algo olía a café o a lluvia, cuando se encontraba una naranja al pie de algún árbol. Toda esa vida que se acotaba en ires y venires, en cobrar y pagar, y que tristemente acababa en los hijos (por que cobrar y pagar y zapatos llevaba siempre a polleras y sandalias, y eso era irremediablemente el amor y los hijos o, peor aun, solo los hijos y el amor te lo debo, vida) o en una almohada para recomenzar poniéndose los zapatos a la mañana siguiente quedaba abolida por el descubrimiento de que una podía saltearse todo ese laberinto y dedicarse con entereza a un solo reto, a un reto simple, claro, conciso, pleno de todo si o de todo no, o atrapas el bicho o no lo atrapas, o cumplis tu sueño o no, ahora o nunca Aldana. Y el bicho estaba ahí, papando el aire, sin darse cuenta de nada, tiene 3 ojos compuestos y ni siquiera se da cuenta de que Aldana lo mira y lo mira y ya esta cruzando la calle para atraparlo.  
La gran dificultad era atraparlo intacto, sin recibir ninguna mordida, con cuidado pero sin ser bruta. Por ahí la mejor manera era agarrarlo por el lomo como si fuese una cucaracha o un escarabajo candado. Aldana sabia gracias a su amplia experiencia como cazadora de cascarudos y escarabajos candado que la mejor forma de atrapar un bicho era por el lomo, salvo que este fuese una gata peluda o cualquiera de esos horribles gusano-erizo o gusano-Stegosaurius. Esto también valía para los sapos y para las monedas, claro que ni los sapos ni los cascarudos tenían una temible cabeza llena de dientes capaz de girar 180 grados y de arrancarle un dedo con esa rapidez letal de los depredadores mantodeos. Había que andarse con cuidado, y además el problema de esa estratagema era que para atrapar al bicho por el lomo había que esperar que este cayera al piso y se apoyara en algún lado. Y ahí estaba el problema, ya que el bicho siempre estaba en el aire. Aldana lo había visto en el otro sueño también en el aire, saltando o cayendo, siempre  en el aire como un panadero marrón y moviendo las patas de modo siniestro. Podía sin embargo esperar a que bajase un poco y atraparlo de un saltotazo, un salto mas un manotazo. Pero no. Esta estratagema brillante quedaba ridículamente derrotada por los siguientes hechos: En la avenida había gente y ella levaba pollera. No era cosa de andar pasando papelones a lo Marilyn Monroe, y sin embargo había que hacer algo rápido, por que el bicho aparecía solo una vez cada primavera, y uno no sabe cuánto duran las primaveras en los sueños. Además, el bicho podía ponerse fuera del alcance en cualquier momento, e incluso ahora parecía que se había dado cuenta de algo, que su instinto de millones de años de cazar moscas y bichos bolita lo previniese de su libertad amenazada, moviendo las patas de ramita de un modo rápido, como si nadara en el aire, el bicho comenzó a alejarse para el lado de un techo. Entonces Aldana salto. Salto como si no importase nada de lo que había aprendido, salto como si estuviese jugando o saltando la soga, y fue un salto inmenso y como de tigre, y Aldana sintió que en algúna raíz años luz lejana, algo como un cuerpo pesado que era suyo y estaba dormido realizaba algún movimiento reflejo aunque a ella no le importase. Y no le importaba por que el salto fue tan alto y tan preciso que de un manotazo agarro al bicho de una pata. En la caída el bicho tiro sendos y fieros mordiscones a los dedos de Aldana, haciendo honor a la majestuosa ferocidad de la especie, pero Aldana la Cazadora cambio de mano dos o tres veces y, pese a que la lucha le costo al bicho dos de sus patitas, Aldana logro tenerlo sujeto del tronco con la mano izquierda. Victoria Parcial, pues el bicho no estaba entero, pero victoria al fin. Aldana miro con tristeza las dos patas que se habían desprendido del bicho, y ahora estaban tiradas sobre la vereda, con gente que parecía ajena a todo. La gente y las patas muertas del bicho, igual de indiferentes, igual de patas, igual de gentes, igual de muertas.
