9 mar 2017

Huluppu

(A los sueños que me habitan...) 

"Nuestra vida no es un sueño, pero debería serlo y quizá alguna vez lo sea." (Novalis)

Hacia dias que me hallaba perdido en el enorme desierto que circunda la majestuosa ciudad de Uruk, sus petreas torres y sus blancos muros. De una caravana de veinte, salida con destino a Ur, solo yo habia sobrevivido. El resto de los viajantes fueron abatidos por bandidos, chacales y por las inmisericordes flechas de Utu. Mi camello, herido de jabalina y lanza en los costados, habia muerto hacia dos lunas, y a mi me esperaba tambien un sitio en el Apsu.
A lo lejos divise un resplandor plateado. Una rafaga de viento trajo hasta mi el inconfundible olor de un rio. Di las gracias a Tammuz y a Erekshigal por tan oportuno descubrimiento.
Desesperado como estaba por agua y sombra, me dirigi hacia el brillo lo mas rapido que pude, mas antes de llegar hasta el, note un arbol. Ya desde lejos se notaba que aquel arbol no se encontraba dentro de las creaturas mortales que existen bajo el cielo y sobre las tinieblas. Se asemejaba a un castaño, pero de una altura y magnitud antinaturales. Su tronco era ancho como cincuenta elefantes, y su madera toda bruñia como si de bronce se tratase. Sus innumerables ojas se tornasolaban entre el verde y el marron, proyectando una inmensa sombra sobre la arena y sobre la orilla del caudaloso rio.
Me acerque lo suficiente como para quedar bajo su inmensa sombra, y al instante fui envuelto por una intensa y extraña fragancia; Y por un tiempo que puedo definir como segundos o como eones, me perdi en la contemplacion del misterioso arbol. Todo el emanaba un aura de atemporalidad, y pude sentir las piezas cosmicas del gran ajedrez moviendose sigilosamente como planetas en el espacio, y senti las aguas del tiempo correr por el cause de la existencia, e intui por el ojo de mi intelecto el pleroma de las formas divinas, aquellas de las que mas tarde hablaria un tal Platon. Vi o crei ver, sin ver, pasado presente y futuro, el final y el recomienzo de este y todos los mundos.
Luego de esa eternidad o mas bien dentro de ella (puesto que tenia la flagrante sensacion de no haber salido de mi estado contemplativo) tuve sed, y como quien muerde una fruta madura bebi yo el agua del rio, y luego me desnude y me bañe en su caudalosa corriente, y entonces, desnudo y sumergido hasta medio cuerpo, bajo el ardiente sol, estuve certero de ser el primer hombre creado por Enki, y de haber percibido la fuerza impersonal de los Me, los decretos intemporales de los dioses eternos, sobre los que se fundamental las reglas de la naturaleza y de la sociedad toda. 
Un poderoso viento, soplo de Enlil, me devolvio la atencion sobre el magnifico castaño que me cobijaba en su sombra. Incontables Aquenios colgaban de sus ramas, e innumerables mas se apilaban cerca del tronco. Ya comenzaba a salir del rio para recolectar algunos cuando el artero siseo de una serpiente detuvo mis pasos. Y en efecto, una enorme boa de color verde jade se enrollaba entre las raices sobresalientes del frondoso Castaño. La mirada de la boa destilaba inteligencia, y vi que sus frias y negras pupilas me observaban con cautela. Supe entonces que el animal era seguramente algun espiritu o demonio telurico, y que no me permitiria acercarme al arbol. Habia, no obstante, la posibilidad de acercarme a alguna de las ramas mas largas, que se alejaban bastante del tronco y que estaban tambien llenas de fruta madura.
Estaba ya acercandome a una de esas ramas cuando un terrible graznido, o quizas un rugido, me detuvo en seco. El atroz alarido provenia de una de las ramas mas altas del arbol. Al principio no pude distinguirlo bien, asi que guarde unos momentos de silencio, e intente nuevamente, alargando mi brazo, tomar un fruto del arbol. Entonces lo oi nuevamente: un terrible graznido que finalizaba en un rugido no menos amenazador. Apenas alzada la vista, apenas tuve tiempo de esquivar una poderosa garra que se cernia sobre mi. Poderosa fiera era la que guardaba las ramas del Arbol. Del tamaño de un toro, con cuerpo de aguila, un plumaje del color de los leones, y de leon tambien la poderosa cabeza en la que remataba el cuerpo de la bestia. Entre una de sus patas sostenia el animal unas tablillas, y fue con la garra libre con la que muy cerca de apresarme estuvo. En vuelo corto volvio a posicionarse en una alta rama, y entonces me hablo con voz de fuego, y yo no pude comprender su lenguaje, pues era como mil truenos, mas si pude saber sus nombres, pues respondia a varios, y uno de ellos era el de Elelet, servidor de Yaltabaot, en gran hacedor; Y las tablas que sostenia en sus manos eran las mei, los grandes secretos, los moldes del mundo basados en el Pleroma Divino en donde el Uno contiene y sostiene a los seres celestes, los hilos que mantienen unido al universo entero, las ordenes inmutables de los dioses. Aturdido por la bestia que brillaba como el sol, y que tambien respondia al nombre profano de "el barco de los cielos", tarde en notar que tambien era observado por un ser de naturaleza completamente diferente, el cual moraba tambien en el arbol, entre la serpiente y el pajaro - leon.
