5 ago 2014

Todos somos Putas

Hoy en dia, todos somos putas. Todos o la mayoria de nosotros. El capitalismo industrial se caracteriza por separar al obrero de los medios de produccion, que son a su vez los medios de subsistencia.
La globalizacion resultante de la apertura de mercado y la feroz competencia por este trajo como consecuencia la desaparicion de los pequeños y medianos productores, anexados en esta batalla por el beneficio a los grandes capitalistas, quienes podian mantener precios devaluados por mas tiempo.
Luego de 150 años de capitalismo industrial primero y financiero luego, los medios de produccion se han concentrado en unas pocas miles de manos. La desproporcion, el desequilibrio de esta enorme acumulacion de medios es tal vez unica en la historia.
Hoy en dia, nadie tiene en sus manos los medios para su propia subsistencia. El obrero, el empleado domestico, el empleado bursatil, el ejecutivo, los tecnicos de todo tipo (de quienes dispone la maquina) los empleados de servicio, los vendedores y revendedores, los asistentes de todo tipo, y casi todos los trabajadores de areas urbanas y tambien rurales (quienes en su gran mayoria no son propietarios de la tierra que trabajan ni tampoco de sus productos, sino meros operadores y distribuidores) son desposeidos en cuanto medios de produccion.
El unico producto del trabajador, no importa si es obrero textil, operario industrial o ejecutivo de cuenta, es su fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es un producto, y como tal se vende. El trabajador solo puede negociar con eso: Su fuerza de trabajo. ¿Cuanto cuesta, cuan caro se vende, como se publicita, como y con que argumentos se la negocia? Mas importante aun: ¿quien decide su precio, quien lo fija?
Pensemos en cualquier producto: Una manzana, un auto, un arma, una cama, un cuadro. ¿Quien fija el precio sino su productor? Es siempre el artista (el hacedor), el productor quien fija y decide el precio de su producto. ¿Que toma en cuenta para fijar este precio? ¿la cantidad de trabajo necesario para su produccion? Si aceptamos que la fuerza de trabajo es tambien un producto, entonces vemos que el precio de un producto (la cama) se fija segun la cantidad de otro producto (la fuerza de trabajo empleada).
Ahora bien, ¿que es lo que fija el precio de la fuerza de trabajo? ¿Como fija un productor el valor de su obrar? Una posible respuesta es esta:  segun la cantidad de energia empleada en la tarea. Considerando la energia desde el punto de vista fisico, el valor de la remuneracion de la tarea se fija segun el gasto energetico empleado. Otra posible respuesta es la complejidad de la produccion. Esto ultimo no es incompatible con lo primero, pues ¿que se entiende por accion compleja sino accion que requiera una gran cantidad de energia (la concentracion de atencion exige energia) para realizarlo?
Una tercera respuesta es por la cantidad de tiempo empleado para el producto. Esto tampoco es incompatible con lo anterior, pues a mayor tiempo empleado, mayor energia se habra empleado.
Una cuarta opcion es por la calidad del fabricante: No es lo mismo un cuadro mio que uno de Rafael. No es lo mismo contratarme a mi que a Messi. En ambos casos hay un talento innato mas una preparacion o capacitacion, un entrenamiento. Para la valuacion del producto "fuerza de trabajo" lo unico relevante es la capacitacion, pues este no es otra cosa que energia invertida en un perfeccionamiento. El talento personal, el "genio", no puede ser valorado, es decir, no puede ser traducido a un valor monetario, descompuesto en numeros. El genio no es cuantificable, y entonces es imposible tasarlo. Al no tener precio, no puede comprarse o venderse.
Vemos entonces que las opciones 2,3 y 4 son todas modos o formas de la opcion primera, es decir, un gasto energetico empleado en intensidad, en el caso de la complejidad, un gasto energetico prolongado en el tiempo en el caso de la duracion, y un caso energetico empleado en el pasado o en el futuro, en el caso del profesionalismo o la novedad (un auto nuevo se valua de este modo en relacion a uno antiguo).
