16 ene 2019

Arlequin Renacido

Nota: El siguiente relato fue hallado en un pergamino encontrado oculto debajo de uno de los bancos del mercado. Tercera copia de doce identicos encontrados en la zona. Creemos que el autor los escondio en la zona con la esperanza de dar con el infame autor de la fantasia que asevera que el despreciable reo Arlequin sigue vivo y libre.

Estimado Jean, he leido su historia. Me ha parecido muy interesante y, mas que interesante, instructiva. Me revelo ciertos hechos que yo, por mi profesion y las condiciones que la rodean, no habria podido saber de otro modo.
Antes que nada, querido Jean, dejeme aclarar algo con el resto de las posibles personas que puedan leer esto. No se su nombre. He decidido llamarlo Jean, ya que es el nombre mas comun por esta parte del mundo. Bien podria haberlo Llamado Luc o Claude, pero Jean me parece bien y, por lo demas, hay un motivo ulterior para esto. Asi que dejeme llamarlo Jean.
Lo importante, apreciado Jean, es que he leido su historia. No me pregunte como. Se muy bien en que tipo de volumenes se reproduce su Epistola, y creame cuando le digo que no hice ni hare ningun intento por averiguar su verdadera identidad. Por eso mismo le he impuesto una identidad ficticia, Jean. Aceptela de buen grado, simpatico Vagabundo, junto con el nombre.
Como ya le dije, me complacio mucho la lectura, ya que con ella pude enterarme de los pormenores del pasado del hermano Arlequin. Reprima la exclamacion, Jean. Arlequin, su querido villano, esta vivo. Por supuesto que aqui dentro lo conocemos por otro nombre, y si bien estabamos al tanto de que clase de hombre era cuando lo acogimos, no estabamos al tanto (con exactitud, quiero decir) de como habia terminado dentro de nuestro claustro.
Quizas como agradecimiento, puesto que usted compartio su secreto, quiero yo tambien revelarle algo. Un secreto, algo que usted desconoce. Y aunque la confirmacion de la existencia de Arlequin en el mundo de los vivos es un pago suficiente, voy de todos modos a contarle la historia completa. Si usted, Jean, por temperamento o educacion, no es un hombre que acepta regalos, entonces tome mi historia como un pago por la suya, pues para que ambos relatos compongan uno tienen que ser, de algun modo, moneda equivalente.
Hasta donde usted sabe, Arlequin desparecio por una calle lateral. Creo que algo dentro de el se torcio ese dia. Como usted bien sabe, este hombre habia cometido no solo todas las atrocidades posibles, todas conocidas por el pueblo, sino tambien una serie de atrocidades que, por suerte para todos, habian quedado y quedaran en la sombra. En efecto, aunque las conozco, no sere yo quien heche sombra sobre la figura de un hombre que ha renacido. Le alcanza con saber que, de estas atrocidades ocultas, eran las internas las mas graves y, de entre ellas, su raiz mas perversa era que Arlequin habia desarrollado un apetito por el mal en si mismo. No solo disfrutaba con acciones que eran consideradas malas por terceros, sino que disfrutaba principalmente de esa consideracion. Era, sin dudas, un ser malvado. El mal no es otra cosa que un horrible deseo del bien propio. Considerelo usted, Jean, ¿que era un violacion mas para un hombre asi? Apenas una anecdota, casi podriamos afirmar que era una rutina. Y sin embargo, de algun modo tan misterioso como misteriosos son los motivos que llevan, paso a paso, a la corrupcion de un hombre, hubo algo en los ojos de la muchacha o en el azul del cielo, algo en la comida de ese dia, cierta alineacion de los planetas, cierta pero incognoscible causalidad que esa tarde imprimieron una direccion distinta en el espiritu del hermano.
Habia huido, como tantas otras veces, por una callejuela oscura. Tenia cien tabernas, doscientas casas desiertas, mil cuevas en las que esconderse. En todos los rincones oscuros lo aguardaban aliados dispuestos a ocultar al gran capitan de los pecados de corto pero musculoso brazo de la justicia. Como usted bien sabe, los que odian la luz se reunen en la sombra.
Podria haber vivido huyendo, de callejon en callejon, de ratonera en ratonera, todos los años que le quedaban de vida. Lo cierto es que lo intentaba.
