21 may 2018

Subasta

La musica se escuchaba desde la calle. En la puerta de madera pintada de blanco colgaba una colorida corona de papel mache. "Feliz cumpleaños Lore" decia un cartelito de letras multicolores de gomaeva, justo encima de la corona.
La fiestita habia transcurrido maravillosamente. Habia habido sanguchitos de miga, musica, juegos varios, muchisimos invitados. Lore la habia estaba pasando fantastico. Cuando yo entre estaban cortando la torta. Aunque las luces estaban a medias, vi algunas caras conocidas. Timidamente salude con la mano derecha. En la izquierda, bajo el hombro, llevaba un pequeño regalo para la cumpleañera. Una silueta salio desde atras de una columna y con un gesto comedido me insto a que le entregue el regalo.
- Los guardamos en la pieza - me dijo. -los vamos a abrir todos al final - agrego, guiñandome un ojo.
Le entregue el regalo y aprovechando ambas manos libres me puse a dar palmas al son del "Que los cumplas feliz"

Que los cumplas feliz
Que los cumplas feliz
Que los cumplas Lorena
Que los cumplas feliz

Aplausos, pataleos, gritos, serpentinas y silbidos varios. Lorena cumplia doce años. ¿o eran once? ¿o trece? La verdad, me habia enterado de la fiesta a ultima hora, y los detalles me habian llegado por mail hacia apenas una hora. Por suerte para mi, soy una persona bastante previsora: Siempre tengo al menos tres o cuatro regalos de naturaleza universal.
Encendieron las luces. Volvi a mirar en torno y me di cuenta de que la sala estaba bastante llena. Como dije, podia reconocer a algunos colegas, viejos compañeros de andanzas. El tipo que habia recibido mi regalo (bajito, pantalon de vestir negro, camisa azul y saco a tono) se abrio paso y fue directamente a abrazar a la festejada. Claramente es el padre, pense. Mirandolo bien, era obvio. Lorena tenia los mismos ojos grises y ya se insinuaban algunas facciones. Teniendo eso en cuenta y, por pura combinatoria, reconoci a la probable madre en una joven pelirroja de ojos marrones que sombriamente se paseaba entre los invitados sirviendo gaseosas y cervezas. 
De repente, volvio la musica, como un estallido o como un corte a comerciales. Los chicos, arremolinados alrededor de la mesa rectangular donde estaba la torta, salieron dispersados hacia los cuatro costados como una bandada de palomas. Llevaban encima pedazos de torta o platos con papas fritas y chizitos. Como si obedecieran una orden telepatica, se juntaron en una habitacion aledaña. Luego de sacarse algunas fotos con su padre y su madre (que efectivamente era la joven pelirroja) Lorena corrio a reunirse con los demas. Cuando los chicos salieron, algunos invitados encendieron cigarrillos. 
Esos invitados, los que fumaban, tenian unas caras horrendas. Parecian ratones y murcielagos. O lechuzas. Me imagine que yo, con me deslustrado traje marron, tambien deberia parecer una laucha o una mosca. 
- ¿ya todos me dieron sus regalos? - dijo el padre, frotandose las manos. 
Todos asentimos con un movimiento de cabeza aterradoramente parecido; Como si fuesemos zombis, automatas o miembros de una horrible secta. Asi que si, todos le habiamos dado ya los regalitos. Tenia la sensacion de que apenas los chicos habian salido del cuarto, la luminosidad y hasta la vida se habian ido con ellos al otro cuarto. Este cuarto, el nuestro, el de los adultos recibidores de regalos y el de los adultos regaladores, se me antojaba como un viejo cuadro, polvoriento y ajado. Varios de esos adultos (basicamente todos mis "camaradas") apestaban ligeramente a alcochol. Parecian salidos todos de una juerga. Era como si una distension espacio temporal hubiese creado una puerta que comunicara la antesala de un prostibulo o el baño de un Pub con la fiesta de cumpleaños de una nena. Me dio gracia que los padres no parecieran notar la intrusion; Que los intrusos se sintieran tan comodos, tambien. Yo era el unico que tenia la clara sensacion de estar de mas. Solo mi regalo, correctamente entregado al llegar, me daba la presencia de animo para quedarme. Todos tenian ya su porcion de torta, y yo queria la mia.
Todos fumamos un rato en silencio. El padre se nos acerco entonces y nos dijo que apenas en unos minutos ibamos a abrir los regalos. 
- ¿Van a llamar a la chica? - pregunto uno de los murcielagos.
- Si - dijo el padre - Lo mejor va a ser que decida Lore.
Yo segui fumando tranquilamente mientras el obsequioso padre continuaba diciendo esto y aquello al resto de las alimañas congregadas alrededor de la mesa de tortas y snacks. La madre habia desaparecido. Luego de un rato, el padre volvio a aparecer. Llevaba a Lorena de la mano. Entre confundida y molesta, la nena miraba hacia atras, al cuarto contiguo, donde sus amigos continuaban con la fiesta gritando y revoleandose cosas.
- Lore, ahora vamos a abrir los regalos, ¿si? - le dijo el Padre. Todos pasamos al cuarto contiguo, que no era otro que la pieza de los padres. Ya ahi mismo, como si se tratase de revisar un inventario o de hacer un recuento de votos, pasamos a abrir los regalos.
