25 abr 2017

La Torre

"mientras haya hombres en la tierra, existirá también el fuerte deseo de terminar la torre"

Kafka, "El escudo de la ciudad"


La construcción comenzó en verano. Pero sus planes o, mejor dicho, la idea de construirla, comenzó mucho antes. Fue necesario que Nemrod, hijo de Nimus, llegase a su maximo esplendor como monarca. Nemrod, conocido primero como Nemrod el Cazador, luego como Nemrod el destructor y finalmente como Nemrod el fundador, puesto que edifico numerosas ciudades como Ninive, Resen y Calach, y tambien muchisimas otras, fue coronado muy joven como Rey de la "Ciudad de la puerta divina" (pues era sabido que en tiempos ancestrales ahi residia el arco que llevaba al cielo), también llamada ciudad de las siete puertas, entre la cual destacaba la adamantina puerta de Ishtar. La ciudad de la puerta era tan grande que, para recorrer cualquiera de las cuatro murallas que la cercaban, uno debia partir a caballo al amanecer y cabalgar hasta la salida de la luna.
Una vez estuvo seguro en el trono, se apresuro a aplastar a sus posibles rivales. Asesino a los generales rivales y se caso con Semiramis, la esposa del mas celebre de aquellos, y que luego seria conocida como una famosa Reina, constructora de palacios de oro y cristal, altos como colinas, y de preciosos jardines volantes.
En el tercer año de su reinado, Nemrod formo un terrible ejercito de arqueros y de carros de combate, e implementando nuevas tacticas, siempre guiado por su afan de conquista, fundo un monstruoso imperio en un abrir y cerrar de ojos: desde Aegyptus y Misradym hasta Ur de los Caldeos, desde Quetura hasta el Mar Negro, toda la region estaba bajo el control del gran imperio de Nemrod. Y una vez conquistada la tierra, le quedaba ahora solo conquistar el cielo.
Primero comenzo por trocar el temor de dios por el temor a si mismo, y a base de fuego y hierro instituyo una feroz tirania. Establecio el culto al fuego, y pronto comenzaron a surgir oscuras leyendas sobre su origen y sus portentos: hay quien decia que debajo de su armadura vestia el manto sagrado que el Dios le entrego Adam, el gran hombre cosmico, antecesor de la raza humana. Tambien habia quien decia que Nemrod poseia el libro magico de Raziel, que guardaba los secretos del cielo y de la tierra.
Lo segundo fue derrumbar los templos. Poco temeroso de los sanguinarios dioses que lo habian asistido en sus conquistas, Nemrod mando destruir los templos de Marduk, Enkidu, Ishtar y de todos los antiguos dioses del cielo y del infierno. Mando a que le cortasen la lengua a sus sacerdotes, que ahogasen a sus acólitos y hierofantes. Solamente mantuvo a las prostitutas sagradas, cuidadoso de no perturbar las costumbres. Y sobre las ruinas de los antiguos templos, mando a construir enormes Zigurats, templos piramidales de bizarra geometria, en donde coloco extraños ídolos de su propia invencion, entre los que destacaba el mismo deificado, ya fuese aplastando una serpiente, un leon o un aguila. Nemrod instauro nuevos sacerdotes, a los cuales instituyo en su doctrina, donde el y Semiramis eran la pareja divina.
Durante los siguientes siete años, Nemrod se dedico a expander las fronteras de su reino, para lo cual necesito siempre de nuevos enemigos y de terribles carnicerias. Aplasto primero las tribus del desierto, luego a los paganos de Tubal y finalmente a las poderosas tribus semitas. Fundo numerosas y lujosas ciudades, las cuales llenaba a la fuerza, trasladando las poblaciones de los territorios conquistados. Se establecieron rutas de comercio entre las provincias, junto con un sistema de tributo y un codice de leyes, ambos basados en el principio divino del Rey-Dios.
El trono de Nemrod era el centro de su palacio, su palacio el centro de la ciudad de las puertas, y la ciudad de las puertas era el centro del mundo.
Luego de agigantar su imperio, Nemrod tuvo un sueño. Soño con un mundo parecido al suyo, pero evidentemente mas joven. El sol brillaba con inocencia, las estrellas recien despertaban, los arboles eran mas luminosos y el agua cristalina. Hermosos pajaros y fieros hombres poblaban el mundo, un mundo de lucha que Nemrod soño con agrado. Mas entonces una terrible maldicion cayo sobre ese mundo. Los asuntos humanos habian desatado la ira de Dios, y entonces las aguas de arriba se unieron a las aguas de abajo en un abrazo cosmico que sumio al mundo en la destruccion.
Cuando Nemrod desperto, supo que no soñaba el futuro, sino el pasado. Supo que habia soñado con la destruccion del mundo precedente a manos del gran diluvio. Nemrod sintio gran pena por la perdida y gran furia debido al cruel asesinato de sus antepasados, y entonces levanto sus puños contra el Dios de los cielos.
Consternado aun por el sueño, subio Nemrod al mas alto de los Zigurats, y desde alli, durante tres dias consecutivos, contemplo las estrellas. Al alba del cuarto dia, finalmente la idea vino a el.
Aquella tarde, dijole Nemrod a Semiramis: "Construyamos ahora una gran torre, de ladrillo cocido y recubierta de negro betun, de manera que no filtren las aguas. Con esta torre me vengare de El, y actuare a mis anchas en esta tierra. Pues si se le ocurriese enviar a otro diluvio a la caprichosa divinidad, mi torre se elevara incluso por encima del Ararat."