Era dificil de distinguir, pues su ser era completamente psiquico, y como tal, invisible a los ojos que ven la luz. Solo la presencia delato al terrible vampiro, que con ojos verdes como agujas observaba desde lo profundo del gran tronco, en el cual vivia. Me percate que era de aquel ser, y no del arbol, de quien emanaba la penetrante fragancia que llenaba venenosamente el aire circundante. Haciendo acopio de valor, y observado tanto por la silenciosa serpiente como por el imponente pajaro, preguntele a aquel tercer ser quien era, y no recibi respuesta. Saliendo del rio, acerqueme al arbol y pregunte por segunda vez, y no recibi por respuesta mas que aquella sensacion de ser observado desde las sombras por un ladron. Acerqueme aun mas al arbol, y por tercera vez pregunte. Entonces sono una voz que era como el tenue arrullo de cien palomas, una voz melodiosa como el canto del pajaro y fresca como la corriente de un arroyo en primavera.
Y supe que aquel ser no era otro que la virgen Lilith, la que antaño maldijo a Adamas y atraveso el mar rojo rumbo a las cuevas primordiales, tambien la que fue maldecida por los arcontes y casada por los luminares, Sanvi, Sansanvi y Semangelaf. Entono entonces Lilith, tambien llamada Lilu, sombria cancion en la que revelaba los arcanos del aire y la noche, sobre los cuales reinaba. La cancion duro y duro, y por horas estuve escuchando las oscuras revelaciones, hasta que casi sin darme cuenta, el sol se alzo en lo alto, y luego se puso, y entonces me encontre en la delgada linea que separa el ultimo brillo cobrizo del ocaso de la gris noche joven; Entonces, iniciado en el misterio, Lilu se hizo visible, protegida por el viento, en forma de una lechuza de grandes ojos. Volo hacia mi y dio tres vueltas, y por tres veces se precipito sobre mi, y en la ultima aterrizo a mi lado, envuelta en la noche, ya en la forma de una hermosa doncella de preciosas proporciones. Su cuerpo todo permanecia en la sombras, y fue solo a la luz de la luna que pude verla. No era doncella del todo, puesto que tenia en la espalda dos enormes alas blancas, de aguila o lechuza, y sobre su cabeza se erguian dos afilados cuernos que se asemejaban a estiletes, y de aguila eran tambien sus pies, mas su sexo era el de Eva, y de mujer eran sin duda el resto de sus partes. No llevaba ninguna vestidura mas que la del pecado, y su eternidad se cubria con la ilusion de la juventud y la de la mas morbida belleza. Los rizos de candente cobre caian sobre tentadores senos, y todo en el vampiro incitaba al abominable pecado de la repruduccion de la vil materia. Una multitud de culebras, salidas de quien sabe donde, se amontonaban a sus pies.
Ya para entonces, seducido por la cancion nocturna, me habia olvidado tanto de la boa como de Elelet, y mi ser entero se debatia entre ceder o no ceder ante el perfido puente que me tendia aquel demonio de ojos verdes. Sabia que el camino que me ofrecia era falso y verdadero a un tiempo, pero que como todo camino, no tenia vuelta atras. Aquel conocimiento tenia como resultado la procreacion de demonios y el abandono para siempre de mi espiritu aereo, de aquello que los sabios llaman Nous. Tambien Elelet, con sus Mei, me ofrecia o mas bien guardaba (pues su naturaleza era guardar, asi como la de Lilith dar) un camino: un camino hacia arriba. El sexo abierto de la doncella - lechuza era hacia abajo. Y el pago era demasiado alto: el olvido. Haciendo acopio de todo lo que habia de intelecto en mi, di por respuesta un paso atras, y luego otro, y otro mas; Y entonces Lilu volvio a ser solo sombra, luego bruma, y despues una enorme lechuza blanca que volo atravesando el rio. Supe que habia superado el peligro, al menos por el momento. Tambien supe, como se que sale el sol, que al amanecer Lilith retornaria al tronco del arbol, y que tendria que superar el mismo peligro todas las noches que permaneciera cerca, y tal vez todas las noches restantes de mi vida.
Era ya noche cerrada, y si bien no podia acercarme a las raices del arbol (pues estaban protegidas por la gran serpiente), ni probar el fruto del arbol (pues el pajaro leon no lo permitiria), ni refugiarme en su tronco (pues Lilith volveria), nada me impedia pasar la noche a orillas del rio. El sol saldria por el Este y la frondosa copa del Arbol me proporcionaria deliciosa sombra hasta el mediodia. Exhausto no tanto por el largo dia como por las extrañas apariciones que lo coronaron, levante mis manos hacia las estrellas y eleve una plegaria al gran Anu, invocando su proteccion bajo la boveda celeste, me encomende a Llabrat y a Enki, y envolviendome en mi manta me dormi en el acto.
Desperte con el brillo matutino que marcaba el fin de la mañana. El sol, casi en su cenit, anunciaba brillantes presagios. A la sombra del arbol gigante, refresqueme en el rio las telarañas del sueño e, incredulo, repase en mi mente las experiencias de la pasada noche. La serpiente y la bestia pajaro no se veian por ningun sitio, e incluso el arbol parecia solo un maravilloso ejemplar de castaño. Soberbio, si, pero para nada cargado de las magnitudes divinas de la pasada noche. ¿acaso el cansancio me habia engañado? ¿habia sido presa, vencido por el hambre y el sueño, de confusas fantasias? ¿confundia acaso un sueño con la realidad? Afectado aun por las raras visiones y recuerdos de ensueños, me acerque con cautela al arbol y, cuchillo en mano, tome de sus ramas numerosas castañas. Reuni leña seca del margen del rio y, realizando un semicirculo de piedras, inicie un fuego a prudente distancia del Castaño. Sobre este fuego puse a asar las castañas.
Mientras comia mi sobrio almuerzo de Castañas con agua, vi acercarse a una joven por el margen del rio.  Avanzaba con pausado andar, descalzo el pie y cadenciosos los movimientos. Llevaba gacha la cabeza, ocultos los ojos por abundante y rizada melena del color de la noche. Con marcada resolucion se dirigia hacia mi, o tal vez hacia el arbol, bordeando el lado izquierdo del caudaloso rio. Al acercarse mas vi que no se hallaba sola, pues dos bellas fieras la acompañaban. Distingui entonces que eran leones los que docilmente se restregaban contra sus palmas. Intui que se trataba o bien de una hechicera, o bien de algun ser supralunar.  La joven (pues era casi una niña) siguio avanzando hasta estar a tiro de jabalina, y entonces pude apreciarla con detenimiento: Llevaba el pecho desnudo al modo de las sacerdotisas de Babilonia, y por unica prenda llevaba una larga pollera azul, repleta de turquesas y turmalinas. Su piel era tan oscura como el Ebano. En los brazos portaba preciosos brazaletes de plata y oro, cargados de piedras el cuello y los hombros, en donde distingui rubies, Lapizlazuli, Zafiro y otras piedras de gran valia las cuales desconocia. Entre sus pechos casi inexistentes brillaba una estrella de ocho puntas. Al seguir su camino hacia mi, observe el primer prodigio: aquella muchacha de cabeza gacha no proyectaba sombra. El sol parecia atravesarla directamente, y un extraño brillo azulado impedia la propagacion de la sombra en torno suyo.
En cierto momento levanto la mirada, y sus ojos eran azules como el cielo en la cima del Olimpo; y eran claros como la inteleccion del pensamiento; y eran puros como la primera nevada; y eran dociles como los ojos de la ternera; y fieros como los del aguila. Y cuando sus ojos encontraron los mios, succedio el segundo prodigio: Todas las estrellas y todos los planetas se encendieron en pleno dia, y el cielo era como un castillo en llamas, un enorme candelabro cosmico, y supe que en las divinas esferas el Pleroma resplandecia espejadamente. Y la joven dijo:
- Soy Innana, la de los 7 templos.
Asombrado por las estrellas que amenazaban con despeñarse del cielo, eleve presa del temor una plegaria al gran Anu, padre de los cielos, y la joven dijo:
- No temas, pues soy hija de la luna, y esta es mi diadema, y este que ves es mi manto de estrellas.
Comprendi que estaba tratando con una deidad, y temeroso de ser fulminado por la parousia, aparte mis ojos de aquellos, y las estrellas desaparecieron.
- ¿quien eres, señora?- pregunte, aun con los ojos bajos y rodilla en tierra. - Extranjero soy de estas tierras, y tu nombre me es tan desconocido como lo es el numero de estrellas bajo la mano de Anu.
- Por mi causa reverdece el tallo y por mi causa caen las hojas del arbol. Soy quien derroto a la terrible, a mi sombra en Apsu, y por derecho soy Reina de los Cielos. Se me adora en Ur y en Babilonia, en Uruk y en Psar. Soy la guardiana de los Mei, la benefactora de los hombres. Por mi se yerguen los muros y se continuan los reyes.
- ¿te sirve acaso el guardian que asimismo se llama Elelet? - dije señalando a la copa del arbol - ¿conoces tu, poderosa diosa, la naturaleza de este arbol que yace aqui?
- Mio es este arbol - dijo Inanna - Mio era cuando era semilla, y mi mano fue la que lo planto donde lo ves ahora.
- Explicame si te place, oh Inanna la de los 7 templos, el enigma de este arbol desconocido - roguele a la diosa, y eche mi cuerpo a tierra, esperando gracia.
- Sus enigmas los has visto recientemente, mas no son propios del arbol. La serpiente, el pajaro y la doncella son los 3 desvios y las 3 pruebas. El arbol que aqui ves tiene como proposito la fabricacion de mi trono y de mi lecho nupcial. Con ese fin fue concebido en la mente del Uno, y con ese fin fue que aqui lo plante. Mas luego de innumerables años dedicados a su cuidado, sucedio que un dia la serpiente anido en sus raices, la doncella Lilith ocupo su tronco y el terrible Elelet se apropio de los Mei y custodia su copa-. Los ojos de la diosa se opacaron por un instante, denotando una tristeza infnita. - Y ahora me es imposible echarlos, imposible fabricar mi trono, imposible fabricar mi lecho. Y aunque conozco el misterio del arbol, desconozco la el enigma de los tres seres que lo habitan.
- Hermosa y sabia Inanna - le respondi - Mucho me agobia ver la tristeza reflejada en tus ojos inmortales, mas es posible que pueda asistirte, ya que siento que en este momento mi inteligencia se ilumina. Hace poco, por razones que no comprendo, he comido varios frutos del arbol, y mucho temo que haya accedido, involuntariamente, al contenido de un Mei. He visto en este que, divina y bienaventurada como eres, posees una capacidad que tal vez ignoras: la capacidad de desarrollarte. Sabio como creo ser en este instante, comprendo que el perfeccionamiento es un atributo de la perfeccion. Escuchame entonces: Estos seres que habitan el arbol son seguramente partes de ti misma, o sombras proyectadas de tu propio ser, y como motivo tienen obligarte a vencerte a ti misma.
Esto le dije a la diosa, la cual parecia reflexionar cada una de mis palabras. Durante buen tiempo se mantuvo callada, mirando dentro de si misma. Cuando volvio a mirarme, sonreia.
- Solo cuando comprenda el significado de cada sombra es que se tallara el lecho y se construira el trono- comprendio Inanna, y las estrellas nuevamente incendiaron el cielo.

