La oscuridad se distribuia de manera irregular por la oscura callejuela del barrio de belgrano. Damian venia cabizbajo por Avenida Cabildo. Pese a la hora los coches no cesaban su eterna marcha,y si bien es verdad que a menor frecuencia que durante el dia, cierto es tambien que compensaban esto con una mayor velocidad. Damian penso entonces, como cada vez que transitaba de noche por alguna avenida de Buenos Aires, que la ciudad era como un inmenso pulmon que solo respiraba de noche. Debe ser el contraste - se dijo - uno de dia no puede siquiera caminar por aca. Esta todo tan mal organizado.
Los colectivos tambien pasaban apurados en su trajin nocturo, simbolizando el aburridisimo eterno retorno de lo mismo. Lo mismo como un coche mercedes benz de los años 80, de chapa y plastico, probablemente fabricado en Brasil. Damian deberia haber doblado en Olazabal, pero en cambio lo hizo en Juramento, y para el lado contrario, enfilando para el bajo. Quizas, inconcientemente habia algo en el que lo impulsaba hacia las profundidades, hacia abajo. Algo como un peso. El mar era para el un simbolo de profundidad, y el rio era en Buenos Aires lo mas cercano al mar, aunque fuese un mal de aguas fetidas y contaminadas por desechos industriales.Si, era aun demasiado joven y se habia inmiscuido quizas en circulos demasiado oscuros y atrayentes. La paranoia y la obsesion de las doctrinas de esos circulos eran muy a menudo realidades demasiado cercanas. Odiaba esa prueba de lo somero de la realidad. Prueba que le era dada, manifestada, siempre en materiales como el plastico y el concreto. Una galeria con una Vulgar Heladeria Freddo justo al lado de lo que alguna vez fue el legendario Epsilon (Ahora se erguia otro bar de un nombre en italiano, pretendidamente ingenioso, que era al Epsilon lo que un italiano actual es a un habitante de la mitica Magna Grecia: un hijo deforme y caricaturesco). Sin embargo quedaban del antiguo Epsilon las paredes que lindaban con algo asi como un galpon o una cochera, de la cual se dejaba ver solo un viejo porton verde de chapa, asegurado con un pesado tubo de hierro o acero. Damian habia disminuido la marcha. Lo hizo gradualmente hasta detenerse y luego de quedarse unos instantes observando la cupula se sento casi como un sonambulo en uno de los banquitos de material que estaban casi al final de la cuadra, enfrente de la plaza. Desde ahi podia contemplar tanto la oscura plazoleta, libre a esas horas de los traseuntes, de los puesteros, de los perros y sus dueños y principalmente de las señoras, como a la iglesia de la Inmaculada Concepcion, y naturalmente tambien al Epsilon. Esto ultimo no era un error o una transpolacion, pues Esteban solia siempre imprimir sobre la realidad su realidad propia, es decir, solia ser orgullosamente idealista, y en su universo, plagado como estaba de libros y teoremas, el Epsilon era siempre el Epsilon.
Pasaba siempre por esa cuadra cuando estaba por la zona. Con pasar, me refiero a ir, a estar ahi fisicamente, pues su cabeza enfocaba con frecuencia ese y otros sitios. Recordaba la unica vez que se habia animado a traspasar el umbral de la observacion. Aquel dia solamente tenia pensado ir a las barracas a distraerse un rato, pero termino entrando directamente al Epsilon, el cual tenia, ademas de las tradicionales mesitas afuera, destinadas a los turistas y a los extrovertidos, una fila de mesas que estaba en una especie de galeria pasillo entre el afuera y el adentro propiamente dicho. En una de estas mesas se instalo Damian ese dia, y pidio un modesto cafe, casi con verguenza, sintiendose un extraño o un hipocrita observador de la realidad. Miro a su alrededor y se sintio fuera de contexto.No tenia especial odio o especial interes por los miembros de ninguna clase social, pero en ese momento sintio un deliberado desprecio contra el ambiente que, al parecer, inexplicablemente (¿como, por que?) lo oprimia. Sus ojos se dirigian cada tanto, con nerviosa agitacion, hacia el porton verde de chapa y a su imponente barra de hierro, obstaculo unico que lo separaba de otra posible realidad. Entonces sucedio algo que logro sacarlo de sus meditaciones para sumergirlo en otras aun mas terribles. Damian, como una estatua de granito, como una nocturna gargola de catedral, recordaba a la vez que miraba al vacio. Una paloma blanca, simbolo inequivoco de la paz y la inocencia, entro al vuelo por uno de los arcos de la galeria, y comenzo a revolotear confundida por encima de las mesas. Damian por lo general odiaba a las palomas. Esos pajaros sucios, alborotadores, mendigos. Los odiaba como odiaba a todo lo que era vulgar, pero en el momento mismo en que el pajaro entro, sintio una inmediata simpatia por el. El techo se hallaba a no mas de dos metros, y en el giraban, sorda y mecanicamente varios ventiladores de acero. La paloma golpeo entonces contra las mortiferas aspas, y el cordial silencio de los zumbidos que producian las aspas al girar fue interrumpido pior un ruido sordo y metalico, y por un estallido de plumas blancas. Damian penso entonces que definitivamente debia de haber volado sangre para algun sitio, pero no pudo recordar haberla visto. Si recordaba en cambio que la paloma cayo luego de golpear contra una columna, y que soprendentemente estaba viva y hasta logro ponerse de pie y, desorientada aun, salir caminando torpemente hacia afuera. En esos momentos, Damian juzgo ese episodio como un terrible presagio acerca de si mismo. No estaba del todo seguro de su significado, pero no se podia evitar pensar que el simbolismo no podia menos que afectarlo a el, ya que sintio instantanea identificacion con el pajaro. Pajaro que, valga tenerlo en cuenta, habia entrado desde la misma direccion que el y que habia salido como probablemente el saldria: Herido, avergonzado y estupidamente confundido ante la mirada de seres superiores que lo observaban con asombro y desden desde cornisas lejanas. ¿Pero irse de donde? ¿Del Epsilon acaso, o de la vida? ¿No era acaso lo mismo?. Un escalofrio repentino le recorrio entonces la espalda, y mientras recordaba como habia pagado el cafe y salido a toda marcha de ahi ese dia, se puso nuevamente en marcha hacia Avenida Cabildo, hacia otro bar, en donde como siempre lo esperaba Esteban.
