29 may 2018

La Guerra



No estoy muy seguro, pero creo que la paz siempre ha sido un sueño. Algo como la inmortalidad, la omnipresencia o la omnisciencia. Es decir, estados teoricos que son la mera negacion de estados verdaderamente reales. Piensenlo bien. No hay inmortalidad sino muerte. No hay eternidad sino tiempo. No hay alma inmaterial sino cuerpo material. ¿Alma? Mas bien visceras y fluidos. Dios es de algun modo la negacion teorica del hombre. Mejor dicho: la suma de las cualidades y facultades que hacen a Dios son la negacion conceptual, una por una, de las cualidades y facultades que hacen al hombre real, de carne y hueso, por decirlo asi.
De este mismo modo creo, aunque no este del todo seguro, en que la paz es una imaginacion mia, surgida del simple pero perverso acto mental de la inversion. Los hechos que me llevan a creer que la paz es imaginaria son dos: Primero, que no puedo imaginar la paz como otra cosa que el cese de la guerra. Segundo: Que siempre hemos estado en guerra. Siempre, o al menos hasta donde puedo recordar. Fijense que estas dos razones aplicarian para otros casos. Solemos decir, por ejemplo, que el negro es el opuesto del blanco. Y sin embargo, nadie que solo hubiera visto el negro podria imaginar el color blanco por mera "inversion". Para decir que son opuestos tenemos que haber concebido anteriormente ambos colores. Si no percibimos ambos, no podemos "deducir" uno del otro.
Pero pese a que la siento como eterna, no obstante se que la guerra comenzo en un momento dado.

