20 feb 2019

El Cantor

En la fiesta de año nuevo siempre se tomaba fuerte. La familia se juntaba una o dos veces por año, pero era en año nuevo cuando la cosa se iba al pasto. cuatro hermanos, dos hermanas, padre y madre. La casa se habia ido agrandando a medida que crecia la familia. Como en todo pueblo Argentino que esta mas alla de los limites de Buenos Aires, los terrenos habian sido baratos hace cuarenta años. Esto permitio que la casa llegara a tener seis habitaciones, contando la de los padres. Ahora los hijos andaban desperdigados por el Pais. Uno en Corrientes, tres en Buenos Aires. Ana, la mayor, habia vivido muchos años en Mendoza y ahora estaba en Uruguay construyendo una represa. Era la unica que no habia ido a la fiesta. Solo Maite, la menor de los seis hermanos, vivia todavia en la casa. Tenia 15 años.

La fiesta habia empezado, como todos los años, casi al mediodia. Padre y Alvaro habian empezado con el fuego a eso de las doce, justo cuando el sol pegaba mas duro. No habian tardado en abrir el primer vino del dia. Para las tres de la tarde la carne estaba casi cocinada y las botellas de vino vacias se iban acomodando de par en par junto al cobertizo con la leña.

Luego de la comida Padre y Alvaro se iban a dormir la siesta, estrategia predilecta para luego tener una noche mas larga. Ana, cuando iba, la ayudaba a Madre en la cocina a tener todo listo para la noche. Maite, quizas por ser la mas chica, era tambien la mas vaga, y le escapaba a las faenas domesticas siempre que podia. Pero ese año Ana no estaba y Madre no se las podia arreglar sola con todo, razon por la que Maite tuvo que ir a ayudar.

Ramiro y Juan, borrachos empedernidos en cuanta fiesta habia, habian decidido no cortar la racha de vinos con siesta alguna, y seguian entonces destapando botella tras botella y jugando al truco. Sergio, por su parte, habia salido con su eterna enamorada. Aunque se habia ido hace ya tres años, todos los veranos volvia a pasar unos dias y la enamorada lo esperaba para revivir los viejos tiempos.

La comida de la noche habia sido una especie de calco de la del mediodia, con Padre y Alvaro levantandose de la siesta para encender de vuelta el fuego y destapar ahora unas cervezas. Juan y Ramiro acompañaban pelando salamines y cortando queso en la tabla. Luego y durante la cena hubo guitarreada y despues musica hasta las mil quinientas. Uno a uno fueron cayendo los soldados, retirandose cada uno a su pieza. A Juan directamente tuvieron que llevarlo entre Maite y Sergio. Este ultimo, despues de acomodar a Juan, volvio a salir, ya con intenciones de no volver hasta el dia siguiente.

Luego de tomar unos mates en la cocina, ya completamnte sola, Maite se fue a su cuarto. Siempre le gustaba acostarse la ultima. Casi no tomaba alcohol, y le divertia ir viendo como el resto, salvo Madre, se desplomaba ahi donde caia. Ahora que sus padres se habian acostado, que cada uno roncaba en su cama y que Sergio se habia ido, se aburria. No tenia sueño, pero de todos modos se fue a su pieza. Para llegar tenia que atravesar el largo pasillo que daba a las habitaciones de los demas. La suya, bien al fondo, era la ultima.

Mientras atravesaba el pasillo vio fugazmente el interior de cada pieza. Acostumbrada como estaba a ser la unica en la casa (Sergio, seis años mayor, habia sido el ultimo en irse hacia ya tres años) Maite nunca cerraba las puertas. Sus hermanos, que como ella habian vivido buena parte de su vida en el campo, tenian la misma costumbre. Todos dormian con las puertas entornadas o directamente abiertas. La pieza de Sergio ni siquiera tenia puerta.

