Escribir es un simple presentar formas, una torpeza, un perder fluidez en pos de la pretendida claridad o del tan ansiado estilo. ¿Que decimos con las palabras? ¿son acaso otra cosa que un guiño, que una ficcion economica que busca recrear en el otro una imagen de la cosa? Pero, esta "imagen" de la cosa... ¿que imagen es, la mia o la del otro? En el concepto, ¿hay comunidad? En el conepto es en donde residen los grises. Las palabras son caminos de ida hacia nuestra propia subjetividad: El otro no puede acceder, y la construccion de un lenguaje hablado o escrito es una mascara que intenta distraernos todo lo posible (pero nunca lo suficiente) de la otredad, del abismo inconmensurable que es el otro.
Despiertos de la ilusion de la claridad, ¿que nos queda sino el lenguaje musical? El gran lenguaje imita a la musica, tiende incesantemente hacia esta como hacia el producto mas inmediato de un ensayo que busca un lenguaje que mediante el ritmo y la armonia transmita no ya conceptos. no ya ideas, no ya fosiles, sino lo unico transmisible: Pathos. Estados de animo, afectaciones, estados del espiritu. Mas, ¿como lo hace?. Platon lo comprendio en su Cratilo. revelando el principio constitutivo onomatopeyico como manifestacion de un lenguaje que en sus inicios realizaba una mimesis no conceptual, sino sonora, de estados de animo; Palabras auditivamente agresivas forman un signo que apunta a la cosa agresiva o al estado agresivo. Una gritologia como en el lenguaje de Antonin Artaud, un ritmo de rompehuesos como el de Rimbaud. La razon y la estructura son imago et speculum de meo ego (imagen y espejo de mi mismo), esteriles por su convencionada rapidez de re-presentar cualquier contenido subjetivo con una imposible pretension de objetividad (y cuando se separa lo subjetivo de eso que se quiere representar, sencillamente se lo destruye) deben cuando se trata de representar y de comunicar realidades y no trivialidades, lograr superar su propia rigidez e insuficiencia para lo vivo, mediante un estilo, mediante un pensamiento desectructurizante que deje paso libre a ese ritmo propio del Pathos (sentimiento) que impulsa toda creacion.
Lograr una estructura sin estructura, un rizoma escrito (1) que no sea el puro desvario de la locura (2), sino la expresion que no se subordina al uso estructurado y convencional, sino que somete a la sintaxis propia del uso con todas sus reglas establecidas, a su propia voluntad -expresion de deseo. Las palabras pasana ser lo que por naturaleza son: Herramientas. Las herramientas solo cobran su sentido en la consecucion del fin, pero las palabras son las herramientas mas libres y maleables de todas.
No se hara caso ya de la precisa unidad de sentido semantico a la que cada signo refiera, sino que en la deformacion de toda rectitud semantica y en la egoista personalizacion del sentido del uso de cada termino y en su forma de asociarse es que debe residir la clave para usar esta herramienta del unico modo en que puede servirnos como medio de verdadera comunicacion: como un lenguaje forzado a nuestra medida.
Y esto con justicia, pues no es nuestro cuerpo el que debe adaptarse al tamaño de la prenda, sino al revez.
Y la funcion del lenguaje, salvo casos exepcionales, no es ocultar, sino manifestar, re-presentar, comunicar. Ocultar algo es de todos modos manifestar el ocultamiento.
Destruir el lazo entre la palabra y la cosa, destruir o al menos aflojar el lazo de la sintaxis entre terminos y terminos, entre proposiciones tambien: torcer, forzar, apuntalar, lograr en un torbellino de expresiones mutiladas la armonia propia de lo subjetivo; La forma, el impetu y el estilo que deje translucirentre los escombros del edificio de la logica y de las reglas el verde musgo de nuestra realidad viva y palpitante. El estilo visceral es el unico que comunica, el unico que destruye el marco y el cristal para mostrar el verde lienzo, que ya por eso no es lienzo sino prado. Es necesario parecernos mas a la musica, de la cual la logica es lo que la prosa a la poesia: un adorno. Ese adorno es inutil si no esta colocado sobre la belleza del lenguaje mitopoetico.