- Hice mate - habia dicho Coneja, tan hermosa con su pelo pseudoenrulado, con esos tirabuzones anarquicos que los afeminados enemigos de la entropia definen como Bucles. ¿Bucles? les diria yo. Bucles tienen las paradojas temporales y los errores en programacion. Los tirabuzones de Coneja eran verdaderos ensortijados capilares, desfachatadas imitaciones de la cabellera de Medusa.
Yo tenia, como siempre, una mano en el raton de mi laptop y la otra en una lata de Schneider. Era como tener en cada mano un succedaneo de ala, un ala inutil que servia solo para levantar viento. Nunca para volar.
- Estoy tomando cerveza - dije yo. Coneja hizo un mohin, como si tuviera cinco años. Sus pupilas tambien hicieron algo como un mohin. ¿que nombre le habia puesto al movimiento sin movimiento que hacian las pupilas de Coneja? Bueno, no le habia puesto ningun nombre. Pero si le hubiese puesto, seria "Enfoque". Los ojos de Coneja, algo miopes, hacian algo asi como el movimiento que hace el lente de una camara para ajustar la realidad a sus capacidades. Mas que un movimiento de traslacion o de rotacion, el prodigio cinetico que realizaban sus pupilas marrones era el de un subibaja de intensidad, como la llama de un fuego o el fulgor solar detras de una nube, o (pero no tan asi) el leve parpaedo que hace una lamparita, muy de vez en cuando. Aunque tambien podria haber sido el secreto temblar del agua de un pozo o una laguna en una noche sin luna.
- ¿no tomas mate entonces? - habia dicho Coneja, de vuelta, con su mohin medio en broma y medio en serio, y con sus tirabuzones callendole a los costados como en un cuadro de algun prerrafaelista. Pero alto. Stop. Borraria los ultimos dos parrafos, pero ustedes acaban de leerlos y, como ya saben, es imposible borrar la memoria como no sea con electrochoques. Dije, ahi arribita, que Coneja hizo un mohin "como si tuviera cinco años". Bien: esto no es cierto. Esta mal. Es Erroneo; O No. No es tanto que es erroneo como que no es claro. Coneja no lo hizo como si tuviera cinco años sino que, mas bien, dejo salir a la nena de cinco años para que haga el mohin. Coneja tiene una nena de cinco años, otra de dieciciete, otra de diecinueve, una de veintitres y otra de treinta. Las va dejando salir segun gusto y conveniencia, asi como deja salir al gato cuando se le ocurre o deja todo tirado cuando le aburre el juego. Su personalidad es el constante tirabuzon (de vuelta esa palabra) de estas chicas que se van superponiendo unas a otras como las hormigas queriendo entrar al hormiguero un dia de tormenta. Coneja, como diria el viejo Estagirita, se dice de muchas maneras.
- Puedo tomar las dos cosas - le respondi. La Coneja de 19 años, esa que conoci hace casi diez en Plaza Italia, sonrio. La sonrisa de coneja era siempre esa sonrisa, la de los diecinueve. Sus ojos eran los de los veintitres, a veces los de los treinta (los malos dias, esos dias en que Coneja toda se apagaba como una vela contra el viento, dias en donde se deslucia de tal manera que a uno le entraba miedo de que, de un momento a otro, cesase de existir asi, sin aviso, como una melodia o un fosforo que se apaga. ¡Puf! Un viento fuerte, un ruido brusco, y chau Coneja). El resto de sus partes mutaba segun clima y alimentacion, como es natural con todos los animalitos lindos y peludos, epitetos ambos que eran propios de Coneja; Porque ademas de la melena de espirales que la hacia tan hermosa, era bastante peluda en general, brazos y piernas.
La mano de Coneja me alcanzo el mate con su acostumbrada torpeza. Yo estire el brazo y la mano izquierda para agarrarlo. Doble gesto tantas veces repetido, casi automatico. La mano de Coneja, uñas largas, palma casi demasiado chica para sostener el mate. La calabazita verde llena de yerba se inclina peligrosamente hacia un lado.
- Cuidado, lo vas a tirar - me dice la caradura, cuando justamente se le estaba por caer cuando se lo saque de la mano. Chupo por la bombilla.
- Esta horrible - le digo - esta frio y desabrido.
Coneja me mira entre incredula e indignada. Es la cebadora oficial, la unica cebadora. No puede tolerar una hostilidad de ese tipo. Peligra su reputacion. Me responde que me vaya al cuerno o algo asi. Resultado de la negociacion: Coneja siguio tomando mates sola y yo segui con mi cerveza "alemana" producida y envasada en partido de Zarate.
Insignificante como fue, creo que este incidente fue el comienzo de la guerra. Y si. La vida tiene esas cosas. No todas las grandes guerras empiezan con el rapto de una Helena o con el asesinato de un Archiduque. Parafraseando de vuelta al filosofo, a veces los pequeños errores se vuelven verdaderas catastrofes. De cualquier modo, es una cosa muy dificil encontrar la causa primera de algo. No digamos ya del mundo, lo cual es manifiestamente imposible, sino de un simple hecho, de un beso o de una tostada con manteca. No nos detenemos, como es obvio, en las causas naturales o siquiera en las mecanicas. Vamos hasta las causas psicologicas, espirituales, hereditarias incluso, de un hecho. ¿Puede considerarse a los Galeses que fundaron Trelew como un eslabon de la cadena causal de los guantes de lana que llevo puestos mientras escribo esto? ¿o acaso hay acaso que ir mas atras, a los primeros pioneros que trajeron las ovejas de Inglaterra? ¿y estos pioneros? ¿cuanto tiene que ver el Calvinismo con mis guantes? De algun modo, querer ir hasta el final en la causalidad del mas nimio de los objetos o del mas intrascendente de los actos nos lleva a estudiar a los grandes metafisicos y a toda su aburrida jeringoza teleologica. ¿a que viene todo esto? ¿como se relaciona con la guerra, con Coneja y con el mate torcido? Bueno, es que si lo pienso en este topico, la guerra podria haber comenzado mucho antes. Tal vez desde el dia mismo en que nos mudamos a la casa de Chivilcoy. Tal vez desde la primera vez que nos acostamos, en un hotel de la Plata. Tal vez desde el momento mismo que la vi, a la Coneja de 19 años, bajo la luz filtrada de los grandes arboles de Palermo, en lo que recuerdo como un dia lluvioso y gris. Ese dia capte inmediatamente todos los rasgos caracteristicos de Coneja: los luminosos y los oscuros. Luminosos eran sus ojos y su sonrisa a prueba de todo. Y por a prueba de todo me refiero incluso a mis desvarios de ese dia sobre Castaneda, sobre el capitulo once de las confesiones Agustinianas y quien sabe sobre que cientos de otras cosas, todas malabares que me servian para poner un poco de distancia entre sus manos (una de las cuales me habia aferrado sin remisiones) y las mias. Coneja habia contraatacado con el silencio casi de forma instintiva, como si de algun modo supiese que es precisamente el silencio lo que pierde a los hombres, sobre todo si estan ante una chica que los mira y los mira y los mira. Naturalmente que fue fatal. Terminamos entre los arboles del parque tres de Febrero.
