12 nov 2014

Miscelaneas de un ayer a la noche (o Notas de verano sobre impresiones de Invierno)

Pedimos la cuenta y salimos. Todo habia venido marchando bastante bien, al menos esa noche. ¿Como lo se? Facil: Estaba esa sensacion que de de empaquetamiento, propia de las islas y de las vacaciones, de existir en el instante. Uno entra en un modo aislado de la memoria y entonces tambien de la percepcion del tiempo, y entonces parece que nunca hubiera pasado nada antes de esa tarde caminando por calle Corrientes bien lluviosa para luego realizar un city tour por cafes y bares varios, hasta finalmente terminar en un pub Irlandes llamado Maty's o quizas Kilnennys o algo por el estilo, en donde habia vidrios oscuros y sillas de madera y una barra hermosa con luz tenue y muchos y muy variados vasos y botellas como, en fin, hay en todo bar irlandes. Nada antes de la lluvia, nada despues de ir llevandote de la cintura por una calle cualquiera, Cochabamba o Avenida de las Aceitunas, ya no lluviosa pero si muy mojada.
Cruzamos un puente y vos te dejabas caer un poco mas contra mi, enfundada en tu sobretodo de color indefinible como un paraguas mojado en un paraguero, mientras me divahablabas sobre tus experiencias lesbicas de adolescente, tema de conversacion hermoso y lleno de sugestivas diagonales para otras cosas a casi cualquier hora del dia o de la noche, pero no para esa madrugada ventosa que era el postludio o el bonus track de todos los tragos que nos habiamos zampado entre los vidrios oscuros y las botellas que tintineaban en la oscuridad como profundos tesoros ultramarinos. Nos pero sobre todo yo, y por eso ahora la caminata sobre el asfalto era mas bien una caminata lunar, y era solo por tu peso que me parecia no elevarme por sobre las casas y los autos.
Habiamos empezado con un par de cervezas negras que no eran las primeras ni las ultimas de la noche. Mi plan era seguir en el terreno seguro de las bebidas derivadas del lupulo con menos de diez por ciento de etanol, pero a vos se te habia ocurrido meterte en anecdotas de conflictos paternos y de tensas relaciones pre adolescentes, tema que de la nada lleva a la salida de esa epoca de los tiempos largos, del mundo de hadas junto al ataud y de los verdaderos bostezos, y a la consiguiente entrada en la paranoia constante, de la angst y demas problemas del Existencialismo, cosas que por supuesto no te dije mientras te miraba el perfil como de pajaro, pedia el primer Vodka (Smirnoff por favor) y encontraba que si, que si te parecias un poco a Jodie Foster o a Elen Hunt, mas bien a Helen Hunt si hay que hacerle honor a la verdad, cosa cada vez mas facil a medida que los vodkas llegaban imparablemente.
En realidad no hay una coherencia interna que lleve necesariamente a derivar la angustia de la adolesencia, pero yo habia leido "escritor fracasado" de Roberto Arlt hacia muy poco.

Fragmentos Aleatorios de la conversacion en el Irish Pub:

-  Gracias. Imparablemente, imparablemente como las tropas de Stalin entrando en Polonia.
- Helen Hunt y Jodie Foster son practicamente la misma persona. Son manifestaciones de lo mismo contadas por directores diferentes. Es algo asi como Adgalle para Gregorovius, vos me entendes.
- Obvio que no me entendes, pero asi es mejor. Conocer realmente a la gente es como matarla.
- ¿que por que? Smirnoff es el unico vodka que esta destilado de tres diferentes variedades de algo, pero no tengo idea de que. Se lo escuche hace mucho a una chica que tenia sus buenas celulas hepaticas destruidas como experiencia irrefutable en materia alcoholica.

