24 jul 2025

La Bolsa o la Bolsa

 0 Usted camina por la calle. No lleva bolsas de residuo. De hecho, no lleva bolsas en absoluto. No lleva otra cosa que su cartera. Casi se diría que usted no lleva nada. Usted es pura posibilidad. Que usted no lleve nada no significa, necesariamente, que le falte algo. Usted no se ha olvidado de comprar bolsas, solo de momento no las necesita. Ha salido a caminar, quizás a comer algo, quizás solo a ver el sol. No tiene intención de andar cargando cosas. Y sin embargo, el hecho ocurre.

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1

1 - Un hombre se le acerca. Lleva puesta una campera verde y sobre ella un chaleco refractante. O bien nota usted la presencia del hombre o no lo nota.

2 - Si lo nota, entonces ese hombre le cortará el camino. Hará contacto visual con él, deberá escucharlo. El hombre se presentará como un basurero, y le ofrecerá bolsas de basura negras de 50x70.

3 - Si no lo nota, entonces usted seguirá caminando con el hombre persiguiéndolo.

4 - Supongamos que usted no lo nota. Es algo bastante común; usted va pensando en sus cosas, quizás hablando con alguien más, quizás escuchando música.

5 - Como no lo nota, entonces usted seguirá caminando con el vendedor persiguiéndolo.

 



2


1 - Un hombre se le acerca nuevamente. Lleva puesta una campera verde y sobre ella un chaleco refractante. O bien nota usted la presencia del hombre o no lo nota.

2 - Si usted lo nota, entonces ese hombre le cortará el camino. Hará contacto visual con él, deberá escucharlo. El hombre se presentará como un basurero, y le ofrecerá bolsas de basura negras de 50x70.

3 - Si no lo nota, entonces usted seguirá caminando con el hijoeputa detras.

4 - Supongamos que usted, dado que no es un completo imbecil y que tiene 5 sentidos, puede distinguir a un cuerpo humano de su ausencia,  lo nota.

5 - Como usted se da cuenta de que el otro lo interpela, se detiene y hace contacto visual con él, como corresponde. Si lo ha detenido, debe ser por algo. No se lo detiene a uno porque sí. Él habla y usted escucha. El hombre se presenta como un basurero, y le ofrecerá bolsas de basura negras de 50x70.

6 - Si el basurero le ofrece bolsas, usted o bien se las acepta o bien no se las acepta.

7 - Si usted no las acepta, el basurero insistirá de manera tal que lo incomode a usted mucho toda la escena.

8 - Si usted las acepta, preguntará el precio.

9 - Supongamos, porque algo hay que decir, que usted es congruente con el párrafo inicial y no acepta las bolsas.

10 - El basurero, devenido sorpresivamente en vendedor, adoptará un tono dramático fuertemente tendencioso y patetista. Lo hará sentir a usted un ser despiadado. Lo presionará desde lo emocional de manera tal que lo que debería ser una amistosa conversación sobre un posible intercambio comercial se vuelve una tragedia en donde de algún modo usted, al no querer sus cochinas bolsas, lo condena a muerte.

11 - Ahora bien, usted soporta este melodrama indefinidamente o no lo soporta.

12 - Si lo soporta, entonces la conversación se alargará indefinidamente, por lo menos hasta la caída del sol.

13 - Si no lo soporta, entonces usted buscará un pretexto para excusarse y seguir su camino.

14 - Pongamos que, como es usted humano, quizás demasiado, usted soporta el melodrama de forma indefinida. En ese caso usted y el vendedor continuaran en ese teatro existencial ininterrumpidamente hasta el día del juicio final o hasta que uno de los dos muera de inanición.

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3

Un hombre se le acerca. el mismo de antes, vestido asi y asa, como los basureros.

Lo nota (muy probable porque la tercera es la vencida) o no lo nota (usted es muy distraido)

 

2

Si lo nota, entonces el hombre le jodera el paseo. Le plantara cara y comenzara con su chachara. El hombre se declara un mercanchifle callejero que ofrece bolsas de basura negras que usted jamas habria pensado en comprar y que pocas veces se acuerda que existen. Para tirar la basura usted utiliza cualquier bolsa que tenga a mano, o ninguna bolsa. 

3

Si no lo nota, entonces usted seguirá su camino, feliz por seguir, pero ignorante de la persecución de la que usted es ratón y el vendedor gato.

4

Pero usted lo nota (ergo su felicidad ha terminado)

5

usted se frena y el se frena y sus miradas se encuentran y en la mirada de el hay intención y en la suya propia curiosidad o tal vez miedo porque se imagina, ahora que un extraño lo ha frenado en plena calle, las peores consecuencias posibles. Cuando descubre que le quieren vender algo una parte de usted suspira aliviado pero otra parte, quizas mas inteligente, continua alerta. Bosas de 50x70, excelentes para el tacho de basura de la cocina pero muy chicas para un cadaver, salvo que sea el cadaver de un pajaro o un gato domestico. 

6

o bien usted necesita bosas para la cocina o para su gato recien muerto y entonces se las acepta o bien no se las acepta, sea porque no las necesita o porque tiene un perro demasiado grande o quizas un gato pero piensa darle cristiana sepultura en su jardin.

7

Tiramos la moneda al aire y cae la cara que indica que usted debe no quiere las bolsas mierdosas

8

El basurero, devenido sorpresivamente en vendedor, adoptará un tono dramático fuertemente tendencioso y patetista. Lo hará sentir a usted un ser despiadado. Lo presionará desde lo emocional de manera tal que lo que debería ser una amistosa conversación sobre un posible intercambio comercial se vuelve una tragedia en donde de algún modo usted, al no querer sus cochinas bolsas, lo condena a muerte.

11 - Ahora bien, usted soporta este melodrama indefinidamente o no lo soporta.

12 - Si lo soporta, entonces la conversación se alargará indefinidamente, por lo menos hasta la caída del sol.

13 - Si no lo soporta, entonces usted buscará un pretexto para excusarse y seguir su camino.

14 – Dado que los infinitos reales son una imposibilidad metafísica, entonces su paciencia o mas bien el tamaño de sus huevos son finitos, y por lo tanto usted no soporta el melodrama de forma indefinida. En este caso usted fingira haber visto a su vieja amiga Martina en la esquina próxima, y fingira que, teniendo tanto para contarle, no puede perder un segundo mas con el tema de las bolsas, por lo cual se despide del vendedor y continua hacia adelante. El vendedor por supuesto no creera tal teatro y continuara detrás suyo esperando abordarlo nuevamente.  

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4

1 – Nuevamente alguien lo aborda. Viste abrigo verde y amarillo refractante típico de empleado de manejo de desechos. Usted, ya sabe…

2 - Si ya sabe, entonces eso, y si no sabe, entonces lo otro.

3 – Pero usted ya sabe que sabe.

4 – Y lo que sabe es que quieren venderle bolsas de basura de 50x70. Y si no lo sabia lo sabe ahora.

5-  Y ya que sabe lo que sabe, usted o bien quiere o no quiere.

7 - Si usted no quiere, entonces tendrá que soportar una representación digna de una obra de Esquilo, que como quizás sepa era el mas trágico de los trágicos griegos.

8 – Y si usted quiere, la cosa se pondrá mas bien comercial, de tire y afloje.

9 - ¿pero cuanto mierda valen las putas bolsas?

 

10 - El basurero, transformado inesperadamente en un buitre de tamaño humano, levanta vuelo y comienza a trazar circulos alrededor. Los circulos se iran cerrando y se escuchara el graznido tipico del ave de rapiña. Se lanzara en picada sobre usted gritando que son diez lucas.

11- El precio o bien le parece justo o el precio bien le parece una cagada.

12 - Supongamos que a usted el precio le parece una cagada. No porque usted sea un tacaño, sino porque, digamos todo, querer venderle unas bolsas de mierda a diez lucas le parece que lo estan tomando de pelotudo.

13 Si a usted le desagrada el precio, entonces comenzara el melodrama de tipo especulativo económico, es decir en criollo el regate. No con violencia, sino mas bien con una especie de chicaneria atrevida, rozando lo compadritezco, le intentara explicar a usted que esos diez mil eran un valor estimativo, casi simbolico. Que en realidad el costo final depende mucho del tipo de bolsa, del grosor, de los micrones, del calibre, y de varias cuestiones técnicas mas; pero también de otros factores que a usted se le antojan caprichosos, como la temperatura, el valor del Yuan en la bolsa de Tokio,  el momento del día, de la humedad relativa del ambiente, y la simpatía y o sinergia que pueda haber entre el y usted. Esta sinergia, afirma el basurero, es excelente, y por lo tanto las bolsas bien valen veinte o treinta mil pesos.