Incluso uno podria irse mas atras, retrotraerse a los hechos que nos llevaron a conocernos ese dia, o a conocer a los hechos y personas que nos llevarian a los hechos que nos llevaron a conocernos, y asi ir en una dialectica del sentido que desembocaria en nuestros sendos nacimientos, para luego pasar al campo de esas disciplinas o pseudociencias conocidas como Filosofia y Religion.
Para ponernos de acuerdo al mismo tiempo que nos consideramos realistas, pongamos como fecha tentativa del comienzo de la guerra el dia mismo en que decidimos, impulsados cada cual por una infinita cadena de hechos pasados, a mudarnos a la casa de Chivilcoy. Fundar una casa es como fundar una ciudad. Lo dice, de vuelta, Aristoteles en su Economia. De hecho, "Eco" viene de Oikos, que en griego antiguo significa Casa. Para que haya una guerra tiene que haber dos naciones, dos casas. Nosotros fundamos solo una, y entonces se desato la guerra civil.
La fundacion de la republica fue sencilla. Aplastamos las ruinas de la republica anterior. En esto seguimos, paso a paso, el manual de todos los grandes fundadores de naciones, desde Pericles hasta Lenin. Fue necesario cambiar la historia, borrar las huellas del pasado, creernos ambos la pretendida mentira de que empezabamos desde cero. ¡desde cero! ¿como podiamos empezar de cero cuando cada cual tenia una eternidad a las espaldas? En un universo eternamente determinado por sus antecedentes, los comienzos son imposibles. O mas bien, solo son posibles cuando hay amor de por medio; Amor, es decir, una ilusion tal que nos embobara de tal forma con el arbol que, si bien el bosque se veia, nadie le prestaba atencion.
Entonces fue coser y cantar. O mejor dicho, pintar y barrer. Correr y serrar. Pulir y fregar. Dele quete dele quete dele. Una conflagracion final a lo Anaximandro. Completa compresion para una completa expansion. Diastole (sacar muebles viejos, libros viejos, pintura vieja) y sistole (mudarse pintar limpiar etc) Estuvimos listos en algo mas de dos meses. O mejor dicho, lo que estaba listo era el territorio, la cancha.
Si, habiamos limpiado la cancha, preparado el terreno, sembrado el campo. Del viejo caos surgio un nuevo orden, una disposicion incompleta de muebles y libros, de colores y formas. Dispusimos el tiempo para disponer del espacio para disponer del tiempo futuro. Y claro que a su vez ese tiempo futuro seria un nuevo configurar y re-configurar el espacio, es decir la pintura de las paredes el polvo del suelo el orden alfabetico o historico o racial o estetico de los libros en la biblioteca o de los discos en en anaquel, o bien cualquier otra cosa, como por ejemplo los cubiertos en el cajon o las sabanas en la cama. De manera que la fundacion de la republica fue tan solo el primer desorden; Y tambien el primer orden, o al menos el primer  y ultimo simulacro de tal cosa. La guerra como mera posibilidad era, considerandolo desde la perspectiva del dios eterno en un mundo material finito, algo que tenia que ocurrir casi forzosamente; Era algo que venia casi exigido por esa constante mancha saltada que el tiempo jugaba con el espacio y el espacio con el tiempo. Llegaria algun momento en que el espacio requeriria de mas tiempo o, por el contrario, podria pasar que el tiempo no estuviera dispuesto para las necesidades del espacio, y entonces estallaria el conflicto.
¿Fue entonces que Coneja no pudo o no quiso utilizar algunos segundos para enderezar ese mate, ese mate torcido que de alguna manera fue, mas que una ofrenda o una invitacion, una declaracion de guerra, como si consigo mismo el mate hubiera torcido toda la realidad?
- Esta Horrible - le habia dicho. Y luego algo de que frio y de que desabrido. Coneja me habia mirado mal y me habia respondido.
- Es el primero - me dijo por toda explicacion. ¿el primero de que? , pense.
- Deja, no quiero mas - dije yo.
- No te cebo mas mates - Dijo Coneja, corriendo para su lado de la mesa toda la parafernalia del equipo de mate. Entonces me di cuenta de que la mesa, como tantos otros espacios de la casa, estaba dividida. El lado derecho, con mi laptop, mi mouse, mi silla cerca de la ventana, era indudablemente mio. El lado izquierdo (por decirlo de algun modo, puesto que la mesa era Camelotianamente redonda), con las cosas del mate, ropa, libros y otra laptop, era indudablemente suyo. Esta division, este trazado de fronteras, de trincheras, se habia difuminado por todos los cuartos de la casa, salvo la cocina y el baño. El comedor, el living y la pieza estaban subsumidas en un aparente caos que era, no obstante, ilusion y efecto de un orden mas profundo y complicado, como el que resultaria de la observacion de una partida de Ajedrez o de una trabada partida de damas chinas. Cada cuarto era un tablero, y cada objeto, prenda o mueble eran piezas estrategicamente dispuestas por Coneja y por mi para marcar las consiguientes divisiones y subdivisiones del territorio. Era como si cada espacio tuviese una banderita que dijiese: "territorio de Coneja" o "territorio mio". Con un orden geopolitico tan complejo e inestable, el estallido era, como dije arriba, cuestion de tiempo mas que de suerte.
No recuerdo si incluso antes de lo del mate ya habian comenzado las incursiones. Succede muchas veces que las cosas empiezan a ocurrir antes de que seamos conscientes de ellas. Pasa con las goteras, con los terremotos, con todo tipo de estafas. Tambien con el odio y con el amor. Es casi como dormirse. ¿cuando es que nos quedamos dormidos? Cuando nos damos cuenta, ya estamos durmiendo. Mutatis Mutandis.