- Perdóname, Bichito – Dijo Aldana, mirando las patas muertas en el suelo, con la mirada triste un poco entre azul y negro. Es cierto que al bicho le faltaban dos patas, y Aldana calculo entonces que dos patas serian dos deseos menos, por lo cual le quedaba la nada despreciable fortuna de cinco deseos. “Cinco deseos”, volvió a pensar Aldana llevándose la mano izquierda (que era la libre) al pelo, sintiéndose flotar. “Cinco deseos, descontando claro que logre hallar al brujo”…
Estaba pensando en cual de los comercios de avenida parana seria el falso hogar del brujo, cuando inusitadamente despertó. Al primer sentimiento de confusión y de mirarse estúpidamente la mano derecha en donde hacia unos instantes estaba el bicho le siguió algo como una añoranza o una tristeza de esa sensación de enorme felicidad, de sentir que todo lo ridículo y acotado del mundo tan usado y tan refrito quedaba abolido por un mundo en donde todo dependía del azar y de insectos mágicos. Sentada en la cama y con el pelo negro caído sobre la cara, Aldana tanteaba el piso frio de baldosas en busca de la blusa o del pantalón, hallando la poco abrigadora solución de una bota alta. “El orden de los factores no altera el producto, y aunque yo no soy producto ya estoy bastante alterada como para alterarme por el orden”, pensó Aldana, poniéndose una bota sobre el pie desnudo y buscando la otra. Fue cuando estaba por calzarse la segunda bota que se dio cuenta: El mundo seguía abolido. Sintio que la felicidad del sueño le volvia como vuelve una cosquilla o un dolor de panza, y que crecia en ella con la fuerza de un bostezo y que se imponía con la plenitud del sueño. Entonces fueron como estallidos de una felicidad infantil, como unas ganas de reir que subían de a tirones y como un calor que comenzaba por las pantorrillas, “¡si, si, pero que tonta, pero si el mundo sigue abolido, abolidisimo!”, comenzó a Canturrear Aldana que pese al frio sentía ganas de salir a bailar desnuda al jardín, solo con las botas puestas, como algún animal de cuentos. No había razón para pensar que no, que no había bicho, que no había primavera y que no había un acesso mágico y oculto a los deseos. ¿Por qué no, después de todo, por que no, si no una sino dos dos veces había tenido una confirmación en los sueños de que en algún lado de este condenado o al parecer ahora no tan condenado universo, aparecia una vez por primavera un bicho que podía trocarse por deseos?. Aldana había comprendido el porque del olvido, que olvidar era dar por sentada la negación del contrario de lo que se olvidaba, y de que dependía de ella el no ceder ante la visión contraria a la de su sueño, no renunciar a la posibilidad, a la estupidisima y demente pero al fin posibilidad de que (y aldana miro sonriente por la ventana, pues el invierno estaba ya casi por terminarse, por terminarse al fin) la próxima primavera ella pudiese, como había podido ya dos veces antes pero ahora ahora, ahora aquí, en este plano y no en el otro, pudiese ser ella nuevamente la elegida a la que se le revelase el secreto, la existencia, la posibilidad, la búsqueda y finalmente el deseo, la posibilidad de acceder a cualquiera de las posibilidades que ella desease o contemplase como dignas de pasar de sus fantasias y aspiraciones al cristalizado plano de la realidad.
¿Qué deseo, que deseo podría pedir cuando atrape al bicho? – Pensaba mientras terminaba de vestirse, sabiendo que todo era un juego, que su pensamiento y su vestirse y su radio con música de fondo eran como un juego y una mentira perdonables al fin. Sabia muy bien que quizás ya había atrapado al bicho hacia muchos años, que ese otro sueño tal vez era otra vida, una vida en donde a lo mejor el deseo pedido fue un sueño en donde ella supiese el secreto, y que tal vez en el segundo sueño, del cual acababa de despertarse, en ese también hubiese llegado hasta el viejo (pues al fin y al cabo había atrapado al bicho con ese salto hermoso) y deseado. Y seguramente su deseo fue una realidad en donde ella descubriese una vez mas el secreto y la felicidad del acceso. La hermosa e inteligente Aldana deseaba continuamente la perpetuación en la búsqueda del deseo, reiase de todo aquello, y luego de desayunar unas tostadas con café con leche, salió a la calle a esperar una vez mas la primavera.