Estas cosas le dijo el rey a su reina, mas terrible era lo que callo, pues en su alma meditaba Nemrod una empresa mas osada y secreta: llegado el momento, tomaria el cielo por asalto y llevaria su imperio a los confines del firmamento. Decapitaria al dios del cielo y el mismo se transformaria en dios.
La empresa era harto arriesgada, y no menos magnifica. Nemrod debia actuar rapido pero, al mismo tiempo, no debia precipitarse. Mando en primer lugar a reunirse a los mejores sabios del imperio, sea por la recompensa o por la espada. Recluto tambien a todo arquitecto, constructor y albañil que estuviese a la altura de la tarea. De los cuatro costados del imperio los esclavos fluian hacia la ciudad de las puertas para ser empleados en la misteriosa obra.
Siete años tardaron, los arquitectos en terminar los planos de la torre, los cuales fueron hechos y rehechos en muchas oportunidades. Enormes fueron las discusiones entre las distintas escuelas del arte, pues no lograban conciliar en los numeros sagrados y en los astros y deidades que la geometria de la torre debia seguir. Fue Semiramis la que, por medio de la profecia, les indico a los arquitectos los numeros secretos.
Pese a esto, tres años mas se tardo en poner en marcha la construccion, reunir los materiales, y otros menesteres. Finalmente, al decimo año desde el sueño de Nemrod, la construccion comenzo, y al decimo año la torre tenia la mitad de su tamaño final.
La torre tenia siete escaleras por punto cardinal, setecientos pisos con 77 enormes salones cada uno. Comenzaba con una forma cuadrangular, parecida a las de los zigurats, pero de proporciones titanicas. El perimetro de su base era de 16 kilometros, y poseia 400 puertas de bronce fundido. Cada una de las puertas contaba una hazaña del rey Nemrod o de la reina Semiramis. Luego la torre tomaba la forma de diversos paralelogramos, y a partir del piso septimo adquiria su forma verdadera: una forma tubular. Estaba construida integramente de ladrillo cocido, barruntado por afuera y por adentro de espesas capaz de betun y alquitran, lo que le daba un color completamente negro. Muchos llamaban a la torre "la espada contra dios".
La construccion de tamaña maravilla no escatimaba recursos, fuese oro, plata o vidas. Nemrod habia declarado la arquitectura ciencia patrona de la ciudad de las puertas. Las ganancias de guerras y los tributos sostenian la constante demanda de materiales y de trabajadores. Todo esclavo ganado, todo criminal capturado, todo deudor insolube, todo el que ofendia al Dios Rey, iba inexorablemente a trabajar en la construccion de la torre. Tambien las familias de la corte tenian que brindar al menos un hijo para formarlo como arquitecto o albañil. La disciplina en las cuadrillas era militar. La mas nimia de las fallas era considerada como traicion al imperio y como un insulto a la majestad divina del rey.
Nemrod queria unificar el alma de su imperio en la construccion de la torre. La torre no solo les brindaria seguridad, defensa y ataque, sino que les daria a sus subditos un sentido, una razon de ser.
Cuando iban ya quince años desde que se puso la primera piedra, la altura de la torre llegaba a rozar las nubes mas bajas del firmamento. Nemrod mando entonces una señal a Dios: ordeno a sus arqueros subir al piso mas alto y disparar sus flechas al cielo. Grande fue la sorpresa y el temor cuando a las flechas de sus arqueros el cielo devolvio el golpe: ¡Flechas aureas, hechas de oro y con punta diamantina y flamigera, respondian desde las nubes! Asustados los constructores le solicitaron a Nemrod detener la construccion, no fuese que se ganaran la enemistad del Dios. Pero Nemrod no solo ordeno seguir construyendo, sino que doblo el numero de arqueros. La respuesta del cielo era instantanea: por cada flecha recibida, disparaba 10. Eran cientos los arqueros de Nemrod que morian cada dia, cientos los obreros que eran alcanzados por alguna flecha. Esto no desanimo al rey. Mando a reemplazar las ventanas de los futuros pisos por troneras, entreno arqueros y ballestas en todas las ciudades del reino, e incluso incremento el numero de obreros. La construccion debia continuar pasase lo que pasase. Las hostilidades continuaron diariamente entre la torre y el cielo.
No fue sino hasta muchos años despues que Dios, al cual nada se le escapa, decidio que ya era hora de frenar con la edificacion de la demencial torre. He aqui entonces que dios, que constantemente estaba rodeado de tres circulos concentricos de angeles, le hablo a los 70 angeles mas cercanos:
- He aqui que todos los hombres son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de lo que se propongan sera imposible. (a los angeles) bajemos y una vez alli confundamos su lenguaje, de modo que no entienda nada cual el de su projimo"
Y dicho esto, descendio Dios, rodeado de sus angeles y envuelto en una gran nube de tormenta, que se ocultaba a su vez en una luz impenetrable, y yendo hasta los hombres confundio su lenguaje, de modo tal que los unos no se entendian con los otros
Asi fue que el constructor no podia mandar a los obreros, ni estos coordinarse entre ellos. Los guardas no comprendian a los albañiles, ni estos a los comerciantes que venian de fuera con los materiales. Estallo de la noche a la mañana un gran caos en la ciudad de las siete puertas. Al surgir numerosos lenguajes, los hombres, que antes estaban todos reunidos por una tarea y un idioma comun, comenzaron a reunirse en grupos segun la lengua, y estallo entonces una gran guerra.


