15 mar 2017

"La oscuridad me vence, y yo me convierto en un ser reposado, regulado, con horario controlado; un incordio domado que duerme cuando se le manda. 
 Pero es en las tinieblas y en la profundidad de mi mente adonde reconozco la puerta" (Lessing)



La soledad es una soga atada al cuello. Perversa soga. Una soga que aprieta, aprieta pero no ahoga, no ahoga nunca o casi nunca. A veces, si. A veces si, a veces no. Un poco y un poco, ni muy muy ni tan tan. Solo un poco de dolor, constante, como una piedra en el zapato o como un zapato en el culo. Pero mas bien como una soga, una soga invisible que poco a poco va apretando y aflojando la presión alrededor del cuello, como una mano que aprieta y deja de apretar en el estomago. Va y viene, divertida.
La soledad es un juguete con el que puedo, con el que podemos jugar siempre. Asi nos divertimos solos, solitos y solos, por dias, semanas, meses. Yo me divierto hace años. ¿quien dijo que solamente los placeres son placenteros? Solo quien ha llegado hasta la puerta de si mismo puede sostener tal paparruchada.
Los dolores son tan placenteros como los llamados placeres. Pellizcarse, apretarse un grano, clavarse las uñas hasta dejar la marca. O mejor aun: colocarse una bandita elastica en el dedo hasta acabar con el flujo de la sangre, ver al dedo pasar por los matices del rojo y el amarillo, verlo tornarse deliciosamente violaceo. Levantar cosas pesadas, deslomarse. Oh, cuantas clases de preciosos dolores hay en el repertorio. ¿que seria del alma humana sin todos los placeres de los tormentos? Ni hablar de la enorme satisfaccion de odiar y de maldecir. Maldecir, en criollo putear, cientificamente probado que nos hace mas felices.
Y mentir. Inventar, Fabular, Crear. Artilugio gratuito del espiritu humano. O mas bien esfuerzo, puesto que mentir requiere mas esfuerzo cerebral que decir la verdad, asi como crear mas que repetir y falsear mas que recordar. La mentira es un pequeño sueño, un sueño bien o mal intencionado. ¿Fabular, Crear, Inventar? Preciosos disfraces de angelito para la mentira. Mentir me gusta mas. No hay que quitarle el aspecto perverso a la mentira. Prometeo no tomo prestado el fuego, lo robo.
¿Y Eva? ¿realmente fuistes, preciosa Eva, engañada por la serpiente? Es propio del tartufo santurron el creerte engañada por una potencia oscura. Asi como ellos hay tantos que son engañados por estas ingenuas engañadas. El tipico cazador cazado por el conejito o la cervatilla que persigue. Casi exigido por la logica: Quien no puede ver su propia oscuridad tampoco puede ver la oscuridad en los demas. Yo he mirado demasiado en mi mismo para pretenderme bueno o sabio. Se muy bien que la Serpiente dijo la verdad (o la mentira) y que vos, Eva primordial, quisiste ser consciente de tu desnudez; Porque, ¿para que sirve si no tenemos consciencia de ella? O mas bien, ¿de que sirve aprender a mentir si no podemos mentirle a otro? Ergo, la gran engañadora fue Eva y no la serpiente. La serpiente fue la que enseño la mentira, la tecnica digamos. Adan fue entonces el primer estupido, pero ni siquiera de eso estoy seguro. Si no fue el primero, seguramente no sera el ultimo; No sera el ultimo que elige conscientemente una mentira placentera por sobre una verdad esteril como una mula. Yo tambien hubiese elegido la mentira de Eva por sobre la verdad de Dios, y que estupido el que obrase de manera contraria. No imagino un lugar mas esteril que ese Paraiso.
La perversidad tambien requiere inteligencia, y la inteligencia, fruto de tantos placeres, se genera fundamentalmente a partir del sufrimiento y del dolor. El dolor es la madre de todas la inteligencias, desde la poesia a las matematicas. El dolor es la madre del miedo y por ende la abuela del amor y la tatarabuela de todos los placeres.
La soledad es un juguete con el que jugamos el juego de la vida. No es el unico, pero si uno muy util.
Mi soledad es mi juguete preferido.
Es tal vez mi unico juguete de adulto, ese al que no quiero ni puedo desacostumbrarme. Possunt quia posse videntur, mas, mas yo no quiero.
¿Como reconocerme sin mi soledad? ¿Como encontrarme? Es terrible rodearse de nubes, y ni digamos de oscuros nubarrones. Mas pagaria una y mil veces el precio, pues en mi soledad me encuentro a mi mismo. Es la soga y el cubo que bajan al oscuro aljibe, es esa X que une todas mis representaciones pasadas, futuras y presentes.
Mas terror que a sentirme solo le tengo a que me quiten para siempre ese vacio, esa playa y ese bosque, esa cumbre nevada en donde me siento desoladadamente aislado, incomunicablemente unico, irremediablemente perdido, condenado, pero tambien de algun modo puro, puro en el medio de la mierda.
Y ahora como un idiota, entre un libro abierto y una o dos botellas, escribo este texto, ladrillo hecho de la misma arcilla que tantos otros. Eco que rebota contra las cuatro paredes de la nada. Flor falsa, rosa de cobre, mero marco, acto reflejo de un pajaro que se sabe solo, solo solo solo solo, amurallado.

1 comentario:

Jora dijo...

Coincido en el dolor esporádico de la soledad, pero no puedo atribuirle un carácter de dolor a la misma. Y que el dolor puede ser placentero o al menos tentador, ya sea por que nos hace sentir vivos, por la adrenalina, quizás algo así como estar a punto de iniciar las vueltas de una montaña rusa, en eso estoy muy de acuerdo. Escribí un texto chiquitito, Punción, que trataba de la tentación del dolor, aunque era más material a lo mejor.

El dolor como justificador del placer, la ambivalencia de la vida y el principio de taxismos de complacencia y displicencia, son los que vengo sosteniendo como pilares de la vida. Nos alejamos de lo negativo y nos acercamos a lo positivo. Y la complejidad de sensaciones y estímulos pueden mezclar situaciones, de repente, el dolor es positivo en cuanto a que incrementa la búsqueda del placer. Que sé yo!

También esta esa cosa quizás más fácil de pensar. Que lo agradable y lo desagradable no suceden tan a menudo, sino de forma esporádica. Esto nos causa monotonía y un desvanecimiento, y como para mí es más fácil generar dolor que placer, daño nos hace contrastar y convierte la monotonía en algo más o menos positivo. Es decir, que a falta de placer, buscamos el dolor por ser más potente que el placer. Hipótesis...

Bue, me tomé un café así que a lo mejor me dispongo a clavarme un par de alfileres en algún lado.