13 jun 2018

Dialogo con una Tumba

"La muerte sólo será triste para los que no han pensado en ella"

François de Salignac de la Mothe



- Que estes bien, viejo, donde quiera que estes - le dije. Mi padre habia muerto hacia poco. Le hablaba a una lapida en la Chacarita.
- No se puede estar bien en cualquier lado - me dijo una voz. Por un momento senti un vacio en el estomago, un mareo, un sudor frio en la cara. Supongo que me debo haber puesto palido, blanco como un papel. Si esa sensacion hubiese durado un poco mas, seguramente me hubiese muerto ahi, al lado de la tumba de mi viejo, de un sincope. Por suerte para mi, algo dentro mio (me imagino mi razon o mi sentido comun) hizo el clic inaudible del razonamiento, y comprendi que habia alguien acostado detras de las lapidas.
- Como no salgas de ahi el que va a estar muy mal sos vos - lo amenaze, aun agitado y temblando.
- El espacio entre las tumbas no le pertenece a nadie o, si le pertenece, le pertenece a la Muerte - dijo la voz, y agrego - Asi que yo estoy en mi sitio.
- ¿y yo? - le pregunte, sin saber muy bien por que.
- Vos tambien estas bien donde estas, por ahora - dijo la voz. Era una voz masculina y avejentada, rasposa. - tarde o temprano vas a estar aca tambien, asi que no hay apuro - agrego.
- ¿que haces tirado ahi atras? - le pregunte, un poco volviendo en mi. Me asome detras de la lapida y vi que, en el espacio de cemento que habia entre los nichos, que formaba un cuadrado casi perfecto de nada, habia hechado, entre una pila de frazadas sucias y pedazos de carbon, lo que parecia ser un mendigo. Iba vestido de verde o de un marron sucio. De espaldas como estaba, era imposible verle el rostro.
- Duermo la siesta - me respondio, y luego dijo - Cabra coja no quiere siesta y si la quiere, mucho le cuesta.
- ¿adivinanzas? - pregunte
- Comida sin siesta, campana sin badajo. Cuando un fraile se molesta, o bien no comio bien, o bien no durmio siesta. De la fiesta a la siesta va el gato negro. En Abril dos horas de siesta es morir. En la siesta y en en el juego se conoce al caballero - dijo el mendigo en una seguidilla de chanzas.
- ¿pero quien sos, que haces durmiendo aca? - volvi a preguntarle, irritado.
- El muerto al hoyo y el vivo al bollo - dijo el mendigo soltando una carcajada.
- Te voy a sacar de ahi a patadas en el culo - le dije, y ya me disponia a pasar un pie por encima de la tumba cuando la voz del mendigo me detuvo.
- No te lo aconsejaria - me dijo - Dije los muertos al hoyo y los vivos al bollo, y vos sos un vivo barbaro, asi que quedate ahi. Mira que de este lado no hay pasaje de vuelta.
- A mi no me va a pasar nada - le dije - siempre son los demas los que se mueren.
- Marcel Duchamp - dijo el mendigo.
- Asi es. Sos un mendigo culto - le dije sonriendo.
- Siempre se me graba lo que dicen de mi - dijo el. - Pero no te creas inmune. Despues de todo, la muerte puede consistir tambien en ir perdiendo la costumbre de vivir.
- Cesar Gonzales Ruano - retruque yo.
- Ya te decia yo que sos un vivo barbaro. Ya habras adivinado quien soy -dijo el mendigo. Sonrei ante la idea, tan hollywoodense.
- Supongamos que te creo - le dije para seguirle el juego - yo esperaba un angel palido o el tipico esqueleto con capucha y guadaña. ¿por que un mendigo? Sos una version bastante tercermundista - me burle.
- Pascal, que ya es de los mios, dijo una vez que la naturaleza humana es la del movimiento. En esto, seguia a Aristoteles, otro viejo amigo. No es raro entonces que la mia sea la del reposo absoluto. Ademas con esta pinta casi no me ven venir. La mejor manera de ganar mucho es pretendiendo que se quiere poco.
- ¿y como te llevas a los tuyos sin la guadaña? - le pregunte.
- Tengo una 22 corta por algun lado - me dijo - Ademas, en esta epoca, yo no voy a buscar a nadie. Ahora me vienen a buscar a mi. La gente de antes no queria morirse, la gente de hoy directamente no quiere vivir.
- Sea. - le dije - Y se puede saber porque su señoria me hace el honor del encuentro - pregunte con tono burlon.
- Yo no te hago ningun honor querido - me respondio - yo solo estaba aca aprovechando el solcito para echar una siestita, y de repente te escuche hablarle en voz alta a una tumba, lo cual es ridiculo, si me permitis la opinion profesional. Ademas, hay otra cosa.
- ¿cual?
- Vos y yo tenemos algo en comun: Ambos somos filosofos.
- ¿Filosofos? Yo mas bien estudie filosofia, que es otra cosa.
- Te gusta reflexionar y hacer reflexionar - me dijo - A mi, por el contrario, no me gusta, pero lo hago queriendo o no queriendo.
- Asi que sos un benefactor - le dije.
- Eso parece - se burlo el.
- Y sin embargo muchos te consideran si no uno, el mas grande de los males de la humanidad.
- Gentes simples - me respondio - Su mayor mal no soy yo, sino el miedo que me tienen.
