Nadie lee este diario. Nadie nunca
leerá este diario. Hace años que lo llevo por razones que ya no recuerdo. Antes
la gente llevaba diarios que atesoraba y escondia en los lugares mas seguros,
mas secretos. Casi siempre bajo llave, o en el fondo falso de algún cajon.
Camuflado como siendo otra cosa (un viejo álbum de fotos, un libro aburridísimo,
una guía de ferrocarriles de 1888). Podía colocarse en algún panel suelto del techo,
tras un cuadro, en el fondo del ropero, dentro de un amplio bolsillo de algún tapado
centenario perteneciente a una tia abuela muerta antes del nacimiento del dueño
o dueña del diario, abrigo al que nadie se acercaría por lo polvoriento y por
el fuerte aroma a pis de gato a Naftalina.
Esos eran otros tiempos, ahora no
es necesaria tanta precaución. Actualmente es mas fácil esconderse uno que esconder el diario. La mejor manera de esconder un árbol es
en el bosque. Entre los millones y millones de sitios webs, una hoja mas en el
mar de la información, puedo mostrar abiertamente los cinco dedos, una teta, el
pito, gritar a viva voz. Eco.
Con semejante sobre exposición a la
información, no es que nadie pueda encontrar mi diario. Miren: aquí esta,
accesible solo en base a una serie de letras con un .com detrás, ordenado por
entradas, ninguna tiene contraseña, ninguna esta escrita en lenguaje cifrado.
Pasen y vean, vean y lean. Una puerta abierta al publico, para cualquier
itinerante o curioso. ¿No? Por supuesto que no. A nadie le interesa. Ese es el
mayor triunfo de esta era moderna: lograr que a nadie le interese nada.
He notado ¿ustedes no? Que le gente
sobrelee. Lee todo por arriba. Solo el primer párrafo. Solo el epígrafe. El
titulo, la primera palabra del titulo. Algo así como lectura en bloque, una
lectura que no es lectura, un proceso no secuencial un atentado a la lógica. ¿Quién
diría que para entender la decimocuarta palabra no necesitemos leer la
decimotercera primero, antes la decimosegunda, y así hasta la primera, con
todos los signos de puntuación de por medio? El ritmo esta en peligro de extinción.
Ahora todo es velocidad y eficacia: “procure practicar con textos cortos”, con
textos que sean como imágenes, como figuritas. Puro chunking.
Escribir es una perdida de tiempo.
Escribir dejara de tener sentido dentro de muy poco. Diría ahora mismo pero
quiero seguir escribiendo, aunque nadie lo lea, no mas sea para mi mismo, no
mas sea para mantener vivo el orden lógico, la secuencialidad, los movimientos
de tejer, de encadenar una letra tras otra como quien coloca notas en un
cuaderno pentagramado.
En fin, he perdido el hilo. Eso de
que a nadie le interese nada es una espada de doble filo. Me da la libertad de
sacarme de encima el panóptico del lector imaginario, de dejar escribir como si
escribiera para alguien y de escribir como si pensara. Y yo pienso desordenadamente,
dando rodeos, abriendo galerías secundarias todo el tiempo solo para retornar
mas tarde y después de muchas vueltas al túnel principal. Aunque también ocurre
que la galería secundaria es mas interesante y el túnel principal queda
deliberadamente abandonado para siempre. Eso mismo es perder el hilo. Pero
ahora lo he vuelto a encontrar, y el hilo es que como dije nunca nadie leerá este
diario porque a nadie le interesa ya nada realmente.
Piensenlo, piensenlo deliberadamente.
Piensen en la cantidad de diarios abiertos que existen en el mundo. Son casi
incontables. La humanidad es un ejercito de monos con maquinas de escribir que
escriben quijotes uno atrás del otro. ¿Qué otra cosa es esto sino? Como quizás nunca
antes en la historia tenemos acceso a los pensamientos de los demás. En los
diarios, en los foros, tablones, blogs (como este que no lee nadie), en los ya
anticuados libros que se consiguen en las librerías con hermosos estantes de
madera. Virtualmente somos casi telepatas. Todos pueden poner todo por escrito
o por grabado (en voz o video), y cualquiera desde casi cualquier sitio puede
leerlo casi en tiempo real. Eso es básicamente telepatía y, no obstante, pese a
haber adquirido colectivamente este superpoder, me da la impresión de que
estamos mas solos y menos conectados que nunca.
Madame Bovary escribiendo su diario
– no recuerdo si llevaba uno, acordemos que si – estaba mas conectada con todos
esos que no quería que lo lean de lo que yo estoy con cualquiera que quiero que
lea el mio. Claro esta, yo tampoco leere sus diarios, precisamente porque estoy
demasiado ocupado escribiendo este, precisamente porque a mi tampoco casi me
interesa nada, salvo quizás escribir esto, registrar mis pensamientos, en un
intento de algo, ¿de que? No lo se realmente.
Supongo que escribir es fijar
algo. La conciencia nunca esta del todo definida. El principio de identidad
y el principio de no contradicción son efectivamente validos solo para las
proposiciones. Cuando pasamos algo de lo mental al papel, y lo grabamos a fuego
o mas bien a tinta o a bits sobre un archivo, lo que hacemos es eliminar la
potencialidad, la ambivalencia, el oscilar del pensamiento multiforme. Escribir
es clavar una mariposa viva con alfileres a un corcho. Un libro es un cruel
insectario de mariposas cruelmente crucificadas, de escarabajos destripados, un
museo de pensamientos a los que se les aplico taxidermia. Animales embalsamados,
pieles rellenas de aserrín.
No se me ocurre mas nada así que lo
dejare aquí. Una entrada mas en el diario. Muy posiblemente jamás la relea. Quedara
como una piedrita en el fondo de algún cajon. ¿Por qué es que guardo piedritas,
cartas, capuchones de lapiceras, viejos separadores, pequeños pedazos de herrajes,
clips, y todo tipo de objetos variopintos en el fondo de los cajones? ¿Por qué doblo
folletos o tarjetas de presentación y los coloco en los bolsillos menos usados
de mis sacos? Sospecho que es algún tipo de compulsión que reemplaza al acto de
plantar algo, una semilla, una bomba, una duda. En fin.
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