16 abr 2012

Bar Bavaria, sabado por la noche, luego de que Esteban se Fuese...

Damian seguia sentado en la misma mesa, solo. Se habia pedido ya otro porron de una cerveza fria y liviana, "seguramente rebajada con agua". Era el tercero de la noche, en la cual tenia pensado hacer desfilar una compania entera de identicos vasos, primero llenos y rebosantes de liquido amarillento, luego vacios y trasparentes. O tal vez el vaso fuese el mismo (Damian sospechaba esto y penso en realizarle al vaso alguna marca imperceptible para confrmar la extraña teoria de un vaso Nietzschiano).
La noche, que habia comenzado ventosa, se habia vuelto seca e insospechadamente mas calida (climaticamente hablando) de lo que Damian habia pensado al salir con campera de jean. Tenia una campera de jean, solo una, entre el guardarropas del que disponia, y no solia usarla. Se la habia puesto esa noche, quien sabe por que. Tal vez para sintonizar con Esteban, que siempre vestia, religiosa, monacalmente, su raido habito de jean, su estoica ufo, de un tiempo inasiblemente lejano. "Tal vez, seguramente de los 70" , habia pensado Damian instintivamente la primera vez que lo vio (Estaba recordando en ese momento eso mismo, eso, y como se habia fijado en las mangas y en los ojales de los botones para sacar tal conclusion).
Pero, en esa situacion,  "Climaticamente" era todo lo contrario a "Animicamente". El habia ido a verlo a Esteban, y Esteban se habia ido, rapido, de una manera extraña, impecable, de una manera fiel a su estilo. El orgullo de Esteban, que Damian habia llegado a tildar de "podrido" (solo en sus pensamientos, en una conversacion no se habia atrevido a insinuarlo), era lo mas constante que tenia su amigo. Y esa noche se habia manifestado con claridad y precision. No le habia dicho mucho, es cierto. Pero asi y todo lo habia dicho todo, y no en palabras, sino en silencios y esperas. Damian escribio, con su letra pequeña y prolija ("letra de burguesito", como le habia dicho el ausente), escribio con rapidez, casi con verguenza, en el dorso de una de las pequeñas servilletitas plastificadas que se hallaban dispersas sobre la mesa: "Decimos mas con lo que callamos con lo que decimos, y callamos mas con lo que...". Se detuvo entonces, y tacho el ultimo "callamos" y todo lo que lo seguia, para escribir un retorico " y viceversa". Luego doblo la servilleta y la guardo con una sonrisa en su billetera, como si hubiese descubierto algo o como si la mera estampa de su letra le hubiese dado a la servilleta un valor superior, como si esa amalgama de su idea, de su aforismo, sumada a la materia inerte de la servilleta, creara realmente un ser nuevo y mas valioso, una amalgama entre el espiritu y la materia. Pero no. ¿No?, ¿Quien lo decia? ¿Era el? ¿O era Esteban?. Y Damian lo imaginaba a esteban, sentado en el fondo de la silla, los pies estirados, la mirada perdida en un punto de la mesa, diciendo algo como "No pendejo, mira las boludeces que te imaginas. Vos si que sos un artista eh. ¿Asi que asi como asi, asi nomas, la servilleta tiene un valor nuevo, ontologicamente nuevo? No. Es una servilleta mas una frase escrita encima. El valor de la idea reside en vos, y el arte es la ilusion de atribuirle a esa servilleta un valor metafisico, y..". Damian se detuvo nuevamente. ¿Que hacia alli?. ¿Por que habia ido realmente?. ¿Cual era, en ultima instancia, la razon, el vinculo, el motivo del vinculo que tenia con Esteban? ¿No era demasiado innecesario todo aquello?.
Damian termino de un golpe el resto del porron y miro entonces, con desgano, su celular. Eran las dos y media de la mañana. "¿Por que no me voy de aca?", penso. Ese pensamiento, no realmente como un pensamiento, sino como un juego de pensamiento, como algo que hacemos de cuenta pensamos en serio, solamente para tener algo en lo que pensar,  rumiaba en su cabeza desde hacia unas horas. El fastidio y el cansancio habian hecho que el postulado fuera tomando consistencia real en cada nueva reformulacion de si. Damian saco cincuenta pesos de la billetera, y los deposito sobre la mesa.  Miro a su alrededor: La mitad de las mesas estaban aun llenas, pero el mozo parecia ocupado con las mesas de adentro, puesto que hacia media hora que no salia a revisar a los desatendidos clientes de las mesas exteriores. Era cuestion de esperar a que salga, que tampoco tenia tanto apuro.
El tiempo pasaba con un peso nulo, y Damian contemplaba el vacio o la nada, con el menton apoyado en una de las palmas. La mayoria de su campo de vision captaba la mesa, plastica y con un logotipo que gracias al uso se mostraba irreconocible. Sin embargo, una pequeña parte de su campo veia, borrosamente, parte de la vereda, justo llegando al filo del cordon. Fue por esa ventana perceptiva que vio pasar, sin darse cuenta, como todo lo que observamos sin verlo, el bolado de una pollera blanca, ondeando como un espectro, y un par de sandalias tambien blancas. Ella paso por delante de la mesa de Damian, el cual seguia sentado, observando algun punto, y luego se encamino directamente dentro del Bar, como quien sabe adonde va o a quien busca. Damian se incorporo entonces con calma y miro hacia el interior del bar.Estaba ya dispuesto a irse, y buscaba al mozo, desaparecido hace ya casi una hora. "¿Como era posible que no estuviese, que no saliese nunca, ese pelotudo?". Fue entonces cuando realmente la vio. A Damian le llamo la atencion el contraste que la pollera, larga hasta los tobillos, producia con su blancura casi total en el ambiente oscuro y nebuloso del bar. El interior de Bavaria era naturalmente osuro, pensaba Damian. Todo bar con un nombre asi de nordico debia de serlo. Era natural. El humo del cigarrillo y otros vapores provenientes de las extrañas hierbas, mas o menos exoticas, de los turistas europeos, los sopores mefiticos del alchol y la mala iluminacion contribuian a acentuar esa oscuridad. En esa oscuridad flotaba ahora una pollera blanca e umpecable, que con una forma acampanada se asemejaba a una enorme medusa flotando en la nada.
Damian forzo un poco la vista para ver bien a la chica. Pudo distinguir que no era alta. Tuvo que corregir esto mas tarde, para opinar con justicia que en realidad no era mas alta que el, pero que estaba en la misma altura, en esa mediania que hace que una persona sea considerada "normal", y que no significa otra cosa que no ser mas alta o mas baja que la mayoria de la gente. Pudo ver tambien el color de pelo, totalmente oscuro, intraspasablemente negro, casi invisible en las tinieblas de Bavaria, pero lo suficiente para ver que estaba atado en una larga cola. Se hallaba parada en la barra, y miraba, con miradas rapidas y fugaces, hacia el interior del Bar. Damian se dio cuenta entonces de lo obvio: Buscaba a alguien. Pero, ¿a quien? ¿Un novio? ¿Una amiga, varias, tal vez? ¿o al dueño del Bar?. Damian se incorporo en la silla y enfoco su mirada en la barra y en la caja.No. El dueño del bar estaba tambien el la barra, y hablaba con alguna persona que estaba detras de ella, sin prestar atencion. Damian noto entonces que las fugaces miradas al interior del bar se detuvieron. Vio entonces que la chica se apoyo, ahora de espaldas a la barra, y perfectamente de perfil a el mismo. Vio que hizo un movimiento con la mano, como si moviera con disgusto un mechon de pelo. Esto era imposible de ver realmente con tan poca luz, pero Damian habia especulado bien. Se dio cuenta entonces el por que se habian detenido las miradas de la chica de la pollera hacia el fondo del bar: Habia revisado ya las mesas del bar y la persona que buscaba no estaba alli, mejor dicho, no habia llegado aun. Por consecuencia, penso Damian, Esperaba a alguien.