14 Ahora bien, o bien soporta usted esta cantaleta indefinidamente y hasta la segunda venida de cristo jesus nuestro salvador, o bien usted en algún momento se harta.

15 – Supongamos que usted fue educado en la fe católica o en alguna de las tantas otras ramas del cristianismo y, por lo tanto, se ve fuertemente arrastrado a cualquier opción que involucre la segunda venida de Cristo, y por lo tanto, soporta estoica o mas bien cristianamente el intento de timarlo hasta que el mesias venga a separar los cabritos de los lobos. Si esto ocurre usted ira donde van las ovejas y el vendedor donde los lobos, con una cerca infranqueable de por medio.

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5

1 - Un hombre se le acerca nuevamente. Lleva puesta una campera verde y sobre ella un chaleco refractante. O bien nota usted la presencia del hombre o no lo nota.

2 - Si usted lo nota, entonces se le plantara delante como la esfinge con Edipo. El acertijo es claro: bolsas de basura negras de 50x70.

3 - Si no lo nota tonces to piola, no pasa nah.

4 – Pero usted lo nota, porque después de todo usa un chaleco refractante y el sol le da de lleno.

5 – Nos los representantes del gremio de basureros tenemos la obligación o mas bien el deber de, estando cercano el día del basurero, ofrecerle a usted estos económicos paquetes de bosas de residuos que vienen en muchas medidas, colores y sabores.

6 – Ante esta interrogante usted o bien responde afirmativamente o bien utiliza la negativa.

7 - Si usted dice que no, el basurero insistirá de manera tal que lo incomode a usted mucho toda la escena.

8 - Si usted dice que si pasaran a discutir las no menos enojosas condiciones monetarias para que se concrete el posible intercambio.

9 - Supongamos, porque algo hay que decir, que usted es imbécil o muy influenciable, y acepta comprarle las bolsas.

10 - El basurero, devenido sorpresivamente en su mejor amigo de la infancia, adoptará un tono amistoso y de barrio. Le demostrara una confianza inaudita y casi escandalosa. Le sonreirá y quizás hasta le guiñe un ojo. Le pregonará luego la justicia de su causa, y las grandes virtudes de sus bolsas de residuo. Alabará el buen aspecto de usted, y quizás hasta elogie su buen gusto para vestirse. Luego le dirá, como si mencionara un detalle insignificante, que el paquete de bolsas vale digamos unos diez mil pesos argentinos.

11 - Ahora bien, a usted aprueba la relación costo beneficio o bien la desaprueba.

12 - Si la desaprueba, entonces el vendedor intentará hacerlo a usted cambiar de opinion.

13 - Si la aprueba, entonces le pedirá un paquete de bolsas, sintiendo que no siempre el motivo para tener bolsas debe ser anterior a las bolsas mismas, y que bien puede comprar bolsas sin ningún motivo en absoluto para luego encontrarles un uso.

14 – Pero usted la desaprueba.

15 - Entonces el basurero, desengañado de la profunda amistad que creía los unia, parece sufrir una crisis de identidad, un verdadero hecatombe existencial. Lo hará sentir a usted un ser insensible. Le contará una historia que involucra a su madre enferma, a sus hermanas, a su hija que colecciona etiquetas adhesivas, a un alquiler que le subieron el mes pasado y al municipio que no le da apoyo. Puede o no involucrar adherencias o repugnancias políticas, según lo juzgue el conveniente. Finalmente lo acusara de ser injusto y de aprovecharse de su posición privilegiada, dado que mientras usted puede elegir no comprarlas, el esta obligado a venderlas. Si esto tampoco lo conmueve, el basurero entrara en un estado de desesperación teatral. Con voz quebrada, lamentara profundamente que usted lo haya ilusionado tanto solo para dejarlo a último momento sin el pan y sin la torta. Ahora la transacción fallida no es para él solo un revés comercial, sino una tragedia personal. Lo había apostado todo en su persona, y ahora usted lo defrauda así…

16 - Ahora bien, usted soporta este melodrama indefinidamente o no lo soporta.

17 - Si lo soporta, entonces la conversación se alargará indefinidamente, hasta que no de los dos se desmaye por falta de alimento o sueño.

18 - Si no lo soporta, entonces usted buscará un pretexto para excusarse y seguir su camino.

19 - Pongamos que, fundándonos en el principio de los empiristas britanicos, la empatía sea algo existente pero solo en grado moderado. Esto lleva a que en cierto punto usted deje de empatizar y se harte del melodrama.

20 - Usted entonces se inventará un pretexto, como que va muy apurado, o bien que está en contra de las bolsas de plástico por ser sin duda ecológicamente perniciosas para el planeta, o bien dirá que está acudiendo a una importante cita médica aunque la verdad sea que usted solo está perdiendo el tiempo un domingo por la tarde. Entonces usted seguirá caminando con el hombre persiguiéndolo.

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6

1 – El tipo vuelve a joderle a usted. Tanto va el cantaro a la fuente que…

2 - ¿Qué carajo quiere usted? ¿Pero no ve que si salgo un domingo no es para comprar bolsas?

3 – Bueno, aunque pensándolo un poco, que mal me hacen unas bolsas de residuo. Luego a uno se le acaban y tiene que usar esas bolsas de coto, que se rompen y si por ejemplo tiene que tirar un huevo o arroz viejo termina chorreando todo, un asco.

4 - ¿Cuánto esta el paquete? (pregunta usted sin compromiso de compra)

5 - ¿diez lucas? Bueno, un poco caras tengo que decir, pero en fin, supongo que por eso de comprar nacional… mah seh, deme un paquete por favor.

6 - ¿creyo usted que esto seria todo? El vendedor, al ver confirmada su disposición a comprar, deslizará con aparente inocencia un detalle adicional: el precio de diez mil pesos, le explica, correspondía en realidad a la oferta por la compra de dos paquetes; al llevar usted solo uno, el precio sube, digamos, a quince mil pesos.

7 - Ahora bien, usted soporta esta avivada o no la aguanta.

8 - Si la aguanta, entonces el vendedor, animado por su docilidad (por no decir imbecilidad) intentará todavía otra argucia para elevar aún más el precio.

18 - Si no lo acepta, entonces el vendedor se volcará inmediatamente al melodrama, acusándolo de haberse comprometido fuertemente y demasiado a fondo como para echarse atras.

19 - Especulemos con la posibilidad de que usted acepta este primer aumento de precio, sin mayores objeciones.

20 - El vendedor entonces, convencido de que usted es definitivamente un lelo, y apostando a eso de la falacia del jugador, seguirá agregando cargos extra en el precio final: o bien existe una tasa municipal sobre la venta de bolsas plásticas, o bien hay una propina del 10% que es costumbre abonar, o bien ha habido en los últimos 15 segundos un sacudon en el riesgo país lo cual lo lleva, calculadora en mano, a sincerar un nuevo precio obviamente mas alto.

21 - Ahora bien, este segundo aumento usted o bien lo acepta o bien no lo acepta.

22 - Si no lo acepta, entonces el vendedor se volcará inmediatamente al melodrama, acusándolo de haberse comprometido fuertemente y demasiado a fondo como para echarse atras.

23- Si lo acepta, entonces ¿Qué cree? Habrá mas letra pequeña y esto se repetirá tantas veces como usted acepte.

24 - Supongamos que, por increíble que parezca, usted acepta también este segundo sobreprecio.

25 – Entonces habrá usted entrado en un bucle inflacionario en el precio de las bolsas, en donde la apuesta ira subiendo de forma indefinida.

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7

1 Usted camina por la calle. No lleva bolsas. Ni bolsas ni nada. Lleva una cartera y un leve cosquilleo de estar donde no debería. Y sin embargo, el hecho ocurre.

2 Un hombre se le acerca. Lleva una campera verde y sobre ella un chaleco refractante. O bien lo nota o no lo nota.

3 Supongamos que usted lo nota.

4 Como lo nota, el hombre le corta el paso. Se presenta como un basurero. Le ofrece bolsas negras de 50x70.

5 – Todo ocurre exactamente como en el camino anterior, con la salvedad de que llegado cierto punto, usted se harta del intento del supuesto basurero por encarecerle el precio de unas putisimas bolsas de mierda. En cuanto usted se niega, el vendedor comienza con un dramón de telenovela mexicana.

6 El dramón es infumable y de mal gusto. Dramon a lo marimar, dramón que le daría vergüenza a Polka en sus producciones dosmileras. El basurero le habla de su hija enferma de polio o de Viruela, sin saber de poliomielitis no hay casos hace como 50 años y que las cámaras hiperbáricas son cosa de museo, y sin saber obviamente que la viruela es la única enfermedad en haber sido erradicada por el hombre de su estado natural y que solo existe en laboratorios por su potencial como arma biológica. Tambien puede hablarle de la decadencia argentina desde 1890 – 1970, de la triste caída del poder adquisitivo, de lo feos que son últimamente los superclásicos (puro pelotazo viejo) y hasta de su soledad, de como la proliferación de las relaciones digitales y la sobre exposición en redes deja cada vez menos lugar para vínculos autenticos.

