27 ago 2014

Las Destrucciones

Vera iba por las frias calles de San Petesburgo. Sus ojos negros eran los del cansancio y los del odio. Todos o nadie, todo o nada, pensaba. Su ropa oscura y casi miserable era un parco reflejo se su propio espiritu, duro como las prisiones. Tenia los cabellos ocultos en un paño y caminaba mirando al suelo con fijeza. Su mirada era la mirada del convencimiento, la mirada de quien se sabe perdido, pero por eso mismo encaminado. En su mano derecha, oculta bajo una larga capa invernal semicubierta de nieve, ocultaba un tosco revolver. Cada una de sus balas clamaba un nombre, un nombre impio e indignante, el nombre de un tirano: Fiodor Fiodorovich Trepov.

En la primavera del 42 la carreta del rey avanzaba por las colinas de Moravia. Quizas no fuese una carreta, sino un Mercedes Benz descapotable. Quizas no fuese el rey quien viajaba dentro, contra el viento, seguramente contento y oliendo la primavera. Lo mas seguro es que fuese Reinhard Heydrich, alto dirigente de las SS y "protector" de Bohemia.

Vivi miraba las lilas. Le habian gustado desde siempre, desde la primera vez que recordaba el jardin. Habia hormigas. Ahora mismo una trepaba sobre la loza. Tenia ganas de agarrar un palito y picarla un poco, de hacerla rabiar. Antenas y patas, y que gruñera un poco, apretarla levemente con la punta del palito, contra la loza, contra el muro de roca que para la hormiga era la loza. Si, que sintiera tambien ella la presion de algo aplastante que aprisionaba, que se retorciera, porque el sol ya descendia y las lilas tenian ya ese color raro y como feo. Sucio y apagado, el color de las sombras que crecian, y Vivi que solamente miraba las lilas.

Estaria en la butaca de un bar, triste y casi estupido. Se miraria en un espejo o en una superficie de madera encerada. Luego sin dudas pediria una cerveza y tal vez unas papas fritas que se enfriarian en su mayoria sobre el plato. Y estaria cansado, como siempre, tan cansado como ella lo estaba ahora mismo, siempre cansado o al menos desde hacia un ya tan tiempo largo. No podia imaginarselo de otro modo que cansado y vacio, ¡que cansado y tambien que aburrido era!. Era casi estupido, estupido del todo. Estupido y pobre, pobre estupido, pues nunca seria capaz de verlos.

El Gobernador se hallaba (la esperaba, la esperaba aunque no lo supiese) en su mesa de audiencias. El Gobernador era un simbolo de la opresion, un defensor del orden de las cosas, un leal caudillo del Zar Alejandro. El Gobernador habia torturado y mandado a torturar. El gobernador debia pagarle su deuda a la verdad. El la esperaba y ella a su vez esperaria, paciente, su turno de ser oida.

Los vecinos iban siempre, una vez por semana y en masa, a expresarle reclamos a su Eminencia; Pero su eminencia, aunque escuchaba, nunca oia realmente. Las audiencias eran casi una cortesia. La Ley era la del latigo y el fusil, pero eso acabaria pronto. Abrio su bolso y metio la pistola ya cargada. No sentia miedo alguno.

El hermoso auto descapotable, orgullo de la revolucion industrial, surcaba los campos, y todo era maravilloso. Simbolo perfecto de la lomocion, del movimiento indetenible de la fuerza: La ocupacion avanzaba en los cuatro puntos cardinales, y el sueño del Fuhrer y de la nacion alemana toda se transmutaba en realidad con una velocidad increible. Era la revolucion, era el fin de la historia, era el comienzo de todo. Nada resistiria. Subirian hasta el cielo si los angeles mismos no descendian primero hasta Berlin. Habia que hacer, hacer y hacer. La accion era la unica verdad. No tenia tiempo, como los heroes de Goethe, para soñar en la campiña primaveral. El mundo entero estaba por realizarse, el futuro se construia vertiginosamente dia a dia, la raza y Dios lo necesitaban.