Solo cuando las expresiones se encadenen en puro juego, en la inocencia, el dolor, la pasion o el impulso creador celestial o demoniaco, logrando danzar como la expresion de la musica que dirige sus pasos (y jamas del modo inverso) es que sera posible tender ese puente hacia el otro. Solo asi tendriamos "algo", una materia realmente concisa, y no esa pura abstraccion del lenguaje de diccionario, par que ese tan lejano y tan deseado otro sea, seducido o incitado por la musica, a bailar tambien a su son.
Un buen artista es quien posee ese estilo, y es siempre un buen bailarin de su propia melodia: un fiel interprete de si mismo. Muchas veces es tambien exelente cosmetico de si mismo.
Solo cuando logramos ser el otro es que lo comprendemos. Al buscar hacernos comprender, no buscamos otra cosa que ser en el otro, que exportarnos, que expandirnos, que conquistar la otredad siempre sentida como ajena, extraña y peligrosa. Al escribir, buscamos ser comprendidos, buscamos que el otro hable nuestro lenguaje segun nuestros parametros. Y solo comprendemos al otro hablando como el otro, viendo como el otro, sintiendo como el otro, SIENDO OTRO. O bien, entendiendo que el otro soy yo, y que yo tambien soy otro.
La manifestacion ajena, terrible, autonoma y conquistadora de lo otro, de la otredad en y sobre nosotros, sobre nuestra amenazada mismidad, esa fuerza divina o demoniaca, Epifania de lo otro, lo extranjero del interior, presencia de la ausencia, fuerza que no persuade sino que seduce en buenas y obliga en malas, su comprension, su reconocimiento, es Dionisos.
Dedicado a Celeste y Joaquin, oor nuestras eternas disputas sobre la escencia de lo poetico.
"La duda nace del no estar conforme. El ser que duda es el disconforme, y las dudas que valen la pena son las dudas surgidas de un pensar profundo, conciente e inconciente. Lo que quiere estar donde esta y esta conforme con ello, ese, ese no duda... ¡Ese no se permite dudar! ¡Ese más bien quiere creer! Así pues, los filósofos tienen que ser por fuerza personas disconformes y criticas. Esa incomodidad es lo que Exhorta al movimiento." (D.O.D, Prologo)
28 ene 2013
22 ene 2013
Sobre la Libertad en los Juicios Esteticos.
¿Elegimos realmente?. ¿Que es la voluntad?. Normalmente se la entiende como la fuerza capaz de optar por esto o por aquello. Y la libertad es la posibilidad no solo ideal, sino real, de optar entre esto, aquello, o aquello otro. La eleccion comprendida como eleccion libre es el acto mismo de la voluntad escogiendo alguna de las opciones al mismo tiempo que descarta las otras. La Voluntad es precisamente "eso que acciona", que efectua, que actua la decision. Mas, ¿actua realmente la voluntad? Y si lo hace, ¿cuando lo hace y como?.
La pregunta por la posibilidad de la volicion es respondida por la respuesta que demos a esta otra pregunta: ¿Es posible la eleccion?. A su vez, la eleccion requiere, para poder ser, de la libertad, pues la eleccion propiamente dicha es la eleccion libre. Sin libertad, la voluntad no puede actuar. Sin libertad no hay eleccion, y sin el campo electivo como materia sobre la cual actuar, la voluntad ya no actuaria, sino que padeceria. Padeceria lo necesario o lo dado, y su naturaleza consistiria no ya en un actuar sino en un conocer, en un aceptar, en un tomar conciencia.