La atmosfera casi mistica de la Iglesia de la Inmaculada Concepcion quedo atras apenas volvio a encarar Cabilido. Tenia a veces la necesidad imperiosa de volcar sus ideales sobre objetos reales. "Para fijarlos", se decia a si mismo. El dialogo consigo mismo era una de sus principales cualidades y de sus principales distracciones. Virtud y vicio por partes iguales. Aunque quizas seria mas acertado decir, antes que dialogo, monologo. Luego de hacer unas cuadras (y retomar casi inevitablemente el tema del contraste y la soledad de las avenidas por la noche) volvio a doblar ahora si en Olazabal, y tras realizar un par de giros mas y alguna que otra desviacion, llego por fin a la esquina en la que se asentaba como un castillo,la cerveceria Bavaria. Esta era sin duda uno de los resultados de la epoca menemista: Habia empezado como un bar de poca monta y habia terminado convertido en una cerveceria "Alemana" con bebidas exoticas y precios tambien exoticos, para turistas; Y habia pasado de satisfaccer a los borrachos de barrio, esos seres miserables pero autenticos, a llenarse de turistas ingleses y de vanguardistas, seres autenticos sin duda, pero tambien sin duda miserables. Y si de seres miserable hablamos, tambien frecuentaban el lugar esos quisquillosos y malhumorados ratones engalanados que suelen ser los oficinistas porteños. Seres indudablemente desalmados, a los que se aplica mejor que a ningun otro el mote de "empapelados", usado en la manera en que lo usaban ciertos alemanes.
Damian diviso al instante a Esteban entre toda esa gente. La campera de jean, raida y desgastada, colgaba del respaldo de una silla de madera en una de las mesas de afuera. Esteban estaba recostado en la silla y extendido cuan largo era. En la mesa (plastica, practicamente un inmenso logotipo de pepsi) estaba un vaso de ginebra practicamente intacto. Damian sabia que llegaba una hora mas tarde de lo convenido, pero tambien sabia que Esteban no tenia problemas con el tiempo, sabia que estaba alli desde mucho antes y que si el no hubiese ido, hubiese estado ahi de todas formas, en esa misma mesa, hasta mucho tiempo despues. Probablemente no hubiera notado su ausencia.
Damian solto un "Buenas" al tiempo que se sentaba. La mirada de Esteban se elevo un instante hacia el recien llegado y luego volvio a posarse en un punto incierto entre el borde de la mesa y el suelo.
- Che, ¿No Saludas mas acaso? Despues dicen que somos los jovenes los que no tenemos respeto, y que todo esta perdido, ¡ja! - Le recrimino Damian casi a modo de sorna
Esteban le respondio al instante y con desinteres - Ahh, Buenas.. -. Damian pidio entonces una cerveza y fijo su atencion en la calle, viendo pasar los autos y colectivos, volviendo a tiempo a sus meditaciones. Ese tipo de silencios entre ambos eran cosa comun, y sin embargo Damian se sintio impelido a preguntar si todo estaba en orden; Pregunta peligrosa siempre para un solitario como Esteban. "Ese tipo de preguntas - pensaba - son bastante indecorosas, casi vulgares. ¿Que ganare preguntandole?". Pese a estas cavilaciones, habia en el aire la sensacion de desconexion. Al mirar a Esteban, vio que habia algo mas ademas de lo habitualmente perdido de la mirada de su amigo. Podia percibirse, con mucha dificultad, cierta severidad en el rostro, cierto enfoque dentro de esa lejania. Y ese enfoque, Damian lo sabia muy bien, ese enfoque era una proyeccion de un objeto especifico. Objeto que pesaba en el alma de Esteban, y que imprimia entonces la expresion inequivoca del que arrastra una preocupacion. Damian decidio arriesgarse.
- A vos te pasa algo, ¿no? - Damian pretendio mantener su mirada en los autos que pasaban.
- No, nada... nada fuera de lo comun.
- No seguiras con lo de la otra vez, ¿no?
Esteban levanto la vista con gesto de fastidio, en un movimiento rapido miro a Damian y volvio a bajar la vista. - ¿Que cosa de la otra vez?, Dejate de joder querés. ¿Vos no seguiras tambien con lo mismo no?
