A todas luces, los empleados no pueden negar que, por mucho que amen o crean amar a las Sirenas, estas son una variedad de monstruo. Es obvio tambien que las sirenas saben acerca de este prejuicio, cuasimedieval, entorno suyo, pero hacen como si no estuviesen enteradas, lo cual hace sospechar que tal vez no esten realmente enteradas, y entonces es mentira que sepan.
A todas luces, las sirenas no pueden negar que, por mucho que las aburran o crean aburrirlas los empleados, estos son una variedad rara de la especie de los orinales, o tal vez sea que los orinales, esto tambien innegablemente, sean una variedad de empleado.
"La duda nace del no estar conforme. El ser que duda es el disconforme, y las dudas que valen la pena son las dudas surgidas de un pensar profundo, conciente e inconciente. Lo que quiere estar donde esta y esta conforme con ello, ese, ese no duda... ¡Ese no se permite dudar! ¡Ese más bien quiere creer! Así pues, los filósofos tienen que ser por fuerza personas disconformes y criticas. Esa incomodidad es lo que Exhorta al movimiento." (D.O.D, Prologo)
22 oct 2014
Oralidad
Las Sirenas nunca repiten la misma palabra mas de una vez. Su vida entera consiste, en terminos de comunicacion oral, en una constante y asombrosa invencion de silbidos, gruñidos, miradas, gemidos, gorgorismos, fruncidas, chirridos, chasquidos y tambien de todo tipo de expresiones aleatorias pero jamas repetidas, de modo que si una Sirena le dice a otra algo como "sein to wi pru pirnguialá", uno puede estar seguro de que esa misma Sirena, y probablemente ninguna otra sobre la tierra, jamas ha dicho ninguna de esas palabras, y tambien de que ninguna otra Sirena volvera a pronunciarlas.
Ningun lenguaje es tan extenso y variado como el de las Sirenas. Sus expresiones son, en teoria, infinitas, como tambien es infinita la capacidad de conexion y asociacion entre sus terminos, infinitos sus conectores e infinitos sus sentidos, ademas de ser estos imposible de identificar. Es notorio que el tiempo y el lugar en que cada palabra es dicha tiene mucho que ver en el significado de cada signo, y no es nada descabellado pensar que cada signo irrepetible en su enunciacion enuncia, precisamente, algo o todo o parte de ese instante irrepetible en que la Sirena esta hablando.
Cada expresion de una Sirena va acompañada de sus correspondientes miradas, iracundas, bondadosas o cargadas de risa, y tambien de todo tipo de pellizcos y pequeños empujones.
Algunos Delfines con orientacion linguistica han defendido en el ultimo congreso internacional que el lenguaje de las Sirenas imita a la vida misma, pero esto son ya teorias y pataleos de los Delfines, esos eternos pomposos y sabelotoodos.
Ningun lenguaje es tan extenso y variado como el de las Sirenas. Sus expresiones son, en teoria, infinitas, como tambien es infinita la capacidad de conexion y asociacion entre sus terminos, infinitos sus conectores e infinitos sus sentidos, ademas de ser estos imposible de identificar. Es notorio que el tiempo y el lugar en que cada palabra es dicha tiene mucho que ver en el significado de cada signo, y no es nada descabellado pensar que cada signo irrepetible en su enunciacion enuncia, precisamente, algo o todo o parte de ese instante irrepetible en que la Sirena esta hablando.
Cada expresion de una Sirena va acompañada de sus correspondientes miradas, iracundas, bondadosas o cargadas de risa, y tambien de todo tipo de pellizcos y pequeños empujones.
Algunos Delfines con orientacion linguistica han defendido en el ultimo congreso internacional que el lenguaje de las Sirenas imita a la vida misma, pero esto son ya teorias y pataleos de los Delfines, esos eternos pomposos y sabelotoodos.
21 oct 2014
Escritura
Solo los Delfines pueden escribir. Los empleados, abocados como estan a la ejecucion de tareas repetitivas, muchas de las cuales son precisamente el conteo y la supervision del conteo y la supervision del conteo y la supervision de actividades aburridas y repetitivas, o bien el conteo y la supervision del conteo y la supervision de actividades aburridas y repetitivas, o bien el conteo y la supervision directa de actividades aburridas o repetitivas que no son conteo o supervision de nada, sino simplemente actividades repetitivas y rutinarias hasta el hartazgo, no poseen talento alguno para la narrativa o la poesia lirica, para la epopeya o el cuento corto, y mucho menos para el puzzle o para la escritura automatica de los surrealistas, si bien poseen cierto talento mecanico para otro tipo de escritura mecanica, que mas bien se llama "tipear" o mandar mails.
Esta enorme falta de expresion escrita por parte de los empleados suele equilibrarse con sus bien conocidas habilidades aritmeticas, matematicas, contables y, en fin, con todo lo que tenga que ver con numeros, valores, haberes, sumas y restas.
Las Sirenas, por su parte, son completamente inutiles para casi cualquier actividad que requiera del uso de simbolos complejos y sistemas conceptuales, quedando casi incapacitadas para realizar las divisiones y multiplicaciones mas simples, y completamente incapacitadas para escribir una novela o siquiera un cuento corto. Escriben a veces pequeños poemas y mensajes en los arboles o en la tierra, utilizando un sistema de runas que tienen un trazo que recuerda al fenicio o a la escritura Micenica.
Luego de años de intentar descifrar la escritura de las Sirenas, los delfines llegaron a la conclusion de que su sistema es indescifrable, pues no tienen sistema alguno, ya que las Sirenas inventan los simbolos y signos al momento mismo de escribirlos, con la particularidad que nunca repiten el mismo caracter. En todos los escritos de Sirenas y Tritones que se han hallado, sea en la tierra o en las cortezas de arbol, no hay un solo signo que se repita, por lo que, mas alla de la pura especulacion, es imposible saber que dice cualquier cosa que una Sirena escriba o haya escrito, y hasta es dudoso si este procedimiento puede llamarse realmente lenguaje y no dibujo o pintura abstracta.
Aunque los Delfines pueden escribir, solo lo hacen utilizando siempre el mismo sistema de signos, lo cual limita seriamente su creatividad, de donde se da que, aunque los cuarenta y siete signos permiten, como algun Delfin noto una vez, casi infinitas posibilidades de novelas, cuentos, manifiestos, relatos, enciclopedias y poemas, la literatura de los Delfines se remite casi siempre a los mismos temas: Los empleados, Las Sirenas y el Existencialismo.
Esta enorme falta de expresion escrita por parte de los empleados suele equilibrarse con sus bien conocidas habilidades aritmeticas, matematicas, contables y, en fin, con todo lo que tenga que ver con numeros, valores, haberes, sumas y restas.
Las Sirenas, por su parte, son completamente inutiles para casi cualquier actividad que requiera del uso de simbolos complejos y sistemas conceptuales, quedando casi incapacitadas para realizar las divisiones y multiplicaciones mas simples, y completamente incapacitadas para escribir una novela o siquiera un cuento corto. Escriben a veces pequeños poemas y mensajes en los arboles o en la tierra, utilizando un sistema de runas que tienen un trazo que recuerda al fenicio o a la escritura Micenica.
Luego de años de intentar descifrar la escritura de las Sirenas, los delfines llegaron a la conclusion de que su sistema es indescifrable, pues no tienen sistema alguno, ya que las Sirenas inventan los simbolos y signos al momento mismo de escribirlos, con la particularidad que nunca repiten el mismo caracter. En todos los escritos de Sirenas y Tritones que se han hallado, sea en la tierra o en las cortezas de arbol, no hay un solo signo que se repita, por lo que, mas alla de la pura especulacion, es imposible saber que dice cualquier cosa que una Sirena escriba o haya escrito, y hasta es dudoso si este procedimiento puede llamarse realmente lenguaje y no dibujo o pintura abstracta.
Aunque los Delfines pueden escribir, solo lo hacen utilizando siempre el mismo sistema de signos, lo cual limita seriamente su creatividad, de donde se da que, aunque los cuarenta y siete signos permiten, como algun Delfin noto una vez, casi infinitas posibilidades de novelas, cuentos, manifiestos, relatos, enciclopedias y poemas, la literatura de los Delfines se remite casi siempre a los mismos temas: Los empleados, Las Sirenas y el Existencialismo.
