25 nov 2020

Una pequeña molestia

Estaba dando vueltas en la cama cuando, de repente y sin ningun tipo de preambulo, senti una molesta picazon en la planta del pie izquierdo. En verano habia empezado hacia una semana pero recien ahora se dejaban sentir los primeros calores del año. 

Tengo que confersarlo: odio el calor. No me averguenza admitir que espero cada verano como quien espera un castigo o una tortura. Pese a todo, no me resigno, lo cual significa que siempre estoy bien preparado. El aire acondicionado pseudoindustrial que tengo en mi pieza me permite permanecer fiel a mi costumbre de dormir siempre tapado, incluso con treinta grados. En fin, que me rasque un par de veces y volvi a la insufrible tarea de intentar dormirme.

Ultimamente me cuesta mucho conciliar el sueño. Lograr quedarse dormido es un pequeño milagro que realizamos diariamente. Deberia existir una palabra para todas esas cosas que realizamos sin comprender cuan facilmente ocurren hasta que, por alguna razon, dejan de ocurrir con la consabida facilidad. Recien ahi nos damos cuenta de que no tenemos la menor idea de como hacemos mucho de lo que hacemos habitualmente. Descubrimos, no sin mezclar un poco de horror con la sorpresa, que muchas de las cosas mas importantes de nuestras vidas, de las que dependdemos absolutamente, dependen a su vez de oscuros mecanismos acerca de los cuales no sabemos absolutamente nada. Mecanismos que solo podemos atestiguar, sin controlar ni comprender. Lo normal es que no nos interese mucho comprenderlos. Pero esto es precisamente porque funcionan. Y, cuando no lo hacen, suele ser ya demasiado tarde para ponerse a aprender. 

A los pocos minutos volvi a sentir en el pie izquierdo un hormigueo extraño. Esta vez, acompañado de un calor. Era como si tuviera los pies pegados a una estufa o muy cerca de una fogata. Pero no ambos pies, sino solamente el izquierdo, y no todo el pie, sino mas bien exclusivamente la planta. ¿verdad que era algo raro? El resto de mi cuerpo, incluido mi pie derecho y todo mi pie izquierdo exepto la planta, estaba frio, tan frio como si recien lo hubiera sacado de la heladera. Al calor - hormigueo succedio inmediatamente un cosquilleo nervioso, como si miles de pequeñas patitas me caminaran por la planta del pie. Comezon.

Me volvi a sentar en la cama y, cruzandome de piernas, me dedique a rascarme a conciencia y no sin cierta saña esa jodida planta del pie izquierdo. ¿asi que queria picar? Bueno, ya iba yo a sacarle las ganas. Me rasque con fuerza durante uno o dos minutos, hasta dejar casi insensible la zona. Volvi a acostarme pero a los pocos segundos volvi a sentir, ahora mucho mas fuerte, un terrible calor que me inflamaba ahora todo el pie, no solo la planta. 

Se me ocurrio que esto podia ser una contrareaccion a la furibunda rascada de hacia unos instantes. Algo similar a lo que ocurre cuando, luego de perder la sensibilidad de una zona por falta de irrigacion sanguinea, ocurre cuando la sangre vuelve a fluir por el miembro de una forma abrupta: esa mezcla de paralisis y pinchazos. Incluso podia ser alguna extraña reaccion alergica. No lo sabia. Intente aguantar estoicamente la molestia pero, al cabo de unos minutos no pude evitar volver a sentarme. El calor era ahora mas parecido a una inflamacion febril. Sentia el pie entumecido hasta el tobillo, y tenia la impresion de que, si encendia la luz, veria mi pie izquierdo rojo e hinchado como si lo hubiera mordido una tarantula o una vibora. Ese pensamiento me divirtio al mismo tiempo que me alarmo, pues no era del todo descabellado pensar que me habia picado algun insecto. ¿acaso no habia muchisimos insectos, como mosquitos, pulgas y garrapatas, que tenian picaduras indoloras? 

Sabia que estaba cediendo a la paranoia, y que si entraba por esa pendiente seguramente me quedaria sin dormir la noche entera. Ya me habia ocurrido con anterioridad. Tener alguna inquietud, alguna duda estupida, y darle cabida, darle aceptacion en mi fuero interno. Era desastroso. Como si fuera algun tipo de adiccion, la primera distraccion siempre desembocaba en otra, y finalmente perdia en absoluto no el sueño, sino la capacidad de sosegarme para dormir. 

Pero fue inutil. Volvi a sentarme con las piernas cruzadas y prendi el velador. ¡Por supuesto que tenia el pie rojo! Y tambien hinchado. Si bien me desagrado verlo, no puedo mentirles diciendoles que no me agrado acertar con mi teoria. Sin embargo, la victoria fue solo parcial. Si bien el pie estaba notoriamente hinchado y rojizo - sobre todo los dedos, que presentaban un desagradable aspecto de Wiener Wurst - lo cierto es que no pude encontrar en mi revision nada que se pareciera a una picadura de insecto. Toda la superficie del pie estaba limpida y rojiza. 