La guerra habia comenzado antes de la guerra. Solapadamente o fingiendo inocencia, tanto Coneja como yo habiamos comenzado con las ofensivas. Pequeñas escaramuzas estrategicas en el territorio del otro. Intrusiones en la parte enemiga. Asi, Coneja iba y metia un tapado rojo hermosisimo en mi parte del ropero, o bien desplegaba bases militares a base de colgar camperas en todas las sillas, o bien encendiendo o apagando luces de manera que parecian seguir un codigo tan natural para ella como desconocido para mi. Yo, como era claro, no me quedaba atras. Y entonces invadia progresivamente las bibliotecas y los anaqueles de discos, en donde mis libros de filosofia y mis discos de Genesis realizaban verdaderos holocaustos contra los libros de reparaciones y astrologia o los discos de Tango que Coneja guardaba con una devocion casi religiosa, tanto mas sorprendente cuando jamas, que yo supiese, habia escuchado uno solo de esos discos o leido o siquiera abierto por accidente algun libro de plomeria o de administracion en Excell. Estas acciones que aun estaban dentro del marco politico de la racionalidad siguieron incrementandose tanto en numero como en amplitud.
Un dia, al llegar de la calle (volvia siempre con el ocaso) note varios muebles cambiados de lugar. No era solo un movimiento de rotacion, como los que Coneja, verdadera Astrologa de interiores, realizaba cada tantos meses como obedeciendo al cambio de estacion. Habia pasado muebles que eran del territorio pieza al territorio living, y muebles que eran del territorio living al territorio comedor. Afectado por su ofensiva inesperada, me retire directamente al dormitorio. Mientras, acostado en la cama, fingia dormirme, pensaba un contraataque. Llego al dia siguiente. Aprovechando la ventaja tactica que me daba levantarme siempre dos o tres horas antes (Puesto que Coneja era, como buena roedora, un animal mullidito de habitos nocturnos) retire todas las bombitas electricas de la casa.
Tal como me lo esperaba, la contaofensiva de Coneja no se hizo esperar: comenzo a usar la mesa como cajon de los cubiertos, esparciendolos en separadores. Yo entonces decidi trasladar el lavarropas al living, lo cual solo genero que Coneja reemplazara el relleno de todas las almohadas y almoadones por una mezcla de arena y canto rodado. La magnitud de las ofensivas y contraofensivas escalaba dia tras dia, como un viento que agita y agita las olas, primero pequeñas pero luego crecientes y al final gigantes, de una tormenta en alta mar. Y el amasijo que eramos Coneja y yo se tambaleaba, se zarandeaba, se sacudia como un barquito endeble pero tenaz, siempre perdiendo marineros y siempre a punto de perder el mastil, de desarmarse para hundirse, para hundirse por fin y de una buena vez, pero que en cambio y como no queriendo ceder a la tentacion (siempre demasiado facil) del descanso o de la muerte, se agarraba de los cuatro costados, de los pelos o de las paredes para seguir castigandose y siendo castigado.
Llego un momento en que la casa, que algun dia fue la republica, adquirio la forma de un verdadero campo de batalla, de un campo de trincheras. Asi, mi cuartel general estaba en el comedor, donde me habia armado una torreta a base de bibliotecas y discos de vinilo. Como Coneja habia reclamado el dormitorio como su bastion inexpugnable, me habia montado una tienda de campaña en el sillon, que aunque algo destartalado por su propia guerra contra nuestro obeso gato negro, todavia se las arreglaba bastante bien como cama de plaza y media.
Como la guerra se prolongaba indefinidamente (ambos soportabamos estoicamente los contratiempos y privaciones de todo evento belico) los ataques pasaron a otro nivel, a un nivel tactico, diria. Como siempre, Coneja fue la que tomo la iniciativa. Un dia, mientras estaba en el sillon escuchando un disco, note con horror que la señal wi-fi habia desaparecido. Ante mis puteadas en voz alta, Coneja contesto con una malefica carcajada desde la pieza, como un dragon que se sabe inexpugnable en su cueva. Estaba bueno. Si Coneja aprovechaba su ventaja geografica, yo iba a explotar el diferencial de mi fuerza fisica. Eso significaba correr el pesadisimo anaquel que contenia mis discos, y dejarlo cruzando la puerta del dormitorio. Lamentablemente, el bloqueo no era 100% efectivo. Coneja aun podia salir por la puertaventana que daba al pasillo, aunque para hacerlo tenia que pasar sobre las piedras-caca del gatobeso, teniendo cuidado de no llevarse puesta la bicicleta, lo cual debido a sus considerables tetas (de las cuales podria decir una o dos cosas mas) y a lo adorablemente torpe que era muchas veces no conseguia.
Si Coneja utilizaba la artilleria pesada de bolas de media o misiles de zapatillas y zapatos, yo coontratacaba con un Blitzkrieg psicologico de rock progresivo a las cuatro de la mañana. Claro que nada mejor para despertar al furia del Dragon que sacandolo de su sueño, y entonces Coneja dejaba de cocinar o de barrer durante semanas enteras, cosa que tambien hacia en tiempos de paz por pura dejadez o bohemia. Yo puedo presionar con mis armas nucleares, dejando de ir a trabajar durante varios dias y no tirando la cadena, o emborrachandome una noche tras otra. Coneja puede tomar medidas drasticas como imponer un orden siniestro en las bibliotecas (Poner a Nietzsche al lado de Coelho, a Descartes al lado de Breton), o paseandose desnuda como una ninfa tras las barricadas, para refugiarse inmediatamente ante mi menor intento de acercamiento.
Las negociaciones de paz se dan cada tanto. Como se imaginaran, son desastrozas. Se celebran en la pieza, territorio de Coneja. Hay tanto para hacer, tanto para ordenar, tanto para organizar, que rapidamente terminamos en conflicto. Estas peleas son siempre violentas. Ella se abalanza sobre mi o yo sobre ella, y giramos como un ovillo de manos y piernas. Siempre termino sin ropa antes que Coneja. Ella es renuente a desnudarse. Sabe que un cuerpo desnudo es casi siempre la ultima carta, y espera el momento justo para jugarla. Es una reconciliacion de los cuerpos, es decir, una reconciliacion que lleva en si misma las causas de la proxima guerra. Practicamente nos arreglamos para pelearnos, nos peleamos para arreglarnos.
Como se lee en 1984: La guerra es la Paz.