- Sabe que no cambie para nada de opinion - la voz de Damian adopto un resignado fanatismo, adquiriendo su tan conocido tono de orador - En estos dias, estuve pensando que mas que nunca el arte justifica la existencia. Sera que vos sos demasiado realista, a fuerza de la vida, demasiado realista para creer en algo, para creer en que algo justifica todo esto. Yo siento ese sentido, y no por eso soy Francis Bacon sabes.
Esteban se irguio un poco en la silla, y colocon ambos brazos cruzados sobre la mesa, inclinandose un poco hacia adelante. Esta vez, penso, esta vez no se hallaba tan cansado ni habia tomado demasiado, pero igualmente sentia un fastidio por todas esas discusiones esteriles. Penso en Bakunin.
- No volvamos a lo de siempre, ya te dije que sos demasiado pendejo todavia, pero esta bien. Ya veremos si con los ideales podes mantener una familia o pagar la cerveza que te pedistes. ¿Y decis que todos, incluyendo por ejemplo a los refugiados del terremoto en chile o en Haiti, tenemos que refugiarnos en el arte, y no solo en el arte, sino en un arte con mayusculas? ¡ja ja ja! ¿Y quien va a establecer que Goethe es con mayusculas y Neruda no? ¿Vos? ¡ja! Lo odias al chileno, ¿No? - Esteban habia pasado de la irritacion a la diversion con una fluidez natural. Habia, por lo pronto, recuperado su cinismo y miraba a Damian con ojos pequeños y penetrantes. Al oir lo ultimo, Damian se revolvio en su silla, y un poco incomodo abandono las calles y los colectivos para contestar.
- No lo odio, solamente me parece un mal poeta. Un payaso. ¡Por favor! ¡Y ese era comunista! Si andaba por ahi, haciendole odas a la tostadora y a la caja de zapatos, queriendo translucir no se que. ¿cuantos fueron? tres o cuatro libros tirados a la basura, de los cuales se salvan, como mucho, las odas a los elementos naturales. Exeptuando, claro, esas ridiculeces como la oda a los atomos o a la energia. ¡Por favor! Imaginatelo, Esteban, a un profesor de fisica con una bata de laboratorio, con una tiza en la mano y un tubo de ensayo en la otra, con unas antiparras de seguridad, saltando y gesticulando poeticamente en su laboratorio, cantandole a los atomos y a la teoria energetica de Ostwald. El unico tinte romantico lo tiene cuando habla de la revolucion, del pan y del pueblo. Pero fuera de eso es un mal poeta. Un derrotado. No tiene espiritu, ¿sabes?.
- Bueno, Garcia Marquez creo fue el que dijo que era el más grande poeta del siglo veinte en cualquier idioma, ¿no?. - Esteban menciono a proposito a Garcia Marquez. Se divertia y sus ojos brillaban con malignidad.
- ¡Garcia Marquez decis! A ese cafetero si que casi llego a detestarlo. ¡Que maraña tiene para escribir! Si el otro era un mal poeta, este es un mal escritor y un pesimo novelista. ¿Sabes una cosa?, por que ya veo como me miras, y no. No hace falta ser un lectorcito de obras completas para tener un buen juicio sobre un autor. Los escritores son como la comida: Te alcanza una porcioncita para saber si te gusta o te repugna. Y lo que he leido del cafetero este, y creeme que alguna que otra obra entera lei, me parecio tan confuso, tan colorinche, tan mal construido el simbolismo, que pasa de ser oscuro a ser ridiculo.
- Sin embargo, para la gran mayoria de la critica latinoamericana, estos dos tipos no solo son grandes artistas, artistas con mayuscula - Esteban alargo burlonamente la palabra mayuscula - sino que incluso son grandes maestros.
- Pero callate querés. ¿Desde cuando te importan a vos las opiniones de los criticos?. No importa que digan esos criticos. Seran.. ¡ja!, seran malos criticos. Creo que estan sobrevaluados esos dos. Ademas, volviendo a Neruda, ¡Que titulos! ¿por que esa mania tan fea de ponerle a un libro algo como "20 cuentos interesantes" o "155 poemas de soledad"? ¿No es acaso una tendencia casi de marketing, el contar la cantidad? Faltaba ya solo que titulara una obra como "un kilo y medio de poemas doble faz". Esos, y tambien ese perro liberalista de Vargas Llosa. No se en donde viven sinceramente. Por eso no me gustan. Por que gestan tipos como vos, descreidos del arte como lo que en realidad es: Un defensor del sentido de la existencia contra el sinsentido que dia a dia vemos.
Cuando Damian comenzaba a dar uno de esos discursos, comenzaba hablando despaciadamente para luego ir aumentando en ritmo y velocidad, calmadamente primero y al final con gesticulaciones y a veces hasta finalizaba el sermon con un pequeño puñetazo en la mesa. Esteban lo contemplaba divertido, casi maravillado, pensando en que era todo un orador en su pulpito, pero que por desgracia le faltaban los feligreses.