Mitologia
Contrariamente a lo que se cree, los empleados no consideran a las Sirenas como criaturas mitologicas con cola de pescado y cuerpo de mujer. Sosteniendo como sostienen, uniforme y unidireccionalmente, un pensamiento positivista, los empleados consideran todo lo que consideran, es decir el campo entero de lo considerable, como completamente real y tangible, definido. Lo mitologico, por decirlo de algun modo, no tiene punto de contacto con lo practico e inmediatamente utilizable, disponible y contabilizable. Como lo mitologico no esta nunca a disposicion del empleado, este se venga de aquello negandole la existencia, aunque esta negacion del ser no le impida al empleado promedio enamorarse o creer enamorarse de estos seres muy reales y existentes que son, para ellos, las Sirenas. El hecho, muy considerable para los delfines pero al parecer nimio o accidental para los empleados, de no encontrar nunca o casi nunca una Sirena dentro de los canales y rutas que constituyen la realidad efectiva e inmediatamente disponible, la "realidad - stock" del empleado, no parece hacer tambalear para nada la concepcion hiperrealista que tienen de las Sirenas.
Las Sirenas, por otro lado, no solo consideran seres mitologicos a los empleados y a sus portafolios, sino que consideran como mitologico a absolutamente todo. Las sirenas viven, por decirlo con palabras de delfin, aun en una Weltanschaung magica, y "piensan", por mal usada que este esta palabra para expresar eso que las Sirenas hacen en sus cabezas, con el tan estudiado "pensamiento magico". Ni que decir que las Sirenas se consideran tambien a si mismas como criaturas mitologicas. Lo curioso es que las Sirenas no creen ser seres con cola de pescado y cuerpo de hermosa mujer joven, es decir, no se conciben a si mismas y entre ellas con la imagen que comunmente llena el imaginario pupular de "Sirena", y que ilustra las tapas de "La Sirenita", sino que ellas se conciben mas bien al modo griego, con cuerpo de pajaro y cabeza humana.
Algunos Delfines, dedicados a la parapsicologia y a la lectura de auras, creen que es precisamente esta diferencia de cosmovisiones, magica una y pragmatica la otra, la que obra constantemente para sostener el eterno desencuentro entre empleados y Sirenas, los cuales pese a habitar un mismo plano fisico se encuentran y cruzan tan poco, incluso en las grandes ciudades, que seriamente considerado se impone la necesidad de una terrible organizacion secreta, de una mano divina o del mas increible de los azares.
20 oct 2014
Los collares de Sirena
Las sirenas usan pulseras y collarcitos hechos por ellas mismas, con cuentas y pedacitos de vidrio, los cuales no tienen ningun valor monetario ni sentimental. De hecho, los collarcitos de las Sirenas son, bien mirados, bastante feos y, si en ellas lucen como majestuosos collares de perlas o como pesadas cordilleras de diamante, se debe al inimitable arte, cultivado milenariamente por las Sirenas, de ser Sirenas.
Las empleadas vanidosas y las señoras empleadas, ya mas gordas y casadas pero no por eso menos codiciosas, se tiran secretamente de los pelos en arranques de envidia, y darian lo que fuese por obtener uno de los magicos collares de Sirena, de los cuales se dice (entre los empleados, claro esta) que hacen hermosa e irresistible a cualquier mujer. Gracias a esta leyenda, hay todo un mercado paralelo de "collares de Sirena" donde tambien hay pulseras de Sirena, Diademas de Sirena, Anillos y abanicos de Sirena, sombrillas de Sirena (contra toda logica, pues a la sirenas no les molesta mojarse o solearse) y hasta anteojos de carey de Sirena. La falsedad de estos productos es evidente para todos, desde los descarados comerciantes que las venden, pasando por los ya resignados maridos que las compran, y llegando a las destinatarias finales (y sobre todo es evidente para ellas), mujeres e hijas de los empleados. A pesar de la archisabida falsedad de estos productos, comparables en su ineficacia a las cremas antiage y los productos light, o tal vez por eso mismo, la industria de los productos Sirenicos crece constantemente, habiendo señoras (irreparablemente horrendas) que poseen collares de sirena por montañas y anillos por millones, creyendo que alcanzaran la belleza divina tarde o temprano, por acumulacion o porcentaje.
Las Sirenas, como era previsto, se rien hasta la muerte cuando ven pasar, en un caluroso dia de febrero, a estas señoras embutidas como chorizos y adornadas como arboles navideños, enfundadas como una mano demasiado gruesa en un guante de latex, atibosrradas hasta la asfixia y el desequilibrio de cremas anti age, lentes de contacto y "collares de Sirena."
Los verdaderos collares de sirena, que no pasan de ser una seguidilla idiota de mostacillas y cuentitas de vidrio colorido, no se hallan en las cajas de seguridad de las empleadas o en los escaparates de los shoppings, sino tirados en el piso o en los roperos o debajo de las camas de las Sirenas, las cuales se los sacan, a la hora de bañarse o de hacer el amor, siempre de un tiron, revoleandolo por encima del hombro, por lo que el pobre collar va a parar a cualquier lado y no es sino hasta meses despues que las Sirenas los encuentran entre una pila de ropa sucia o debajo de alguna ostra.
Las empleadas vanidosas y las señoras empleadas, ya mas gordas y casadas pero no por eso menos codiciosas, se tiran secretamente de los pelos en arranques de envidia, y darian lo que fuese por obtener uno de los magicos collares de Sirena, de los cuales se dice (entre los empleados, claro esta) que hacen hermosa e irresistible a cualquier mujer. Gracias a esta leyenda, hay todo un mercado paralelo de "collares de Sirena" donde tambien hay pulseras de Sirena, Diademas de Sirena, Anillos y abanicos de Sirena, sombrillas de Sirena (contra toda logica, pues a la sirenas no les molesta mojarse o solearse) y hasta anteojos de carey de Sirena. La falsedad de estos productos es evidente para todos, desde los descarados comerciantes que las venden, pasando por los ya resignados maridos que las compran, y llegando a las destinatarias finales (y sobre todo es evidente para ellas), mujeres e hijas de los empleados. A pesar de la archisabida falsedad de estos productos, comparables en su ineficacia a las cremas antiage y los productos light, o tal vez por eso mismo, la industria de los productos Sirenicos crece constantemente, habiendo señoras (irreparablemente horrendas) que poseen collares de sirena por montañas y anillos por millones, creyendo que alcanzaran la belleza divina tarde o temprano, por acumulacion o porcentaje.
Las Sirenas, como era previsto, se rien hasta la muerte cuando ven pasar, en un caluroso dia de febrero, a estas señoras embutidas como chorizos y adornadas como arboles navideños, enfundadas como una mano demasiado gruesa en un guante de latex, atibosrradas hasta la asfixia y el desequilibrio de cremas anti age, lentes de contacto y "collares de Sirena."
Los verdaderos collares de sirena, que no pasan de ser una seguidilla idiota de mostacillas y cuentitas de vidrio colorido, no se hallan en las cajas de seguridad de las empleadas o en los escaparates de los shoppings, sino tirados en el piso o en los roperos o debajo de las camas de las Sirenas, las cuales se los sacan, a la hora de bañarse o de hacer el amor, siempre de un tiron, revoleandolo por encima del hombro, por lo que el pobre collar va a parar a cualquier lado y no es sino hasta meses despues que las Sirenas los encuentran entre una pila de ropa sucia o debajo de alguna ostra.
Los empleados y el subte
Por lo general los empleados toman subtes por la mañana, y tambien por la tarde. Toman subtes con frecuencia y con pasion. Generalmente esa pasion es el odio, pero es sabido que las pasiones son mas parecidas entre si de lo que parecen. Suben en Malabia, En Dorrego, En Bulnes o en Plaza Miserere, dependiendo de cuanto tengan ganas de caminar ese dia. Tambien influye mucho en esto las ganas que tienen de pisotear y ser pisoteados o de evitar los colectivos atibosrrados siempre de otros incontables empleados, a veces de algunos delfines y nunca de siquiera una Sirena.
Si suben en Malabia, entonces subir es un eufemismo, pues la palabra correcta seria "entrar", si fuese posible entrar en el vagon atibosrrado de empleados hasta el borde mismo de la puerta y tambien mas alla. Si el empleado dispone de un punzon, de un hacha o de una picana, puede intentar abrirse paso a travez de la muralla humana que se comprime como una pared viva de zapatos y maletines; Si no posee alguno de estos elementos o de otros que ejerzan derechos similares, esta perdido, y debera resignarse al colectivo, al cual tampoco podra subir como no sea trepandose de una ventana o viajando en el techo (opcion poco recomendable en dias de mucho frio o calor, mucho viento y lluvia).
