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No se por que pero ese dia me dolia la cabeza. Me habia levantado medio asi, como abombado, pero me di cuenta de esto entre que le ponia azucar al te y la primera porcion de torta. Al final me servi dos por que el plato era demasiado chiquito para mi estomago. La avenida esa, no recuerdo el nombre, me hizo acordar a otra: La 25 de Mayo, que queda en el centro del partido de San Martin. El 161 la agarra siempre que me voy a encontrar con la polilla, casi siempre de tarde. Creo que es el boulevard que tiene separando las manos lo que me las hermana.
El sol y el polvo volando me hacian acordar en realidad a la diagonal San Martin de Necochea.  El colectivo fue lo que, cefalea mas, cefalea menos, me trajo de vuelta a la realidad. Ese ocre rojizo que tienen los colectivos de Moron me coloco la percepcion de vuelta en las casas derroidas y en una aparente muerte arquitectonica. Yo estaba pensando en todo esto que la noche anterior no habia tomado tanto ni tan poco como para sentirme tan desfalleciente. Me acorde con un poco de terror del almohadon de Plumas y de la Picadura de la Vivora. Cada vez que siento ese malestar atras de la cabeza y esa presion arriba y entre los ojos, como si un par de manos de hierro me aplicaran una presion, me acuerdo de las pulgas de las gallinas, de un ocaso de estupidez espasmodica, del calentamiento global. A veces se me viene a la nariz, de la nada, el olor a gasoil de los colectivos. Despues de pagar los 2 pesos en moneda que me llevaban hasta el tren me acorde de las Manscupias, con muchisimo asco, pero me acorde igual; Y me deje caer en el asiento y esos 3 segundos que pasaron hasta que te sentastes al lado mio me parecieron eternos. Y quize que te sentaras para darte la mano y apoyar la cabeza en tu hombro. Sentir esa solida calidez que emana todo tu ser (o por ahi sea el mio en esos momentos).
Tengo que admitir que esas caminatas para buscar el grueso tomo de poesia Epica de un tal Homero fueron una odisea para mi. El mundo giraba despacito, lentamente, y tus palabras corrian muy rapidas para mi. Yo me dejaba llevar sin entender si era la falta de sueño o su exeso o el haber puesto mal la cabeza de algun modo. Ese bar paso como un sueño, demasiado fugaz, demasiado nauseabundo. Mi cabeza latia entre las putas manscupias, en un tono que, no entiendo como, era de un amarillo nebuloso.
Cuando me dejastes en la estacion tuve una sensacion que ya experimente varias veces cuando te vas o cuando me voy. Nunca lo supe muy bien: Si es como despertarse de un sueño o como empezar a soñar. O ambas a la vez. Hay una frase de Holanda que lo explica muy bien. Por eso a veces no me gusta esa cancion, pese a estar practicamente enamorado de ella.
El viaje en tren no existio. El tren obviamente existia y yo estuve, creo, arriba. Pero eso no es seguro. Algunas personas que viajaban dirian, como la señora de las bolsas, que yo realmente iba leyendo un libro en el unico asiento solitario del ultimo vagon, pero yo creia estar en cualquier otro lado o, al menos, no estar ahi. Ustedes podran creer una cosa o la otra pero, el que yo halla viajado o no en el sarmiento es en realidad incierto. Habre dormido si viaje, por que cuando caminaba por once realmente soñaba. El mundo era todo apariencia, una nube sin realidad, sin ser. Creo que la realidad volvio a levantarse cuando me subi al 41.
Ya estaba un poco mas cerca de la peor de mis nauseas. Pero lo que me llamaba la atencion era que yo nunca habia viajado en un colectivo con tantos chinos juntos. ¿Por que habia tantos chinos? ¿Tenia que ver con lo de las malvinas quizas?. Encontre un asiento en el fondo del coche y me sente a un espacio de la ventana que ocupaba orgullosamente un señor de traje del cual no recuerdo mas que su status de posesor de ventana. A mi izquierda se sento un ejecutivo que, si mi memoria no cede a la imaginacion, era un ejecutivo chino. Venia seguramente de Shangai o de Hong Kong, donde el metro cuadrado de oficina es el mas caro del mundo. Eso era lo que yo creia, lo que tenia que creer para mantenerme cuerdo y sin mas migrañas. Un ejecutivo chino sentado en el asiento de atras de un 41 apestado de gente era algo que en realidad no tenia sentido. Pero yo no estaba lo suficientemente fuerte como para iluminar ese misterio. Su traje era perfecto, al corte, negro o azul muy oscuro con rayas blancas.El pelo formalmente corto, camisa blanca, corbata roja oscura, un maletin de cuero y unos anteojos cuadrados y muy modernistas. Por miedo a marearme, no quise mirarlo mas. Habia tambien varios chinos mas, chicos, grandes, mujeres. Chinos, como si fueran ilusiones, bromas de mal gusto, objetos que desencajaban en la desarmonia de mi mente. Siempre perturbadores.
Fuera de eso, el viaje no me parecia de lo mas interesante, asi que me refugie en los Sofistas de la grecia antigua. Queria entender.
Entonces la vi subir, completamente distinta a una turba llena de desinteres, parca de matices. Si no se hubiese parado al lado mio quizas no lo hubiese notado o quizas si. Era la secreta depositaria del instinto colectivo de aquel coche que corria veloz por Puerreydon. Yo, por suerte, sabia ya a esa altura que la belleza es un arte y que nunca puede perfeccionarse mas que cuando llega a hermanarse a la naturaleza. Hermosa por naturaleza es lo mismo que decir que era una Diotima en el arte de la casualidad fingida. Esos aires tan bien manejados, ¡Como evitar la sonrisa ironica que esboze cuando se ataba el pelo solo para volver a soltarselo a los segundos!. Las paginas del libro eran ahora un desafio mas desafiante que nunca. Lo unico, la excusa necesaria para retener mi mirada en las oscuras lineas; Eran lo unico que me evitaban mirarla a los ojos y decirle que realmente me sacaba la galera ante tanta distincion. Igual, yo me hacia cargo, el deseo y las intenciones que provoca tal cobrizo ser en mi eran tan reales en esos instantes como lo serian de pasajeros cuando se bajara del colectivo ahi en las heras. Yo ya lo sabia. La Belleza de la doncella era la belleza de la ilusion. Recorde entonces esta linea: "Tus ojos vagan tristes, haciendose en sombras"
Por que, hablando con una mano en el corazon, uno puede estar destinado a los misterios de la filosofia, pero un par de piernas ondeando al viento,o la reencarnacion de Melia, son suficientes razones para cerrar el libro... al menos por un rato.
Y entonces mi mundo, mi lugar en el mundo, se hizo patente, claro y evidente, ahi entre ese tripode. El libro, El Ejecutivo Chino y la Musa de estudiada Belleza. Mi ser oscilaba incansablemente, rebotando como una pelota entre esos 3 seres, entre esos 3 estados. Yo lo comprendi perfectamente entonces, como otrora habia comprendido ya la relatividad total de las realidades y la completa inexistencia del tiempo.

Sebas.