Ibamos asi, cruzando puentes que de ninguna manera pueden existir en Palermo o Recoleta salvo que nos hubieramos metido de prepo en el Rosedal o en el Jardin Japones, cosa que con ese frio y estando todo tan mojado como estaba hubiese sido no solo incomodo sino tambien suicida (confetti de tripas sobre el enrejado del Rosedal), considerando el grado de paquiypalla con el cual ambos caminabamos, yo debido a la curda y vos al cansancio y la torpeza, quien te manda a usar tacos un sabado a la noche.
- Son unos puentes preciosos, tan llenos de pretiles y barandas talladas - me dijistes escondiendo tu cara en mi hombro, comenzando a temblar en lo que parecia ser el comienzo de la risa o el llanto.
- En efecto. No pierdas el detalle de las columnas estilo dorico.
- Dorico, Jonico y Corintio o Corinto, no me acuerdo bien, pero eso te lo enseñan en la primaria.
- Es mas bien en secundaria.

Caminamos asi entre los puentes y como arrimandonos a las paredes que tenian enredaderas imposibles en esa zona, buscando las sombras de los arboles o deteniendonos desvergonzadamente en las porterias de los edificios. Entonces vos te zafabas de mi abrazo a la cintura y me tirabas los brazos al cuello como los Dorios la poderoza lanza desde el carro, y yo parodiaba un poco a las peliculas argentinas de los 60 y a los malos libros eroticos del momento de los que tanto nos reiamos, y te zarandeaba un poco hasta encontrar una pared o la mismisima puerta de vidrio del edificio, cosa que llamaba la atencion del irritado portero (si lo habia) y si no la llamaba era cuestion de medio acostarte en los escalones para que el guardian nocturno supusiera lo peor y se apurara a dar las dos vueltas de llave para decirnos que ese no era lugar para andar haciendo eso, que habia otros lugares (habia la variante socarrona, la indignada,  la indiferente, la compasiva y asi etc) y que ergo y por favor y de lo contrario. Vos te dejabas llevar y sonreias tontamente (es la palabra perfecta), perfil de pajaro y ojos verdes o amarillentamente fosforescentes bajo la luz de los faroles y los porches solitarios, tan parecida a Helen Hunt como era posible parecerse sin serlo, porque eras demasiado alta o demasiado baja o demasiado natural y con pollera floreada en pleno invierno.
Ibamos como Fierro y la Cautiva, cruzando el desierto. Cruz habia muerto mucho tiempo atras y solo era cuestion de no cruzarse ningun indio.
- Las bolas las manejaba, aquel bruto con destreza, las recogia con presteza, y me las volvia a largar, dije naturalmente para mi mismo. Vos volvias al dialogo con ya no se que cosa, incoherencias de madrugada que tienen como principal objetivo seguir tirando del carretel de la propia conciencia, autofagocismo o autognosis, dialogo solo sustentable a base de puchos y alcohol o sencillamente algo que era como un murmullo de cansancio de piernas, el vagabundeo noctambulo del perro callejero, vos hablando de no se que cosa y yo empecinandome en contarte que esto yo lo estaria escribiendo seguramente al dia siguiente.
Era fatal, tarde o temprano debia, tenia que hablarte de mis cuentos. De mis cuentos o al menos de Literatura en general, de que esto yo (o Pedro Aznar) lo estaba tocando mañana y del enano cojitranco y el largo camino que, como en el que estabamos, tenia frente un gran porton que decia una palabra fastuosa como "instante" o "eternidad" pero que aqui, en nuestro camino, decia mas bien Aceite Marolio o tomates la Campagnuola. Vos me escuchabas callada desde hacia un rato mientras mordisqueabas una a una las obleas opera que magicamente habias sacado de tu cartera como si se tratase de un peine o un espejito. Yo tenia que hablarte de todas esas cosas, decirte que aunque te llamases de otro modo eras Jodie Foster o Helen Hunt y que habias sido tambien Luciana en un texto muy divertido y que me habia quedado fantastico, por supuesto que si y podias leerlo cuando se te diera la gana, si es que alguna vez leias algo, cosa que yo no podia saber porque al parecer ambos habiamos comenzado a existir hacia apenas unas horas, como sucede siempre en los sueños, base misma de toda numinosidad: la inocencia edenica, la primera vez que se renueva constantemente, con cada paso, con cada escaparate, con cada sensacion de tu cuerpo contra mi cintura, con cada sospecha de que no tenes la menor idea de adonde vamos.
Tal vez fue por eso que cuando repentinamente me detuve ante el farolito violaceo tuve que darte un pequeño tiron, algo que fue en realidad como afirmarte a mi repentina inercia. Pusistes una cara de estupida que fue inesperadamente genuina, y que solo duro un instante. Entonces me dijistes que no era necesario, que bien podiamos haber ido a tu casa, llamar un taxi e ir directamente a tu casa. Yo debo o tuve seguramente que sonreir. Mi sonrisa fue mas bien como un pataleo al aire, como errarle al pedal o a la soga o a la pelota de tenis que esperamos medio centimetro mas cerca o mas lejos. Uno da el raquetazo y siente el aire. Tira el gancho y siente el aire. Espera encontrar el escalon y en ese segundo en que siente el aire hay un brevisimo instante de terror panico. Pifia. Yo estaba ahi para salir de un determinado orden de las cosas, para salir fuera del tirabuzon de los espacios euclidianos y del tiempo secuencial, y despues de tantas cuadras y de tantos vodkas no tenia ya la cabeza para explicarte que ir a tu casa era como reingresar humillantemente en ese orden. Era " a casita ", era al otro dia preparar o tomar cafe. Mas valia intentar otra explicacion que de todos modos tampoco era falsa:
- Mira, estos hotelitos son cada tanto algo... como te dire, necesario. Primero esta el anonimato, ese estar envuelto en una ola de misterio y al mismo tiempo saberse completamente vulgar, pensar que uno no es mas que otro de los tantos que en ese momento y en igual y alucinante anonimato estara entrando o saliendo de piezas igualmente signos de interrogación con mujeres igualmente enigmaticas y anonimas, como una procesión o un ritual pagano de encapuchados en el bosque. Segundo, estaba la total falta de compromiso. Poder firmar el libro de entradas como Artur Rimbaud y Penny Lane, cosa que hariamos sin falta porque nunca dejo pasar esas oportunidades, y luego cosas como entrar a la habitacion haciendo un trencito o cantando a todas voces Remember when you are young, you shone like sun, o graznando como patos o cerdos, cerrar la puerta de un portazo o no cerrarla, pedir toallas y jabon o no pedirlas, esas cosas. Luego estaba la total impunidad, ser señor hasta el desayuno de la mañana siguiente que de todos modos no ibamos a tomar, poder gritar y gemir como los hominidos de los tiempos paleozoicos, golpeando las paredes y lanzando sonoros gritos de guerra, pedir no ser molestados o un llamado despertador a las 7 que de todos modos nadie iba a atender, y por ultimo la total irresponsabilidad de la que Andres le hababa a Francine, poder dejar todo revuelto, la cama patas para arriba, las frazadas y sabanas colgadas del ventilador, el baño con charcos enormes cual lagunas, los jabones y las toallas escondidas bajo el colchon o sobre el ropero, el preservativo sobre la mesa de luz; Convertir la habitacion en el caos primordial y luego salir saludando como quien va a comprar verduras para el puchero del domingo al mediodia, dos vueltas de llave y el enorme malestrom queda sellado para ser descubierto minutos u horas mas tarde por las soprendidas o no tan sorprendidas mucamas. Siempre me sorprendieron las mucamas de estos hoteles. Son seres silenciosos y casi invisibles, Elfos de la limpieza. En los hoteles es todo siempre como estar con Sofia Loren o Romi Schaider, es ser un apuesto doble agente de la guerra fria o, aun mucho mejor, como ser Raskolnikov o el hombre del subsuelo. Siempre prefiero los bien llamados Telos los dias de lluvia, pues la farsa Dostoievskiana me cuaja mas que la ilusion del american dream casablanquesco.
- De modo que por todo eso y tambien porque ya estas tiritando del frio que, como tu doctor y tu abogado, te recomiendo fervientemente que cruzemos esta puertita polarizada y agarremos un cuartucho miserable. No falla, palabra de scout insoportable.

Ya en la habitacion vos te sacabas las medias mientras yo seguia puteando bajito porque como podia ser que en ese bulo de morondanga no tuviesen siquiera un miserable Jose Cuervo, carajo. Gracias a dios la epifania de verte en pelotas (expresion equivoca) con solo el pelo tan rubio y Helen Hunt cayendote por el cuello y casi acariciandote las tetas me cambio el humor con una rapidez de chaman del clima, y entonces mientras me tiraba panza arriba en la cama (movimiento preventivo y unica forma para sacarme los zapatos que mas bien eran unas botas bajas sin irme de cara al piso) vos te sentabas y armabas un par de cigarrillos, creando un momento que era como una antesala de lo otro que ya estaba ocurriendo oblicuamente y en perspectiva, como las ratio seminalis de Agustin de Hipona; Y asi mientras luchaba con mis botas y vos con el cuadradito de marihuana tenia la sensacion de estar en un maravilloso ovillo atemporal, y me entraron unas ganas de reirme que solo pude desahogar, ya tambien en pelotas (expresion precisa), cuando terminaba el charuto y te contaba eso de que realmente fui boy scout de chico y de que era vox populi que si tres o mas scouts te encerraban en un mandala humano entonces morias instantaneamente y tu alma se destruia en algo como el limbo o el nirvana, y vos preguntabas si era algo como un hechizo, y yo te respondia que no tanto un hechizo como un bug o un cheat natural, un codigo oculto como son los arcoiris y las precogniciones, tan reales como inexplicables segun las nociones tradicionales y pequeñoburguesas de la realidad, siendo entonces esta nocioncita lo incorrecto y asi y asi y ect.
Por suerte vos terminaste el cigarrillo antes que yo y soltaste (no sin cierto fastidio me imagino, pavo, papagallo, hablando de boy scouts y de codigos que se yo que cuando yo aca, por favor) lo que ya venia atado y que se demoraba inutilmente por mi incomoda mania de hablar y hablar y hablar, elephant talk.