1 comentario:

Jora dijo...

No sé si es que el texto es muy bueno, o que los conozco lo suficiente como para que me parezca tan natural y vívido. Es retórico, sí sé que son ambas cosas.

Juro que ya había escuchado el nombre "Coneja"... ¿Ya habías escrito sobre este "personaje", verdad? O lo leí alguna vez, en algún otro relato, o me has hablado acerca de un personaje llamado "Coneja" por algún motivo. Probablemente al conversar sobre alguna historia en la que sus protagonistas tenían nombres que no son nombres sino objetos, actitudes y animales. A lo mejor quizás en esa ocasión te mencioné sobre los relatos que estaba escribiendo sobre superheroes en los que la mayoría de ellos son referidos por no-nombres.

El temita del mate se me hace tremendamente natural. Primero que nada la situación con uno de cada lado, podría trasladarme inmediatamente a estar sentado entre los dos en diversisimos contextos. Es una escena muy recurrente cuando voy para Chivilcoy, obvio. Pero aparte, el mate torcido, el teclado, tu opinión sobre el mate y "Coneja" diciendo que no te da más. O estaba ahí o es una sumatoria de escenas que presencié. O a lo mejor me han comentado dicha escena tras algún comentario sobre los mates...

Luego cuando todo se vuelve guerra civil, es como leer la segunda y nueva temporada de una serie que ya había visto mucho. Igual, también estas revelando entre lineas y entre caracteres algunas cosas que son propias de la casa campo de batalla.