¿Matarla? Las hormigas se mataban raro. Podian partirse e incluso pisarse, pero siempre continuaban moviendose, como si fuesen minusculas partes de un juguete, como esa vez que habia encontrado el reloj de papa en el cajon del comedor, un reloj redondo y metalico. Tambien habia sentido unas ganas locas de romperlo, de romperlo pese a ser tan lindo y pesado, pese a que sabia que eso traia enojos y gritos, pero por eso mismo romperlo, reloj de porqueria, reloj horrible y guardado en un cajon. Piezitas mecanicas que se movian en el piso de loza, que seguian moviendose como por arte de magia, y Vivi habia pensado que era horrible que hubiese cosas que pese a estar muertas y despedazadas continuaran moviendose.

Eso mismo: nunca veria los hilos. Nunca los habia visto y, peor aun, nunca los veria. Y por eso era y habia sido tan tan tan gris y tan tan tan aburrido. El siempre veia todo encasillado, todo aburridamente cuadriculado y resultado de cuenta con dividendo, divisor y en lo posible sin resto. Y pensaba todo esto mientras Marcos cerraba la puerta del cuarto, mientras todo devenia, mientras tanto, mientras se desnudaba, fascinada por su propio cuerpo en el espejo de pared.

Como de piedra, como un golem, sintiendo el peso del revolver, Vera cruzo la plaza; sola y presa del frio y de la rabia atraveso la mañana. El frio y la rabia eran ya una parte inseparable de su existencia. Habia vivido en una constante lucha contra la muerte y la miseria. Habia conocido el presidio y la soledad, la violencia y la derrota, pero sobre todo la injusticia. La respiraba desde que tenia memoria, como un aire espeso y repugnante, como una enorme rata siempre pudriendose, como una inexpulgable prision que jamas se ventilaba, que jamas se habia ventilado, que jamas se ventilaria si ella no cruzaba la plaza y apretaba con rabia el cabo del revolver. Ahora la injusticia y la miseria tenian un nombre, un apellido y un patronimico. Frente a su pasado, frente al incierto futuro, frente a las deportaciones y las tragedias, su tarea, autoimpuesta pero en realidad impuesta por la historia, fue casi facil.

Reinhard diviso a lo mejos la hermosa mole que era el Castillo de Praga. Sus enormes paredes de petreo gris eran un simbolo de la fortaleza Aria. Polonia era, sin dudas, un pais hermoso. Una vez librado de la peste polaca, ralea mitad comunista y mitad judia, pero cobarde y miserable a fin de cuentas, ese pais tendria un amplio potencial. Explotarian hasta la ultima mina de hierro, deportarian hasta al ultimo judio, aplastarian hasta el ultimo ruso. Levantarian enormes chimeneas sobre las ruinas de la historia.

Habia enterrado el reloj muy cerca de las lilas. Con las hormigas era mas facil, podia dejarlas tiradas ahi mismo. Mientras deshojaba muda una margarita, Vivi penso que lo mejor era, para ahorrar tiempo, comerse la hormiga. No es que hubiese algun apuro, porque cuando eran los gritos y los golpes y la sacaban al jardin no habia que esperar que mama la vinese a buscar rapido, que le preguntase si queria tomar jugo o leche con vainillas. Cada tanto se oia un grito o un golpe, palabras que no entendia, retumbes. Aun habia tiempo.

Marcos era un poco mas alto, y tambien mas ancho de espaldas. Ahora que lo aprisonaba asi entre sus muslos notaba el buen negocio que hacia con ese chico, tan ocupado en arrancarle el corpiño y la tanga (unica ocupacion verdaderamente valida de todo hombre honesto) con una espalda tan inutilmente trabajada en gimnasios y en partidos de rugby, tan Adonis y al final muy estupido el pobre.

Su eminencia vio como la muchacha, humilde pero pulcramente vestida,se sentaba con decoro, casi con verguenza, ante su imponente mesa. ¿Que querria aquella mozalbeta, sola, presentandose casi como un pajaro frente a la serpiente? Con Tranquilidad, la jovencita abrio su bolso. Mas de mil sombras, yacientes en pozos anonimos, en miseras celdas rurales, en el frio de Siberia o en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, se agitaban rabiosamente.