- Si si - Esteban hizo un gesto apaciguador con la mano - No te sulfures tanto pibe, ponele que esos dos son un par de payasos, para mi no son distintos de los payasos del otro lado del atlantico. Vos salvas la poesia naturalista de Neruda, cosas como "El monte y el rio", y tambien las socialistas, pero para mi sigue siendo vanidad esa poesia. El señorito Aleman paseando por campiñas y sufriendo por la mujer de un burguesito no tiene tampoco nada que ver con nosotros y nuestros propios sufrimientos. ¿Quien puede salvarse con ese arte que vos defendes? Y aunque halla un Arte existencialista y un arte idealista, Damian, ambos siguen siendo inutiles para los problemas. Los problemas se resuelven con acciones. Creeme que si no fuese asi..
- ¿Que?
- Nada...
- ¿Que? Deci ahora. ¿O vos pensas que individuos como Goethe o Nietzsche no se salvaron por el arte?
- Holderlin tambien, ¿no? Y haceme el favor, al chovinista ese no me lo nombres. Flor de ejemplo te buscas vos, tanto cotorreo para terminar en Turin como un pelotudo. Anda, preocupate por el arte vos. Todo un hipocrita. A veces pienso que te pareces un poco. - Damian entonces miro fijo a Esteban, y este sostuvo la mirada. Los ojos marrones y un pogo rasgados de Damian y los ojos pequeños y oscuros, titilantes y amarillentos de Esteban se contemplaron, unos con dureza, los otros con calma bovina. Damian le echo un trago largo al porron, el cual estaba por la mitad y termino vacio. Y luego dijo: "Mejor deja". Se prolongo un nuevo silencio. Esteban encendio un cigarrillo y comenzo a juguetear con la tapa del eterno Zippo.
- ¿me vas a decir que te pasa o no?-. Damian habia vuelto a la carga inusitadamente y con firmeza.
- Me pasa lo de Kirilov, pendejo, eso me pasa-.
- ¡Que duro que sos!. Siendo tan realista vos, te vas a otros lados cuando te conviene. ¿Por que no usas esa crudeza de pensamiento y me decis que carajo te pasa?.
- No se que diablos queres oir vos.- Dio una larga pitada y prosiguio. - No se si voy a poder seguir viniendo por mucho tiempo mas, ¿sabes?. Ponele que por un tiempo al menos, hasta que vea que haga, hasta que vea si quiero hacer algo-. Damian miro nuevamente a Esteban y parecio comprender. Penso en una expresion: "la realidad del asunto", e inmediatamente sintio, un poco a su pesar, lo concreto y lo terrible de la filosofia materialista de Esteban. Se avergonzo tambien un poco de si mismo, de no encarnar, a la manera de su amigo, sus ideas en su forma de vida. Por un momento que parecio eterno, no atino a decir nada. El silencio, siempre tan respetuoso y cordial entre ellos, se volvio incomodo. Quizas por vez primera. Esteban penso entonces que tal vez habia sido una idiotez soltar eso asi de repente, y que no tenia sentido prolongar ese ambiente lugubre. "Es propio de los solitarios el ser cortantes con las vueltas innecesarias", se decia. Tomo lo que quedaba de la ginebra, y agrego: - Vine hasta aca para decirtelo. Me voy en un rato, tengo que hacer.
Pero era mentira, ambos lo sabian, y Esteban no tenia nada que hacer, ni esa noche mas tarde ni en momento alguno y desde hace algun tiempo. Entonces esteban se levanto y agarro su campera. Puso la mano en el hombro de Damian y, mostrando una sonrisa extraña y casi burlona, agrego:
- Lamentablemente, la Ginebra la cargas a tu cuenta hoy, pequeñoburgues del arte-. Y se alejo entonces caminando mientras se enfundaba en su campera palida y azul. Nuevamente, Damian no atino a decir nada.
Los colectivos tambien pasaban apurados en su trajin nocturo, simbolizando el aburridisimo eterno retorno de lo mismo. Lo mismo como un coche mercedes benz de los años 80, de chapa y plastico, probablemente fabricado en Brasil. Damian deberia haber doblado en Olazabal, pero en cambio lo hizo en Juramento, y para el lado contrario, enfilando para el bajo. Quizas, inconcientemente habia algo en el que lo impulsaba hacia las profundidades, hacia abajo. Algo como un peso. El mar era para el un simbolo de profundidad, y el rio era en Buenos Aires lo mas cercano al mar, aunque fuese un mal de aguas fetidas y contaminadas por desechos industriales.Si, era aun demasiado joven y se habia inmiscuido quizas en circulos demasiado oscuros y atrayentes. La paranoia y la obsesion de las doctrinas de esos circulos eran muy a menudo realidades demasiado cercanas. Odiaba esa prueba de lo somero de la realidad. Prueba que le era dada, manifestada, siempre en materiales como el plastico y el concreto. Una galeria con una Vulgar Heladeria Freddo justo al lado de lo que alguna vez fue el legendario Epsilon (Ahora se erguia otro bar de un nombre en italiano, pretendidamente ingenioso, que era al Epsilon lo que un italiano actual es a un habitante de la mitica Magna Grecia: un hijo deforme y caricaturesco). Sin embargo quedaban del antiguo Epsilon las paredes que lindaban con algo asi como un galpon o una cochera, de la cual se dejaba ver solo un viejo porton verde de chapa, asegurado con un pesado tubo de hierro o acero. Damian habia disminuido la marcha. Lo hizo gradualmente hasta detenerse y luego de quedarse unos instantes observando la cupula se sento casi como un sonambulo en uno de los banquitos de material que estaban casi al final de la cuadra, enfrente de la plaza. Desde ahi podia contemplar tanto la oscura plazoleta, libre a esas horas de los traseuntes, de los puesteros, de los perros y sus dueños y principalmente de las señoras, como a la iglesia de la Inmaculada Concepcion, y naturalmente tambien al Epsilon. Esto ultimo no era un error o una transpolacion, pues Esteban solia siempre imprimir sobre la realidad su realidad propia, es decir, solia ser orgullosamente idealista, y en su universo, plagado como estaba de libros y teoremas, el Epsilon era siempre el Epsilon.