Asi llego, golpeando las puertas con la esperanza de encontrar alguna sin cerrojo, a la puerta de nuestro templo. Al notar que estaba abierta (siempre estan abiertas para los que llegan) la empujo y se adentro en el tempo. Desde ese momento y hasta este en el que usted lee mi carta, el hermano Hoax permanece con nosotros. Efectivamente, Jean, Hoax es el nombre por el cual nosotros conocemos ahora a su Arlequin. Se ha ganado este nombre tanto como el derecho de permanecer en la orden.
Comprendo, puedo preveer, casi que siento junto con usted, Jean, la duda que en este preciso momento debe asaltar su pecho. ¿Como se yo que usted leera alguna dia mi carta? Ciertamente, es posible que cuando yo me dirija a usted me este dirigiendo a un fantasma (pues bien puede haber muerto usted en los años que transcurrieron entre la huida y la carta) o a un ser inexistente, pues quizas toda su historia, Jean, no sea mas que la invencion de un diletante con dudosas habilidades narrativas. No crea que no lo he pensado. En todo caso, usted puede albergar sobre mi estas mismas dudas puesto que, asi como usted ponia de relevancia el hecho de que era imposible constatar su historia, dejeme decirle que tambien es imposible, salvo que yo brinde cierta informacion, constatar la mia.
Esa informacion es, Jean, la ubicacion y forma de nuestro templo. Hoax se encuentra en la celda contigua, entonando canticos rituales. Cualquiera podria, en cuestion de minutos, ingresar por la puerta tal como hizo el y constatar que todavia sigue vivo.
Por suerte para el, muy poca gente conoce la ubicacion de nuestro templo y, de entre ellos, no hallara a ninguno que, incluso bajo la mas horrible de las torturas, se brindase a darle la ubicacion; Y la razon de esto es que, vera usted, no la saben, asi como tampoco la se yo. Somos una orden bastante antigua, y somos seres antiguos todos y cada uno de nosotros. Hace tanto tiempo que estamos recluidos en el templo que practicamente hemos olvidado todo acerca del mundo exterior, incluyendo las ubicaciones y planos de la ciudad.
Por lo demas, ha pasado tanto tiempo desde que entramos aqui que la ciudad ya habra cambiado de forma radical, haciendo todo posible recuerdo un arcaismo inutil para los que viven en el tiempo presente, es decir en su tiempo, Jean.
Tanto usted, sagaz como es, pero tambien otros con menos luces podran deducir que, puesto que Arlequin desaparecio casi inmediatamente despues de ser visto doblando por una callejuela adyacente al callejon del mercado, entonces nuestro templo no puede estar muy lejos de esa zona porque, si asi fuese, sin dudas mas personas hubieran visto a Arlequin correr. Su cara no era muy conocida, es cierto, pero el buen exito de su relato, Jean, modifico por completo ese hecho. Lo modifico de una manera tan drastica, Jean, que mucho temo que usted haya sido ajusticiado por algun maleante en venganza por revelar el rostro del criminal insigne. Rezo a las deidades del cielo y del mar para que eso no ocurra ni haya ocurrido.
De cualquier manera, Jean, y concediendo que nuestro templo se localice en las cercanias del mercado, dejeme decirle que este templo no se ve en absoluto como los templos que usted o cualquier otro conoce. Mas que un puñado de porticos, estatuas o columnas, un templo es siempre un espacio sagrado. Revelarle mas cosas, Jean, seria traicionar el estricto secretismo que mi orden impone a todos los iniciados. Me alcanza con decirlo, sin que esto suponga peligro para usted o para mi, que la puerta de nuestro templo debe lucir ante sus ojos como cualquier otra puerta, sin ninguna distincion particular.
El templo esta aqui quizas desde siempre, desde el comienzo de los tiempos. No me lo creeria, querido Jean, si yo le dijiese la cantidad de lunas que he visto surcar el cielo. Nuestra orden cree a pies juntillas que este templo es el mismisimo jardin del Eden y que el lugar por el que Hoax entro aquel dia no es otra cosa que la puerta trasera de regreso al paraiso.
Con todo lo dicho, tiene que creer que soy un loco. Quizas sea mejor asi. Sea yo un loco o no lo sea, comprendera que todo intento por hallarme a mi o a Hoax sera totalmente inutil. Solo unos pocos pueden ver la puerta, y aun menos pueden cruzarlas sin ser consumidos por el fuego. Como lo logro aquel dia Hoax es un misterio que, aunque insondable, no es novedoso. Todos hemos llegado aqui por error, hemos entrado y luego no hemos vuelto a salir. La salida es para nosotros tan imposible como para ustedes la entrada.

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