La fuerza de trabajo se mide en energia, en vida. La energia requiere siempre algo que la produzca, pues es una verdad natural el hecho de que nadie puede producir energia de modo libre, ex nihilo. Si todo trabajo requiere energia, entonces el producto debe valer lo suficiente para compensar el gasto de energia utilizado en la produccion, y esto es identico a lo suficiente para obtener los recursos permiten la energia. La conclusion es evidente: todo producto debe asegurar la subsistencia del productor, y entonces el valor minimo del producto esta dictado por los costos de subsistencia. Es por esto que, en orden de asegurar su subsistencia, debe ser siempre el productor mismo quien fije el valor de sus productos. Cuando el precio del producto esta fijado por la demanda, la subsistencia del productor corre peligro.
Seria posible pensar que, una vez asegurada su subsistencia, el productor elevase el precio de sus productos aun por encima de lo que realmente valen, por obvio interes personal. Esto deberia ser posible hasta cierto limite: el dictado por la subsistencia de los demas. Es natural que en una sociedad en donde cada trabajador posee los medios de produccion para su propia subsistencia, el valor de cada producto se equilibrara en valores comunes. Donde cada individuo subsiste de forma autonoma no es posible la explotacion.
En la sociedad contemporanea, debido a la imparable acumulacion de los medios por parte de los grandes capitalistas, la situacion dista mucho de lo anterior: Tenemos enormes masas de seres que luchan por subsistir completamente privados de cualquier medio de produccion que no sea su sola fuerza de trabajo.
La fuerza de trabajo es a su vez la productora de todos los productos y el unico producto que no puede tasar su precio por si mismo. Es notorio que el esquema anterior solo funciona cuando la fuerza de trabajo produce algo diferente a si misma, y cuando este producto es propiedad del individuo que lo fabrica. Cuando los medios de produccion estan de un lado y la fuerza de trabajo esta del otro, dado que son los medios de produccion los que generan los recursos para la subsistencia, se produce una constante desvalorizacion de la fuerza de trabajo. La concentracion de los medios en pocas manos y la constante necesidad de subsistencia en el resto desposeido provoca una obvia ventaja economica para los grandes productores, los cuales especulan con las necesidades vitales del resto, para ir mermando poco a poco la autodeterminacion de ese unico producto que el trabajador posee, hasta llegar al resultado logico: Fijar el precio del producto que van a comprar.
Esto ultimo es analogo a que yo adquiera el poder para fijar el precio, segun mi conveniencia, del pan o de la bicicleta que quiero comprar, ignorando totalmente las necesidades del panadero o del bicicletero. Los factores necesarios para minar la autonomia del trabajador son, vaya coincidencia, las caracteristicas esenciales de la economia actual: Gran desigualdad de capital, concentracion de los medios de produccion en titanicas entidades privadas, reduccion a la esterilidad (entendida esta como incapacidad para la autosubsistencia) del trabajador, constante inflacion (reduccion progresiva de las capas medias y bajas a la miseria).
Al vernos privados de la autonomia alimenticia, sanitaria, educativa y habitacional, nos vemos obligados a salir al mercado a ofrecer nuestra fuerza de trabajo al mejor postor. Nuestros intereses no son tomados en cuenta, pero nuestras necesidades persisten. Ergo, abdicamos de nuestros intereses en pro de nuestras necesidades, es decir, somos esclavos de los intereses de otros.
Estos otros no son sino estos "postores", los empleadores, aquellos que concentran los medios de produccion y de supervivencia: Los dueños del dinero, del agua y de la electricidad, del comercio y la industria. Aquellos que fijan en valor del dinero y de las mercancias, ,los limites de lo posible, de lo legal y lo ilegal. Aquellos que tienen el poder de, segun les convenga, hacer vivir o dejar morir, convertirte en rico o pobre, declararte util o inutil, vago o productivo, genio o marginado.
Simone Weil hablaba, hace algo mas de 50 años, de una opresion que no era la del dinero o la del fusil: la opresion de la funcion. Es esta opresion la que sufrimos dia a dia, la peste de la epoca.