Teniendo en cuenta esto, pensemos en todos los juicios sensoriales que realizamos a diario. Tomemos, por ejemplo, "el fuego quema". No hay aqui eleccion alguna, puesto que yo no puedo optar por decidir que el fuego no quema o que el fuego enfria, sino que la sensacion de calor se me impone con una evidencia tal que no permite un proceso de reflexion o de eleccion propiamente dicho. El mismo caso se da para las sensciones de dureza, blandura, frio, calor, dulce, amargo, luminosidad, oscuridad, y para todas las percepciones sensibles. No me refiero aqui a los problemas nominales o eideticos respecto de las sensaciones ("¿que es lo duro?"). Sea de ello lo que fuere. Lo que yo digo es que cuando acerco la mano al fuego, no puedo realizar ningun juicio acerca de las sensaciones que me producen (exepto tautologias estupidas como que el calor del fuego quema). Estrictamente, no hay juicio en las sensaciones, sino reaccion, padecimiento. La propocision "el fuego quema" no es un conocimiento al cual lleguemos con una actividad de la voluntad, sino que es invioluntario. En quemarse no hay eleccion, sino necesidad. El juicio nos viene hecho, dado, y en este caso la voluntad "realiza" el juicio aceptando lo que se le impone.
¿Que sucede en los juicios esteticos y de placer y displacer?. Curiosamente, en este campo tampoco es posible la eleccion. Miro una flor, me parece bella. Oigo una cancion, me parece bella. Pruebo una torta de manzana, la juzgo rica, pruebo un higo y lo encuentro desagradable, miro el cielo y lo juzgo hermoso, miro a la Lilith de Collier y me parece hermosa a la vez que terrible. Huelo el olor de la remolacha y me produce nauseas.
¿Hay eleccion detras estos juicios? De ninguna manera, y una prueba de esto es que podriamos reemplazar la palabra juicio por la palabra "reaccion". De hecho, ¿se puede decir que yo realmente construyo el juicio cuando digo que Maria es bella o que "La maja desnuda" es escalofriante? ¿No hay algo que, por el contrario, me es dado como un todo ya armado, ya juzgado, a lo que yo solamente asiento? Las cosas bellas y placenteras, asi como las feas y desagradables, no lo son tales por una eleccion nuestra, sino que se nos imponen como tales en un proceso que escapa a nuestra conciencia. Segun dicho, la eleccion solo es posible si es libre, y para que esto suceda es necesario que tal eleccion se haga en la conciencia. Que se haga de un modo conciente significa que la conciencia debe tener conocimiento del proceso mismo. La conciencia de la eleccion es condicion necesaria de la eleccion libre. Cuando la eleccion es conciente, la conciencia del juez debe tener conocimiento del proceso del juicio mismo; Esto es, conocer las opciones entre las que se elije antes de optar por cualquier de ellas. Claro esta que tambien debe poder dar una explicacion racional acerca de los motivos que determinan su eleccion (Es decir, poder explicar por que Maria es bella cuando bien puede ser juzgada fea). Si no se puede dar razon tanto del criterio o medida del juicio, asi como tampoco describir detalladamente el proceso de juzgar, entonces no es posible la eleccion en los juicios esteticos.
Sin embargo, bien es objetable que cada sujeto tiene sus prejuicios y criterios de regulacion de lo bello y de lo placentero, y que son estos criterios, muy racionales y concientes, los que determinan el juicio entre varias cosas para dictaminar que una es bella y que otra fea, que una buena y otra placentera. No obstante, alguien puede decir "me gusta el cafe con dos cucharas de azucar, y con esa medida de lo dulce juzgo si esto esta poco dulce o muy dulce". Y esa persona bien puede arguir realizar su juicio en base a su criterio, mas no puede dar razon de por que le gusta el cafe con dos cucharadas de azucar y no con una o con tres. Y es que si pudiesen dar razon de esta preferencia de un modo completamente racional y conciente, bien podrian modificar tal preferencia y concebir como "lo dulce" (no lo muy ni lo muy poco) a una cucharada o a tres. El "criterio" o "metro" no es otra cosa que cierta idea o concepto (de lo bello, bueno, ect) al cual llegamos por un proceso de induccion. Puesto que tenemos memoria, solemos recordar la mayoria de nuestros juicios y reacciones, por lo cual podemos sacar una media de estos trazando las correspondientes relaciones de semejanza entre ellas. Asi, podemos usar el principio de contradiccion para realizar el juicio de lo feo usando nuestro concepto de lo bello, el cual no es mas que una asbtraccion a la cual llegamos induciendo las semejanzas de todas nuestras reacciones ante objetos bellos. Las "ideas", Platonicamente hablando, de lo bello y lo bueno, no son conceptos validos para realizar juicios, pues carecen de unidad y de realidad objetiva. Esto es asi por que, como vimos, no poseen unidad real ni hacen referencia a ningun objeto, sino que llegamos a su ser mediante cierto tipo de composicion inductiva. La realidad de estas "Ideas" debemos hallarla en todos los casos particulares desde los cuales inducimos aquellas. Pero en estos casos particulares ocurre lo que vimos anteriormente, es decir, que no podemos dar razon del proceso ni del criterio por el cual decimos juzgar, sino que el juicio viene ya hecho, dado inmediatamente, simultaneo a la percepcion del objeto juzgado. La voluntad aqui tampoco opera, no actua, sino que acepta, conoce, padece.