7 Usted o bien no soporta este melodrama indefinidamente, y entonces intentara lo que se dice tomarse el palo aunque tenga que dejarlo con la palabra en la boca, o bien usted es de un temperamento mas bien melancólico y dado a estos berequetengues, y entonces si aguantara gustoso la jarana.

8 – Supongamos que usted es de estos, lo que se dice una Drama Queen. Dado el caso la obra teatral callejera se alargara por días y días como un infierno en el que perpetuamente cantan los pimpinela (queda a su elección si hace el papel talentoso de lucia galan o el papel sin talento del hermano, del cual nadie recuerda el nombre)

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8

1 Usted camina por la calle. No lleva bolsas. Lleva dudas, que de algún modo son como una especie de bolsas, porque anhelan llenarse con algo, que bien podrían ser verdades. Ud camina con dudas y con la vaga sospecha de que algo se repetirá.

2 Un hombre se le acerca…

3 Ud ya sabe lo que va a decirle, es como si lo hubiera vivido antes. Si usted es hinduista o dado a las religiones dharmicas, esto solo reafirmara su fe en la reencarnación o las vidas pasadas.

4 Lo tiene tan claro que lo repite al unisono con el vendedor: bolsas de 50x70. El vendedor se sorprende y hasta se asusta un poco, pero esto se le pasa cuando usted acepta comprarle las bolsas. No es tanto que acepte como que es ya cosa del destino.

5 Ud pregunta un precio y el dice un precio, que usted acepta.

6 Mas, ahora cree comprender, su valencia Karmica no debe ser todo lo buena que en un principio le parecía porque, cada vez que usted acepta un precio, aquel vendedor le dice que en realidad por esto y aquello cuesta mas caro. Es como si se resistiera a venderle las bolsas a un precio definido. Como si mas bien la cosa no fuera vender la bolsa sino intentar venderla. Como si el objetivo fuera alargar el trato y no cerrarlo nunca.

7 Ocurre lo esperable: llegado un punto, mas tarde o mas temprano, usted se niega a aceptar pagar un centavo mas.

8 Entonces empieza el berrincheo. El vendedor se arranca los pelos, se desprende de su ropa y llora y grita semidesnudo como un bebe gigante. No se puede descartar que se haga caca encima, o pis. Usted piensa que entre los cientos de miles de Narakas que existen en las religiones Dharmicas, debe haber alguno especialmente cruel y lleno de sufrimiento al que van a parar los inescrupulosos estafadores callejeros.

9  Usted o bien se entretiene imaginando el sufrimiento eterno del estafador de modo de soportar indefinidamente su berrinche, o bien en algún momento sale de sus ensoñaciones vengativas y recuerda que tiene mejores cosas que hacer, por ejemplo, realizar acciones según las cuatro nobles verdades del budismo.

10 – Dado que ya nos inclinamos por imaginar que usted sigue toda esta zaraza de origen indico, seamos coherentes y pongamos que usted se cansa por fin del berrinche.

11 – En ese caso, usted se inventara una excusa para dejarlo ahí tirado. Por ejemplo, podrá levantar la mano y hacer que saluda a esa chica tan linda que acaba de cruzar la calle. Ella lo mirara extrañado y sin comprender que solo finge conocerla para salir de tan engorrosa situación. Y aunque es cierto que no la conoce, quien sabe, quizás se hayan conocido en alguna vida pasada.

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Analisis Estructural

Resumen de caminos: En total, considerando las variaciones de decisión, las rutas logicamente posibles son 10:

  • Camino 1: Nunca notar al vendedor. 

  • Camino 2: Notar al vendedor → Rechazar compra → Soportar melodrama indefinidamente.

  • Camino 3: Notar al vendedor → Rechazar compra → No soportar melodrama.

  • Camino 4: Notar al vendedor → Aceptar compra → Aceptar precio → (Vendedor no añade condiciones) → Compra finalizada sin problema. (Logicamente posible, es la unica opcion no explorada en este texto. Si se entiende por que la he omitido, se entiende en esencia el texto.)

  • Camino 5: Notar al vendedor → Aceptar compra → Aceptar precio → Vendedor sube precio (entra al bucle) → Cliente acepta todos los aumentos sucesivos indefinidamente. (reduccion al infinito: el protagonista sigue diciendo que sí y el vendedor sigue elevando el precio)

  • Camino 6: Notar al vendedor → Aceptar compra → Aceptar precio → Vendedor sube precio (bucle) → Se rechaza el precio en algun punto → Soportar melodrama final indefinidamente.

  • Camino 7: Notar al vendedor → Aceptar compra → Aceptar precio → Vendedor sube precio (bucle) → Se rechaza el precio en algun punto → No soportar melodrama.

  • Camino 8: Notar al vendedor → Aceptar compra → No aceptar precio inicial → Soportar melodrama indefinidamente.

  • Camino 9: Notar al vendedor → Aceptar compra → No aceptar precio inicial → No soportar melodrama.



29 jun 2025

Mosaico

1

Esta es la historia mil veces contada de un hombre que conoce una mujer y estupidamente se enamora. La conoce en un bar. En un tipico bar del once. En esos tipicos bares que solo pueden encontrarse ya en los cada vez menos tipicos, pero tipicos aun, barrios centricos de Buenos Aires. Entra un dia a ese bar especifico, como ha entrado tantos otros dias a tantos otros bares. Al parecer, nada fuera de lo comun. Pero la ve. La ve y al instante se enamora. Al instante sabe que es ella, que de ahora en mas es ella. Bella como la Luna, emocionante como el alba, terrible como un ejercito. Se propone, por supuesto, conquistarla. Se acerca, hablan. Consigue su telefono, suficiente por un dia. Vuelve al siguiente, cree en el destino, sabe que va a encontrarla y por supuesto la encuentra. Apela a la fantasia, a los lugares comunes. Un ramo de flores un dia, un cholocate otro, cervezas siempre. Insiste, la hace reir. Parece que la cosa funciona. El habla mucho y ella poco. Le cuenta quien es, que hace, que quiere. Quiere saber que quiere ella, que hace, quien es. No le es facil, ella entiende el juego: sostiene el misterio, le esconde la sortija, se hace desear. El mozo les sirve una cerveza tras otra, mecanicamente. Un dia finalmente se deja abrazar a la sombra de los arboles Plaza Once. Y asi la cosa avanza.

Luego el hace los arreglos. Fumando en la entrada le cuenta al portero de su edificio, confidente y casi amigo, que se ira una semana a Necochea con su enamorada. Nunca le gusto el mar, pero ahora, inmenso y abierto, le parece un simbolo de su amor. Convence al portero de que le cuide a Baco. Baco es un gato negro enorme y hermoso de ojos verde uva. Lo tiene hace años. Al portero mucho no le gustan los gatos pero esta acostumbrado a esos encargos. Arreglan una cifra y ya esta, ese mismo viernes salen a la ruta. 

Ahora estan en la Costa Atlantica. La playa es amplia, y el piensa que todo es amplio. Fuera de temporada hay poca gente y sin embargo el clima los acompaña. Todo el tiempo es para estar juntos y descubrirse. Obnubilado como esta, la abraza mañana tarde y noche. Ella se deja asaltar, a veces con gusto, otras veces con un suspiro vago. A medida que pasan los dias siente en ella la presencia de un misterio, la sombra de algo oculto. La tarde del penultimo dia ella confiesa. Tiene un hijo de siete años. No se queda con ella sino con "una gente". El quiere saber, hay un tire y afloje. Quiere saber todo de ella, quiere compartir su carga. El chico no tiene padre, ella parece sufrir con la situacion. No se hable mas, mañana mismo vuelven a Capital. El chico tenia que estar con su madre, no con cualquiera. En el viaje de vuelta el habla todo el camino; Hace planes, proyecta una mudanza, una feliz familia de tres, piensa en las escuelas primarias cerca de su departamento, espera que al chico le gusten los gatos. 

