17 may 2019

los falsos jardines


La tierra es de quien la trabaja (Emiliano Zapata)

Cinco o seis hombres bajaban y subian los cerros con palas al hombro. Todos tenian brazos y piernas fuertes, acostumbradas a las largas marchas bajo el sol de Veracruz. Todos tenian la piel oscura y curtoda por dias y dias de sol.

Tiene pinta de ser por aca - dijo Pedro, y tenia razon. Habia claros trazos de huellas de vehiculo. Dos camiones, penso Ramirez. Dos camiones y un jeep. Siguieron un poco mas y las huellas se hicieron mas duras. La tierra mostraba el dibujo claro de cuatro pares de ruedas.
Siguieron el rastro por casi tres kilometros. Iban en fila india. Ramirez adelante. Detras el resto. Pedro cerraba la marcha. La tierra era roja y dura. Ya la conocian. Iba a costar bastante rascarla. El rastro se detenia un poco mas adelante.

- Aca frenaron - dijo uno. Todos se detuvieron e imaginaron los camiones. Imaginaron el golpeteo de puertas metalicas, el descargue, el ruido de palas, el olor a cal.  Varios fumaron un cigarrillo, justo como ellos lo fumaban ahora. Entre los matorrales habia colillas de cigarrillo.

- Hace apenas unos dias... - dijo Pedro, y se detuvo para darle una honda calada a su cigarrillo. No tuvo ganas de volver a comenzar. Sencillamente largo el humo, confiado de que completara el sentido de la frase.

- Bueno muchachos - dijo tercio Ramirez - A laburar. Comenzaron a desplegarse en espiral. Algunos tanteaban el terreno con las botas, otros con las palas. Julio tenia un metodo peculiar: los llamaba, les hablaba. Era conocido entre los jornaleros por ser un rastreador infalible. Alguien habia notado que siempre murmuraba cuando buscaba, y el mismo les habia confesado que les hablaba.

- Amigo, diga si anda por aca. Vamos, compañero, hableme si anda por aqui. Dame una señal. Si me voy a dormir, muestrame en un sueño donde debo buscarte.

Mientras el resto trituraba la arena bajo las botas, Julio les hablaba con cariño, los sermoneaba y hasta les hacia chistes. Pero no era lo unico que hacia. Tambien se fijaba con especial atencion en las piedras y en las plantas. Generalmente solian cubrir los sitios con matorrales. Disfrazaban el terreno. Julio habia comprendido la estetica de los enterradores y muchas veces detectaba los falsos jardines, los matorrales artificiales. Una piedra demasiado casual, un arbol demasiado conveniente para encaramar un vigia. Donde la mayoria veia solo tierra, arena y verde, Julio encontraba relatos detallados. Sabia que cuando el pasto es amarillo algo se pudre debajo. Algunos incluso creian que era brujo, que hablaba con los muertos. El solamente se reia, sin desmentir o confirmar.

- ¿Y Julio, contestan? - le pregunto uno.
- Siempre dicen algo - respondio Julio. Entonces fue que noto el arbol. Algo del arbol. De algun modo inexplicable pero certero supo que de algun modo habian violentado la virginidad del orden natural. Si. Falsedad, composición, bolsas negras.

- Gonzalo, ahi - dijo Julio, llamando al que le habia hablado. Gonzalo silbo una tonadita y todos se acercaron. Ramirez observo la zona con ojos de aguila. Escupio y chasqueo con la lengua. Julio tenia razon, como siempre. Pero esta vez la composicion era enorme.

- ¿y jefe? - le pregunto Julio.
- Esta de la chingada - dijo Ramirez.

Se pusieron manos a la obra. Cavaban con fruicion, casi con fervor. Durante una hora o dos solamente se el sordo ruido de los palazos contra la tierra y las piedras. Hasta que en un momento aparecio la primera bolsa.

- Ya esta la primera - dijo el del hallazgo. Luego aparecieron muchas mas. Lo que antes habian sido personas ahora eran bultos en bolsas de plastico. Habian encontrado una fosa enorme. Ese dia desenterraron treinta y cinco bolsas, pero era evidente que habia muchisimas mas. Iban a necesitar mas gente. Posiblemente tambien un camion. Incluso podia que dos. Habia sido un hallazgo fantastico. Los cuerpos en bolsas se conservaban mejor que cuando los echaban directamente a la tierra unos sobre otros. Las bolsas se podian identificar. Algunos incluso tenian ropa. Esos se pagaban mucho mejor que los otros. Encontrar cuerpos enteros era lo que de mejor humor ponia a la cuadrilla. Habia dias en que solamente encontraban pequeños huesos. Los huesos se vendian por peso. Los llevaban en cubetas o en bolsas arpilleras. Los cuerpos, si seran muchos (y esta vez eran muchisimos, Ramirez calculaba que la fosa entera podia tener mas de cien cadaveres) iban en camion. De ahi en adelante se encargaban los forenses, esos seres mitad medicos mitad nigromantes. Ramirez no entendia como hacian para identificar al que fue Esteban Velazco a partir de un cachito de diente o de un pedacito de dedo. Julio, que solamente hacia el trabajo para darle de comer a Rosalia y a los chicos, ni siquiera se preguntaba semejantes estupideces.

La cuadrilla de Ramirez era bastante conocida en Coahuilla. Destacaba entre las otras por su buena suerte o su pericia. De las 504 fosas que se habian descubierto en Veracruz, la cuadrilla de Ramirez habia encontrado ocho. Nueve con esta ultima, que era la quinientos cinco. Muchas de las otras cuadrillas tenian entre sus filas a ex militares y policias. Otras a antropologos o forenses. Muchos de los miembros de las cuadrillas tenian miembros voluntarios. Muchos tenian familiares o amigos desaparecidos. El equipo de Ramirez era diferente. Eran todos jornaleros, obreros o campesinos. Cada uno habia pasado por los mil y un oficios que le corresponden al pobre. Habian sido peones, jornaleros golondrina, cuidadores de bueyes, marmoleros, serenos, jardineros, albañiles, dependientes de tienda de abarrotes. No tenian a nadie desaparecido porque basicamente casi no tenian a nadie. Rascaban la tierra por un sueldo o a comisiones. Como si fueran vendedores de autos o de seguros. Los principales pagadores eran las municipalidades en campaña o las mismas familias de los desparecidos, que hacian peñas y vendian cosas para llegar al precio de tal o cual cantidad de cuerpos. Los desenterradores, los buscamuertos, los vendehuesos. En los pueblos los conocian por muchisimos nombres. Algunos los admiraban por valientes, otros los odiaban por mercenarios, y unos terceros los temian por impios y les huian como la peste. Lo unico innegable era que la arqueologia es un negocio que por estas epocas va viento en popa.



2 comentarios:

Jora dijo...

¿Está basado en hechos reales? Hay mucho para desarrollar en este universo, no sabría si desde una óptica detectivesca o chamánica igual.

Anónimo dijo...

100% real. Gracias a la escalada de violencia que hay en mexico por las guerras narco, en Veracruz y otros estados hay cuadrillas, algunas municipales, algunas de gente organizada, que se encarga de rastrear fosas comunes para que la gente recupere los cadaveres. Mucho de lo que esta en el cuento lo saque de varias entrevistas a estos desenterradores. Cuando la realidad es tan pesadillesca casi no hace falta inventar nada.