En otro ejemplo, yo camino por una acera y veo a una mujer pelirroja (tal vez me recuerde a la Lilith de Collier, o viceversa) a la que instantaneamente califico bella. Con instantaneamente quiero decir que ese sentimiento de belleza asociado al objeto se da casi espontaneamente, de modo inmediato, sin que medie (al menos concientemente) ninguna reflexion, ningun juicio, ningun proceso (o al menos este no se da en la conciencia) ninguna conciencia de un proceso por el cual yo llegue al sentimiento de lo bello. El juicio "esta mujer es bella" viene ya dado, ya hecho, ya realizado de una manera incomprensible, y mi voluntad conciente, supuestamente libre, no hace sino tomar conciencia de este hecho psiquico, no hace sino elegir lo que ya esta elegido, que querer lo que quiere. Luego "juzgo" a esta mujer particular, que accidentalmente es pelirroja, y dias despues juzgo identicamente de bella a otra mujer particular, que accidentalmente tambien es pelirroja, y unos meses mas tarde, califico tambien de bella a la pintura de Collier. El calificativo "bello" pesa sobre los tres objetos, y de este conjunto que cae bajo la determinacion de ser bello, yo indusco de mi memoria las relaciones de semejanza, como por ejemplo: Los 3 objetos presentan mujeres pelirrojas. Luego, el cabello rojo es tomado como un criterio de belleza. No obstante, notese que el criterio o "metro" (el ser pelirroja en este caso) no es nunca anterior al juicio, sino siempre posterior y como una justificacion de este, pues yo no sabia lo que era "ser pelirroja" hasta que no extraje la nota general de los 3 objetos que ya habia calificado anteriormente de bellos. Esta es la manera de como nos formamos juicios esteticos y criterios esteticos.
No obstante, si se pregunta por la razon del criterio mismo (es decir, ¿por que me gustan las pelirrojas, cuando podria preferir rubias o morochas?), tengo que sencillamente encogerme de hombros. De ninguna manera podria yo responder que esto es asi por eleccion mia, ya que no recuerdo haber realizado una eleccion entre tal o cual color de cabello (ni ninguna eleccion entre ningun accidente) del objeto particular cuando lo "juzgue" bello en mi intuicion. Asi, es ridiculo sostener que los juicios esteticos son relativos (es decir, que se dan por comparacion, en relativamente al criterio). El "juicio" de belleza, o mejor dicho, el padecer la belleza del objeto, o conocerla, se da en mismisimo momento de la percepcion del objeto y de un modo inmediato, anterior a toda construccion conceptual de un criterio. Este es posterior a la afirmacion del a belleza misma, y al ser solamente una justificacion construida a posteriori, debemos dudar siempre de su validez.
Lo mismo sucede al oir por primera vez una cancion, digamos la marcha turca. El sentimiento de placer o de belleza se da de manera simple e instantanea, es una aprension que se da inseparablemente de la percepcion de la musica, y nuestra voluntad no elige de ningun modo, no actua, no lleva a cabo un proceso racional por el cual "costruya" la belleza. Digo que no elige por que no puede optar entre que la cancion sea bella o no sea bella, sino que simplemente se da cuenta del hecho y acepta. No tiene otra posibilidad que la de aceptar un juicio que no es tal al nivel de la conciencia, pues es un sentimiento que ya viene hecho, dado, cerrado.