Algunos dicen que esta guerra duro 10 años, otros dicen que 50, y algunos afirman que 100. Lo cierto es que desde este punto en adelante, la historia se vuelve incierta. Los templos fueron destruidos, los palacios incendiados, los jardines ardieron en las interminables batallas. Dicen que Semiramis se transformo en una hermosa paloma y huyo a los cielos o a unas islas desconocidas. Los incendios se extendieron por la ciudad, y enormes columnas de humo ardian diariamente dentro de la ciudad. Los hombres habian perdido todo entendimiento entre ellos. Presas del panico, las grandes poblaciones huian por miles y por miles mas, hacia Ur o Hacia Ninive, llamada tambien "la ciudad blanca".
Nadie sabe con certeza que ocurrio con Nemrod. Muchos afirman que fue asesinado. Otros, que el Dios de los cielos acabo con el dejandole caer un trueno. Otros incluso dicen que una piedra de la torre lo aplasto, o que continua el solo construyendo la torre. Lo mas seguro es que haya huido hacia otra de sus numerosas ciudades, reinado alli y finalmente muerto con honores. Lo cierto es que su nombre se pierde en la historia. Tambien es cierto que, desde el dia de la confusion de las lenguas, fue conocido como "Nimrod el maldito" o simplemente como "el caido".
Mas seguro es lo que succedio con su imperio, el cual no tarde en fragmentarse. Violentas rebeliones estallaron por los cuatro costados, y lo que una vez fue un gran reino se convirtio en una gran variedad de naciones y tribus, que desde entonces lucharian eternamente.
Y Aunque la torre se hallaba vacia, el cielo seguia haciendo llover azufre y flechas sobre ella, por lo cual la misma comenzo a derrumbarse poco a poco. Nunca llego a derrumbarse de todo, no obstante, y los pueblos que veian la ciudad de las puertas a la distancia, confundian la torre con una inmensa montaña, por lo que algunos comenzaron a llamarla "la ciudad de la montaña".
Las columnas de humo que subian desde la ciudad de las puertas llegaron, con el correr de los años, hasta el trono mismo de Dios, que imperturbable residia oculto en su nube y adorado por sus coros angelicales. Cuando Dios percibio el humo, mando que cesasen las flechas contra la torre. La humanidad se hallaba dividia y en guerra, por tanto, no era una amenaza. El cielo ya no corria peligro.
Dios se ocupo entonces de otros asuntos y menesteres, alejando su vista del aburrido reino de los hombres.
Pero alla abajo, muchos siglos despues y en completo silencio, la construccion continuaba. A los hombres les habia llevado mucho tiempo recomponerse, pero lo habian logrado. El gran Nemrod habia muerto. Habia muerto su hijo Tammuz, pero antes de morir habia formado una orden secreta. Su objetivo, guardado y continuado a travez de la historia, era solo uno: terminar la torre y asaltar el cielo.
Tammuz se dio cuenta de que el error de Nemrod habia sido la impaciencia. Esta lo habia llevado a la arrogancia, y la arrogancia es lo que primero salta a los ojos de Dios, porque arrogantes son todos los dioses, y el dios del cielo era un dios celoso. Al igual que Nemrod, solo toleraba un dios: el mismo.
La unica manera de construir la torre era al amparo de las guerras y de los incendios, y asi lo harian. Piedra a piedra, guijarro a guijarro, llevase el tiempo que llevase. Lo importante la discreción, la discresion y una voluntad de hierro a traves de los siglos.
