8 jul 2020

Doblete

Hay pocas cosas mas perfidas en esta vida que El Caballo en el Ajedrez.
Caballo, si, el caballo. Es caballo es una mierda. Esta ahi, mansito, con esa cara de poker, sin expresar absolutamente nada. Una cabeza decapitada sobre una tarima, ¿que tan peligrosa puede ser?
Respuesta: Terriblemente peligrosa. Impredecible. Fatal. El hecho, casi ilegal, de que pueda saltar por encima del resto de las piezas, atravesando defensas, muros, expectativas y estratagemas, deberia ya de ponernos en alerta. Como el tero, pone los huevos en un lugar y canta en otro.
Mira para la izquierda pero muerde por la derecha. Parece que esta acorralado, franqueado por tres o cuatro peones, sin posibilidad de escapar, y de repente realiza una L y nos pone entre la espada y la pared. Ataca dos piezas a un tiempo. Toma Rehenes. Tan cruel como un asesino que tuviera un arma en la cabeza de nuestra madre y otra arma en la cabeza de nuestro hijo, nos obliga a elegir. Doblete: reina y torre.
Traicionero como aquel otro, quiza su hermano mayor, que lleno de griegos - armados hasta los dientes - entro como un virus en Troya para carcomerla desde adentro.
Inesperado.
Injusto.
Tumoral.
Otras veces, es muchisimo peor: ni siquiera podemos elegir. Doblete: jaque y amenaza a la reina. Obligados a salvar la partida, sacrificamos nuestras mejores piezas.
Si la vida, quiero decir, el ajedrez, fuese un juego justo no se permitiran los caballos.

No hay comentarios.: