Camino. Camino. Me veo, me siento caminar. He caminado. Caminare. Terror ante la marcha forzada: Yo camino, Tu caminas, el camina, ella c amina, todos caminan; El pais, el Hombre, la Historia camina.
¿He hecho alguna vez otra cosa que caminar? He caminado, aunque sea solo un paso, durante todos los dias de mi vida. ¿Siempre caminare? ¿Caminare a la plaza, al cine, al trabajo, a la parada del colectivo, de ida o de vuelta, a ningun sitio? ¿Todo sera para mi un camino? Caprichosa dictadura de los pies.
No caminar. ¿por que ese frenesi, esa locura, ese hastio de estar siempre caminandose algo? Caminando algo que tambien a su vez camina, hormiga sobre las hojas, hombres sobre la tierra. Caminar lo que camina: Horror cubico.
No caminar. Ubicuidad, ese viejo sueño de nuestros abuelos. El reposo, liberacion de la vieja carcel platonica que debe caminar hasta para ir al baño.
Caminar es una locomocion imperfecta, inaceptable. Vilmente articulada, desmenuzble como el ala de un pajaro, descomponible en etapas y momentos que se plegan al viejo metodo de Cartesius: partes claras y distintas. Engranaje Mecanico, oposicion y negacion misma del Espiritu que, como se sabe, no camina. Primero se dobla imperceptiblemente el muslo, en algo que es como un miedo secreto, el miedo de los constructores de la torre en Babel. Luego es algo como un jalon, ya casi consecuencia necesaria del muslo, una explosion de energia que hace publico el desastre; La explocion condiciona todo el cuerpo con una armonia que es casi bella. Es un temblor, un erizarse de esa materia pachorrienta que es el cuerpo. El temblor lo obliga a romper la inercia y a activar el resorte de la rodilla, a girar la cadera y a impulsar la el despliege del brazo-pendulo, y entonces ya estamos en ello con precision, casi sin dernos cuenta. Caminamos, caminamos con la precision magica de una caja musical.
Ya se extiende la terca pantorrilla, ya se estira el largo brazo hacia atras, ya se afirma el valiente pie que sostiene a la columna, ese enorme panqueque de carne y huesos. ¡caminamos! Un paso, luego dos, dostres, cuatrocinco, derecha, izquierda, derecha.
Locomocion imperfecta, imferpecta, infecta. Completamente inferior a otros movimientos. Mucho mas dificil que el nado, mucho mas grosera que el vuelo, menos practica y segura que el repto, mas dolorosa que el galope cuadrupedo, practicamente un crimen en comparacion con hundirse o flotar.
Vivir sin caminar: He ahi mi paraiso, mi eden. Me horrorizo de solo pensar mi cruel realiad: condenado a las caminatas. Sufro para siempre, Sisifo de a pie y especie de Anteo invertido. Condenado a los limites de mis piernas y a la resistencia de sus musculos, a los calambres... ¡a caminar incluso en los sueños!
Presentenme ustedes al mas gallardo e los gallardos militares militaristicamente militarizados en lo militar, y yo encontrare su marcha tan torpe como la de un pato ebrio; Presentenme a la mas sensual de las caderas, en intima y armonica conexion con dos muslos hermosos como vasijas, y en conjunto con pantorrillas largas y finas como el caño de un arcabuz español. Presentenmelas incluso enfundadas en falda y soberbios tacones cloclocleantes, a la luz de la luna y sobre la vereda del bajo porteño, donde cada sombra es un deleite y cada clac del taco un eco, y yo escupire hacia el costado en desprecio de esa ridicula caminata pendular.
Muestrenme incluso esos primeros pasos del niño, esos pasos inseguros y alados, temblorosos como el aleteo de la polilla, llenos de feliz inconciencia y pletoricos de la maravilla que solo acompaña a aquellos que por primera vez transgreden una frontera; Muestrenme esa sagrada procesion, esa exaltacion de la vida, esa degradacion del futuro hombre el cosa-caminadora, y yo abrazare siempre la sagrada zancadilla, el piadoso empujon y el tacle ineluctable.
¡Para mi solo la caida, solo el tropiezo, solo la Dionisiaca zancadilla, alegre palo en la rueda de la locura del bipedo, estiletazo en el orgullo del automata, fin de la imperfeccion!
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