Ahora estan en un muy poco amigable barrio obrero. Las hileras de monoblocks, grises e identicos uno al otro, se extienden formando un conjunto bastante desagradable. Luego de observar las estructuras, aparentemente indistingibles entre si, entran por fin en uno de los mas horrendos. Adentro, esta "esa gente", que resultan ser - el no entiende o no le interesa - amigos o quizas familiares lejanos de ella. Una vieja horrible que es maltratada por un borracho. El interior es casi peor que el exterior, todo es suciedad y desorden. El chico va descalzo. El borracho empieza a gritar, exige no se sabe que dinero por cuidar al chico. La vieja lo apoya. La situacion escala rapido. Los gritos se escuchan desde la vereda. Desesperada, la madre le dice al chico que se ponga las zapatillas. El chico, aterrado como esta, no entiende a la primera ni a la segunda, pero a la tercera corre y se calza. En esto el borracho ha golpeado al hombre sin previo aviso. Se trenzan en una pelea. Aparece un cuchillo en la mano del borracho. En un mismo acto la madre toma al hijo y el hombre el cuchillo de su enemigo. Acto seguido el borracho esta en el piso con un cuchillo ensartado a la altura del riñon. De la mano el hombre y la mujer y la mujer del niño, salen corriendo y suben al auto. Los gritos de la vieja los siguen hasta que arrancan. 

La vida de los tres se organiza en su departamento. Todo ha sido tan repentino que tarda varios dias en recordar al pobre Baco, que de todos modos parece se ha acostumbrado a la casa del portero, lo cual es una suerte porque tanto su amada como su hijastro parecen ser alergicos a los gatos. El gato queda momentaneamente desterrado. Le pide nuevamente al portero que lo cuide, pero contra todo pronostico, este ultimo no le gusta la idea. Acepta a regañadientes, solo por ahora. El chico es parco y callado, casi mudo. El promete encontrarle escuela antes de que termine el verano, pero por ahora debe volver al trabajo. En su fuero interno se promete prosperidad, se promete un asenso, se promete todo lo que no se prometia cuando estaba solo. El comienza a trabajar doble turno y ella pasa mucho tiempo sola. La vida transcurre aparentemente tranquila. Un dia, tras llegar del trabajo, alguien toca el timbre. Se sorprende al ver a dos policias cuando abre la puerta. 


2

Esta es la historia mil veces contada de una mujer de la cual se enamora un hombre. Ya no tan joven pero todavia tiene lo suyo, y lo aprovecha entre los bares del Abasto. Ha aprendido algunas lecciones, sabe como aprovecharse de que se aprovechen. Saca partido entre los parroquianos, cada tanto accede al manoseo o al sexo. Seducir a los borrachos le alcanza para pieza y vicios, mas el extra que mes tras mes le manda a aquella gente para que le cuiden al hijo. Los fines de semana trata de tenerlos para ella. Ir al cine. Ver a las pocas amigas que le quedan. Pasarse el dia durmiendo. Una tarde, mas sombria y lluviosa de lo normal, entra al antro un tipo insoportable. Cree haberlo visto antes, no esta segura. El seguro la vio, piensa. Nota la cara de idiota que pone al verla. Conoce esa mirada. Una partida ganada antes de jugarla, piensa aburrida. Luego lo de siempre, la rutina. Es mas lento de lo que le gustaria que fuese. Flores, que estupidez. Chocolates en pleno verano, hay que ser pelotudo. Pero le sigue el juego como si fuera una adolescente. Descubre que a el le gusta el rol y decide adoptarlo. Los proximos dias va menos maquillada y adopta un teatral aire melancolico. El no le parece ni muy atractivo ni muy divertido, pero paga las cervezas puntualmente. Lo escucha nombrar un auto y un trabajo en una escribania. Le rie religiosamente los chistes y le va abriendo el camino sin hablar demasiado. Señales con las manos, señales con los ojos, señales con la boca. Lenguaje corporal, no hace falta mas. termina cediendo de puro aburrimiento, casi de lastima. Ha tirado tanto de la soga el pobrecito que que le cuesta. Descubre que es mas eficiente un tonto fijo que varios de ocasion, asi que la cosa avanza. Un dia el le propone una escapada a la costa y ella acepta. Odia el mar pero esta harta de la ciudad. 

En la playa, un pequeño departamento a tres cuadras de la costa. Desde chica que no volvia a la playa. Por fin algo la emociona. Una lastima no estar sola, una lastima tener que soportarlo encima suyo todo el tiempo, literal y no literalmente. De dia la chachara y los jueguitos de enamorado que soporta, que debe soportar, con estoica resignacion. De noche y no tan de noche el sexo, que concede y entiende mucho mejor que lo otro. Una de cada cuatro casi llega a no ser malo. Una tarde, quizas con varias cervezas demas, se le escapa lo del hijo. Se recrimina la torpeza pero, que mas da. Tarde o temprano todos sus amantes se enteran del chico. Muy pronto se arrepiente de su confesion. El pregunta y pregunta. Tiene complejo de mesias al parecer. Eso o un padre ausente. Habla no se que disparates, de repente dice que quiere ser padre. Se conforma con reirse solo por dentro. Y de repente el tarado quiere volver a capital para llevar al chico y que vivan todos juntos. Tiene que esforzarse por no gritarle. Una vez que viaja y tiene que ser con un idiota. Pero el es inflexible y terminan volviendo. Se muestra todo lo indiferente que puede durante el viaje. En fin, que haga lo que quiera, le da igual. Antes de que llegue n a la ciudad ya ha llamado a aquella gente y ha arreglado el escenario para hacer el encuentro lo mas dramatico posible. 

Pero la cosa se descontrola ese dia. El imbecil que le cuida al nene no distingue el teatro del drama verdadero. Se arrepiente de haber confiado en ese borracho bueno para nada. Ve la oportunidad de ahorrarse un costo y manda al chico a que agarre sus cosas. Pero la cosa escala de discusion a agresion y luego, ni siquiera vio como, a homicidio culposo. Homicidio del que no quiere formar parte asi que se alegra cuando el la arrastra fuera de alli y la sube al auto junto con el nene. 

La vida en el departamento del tipo es aburrida, mas aburrida de lo que se imaginaba. No sabe que hacer con su tiempo, no sabe que hacer con su hijo cerca todo el tiempo. No le gustan los gatos, y al gato de el decide que lo detecta. Lo convence de que el chico es alergico y se alegra cuando consigue que la bola de pelos vuelva a porteria. No le gusta la ultima mirada que le lanza el gato antes de que se lo lleven. Le deja una mala sensacion. Algo no la convence. La situacion no la convence del todo. Apenas el hombre vuelve a trabajar, se escapa al bar para ganar algo de plata. Su nene la ve ir y venir se diria que con indiferencia. Un dia lee en el diario que el asesinato del borracho esta en policiales. Se habla de un ajuste de cuentas o de un crimen pasional. La policia tiene varios sospechosos, segun la nota. Empieza a pensar como sacarse de encima a ese tipo que sigue enamoradisimo de ella, que es mas pesado que mosca de velorio.

Pasan las semanas hasta que, un dia de suerte, en el bar la aborda un tipo que a la legua se huele que es cana. Esa misma tarde lo arrastra a un telo y, mientras se deja desnudar, le pregunta entre suspiros si esta al tanto del crimen de los monoblocks. El dice que no, que si, que que le importa. Ella entre jadeos desliza que quizas tenga informacion importante sobre el caso. 

3

Esta es la historia mil veces contada acerca de un tradicional portero de edificio. Hay decenas o cientos de historias que contienen porteros. Son seres casi omnipresentes en la literatura. La señora Rosenblum en "el tambor de hojalata", el anonimo conserje de "la montaña magica", Jack Torrance, el conserje de "El Proceso", El hombre del Umbral de Borges, La Portera en "Las Puertas del Cielo" de Cortazar, los siniestros encargados de los cuentos de Mariana Enriquez, la Pensionista que vende a su hija en "Los Lanzallamas", El señor Sommer de Suskind, el portero de Maria Iribarne en "El Tunel" (claramente un agente del reino de los ciegos) . Y si consideramos a la khozyáyka (patrona o casera) rusa como una subespecie de los porteros, pues los ejemplos se multiplican. Tenemos patronas en Gogol, Pushkin, Tolstoi, Chejov, Cherniveski, y por supuesto todas las patronas Dostoievskianas, primera de todas la aborrecible Praskovia Pavlovna, justamente hachada por Raskolnikov, su hermana que no recuerdo el nombre, quizas no lo merecia tanto. Por ultimo y para cerrar la aburrida lista de referencias hay que mencionar a la misteriosa y atrapante Katerina que vuelve loco al pobre Ordinov en la obra titulada justamente "La Patrona". Baste todo esto para dejar claro que los porteros han sabido ser en los siglos pasados una raza de selecta alcurnia, mezcla de carcelero y cancerbero, cruza de arrendador y rey del castillo, un cargo o titulo hereditario que sobrevivio a dos revoluciones industriales pero que la ultima modernizacion informatica parecia estar siendo eliminando de las profesiones, incluso en un sitio tan tradicional como lo era el once. 