Estuvo un rato escuchando musica en su DiscMan, una reliquia que habia dejado Alvaro antes de irse a Buenos Aires y que milagrosamente seguia funcionando. A Maite le gustaban las cosas antiguas que requerian algun esfuerzo. Sacar y poner el disco, moverse poco y nada para evitar los saltos y rayaduras, le producian una especie de extraña satisfaccion. En ese momento escuchaba un disco de Pink Floyd que estaba rayado hasta el hartazgo: Dark Side of the Moon. Para escucharlo sin interrupciones tenia que adoptar la quietud de un monje tibetano.
Como esto era mas facil hacerlo en la cama, se hecho en la cama boca arriba, hechando los pies sobre el larguero opuesto al de la cabecera. Antes de apoyar la cabeza en la almohada, lio un porro y se lo puso en la boca. Le dio play al aparato con una mano al mismo tiempo que con la otra tanteaba en su mesa de luz buscando el encendedor.

Mientras fumaba miraba el pasillo. Le gustaba la sensacion de vacio que le generaba la musica, la marihuana y la vista a un pasillo sombrio lleno de puertas. Mientras pitaba lentamente el cigarrillo tenia la sensacion de que todo oscilaba levemente, como movido por un suave oleaje. "Speak to Me" contribuia poderosamente a reforzar la ilusion. El pasillo parecia alargarse y contraerse como si fuera un organismo vivo.

Maite se dejaba llevar facilmente por este tipo de ilusiones. Muchas veces habia mirado las sombras o los objetos de forma oblicua, y en cierto momento veia como comenzaban a danzar y a moverse milimetricamente frente a sus ojos cansados. Por supuesto que, ella lo sabia, no se movian realmente, pues al enfocar la vista veia que no se habian movido un apice de su posicion original. Y sin embargo, mientras entornaba los ojos juraba que la puerta del cuarto de Alvaro se iba abriendo poco a poco. La musica habia entrado en ese loop tan de ciencia ficcion que tiene "On the Run", una melodia mecanica y repetitiva que bien pudo haberse usado para filmar una abduccion extraterrestre. Maite no queria romper la ilusion de esa puerta abriendose por si misma. Entonces cerro los ojos. Lo poco que habia tomado y la marihuana se le estaban subiendo a la cabeza rapidamente. Poco a poco comenzo a sentir que levitaba, centimetro a centimetro, sobre su cama, al mismo tiempo que sentia girar al cuarto muy lentamente, como si fuese un pequeño planeta.

De repente, o tal vez luego de un rato, la musica dejo de sonar. Para Maite, que se habia dormido o estaba en vias de hacerlo, el corte se le antojo repentino. Noto que tenia dormidos ambos pies por haber dejado los tobillos apoyados sobre el larguero. ¿cuanto tiempo habia estado dormitando? Ayudandose con las manos bajo los pies para que la sangre comenzara a correr. Le dolia la cabeza, pero solo un poco. Y, cosa curiosa, por primera vez desde que tenia memoria, la inquieto el silencio total que reinaba en la casa. ¿que hora seria? Intento ver el reloj del Discman pero naturalmente que se habia quedado sin pilas, totalmente muerto. No recordaba donde habia dejado su celular. Probablemente habria quedado en el jardin. De cualquier manera, penso Maite, no faltaria mucho para que empezaran a cantar los estorninos y los gorriones, o como fuese que se llamaran esos pajaros que cantan al alba y que siempre solian despertarla. Maite calculo, con bastante precisión, que debian de ser entre las cuatro y las cinco de la mañana.

Al despertarse, se habia incorporado y sentado en la cama inmediatamente. Era una costumbre que le habian inculcado en sus tiempos de estudiante de primaria. Como tenia el sueño muy facil, se dormia rapidamente si permanecia acostada. Dado que tenia pensado volver a dormir, se acosto nuevamente. Por casualidad miro a traves de la puerta y su mirada cayo justo sobre la puerta de la pieza de Alvaro. Estaba abierta. Entonces recordo que justo antes de dormirse habia visto (le habia parecido ver) la puerta abriendose. ¿se habia abierto la puerta ante sus narices mientras estaba fumada? No podia ser. Tenia que haberlo soñado. Habria visto la puerta abierta antes de dormirse y soñado que se abria. Y sin embargo sus recuerdos le decian que habia sido al revez. Mientras intentaba dilucidar esto noto que sus ojos se habituaban a la oscuridad. Entonces vio algo curioso. Alvaro estaba levantado. No podia distinguirle las facciones, pero notaba por la postura del bulto que se habia parado sobre la cama. ¿que hacia? Viendolo desde donde estaba parecia que miraba al vacio, justo como ella. Aunque no le veia la cara, intuia por la posicion del cuello y la cabeza que miraba directamente hacia adelante, hacia la pared. Maite estuvo observandolo unos cinco minutos, en los cuales Alvaro no se movio para nada. ¿estaria sonambulo? ¿o acaso demasiado borracho para volver a acostarse? Quizas quisiera ir al baño y no se animaba a moverse. Maite dio un salto de la cama y avanzo hacia Alvaro, pero solo llego a dar dos pasos porque, en la cama, acostado, estaba Alvaro. Maite comprendio que nunca se habia movido, que siempre habia estado durmiendo, y que eso que estaba ahi parado era otra cosa.