3 comentarios:

Jora dijo...

¿Por qué se seguían viendo Esteban y Damián? Esa pregunta ya me la he hecho. Es que parece que últimamente terminaban sus conversaciones con discusiones cortantes y alguno de los dos se iba bruscamente… Me recuerdan a Etilaida y Catalina, pero con mucha violencia reprimida.

A como va el relato, yo aconsejaría seguir con la misma persona de esta narración hasta que Damián visualice a Micaela. Y luego recién relatar desde el punto de vista de ella… Me intriga la continuación!

Jora dijo...

Bien, me está atrapando cada vez más esta fragmentada historia.
Ya imagino que esta clase de relatos serían apropiadisimos para una revista semanal...

Ahora, este Damian se me está pareciendo parecido a Juan Castel con tantas especulaciones, jajaja! Espero que no termine psicopateandose, Micaela me cae bien, jaja!

La falda blanca, cual medusa, contrastando en el bar oscuro es una atractiva imagen. Podría añadir a las especulaciones de Damian que, como ella tenía el pelo en una cola, lo más probable es que se encontrase con amigas, ya que no es un peinado muy acostumbrado para encontrarse con alguien con quien se quiere intimar.

Bueno, aplausos y espero lo que sigue...

Anónimo dijo...

jajaja, exelente observacion la ultima, muy propia del propio Damian. Normalmente es un peinado que Micaela usa mucho, por practicidad o por que tal vez asi es como me la represento yo (Quien sabe), igual, aplica la deduccion. Lamento en estos dias no estar teniendo tiempo para continuar el relato.