Si logra subir al Dragon, comienza entonces la verdadera odisea: una lucha estrategica y mortal, tanto fisica como psicologica, no digo ya por conseguir un asiento, sino por evitar que una lluvia de codos, hombros, tetas duras y punzantes y portafolios asfixien sistematicamente al pobre empleado en cuestion de segundos. Esto no seria del todo tan terrorifico, si no fuese porque tambien tienen que hacer frente a una terrible fuerza centrifuga, la cual, si el empleado esta cerca de puertas o ventanas, pugna por expulsarlo del vagon, generalmente hacia los caños de los tuneles, con resultados mas o menos mortales o paraplejicos. Tambien es usual que, sobrecargados de peso, los vagones exploten a presion como un inmenso globo de acero y plastico, y entonces todos los empleados vuelen como incredulos perdigones hacia las paredes de cemento, redecorando el paisaje cual pelicula de horror. Si los empleados siguen y siguen subiendo y el vagon no explota o se desarma parcial o totalmente, ocurre que el aire dentro del vagon se acaba por completo, por lo cual no es raro que, llegando el dragon a la estacion terminal, sea plaza de mayo o Catedral, los empleados del Metrovias tengan que llamar a la morgue para trasladar decenas de cadaveres asfixiados. Ha habido Dragones enteros en donde no ha llegado vivo un solo pasajero.
Los Delfines nunca tienen este problema, pues dejan pasar los Dragones llenos hasta que encuentran uno vacio, sin importarles el hecho de que muchas veces deban esperar dias enteros.
Los empleados que quieren llegar con vida a su puesto deben resistir la fuerza de gravedad que parece querer concentrarlos hacia el centro del vagon, en donde yacen los cadaveres de los que no resisten la fuerza centripeta, en forma de una bola de trajes arrugados y cuerpos negros y ya pudriendose. Quedar contra un caño es fatal, tropezarse es fatal, casi todo es fatal, puesto que estacion a estacion mas y mas y mas empleados siguen subiendo, estrolando y comprimiendo cual aserrin a los que, ya arriba del vagon, pugnan por impedirles esa subida, por lo que cada vez que las puertas del Dragon se abren ocurre una verdadera batalla campal, que nos recuerda a los enormes combates medievales de ingleses contra galeses o franceses, de españoles contra moros, de franceces contra borgoñeses, de cristianos contra arabes; Solo que aqui son los empleados en viaje contra los empleados que quieren viajar.
Apenas el Dragon llenisimo de empleados que ya estan luchando entre si por respirar y por conseguir una mejor posicion para el codo, para el torax o para sacarse de encima a las empleadas gordas y malhumoradas que no solo gritan y gimen cual puercos, sino que ademas arañan y muerden, las hordas de empleados que esperan sobre el anden lanzan sus intimidantes gritos de guerra, mientras golpean rabiosamente sus maletines o hacen sonar sus celulares a todo volumen. Los viajantes no se hacen esperar, y responden lanzando gritos rabiosos o cantando con todas sus fuerzas arengas de combate. Cuando las puertas se abren es la locura total, el desmadre: Piñas, mordiscos, patadas y tirones de pelo son los embates iniciales. Luego puede darse que los empleados del anden intenten tironear en proporcion tres a uno a cualquier empleado cercano a la puerta, el cual se resistira con todas sus fuerzas, siendo ayudado por sus compañeros de viaje en una claro ejemplo de moral laboral y mutua ayuda entre los peregrinos. Si el empleado es expulsado del vagon, alguno de los de abajo ocupa rapidamente su lugar, lanzandose de cabeza al espacio libre. Muchas veces es rechazado a trompadas por los furiosos viajantes, pero si logra quedar arriba del subte para cuando las puertas se cierran, automaticamente pasa a formar parte de la tripulacion. Los empleados desalojados se convierten, a su vez, en parte de los furiosos piratas de anden, dispuestos a todo por un lugar.
Estas cruentas guerras por un espacio en el dragon suelen durar los pocos segundos que las puertas permanecen abiertas en cada estacion, lo cual no evita que, debido a las olas y avalanchas humanas que se forman, decenas de empleados caigan a las vias antes o despues de la apertura de las puertas. Si caen antes, generalmente luchan con todas sus fuerzas por salir, sobre todo si caen delante de la locomotora. Si caen despues o durante el cierre de las puertas, casi en su totalidad son arrollados por el Dragon, quedando reducidos a un cardumen de visceras y huesos rotos. Los cuerpos triturados por los dragones crecen minuto a minuto, y no es nada raro que el servicio se vea interrumpido varias veces al dia solo para limpiar las vias desbordantes de cadaveres destrozados.
Si suben en Malabia, entonces subir es un eufemismo, pues la palabra correcta seria "entrar", si fuese posible entrar en el vagon atibosrrado de empleados hasta el borde mismo de la puerta y tambien mas alla. Si el empleado dispone de un punzon, de un hacha o de una picana, puede intentar abrirse paso a travez de la muralla humana que se comprime como una pared viva de zapatos y maletines; Si no posee alguno de estos elementos o de otros que ejerzan derechos similares, esta perdido, y debera resignarse al colectivo, al cual tampoco podra subir como no sea trepandose de una ventana o viajando en el techo (opcion poco recomendable en dias de mucho frio o calor, mucho viento y lluvia).
Si logra subir al Dragon, comienza entonces la verdadera odisea: una lucha estrategica y mortal, tanto fisica como psicologica, no digo ya por conseguir un asiento, sino por evitar que una lluvia de codos, hombros, tetas duras y punzantes y portafolios asfixien sistematicamente al pobre empleado en cuestion de segundos. Esto no seria del todo tan terrorifico, si no fuese porque tambien tienen que hacer frente a una terrible fuerza centrifuga, la cual, si el empleado esta cerca de puertas o ventanas, pugna por expulsarlo del vagon, generalmente hacia los caños de los tuneles, con resultados mas o menos mortales o paraplejicos. Tambien es usual que, sobrecargados de peso, los vagones exploten a presion como un inmenso globo de acero y plastico, y entonces todos los empleados vuelen como incredulos perdigones hacia las paredes de cemento, redecorando el paisaje cual pelicula de horror. Si los empleados siguen y siguen subiendo y el vagon no explota o se desarma parcial o totalmente, ocurre que el aire dentro del vagon se acaba por completo, por lo cual no es raro que, llegando el dragon a la estacion terminal, sea plaza de mayo o Catedral, los empleados del Metrovias tengan que llamar a la morgue para trasladar decenas de cadaveres asfixiados. Ha habido Dragones enteros en donde no ha llegado vivo un solo pasajero.
Los Delfines nunca tienen este problema, pues dejan pasar los Dragones llenos hasta que encuentran uno vacio, sin importarles el hecho de que muchas veces deban esperar dias enteros.
Los empleados que quieren llegar con vida a su puesto deben resistir la fuerza de gravedad que parece querer concentrarlos hacia el centro del vagon, en donde yacen los cadaveres de los que no resisten la fuerza centripeta, en forma de una bola de trajes arrugados y cuerpos negros y ya pudriendose. Quedar contra un caño es fatal, tropezarse es fatal, casi todo es fatal, puesto que estacion a estacion mas y mas y mas empleados siguen subiendo, estrolando y comprimiendo cual aserrin a los que, ya arriba del vagon, pugnan por impedirles esa subida, por lo que cada vez que las puertas del Dragon se abren ocurre una verdadera batalla campal, que nos recuerda a los enormes combates medievales de ingleses contra galeses o franceses, de españoles contra moros, de franceces contra borgoñeses, de cristianos contra arabes; Solo que aqui son los empleados en viaje contra los empleados que quieren viajar.