Pasaba siempre por esa cuadra cuando estaba por la zona. Con pasar, me refiero a ir, a estar ahi fisicamente, pues su cabeza enfocaba con frecuencia ese y otros sitios. Recordaba la unica vez que se habia animado a traspasar el umbral de la observacion. Aquel dia solamente tenia pensado ir a las barracas a distraerse un rato, pero termino entrando directamente al Epsilon, el cual tenia, ademas de las tradicionales mesitas afuera, destinadas a los turistas y a los extrovertidos, una fila de mesas que estaba en una especie de galeria pasillo entre el afuera y el adentro propiamente dicho. En una de estas mesas se instalo Damian ese dia, y pidio un modesto cafe, casi con verguenza, sintiendose un extraño o un hipocrita observador de la realidad. Miro a su alrededor y se sintio fuera de contexto.No tenia especial odio o especial interes por los miembros de ninguna clase social, pero en ese momento sintio un deliberado desprecio contra el ambiente que, al parecer, inexplicablemente (¿como, por que?) lo oprimia. Sus ojos se dirigian cada tanto, con nerviosa agitacion, hacia el porton verde de chapa y a su imponente barra de hierro, obstaculo unico que lo separaba de otra posible realidad. Entonces sucedio algo que logro sacarlo de sus meditaciones para sumergirlo en otras aun mas terribles. Damian, como una estatua de granito, como una nocturna gargola de catedral, recordaba a la vez que miraba al vacio. Una paloma blanca, simbolo inequivoco de la paz y la inocencia, entro al vuelo por uno de los arcos de la galeria, y comenzo a revolotear confundida por encima de las mesas. Damian por lo general odiaba a las palomas. Esos pajaros sucios, alborotadores, mendigos. Los odiaba como odiaba a todo lo que era vulgar, pero en el momento mismo en que el pajaro entro, sintio una inmediata simpatia por el. El techo se hallaba a no mas de dos metros, y en el giraban, sorda y mecanicamente varios ventiladores de acero. La paloma golpeo entonces contra las mortiferas aspas, y el cordial silencio de los zumbidos que producian las aspas al girar fue interrumpido pior un ruido sordo y metalico, y por un estallido de plumas blancas. Damian penso entonces que definitivamente debia de haber volado sangre para algun sitio, pero no pudo recordar haberla visto. Si recordaba en cambio que la paloma cayo luego de golpear contra una columna, y que soprendentemente estaba viva y hasta logro ponerse de pie y, desorientada aun, salir caminando torpemente hacia afuera. En esos momentos, Damian juzgo ese episodio como un terrible presagio acerca de si mismo. No estaba del todo seguro de su significado, pero no se podia evitar pensar que el simbolismo no podia menos que afectarlo a el, ya que sintio instantanea identificacion con el pajaro. Pajaro que, valga tenerlo en cuenta, habia entrado desde la misma direccion que el y que habia salido como probablemente el saldria: Herido, avergonzado y estupidamente confundido ante la mirada de seres superiores que lo observaban con asombro y desden desde cornisas lejanas. ¿Pero irse de donde? ¿Del Epsilon acaso, o de la vida? ¿No era acaso lo mismo?. Un escalofrio repentino le recorrio entonces la espalda, y mientras recordaba como habia pagado el cafe y salido a toda marcha de ahi ese dia, se puso nuevamente en marcha hacia Avenida Cabildo, hacia otro bar, en donde como siempre lo esperaba Esteban.
La atmosfera casi mistica de la Iglesia de la Inmaculada Concepcion quedo atras apenas volvio a encarar Cabilido. Tenia a veces la necesidad imperiosa de volcar sus ideales sobre objetos reales. "Para fijarlos", se decia a si mismo. El dialogo consigo mismo era una de sus principales cualidades y de sus principales distracciones. Virtud y vicio por partes iguales. Aunque quizas seria mas acertado decir, antes que dialogo, monologo. Luego de hacer unas cuadras (y retomar casi inevitablemente el tema del contraste y la soledad de las avenidas por la noche) volvio a doblar ahora si en Olazabal, y tras realizar un par de giros mas y alguna que otra desviacion, llego por fin a la esquina en la que se asentaba como un castillo,la cerveceria Bavaria. Esta era sin duda uno de los resultados de la epoca menemista: Habia empezado como un bar de poca monta y habia terminado convertido en una cerveceria "Alemana" con bebidas exoticas y precios tambien exoticos, para turistas; Y habia pasado de satisfaccer a los borrachos de barrio, esos seres miserables pero autenticos, a llenarse de turistas ingleses y de vanguardistas, seres autenticos sin duda, pero tambien sin duda miserables. Y si de seres miserable hablamos, tambien frecuentaban el lugar esos quisquillosos y malhumorados ratones engalanados que suelen ser los oficinistas porteños. Seres indudablemente desalmados, a los que se aplica mejor que a ningun otro el mote de "empapelados", usado en la manera en que lo usaban ciertos alemanes.