- ¿seria mejor que vivamos como los animales, completamente ignorantes de lo que les espera? La conciencia de la finitud es uno de nuestros mayores logros - le explique.
- Ya quisieran ustedes vivir como el resto de sus hermanos - se burlo el - y si no pueden no es por esa afamada conciencia, sino precisamente por la forzada inconciencia que quieren tener sobre su tiempo de vida.
- ¿como es eso? - le pregunte.
- Dicen ser concientes de la muerte, pero viven como si nunca fuesen a morirse. Actuan como si nada fuera a morir. Como si el mundo se rigiera por sus ideas de inmortalidad y permanencia. Como no comprenden la muerte, como no la aceptan y como una buena parte de ustedes no quiere siquiera pensar en ella, tampoco comprenden la vida.
- Para comprender la vida hace falta pensar en la vida, no en la muerte. - lo contradije.
- Para nada. La vida es un fenomeno finito y temporal, aislado entre dos eternidades de nada. Son burbujas de aire, siempre a punto de romperse, flotando en una inmensidad de nada. Para apreciar la naturaleza es necesario el clarobscuro. Demasiada luz o demasiada sombra enceguecen.
- Pero es imposible valuar la vida y la existencia contrapesandola con esas eternidades de nada que vos mencionas. Esas eternidades son inmensurables, incomprensibles. ¿que es la nada? ¿que es la muerte? Son nociones vacias, no podemos entenderlas. Solo las podemos comprender como negaciones logicas de la vida y la existencia. Y entonces, ahi esta de vuelta la vida, solita y sola, como unico patron para guiarnos. La vida se valua a si misma, desde si misma y para si misma.
- No es una mala postura - convino el - siempre y cuando aceptes que la vida tiene fin y principio, como una obra de teatro. Y siempre que adviertas que, como obra de teatro que es, lo importante es representarla bien y no cuanto tiempo dura o cuanto recauda. Yo soy el garante de toda verdadera moral. Y si no, preguntale a nuestro amigo Socrates.
- Y sin embargo, mucha mas gente es la que piensa que Jesus, uno que se te escapo de la fiesta, es el maestro de la moral por excelencia.
- Jesus es un pelele - me dijo el mendigo, molesto - ¿que moral puede enseñarte un inmortal que viene de la eternidad y se va a volver a ella apenas lo crucifiques o lo que sea? La etica de los dioses no les sirve de nada a ustedes porque, a diferencia de Jesus, ninguno de ustedes va a resucitar. Nunca conoci a nadie que lo haya hecho. Dejame decirte que si existio ese Jesus, jamas lo tuve en mi lista, por lo cual puedo asegurarte que morir, lo que se dice morir, no murio jamas; Porque morir se muere una sola vez, de una vez y para siempre. De eso mismo se trata.
- Y si no estaba muerto, ¿que succedio con el? - pregunte intrigado por el giro de la charla.
- Estaria dormido o desmayado, quien sabe. Yo no lo conozco. Los dioses no mueren. Y si muriesen, su muerte no seria la misma que la de los hombres, por lo cual la moral divina seguiria siendo inutil. Y hablando de muertes, ¿sabias que no es la misma muerta la de los animales que la de la de los hombres?
- No sabia que habia diferentes clases.
- Es lo normal si hay diferentes seres - me reprocho el mendigo - En los animales la muerte es como el simple y natural desgaste, algo muy parecido a la destruccion de la piedra. En los hombres, en cambio, es eso y tambien es la destruccion de la conciencia, del proceso dialectico. Y si bien todos los seres mueren, solamente el hombre es un ser mortal. Tal vez por eso, o por la feroz represion de esa condicion de ser mortales, es que sean tambien ustedes tan mortiferos, mucho mas que yo - rio el mendigo.
- Entiendo. Sos poco claro. Pero me imagino que cuando decis que solo nosotros somos mortales queres decir que solo el hombre existe como un ser que sabe que puede morir en cualquier momento.
- Y no solo eso. Tambien saben, por desgracia, el grado exacto de mortalidad de los demas seres. Ese conocimiento, que ahora es de dominio publico, era en otras epocas un secreto de sumario.
- ¿un secreto de quien? - pregunte.
- ¡Mio, por supuesto! - me grito el mendigo - ¿por que crees que estoy como un mendigo, hecho una piltrafa? En los ultimos siglos la humanidad me ha ido robando, una a una, todas mis posesiones. Estan acabando tan rapido con la vida que van a terminar acabando tambien conmigo.
Ante semejante acusacion, de la que honestamente me sabia merecedor en cuanto ejemplar de la especie humana, no supe que responder. Como el mendigo tampoco renaudo la conversacion, me quede en silencio. El viento frio comenzo a soplar y los rayos del sol fueron pasando de amarillo oro a anaranjado. Los cementerios eran siempre tan silenciosos como su metafora, y lo unico que podia escuchar eran los ronquidos de aquel mendigo demente. Era mejor irme, pense. Los cementerios nunca son buenos lugares para pasar la noche.





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