Los paquetes estaban, en su mayoria, sobre la cama matrimonial. Algunos estaban en el suelo, y dos estaban sobre una silla. Cada regalo tenia, pegado sobre el papel de envolver De alguna manera, todos esos bienes empaquetados me sugerian la figura de una ofrenda. Habia paquetes considerables, y note que varios de los roedores que me acompañaban estaban bastante confiados. Uno a uno, Lorena fue abriendo sus regalos. Los abria lentamente, con un ciudado que parecia estudidado y bien aprendido. Disfrutaba con cada cinta que desataba, con cada papel celofan que rasgaba. Entendia o parecia entender que un regalo, una vez abierto, dejaba de ser un regalo para convertirse en un objeto, en una cosa definida: Un Cello o una Tablet, un cuento o unas entradas para el Parque de la Costa, pero siempre un bien definido, perdiendo asi el componente emocionante y misterioso que tenia el regalo, verdadera caja de posibilidades en donde la suerte del gato de Schrodinger todavia no estaba hechada. Expectantes, los roedores la observaban refugiados desde sus nubes de humo de cigarrillo. Era como presenciar un interrogatorio, como estar en una camara Gesell. La habitacion no tenia paredes ni muros, pero dentro de poco la realidad comenzaria a tener barrotes, al menos para uno de nosotros. Los ratones lo sabian, ¿lo sabia acaso Lorena, mientras abria sus regalos? A medida que reaccionaba ante los vestidos y las muñecas, ¿notaria que con cada regalo que abria cerraba, poco a poco, su propia suerte? Mirandola asi, en sus ultimos momentos, senti un poco de lastima. No habia forma de que, una vez abierta la caja, el gato estuviese vivo. Lo unico que se sabria, regalo mas regalo menos, era que rata lo habia matado.
Lorena evaluaba cada bien recibido. Sus reacciones eran espontaneas y, por lo general, inapelables como el dictado de un juez, como correspondia a una nena de su edad. Sus muecas, mas que sus expresiones (nos dimos cuenta que, fuese por instinto o por naturaleza, era una nena bastante callada) nos revelaban si la ofrenda era del agrado de la festejada. Abria un regalo, lo sopesaba en su ser interno y luego emitia el dictamen, para inmediatamente pasar al siguiente. Daba la impresion de una administrativa o de una cajera de supermercado.Solo en dos o tres oportunidades parecio volver a considerar su opinion.    Casi no hablaba. Pero su cara y sobre todo sus ojos decian "esto me gusta", "Esto no", "este aprueba, este otro no tanto". Y nosotros, la corte de los ratones y las culebras, el jurado de topos y murcielagos, el coro de los regalantes, nos ibamos haciendo una idea de la escala de valores de nuestra sacerdotisa. Hubo varios que, al ver la reaccion hacia su regalo, tuvieron el impulso de irse. Dos o tres de hecho lo hicieron. El resto, como un mal perdedor o un hincha aficionado, esperaba el pitazo final para retirarse del estadio. Otros, entre los que me contaba, lo esperabamos por lo contrario, es decir, porque creiamos que teniamos varias posibilidades de ganar. De alguna manera, era una loteria. Todos habiamos comprado nuestro carton y teniamos el derecho de estar ahi, al menos hasta que Lorena tomase su desicion. Fueron momentos de tension e inquietud. Los cigarrillos se estaban acabando y varios roedores marcaban el paso con impaciencia. Escuche alguna que otra puteada por lo bajo. Los que creian que ya no tenian chances habian ido saliendo, finalmente y de uno en uno, al comedor. Ahi se dedicaban, ahora si como verdaderos roedores, a comer y tomar todo lo posible. En la habitacion quedabamos aproximadamente una decena de personas, sin contar al padre ni a la hija. Lorena habia abierto ya todos los regalos y, como si estuviese realizando una segunda entrevista entre finalistas, se habia rodeado de tres o cuatro, a los cuales miraba con aire pensativo.
- ¿cual es el que mas te gusta? - le pregunto el padre. Lorena levanto la vista, miro los objetos que tenia enfrente y sin dudarlo señalo.
- Este - dijo, y uno de todos nosotros esbozo una sonrisa ganadora.
Luego el resto salimos afuera. Todos menos uno. Yo sali directamente a buscar mi abrigo, que habia quedado colgado sobre una silla que hacia de improvisado perchero. La mayoria de los perdedores se congregaba en pequeños circulos para comentar lo ajustada de eleccion, lo injusto del resultado o para convencerse de lo fea y maleducada que era la nena esa. Por mi parte, no me gustaban esos inutiles intercambios sociales entre alimañas. Sobre todo si era entre perdedores. No me gustaban los cumpleaños, nunca me habia gustado mucho la gente. Mientras me ponia mi saco, vi que debajo de una de las sillas dormitaba un enorme y hermoso gato gris. Hecho ovillo en si mismo, ajeno a todo el trajin de la fiesta. Todos estabamos tan indiferentes como aquel gato. Ninguno disfrutaba de su maravillosa autosuficiencia. Las ratas siempre andan buscando carroña para comer. Molesto por la derrota, fastidiado ante la idea de tener que emprender el camino de vuelta con las manos vacias, mire hacia la pieza donde estaban los regalos destripados. Habian cerrado la puerta, pero esta habia quedado entreabierta. Vi al ganador hablando con el padre de Lorena. Hablaban los tres. Podia imaginarme la conversacion. El raton (ahora convertido en gato) diria poco o casi nada. Ejerciendo su soberano derecho de comprador, le dejaria al padre las terribles y embarazosas explicaciones. El padre, bien o mal, hablaria mucho o poco. Dependia de la preparacion, de cuanto hubiera anticipado el tema o de la penetracion intelectual de su hija. Por el aura de inteligencia que despedian los ojos de Lore, yo mas bien crei que seria una explicacion corta. Despues de todo, con el tiempo los hechos irian hablando mejor que cualquier explicacion.
- Feliz cumpleaños- dije en voz baja y con bastante sorna.
Antes de salir no me olvide de pegarle al estupido gato un merecido puntapie. 

