La habitacion se conforma desde un punto, el punto cero. Desde ahi, como en un big bang, nacen los ejes. X, Y y Z. Se despliegan como el agua de una fuente o como los petalos del girasol. Pero no tanto un girasol como un jacaranda. Un Jacaranda Marron-Celeste.
Medio cuerpo colgando afuera de lo que parece ser una superficie mullida y dura a un tiempo. Un punto en la lejania, que tal vez sea un codo, que tal vez sea un pie, siente en los dedos (y entonces es el pie) la dureza de la silla de madera. Abro los ojos, y ahi lo tengo: la habitacion. Cierro los ojos y la habitacion se va: Vienen las caras. Las caras que se transforman. Aunque, en realidad, es una sola cara y no muchas. Nunca fui, nunca soy, nunca sere capaz de imaginar una cara, una sola. Es decir, puedo evocar casi cualquier cara: la de mi padre, la de un amigo de mi infancia, la de mi hermana, la de mi perro, la de Nietzsche, la de Celeste, la de Natalie Portman. Perfecto, hasta ahi todo bien. El problema es mantenerla. Incipit mutatio. Mantenerla unos segundos, imposible. Apenas la cara se conforma, en color, blanco negro o sepia, comienza instantaneamente a transformarse, contra mi voluntad o, mejor dicho, por voluntad propia. Asi es natural que la cara de la Portman llegue a convertirse en la cara de una amiga de la primaria, no sin pasar por una veintena de transformaciones terribles o maravillosas, con ojos que cambian de color o de agrandan o se achican, pelo que crece o decrece, que se peina, se despeina y se vuelve a formar, con expresiones que pasan de la picardia a la amargura, del amor al odio, de la sorpresa al desinteres. Pomulos felinos pueden llegar desde Asia menor a la prominencia del rostro teuton o breton. Un fabuloso bronceado de California puede llegar a ser la misteriosa palidez de las estepas Ucranianas. Pero nunca de golpe, nunca abruptamente, no. Los cambios son siempre graduales. Nunca pasa que mi propio rostro, para decir alguno, antecede directamente a la cara de Kant o de Tom Cruise. Porque eso seria como cambiar de canal, como un zapping. Teletransportacion de una cara por otra. Y no, no es asi como succede. Es, creo que ya lo dije, una mutacion. Uno puede ir viendo como de un rostro a otro permanece una boca, el largo del pelo, la frente, pero en cambio hay otros ojos, otros pomulos, se insinua una sonrisa, y luego ya ese segundo rostro (pero mas que luego, instantaneamente y casi sin parar) esta alargando el cuello y acortando la barbilla y, hay que decirlo, volviendose innegablemente mas feo y viejo.
Hay veces que pareciera que un mismo aspecto, que una "semilla" va ganando fuerza en los rostros. Por ejemplo, lo "Nubio". Ese dia es lo nubio y entonces todos los rostros, tarde o temprano, desembocan en fieros rostros de guerreros nubios, o en soberbias habitantes de la sabana africana.
Muchas veces hallo, por pocos segundos, rostros hermosos, tristemente irrepetibles, inexplicablemente inexistentes o al menos inhallables entre las multitudes que pueblan la realidad.
En este momento, por ejemplo, mientras mi piernapie se balancea colgando afuera de lo que es una superficie blandadura, mientras oigo el saxo de Coltrane y el piano de Herbie, mientras escucho el acompasado teclear de Joaquin en la computadora (pero esto en algun lado, al parecer muy lejano), en este momento cierro los ojos y a partir del rostro de una amiga llego, en no menos de veinte o treinta mutaciones, a un preciocisimo rostro mediterraneo. Irresistiblemente felino, con un innegable aire italiano o frances, y una clara influencia de la hermosisima Clemence Poesy. Es un rostro muy joven, lo cual es raro. ¿tendra 15 años? Un poco mas, yo diria que 16, casi 17. Es una lastima que, lo se, solo dure tan poco, que solo dure unos segundos. Y efectivamente, alcanza a mirarme desde el abismo en el que no existe, con una mirada entre el enojo y el misterio, y luego desaparece, tal vez para siempre. Seguramente para siempre. No recuerdo que un mismo rostro inexistente aparezca mas de una vez. Aunque en sueños si. Recuerdo haber soñado mas de alguna vez con alguna inexistencia.