Volviendo a empezar, podriamos decir que esta es la historia de uno de los ultimos ejemplares de la vieja y honorable raza de los porteros, una raza que esta en franca extincion. Mario era uno de los pocos porteros que no habia sido ya reemplazado o por una administracion auto suficiente o por un portero automatico. Fiel a su puesto y consciente de su posicion, cumplia sus funciones con un fervor cuasi religioso, al mismo tiempo que reflejaba una tranquilidad analoga al de un monje shintoista atendiendo su templo. Su edificio era su templo y sus inquilinos eran las deidades a las cuales les hacia ofrendas, favores, y de las cuales esperaba tambien favores y pequeñas ayudas. Toma y Daca, lo tenia escrito en una placa sobre la puerta de porteria. Desde hacia treinta años veia desfilar a los inqulinos, siguiendolos con la vista y la imaginacion en sus idas y venidas. Hombre huraño pero de naturaleza amable como era, mas dado a escuchar que a hablar, iba componiendo su vida de las anecdotas que oia y de las que a veces participaba como extra o como decorado. A Mario le gustaban los animales en general. Los perros sobre todo. Pero no tenia espacio para tenerlos, asi que se conformaba con animalitos mas pequeños. Pajaros sobre todo. Solia cazar con tramperas en sus fines de semanas libres (el cuarto de cada mes) y tenia una modesta pero hermosa coleccion de pajaros que llenaban de cantos desde sus jaulas el pulmon del edificio. Jilgueros, cabecitas negras, gorriones. Les ponia alpiste y agua todos los dias, sin excepcion. Luego de alimentar a los pajaros, se alimentaba el mismo, muy frugalmente, y comenzaba con el mantenimiento del edificio. Revisiones periodicas, arreglos de electricidad y plomeria que le dejaban siempre un mango extra, subirle el diario a la señora del septimo, encargos aqui y alla. Amable con los amables, desagradable con los desagradables, blando con los blandos y duro con los duros.  Cuando se aburria simulaba barrer la vereda para charlar con alguien al paso. Cuando no se lo veia por el edificio es que estaba durmiendo en la porteria con la tele zumbando. 

Un dia noto un cambio, como siempre notaba cualquier cambio que ocurria en su edificio, en el comportamiento del muchacho que vivia solo en el tercero C. Lo conocia bien, al pibe. Mario le decia pibe pese a que el muchacho del 3C era ya un hombre hecho y derecho, pero, las diferencias de edades, ya se sabe, hay gente que le dice pibe a todo el mundo. Cada tanto charlaban en el palier o se fumaban un pucho en la vereda, al atardecer. Siempre le habia parecido un muchacho simpatico, aunque algo solitario. Trabajaba en el centro, eso creia haberle oido. Empleado administrativo o algo asi. No recibia muchas visitas, no le conocia familia o novia. Bueno, o eso era hasta hace poco. Lo habia notado casi instintivamente, el cambio. Algo en la forma en que lo saludaba al pasar, quizas el cambio sutil pero imposible de dejar de percibir para el ojo avizado de un portero, en la forma de vestir. Habia empezado a usar zapatos de punta y saco, cuando antes se conformaba con mocasines y cualquier campera. Los pantalones y las camisas bien planchadas, un mejor aspecto en general. "Una mina" , habia pensado o quizas habia dicho Mario para si mismo mientras barria los pasillos. Cuando lo vio parado en su puerta, con la peticion de que le cuidara al enorme gato negro porque iba a pasar unos dias en la costa con "alguien", Mario sonrio para si mismo, el instinto nunca le fallaba para esas cosas. 

Como le gustaban los animales, acepto quizas demasiado rapido y por demasiado poco a hacerse cargo del gato por esos dias. Penso que un gato adulto, casi viejo, se dedicaria mas que nada a comer y a dormir. Pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba. Porque si bien es cierto que aquel gato comia copiosamente y, de a ratos lo encontraba dormitando en los lugares mas insolitos, como sobre la vieja television CRT o sobre una pila de periodicos, tambien era cierto que se dedicaba a corretear de aqui para alla, derribando furiosamente todo lo que estaba cerca suyo. Era cierto que se colgaba de las cortinas, o que intentaba trepar a lo alto de los estantes. Era cierto que habia comenzado a atacar con saña su viejo sillon de cuero, el cual ya contaba con las marcas imborrables de las garras de la bestezuela. Todavia no habia orinado fuera de la caja de arena, pero Mario intuia - y el instinto, era sabido, no le fallaba en estas cosas - que solo seria cuestion de tiempo. Mientras tanto, el muchacho seguia en la costa - ¿cuantos dias pensaba tomarse? Era cosa seria las vacaciones de los administrativos - aquel gato se habia apoderado por completo de departamento. Era pasmoso lo rapido que se habia habituado al cambio. El peor peligro, sin dudas, eran sus pajaros. Habia tenido que sacarlos al patio interno para protegerlos. Como era verano, el clima lo acompañaba en el movimiento de salvataje. Pero el gato ya los habia localizado y no les perdia pista. Habia encontrado a la bestezuela mirando fijamente la puerta corrediza que lo separaba de las jaulas de los pajaros, que colgaban en lo alto. Habia aceptado al gato mas por los codigos de camaraderia que creia todavia imperaban entre los hombres, pero ahora contaba los dias para el regreso del 3C.

Su rutina como Cerbero del edificio continua hasta que al otro dia por fin el muchacho aparece con un ojo morado, una mina y un chico de unos siete u ocho años. Entran a los tumbos y dando exclamaciones. El chico parece aterrado y la mujer una cualquiera, una advenediza. Al instante advierte la mirada fria y desinteresada de la chica. Su instinto lo advierte: debe cuidarse de ella. Quiere decirselo al muchacho, apartarlo a un lado con cualquier excusa para advertirlo, pero no tiene ocasion. Entran como un vendaval y se encierra en el tercero C. Todo ocurre tan rapido que Mario no tiene tiempo de devolver al gato. Cuando entra, lo encuentra intentando abrir la puerta corredera que da al patio interior, a los pajaros.

No le lleva demasiados dias constatar que tenia razon. La mujer que ahora vive con el hombre es una mala pecora. Maleducada, no saluda cuando se cruzan. Ademas, se niega a recibir al gato. Al hombre casi no lo ve. Sale bien temprano y vuelve bien tarde. Lo ve tan cansado que le da no se que insistir con devolver al gato. A la segunda semana, nota que apenas despues que el hombre sale a trabajar, la mujer sale sospechosamente arreglada para volver solo unas horas antes. Del chico no sabe nada. No lo ha vuelto a ver desde el primer dia. Toma nota de todo para hablar con el muchacho cuando se presente la oportunidad. Pero la oportunidad no se presenta, porque una mañana aparecen dos policias en la puerta del edificio. Muestran las chapas y dan las señas, el nombre y el apellido del muchacho del tercero C. Mario les indica que es tal y cual departamento. Quince minutos mas tarde los policias bajan con el hombre y, detras de ellos, la mujer. El chico va tras la mujer llorando, pero esta cierra la puerta de calle antes de que la alcance. Desde adentro, Mario, el chico y el gato miran como el hombre y la mujer suben al patrullero. Ven arrancar el auto y luego se miran entre si. Mario cae en cuenta de que se va a tener que encargar tambien del chico. Piensa que ya es demasiado.