1 comentario:

Jora dijo...

No distingo directamente los sueños influyentes, sospecho que el de la muchacha en tu casa (casa del rey) y el sueño del paraíso dieron su cuota.

Si no me equivoco nombrás divinidades babilónica, y a lo mejor también sumerias. Aunque, Inanna y algunas otras son celtas. Y obvio, algunas judeocristianas como Lilith. Aunque no recuerdo si la descripción más parecida a una arpía que diste es también dada por la mitología judeocristiana...

El árbol es dador de conocimiento, pero no me queda claro el tipo de "pruebas" de las criaturas salvo "ser prudente". Lilith es una tentación sexual, o quizás representativa del descontrol. Igual, la palabra "olvido" que usaste es mejor explicación.

Me parecía que había relación entre las criaturas y la diosa, aunque no me queda claro la función de la diosa para con el protagonista. Claro que si se tratase enteramente de un sueño diría que es el ánima... Pero es más bien una creación literaria. Sospecho que Inanna tiene que ver con la virtud. No recuerdo bien las características de los dioses mencionados y eso me dificulta hacer un buen análisis. Quizás en un futuro profundice más con algo de lectura enciclopédica.

Que el sueño es alegórico y mítico, totalmente de acuerdo. Y creo que cualquier crítica literaria que le hagas arruinaría su carácter mítico, ja!