12 feb 2016

Tal vez no lo sepas, pero tenemos muchos hilos. Son como filamentos, pelusas, pequeñas lineas que se asemejan a hilos, y por eso decirles hilos es lo mejor. Son de varios colores: Rojos, azules, verdes, amarillos. Cubren practicamente toda la gama cromatica.
Hay un hilo hacia la musica, un hilo hacia los arboles, un hilo hacia los rios. Hay canciones, tan especificas como especiales, que tienen un hilo propio y exclusivo. La cancion varia, como es normal, de persona a persona. Y entonces tambien puede ser que el Rio Atuel o el Rio Colorado tengan en Pedro un hermoso y largo hilo verdeamarillento, de varios kilometros, que lo conecta directamente con su puesto en el Peaje de la autopista Buenos Aires - La Plata, mientras que para Magali solamente haya un hilo blancuzco y casi trasparente hacia los rios en general, o ningun hilo.
Yo he descubierto que la felicidad de una persona es precisamente la suma de sus hilos, de sus conexiones. Una persona feliz se ve como un hermoso sol de rayos multicolorez, en donde cada haz es un cumulo de hilos tornasolados que se disparan a las cuatro regiones del globo: Hilos hacia los diferentes cielos: El de otoño en el bosque Peralta Ramos, el de la madrugada del 99 en una azotea, el del rio del Parana a las tres de la tarde, el de Invierno en el Cerro Tronador. Innumerables hilos hacia todos los abrazos habidos y por haber, telares enteros que fluyen como rios hacia los amigos y como cascadas hacia los amores, verdaderos puentes de cuerda hacia la belleza, otros hacia la bondad, y asi.
Las personas tristes, en cambio, dan pena de tan escuetos y tenues que tienen sus pocos hilos. Estan la mayoria en mal estado y algunos directamente rotos. Hay que verlos en el Subte o en la sala de espera de un hospital publico: pequeños bultos de pelusa gris y polvorienta, con un hilo pardo hacia una madre o hacia un hijo, con uno o dos hilos azul oscuro, uno para Boca y otro para el queridisimo Ford Falcon o para Evita o para ese hijo que esta viviendo en Mendoza o en Budapest o en Dakota del Sur.
Un antiguo filosofo, creo que era Empedocles, creia que el alma no era otra cosa que una araña tejedora. Yo he descubierto que se equivoca. El alma no es la araña tejedora sino que es el pullover o la madeja o el ovillo o el macrame o a lo sumo la tela, la pintura, la red o el mediomundo, y de cualquier modo no la causa de los hilos sino su forma final. Y cada hilo es un pedazito de alma, un filamento de conciencia, que siempre apunta hacia algun sitio, hacia alguna persona, hacia alguna idea, o incluso a cosas mas especificas: hacia un color de ojos, a la particular forma que tiene el humo de los Gitans de alojarse en un cielo raso especifico, a la imaginacion que tengo de Solveig Amundsen cuando leo el Adan Buenosayres, al sonido de los pinos cuando les da el viento, a un riff de bajo o a un tempo de bateria en cierto tema de Coltrane, al Absoluto o a la maravilla metafisica de la creatio ex Nihilo.
De todo esto puedo concluir que la autoconciencia o ese Yo, camara de vigilancia del mundo fenomenico, es puramente ficcional. No hay nada que pueda ser todos los hilos a la vez. Hay siempre una multiplicidad de conexiones, y la conciencia que va desde un punto del hilo, que para ponerle un nombre decimos "nosotros", al fenomeno o a la idea del fenomeno, como pensaba Mr Hume.
Y eso es todo.

No hay comentarios.: