25 ago 2015

La Violinista (Final)

Fue en una plaza, frente al palacio de Tribunales. Yo habia vuelto al centro un par de veces, siempre en rapidas incursiones, esporadicas, a la caza de un libro o de algun disco. Solo una vez habia tomado un subte. Esa vez habia ido en colectivo, y me habia bajado antes. Tenia ganas de caminar por calles nuevas, de dar vueltas. El centro, sin tiempos ni impedimentos, sin metas fijas, se me aparecia como un enorme laberinto, como una enorme biblioteca derruida, llena de galerias y pasadizos inexplorados y, cada tanto, una plaza. Todo se me aparecia, bajo el cielo plomizo, bajo una luz cenicienta. No se cuanto tiempo camine, pero se que atravese plazas y largas calles y, entonces, cuando atravesaba la plaza de los Tribunales, la vi. Estaba sentada en un banco. El pelo castaño sobre los ojos, la bufanda roja, la expresion perdida y lejana. Como siempre, estaba sola. Pero ahora no estaba sola entre la gente, sino libremente sola, sola entre las palomas. Tenia el arco en una mano, y el violin, recostado en el hombro, en la otra. Camine directamente hacia ella. Mientras me acercaba, oi unos leves tintineos metalicos. Tocaba.
Sin decir una palabra, me sente a su lado. Intente, ahora sin oscuros bultos entre nosotros, descifrar el sentido de su musica apagada, de la sorda melodia. Mire muy de cerca sus pestañas negras, su pelo castaño, sus dedos finos y largos, que ejecutaban la extraña mimica de una interpretacion, el juego de pulsar las cuerdas.
En cierto momento, tal vez porque habia notado mi presencia, tal vez porque la melodia habia acabado, dejo de tocar. Habia pasado un buen tiempo, porque el sol, antes en el centro del cielo, se ocultaba ahora tras los edificios. La violinista habia levantado la cabeza, y miraba a lo lejos, lejos de la plaza.
- Hola- dije.
- Hola- dijo ella. Su voz parecia muy joven, y sin embargo era un problema definir la edad. Me lanzo entonces una rapida mirada, como escudriñandome. Tenia los ojos de un marron muy claro.
- ¿Te gusto?- preguntó.
- ¿que cosa?- respondi estupidamente. Justo antes de responder, senti que iba a mirarme de vuelta, ahora con una mirada mas larga, realmente exploradora. Pero no. Mi respuesta freno la mirada antes de que surja, y nuevamente me parecio lejana, como perdida entre los edificios, a punto de difuminarse.
- Ah- exclamo. - Yo creia que...- La frase quedo a medias. Parecia pensar en algo, meditar alguna cuestion importante o que se le habia cruzado por la mente. Al final dijo "En fin" y entonces yo me di cuenta, quizas demasiado tarde, por lo que me preguntaba.
-Perdoname -le dije- ¿Vos creias que yo..
-Si. Pero no importa.
Luego de aquello hubo un silencio. Pero era, en mi cabeza, un silencio plagado de voces. La cancion, la cancion, la cancion. Asi que realmente habia estado tocando todo este tiempo. La mire, y cuando la mire vi que me observaba.
- Sabes, yo hago una musica bastante rara. A mi me gusta, pero... pero creo que no es algo para todo el mundo. A veces algunos escuchan. No te creas que escuchan todo, no. Escuchan... o mas bien, sienten. De repente creen haber oido algo, como cuando uno se imagina un sonido, o como cuando recuerda un sueño. En fin, algo que no es escuchar, porque escuchar viene de afuera y no de adentro. Otros, que son muy pocos, escuchan realmente notas. Yo crei que vos eras uno de esos.
-Si soy- interrumpi- Muchas veces, en el subte, me han llegado algunas notas. Es verdad que eran minusculas, cripticas, casi imperceptibles entre todo ese ruido, pero las escuche. Y ahora, mientras tocabas, tambien escuche algunas. Hubo una que se parecia a un Sol, y otra a un La Bemol, un La Bemol muy chiquito y como con asma.
- Ah, entonces si ois-dijo con una sonrisa. La sonrisa era como una lampara encendida.
- Claro.
- ¿Por que no respondiste al principio, cuando te pregunte si te gustaba?
- ¿Eh? Ah, eso. Bueno, mira... no sabia que hablabas de eso...
- ¿de eso? ¿que es eso?- Habia recalcado mordazmente el segundo "Eso". -¿No querras decir, mas bien, la musica?
- Claro-respondi- Pero succede que cuando pienso en una cancion no pienso en esas notas que vos producis... lo que haces no se parece en nada a una cancion.
- Si se parece. Es facil decirlo si no la escuchas. Vos solo escuchas las puntitas de mis notas. Si ni siquiera las escuchas enteras, mucho menos las vas a retener y a encadenar. Eso no lo podes hacer, y nunca me cruce a alguien que haya podido. ¿por que crees que nunca pido colaboracion?
- Por cierto- le dije- ¿por que tocas siempre en los subtes?
La violinista volvio a levantar la vista para mirarme, y nuevamente su cara se encencio como si fuese una lampara o un atardecer. Una linterna bajo el agua.
- Yo toco en todos lados- dijo orgullosa. - ¿Acaso no estaba tocando tambien hace un rato?
- ¿y entonces?
- Entonces nada. Yo toco en todos lados. Vos solo viajas en el subte, y de verme ahi deducis que solo toco en los subtes, lo cual es bastante tonto, si lo pensas. Tonto ademas de egoista.
Lo pense. Es cierto, ella tenia toda la razon.
- Reducis todo a tus expectativas y a tus tiempos. Crees que solo estoy en los subtes porque tu rutina te lleva a verme ahi. Crees que mis extrañas canciones son solo pequeñas notas, cricridos de grillos, porque solo escuchas eso. Escuchas como pensas, muy fragmentariamente. En eso sos como todos los demas.
- ¿como?- Ese ultimo discurso me habia tomado desprevenido.
- Crees que no hablo porque no me ois, crees que siempre uso la misma bufanda, crees que nadie me ve porque no me ves hablar con nadie. Incluso estas creyendo que yo estaba, que yo estoy en esta plaza para encontrarte a vos, para cerrar algun circulo. Incluso crees que me queres o que nos une algun tipo de cosa especialisima, ¿no?
No dije nada. Ella continuo.
- Crees, realmente, muchas tonterias. Tambien crees que despues de hoy, de este momento, no me vas a ver nunca mas. ¿Si o no?
Tuve que admitirle que efectivamente era eso lo que pensaba. Ella me miro, y en la mirada habia una socarrona superioridad dialectica, tipica de quien recibe la respuesta que espera. Tambien habia algo de un no se que ensayado y, lo que realmente me sorprendio y aun hoy me sorprende, habia todo lo contrario, es decir, un poco de autentica perplejidad. Se puso de pie y echando a andar me dijo:
- Vos podrias verme cuando quisieras.

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