4

Esta es la historia mil veces contada de un gato que vive en un edificio de departamentos de un tipico barrio porteño. Mas precisamente, en el tercero C. Como es un gato de departamento, no tiene demasiado contacto con el exterior. Esto solo exhacerba su natural curiosidad, tan propia de los felinos. Ha nacido en otro departamento, y ha pasado por varios. Esta acostumbrado a los cambios. Ha tenido siempre el mismo dueño, un humano que le presta la atencion justa y necesario. Es atento pero no empalagoso. El gato valora esta sequedad en el trato. Le permite acercarse y alejarse a voluntad, algo que le encanta. El gato es un animal de costumbres. Le gusta saber donde estan sus cosas. La caja de arena en el balcon. El platito metalico con comida, al lado de la heladera, en la cocina. Los platitos con agua, que son dos, uno a la entrada del balcon (no toma de este porque esta demasiado cerca de la caja de arena, y hasta un gato sabe que donde se come no se caga) y el otro, en la cocina junto al de la comida. Tiene identificado todos los lugares mullidos en donde puede dormir o esconderse. Esta habituado a los horarios del hombre, a estar solo en ciertos periodos y acompañado en otros. Le gusta dormir en la pila de frasadas que hay sobre el ropero. Como a todo gato, le gustan los lugares altos. Tambien duerme en la cama cuando el hombre se lo permite. Su lugar favorito del departamento es el balcon, de donde le llegan diariamente tormentas de informacion: olores, sonidos, colores, sensaciones tactices que puede captar con sus bigotes, como si fueran antenas. Aqui tambien tiene contacto con otros gatos, con los cuales se comunica utilizando el servicio de palomas mensajeras que todos los animales salvo los propios humanos conocen tan bien. Zizzi (asi se llama el gato a si mismo) es bien conocido dentro del circuito. Hay todo un circuito de informacion que las palomas llevan y traen. Zizzi es muy consultado por los demas felinos del edificio y de otros edificios aledaños. Decir en que es consultado o cual es su expertise no me parece necesario. Basta saber con que es un campo en su autoridad. Quizas por esta influencia es que siempre esta al tanto de lo que pasa y de lo que pasara. Como un padrino de la mafia, sus conexiones lo permiten estar bien situado frente a los imprevistos. Quizas es por eso que Zizzi pocas veces pierde su aplomo. No lo pierde cuando nota que su dueño esta en celo y detras de una hembra. Rapidamente hace averiguaciones y otros gatos se lo confirman: es una fulana de cierto bar de mala muerte. Desde esa dia la manda seguir y tambien a su dueño. Asi se entera que el ritual de cortejo, que en los humanos es ridiculamente largo o corto dependiendo el caso, transcurre segun lo normal. Por eso Zizzi tampoco se sorprende cuando su humano lo lleva a la casa del portero y desparece dejandolo alli. Sabe que asi como los gatos se van detras de una hembra por dias o semanas enteras, los humanos tambien suelen tener estos arrebatos. Sabe que lo mejor es dejarlo correr, que su dueño volveria tarde o temprano. Y si no, pues ya se las apañaria el de algun modo. Siempre podia usar la red de informacion para obtener noticias de la costa, aunque seria demasiado costoso, claro esta. Su nuevo hogar temporal le parecio interesante. El espacio era reducido pero cargado de objetos interesantes. Durante la ausencia de su dueño se dedico a explorar, a reconocer el territorio, a memorizar los pormenores de cada recoveco, solo por si acaso. Uno nunca sabe cuando va a necesitar esconderse. Gato precavido vale por dos. Se divierte acechando a los pajaros que, esta seguro, estan detras de una molesta puerta de vidrio que da al patio interior. Sabe que tarde o temprano encontrara como abrirla, o su dueño temporal cometera el descuido de dejarla a abierta, y entonces...

Pero su dueño se demora y Zizzi comienza a pensar seriamente en una mudanza permanente. Despues de todo, este nuevo humano no es mucho peor que el anterior. Parece, aunque con reservas, que se ha ido habituando a el. Ademas, estan los pajaros. Aqui esta mucho mas cerca de la calle, un territorio que le interesa explorar hace mucho. Por eso casi se entristeze cuando escucha y huele a su dueño llegando desde la calle, envuelto en sonidos y olores nuevos. Una es la famosa hembra, la fulana, lo nota al instante. El otro es completamente desconocido. Cuando, al termino de ese dia, realiza que no lo han llevado de vuelta a su lugar habitual, Zizzi decide que se quedara a vivir en la porteria. Utilizando la red de informacion de las palomas se entera que al parecer su humano esta metido en algun lio con la policia. Zizzi no se sorprende cuando, algunos dias mas tarde, ve precisamente a dos humanos uniformados y con cara de pocos amigos llevarse a su ex dueño esposado. Si se soprende, no obstante, cuando mas tarde ve al chico dentro de la porteria, sentado en la mesa, con la mirada perdida frente a un vaso de chocolatada.

Esta es la historia mil veces contada de un chico de padre desconocido, cuya madre ha sido arrestada por rescatarlo de las manos de otra pareja de maltratadores que lo habian hecho vivir un infierno desde que tenia memoria. 

El chico, que fue testigo de toda la situacion, vio la pelea y el tiro, seguido por el abandono de aquel viejo ebrio que solia golpearlo a menudo por la menor tonteria. No le dio nada de lastima verlo en el piso. Tampoco sintio lastima por la vieja horrenda que lo acompañaba. Era igual o peor que el. El chico habia tenido una vida dificil, marcada por el destrato y la violencia. No era mucho exagerar decir que, hasta ese dia del tiro, no le habia ocurrido una sola cosa buena en su vida. A lo unico que queria en el mundo era a su madre, a la que casi nunca veia. Una rabia se le ha ido acumulando a lo largo de los años, pero el todavia no lo sabe. El dia que lo sepa sera el dia que comience a buscar algo o alguien para descargarla. 

El dia que la policia se lleva a su madre y  al tipo con el que habia llegado su madre, el chico corre tras ellos pero no llega a salir a tiempo. El portero del edificio se compadece de el y le dice que pase, que ya le prepara algo para tomar. Le dice que se calme, que vaya al baño a lavarse la cara. Le asegura que no sera nada grave, que seguro su mama vuelve en un rato, que debio ser alguna confusion o solo un asunto menor. Pero por el tono de voz el chico sabe que el señor no esta convencido de lo que dice. Y no estando convencido, no lo convence a el. Cuando levanta la vista nota un gato muy negro y muy gordo que lo observa, mas bien se diria que lo juzga, severamente desde lo alto de una pila de periodicos. La rabia le aflora solo por un segundo, como algo frio y viscoso que le trepa por la garganta. Siente unas ganas tremendas de estrangular al gato y a su mirada severa. Por suerte para el gato, este sentimiento solo le dura un segundo. El chico cree que el gato se ha dado cuenta de lo que se le paso por la cabeza, porque no vuelve a verlo.

Su madre regresa unos dias mas tarde y ambos se quedan viviendo en el departamento del señor con el que llegaron al principio. Es un departamento muy lindo, mucho mas lindo que la casucha horrenda donde habia vivido antes. Su madre le da un celular y el chico se pasa los dias durmiendo en la mejor cama en la que ha dormido alguna vez, comiendo la mejor comida que ha probado nunca, y jugando con el celular. Su madre le explica que ha sido liberada gracias a colaborar con la policia, pero que su novio no ha tenido tanta suerte. Le dice lo que el chico instintivamente ya sabe: que ahora van a vivir ahi, y que van a esperar a que el señor que es dueño del departamento vuelva para vivir con ellos. Sonriendo, su madre le dice que quizas tengan que esperar mucho. El chico le devuelve la sonrisa y comienza a ver la vida con otros ojos, como si ahora hubiera algo por delante que lo espera ¿un futuro quizas?

6

Esta es la historia mil veces contada sobre un anonimo borrachin de cafetin del once. Un tipo sin una historia interesante detras, sin una vida interesante en presente y sin ninguna expectativa de futuro. En fin, de un ser anonimo como tantos otros los hay en el mundo. Hace mucho, siglos, ha sufrido un accidente en la mano izquierda, la cual tiene casi completamente paralizada. Cobra por esto una pequeña pension. Tambien recibio una herencia de casi nada, un cuchitril mugroso en Ciudadela, que le alquila a algun otro tan anonimo y miserable como el mismo. Con esto y poco mas se pasa los dias sentado entre las mesas de aquel cafetin. Su mesa es una junto a la ventana. Cada tanto juega a las cartas con otros borrachines. Pero lo que mas hace es vaciar vasos de moscato o toro viejo mientras mira pasar las nubes por sobre las copas de los arboles. 

Un dia una mujer entra al cafetin y se convierte en su ultima esperanza. Como no tiene la energia suficiente para enamorarse de ella, solamente se obsesiona. Espera cada dia para verla llegar. Pronto aprende la rutina de la chica y adecua la suya para estar siempre presente. Desde su mesita la ve entrar y sentarse en la barra. La ve prender un cigarrillo, la ver pedir una cerveza. No ha tenido nunca amores, no tiene tiento para acercarse a las mujeres. Siempre ha sido un observador. Aun asi le molesta ver como coquetea con otros, como seduce a este o aquel, como se va con uno u otro para no volver hasta el otro dia. Aun asi, decide que es la mujer mas hermosa que ha visto en su vida y esto, como es obvio, solo empeora el asunto. Intenta acercarse en varias ocasiones, sin exito. Una vez le pide fuego y otra se lo da. Un dia por fin se decide y la invita a una cerveza. La llave magica que parece funcionarle a otros es totalmente inutil para el. Ella acepta el trago y le da charla un rato, pero luego aparece otro y cuenta un chiste y antes de que se de cuenta ella esta sentada en su mesa. Ni siquiera se despide de el, ni siquiera un gesto con la cabeza o con la mano. Nada. Vuelve derrotado a su mesa. Tras eso, intenta o al menos imagina nuevos intentos en donde ella siempre lo rechaza. Su vida es eso, ese hastio interminable de fantasias nunca concretadas. Un dia ella desaparece con un tipo como tantas otras veces. Pero esta vez es diferente. Este tipo es mas regular, mas dedicado, mas pudiente que los habitues del bar. Ella comienza a irse con el todos los dias. Rien y son felices. El envidia hasta lo indecible a la pareja. Un dia ella no vuelve. Escucha que se ha juntado definitivamente con aquel sujeto. Que se han ido de viaje. Su vida vuelve a ser el hastio interminable que era antes. Volvio a saber de ella leyendo la seccion de policiales. Se entero de que tenia un hijo, de que el sujeto que se la habia robado trabajaba en contabilidad, en la bolsa o en algo por el estilo, que habian matado a un tipo en una villa, y que ahora ambos estaban presos. Se armo de valor e intento ir a visitarla, pero le dijieron con cara de pocos amigos que quien era el y que tenian que preguntarle a la detenida si queria recibirlo. Volvio a ir al otro dia y al otro, y siguio yendo incluso cuando le dijieron que no querian recibirlo. Dejo de ir cuando lo amenazaron con detenerlo a el si seguia jodiendo. 