Puse el pie sobre una almohada y volvi a acostarme, esta vez boca arriba y todavia con la luz encendida. Despues de todo, aquel calor que latia y latia no era del todo desagradable. La comezon habia desaparecido del todo, quedando reemplazada o sepultada por aquella presion, por aquel abotargamiento que me daba la placentera sensacion de que mi pie izquierdo se hallaba semi desconectado de mi sistema nervioso. Tenia la impresion de que podria clavarle una aguja sin sentir verdadero dolor, y seguramente hubiera hecho la prueba si no fuese por el hecho de que no tenia agujas a mano. Me distraje pensando en experiencias similares de adormecimiento o perdida de la sensibilidad, abstrayendome a tal grado que estuve a punto de quedarme dormido. Seguramente lo hubiera logrado de no ser porque, justo en el momento en el que estaba por despedirme completamente del mundo real, volvi a sentir una intensa picazon, pero esta vez el el pie izquierdo. 

Solte un verdadero taco y volvi a incorporarme, esta vez cruzando la derecha sobre la izquierda para poder rascarme la mierda de pie. No pude evitar notar que me costo un poco mas cruzar las piernas. Y fue hasta que termine de rascarme el pie derecho que note que la hinchazon del pie izquierdo se habia  extendido hasta abajo de la rodilla. Ahora la Wiener Wurst ocupaba toda la extremidad inferior. El adormecimiento tambien era mayor. Si bien era leve cerca de la rodilla y en el gemelo, era casi total por debajo del talon. Tal que no podia mover los dedos en absoluto, y el unico movimiento que podia obtener del pie era un patetico temblequeo. 

En este punto, la mayoria de las personas hubiera entrado en panico, se hubiera puesto en pie de algun modo, probablemente cayendo y tropezando varias veces, hasta llegar al telefono mas cercano, y a los gritos hubiera llamado una ambulancia o al medico mas cercano. No fue mi caso. ¿que sentido tenia todo aquello? Para empezar, no tengo telefono en mi casa. Vivo en una zona bastante apartada. Segundo, no me gusta la gente, lo cual explica las razones compuestas del punto anterior. Tercero, ¿necesitaba yo mi pie izquierdo en ese momento? En absoluto. Lo que necesitaba, en cambio, y con urgencia, era dormir. La falta de sueño durante algunos dias era quizas la razon mas poderosa para explicar que, en aquel momento, me diera todo absolutamente igual. 

Estaba verdaderamente en un estado morboso. Era uno de esos estados en donde la parte del alma que se encarga de sentir y de recordar se despega completamente de aquella otra parte, fria y como de aracnido, que se encarga de los razonamientos, de las conclusioones logicas y de todos aquellos "por lo tanto" y "por consiguiente". Fue aquella araña la que me susurro, si se me permite el simbolismo, que quizas la misma secuencia se repitiese para el pie derecho. Esto me intrigo. Solo habia una manera de saberlo, y aquella era la que consistia en volvere a acostar, apagar la luz y esperar. 

Al cabo de unos quince minutos no pude resistir mas. Volvi a encender la luz y comprobe la validez de mi sentido aracnido: habia ocurrido tal y como esperaba. E incluso habia descubierto una nueva y valiosa informacion: la progresion de aquello que me succedia era creciente. Pues ahora no solo tenia Wurstizada ambas piernas por debajo de la rodilla, sino que la pierna izquierda de hallaba roja y pelada, casi como si la hubieran hervido por tiempo prolongado, casi hasta la zona del muslo interior. No faltaria mucho para que la pierna derecha siguiera el mismo camino. ¿que pasaria entonces?


Rosacea, Psoriasis, Herpes, Lupus. Se me vinieron a la mente como en un aluvion. Habia visto numerosos casos parecidos en ficciones medicas televisivas. En aquellos casos el paciente era salvado por algun medicamento impronunciable. O bien perdia la extremidad. O bien moria. Pero eso era en la ficcion. La vida real, pensaba yo, tenia que ser a la fuerza o mas interesante o mucho mas aburrida. Por lo cual me inclinaba a pensar que morir o perder mis piernas no era una posibilidad real y concreta. La cosa habia empezado de un modo mas bien raro y no podia acabar mas que de un modo igualmente inverosimil. Mis piernas mutaban y se convertian, cada una, en un calamar. O bien estallaban y quedaban a la vista dos femures y demas huesos de oro solido, lo cual me revelaba que yo era de alguna otra especie. O bien la picazon se extendia a todo mi cuerpo, y llegado cierto punto reventaba cual un chorizo que se deja al fuego por demasiado tiempo, o como un grano. O bien la progresion se iba en sentido inverso y terminaba desapareciendo. Cualquier cosa era posible. Todas estas posibilidades eran preferibles a la picazon. Seria lo que tuviera que ser.

Apague la luz, di un par de vueltas y luego mas vueltas, arrastrandome en la cama con el peso muerto de mis piernas. Mis movimientos me recordaron a los que hace un perro en una alfombra hasta ovillarse y empezar a roncar. En algun momento me quede dormido. 

















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