2 comentarios:

Jora dijo...

Turbio...

Sospecho que se trataba de alguna secta de pederastas, aunque podría tratarse de algún otro negocio, un casamiento arreglado por ejemplo. Atino a lo primero. ¿Está influenciado por la vida de Lewis Carrol? No sé por que se me vino a la mente el sujeto.

Por otra parte, las descripciones y alegorías son impecables. El prostibulo junto al cumpleaños infantil, que habla de la pérdida de la inocencia de los adultos y su inmersión en lo grotesco, como también a lo mejor, un anticipo del destino de Lore. (si se trata de pederastia, claro) Las lechuzas que se apagan al irse los niños y encienden los cigarrillos. Un poco esa escena la he visto tanto en fiestitas de cumpleaños, como en el laburo o en reuniones políticas. En la clínica estaba prohibido fumar así que se fumaba en el patio (cagados de frío cuando era invierno) o en un cuartito con una ventana re cagada por las palomas. Y aparte, en el último congreso del partido se votó y por mayoría se decidió que los espacio de militancia tenían que ser "libres de humo". Esto es relativo en realidad... Pero siempre hay un espacio de fumadores, como en una fiestita.

Sebastian P. dijo...

Turbio, si. Esa era la idea de fondo. No se si hay influencia de Lewis Carroll, o al menos no conscientemente. O si, si hay. Pero mas en una postconcepcion que en la idea original... El argumento se me ocurrio hace varias semanas, a lo mejor meses. Fue un dia que le estaban festejando el cumpleaños a una de las nenas del vecino de abajo. Estaba escribiendo otro texto y se me vinieron cuatro o cinco ideas que anote al instante, una era esta. Desde siempre las fiestas de cumpleaños de nenes chiquitos me parecen escalofriantes, tal vez por el mismo mecanismo tortuoso que hace de los payasos algo espeluznante. Se puede decir mucho sobre esto. Tambien esta la idea, de fondo, en que la prostitucion es un fenomeno universal en el capitalismo. Una fiesta en donde todos llevan regalos cada cual mas grande o mas caro que el anterior es, metaforicamente, algo asi como un tipo de prostitucion. La idea fue pasar de esa metafora a una verdadera prostitucion, una subasta.
Claro que la Pedofilia o el casamiento son solo una opcion. ¿por que no la esclavitud? ¿por que no la tortura? A lo mejor quieren revenderlos a asia menor. Lo interesante esta en contrastar lo fantastico e ilusorio de la fiesta desde la optica del niño con el mundo gris y despiadado de los adultos, en donde los niños van ingresando cumpleaños a cumpleaños. El cumpleaños es de cierto modo como una ceremonia, como un rito de iniciacion, paso a paso, hacia la adultez. Es como "festejamos que sos chico al mismo tiempo que festejamos que estas dejando de serlo". Mientras lo escribia me acorde de "Hostel" de Eli Roth y de esa cancion de Paramore, "Brick by boring Brick". Lewis Carroll tiene tambien esas insinuaciones, tan sutiles uqe de hecho no estan de todo confirmadas (siempre se ven reforzadas por el componente biografico igual jeje). Cortazar siempre esta para colaborar con algo. De todos modos, si hay una verdadera influencia literaria en este cuento es Ana Shua. Originalmente le iba a poner "Fiestita" a mi cuento, pero gracias a dios fui a releer el cuento de Shua y note que el suyo tambien se llamaba asi. El inconciente es peligroso.