Apenas el Dragon llenisimo de empleados que ya estan luchando entre si por respirar y por conseguir una mejor posicion para el codo, para el torax o para sacarse de encima a las empleadas gordas y malhumoradas que no solo gritan y gimen cual puercos, sino que ademas arañan y muerden, las hordas de empleados que esperan sobre el anden lanzan sus intimidantes gritos de guerra, mientras golpean rabiosamente sus maletines o hacen sonar sus celulares a todo volumen. Los viajantes no se hacen esperar, y responden lanzando gritos rabiosos o cantando con todas sus fuerzas arengas de combate. Cuando las puertas se abren es la locura total, el desmadre: Piñas, mordiscos, patadas y tirones de pelo son los embates iniciales. Luego puede darse que los empleados del anden intenten tironear en proporcion tres a uno a cualquier empleado cercano a la puerta, el cual se resistira con todas sus fuerzas, siendo ayudado por sus compañeros de viaje en una claro ejemplo de moral laboral y mutua ayuda entre los peregrinos. Si el empleado es expulsado del vagon, alguno de los de abajo ocupa rapidamente su lugar, lanzandose de cabeza al espacio libre. Muchas veces es rechazado a trompadas por los furiosos viajantes, pero si logra quedar arriba del subte para cuando las puertas se cierran, automaticamente pasa a formar parte de la tripulacion. Los empleados desalojados se convierten, a su vez, en parte de los furiosos piratas de anden, dispuestos a todo por un lugar.
Estas cruentas guerras por un espacio en el dragon suelen durar los pocos segundos que las puertas permanecen abiertas en cada estacion, lo cual no evita que, debido a las olas y avalanchas humanas que se forman, decenas de empleados caigan a las vias antes o despues de la apertura de las puertas. Si caen antes, generalmente luchan con todas sus fuerzas por salir, sobre todo si caen delante de la locomotora. Si caen despues o durante el cierre de las puertas, casi en su totalidad son arrollados por el Dragon, quedando reducidos a un cardumen de visceras y huesos rotos. Los cuerpos triturados por los dragones crecen minuto a minuto, y no es nada raro que el servicio se vea interrumpido varias veces al dia solo para limpiar las vias desbordantes de cadaveres destrozados.
Los Empleados y el cine.
Los empleados van al cine con frecuencia. Les gusta verse representados por los especimenes mejores parecidos de si mismos, luchando en tragedias o comedias en las que siempre o casi siempre se trata del amor o del odio a una sirena.
La actriz que hace el papel de sirena (casi siempre una empleada, salvo casos milagrosos de sirenas con dotes para la pantalla) es siempre la mas expuesta, pues cualquier falla en la forma de mirar o en la manera de asir la baranda de las escaleras, e incluso una dureza minima para sacarse o ponerse un guante delatan su plebeyo origen de ser que trabaja en relacion de dependencia. Estas fallas tragicomicas a lo Sybil Vane ponen de muy mal humor a los empleados mas cultos, que siempre se sientan en las primeras filas y comen pochoclos y chocolates como si en ello les fuera la vida, que entonces salen indignadisimos del cine, llevando a los tirones a sus parejas. El malhumor es pronunciado sobre todo los dias domingo, que tan nefastamente cerca estan del lunes.
Si una Sirena fuese capaz de ir al cine, es decir, de pasar de una a dos horas sentada en una butaquita como de juguete, entre pinchuda y esponjosa, llena de pequeñas migas y pedazitos pinchudos de maiz, mirando una enorme pantalla cineramica, haria la sencilla union de puntos (que en una sirena seria mas bien como reir y no como pensar) y preguntaria como es posible que el malhumor sea mas pronunciado los domingos que los martes, cuando ambos estan igual de cerca del lunes.
Luego o antes del cine, los empleados suelen tambien ir a pequeños locales mas o menos lujosos a atiborrarse de comida, rodeados de otros empleados comensales y de empleados - empleados que los atienden y les cocinan. Uno podria pensar que el empleado, salvo cuando ama o creer amar o sentir pena por el asunto de las Sirenas, hace todo lo posible por recordarse constantemente que su naturaleza.
El constante esfuerzo del empleado por convencerse de ser enteramente un empleado hace sospechar a los delfines (esos hybridos de empleada y triton o de sirena virgen y espiritu santo) que los empleados no son empleados en absoluto, pues no les parece logico que lo que es naturalmente de un modo deba estar constantemente apuntalandose para encarnar su naturaleza. La conocida frase de pindaro tiene para los delfines un sentido no literal. Los delfines intuyen oscuras intenciones de otros seres en los titanicos esfuerzos de implantar la naturaleza de empleado por todas parte, pero como estos seres no pueden ser Sirenas ni delfines, los delfines tienen que terminar por concluir, rascandose la cabeza y sintiendose vergonzosamente mas estupidos de lo que les gustaria pensar que son, que son los mismos empleados quienes conspiran entre y si y contra si mismos.
Los delfines que siguen la corriente de la psicologia analitica creen que es el Inconciente colectivo de los empleados el que conspira contra sus conciencias, en un intento por plasmar la verdadera naturaleza, que o bien seria realmente servil o bien algo diferente, del cual la condicion de empleado es algo intermedio. Otros Delfines opinan, aun dentro de la misma corriente, que es la conciencia del empleado la que, negando su inconciente, se aferra estupidamente a lo eficiente y remunerado por sobre lo indeterminado, y que la innegable atraccion por las sirenas no seria otra cosa que una proyeccion de todo lo negado sobre estos articulos de pescaderia.
La actriz que hace el papel de sirena (casi siempre una empleada, salvo casos milagrosos de sirenas con dotes para la pantalla) es siempre la mas expuesta, pues cualquier falla en la forma de mirar o en la manera de asir la baranda de las escaleras, e incluso una dureza minima para sacarse o ponerse un guante delatan su plebeyo origen de ser que trabaja en relacion de dependencia. Estas fallas tragicomicas a lo Sybil Vane ponen de muy mal humor a los empleados mas cultos, que siempre se sientan en las primeras filas y comen pochoclos y chocolates como si en ello les fuera la vida, que entonces salen indignadisimos del cine, llevando a los tirones a sus parejas. El malhumor es pronunciado sobre todo los dias domingo, que tan nefastamente cerca estan del lunes.
Si una Sirena fuese capaz de ir al cine, es decir, de pasar de una a dos horas sentada en una butaquita como de juguete, entre pinchuda y esponjosa, llena de pequeñas migas y pedazitos pinchudos de maiz, mirando una enorme pantalla cineramica, haria la sencilla union de puntos (que en una sirena seria mas bien como reir y no como pensar) y preguntaria como es posible que el malhumor sea mas pronunciado los domingos que los martes, cuando ambos estan igual de cerca del lunes.
Luego o antes del cine, los empleados suelen tambien ir a pequeños locales mas o menos lujosos a atiborrarse de comida, rodeados de otros empleados comensales y de empleados - empleados que los atienden y les cocinan. Uno podria pensar que el empleado, salvo cuando ama o creer amar o sentir pena por el asunto de las Sirenas, hace todo lo posible por recordarse constantemente que su naturaleza.
El constante esfuerzo del empleado por convencerse de ser enteramente un empleado hace sospechar a los delfines (esos hybridos de empleada y triton o de sirena virgen y espiritu santo) que los empleados no son empleados en absoluto, pues no les parece logico que lo que es naturalmente de un modo deba estar constantemente apuntalandose para encarnar su naturaleza. La conocida frase de pindaro tiene para los delfines un sentido no literal. Los delfines intuyen oscuras intenciones de otros seres en los titanicos esfuerzos de implantar la naturaleza de empleado por todas parte, pero como estos seres no pueden ser Sirenas ni delfines, los delfines tienen que terminar por concluir, rascandose la cabeza y sintiendose vergonzosamente mas estupidos de lo que les gustaria pensar que son, que son los mismos empleados quienes conspiran entre y si y contra si mismos.
Los delfines que siguen la corriente de la psicologia analitica creen que es el Inconciente colectivo de los empleados el que conspira contra sus conciencias, en un intento por plasmar la verdadera naturaleza, que o bien seria realmente servil o bien algo diferente, del cual la condicion de empleado es algo intermedio. Otros Delfines opinan, aun dentro de la misma corriente, que es la conciencia del empleado la que, negando su inconciente, se aferra estupidamente a lo eficiente y remunerado por sobre lo indeterminado, y que la innegable atraccion por las sirenas no seria otra cosa que una proyeccion de todo lo negado sobre estos articulos de pescaderia.