Damian diviso al instante a Esteban entre toda esa gente. La campera de jean, raida y desgastada, colgaba del respaldo de una silla de madera en una de las mesas de afuera. Esteban estaba recostado en la silla y extendido cuan largo era. En la mesa (plastica, practicamente un inmenso logotipo de pepsi) estaba un vaso de ginebra practicamente intacto. Damian sabia que llegaba una hora mas tarde de lo convenido, pero tambien sabia que Esteban no tenia problemas con el tiempo, sabia que estaba alli desde mucho antes y que si el no hubiese ido, hubiese estado ahi de todas formas, en esa misma mesa, hasta mucho tiempo despues. Probablemente no hubiera notado su ausencia.
Damian solto un "Buenas" al tiempo que se sentaba. La mirada de Esteban se elevo un instante hacia el recien llegado y luego volvio a posarse en un punto incierto entre el borde de la mesa y el suelo.
- Che, ¿No Saludas mas acaso? Despues dicen que somos los jovenes los que no tenemos respeto, y que todo esta perdido, ¡ja! - Le recrimino Damian casi a modo de sorna
Esteban le respondio al instante y con desinteres - Ahh, Buenas.. -. Damian pidio entonces una cerveza y fijo su atencion en la calle, viendo pasar los autos y colectivos, volviendo a tiempo a sus meditaciones. Ese tipo de silencios entre ambos eran cosa comun, y sin embargo Damian se sintio impelido a preguntar si todo estaba en orden; Pregunta peligrosa siempre para un solitario como Esteban. "Ese tipo de preguntas - pensaba - son bastante indecorosas, casi vulgares. ¿Que ganare preguntandole?". Pese a estas cavilaciones, habia en el aire la sensacion de desconexion. Al mirar a Esteban, vio que habia algo mas ademas de lo habitualmente perdido de la mirada de su amigo. Podia percibirse, con mucha dificultad, cierta severidad en el rostro, cierto enfoque dentro de esa lejania. Y ese enfoque, Damian lo sabia muy bien, ese enfoque era una proyeccion de un objeto especifico. Objeto que pesaba en el alma de Esteban, y que imprimia entonces la expresion inequivoca del que arrastra una preocupacion. Damian decidio arriesgarse.
- A vos te pasa algo, ¿no? - Damian pretendio mantener su mirada en los autos que pasaban.
- No, nada... nada fuera de lo comun.
- No seguiras con lo de la otra vez, ¿no?
Esteban levanto la vista con gesto de fastidio, en un movimiento rapido miro a Damian y volvio a bajar la vista. - ¿Que cosa de la otra vez?, Dejate de joder querés. ¿Vos no seguiras tambien con lo mismo no?
- Sabe que no cambie para nada de opinion - la voz de Damian adopto un resignado fanatismo, adquiriendo su tan conocido tono de orador - En estos dias, estuve pensando que mas que nunca el arte justifica la existencia. Sera que vos sos demasiado realista, a fuerza de la vida, demasiado realista para creer en algo, para creer en que algo justifica todo esto. Yo siento ese sentido, y no por eso soy Francis Bacon sabes.
Esteban se irguio un poco en la silla, y colocon ambos brazos cruzados sobre la mesa, inclinandose un poco hacia adelante. Esta vez, penso, esta vez no se hallaba tan cansado ni habia tomado demasiado, pero igualmente sentia un fastidio por todas esas discusiones esteriles. Penso en Bakunin.
- No volvamos a lo de siempre, ya te dije que sos demasiado pendejo todavia, pero esta bien. Ya veremos si con los ideales podes mantener una familia o pagar la cerveza que te pedistes. ¿Y decis que todos, incluyendo por ejemplo a los refugiados del terremoto en chile o en Haiti, tenemos que refugiarnos en el arte, y no solo en el arte, sino en un arte con mayusculas? ¡ja ja ja! ¿Y quien va a establecer que Goethe es con mayusculas y Neruda no? ¿Vos? ¡ja! Lo odias al chileno, ¿No? - Esteban habia pasado de la irritacion a la diversion con una fluidez natural. Habia, por lo pronto, recuperado su cinismo y miraba a Damian con ojos pequeños y penetrantes. Al oir lo ultimo, Damian se revolvio en su silla, y un poco incomodo abandono las calles y los colectivos para contestar.
- No lo odio, solamente me parece un mal poeta. Un payaso. ¡Por favor! ¡Y ese era comunista! Si andaba por ahi, haciendole odas a la tostadora y a la caja de zapatos, queriendo translucir no se que. ¿cuantos fueron? tres o cuatro libros tirados a la basura, de los cuales se salvan, como mucho, las odas a los elementos naturales. Exeptuando, claro, esas ridiculeces como la oda a los atomos o a la energia. ¡Por favor! Imaginatelo, Esteban, a un profesor de fisica con una bata de laboratorio, con una tiza en la mano y un tubo de ensayo en la otra, con unas antiparras de seguridad, saltando y gesticulando poeticamente en su laboratorio, cantandole a los atomos y a la teoria energetica de Ostwald. El unico tinte romantico lo tiene cuando habla de la revolucion, del pan y del pueblo. Pero fuera de eso es un mal poeta. Un derrotado. No tiene espiritu, ¿sabes?.