Abro los ojos y mientras miro y miro el afeizar de la ventana, de un azul apenas mas oscuro que el celeste descascarado, pienso que es una lastima que uno no tenga una camara en la cabeza que capture las imaginaciones, asi como es una lastima que uno no tenga una grabadora en la cabeza que capture las ideas y una videocamara en la cabeza que grabe los sueños. Claro que para lo primero tenemos el dibujo y la pintura, para lo segundo la prosa y para lo tercero la realidad y la poesia, pero de todos modos es una lastima.
Otras veces pasa que algo no me cae bien o estoy nervioso o me duele la cabeza, y entonces los rostros son inevitablemente monstruosos e inhumanos, imagine lo que imagine. Puedo partir de la cara de la gioconda y terminar, en poquisimas mutaciones, en una enorme mueca deforme e ironica. Esos dias es mejor no imaginar nada y dormirse directamente. Hay que saber cuando cerrarle la puerta al subconsciente.
Pero como dije, abro los ojos y veo el afeizar y el dintel, de un azul cielo sucio. Enmarcan la ventana, que a su vez enmarca un cielo gris. Es un barco, un submarino. Surcamos la inmensidad del frio artico (el frio de afuera, que no siento pero imagino, lo comprueba). De alguna manera el Nautilus tiene internet y Joaquin sigue tecleando y tecleando, en estallidos furiosos seguidos por pausas cortas: parrafos. Estallido y pausa, un parrafo. Estallido y pausa, parrafo dos. Estallido y pausa, parrafo tres.
De fondo, aun mas de fondo, un leve shishido. La llama. Perfecto: el Nautilus tiene tambien gas. Pero no es solo el shishido, tambien hay un borboteo que lo acompaña. Shishido y borboteo es igual a la pavita calentando agua. Pero es una trampa, porque la pavita en realidad no calienta nada, sino que en realidad es calentada. El shishido calienta la pavita ergo el borboteo. El shishido causa y el borboteo efecto, pero al mismo tiempo el borboteo telos del shishido, y el shishido ergon de la cocina industrial, de la orgullosa y feroz cocina industrial, maquina de guerra, Tanque Leopard 12 que atraviesa las dunas de Africa del norte bajo el mando del General Rommel, tambien conocido como el zorro del desierto.
Pero ahora mi atencion vuelve al rostro de Clemence Poesy y tambien a las paredes y al dintel y a la ventana. Generalmente, en las ventanas, hay un gris que enmarca el cielo azul. Pero aqui es como un negativo: el celeste enmarca el cielo gris, y entonces es como si yo estuviese, por primera vez, del otro lado de la ventana, no del lado de las paredes, sino del lado del cielo. Y si de las paredes se trata, yo puedo recorrerlas casi integramente, como un mapa. Recorrer con los ojos una y mil veces, mientras el cuerpo gravita y el borboteo borbotea, las grietas y marcas de la pared, desde el punto de la ventana hasta cualquier otro: hasta la sombra del foco de luz o hasta la zona que quemo la estufa hace algunos años.
Hay una sensacion que tengo siempre en la casa de Joaquin. Y hasta ahora, no pude llegar a definir bien de que se trataba. Hasta ahora, sabia que era algo que tenia que ver con el Blues y con ciertos estados mentales, pero hasta ahora no habia podido dar con el concepto. Pero justamente hace unos instantes, mientras intentaba repasar las peliculas en las que habia visto actuar a Clemence ("Maria Estuardo Reina de Escocia" y "In Bruges") y mientras mis ojos se perdian en el verde lima de una botella vacia de sprite, la parte racional de mi cerebro se hizo felizmente, casi sin quererlo, con el concepto: Ninguna casa es tan casa como la casa de Joaquin.
Lo que pasa es que la casa de Joaquin no es para nada una casa: es un hogar. Y un hogar, valga decirlo, es algo completamente diferente de una casa. Una casa son cuatro paredes o mas, un techo o varios, uno dos o tres pisos, luz o no, gas o no, internet espero que si, muebles mal o bien elegidos, mal o bien ubicados, bien o mal utilizados, una puerta al menos, generalmente ventanas, a veces animales, casi siempre alimentos, en mi caso libros y discos. Y c'est tout. No mucho mas. La mayoria de la gente vive en casas. Las casas se compran y se venden, se refaccionan, caen bajo su propio peso o por un terremoto. Se Hipotecan o no se hipotecan. Entra gente o no entra. Es linda o fea, grande o chica, etcétera etcétera etcétera.
