Las sirenas usan pulseras y collarcitos hechos por ellas mismas, con cuentas y pedacitos de vidrio, los cuales no tienen ningun valor monetario ni sentimental. De hecho, los collarcitos de las Sirenas son, bien mirados, bastante feos y, si en ellas lucen como majestuosos collares de perlas o como pesadas cordilleras de diamante, se debe al inimitable arte, cultivado milenariamente por las Sirenas, de ser Sirenas.
Las empleadas vanidosas y las señoras empleadas, ya mas gordas y casadas pero no por eso menos codiciosas, se tiran secretamente de los pelos en arranques de envidia, y darian lo que fuese por obtener uno de los magicos collares de Sirena, de los cuales se dice (entre los empleados, claro esta) que hacen hermosa e irresistible a cualquier mujer. Gracias a esta leyenda, hay todo un mercado paralelo de "collares de Sirena" donde tambien hay pulseras de Sirena, Diademas de Sirena, Anillos y abanicos de Sirena, sombrillas de Sirena (contra toda logica, pues a la sirenas no les molesta mojarse o solearse) y hasta anteojos de carey de Sirena. La falsedad de estos productos es evidente para todos, desde los descarados comerciantes que las venden, pasando por los ya resignados maridos que las compran, y llegando a las destinatarias finales (y sobre todo es evidente para ellas), mujeres e hijas de los empleados. A pesar de la archisabida falsedad de estos productos, comparables en su ineficacia a las cremas antiage y los productos light, o tal vez por eso mismo, la industria de los productos Sirenicos crece constantemente, habiendo señoras (irreparablemente horrendas) que poseen collares de sirena por montañas y anillos por millones, creyendo que alcanzaran la belleza divina tarde o temprano, por acumulacion o porcentaje.
Las Sirenas, como era previsto, se rien hasta la muerte cuando ven pasar, en un caluroso dia de febrero, a estas señoras embutidas como chorizos y adornadas como arboles navideños, enfundadas como una mano demasiado gruesa en un guante de latex, atibosrradas hasta la asfixia y el desequilibrio de cremas anti age, lentes de contacto y "collares de Sirena."
Los verdaderos collares de sirena, que no pasan de ser una seguidilla idiota de mostacillas y cuentitas de vidrio colorido, no se hallan en las cajas de seguridad de las empleadas o en los escaparates de los shoppings, sino tirados en el piso o en los roperos o debajo de las camas de las Sirenas, las cuales se los sacan, a la hora de bañarse o de hacer el amor, siempre de un tiron, revoleandolo por encima del hombro, por lo que el pobre collar va a parar a cualquier lado y no es sino hasta meses despues que las Sirenas los encuentran entre una pila de ropa sucia o debajo de alguna ostra.
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