Retrocedio un paso, y luego otro, con los ojos casi salidos de la cuenca. Tenia un grito cuajado en la garganta que no salia, no salia nunca. Tenia los ojos fijos en aquella cosa con forma de sombra, sin ojos, sin boca, sin nariz. Era como un borron con forma humana. Inmovil, parada sobre la cama de su hermano dormido. ¿que era aquello? Parecia no verla. Tampoco habia escuchado sus pasos. Maite quizo retroceder otro paso y las piernas no le respondieron. Paralizada como estaba, cayo sentada al piso. El ruido de su cuerpo al caer hizo un ruido sordo. Maite recordo que los cabritos, cuando estan asustados, suelen paralizarse y caer al piso como fardos de leña. Aguardo y aguardo en el suelo, pero aquello parado sin moverse. Entonces aquello comenzo a hacer ruidos. Era un ruido seco y burbujeante, como una gargara, como si la sombra se estuviese ahogando parada. "Se esta ahogando en aire" penso Maite. La gargara comenzo a ganar amplitud a la vez que el sonido se hacia mas abierto, mas musical. Ahora sonaba como pequeños troncos entrechocandose, y luego como un xilofon de madera. El ruido variaba y por momentos se contraia a la gargara como se abria al Xilofon. Iba y venia. Empezaba y terminaba. Maite comprendio que era un canto, que aquella cosa estaba cantando. Fue entonces que se sintio observada. Distraida como habia estado con el sonido, no se habia percatado de que la sombra, muy muy lentamente, se habia movido. Su postura habia cambiado y ahora parecia estar girada directamente hacia ella, mirandola de frente. Mirandola sin ojos y sin rostro, pero en una posicion en la que podria verla si los tuviese.

¿cuando se habia movido? ¿como era posible que ella no notara el movimiento? ¿acaso el canto fue un artilugio para distraerla? Apenas tuvo este pensamiento se le erizaron todos los pelos. Sintio el terror en forma de mil aguijones en los brazos y piernas. Pero no tanto por el pensamiento, sino porqu en ese preciso momento en la cara de la cosa habia aparecido una sonrisa, una sonrisa enorme y monstruosa que le ocupaba toda la cara. Era como la del gato Chesshire, como si el gato Chesshire filas y filas de dientes aserrados, como un tiburón. Mientras sonreia, comenzo a dar pequeñas palmadas como acompañando la melodia del canto.

Padre, Madre y todos los hermanos llegaron al pasillo siguiendo los gritos. Encontraron a Maite con la ropa de la noche anterior, gritando como un automata. Estaba fuera de si. Los gritos se escuchaban hasta los ranchos aledaños. Algun vecino, sospechando algun siniestro, tuvo el bien de llamar a la policia.

Maite tuvo a bien nunca contar lo que paso. Preferia decir que fue simplemente un ataque de panico. Algo provocado por la mezcla de Sidra barata y buena marihuana, aunque de esta ultima tampoco dijo nada. Despues del incidente su vida continuo casi como si nada, porque Maite no era dada a los traumas. La unica diferencia esta en que ahora duerme siempre con la puerta cerrada y que, para salir de la pieza, espera siempre a escuchar el canto de los estorninos.


Ilustraciones realizadas por Diego Machado

Ilustraciones realizadas por Diego Machado

Ilustraciones realizadas por Diego Machado


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