La primera diferencia de un hogar es que hay un fuego. Siempre, siempre siempre siempre hay un fuego. Y asi como en una casa se vive, en un hogar se habita. Vivir, vive cualquiera. Vive el perro, vive el vecino, vive el gato, viva peron carajo. Vivir es biologico, habitar es propiamente humano. Es todo un misterio, el arte de habitar. Hay gente que vive 40 años en una casa y no llega nunca a habitarla del todo. Algunos, no llegan a habitarla ni un poquito, pobrecitos.
Habitar una casa es similar a limpiarla. Cuando una casa esta habitada, uno se da cuenta inmediatamente, apenas entra. Y cuando no esta habitada, tambien. Es algo como el frio, la falta de clima, el orden artificialmente impuesto, la discordancia entre en animal casa y el animal racional que la habita. Cuando uno entra a una casa y el cuerpo se siente como en una sala de espera, o como en un shopping, o como en la calle, o como en una oficina, es entonces señal inequívoca de una inhabitacion del sitio.
Y si la casa de Joaquin es un hogar, es porque esta habitada hasta el ultimo centimetro cubico.
Entonces, dialecticamente, niego mi proposicion inicial: la casa de joaquin no es mas casa que cualquier casa, sino que es menos casa que cualquier casa.
Mas sencillo: la casa es vivienda fisica, el hogar vivienda espiritual. ¿no es obvio que el alma de muchas personas no habita en su casa, sino en su oficina, o en otra casa, o que se yo, en el gimnasio o en las montañas del sur o en las selvas del norte pero de ninguna manera en su propia casa? Hay que ser tarado para no notar estas cosas.
Una manera facil de darse cuenta de esto es con la prueba de la separación. Consiste sencillamente en intentar separar mentalmente a la casa del dueño. Asi, si podemos imaginar a la casa de Pedro como siendo habitada por Maria, y cuando lo imaginamos no sentimos algo como una violacion o un chiste, entonces estamos seguros de que la casa de Pedro es solo su casa, y nunca jamas su hogar. Porque el hogar, irremisiblemente, nos lleva de la casa al dueño. El hogar es algo asi como la percepcion del dueñocasa o de la casadueño.
Y en cambio, si nos es imposible pensar la casa sin el dueño como es imposible pensar la montaña sin valle o el triangulo sin lados, entonces ahi tenemos un hogar. Muchas veces, funciona al revez: no se puede pensar al dueño sin terminar pensando en la casa. Misteriosos caprichos de la costumbre.
Una forma mitologica de expresarlo: Los hogares tienen Lares, las casas estan tristemente vacias. La casa de Joaquin rebosa de Lares. Tiene Lares por todos lados: los hay en las paredes, sobre todo entre los cuadraditos de madera. Los hay en los estantes y sobre los estantes. Los hay (muchos de ellos) desparramados por el piso, como descuidados copos de maiz. Los hay incluso en el piso de madera. Hasta la cocina y el baño tienen al menos tres o cuatro Lares. Y es casi fastidioso no poder dar ni dos pasos sin tropezarse con alguno de estos seres. Uno hasta podria afirmar, jugando con el lenguaje, que la casa de joaquin mas que hogar o casa es una enorme superposicion de Lalarias, como si dijieramos, del cementerio Judio de Praga, que mas que ser la entidad "cementerio" es la simple superposicion de tumbas una sobre otra hasta el infinito o el hartzgo, que siempre llega primero.
Naturalmente que los Lares se crean habitando, y lo bueno es que una vez que estan, son los mismos Lares los que habitan la casa por uno. Y entonces yo sospecho que Joaquin ya ni necesita habitar su propia casa. Ahora la casa se habita sola.
Y uno duda de hasta que punto no se es tambien, uno mismo, Lar o parte de un Lar o conjunto de Lares. ¿No sera que tambien mi pie y el golpeteo de la silla de madera y el shishido y el borboteo y el rostro de Clemence Poesy, y los restos de arroz y las bolas de pelo de Lupe y la mascara de zorro sobre la guitarra son tambien hijos de la griega Lara, Tacita para los Romanos?