La funcion es siempre engranaje en una maquina que funciona para fines muy diferentes a aquellos por los cuales nosotros podemos vivir. Yendo a trabajar todos los dias, cobrando un sueldo, vendiendonos segun las ofertas laborales, atentamos contra los fines que decimos perseguir.
Ese unico producto del cual el trabajador era propietario, la fuerza de trabajo, es hoy dia tasada no en funcion de la subsistencia del trabajador, sino en funcion de los margenes de beneficio para los capitalistas. No somos distintos de la maquina, de la herramienta. No decidimos el valor de nuestro trabajo, no lo fijamos, no llevamos el control de nuestras vidas, no somos libres.
Somos, vendiendonos ante las succesivas determinaciones, prostitutas. Nuestra funcion consiste en vendernos. Diariamente vendernos, integrarnos, para sobrevivir, para pagar el agua y comer un sanguche, a las enormes maquinarias que obedecen a la gran guerra del mercado. El hombre se ha vuelto cosa, recurso, objeto, se ha vuelto cuantificable. Su valor unico, su humanidad, esta constantemente tendiendo a la cuantificacion. El individuo ha muerto.
Si la gran masa de trabajadores de todo tipo no recupera los medios de produccion, la maquina capitalista seguira devaluando progresivamente el valor del trabajo y aumentando las necesidades. Esta logica es innegable, pues una cosa lleva directamente a la otra y viceversa.
El resultado de esta doble estrangulacion es o bien la reduccion a la esclavitud de 9/10 partes de la humanidad, o bien la extincion de este mismo porcentaje.
Hoy en dia, quien no se integra de algun modo a las filas del engranaje industrial o burocratico es sistematicamente reducido a la miseria. La imponente muralla legal y mortal de la propiedad privada se alza con indiferencia contra todo intento de reclamar el derecho a la subsistencia, contra todo intento del trabajador por recuperar los medios de produccion, puesto que la libertad del obrero significa la desintegracion de la economía actual, la cual se funda en la opresion y la explotacion, y ellas se sostiene.
Somos putas, sencillamente putas. Nuestra única libertad esta en vendernos, tal vez no inmediatamente, algunos con mayor suerte e inteligencia que otros, algunos mas tarde que temprano, algunos a mayor precio que otros. Esto es indiferente: ser una prostituta cara no es ser menos prostituta.  Estamos en la epoca de la prostitución humana.
Toda nuestra inteligencia es una inteligencia estrategica, rastrera: La inteligencia del trabajador es la inteligencia de ajedrez: prevision, ubicacion, acomodo. Los valores morales se reducen a la glorificacion historicista de los resultados. Lo bueno es lo que gana, lo valido es lo que sirve. No hay moral, exitismo puro, culto al exito. La verdad se reescribe continuamente. Se ha llegado, por miedo e ignorancia, pero fundamentalmente por una inteligencia frenetica que busca la supervivencia individual incluso a costa del detrimento del vecino, a la defensa de la bota que nos pisa.
La hipocresia de la busqueda de salvacion personal efectuada por la iglesia cristiana tiene su extrapolacion cinica y desencarnada en la desesperada prostitucion del trabajador que busca sobrevivir en una realidad que dia a dia lo presiona por los cuatro costados, lo aliena, lo cosifica, lo reduce sistematicamente a ser un mero engranaje.
La enorme diferencia social que hoy se ve en este pais es la de las prostitutas que intentan diferenciarse por sus ganancias o por lo caro de sus tapados, por la preferencia del cafishio o la fineza de sus clientes. Un oficinista de microcentro, un metalurgico del conurbano o un vendedor de choripanes de liniers son fundamentalmente lo mismo: Desposeidos que se ven obligados a prostituirse, a vender su fuerza de trabajo a un valor que determina el mercado segun sus propios intereses. Poco importa la calidad de vida del esclavo. Vista harapos o seda no es libre.
Igualar la libertad con el dinero o con la calidad de vida es el mayor mito del capitalismo. Tambien es la mayor de sus mentiras.

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