Generacion tras generacion, los descendientes de los miembros originarios de la orden de Tammuz continuaban su tarea. Cada generacion construia una pared, finalizaba una boveda, levantaba un pilar, cerraba un techo, comenzaba una abertura. Y poco a poco, la torre crecia. Tammuz habia confiado en que, a los ojos de una divinidad eterna, los pequeños cambios tendrian que pasar casi desapercibidos. Tambien creia que Dios no creeria al ser humano tan desobediente como para intentar el mismo pecado dos veces, exactamente de la misma forma. Ademas, el mundo avanzaba y habia problemas mas grandes: Las aventuras de Abraham y Moises, el exodo de los israelitas, la crucifixión del mesias, la destruccion del imperio romano, el desarrollo del papado, la muerte de los apostoles, las destrucciones y tomas de jerusalen, las guerras santas, la batalla de poitiers, las guerras napoleonicas,, las profesias apocalipticas, las tesis de Giordano Bruno y Galileo, el ateismo y el sufrimiento animal, las guerras mundiales, el estallido de terribles bombas atomicas, los derrames de petroleo...
¿quien se acordaba, quien se acordaria ya de la torre? ¿quien de Babilonia?
Los descendientes de Tammuz y sus adeptos, no obstante, no dejaron de poner, año tras año y dia tras dia, piedra sobre piedra. Siempre en silencio y siempre en las sombras.
Un dia, mientras giraba en el tercero de los coros angelicos, dando cantos de alabanza al Dios Eterno, Shamshiel noto algo raro. Es sabido que la vista angelica, al no depender de un organo de vil materia, es infinitamente mejor que la del hombre. Y aunque Shamshiel era un pequeño querubin de poca jerarquia, podia abarcar la inmensidad del cielo con sus ojos espirituales. Los sabios dicen que el septimo cielo, la mas pura de las esferas donde reside el trono divino, adopta al ojo la forma de una gran pradera celeste, en donde el firmamento azul celeste se extiende infinitamente en todas las direcciones. Curioso le parecio a Shamshiel notar, en una zona indefinida de esa extension, algo asi como un bulto, como una pequeña protuberancia. El Querubin mantuvo, mientras danzaba, la atencion en esa irregularidad, y noto que poco a poco crecia, como si una montaña se formase lentamente.
Confundido, Shamshiel alzo su vista hacia el trono de Dios. Completamente envuelto en una negra nube que desprendia rayos y centellas, el trono se mantenia innacesible. El angel decidio entonces aparatarse del circulo perfecto en el que giraba con sus hermanos, y se acerco a ver el bulto, que ya tenia la forma de una pequeña colina. Shamshiel lo observo por un rato y luego, materializando una hermosa mano y un brazo, ambos transucidos como una copa de cristal, toco la punta del cerro. El suave y esponjoso material etereo cedio casi a instante, y Shamshiel retiro la mano. Esperaba ver salir algun tipo de liquido, pero lo que vio salir lo horrorizo. Como si hubiese reventado un hormiguero, miles, tal vez cientos de miles de pequeños puntos negros comenzaron a salir de la pequeña abertura, que rapidamente comenzo a ensancharse, generando varias grietas que a su vez se resquebrajaban. Y de cada hueco, de cada hendidura, salian miles y miles mas de estas pequeños y asquerosos seres. Completamente asqueado, Shamshiel levanto vuelo ¿que eran, que eran esas criaturas? ¿langostas? ¿cucarachas? No, no lo eran. A Shamshiel se le hacian conocidas. El Querube se concentro entonces, buscando en su inteligencia divina. No tardo mucho en darse cuenta: esas criaturas que ahora se formaban en batallones innumerables, ¿no eran muy parecidas al Adan que el habia visto hace eones?
Shamshiel volo horrorizado a dar la voz de alarma. ¡Miguel debia formar los ejercitos, Rafael proteger el trono, no habia tiempo que perder! Pero... - y aqui Shamshiel se detuvo una vez mas, para mirar, ahora si con genuino espanto, a aquellas criaturas que ya desbordaban el firmamento. ¿acaso era posible? ¿era posible aquello?
Pero ya era demasiado tarde. Los otros seis cielos habian caido, presas todos de la misma incredulidad. Los rostros de los hombres, contraidos por un furor ciego, se abalanzaban ya sobre el trono de Dios.

1 comentario:

Jora dijo...

¡Que le den por culo a Yavesito y sus puritanos!