* Profundamente inspirado, o mas bien sencillamente robado a  "Novelas", de Paul Fournel, (Antologias del Oulipo, Gallimard, 2009)


20 jun 2025

La Hora Señalada

"Hay muchos otros nombres que no deberian ser escritos. No estoy completamente seguro de cual es el orden y hasta que yo no vea el orden de sus letras, su surgimiento y su rango, no los escribire; Porque puedo cometer errores ya sea de pensamiento o en papel."

El Sendero de la Mano Izquierda, Hermanos Jacob e Isaac ha-Kohen, 1265


Dado que Hashem habia creado al Hombre insuflando aliento en una forma el barro, el Rabbi utilizo el mismo material para construir el cuerpo. En construirlo habia tardado años con todos sus meses y cada uno de sus dias. No recordaba en que momento lo habia terminado, o si es que lo habia terminado realmente porque, le parecia, ninguna obra se terminaba nunca realmente. Todo estaba hecho y todo estaba tambien por hacerse. La obra, asi llamaba El Rabbi al Cuerpo, se hallaba entonces desde hacia quien sabe cuanto en un habitaculo oculto en el sotano de la sinagoga.

La Sinagoga, Atemporal. Ciertos mitos antiguos narraban que los dioses habian creado primero un espacio primigenio, una casa, un templo, y a partir de ese templo, como una piedra fundacional, habian construido luego la casa del universo. A partir de la tienda que contenia el arca se habia desplegado el enorme manto celestial cubierto de estrellas, y bajo ese manto todo lo demas. ¿Cuando, quien, habia levantado piedra sobre piedra para construir la sinagoga? Ya estaba alli, tan borrosa y difusa como la propia memoria del Rabbi. 

Su pasado habia desaparecido hace años. Se habia esfumado como la forma original de las piedras que componian el campanario y el resto del edificio. ¿cuando, en que lejana juventud, habia llegado a esa aldea perdida, a ese pueblo oculto entre colinas, siempre brumoso, siempre ahogado en la neblina? ¿de que anchos mares o caudalosos rios habia llegado? ¿en que puertos habia descansado, que lejanas tierras habia conocido? ¿cuantos amores habia sufrido? ¿que valiosos amigos habia perdido en el camino? El viejo Rabbi no podia recordarlo. Todo ello se hallaba perdido, oculto tras una bruma tan impenetrable como aquella que cubria las casas y a veces amenazaba con descender y abrazarlo todo con su gelido soplo. 

Siempre habia estado alli, si. El, el pueblo y la sinagoga se anudaban hacia el pasado como si fueran una misma cosa. La rutina, el rezo y el estudio de las diversas ciencias lo habian ocupado desde que era quien era. Quizas Hashem lo habia creado exactamente asi, tal como era ahora mismo. Sin pasado, sin infancia. Al Rabbi le gustaba adornar su condicion con estas reflexiones. Reia para si y el eco de su risa iba y venia por todo el Heikal. 

En algun momento, es cierto, habia terminado la obra, el cascaron. Y al terminarla habia pensado que tenia que esperar. Pero ¿que era lo que habia decidido esperar? Una voz que era y no era su voz, y que parecia salir desde detras de su cabeza respondio por el: עֵת. Esperaba el tiempo señalado. Los dedos de su mente hurgaron en unos papiros inasibles. Su voz musito. Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora. Y la hora habia llegado.

Asi como El habia inspirado la chispa divina en Adam, asi el Rabbi debia insuflar tambien la chispa divina en el cuerpo. Asi y solo asi terminaria su obra. Luego descansaria. 

Cada ente tiene su propia naturaleza. Y en la naturaleza de cada cosa esta lo que puede hacer y lo que no. ¿podria el Rabbi, siendo su vida como habia sido y siendo su naturaleza como era, comunicarle la chispa divina a aquel cuerpo de barro? Mientras bajaba las escaleras recordo a Aristoteles: oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Segun el Libro de la Formación el embrion era siempre una sombra de su maestro. La chispa que iniciaba el fuego de la vida era solo suficiente para comunicarle movimiento y obediencia. No llegaba nunca a ser fuego, ni a arder con suficiencia. El embrion permanecia siempre en un estado mecanico. Por eso el Rabbi habia construido el cuerpo para que sea robusto y poderoso. Si no valia por su inteligencia, que valiera entonces por su fuerza. Fuerza y Obediencia, ¿acaso no eran tambien, o habian sido, antes, en sus años de juventud, sus dos principales virtudes? Asi habia sido, pensaba sonriente, antes de que el paso tirano del tiempo lo fuera desgastando. Ahora ya casi habia llegado al final de sus dias, y debia asegurarse que alguien o algo continuara con la proteccion de la sinagoga. 

Paso a paso, sin apurarse ni retrasarse, llego al habitaculo y, tras manipular habilmente un mecanismo oculto, accedio al acotado recinto. El gigante de barro lo miraba de frente desde sus cuencas vacias. El Rabbi recordaba exactamente las palabras indicadas. las letras estaban trazadas en el lugar indicado, y solo solo faltaba agregar la Aleph al principio, y pronunciar el sagrado y secreto nombre de Hashem. La temblorosa mano del Rabbi trazo la letra y su boca quizo pronunciar el nombre pero, aunque lo sabia o creia saberlo, nada salio de su boca. Del nombre solo le quedaba una oscura sensacion. Lo sabia, lo habia sabido, habia creido saberlo, pero acababa de escaparsele. ¿se le habia ido al limbo, como su pasado, como todo lo demas? Una oscura sensaccion de horror lo invadio entonces. Quizo gritar, quizo proferir sonido, pero nada salia de su boca. Su garganta estaba cerrada. Las palabras, si alguna vez estuvieron, habian huido para siempre. Y entonces comprendio.

oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Alguien, otro -¿Hashem? ¿ese que habia venido en barco, que habia atracado en puertos? - era el que habia dado la orden. Y El, mero eslabon de ese otro, era la pieza que aquella mano habia movido quien sabe hace cuanto. Toda su vida, su naturaleza misma habia consistido en acatar la orden. La tarea, por supuesto, habia sido imposible desde un principio. Si hubiera tenido inteligencia suficiente, El Rabbi se habria reido con la paradoja de una regresion causal infinita. Solo dios, despues de todo, puede crear como se debe. Pero de aquella chispa ya casi nada quedaba. 

oudèn dídōsin ho mē ékhei.

Sintiendo que la oscuridad lo ganaba del todo, supo lo que tenia que hacer. Llevandose la mano a la frente, el Rabbi aparto sus polvorientos mechones y recorrio, riendo con una mueca muda, las tres letras de la verdad que llevaba en la frente. Mecanicamente borro la primera y volvio al polvo.

7 jun 2025

Hipermercado

 Las gondolas se extienden hasta los cuatro costados. Voy empujando el carrito de manera despreocupada, con una mano. Con la otra mano me rasco la cabeza mientras miro a ambos costados buscando algo. No recuerdo que vine a comprar, pero tengo la fuerte conviccion de que lo reconocere apenas lo vea. Dado que ya estoy aqui, solo me queda guiarme por la intuicion. Odio los supermercados y las grandes tiendas en general, lo cual significa que si he decidido venir a este, es porque sin dudas debo de necesitar mucho eso que ahora no recuerdo que necesito. Tengo la sensacion de que ya llevo un buen tiempo dando vueltas entre las gondolas, asi que comienzo a sentirme naturalmente nervioso. Como les dije, odio los supermercados. Mi resistencia a ellos es limitada, y mi irritacion es directamente proporcional a la cantidad de tiempo que paso en ellos. Debo encontrar lo que necesito y salir de aqui cuanto antes.