Los hombres de Churchill habian llegado envueltos en la niebla y el viento. Habian resistido la guerra y la humillacion, el frio y los cazas enemigos. La resistencia Checa les habia encomendado el asesinato, gloria que quedaria en el secreto por muchos años. Anteriormente la suerte les habia negado esta muerte y esta gloria en un oscuro bosque.

Mejor habria sido que mama la llevase a la casa de tia Veronica, que tenia muchas macetas y esas tasas tan lindas que nunca le dejaba tocar. Era estupido lo de las tasas: ella sabia tomar muy bien el Te, no veia el problema. Con las macetas tia Veronica era mucho mas buena, porque siempre la dejaba jugar en el pasillo y hurgar en los helechos y los potus, buscando caracoles y porque no bichos bolita.

Si, estupido. Estupido como el otro o tal vez incluso mas. Estupido como todos, bah, pero al menos un Adonis, y eso era para Anabela cien leguas mas divertido que el otro, que el que estaba en ese momento muriendose de aburrimiento en un bar oscuro y vacio, entre vasos, cigarrilos y esas ridiculas tasitas con mani.

Los disparos, rapidos y atolondrados, no lograron hacer blanco sobre la vida de Trepov. El futuro comprenderia, no mucho mas adelante, el destino de los tiros que ciertamente no fallaron, que ciertamente hicieron blanco.

Jan, Josef y Josef se hallaban en la cima de la colina. Desde ahi, la vista de la curva era perfecta. Hacia un dia esplendido: el sol brillaba, sabian que la mancha metalica pasaria de un momento a otro, todo era perfecto, y ya casi podian oir acercarce el rugido del flamante motor made in Germany. La libertad, como siempre, exigia una muerte.

La semana pasada, ese dia en que los retumbes habian empezado en plena noche y con mas fuerza, tanta que Vivi habia tenido miedo, mama habia entrado varias veces a decirle que no era nada, que siguiera durmiendo, pero despues habian pasado otras cosas, habia escuchado las sillas de la cocina chocar y tambien un ruido sordo y terrible, y despues el silencio.

- ¿pero que le ves a Cezanne? - habia preguntado Marcos esa noche mientras comian, y ella habia pensado, mientras pensaba tambien que era sorprendente que Marcos supiese quien era Cezzane, si es que realmente sabia, que era inutil; Inutil toda aventura o que al menos eran inutiles todos los hombres. Inutil el sexo como lo que no fuese el placer momentaneo de los cuerpos como boas y lemures, destinado a acabar como todo placer y por eso mismo tan placentero, tan atrayente. Siempre seria lo mismo, las mismas rutinas y rondas interrogatorias, las mismas innovaciones de rostros y lugares, la sensacion de una novedad extinguiendose segundo a segundo, grotesca, cinica, absurda.

Al aparecer el bolido, Gabcik salio de la nada e hizo fuego. Reinhard no alcanzo a comprender nada, todo ocurrio como en un sueño. El Sten no funciono como debia y hubo un momento de desconcierto. Los soldados alemanes, evidentemente inmortales, marchaban hacia las balas como Dioses Wagnerianos. Un frances se los habia relatado en una de esas largas noche de clandestinidad: iban directamente hacia las balas y con la cabeza en alto. ¿Estaria Dios padre del lado de las Chimeneas?

Esa mañana al despertarse espero que mama viniese a decirle buen dia y a levantarla como siempre, pero en cambio habia entrado la tia Veronica, diciendole "dale vestite que te llevo a tomar un helado", cosa rarisima pórque tia Veronica solo aparecia los domingos y algunos sabados.

La sensacion de realidad vaciada de toda sorpresa le daba poco menos que panico. Sentia un rechazo instintivo a resignarse, a aceptar verse arrastrada como si fuesen bolas y bolas de desperdicios al final de una cadena, a traves de los años de cenas de viernes a la noche, de sabados de aburridos paseos, de noches pateticamente cortas y luego desesperadamente largas, de dias de encierro y hastio. Asi habia llegado a plantearse el problema capital en terminos muy sencillos: La fuga o la muerte. Marcos habia aparecido de un dia para el otro, como podia haber aparecido cualquier otro que se llamase Miguel o Jacinto. Habia aparecido y ahora ella ensayaba la fuga.