19 oct 2014
Trance
Ahora es el calor humedo y pegajoso del baño, de unas paredes demasiado bajas, de un ambiente que se agranda y se achica con la respiracion, es un tiempo que se acelera y se desacelera como una soga elastica, algo que carraspea y tiene pequeñas explosiones, como si un orden luchara con la materia elastica, pugnando por emerger, por configurarse en cualquier momento sobre el aire ceniciento de la casa.
No importa, pues yo aguanto. Soporto. Las melodias de Garcia suenan de fondo, el sol se filtra como una proyeccion por los vidrios polvorientos. Yo estoy aca, los planetas giran, Celeste esta en algun lado.
Por un lado son las cosas y por el otro es el cuerpo. Dos sensaciones: El cuerpo tocando las cosas y el cuerpo tocandose a si mismo, estar y ser.
Ayer me habia despertado luego de soñar con una hechicera y cuatro discipulos, y de fondo Ganimedes, un ser mitad anciano (el hermitaño tipo tarot) mitad pajaro, con cabeza de pajaro y cuerpo de anciano. Ganimedes, satelite de Jupiter. Ganimedes, Amante de Zeus. Ganimedes, Raptado por el aguila. Ganimedes, copero de los dioses. Resulto que la cabeza era una cabeza de aguila, y entonces en realidad Jung tenia algo o mucho de razon: hay algo dentro de nuestra cabeza que no nos pertenece, que es como una entrada o una salida pero a fin de cuentas una puerta o una antena o una bandeja en donde se depositan o se retiran elementos que van mas alla de nuestra vida regida por las experiencias sensoriales, y esto es irrefutable pues yo soñe con Ganimedes.
Despues, mucho mas tarde, caminabamos bajo una lluvia que era como la transpiracion del mundo. Despues, o mucho antes, yo miraba un cielo plomizo sobre el que se alzaban edificios grises como montañas o como inmensos monolitos dedicados a dioses desconocidos, al Dios progreso, a ningun dios, a la nada. Desierto sobre desierto, diez mil años de civilizacion para llegar a las urbes de asfalto, no podria haber salido peor.
Antes o despues, nos revolcabamos con furia sobre una cama siempre deshecha, arremetiendo con furia, buscando ciegamente la conexion.
Caminabamos bajo la lluvia calida y estabamos mareados. El cielo era bajo y parecia querer desplomarse como un cielo raso casi podrido, cubierto de telarañas. Buscabamos cosas que no recuerdo, de nombres hilarantes, nos perdiamos entre las ferias.
Esa misma noche Malosetti tocaba temas de Spinetta, de Cerati, Standar del jazz cool y por supuesto suyo. Estabamos molidos y las guitarras y los bajos nos sonaban como golpes. Estabamos al borde del sueño, y Celeste buscaba las referencias mitologicas de Ganimedes y Europa, pero yo ya no estaba ahi.
La realidad misma se iba en Fade, yo oia todo perfectamente, los solos de Malosetti me inmovilizaban (es decir, a mi cuerpo, a mis manos aferradas como garras a la mesa, a mis pies acalambrados, a mis ojos abiertos como platos), me clavaban como una cruz o un tornillo al saloncito del Boris, pero yo, lo que se dice yo, estaba parcialmente en otros sitios: Estaba en mi cama, dando vueltas para uno y otro lado. Estaba en el salon del London, mirando un cuadro de Cortazar, tomando una imperial, leyendo mi futuro en un libro de Perec. Estaba en un claro y fresco palacio, sobre una loma o en un verde valle, mirando a una hechicera de aires babilonicos, de ojos negros y boca sensual, muy parecida a Belen Blanco, enseñandole a un discipulo a convertir un pesado rosario de Hierro en uno de Cobre. Los labios de la hechicera iban soplando, muy de cerca, muy despacio, una a una las esferas oscuras y llenas de herrumbre, y con cada soplido, con cada halito, se convertian en relucientes esferas cobrizas o broncineas, y los ojos y la boca y el cielo se cuajaban, cada vez, en una sonrisa burlona y seductora, mientras que yo daba vueltas en mi cuarto oscuro y asfixiante, buscando un apice de frio en la cama amplia y perpetuamente desordenada, mientras que en el mismo instante me revolvia nervioso y ausente en la incomoda butaca plastica del Boris Club, entre snobs, gente del jet set, Celeste y dos tres piojosos con buen oido, identicos a mi.
Mis sienes estaban, cada una, a kilometros de su hermana espejada, y mi cabeza era como un gran globo gelatinoso, difuso e invisible, que abarcaba varias realidades a un tiempo, y todo era un poco como en "El Perseguidor", analogia muy fortuita porque a un mismo tiempo escuchaba Jazz para un muerto reciente, me ahogaba entre las sabanas y miraba un cuadro de Cortazar.
Casi no pude prestarle atencion a la desorbitante version de "Despiertate Nena". Malosetti desmenuzaba el espacio y el tiempo, virtuosismo que aplastaba la escala, que sobrecargaba mi ya sobrecargado aparato perceptivo con punteos y mas punteos, y el teclado y la bateria que parecia querer desarmarse en una vibracion histerica; Pero yo no percibia todo eso porque miraba a Ganimedes, al tiranico y despotico dios con cabeza de pajaro, que amonestaba a la joven y sensual hechicera, vestida como una Hetaira, vestida como Sheena, con aires egipcios, bajo un sol del medio oriente.
Recien pude despertarme (aunque mis ojos, impavidos de un terror que ahora solo puedo narrar con la confortante seguridad del dia despues, nunca se cerraron, y nadie en el Boris habria podido siquiera sospechar que mi atencion estaba en algun otro lado) con la version homenaje a Cerati de "primavera cero". Fue un bostezo: la realidad entraba nuevamente en sus goznes, con la facilidad de una espada para entrar en su vaina, de un sexo para entrar en el otro, de un molinete para girar. Todo estaba muy bien: me habian traido otra cerveza (Scotch Ale, cool!), la sonrisa de Celeste era hermosa como siempre, Malosetti seguiria tocando por otra media hora y al llegar a casa habria cafe y las milanesas del mediodia.
No importa, pues yo aguanto. Soporto. Las melodias de Garcia suenan de fondo, el sol se filtra como una proyeccion por los vidrios polvorientos. Yo estoy aca, los planetas giran, Celeste esta en algun lado.
Por un lado son las cosas y por el otro es el cuerpo. Dos sensaciones: El cuerpo tocando las cosas y el cuerpo tocandose a si mismo, estar y ser.
Ayer me habia despertado luego de soñar con una hechicera y cuatro discipulos, y de fondo Ganimedes, un ser mitad anciano (el hermitaño tipo tarot) mitad pajaro, con cabeza de pajaro y cuerpo de anciano. Ganimedes, satelite de Jupiter. Ganimedes, Amante de Zeus. Ganimedes, Raptado por el aguila. Ganimedes, copero de los dioses. Resulto que la cabeza era una cabeza de aguila, y entonces en realidad Jung tenia algo o mucho de razon: hay algo dentro de nuestra cabeza que no nos pertenece, que es como una entrada o una salida pero a fin de cuentas una puerta o una antena o una bandeja en donde se depositan o se retiran elementos que van mas alla de nuestra vida regida por las experiencias sensoriales, y esto es irrefutable pues yo soñe con Ganimedes.
Despues, mucho mas tarde, caminabamos bajo una lluvia que era como la transpiracion del mundo. Despues, o mucho antes, yo miraba un cielo plomizo sobre el que se alzaban edificios grises como montañas o como inmensos monolitos dedicados a dioses desconocidos, al Dios progreso, a ningun dios, a la nada. Desierto sobre desierto, diez mil años de civilizacion para llegar a las urbes de asfalto, no podria haber salido peor.
Antes o despues, nos revolcabamos con furia sobre una cama siempre deshecha, arremetiendo con furia, buscando ciegamente la conexion.
Caminabamos bajo la lluvia calida y estabamos mareados. El cielo era bajo y parecia querer desplomarse como un cielo raso casi podrido, cubierto de telarañas. Buscabamos cosas que no recuerdo, de nombres hilarantes, nos perdiamos entre las ferias.
Esa misma noche Malosetti tocaba temas de Spinetta, de Cerati, Standar del jazz cool y por supuesto suyo. Estabamos molidos y las guitarras y los bajos nos sonaban como golpes. Estabamos al borde del sueño, y Celeste buscaba las referencias mitologicas de Ganimedes y Europa, pero yo ya no estaba ahi.