Pero, ¿que necesito? Es increible que no lo sepa. A veces me pasan esas cosas. Por ejemplo, encontrarme revisando un cajon de mi escritorio para caer en la cuenta de que no se lo que estoy buscando; o estar tocandole timbre a una persona que necesitaba ver por un asunto urgente, asunto urgente del cual no tengo ni idea cuando esa persona me abre sonriente la puerta y me invita a pasar. O estar semanas o meses enteros ahorrando dinero para algun capricho o necesidad que luego magicamente se esfuma de mis consideraciones, quedando el dinero en el chanchito o en la cuenta bancaria de forma indefinida. Una vez escuche que las ardillas y otros roedores similares se pasan toda la primavera y el otoño almacenando frutos secos en un hueco para poder sobrevivir al iniverno, pero luego olvidan donde esta su alijo secreto, y deben salir a buscar otro. Normalmente terminan encontrandolo, porque el bosque esta lleno de ardillas. Asi yo tambien muchas veces terminaba reencontrandome con eso que buscaba en el cajon o en un amigo por medios oblicuos, retomando una conversacion en la que me hallaba completamente perdido o encontrandome el objeto dentro del bolsillo de un sobretodo. 

Por eso ahora, aunque me hallaba algo nervioso, no me hallaba del todo intranquilo mientras fingia revisar un aparador repleto de cajas con tornillos de todo tipo. Tornillos de bronce, de acero, de zinc, de aleaciones extrañas. Tor, planos, estrella, phillips, triangulares, cabeza plana, cabeza redonda, para madera, para metal, para concreto, para revestimiento, blindados, anti oxidantes. La gondola tenia decenas o quizas cientos de cajas con tornillos. En cada gondola, habia una foto impresa sobre el fondo blanco con el tornillo en cuestion, su medida y su nombre tecnico o cientifico o como sea la forma seria de llamar a los tornillos. Solo ahi cai en la cuenta de que ningun producto tenia precio. No lo tenian los tornillos de este pasillo , pero tampoco habia visto precio en las sillas de jardineria del pasillo anterior, ni en los libros de cocina del anterior, ni en el pasillo de Langostas y otros crustaceos congelados. Era extraño, sin dudas, pero no era lo unico extraño. Algo mas extraño era sin duda el orden en el que se agrupaban los articulos o, mas bien, su absoluta falta de orden. Caminaba y caminaba pero no lograba ubicarme. Ya podia estar en un pasillo de tornillos, que el siguiente era de articulos para bebes, y el proximo era de productos quimicos para la eliminacion de cucarachas, y el proximo de vestidos de casamiento, pulcramente colocados sobre maniquies y delicadamente arreglados como para un desfile o una exposicion artistica. Esto me desconcertaba bastante. Tanto que por un buen tiempo me olvide del producto que en cuestion buscaba - no necesitaba pensar en ello, como buena ardilla seguia creyendo que me toparia con el - y comence a intentar adivinar el orden de aquella inmensa jugueteria cosmica o ferreteria demasiado amplia o farmacia multirrubro o alocado supermercado, que parecia ordenado por una inteligencia superior, siguiendo un orden categorial que mi cerebro sencillamente no podia entender, o tal vez ordenado por una raza alienigena que era tan divergente que sus cateogrias, aunque simples, iban mas alla de mi refinada pero limitada logica. Quizas fuera que no habia ningun orden en absoluto, y los productos se colocaran por orden de llegada, lo que, claro, es cierto orden de algun tipo. 

Tras un buen rato - ¿una hora, dos, tres? - perdi toda esperanza de poder encontrar algun orden entre los productos de los pasillos. Y es que, mientras mas avanzaba, mas caotico parecia volverse todo. Ahora los productos ni siquiera respetaban el orden del pasillo. En un mismo pasillo podia encontrar juntas galletitas de avena de diferentes tipos (de pistachos, chocolates, frutales, dieteticas) al lado de todo un surtido de desodorantes, cañerias de pvc para instalaciones de agua corriente, o cualquier otra cosa. Tengo que admitir que ahora si estaba perdiendo los nervios. No solo se me dificultaria mucho mas recordar aquello que fui a buscar sino que, cuando lo encontrara, tendria serios problemas en encontrar las cajas y la puerta de salida.

¿puerta de salida? ¿puerta de entrada? ¿es que acaso habia entrado por algun sitio? No lo recordaba. No podia recordar nada de ese dia. Supuse haber entrado, porque ¿de que otro modo podia estar alli si no fuese habiendo entrado por la, imagino, amplia puerta automatica de vidrio? ¿como habria llegado hasta alli mas que manejando desde mi casa, recorriendo algun tramo de autopista y estacionando mi coche, si es que lo tenia, en algun amplio estacionamiento? Asi era como uno entraba y salia de tales lugares, y aunque no podia asegurar logicamente que el presente debiera de parecerse en todos los sentidos al pasado, lo cierto es que estaba atado por el habito a semejantes razonamientos y, del mismo modo, ahora no me quedaba mas remedio que seguir adelante... o hacia atras, o hacia izquierda o derecha. Tras varias horas mas de empujar el changuito, me di cuenta que las mismas direcciones cardinales habian dejado de tener sentido. Ante mi se abria un mar al parecer inextinguible de objetos. A la derecha no era a la derecha porque no habia a la izquierda nada definido de lo cual estar a la derecha. Las coordenadas eran meros puntos referenciales que siempre usaba para encontrar las cosas. Por ejemplo, el control remoto del DVD estaba bajo la television, o las pantuflas, debajo de mi cama o, mis lentes, sobre la mesita de luz. Esto tenia sentido solo en un mundo funcional. Definitivamente no lo tenia donde me hallaba. 

El lugar debia de ser obscenamente grande porque, ahora que lo pienso, no me habia topado con nadie en todo mi recorrido. ¿es que en realidad era tan grande, o era que habia concurrido un dia domingo, un feriado, o a altas horas de la madrugada? Era imposible saberlo. No habia llevado conmigo mi reloj o mi celular, y no tenia idea de que hora o que dia podia ser. Lo mismo podia ser navidad de 2002 que un irrelevante 17 de Agosto de 2080. Y por la iluminacion monotona de los pasillos, tan artificial como la de una sala de espera de hospital, lo mismo podian ser las tres de la tarde que las tres de la mañana. Y respecto a año 2080, bien podia ser posible porque cada vez habia mas objetos en las gondolas que no reconocia en absoluto. Extraños objetos tecnologicos con forma de dodecaedro, metalicos y con cada cara fuertemente sellada a la siguiente. Habia analizado uno por casi una hora entera y no habia conseguido encenderlo o comprender para que demonios servia. En cierto momento logre que emitiera un par de pitidos extraños, no supe si de advertencia o indicando alguna activacion. Al final termine tomandole cariño al artefacto y, aunque no era lo que buscaba, lo coloque en el changuito. De momento lo adoptaria como a una mascota y, si al final de la compra aun se mantenia interesante, me lo llevaria como un gusto, como uno de esos caprichos que uno se da a veces de puro gusto, de mero consumismo.

No se hace cuanto tiempo estoy aqui, pero los productos y la calidad del servicio han empezado a menguar. Hace ya varias horas que los pasillos se aparecen cada vez con menos productos, a medio llenar, o con productos rotos, viejos o vencidos. Muchos contienen antiguedades u objetos que tal vez atrevidamente me atrevo a catalogar de basura. Sospecho que me hallo en la periferia del hipermercado, en las zonas a las que pocos clientes llegan, y que por lo tanto los repositores (a los cuales por cierto tampoco he visto, deben de ser muy eficientes en su trabajo) prestarian un interes menor. Volver por donde habia venido no tenia sentido alguno, solo me llevaria a desperdiciar tiempo. Y ademas, como ya dije, eso de volver, e incluso de avanzar, no tenia ya sentido alguno. Estaba seguro de que si intentaba volver al pasillo anterior, donde habia una serie de motores de lancha oxidados y a medio desarmar, me encontraria con un pasillo totalmente diferente, repleto de latas de duraznos en conserva, todos vencidos en el año 2018. Aunque ya nada tenia sentido, tenia que continuar moviendome, aunque no fuera por pura inercia. Aunque no fuera mas que para perderme cada vez mas en circulos mas amplios, mas extensos, encontrandome cada vez con pasillos mas vacios, con puras estructuras de aluminio. Pasillos totalmente vacios que se extenderian infinitamente, albergando espacio para nueva mercaderia. En algun momento tendria por fuerza que detenerme. El carrito comenzaba a pesarme y mis pies ya me dolian de forma marcada. Me detendria y me acostaria en algun escaparate vacio, jugando yo tambien a ser un producto mas, en la espera de algun comprador que viniera expresamente con el deseo de llevarme. 

Pero aun no.