Para exito de la operacion y desgracia de la teologia alemana, Kubis desafio la divinidad y lanzo una sacrilega granada de mano. El horrible estruendo de polvora y esquirlas les causo una inmensa alegria, pero tambien algo parecido a la desilucion. Entonces era asi de facil, entonces no habia dioses al final de cuenta, sino miserables hombres, sino solo hombres contra hombres. El mundo redimido de lo divino era algo banal y casi feo. El auto se detuvo unos metros mas adelante y los terroristas huyeron, dispersandose entre los matorrales. Detras de ellos sonaban sordidos estampidos.

Ese dia no habia visto a mama, y tampoco la vio la noche que volvio. Despues de eso todo habia seguido un poco mejor, como inmerso en olas de frio y de dias que eran silenciosos y comodos, y que la dejaban con tiempo para dibujar y contarle a mama de las cosas de la escuela. Pero Vivi lo sabia de

algun modo, lo sabia incluso sin saberlo, esperaba que los retumbes volvieran. Y volvieron.

Luego de eso, casi no habia pensado. Toda una noche sin pensar... o casi toda. No, si Marcos era una maravilla, tan bien desnudo y con esos ojos marrones tan brillantes que parecian de Fresno. Hermoso y comodamente banal, todo perfectamente para "si mi amor" y para sonreir, puro aturdimiento. Era maravillosamente facil decirle que si a todo. Era indignante, casi un juego, la facilidad con la que se podia. Eran como moscas.

Habia llegado al hospital un jueves soleado. De cierto modo, todo le parecia muy bien. Alguien como el, que llevaba adelante el servicio divino a la patria y a la raza, no podia morir. No podia morir por el asalto cobarde de un grupo de don nadie's, por la mano de unos miseros resistentes,

asesinado por sucios polacos. No, no moriria.

Era raro que la dejasen sola tanto tiempo, pero mama le habia dicho "sali a jugar un ratito" y casi al instante habian comenzado las palabras horribles y las voces enojadas, los golpes y los retumbes. Habian seguido toda la tarde, mientras ella miraba las violetas y las alegrias, mientras estudiaba las hormigas o se miraba los zapatos. Ahora no habia mas sol y habia silencio. La tia Veronica no habia venido, no la habia llevado a tomar un helado o a la plaza, y de repente Vivi sintio como si se inundara de algo triste y confuso, como si le ardieran los ojos o la panza. Hizo un gesto con la boca, algo que era un mohin o una torcedura. Tenia ganas de llorar. Iba a comerse la hormiga; Apenas la viera pasar se la comeria, aunque fuese entre dos hojas de menta.

Habia que ver los ocultos mecanismos del cuerpo para no pensar. Como un par de dedos en el clitoris o una boca en otra o en un pezon podian anular lo que no podian los dias o las pastillas, como ese movimiento acompasado y (casi) sordo podia engullir, como un torbellino o una explosion, poco a poco todos los dialogos y monologos, hasta dejarlos solos a ellos dos en un paraiso mudo en el que solo estaban los hilos, y que corria no obstante con la maldad de la arena en sus relojes, como agua en la clepsidra, equilibrio que oscilaba a volverse en cualquier momento competencia, en pasar de juego a carrera armamentistica.

La fiebre siempre aparecia mas fuerte por la tarde. Por la noche, el fresco se hacia sentir, y todo estaba casi bien. Las camas eran limpias y comodas, las enfermeras serviciales y casi hermosas en su tosquedad. El orden del mundo se cristalizaba en el su abirrida precision habitual. El era un Obergruppenführer, todos acataban sus ordenes, la guerra iba viento en popa, nada los habia frenado hasta Leningrado y pronto tomarian Rusia entera. El Oeste tambien caeria, pues el orbe entero temia la marcha aria. Los medicos de Himmler eran exelentes.