La realidad misma se iba en Fade, yo oia todo perfectamente, los solos de Malosetti me inmovilizaban (es decir, a mi cuerpo, a mis manos aferradas como garras a la mesa, a mis pies acalambrados, a mis ojos abiertos como platos), me clavaban como una cruz o un tornillo al saloncito del Boris, pero yo, lo que se dice yo, estaba parcialmente en otros sitios: Estaba en mi cama, dando vueltas para uno y otro lado. Estaba en el salon del London, mirando un cuadro de Cortazar, tomando una imperial, leyendo mi futuro en un libro de Perec. Estaba en un claro y fresco palacio, sobre una loma o en un verde valle, mirando a una hechicera de aires babilonicos, de ojos negros y boca sensual, muy parecida a Belen Blanco, enseñandole a un discipulo a convertir un pesado rosario de Hierro en uno de Cobre. Los labios de la hechicera iban soplando, muy de cerca, muy despacio, una a una las esferas oscuras y llenas de herrumbre, y con cada soplido, con cada halito, se convertian en relucientes esferas cobrizas o broncineas, y los ojos y la boca y el cielo se cuajaban, cada vez, en una sonrisa burlona y seductora, mientras que yo daba vueltas en mi cuarto oscuro y asfixiante, buscando un apice de frio en la cama amplia y perpetuamente desordenada, mientras que en el mismo instante me revolvia nervioso y ausente en la incomoda butaca plastica del Boris Club, entre snobs, gente del jet set, Celeste y dos tres piojosos con buen oido, identicos a mi.
Mis sienes estaban, cada una, a kilometros de su hermana espejada, y mi cabeza era como un gran globo gelatinoso, difuso e invisible, que abarcaba varias realidades a un tiempo, y todo era un poco como en "El Perseguidor", analogia muy fortuita porque a un mismo tiempo escuchaba Jazz para un muerto reciente, me ahogaba entre las sabanas y miraba un cuadro de Cortazar.
Casi no pude prestarle atencion a la desorbitante version de "Despiertate Nena". Malosetti desmenuzaba el espacio y el tiempo, virtuosismo que aplastaba la escala, que sobrecargaba mi ya sobrecargado aparato perceptivo con punteos y mas punteos, y el teclado y la bateria que parecia querer desarmarse en una vibracion histerica; Pero yo no percibia todo eso porque miraba a Ganimedes, al tiranico y despotico dios con cabeza de pajaro, que amonestaba a la joven y sensual hechicera, vestida como una Hetaira, vestida como Sheena, con aires egipcios, bajo un sol del medio oriente.
Recien pude despertarme (aunque mis ojos, impavidos de un terror que ahora solo puedo narrar con la confortante seguridad del dia despues, nunca se cerraron, y nadie en el Boris habria podido siquiera sospechar que mi atencion estaba en algun otro lado) con la version homenaje a Cerati de "primavera cero". Fue un bostezo: la realidad entraba nuevamente en sus goznes, con la facilidad de una espada para entrar en su vaina, de un sexo para entrar en el otro, de un molinete para girar. Todo estaba muy bien: me habian traido otra cerveza (Scotch Ale, cool!), la sonrisa de Celeste era hermosa como siempre, Malosetti seguiria tocando por otra media hora y al llegar a casa habria cafe y las milanesas del mediodia.
15 oct 2014
Desfile
Uno empieza a ver un desfile de modelos y primero piensa "que buenas que estan estas minas" (mas que nada con las primeras tres o cuatro), pero a medida que la cosa continua, uno empieza a ver que definitivament algo no anda bien. Al principio es dificil darse cuenta de QUE es lo que no esta bien, hasta que uno siente algo parecido a lo que siente al ver pasar cosas por una banda de produccion o de ver pasar un autito por el scalectrix... repeticion, si... intercambio, las modelos se intercambian una por otra, y entonces descubris que son todas sospechosamente parecidas: los gestos, las sonrisas sobre todo, todas tienen la misma sonrisa de anuncio de supermercado, una sonrisa que subsiste a los cuerpos, y entonces ves que todas tienen tambien un unico cuerpo, con medidas casi identicas, gestos y formas identicas, identicas formas de caminar, identica vacuidad en la mirada, todo un aire como fresco, liviano y despreocupado de absolutamente todo.
Son todas identicas, y ahi mismo uno empieza a sentir un horror vago, como un asco, como si en vez de estar viendo mujeres uno estuviera siendo engañado por un genio maligno (pero cual?) y lo que desfilaran fueran cucarachas o sopas instantaneas... ¿de donde vendra ese horror?
Es cuestion de seguir mirando la segunda o la tercera tanda de pasarelliadas, en donde las modelos ya se repiten, para darte cuenta que el horror no viene de la repetitiva variacion de un arquetipo psicofisico impreso sobre cada ser con la brutalidad de un molde industrial que corta y golpea los cuerpos y machaca y exprime los cerebros, hasta dejar a cualquier mujer, fuese como fuese en su fuero interno, como un calco de la version photoshopeada de cindy crawford o pamela anderson, no; El horror viene de el vago darse cuenta (vago al principio, pero el horror aumenta proporcionalmente con la lucidez) de que no hay repeticion porque no hay en realidad alguna variacion entre ellas, y que mientras a uno le mienten que esta viendo varias minas (ya una rubia, ya una pelirroja alta y desdeñosa, ya una morocha esqueletica como un cogote de pollo) en realidad lo que uno ve es a la misma mujer, ausente y espectral, que, autentico substrato aristotelico, persiste como una percha ontologica detras de los cuerpos potencialmente putrefactos de todas las chicas que caminan sobre la pasarela - banda mecanica de los cuerpos como las vacas caminan por el matadero.
Cuando uno se da cuenta que son todas la misma, se da cuenta tambien de que no son ninguna en absoluto (ya lo dijo el Flaco Spinetta, "ella es tan clara que ya no es ninguna") y que esa belleza que uno admira es en el fondo morbidamente horrida, como estar enamorado de un vaso de plastico o de una muñeca de trapo, como creer que la belleza esta en la estadistica o la pureza en los shampoos y productos para los ojos y los labios, como si lo que uno llama bello, la apariencia sensible del Bien decia Platon, pudiese estar en los vomitos y en las dietas, en los esfuerzos gastados en gimnasios, en los millones publicitarios, en las grasas y aceites fabricados de petroleo y demas materiales toxicos, que estas y casi todas las chicas se untan con una ignorancia indigesta en la cara y las axilas, en los ojos y los labios, y que este meter la cara en el basurero y el cuerpo en el matadero sea considerado bello e intente atraernos (¡y que de hecho lo consiga casi siempre!) lo que vuelve al horror en un asco directo, en una nausea que lo hace a uno sentirse sucio y descolocado, dentro de algo que es la realidad pero deformada, como si, sin previo aviso, la geometria de los cuerpos solidos se inflara en alguno de los costados del plano, desdibujando todo como si fuese un dibujo en un globo que se infla.
Son todas identicas, y ahi mismo uno empieza a sentir un horror vago, como un asco, como si en vez de estar viendo mujeres uno estuviera siendo engañado por un genio maligno (pero cual?) y lo que desfilaran fueran cucarachas o sopas instantaneas... ¿de donde vendra ese horror?
Es cuestion de seguir mirando la segunda o la tercera tanda de pasarelliadas, en donde las modelos ya se repiten, para darte cuenta que el horror no viene de la repetitiva variacion de un arquetipo psicofisico impreso sobre cada ser con la brutalidad de un molde industrial que corta y golpea los cuerpos y machaca y exprime los cerebros, hasta dejar a cualquier mujer, fuese como fuese en su fuero interno, como un calco de la version photoshopeada de cindy crawford o pamela anderson, no; El horror viene de el vago darse cuenta (vago al principio, pero el horror aumenta proporcionalmente con la lucidez) de que no hay repeticion porque no hay en realidad alguna variacion entre ellas, y que mientras a uno le mienten que esta viendo varias minas (ya una rubia, ya una pelirroja alta y desdeñosa, ya una morocha esqueletica como un cogote de pollo) en realidad lo que uno ve es a la misma mujer, ausente y espectral, que, autentico substrato aristotelico, persiste como una percha ontologica detras de los cuerpos potencialmente putrefactos de todas las chicas que caminan sobre la pasarela - banda mecanica de los cuerpos como las vacas caminan por el matadero.