- Bueno, Garcia Marquez creo fue el que dijo que era el más grande poeta del siglo veinte en cualquier idioma, ¿no?. - Esteban menciono a proposito a Garcia Marquez. Se divertia y sus ojos brillaban con malignidad.
- ¡Garcia Marquez decis! A ese cafetero si que casi llego a detestarlo. ¡Que maraña tiene para escribir! Si el otro era un mal poeta, este es un mal escritor y un pesimo novelista. ¿Sabes una cosa?, por que ya veo como me miras, y no. No hace falta ser un lectorcito de obras completas para tener un buen juicio sobre un autor. Los escritores son como la comida: Te alcanza una porcioncita para saber si te gusta o te repugna. Y lo que he leido del cafetero este, y creeme que alguna que otra obra entera lei, me parecio tan confuso, tan colorinche, tan mal construido el simbolismo, que pasa de ser oscuro a ser ridiculo.
- Sin embargo, para la gran mayoria de la critica latinoamericana, estos dos tipos no solo son grandes artistas, artistas con mayuscula - Esteban alargo burlonamente la palabra mayuscula - sino que incluso son grandes maestros.
- Pero callate querés. ¿Desde cuando te importan a vos las opiniones de los criticos?. No importa que digan esos criticos. Seran.. ¡ja!, seran malos criticos. Creo que estan sobrevaluados esos dos. Ademas, volviendo a Neruda, ¡Que titulos! ¿por que esa mania tan fea de ponerle a un libro algo como "20 cuentos interesantes" o "155 poemas de soledad"? ¿No es acaso una tendencia casi de marketing, el contar la cantidad? Faltaba ya solo que titulara una obra como "un kilo y medio de poemas doble faz". Esos, y tambien ese perro liberalista de Vargas Llosa. No se en donde viven sinceramente. Por eso no me gustan. Por que gestan tipos como vos, descreidos del arte como lo que en realidad es: Un defensor del sentido de la existencia contra el sinsentido que dia a dia vemos.
Cuando Damian comenzaba a dar uno de esos discursos, comenzaba hablando despaciadamente para luego ir aumentando en ritmo y velocidad, calmadamente primero y al final con gesticulaciones y a veces hasta finalizaba el sermon con un pequeño puñetazo en la mesa. Esteban lo contemplaba divertido, casi maravillado, pensando en que era todo un orador en su pulpito, pero que por desgracia le faltaban los feligreses.
- Si si - Esteban hizo un gesto apaciguador con la mano - No te sulfures tanto pibe, ponele que esos dos son un par de payasos, para mi no son distintos de los payasos del otro lado del atlantico. Vos salvas la poesia naturalista de Neruda, cosas como "El monte y el rio", y tambien las socialistas, pero para mi sigue siendo vanidad esa poesia. El señorito Aleman paseando por campiñas y sufriendo por la mujer de un burguesito no tiene tampoco nada que ver con nosotros y nuestros propios sufrimientos. ¿Quien puede salvarse con ese arte que vos defendes? Y aunque halla un Arte existencialista y un arte idealista, Damian, ambos siguen siendo inutiles para los problemas. Los problemas se resuelven con acciones. Creeme que si no fuese asi..
- ¿Que?
- Nada...
- ¿Que? Deci ahora. ¿O vos pensas que individuos como Goethe o Nietzsche no se salvaron por el arte?
- Holderlin tambien, ¿no? Y haceme el favor, al chovinista ese no me lo nombres. Flor de ejemplo te buscas vos, tanto cotorreo para terminar en Turin como un pelotudo. Anda, preocupate por el arte vos. Todo un hipocrita. A veces pienso que te pareces un poco. - Damian entonces miro fijo a Esteban, y este sostuvo la mirada. Los ojos marrones y un pogo rasgados de Damian y los ojos pequeños y oscuros, titilantes y amarillentos de Esteban se contemplaron, unos con dureza, los otros con calma bovina. Damian le echo un trago largo al porron, el cual estaba por la mitad y termino vacio. Y luego dijo: "Mejor deja". Se prolongo un nuevo silencio. Esteban encendio un cigarrillo y comenzo a juguetear con la tapa del eterno Zippo.
- ¿me vas a decir que te pasa o no?-. Damian habia vuelto a la carga inusitadamente y con firmeza.
- Me pasa lo de Kirilov, pendejo, eso me pasa-.
- ¡Que duro que sos!. Siendo tan realista vos, te vas a otros lados cuando te conviene. ¿Por que no usas esa crudeza de pensamiento y me decis que carajo te pasa?.