Ya era casi de noche y la ultima linea de sol se proyectaba en el cordon de la vereda. Vivi miraba tristemente las sombras que cubrian todo el pasto, dejando enormes zonas frias donde si soplaba el viento convenia no estar. El vestido marron era demasiado corto, de verano, y Vivi miraba, acurrucada, el incansable trabajo de las hormigas, que nunca se detenian, que nunca pararian, vivas o muertas, de moverse, asi como los retumbes, que siempre habian seguido, que seguirian los escuchase o no, incluso ahora, que todo se habia calmado hacia ya un buen rato.

Aguantaba, siempre habia que dejarse llevar, que el otro fuera todo embate, plegarse como un jungo al ritmo frenetico que le dictaba a Marcos su orgullo de amante una decada mas joven. No habia que mostrar la esperiencia, habia que reirse y decir guarangadas, dejar que el calor entrase e ir cediendo, siempre poco a poco. La imposicion le parecia aburrida, un juego ya cantado y tantas veces repetido. El buen jugador siempre juega al ultimo la mejor carta. El verdadero reto consistia no en conquistar a los martillazos, como una loba, sino en la conquista de la entrega, en el arte de las antiguas envenenadoras florentinas. Lo hermoso era la perversion de la vuelta completa, la conversion del alma ajena justo al borde de la muerte, la maldad del capellan del presidio, la victoria palmo a palmo sobre el cuerpo que ahora la hacia y la deshacia a gusto, que la bamboleaba casi salvajemente, con furor ciego pero ya jactandose, ya jactandose ante si mismo o con invisibles camaradas.

Por las noches tenia extraños sueños, delirios de guerras y explosiones, filas y filas de soldados alemanes marchando en un campo incendiado, en un campo incendiado que podia ser cualquiera, y que por eso mismo (comprendio) eran todos, todos los campos unificados, el campo de la historia. La reducirian a cenizas, la cortarian desde su misma raiz, y luego plantarian, como Cadmos, las semillas de una nueva y gloriosa ciudad. Los panzer llegarian hasta Portugal, hasta Siberia, los engranajes aplastarian todo, clavarian la cabeza Stalin en una pica, volverian la raza hebrea seria un mito y le cortarian la lengua y los ojos a quien se atreviese a contarlo, y todo seria siempre asi puesto que las columnas avanzaban y los tanques proseguian, puesto que los bombarderos volaban, infinitos y majestuosos, a todos los rincones de la tierra, vomitando fuego y metralla. El delirio se extenderia cada vez mas y la fiebre ya no bajaria.

Palmo a palmo, la manipulacion de la sirena o la hechicera, Circe. Ir destorsionandose hasta quedar como un loto, como una corola, para entonces, poco a poco, inadvertidamente, imponer un ritmo diferente, imponer la fria conciencia como de la Cobra.

Unos dias despues de ingresar al hospital de Polonia, herido en la espalda de varias esquirlas, el Obergruppenführer se pudria por dentro y, refutando a los teologos del Reich, dejaba de existir en un hospital de una nacion ocupada.

La orden, fria y clara como el acero, fue dada un tiempo despues, exactamente a las doce de la noche :Führerbefehl: Lidz wird mit derm Erdboden gleichgemacht und die Bevölkerung erchossen. Punto. La misiva era clara. F-Ü-H-R-E-R-B-E-F-E-H-L. Dios, el mismo dios vengativo que habia solicitado la destruccion de Sodoma y de Gomorra, pedia ahora un escarmiento para esos perros Checos. El castigo del Reich seria ejemplar, pues habia que frenar las conspiraciones que atentaran contra la seguridad del regimen. El ojo omnisciente del Fuhrer las veia por todos lados.

Esa mañana el campesinado y el pueblo entero, el alcalde y las mujeres despertaron con bruscos golpes en sus puertas y ventanas. Todos saldrian vestidos llevando consigo sus objetos de valor. El pueblo estaba rodeado, habia tres soldados alemanes por cada ser humano recien levantado.

Habia que ir a la plaza, esa era la orden.

1 - Exterminio de los animales: Sencillamente se les disparia apenas verlos. Perros, vacas, gallos, gatos, todo ser vivo deberia tener un plomo encima antes de que se ocultase el sol.