Cuando uno se da cuenta que son todas la misma, se da cuenta tambien de que no son ninguna en absoluto (ya lo dijo el Flaco Spinetta, "ella es tan clara que ya no es ninguna") y que esa belleza que uno admira es en el fondo morbidamente horrida, como estar enamorado de un vaso de plastico o de una muñeca de trapo, como creer que la belleza esta en la estadistica o la pureza en los shampoos y productos para los ojos y los labios, como si lo que uno llama bello, la apariencia sensible del Bien decia Platon, pudiese estar en los vomitos y en las dietas, en los esfuerzos gastados en gimnasios, en los millones publicitarios, en las grasas y aceites fabricados de petroleo y demas materiales toxicos, que estas y casi todas las chicas se untan con una ignorancia indigesta en la cara y las axilas, en los ojos y los labios, y que este meter la cara en el basurero y el cuerpo en el matadero sea considerado bello e intente atraernos (¡y que de hecho lo consiga casi siempre!) lo que vuelve al horror en un asco directo, en una nausea que lo hace a uno sentirse sucio y descolocado, dentro de algo que es la realidad pero deformada, como si, sin previo aviso, la geometria de los cuerpos solidos se inflara en alguno de los costados del plano, desdibujando todo como si fuese un dibujo en un globo que se infla.
9 oct 2014
Sirenas
Los empleados mueren de pena porque las sirenas nunca están en las oficinas o en ninguno de los aburridos puestos fijos que aquellos ocupan.
No esta del todo mal enamorarse de las sirenas. Nada mal, ni siquiera un poquito mal. De hecho, lo que se dice enamorarse, uno solo puede enamorarse de una sirena, es sabido. Es de una sirena o no es amor.
El problema radica casi siempre en ser empleado, porque a las sirenas, escurridizas y tintineantes, no les gustan para nada los empleados con sus cubículos. No les gustan los pisos sucios, los ascensores y los horarios fijos. Le huyen con particular aversión a los subtes, a las salas de espera y a los halls de bancos. Poco les importa si son pobres empleaduchos o empleadores con gordas cuentas bancarias; En sus mares ellas se rien por igual de esa manada de tontos con traje y maletin.
Las sirenas no solo no se enamoran de los empleados, sino que en cuanto lo hacen dejan de ser sirenas y se convierten en pejereyes o en amas de casa. Hay Muchas que los desprecian. Algunas incluso los odian. Los odian tanto que cuando ven pasar un empleado no pierden la oportunidad de arrojarle cascaras de nueces, carozos de aceituna o de salpicarlo dando furiosos coletazos.
Las sirenas y los empleados nunca se encuentran, salvo en excepciones artísticas como las novelas de Dostoievski.
Esto siempre sucedió asi, y asi seguirá sucediendo mientras queden sirenas vivas sobre la tierra o, mejor dicho, bajo las aguas. Los empleados continuaran, tontos y tercos, muriéndose de pena en bares y en callejones sucios, cual bolsas de basura, en sus aburridos domingos o en sus interminables jornadas estupidizantes, tomando colectivos que lo mismo da si van a mar del plata, a chascomus o al obelisco.
Lo mismo importa porque adonde quiera que vallan no habrá sirenas;
Si bien es cierto que son numerosos los empleados que mueren de pena, tambien es cierto que este numero es casi nulo comparado con los empleados que mueren de causas mucho menos romanticas, como resfriados y accidentes de trafico, o que viven sus vidas de mosca hasta el fin de sus dias, lo cual es sin dudas mucho peor y tambien mucho mas corriente. De hecho, si uno toma en cuenta la totalidad de los empleados, el numero que es capaz de sentir pena (me refiero a pena verdadera, sheakspereana, y no a todo ese tipo de sufrimientos histericos leves como pueden ser la angustia de no llegar a fin de mes o de no cobrar tanto como el compañero de al lado, o la angustia de no tener una mujer tan linda como la del verdulero) es alarmantemente bajo. Por lo cual podemos con alivio o alarma declarar que la gran mayoria de los empleados es inmune a morir de pena, como asi tambien a enamorarse de una sirena, y esto tanto por la dificultad que tiene un empleado por dar con una sirena real (la mayoria de los empleados jamas ha visto una sirena y ni siquiera saben como lucen) y luego, aun mas, por trabar autentica relacion con ella, como asi tambien por la esterilidad de la mayoria de los empleados para el amor verdadero.
Como el empleado nunca ha visto (y probablemente jamas vera) una sirena (puesto que si la ve deja automaticamente de ser un empleado, y pasa a ser o un inmundo pedazo de estiercol con traje o bien un hermoso Triton) tendra sin dudas problemas para reconocer a alguna, milagro solo posible en el caso de que la sirena no logre verlo primero a el (esto es muy dificil, pues las sirenas son muy atentas y andan constantemente olisqueando el aire como los conejos).
Es sabido que el mayor de los empleados nunca deja de ser cabeza de raton, mientras que la mas insignificante de las sirenas es como minimo cola de leon.
En general, los empleados no solo tienen problemas para enamorarse de las sirenas, sino tambien para enamorarse en general, sea de cabras, mujeres o potuses. Esto es toda una paradoja porque, en primer lugar, todo empleado tiene una tendencia tragica al enamoramiento, medio o fin que casi nunca pueden lograr debido a su embrutecimiento producto de la rutina, y dentro de los enamoramientos, los empleados son tercamente propensos a enamorarse de las sirenas, pese a que nunca hayan visto una y no sepan siquiera como lucen, con lo cual tenemos que los empleados que estan enamorados de una sirena y mueren de pena, la mayoria de las veces no estan enamorados de una sirena real, o bien no estan realmente enamorados de una sirena, sino que o estan enamorados de algo como la sombra o el cuento o el mito de una sirena, que bien puede ser un cuadro, una cancion de Charly Garcia o una mujer muy hermosa o con buen culo o muy bien vestida o simplemente con olor a pescado, o bien estan enamorados de una autentica sirena, pero ese estar enamorados no es el amor real, sino otro tipo de relacion o sentimiento o idea con respecto a una sirena, y entonces cuando dicen amar a una sirena resulta que solo quieren comprar una sirena o caramelos, o que quieren violar una sirena o acostarse con ella a cambio de dinero, e incluso su confusion es tal que hasta dicen amar a una sirena cuando la odian con feroz conciencia o cuando estan envidiosos o celosos de los tritones o de las sirenas mismas. En ambos casos estos errores no les impide a los muy estupidos morir igualmente de pena, inutilmente.
Los problemas para enamorarse son, pese a las apariencias, mucho mas graves para las sirenas y los tritones, y es que dado que ocho de cada diez hombres y mujeres son empleados y empleadas, gerentes y prostitutas, curas y amas de casa y demas variedades de productos de gondola y bichos oriundos de la generacion espontanea, una sirena o un triton tienen grandes dificultades de hallar a sirenas y tritones (dado lo penoso de sus circunstancias actuales, no hacen diferencia de sexo) de los cuales enamorarse, con lo cual pueden pasar largos y penosos años antes de que una sirena logre, no digo ya enamorarse, sino tener una noche decente con algun hombre, pues es sabida la impotencia y la falta de imaginacion en la cama de los empleados, tan distintos a los lascivos tritones, primos acuaticos de los satiros y faunos. Igual infortunio sufren los tritones, que no pueden reprimir el asco de una pestilente ama de casa o de una secretaria de botox y plastico, fingida hasta en los gestos para desnudarse, con las contorsiones y cantos de una sirena salvaje. Los empleados no tienen estos problemas propios de especies en extincion, pues cualquiera que vaya a un subte o a un boliche puede ver pilas y pilas de empleados titilando entre si en esos dialogos y pobres franeleos que ellos llaman "relaciones", "cachondeos", "levantes" o "flirts", y que tanto se parecen a los tramites y a las fotocopiadoras. Lo curioso es que los empleados se desprecian entre si aristocraticamente, y persisten cual Faeton o Antigona en su tragico empeño por amar a una sirena o a un triton, pese a que esto es precisamente lo que paulatina pero indeteniblemente va estinguiendo a las sirenas, y que tarde o temprano terminara por extinguir tambien a los empleados.
Algunos, los mas sensibles, logran ver sirenas en los ojos de las mujeres jovenes. Si son buenos escritores luego escriben, basandose en estas visiones, pequeños relatos de no mas de una carilla.