Y por cierto: cierro los ojos y me deslizo al sueño, pero le yerro a la pileta y termino en el pasto de la imaginacion o mas bien del recuerdo, donde encuentro un rostro parecido al de la rubia francesa (parecido pero no el mismo), y lo encuentro en un sueño de hace unos años, donde hay una limusina y una 9 de julio desierta en la madrugada, y todos los colores tienden al gris y hay el canto del pajaro. Yo estoy en un asiento y la rubia en el de enfrente. Yo la miro y ella mira por la ventana. Creo que venimos de algun lado. Ella viste de negro, tiene un sobretodo negro que lleva abierto, y una camisa blanca que lleva cerrada. El pelo suelto y hasta el esternon. Tiene un aire ausente. Tiene un aire a la Johansson en "Lost in Translation", pero con mucha menos tetas y con una cara mas tirando a Sharon Stone. Esta seria. O esta seria o esta cansada. Apoya la cara en su palma y mira por la ventana. El auto avanza, yo voy de frente y ella al revez. Algo en su cara me recuerda a la mia. ¿que es? ¿la expresion? Si. Y el gesto. Apoyar la cara en la palma y perderme en un punto fijo es algo que YO hago cuando viajo cansado o fastidiado por algo. Me doy cuenta que yo, mas que sentado, estoy desparramado en el asiento. Es como si me hubiera quedado dormido viajando y ahora me despertase ahi, mirando a la rubia de novela negra que viaja misteriosa y callada. ¿Pero de donde venimos, adonde vamos, quienes somos? ¿y por que es todo tan gris, tan tango, tan piazzola y tan tristemente madrugada de invierno? Entonces veo el obelisco y sale el sol. Es un cuadro. El sol sale furiosamente anaranjado e incendia la neblina, que ahora es un humo-fuego. El sol sale entre los rascacielos de fondo. Todo esto yo lo veo por la ventana medio empañada por el frio, en la que tambien se refleja la cara aburrida de mi amiga o mi amante, sea lo que sea. Y en el momento en que el primer brillo matinal escapa de los rascacielos, el momento en el que el gris se torna naranja o rojo, ella gira la cabeza y me mira. Sigue estando seria, pero hay algo mas. ¿una pregunta? ¿hay en sus ojos una pregunta? Me entra una molesta aprensión: comprendo que estoy soñando y que tengo solo unos segundos para comprender el enigma que hay en los ojos de la esfinge rubia. Pasa un segundo. ¿es una pregunta? Pasa otro segundo ¿un enigma, un reproche, un aviso? Pasa otro segundo mas, tal vez el ultimo ¿un misterio, una revelacion, una indicacion? ¡¿que?! ¿que es lo que quiere decir la mirada?!
Es imposible saberlo. Y ahora el sol es demasiado fuerte y me obliga, por un segundo, a cerrar los ojos.
Y cuando los abro, resulta que estoy mirando una ventana de afeizares y dinteles azules, ligeramente mas oscuros que el celeste de la pared, y el sol que miro es el molesto sol de la mañana, que se cuela a traves del vidrio polvoriento.
Todavia escucho el cloclocleo de un teclado de computadora.
1 comentario:
Sale nuevo pseudónimo para la guarida que habito, "Lariópolis"...
Me pasa muy a menudo el ir transmutando imaginaciones, situaciones, diálogos, personas y cambiar a otras diferentes, y así. No suele ser abrupto, suele haber un hilo conductor, un una total normalidad en el nuevo ambiente. A veces me gustaría poder escribir estas situaciones con sus cambios, pero cuando lo he intentado, no parece tan normal como cuando lo pienso. Aquí una de las paradojas del que escribe. (por que no me creo para nada digno de llamarme escritor, vistes, escritores son los sujetos que leo, no yo, ja)
A veces sí, hay demasiadas lararias y uno se anda tropezando, o tiene que correrlas y amontonarlas para hacer cosas. Pasa que las lararias, como las estalactitas, y como las sendas de tierra entre el pasto de las plazas, se van formando en torno a quienes habitan el lugar. Las lararias crecen a mi alrededor y verdaderamente podría decir que obran un efecto repelente con seres ajenos al refugio, ja!
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