9 nov 2018

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Para Celeste Grispo, que detesta que escriba de otras mujeres, sean reales o ficticias. Pero sobre todo ficticias. 


Carajo, Celeste, ya van diez años. ¿Diez años? Año mas, año menos. Ya va un monton de tiempo. Hay un monton de instantaneas de momentos y lugares. Te hablo en primera persona, como si estuvieses aca, sentada al otro lado de la mesa, con un cafe o un agua que nunca vas a tomar porque jamas pedis agua en los bares. Gaseosa y jugo de naranja a veces, cuando te lo traen, o un cafe o muy cada tanto un licuado o un capuccino, pero agua nunca. Agua nunca aunque despues termines sintiendote mal y tirandote contra las paredes como una pelotita de pinball, haciendo tilt tilt tilt por dos o tres dias y oh maldito licuado maldito cafe con crema malditos alfajores o pordiosera torta pero de todos modos seguire pidiendo jugo o cafe o torta o lo que sea menos agua, menos una vil ensalada, porque las ensaladas son para las vacas y los conejos o para mi cuando estoy aniquilado del estomago en Necochea o en Bariloche, porque Celeste vos sabes que los bares y los soles y los paisajes y las frases y las personas giran y giran en la memoria, son intercambiables como figuritas de un album de figuritas, hermosas pero indiferentes como luciernagas o motas de polvo bailando en un rayo de sol, filtrandose por una persiana polvorienta como la de la pieza de mis viejos, roja y avejentada pero totalmente hermosa cuando el sol la incendiaba una mañana de verano.
Verano. Nunca te gusto el calor. A mi tampoco. Te imagino (porque no estas aca, aunque te hable como si estuveras) dando vueltas en la cama, pateando la sabana o intentando atrapar al gato (mucho mas rapido que vos, es inutil) pero finalmente vencida por el calor, o mas bien no tanto vencida sino efectuando una retirada tactica al baño a lavarte la cara, a intentar poner en orden (pero infructuosamente, siempre infructuosamente, oh Celeste, si supieras que toda tu belleza radica en) tu pelo negro como el ala de un cuervo y ensortijado como el rastro de una serpiente, como las guirnaldas de las fiestas infantiles, enreverado como un nudo celta. 
Las figuritas se intercambian, elegi una carta, ¿en que mano tengo la moneda? ¿bajo que vasito esta la bolita? Me cuesta detenerme en algun dia especifico (¿el dia que nos conocimos? ¿un paseo agonico por plaza once cuando ambos creiamos que estabas emabarazada y habia que planear la escapada a Mexico o Sebastopol o Kuala Lumpur o al otro mundo? ¿La noche en el Saint James o en La cima del Catedral? ¿o el Balcon en San Rafael? ¿cual te parece mejor? ¿podrias elegir? Seria como intentar darle un orden definitivo al mazo de cartas. Siento que hay que repartir y dar baraja, abarajar constantemente el mazo. Claro que por mas que cambien las figuritas vos estas siempre en algun lado, generalmente cerca mio pero a veces no tan cerca y otras veces, Celeste, decididamente lejos pero siempre ocupando un espacio: dormida, despierta, caminando, con anteojos o sin ellos, con el pelo suelto o atado, con pantalones o pollera o minifalda o con el pijama de Mickey Mouse que tiene las manos, esas manitos enguantadas y como de maitre de restaurante, exactamente sobre la parte de la remera que te queda sobre las tetas, y bueno, ya sabes como me gustan las coincidencias como me gustan los chistes como me gustan tambien tus tetas pero mas que nada todo lo que queda expuesto a una palmada.
Supongo que ya no hablamos de estas cosas, pero claro hay que preguntar que son estas cosas y si te soy sincero, Celeste o Fantasma de Celeste que construyo frente a mi con los mismos ojos marrones que tienen la luz la luz la luz y con la misma sonrisa y la misma cara de coneja, te digo que si te soy sincero yo tampoco se muy bien que son estas cosas, que es lo que estoy dieciendote o diciendole aire; Esto es como un baile en una habitacion cerrada, es como arrojar semillas al campo labrado o soltar un pañuelo desde el borde de un traslatlantico. No sabria como describirlo mas que como un eterno mezclar y mezlcar de pasiones que rebotan como bolas de pinball haciendo tilt tilt tilt, que se mezclan y entremezclan como la baraja en las manos del crupier, que bailan en el aire como las motas de polvo en el rayo de sol.
Supongo que es maravilloso haberte encontrado. Maravilloso que lo hayamos intentado todo juntos, casi sin quererlo. Habernos lanzado a la vida de a dos, como dos paracaidistas que se encuentran en el aire y que no estan muy seguros de cual de los dos lleva el paracaidas. Supongo que amarte es seguir asi, cayendo o volando con vos, hasta que alguien o algo nos diga que tenemos el suelo cerca o que, por el contrario, estamos a punto de salir de la ionosfera.
Pero ahora es demasiado tarde (en el cuento) o demasiado temprano (son las once de la mañana, el sol incendia todo) y ya casi es imposible detener la realidad, congelar su movimiento, intentar meter el pasado y el futuro en este presente de letras y espacios. En cualquier momento este cuento va a romperse, a autodestruirse, Celeste, va a ceder ante la realidad como cede una presa mal construida (porque este cuento esta mal construido, aceptemoslo) ante la presion del agua. O como cedo yo ante tu sonrisa o ante tu falso enfado, oh falso si falso pero mucho mas hermoso que tu enfado verdadero, porque tenes esa capacidad de ser Demeter y lograr llevar con vos la primavera y el invierno, de llevar como la Eva de Twain, adonde quieras que vayas, el infierno o el cielo, segun sonrias o lo contrario porque, fijate Celeste, ¿alguna vez te diste cuenta? No hay antónimo de sonrisa. 
Y cuando ceda este cuento, solo quedara la vida, como un rio, como un viento, arrastrando arboles y rocas. 

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