Es aqui donde hay que hacer un parate en el relato y destacar la inconmensurabilidad kunhiana entre cojer y escribir sobre ello, entre hacer el amor y narrarlo. Hay cierto puente de sombras, cierto camino de la serpiente libido que une el acto con el relato, que tal vez sea la misma correspondencia einai - noein -leguein que une la vida con el lenguaje, pero pese a este cable conector las dimensiones no son enteramente traducibles la una en la otra, y asi la narracion erotica e incluso la fria descripcion objetiva del manual sobre el apareamiento del homo sapiens sapiens embellece o enfeese o enputese pero siempre transforma y oculta o extrapola y por lo mismo de algun modo niega el ser y la accion. No hay mas manera de representar fielmente el hecho de que poco a poco me fueras recorriendo el cuello y luego el pecho y despues la poco peluda panza, que en mi persona no califica como "panza" de ningun modo, e incluso siquiera de barriga, pero tampoco de abdomen, y decir "bajo vientre" es casi una tomada de pelo para dar a entender que era el objeto de tus mordidas, lamidas y modos orales intermedios, zona mucho menos sensibles que la milenaria pija, pero mucho mas sensible que el pecho o los hombros, o mas bien con una sensibilidad diferente, algo asi como la diferencia entre un golpe en el musculo y otro en el hueso con terminacion nerviosa; Y entonces no hay mejor forma para describir una virtuosa lamida de pija que el conjunto de sensaciones, naturalmente intransferible y solo expresable por medio de la metafora, la analogia o la puesta en comun, que yo sentia mientras me dejaba ir en el colchon no demasiado comodo, hundiendo una mano en tu mata de pelo Hunt que ahora suelto era mas bien como mi imaginacion de Veronica Solbaken.
Habiendo aclarado estos apriori puedo sintetizar conque estuvimos un buen rato en esa posicion tan comoda, hasta que alguno de los dos considero que hacia falta dar vuelta la tortilla y que ahora era mi turno de hacerte saltar los tapones, cosa que hice con mi tan estudiado desenfreno vikingo o mas bien Zulu dada la pigmentacion. Como la sensibilidad que tenias en las tetas, mal llamados senos o lunas, era de media a alta, fue mucho mas facil y casi mecanico pasar del masajeo a la succion que seguramenta arrastra, segun Herr Doctor Freud, complejos de edipo y regresiones al utero, cosa que de todos modos no importa porque pocas sensaciones hay mas placidas que las de un pezon bailando cerca de la cara, como bien decia Portos, y mas si uno tiene piedra libre por en ambas tetas, cuello y espalda, como si uno no fuese a volver al utero en ese mismo instante o al menos a intentarlo a base de puros empujones con la pija - nautilus y la pija - excalibur, primero yo arriba hasta que la cama, de malisima integridad, comenzara a rechinar de modo tal que nos hiciese temer por la solidez de sus tornillos y tuercas. Vos entonces habias amagado con meter un dedo en donde no debias y aprovechando mi Epa! escapastes a la estocada y pasastes arriba con un salto audaz.Y Como una vez que el gigante cae es muy dificil que se levante, me aferre al mundo de Ariman y como Anteo me ancle a la tierra. El trote anterior se volvio galope desenfrenado, demostrando tanto mi torpeza como tu virtuosismo de Viper, de Cobra o de Naga, de plateado pejerrey que se sacudia ritmicamente, apretando rabiosamente los muslos y los ojos y la cara entera, como si hubiese una secreta conexion entre los mas diversos musculos.
 Pero todo eso seria cuando me cansase de esto otro, de este refraneleo y bisturbacion por ambos lados, de este operar una maquina mitad molusco mitad gallo de riña, maquina que para que funcione requeria que tu mano estrangulara y que mis manos retorcieran y que las bocas recortaran y entrechocaran como dos espadas en plena esgrima, diastole y sistole y demas metaforas poco apropiadas, pues tambien podria decir rayos y centellas.
Entonces, siglos, minutos u horas despues de todo esto, comenzastes a dejarte caer como de costado, salida elegante del baile, solicitud de tregua que de ningun modo queria ni podia darte, pasando a tumbarte con un gruñido sordo y a intentar roncamente llegar de una puta vez, de una vez por todas, a la roja caverna de las Madres, intento de salto hacia la inmortalidad que siempre acababa demasiado rapido en una ridicula caida post - eyaculatoria, en un darse de jeta contra el marmol de la conciencia, conciencia en la que me veia cayendo como una bolsa de papas pero asquerosamente bañado de sudor y de otros fluidos propios y ajenos no menos desagradable al tacto y el olfato, y en donde vos tambien te deslizabas hacia tu costado de la cama con el pelo helen hunt convertido en un trigal azotado por el Katrina, para buscar ridiculamente en tu bolso alguna cosa, tal vez autenticos cigarrillos.
No se por que, en ese momento (vos de te dejabas ir poco a poco al sueño, saciada y con cigarrillo en mano cual pelicula de Marlene Dietrich) te hable del Sueño. Tal vez haya sido justamente por eso, porque vos ibas como de ida para ese lado y contandotelo yo te pedia que me traigas respuestas, te encomendaba una tarea que mision imposible era un poroto.
 

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