Pese a estas dificultades para amar, los empleados no tienen problemas para proliferar (al igual que los conejos y las alimañas), para comprar diarios y comida rapida, para comprar televisores o para hacer escapadas relampagos a pinamar, por lo cual no hay peligro de que, a corto y mediano plazo, los empleados se extingan como variedad de las porquerias; Claro que cuando ocurra la epica muerte de la ultima sirena (que sin dudas morira de aburrimiento en una hermosa playa del caribe mientra el mundo entero compra telefonos y mira programas de talk - show) los empleados enfrentaran una situacion limite comparable con el meteorito de yucatan o la glaciacion, puesto que perdida para siempre la posiblidad de morir de pena por el amor verdadero, iran paulatinamente cayendo en cuenta cabal de su miserable condicion de empleado, lo cual los transformara automaticamaente en algo distinto (pues una cualidad esencial del empleado es la ilusion perpetua de ser algo diferente, ilusion que depende sin dudas de que haya un objeto magico sobre el cual proyectar eso otro, y que sino eso son para ellos las sirenas), en algo distinto que sospecho se parecera mucho al codigo de barra o al perfecto arquetipo de carrito de supermercado.
Los empleados intuyen, yo creo que inconcientemente, este lejano pero certero fin, y entonces crean sociedades de beneficencia, se hacen veganos o viajan unas semanas por Europa.
Las sirenas poseen en este aspecto el orgullo de los ombues, y continuan cazando pescaditos, despeinandose o haciendo el amor con los tritones, completamente inmunes a lo que pueda pasarles mañana o pasado mañana.
7 oct 2014
Ajedrecista
- De todos modos voy a salirme con la mia - dije.
- ¿Con que tuya?
- Con la mia, con lo que quiero.
- ¿Y como estas tan seguro?
No pude evitar soltarle una risa estrepitosa como el reviente de un caño de escape. Un reviente, algo que revienta, rabioso. Seguramente no entendio mi risa, porque me miro con perplejidad, intentando discernir entre una burla o la llana locura. Casi reviento de vuelta, porque la separacion que buscaba era estupida, tan estupida como mi sonrisa callada y fria. Hacia Calor y yo no queria estar ahi, queria estar en el fresco blanco de una plaza, y entonces me limitaba a callar y a sonreir friamente. Los ojos me ardian y me sentia afriebrado. El silencio era ya estupido, asi que volvi a hablar.
- Estoy seguro porque soy mejor ajedrecista que vos; Soy mejor que todos ustedes. Pronuncie el ustedes con especial desprecio. Me miro y, era obvio, seguia sin comprender, asi que volvi a hablar:
- Soy mejor jugador que vos - dije. - El ajedrez, sabes, se basa en anticipar los movimientos del rival usando los movimientos propios. Se trata de esconder el juego... o mas bien de mostrarle al otro un juego que no es, de que el otro juegue un juego que no es.
- Sigo sin entenderte - me dijo con aires de aburrida suficiencia. De pronto algo como un reflejo paso por sus ojos y tuvo como un instante de vaga comprension, una de esas comprensiones negativas que son como un temor o una vaga sombra en el patio nocturno. - Acaso vos pensas que yo no...
- Yo no pienso ni dejo de pensar que vos no. Sucede que cuando dos jugadores juegan el juego, el mismo juego y con esto me refiero al juego que es, al verdadero, entonces es cuando la partida es la nuda vita, y entonces los jugadores son los dos muy buenos o muy malos. Ok, veo que seguis sin entender. Eso es bueno. Uno comienza a ganar la partida cuando comienza a jugar solo, es tan sutil. Mientras el otro juegue uno no puede estar seguro de estar jugando, y a veces pasa que cuando uno cree estar jugando completamente solo, como contra si mismo, ¡zas! un alfil te caga una torre o un peon hace doblete, e incluso la reina puede aparecer furiosa como una araña o una locomotora y clavarte un jaque mate que te deja como sintiendote un idiota. Pero en otras, uno sabe que juega solo, y entonces las fichas y las manos del otro y hasta los tiempos de respuesta se mueven dentro de lo esperado...
- ¿pero me queres decir de que carajo estas hablando, y que tiene que ver el ajedrez o lo que sea que digas con eso de salirte con la tuya?
- Solo las arañas juegan bien al ajedrez - dije, y me senti un poco como Heraclito.
- Te podes ir yendo a la mierda si pensas que yo no. - me dijo con algo que era un comienzo de enojo, filoso y resplandeciente.
- Ya te dije que no pienso que vos no. Vos si. Vos si pero, ¿en que juego, no? Yo soy mejor araña que vos. Vos no jugas el mismo juego que yo. Crees jugarlo, pero no lo jugas.
- ¿Que, entonces estas jugando solo?
- Eso creo. Todos juegan solos. Juegan para si, y vos tambien. Vos tambien jugas en solitario. Lo malo es que crees jugar conmigo. ¿o no? Yo diria mas bien que tu juego necesita del mio, o que crees que ambos estamos del mismo lado del tablero, o alguna estupidez asi, pero no.
- ¿y entonces?
- Ya te dije: Lo esencial es conocer el juego del rival, y la mejor forma de lograrlo es escondiendo el propio juego. Claro que para esto lo primero es conocer el juego propio, y en esto hay que hacerle justicia a ese gran ajedrecista sin tablero ni piezas que fue Socrates. Claro que uno puede arrancar por la punta opuesta del hilo, y entonces identico proceso pero ad speculum es decir que la mejor manera de esconder el juego es conocer a la perfeccion el juego del rival. Hay estrategas activos y estrategas pasivos, y a mi me gusta decirles occidentales y orientales, Belisario y Sun Bin. Pero yo creo que como occidentales lo esencial es ese gnoti seauton socratico, y entonces lo mas importante a nivel practico es... ¿que?.
Yo esperaba una respuesta que sabia que no llegaria, y su expresion era una pura oscilacion entre la exhasperacion y la idiotez.
- ¿Si? - dijo. Esperaba sin duda que la pregunta pasara como quien espera que pase el tren.
- Vos tenias que responder - le dije laconicamente. - Pero bueno, te resumo: Al final, yo voy a salirme con la mia porque, fundamentalmente, nadie sabe cual es la mia. Todos ustedes no tienen la menor idea de cual es esa con la que me quiero salir. Mi juego esta completamente oculto, y por eso nadie puede detenerme. ¿como se me pueden anticipar si no saben por donde tengo que pasar? - Nuevamente la claridad parecio querer inundar su cabeza como un fuego en madera humeda.
- ¿y vos crees que vos si?
- Claro que yo si - le respondi, y nuevamente revente en una risa como de vidrio estallando, que acompañe de un descarado manotazo en la mesa. - Yo los tengo completamente resueltos. No te ofendas, pero tanto vos como ellos... ustedes... son todos malos jugadores. Son banderas y yo una araña, ¿que querias? Yo se lo que quieren, se cual es esa con la cual quieren salirse, conosco a la perfeccion, de tanto andar entre ustedes, su justicia, y entonces les regalo un alfil, uno o dos peones, voy dejando que sus piezas se acomoden como ustedes creen les conviene. No hace falta que pongas esa cara - le dije, ahora un poco mas serio - Todo buen jugador es algo hipocrita en sus preocupaciones. Pensa que es imposible hacer un buen gambito sin una autentica cara de falsa preocupacion. Es como el poker: la seguridad espanta a los peces.
- No te creas que es tan asi - me dijo - No sos tan vivo como pareces. Yo tambien estoy mucho tiempo con vos y, sin dudas, me doy una muy buena idea de como queres salirte con la tuya.
Su cara reflejaba una indignacion que era mas un miedo disimulado, un miedo que venia tal vez de haber comprendido un poco.
- ¿ah si? - dije apoyando el codo en la mesa y la cara en la palma. - decime que es lo que quiero.
Me miro a los ojos y, luego de un buen rato, suspiro como un globo que se desinfla. Su aire volvia a ser cansado y trivial. Casi con desgano me dijo "queres lo mismo que yo, lo mismo que todos". Yo deje pasar los minutos, ya aburrido de la circular tozudez del ser humano promedio. En cuanto me agarraron ganas de ir al baño, cosa que indefectiblemente ocurre al tercer o cuarto mate, dije jaque mate y me fui a hacer mis necesidades.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)