- No se que diablos queres oir vos.- Dio una larga pitada y prosiguio. - No se si voy a poder seguir viniendo por mucho tiempo mas, ¿sabes?. Ponele que por un tiempo al menos, hasta que vea que haga, hasta que vea si quiero hacer algo-. Damian miro nuevamente a Esteban y parecio comprender. Penso en una expresion: "la realidad del asunto", e inmediatamente sintio, un poco a su pesar, lo concreto y lo terrible de la filosofia materialista de Esteban. Se avergonzo tambien un poco de si mismo, de no encarnar, a la manera de su amigo, sus ideas en su forma de vida. Por un momento que parecio eterno, no atino a decir nada. El silencio, siempre tan respetuoso y cordial entre ellos, se volvio incomodo. Quizas por vez primera. Esteban penso entonces que tal vez habia sido una idiotez soltar eso asi de repente, y que no tenia sentido prolongar ese ambiente lugubre. "Es propio de los solitarios el ser cortantes con las vueltas innecesarias", se decia. Tomo lo que quedaba de la ginebra, y agrego: - Vine hasta aca para decirtelo. Me voy en un rato, tengo que hacer.
Pero era mentira, ambos lo sabian, y Esteban no tenia nada que hacer, ni esa noche mas tarde ni en momento alguno y desde hace algun tiempo. Entonces esteban se levanto y agarro su campera. Puso la mano en el hombro de Damian y, mostrando una sonrisa extraña y casi burlona, agrego:
- Lamentablemente, la Ginebra la cargas a tu cuenta hoy, pequeñoburgues del arte-. Y se alejo entonces caminando mientras se enfundaba en su campera palida y azul. Nuevamente, Damian no atino a decir nada.
3 comentarios:
No me queda claro si Damián, al ver a la paloma, estaba inmerso en una alucinación, o se trataba acaso de un hecho real. De todos modos, fuese lo uno o lo otro, era real para él…
Una pena que no conozco al Epsilon como para opinar, pero la descripción da a entender algunas cosas. Aunque no semejante al caso de la historia, recuerdo que en Jonte y Lope de Vega, enfrente del Fortín, hay un Coto. ¿Lo recordás? Cuando yo era chiquito era un cine al que mi padre ha ido antes de que yo naciera, y yo aun recuerdo la fachada del cine abandonado. Ahora un Coto…
Comprendo la sensación de dejar de ser un observador para experimentar lo observado, y también lo de desencajar y salir apurado de algún lado, jaja! Pero eso de que el Epsilon era como la vida, no tengo por qué interpretarlo como abandonar la vida en si, sino la vida pintada de la sociedad. Abandonar el Epsilon es para mí, como dejar de frecuentar ciertas personas y lugares que ya no valen nada. Como afirmar con convicción propia de un bushi el no ir más a comer a una franquicia de comida rápida, o no reunirte con personas con las que sabes que vas a terminar hablando del trabajo, de los culos de las minas de la tele y del partido del Sábado.
Esteban parece estar fastidiado por todo, o mas bien, frustrado. Ambos representan un poco tu actual estado de ánimo parece…
¿Por qué pensó en Bakunin? ¿Qué en particular?
Estoy ansioso por leer lo que será la próxima charla de Damian y Esteban.
Bueno, a lo mejor esa parte del texto fue un poco confusa, a lo mejor intente reescribirla para que queda mas clara, pero tal vez no reformule nada jaja. La cosa es que lo que pasaba era que Damian, sentado en el banquito esa noche, recordaba lo ocurrido en el Ex Epsilon (que entre nosotros, existio y existe actualmente ese cafe de nombre italiano (de hecho se llama "Capisce" o algo asi)). En el relato, lo de la paloma fue algo que realmente le ocurrio a Damian, y que este recordaba sentado a unos metros del mismo bar, el cual queda efectivamente pegado a la iglesia de la inmaculada concepcion en juramento y ciudad de la paz creo.
Lo interesante es que esto que cuento es completamente veridico, no solo en la historia, sino tambien en la realidad misma. Realmente estuve en el ex epsilon y realmente una paloma blanca se inmolo contra el ventilador y luego reboto contra una columna y cayo, increiblemente aun viva, casi a mis pies.
Algun dia tendrias o tendriamos que ir al Ex Epsilon... a tomar no mas que un cafe, por que los precios no son nada amigables je.
En cuanto a Esteban, esta ensimismado en una problema real y bastante concreto: No puede pagar el alquiler de la piezucha inmunda en donde vive (esto lo podes inferir de la primera ontologia). Ademas, por naturaleza Esteban es un solitario y casi frustrado. ¿por que? Por que es un socialista, un socialista en extremo, y penso eso de bakunin que decia que un par de botas es mas util que todo Sheakspeare.
Lo primero que voy a mencionar es que tengo un Zippo en el cajón de mi escritorio, aunque nunca lo he usado ya que no fumo…
Damian quiere darle sentido a la vida a travez del arte, y Esteban cree que el arte no sirve para nada. Son dos posturas opuestas sobre el arte, y sus personalidades también son opuestas me parece. Ambos son de alguna manera frustrados, Esteban por que la vida le resulta demasiado dura como para poder ser él como quiere ser, y asumo que Damian por que no encuentra las respuestas que desea en la sociedad. Lo interesante es como se desquitan sus frustraciones atacando al otro, como si el otro fuese en parte culpable de su situación. Noto una dicotomía en la situación del autor plasmada en estos dos personajes…
Esa reunión sin embargo, dejó un sabor a despedida. Me pregunto en qué otra circunstancias habrían de encontrarse ellos dos, si no fuese en alguna clase de bar…
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