¿Que es, pues, ese tal criterio del que hablamos antes, y por el cual yo puedo decir que las pelirrojas me parecen bellas y que prefiero el rock al tango? Vale repetirlo: Es una costruccion posterior, realizada mediante la induccion de los casos particulares, los cuales presentan cierta semejanza en sus accidentes, y en base a esas semejanzas damos un paso psicologico adelante (aunque no verdadero) y creemos que en esos accidentes concurrentes en lo que juzgamos bello esta la belleza misma. Pero esta creencia es siempre a posteriori, reflexiva y, por decirlo de alguna manera, puramente especulativa, abstracta, sin apoyo en una intuicion real, ya que no tenemos jamas intuiciones de los conceptos, las ideas y los criterios, sino que tenemos intuiciones (o percepciones) de lo individual: Esta cancion, aquella cancion, esta otra cancion, nunca "la belleza de las canciones". Al no haber criterio en la intuicion de lo individual no hay juicio de lo bello, pues el juicio por comparacion con conceptos no establece jamas la belleza de una cosa, la cual comparamos con el criterio precisamente por que la juzgamos bella apriori. Es decir, si yo al ver a Maria la juzgo, por comparacion con "el ideal de belleza", bella, muy bella o bellisima (es decir, la coloco dentro de una jerarquia ordenada segun un valor, que en este caso es la belleza) es por que de una manera inmediata y quizas inconciente (y de ahi el que este paso anterior este inadvertido para la mayoria) ya he determinado, "juzgado", conocido o aceptado como indudablemente bella. El "juicio", por decirlo de algun modo, es el que establecio, en algun sitio, que el objeto es bello cuando podria no serlo, pues bien podria ser feo o terrible o totalmente indiferente. La belleza no se conoce entonces mediante un juicio de la razon, sino que es una intuicion directa, tan directa como la percepcion de la cosa que juzgamos bella. El hecho indudable de usar el criterio o la idea de "belleza" en vez de la de "fealdad" o "indiferencia", para jerarquizar un objeto es prueba de que esa jerarquizacion es algo como un "segundo juicio", que en realidad no elige nada (pues la eleccion seria poder declarar que es bella o que es fea), ya que tal jerarquizacion esta determianda por el juicio primero o intuicion de lo bello (o de lo feo, en caso de que sea feo), el cual es necesario e inmediato, completamente ajeno a nuestra voluntad.
6 ene 2013
La cuarta persona
Lo supe de inmediato. Me llego gracias a un signo, alguna de esas usuales trivialidades escritas en el cielo o en el agua: Un pajaro, o una onda imperceptible; cosas que generalmente son cosas y no signos. Pasan a ser signos, verbigracia, cuando significan algo mas de eso que son: algo mas alla de lo que son. Semiologia aparte, la relacion entre el signo trivial y lo signficado es completamente misteriosa, inexplicable e irreductible a la razon. El conocimiento nos llega traido, misteriosamente arrastrado por una no relacion, por una absurda cadena o concatenacion absurda que comienza en el signo o mucho antes, en nosotros mismos como receptores.
No supe como pero, lo supe tan clara, certera e innegablemente, como si la voz de la verdad me lo dijese al oido. Pero no fue la voz sino el signo, cruze trivial de objetos que en un perfecto cairós le señala al espiritu una verdad que se revela sin saber como.
Lo supe, y entonces casi al instante, se lo dije mientras ella me hablaba.
- No me preguntes como, pero estamos esperando una cuarta persona.
Nuria me miro como desde lejos, con una mirada tan desde atras, tan como rumiando tan cerca mio cosas tan lejanas:
- ¿Como esperando?.
- Bueno, no se si esperando., Es cierto que no sabiamos nada, pero ahora si que sera esperar. Solo digo que va a llegar una cuarta persona, la esperemos o no.
No tuve otra respuesta que las pestañas y los ojos marrones, siempre como esperando, simples como el ser que es. Y es que esas pestañas tambien eran un signo. Habian sido un signo, y la tercera persona no habia sido precedida por nada.
¿ porque, Nuria, porque ahora ese signo y esta espera, esta quizas inutil, eterna espera?.
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