4 sept 2017

Desaparecida

Hoy pasamos por aquella calle del puerto, y en la esquina de Camille, donde antes estaba el viejo bar de paredes rojas y descascaradas, ahora hay simplemente unas paredes pintadas de amarillo, ningún bar, y unos carteles que indican no se que, si pronta demolición o inmueble en alquiler.
La vieja buhardilla ya no existe, la han demolido o se ha derrumbado. Se ha derrumbado como un sueño, la vieja buhardilla. La buhardilla estaba justo sobre el bar. Si uno pasaba por la vereda de enfrente, entre el olor a mariscos y los graves bocinazos de los camiones, la veia como un pequeño torreon colorado, y entonces uno sabia que Camille vivia en la buhardilla. 
Casi siempre era la luz, la luz en la vieja persiana de madera, lo que la delataba. Luz que en realidad estaba encendida casi todo el tiempo, luz como de vela, pero en realidad de una vieja y eterna bombita incandescente, tan antigua como el mismo Edison. La longevidad de la lamparita era milagrosa. Muchas veces le pregunte a Camille sobre el secreto de la lamparita, pero ella solo reia y callaba y agitaba sus bucles dorados, y la lamparita parpadeaba como devolviendole el guiño.
Frente al bar y frente a la Buhardilla estaba la verduleria de Mointcreux o Moinsant o algun nombre parecido que no recuerdo. Era una verduleria grande de carteles amarillos y enormes cajones de naranjas apostados en la vereda. Cerraba temprano y, en compensacion, abria hasta inusitadas horas de la noche. Renard, el verdulero, era un personaje mas del folkore del viejo barrio del puerto. Nos encantaban sus historias sobre vagabundos y heroes de guerra. 
En las largas noches que pasabamos juntos, Camille y yo nos turnabamos para bajar a la verduleria a pedir cortesmente una o dos naranjas y a comprar un poco de Marihuana, de la que Renard siempre tenia una buena provision. Muchas veces nos quedabamos largo rato hablando con Renard, y entonces era imposible que el otro no bajase a ver que habia ocurrido, y que la madrugada nos encontrase a mi, a Renard y a Camille fumando y conversando en la vereda, entre las naranjas y los alcauciles. 
Gran consternacion y profunda tristeza es pasar por la esquina y no ver ni a Renard ni al torreon de la buhardilla colorada. La verduleria ha cambiado de dueño. Renard ha desaparecido. La buhardilla es un monton de ladrillos derrumbados. ¿Que habra sido de Camille y del sueño que arrastraba con ella? Porque Camille llevaba, al modo de los pavos reales, una hermosa osamenta de plumas oniricas, una estela de irrealidad donde sea que fuese. Nunca me senti menos real que en esas noches con Camille, fumando o mirando al techo. 
¿Vive aun? ¿Como podria vivir en otro sitio que no fuese la buhardilla? ¿que le paso al viejo bar, a su hermosa barra de cedro, a sus aperitivos con soda? ¿que fue de la caterva de parroquianos?
Esto me lo he preguntado constantemente en los ultimos tiempos. ¿cuando fue la ultima vez que vi la buhardilla? ¿cuando fue la ultima vez que vi a Camille? ¿cual era, pensandolo bien, el tono de su voz? ¿cual el color de sus ojos? No puedo recordar nnguna de estas cosas. 
Me doy cuenta de que no puedo situar en al viejo barrio del puerto en el mapa de la ciudad, que no puedo situar la ciudad en el mapa de la provincia, que no encuentro la provincia en el pais, que no hay pais, que el pais no existe.
Jamas podria llegar, desde mi ventana de Floresta, que da al almacen de leo y en donde ladran perros y pasan autos, hasta la derruida buhardilla y hasta las horribles paredes amarillas. 
No recuerdo tan bien el rostro de Camille. Se que fue rubia. Se que no era mas alta que yo. Y no estoy absolutamente seguro de estas cosas. Creo saber que tenia rulos, pero no me arriesgaria. No puedo decir, ni mucho menos, como o a traves de quien llegue a tener contacto con ella, ni como fue que termine subiendo a la buhardilla. ¿Por que digo que habia aperitivos en el bar? 
Camille y el universo de Camille es una burbuja, es un mundo cerrado, sellado en si mismo, innacesible desde cualquier otro recuerdo de mi existencia. No puedo enlazarlo con nada, no puedo enlazarlo con nadie, no puedo situarlo antes o despues de nada. Y sin embargo, pese a su caracter difuminado, tengo el recuerdo (¿pero es realmente un recuerdo?) de algo como Camille y de algo como un tiempo pasado. 
Un sueño. Entonces esto, aquello, es un sueño. Nunca hubo Renard. Nunca hubo Buhardilla. Ni barrio del puerto ni viejo bar con parroquianos. Camille no existe, nunca existio, no puede existir.
¿o si?

No hay comentarios.: