31 dic 2011

La peligrosidad de trascender. Ciertos aspectos de la realidad que no estan suceptibles de ser cuestionados. Hay parangones, modelos de la cultura reinante. Hacen falta movimientos como el Dadaismo para traer de vuelta un verdadero movimiento, un fluir de las ideas. Sentir el peso de las cadenas de la estructuras como tales y asi atreverse a cuestionarlas. Es sencillo, se siente primero en la propias resistencias y luego se confirma en las resistencias de los demas. De hecho, la resistencia de los demas hacia cuestionar ciertos valores es lo que mas los pone en jaque. Es necesario reveer todo de un modo cartesiano, pero no con tanto respeto ni con una actitud sacra o respetuosa hacia esos mismos principios. Como la verdad, por ejemplo. Cuestionar algo sin tener en cuenta el concepto de verdad es una tarea dificil. Ya que, eliminado el esquema del pensamiento dual, no tiene sentido ya cuestionar algo por ser falso o verdadero. Despues de todo, falso o verdadero, tiene existencia como falso o como verdadero. ¿en base a que cuestionarlo entonces?. Una posible respuesta es en base a sus efectos beneficos o perjudiciales. Asi, siguiendo el criterio Nietzschiano de valoracion subjetiva, el criterio de valoracion de una "verdad" o de una "mentira", seria, sencillamente, si esta misma cosa nos es benefica o perjudicial. Asi, juzgamos todo dependiendo de si nos conviene o no.
La peligrosidad es trascender por que trascender significa imponerle a otros nuestra individualidad. Por eso se predican constantemente los valores contrarios. El enemigo de dios y del estado no es otro que el individuo. Realmente se trabaja constantemente contra todo lo individual que hay en la persona. Defender la individualidad es lo que presenta un rechazo en los demas. Todos son relaciones de poder, de poder-saber, como decia Focault. Toda defensa de lo nuestro es sentido como un ataque a lo suyo, por los otros. Asi como nosotros tambien sentimos la defensa de los demas como una ofensa a nuestra propia individualidad. Y no sentimos tanto la amenaza como ante los dogmas, esos englobadores y niveladores de individuos. Tenemos que tener principal cuidado ante las ideas, esas seductoras y voluptuosas ideas, que tantos incautos atrapan siempre bajo algun principio progresista o humanitario. Escuchar a los instintos, al cuerpo. Eso por un lado. Por el otro, tener la prudencia de Odiseo, la irreverencia de prometeo, respecto de las ideas.