2 - Exterminio de los hombres: En la granja de Herr Horak se fusilo, de 5 en 5 y de 10 en 10, a absolutamente todos los hombres del pueblo. Como la orden decia explicitamente que "die Bevölkerung erchossen" fue casi una sorpresa que la exegesis del comandante salvo a todos los menores de 16. El numero de cuerpos putrefactos hechados en la fosa ascendio al justo numero de 173. Otra treintena de personas, habilmente capturada en la mina de los alrededores, fue trasladada a Praga y fusilada los mas rapidamente posible.

3 - Exterminio de las mujeres. La totalidad de las mujeres fueron deportadas de la ciudad y transportadas en camiones al campo de concentracion de Ravensbrück. Todas moririan en las camaras de gas, en los trabajos forzados o gracias a la insalubridad y el hacinamiento.

4 - Exterminio de los niños. Fueron trasladados a uno de los muchos guetos de Lodz, donde se los sometio a distincion en base al criterio racial. Los que por fortuna o desgracia daban el aspecto de ser Alemanes, sin pizca de contaminacion judia o asiatica, fueron trasladadados a Alemania para su "Arianizacion". Tendrian el honor de defender (inutilmente) a una Berlin posteriormente arrasada por la ofensiva sovietica y los bombardeos aliados. El resto fue fusilado en Chelmo.

5 - Saqueo: Todo objeto de valor monetario, artistico o tecnico fue recabado de los domicilios y colocado en una o varias pilas comunes que luego serian transportadas a Alemania.

6 - Demolicion. Todos los edificios de la aldea, incluyendo rutas, iglesias, puentes y toda estructura geometrica nacida de la mano del hombre seria dinamitada hasta los cimientos. Los cimientos mismos serian volados con minas. Todo se reduciria a escombros y los escombros se reducirian a otros mas pequeños, del tamaño de un puño. La madera seria quemada y los metales reutilizados para fines belicos o tecnicos. Se enterraria todo lo demas.

7 - Nivelacion. Un grupo de demolicion, junto con un grupo de geologos y (quizas) otro de paisajismo se encargarian de nivelar el terreno al estado en que este estaria en la pura naturaleza. La tierra seria acomodada segun la forma de las colinas. Se planto cesped nuevo y radiante sobre las ruinas y los cadaveres. Se colocarian todos los arboles y arbustos necesarios.

8 - Renovacion. El nombre de la aldea seria puntillosamente borrado de todo registro historico: cronicas, diarios, manuales, diccionarios, tratados de geografia, leyendas folkloricas, mapas. El sentido de la concatenacion de las letras que antes indicaban su esencia pasarian a ser flatus vocis.

6 - Documentacion: Varios peritos, entre ellos historiadores y cineastas, llevarian un puntilloso registro de cada etapa. Desaparecer un pueblo era cambiar la historia, modificar no solo los hechos, que casi siempre cedian ante la tortura o la dinamita, sino tambien las conciencias europeas, para lo cual hacia falta abundante literatura y propaganda.

7 - Restriccion: Los registros historicos y geograficos del pueblo fueron cuidadosamente removidos de archivos, registros y mapas. Todo lo que contuviese el nombre de la aldea, asi fuese oblicua o accidentalmente, fue quemado, enterrado o fusilado. Los parientes de los muertos fueron deportados o ferozmente amenazados. Las aldeas cercanas fueron sancionadas y severamente advertidas.

Como un camion que se queda en la curva, Marcos intento levantarse. Anabela no habia cedido al impulso y entonces ambos cuerpos giraron y ella quedo nuevamente boca arriba. El muchacho era una bola agitada de transpiracion y jadeo, algo rechinante. Su estupido orgullo le impedia admitir el mareo y la falta de aire, cosa inexplicable (aunque con ese calor...) despues de tanta keratina y tantas horas de prensa y pesas. Cuando Anabela, echando la cabeza y el pelo hacia atras, comenzo nuevamente a sarandearse, primero dulzemente y luego con fuerza de posesa, sintio algo parecido a la desesperacion, mas no dijo nada. Habia que aguantar por el orgullo y pese al cansancio y las puntadas del costado izquierdo. Si Anabela hubiese sabido algo de historia del deporte, hubiera comparado en asunto con Ali contra Foreman.

 

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