Arzt, heile dich selbst
Lc 4:23
Οὐχ ἑαυτὸν θεραπεύειν, ἀλλὰ τοὺς ἄλλους.
Luciano de Samostata
El paciente habia sido terco como todos los pacientes. Habia rehusado el tratamiento durante mucho tiempo. Habia desoido sus concejos y habia intentado seguir con su vida como si nada pasara. Lo habia visto muchas veces: la negacion, el cerrar los ojos, el hacer de cuenta que ojos que no ven corazon que no siente; Pero al final el corazon termina sintiendo. El corazon, los pulmones, el bazo, el higado, o todo junto; El cuerpo pasa factura y despues ¿quien mas? el medico tenia que hacerse cargo y pagar los platos rotos. Los resultados estaban a la vista: Una larva morbidamente obesa se retorcia adentro de la herida.
Por un momento (solo por un momento) penso en dejarlo asi, gritando a todo pulmon, retorciendose de dolor entre los toscos nudos de tela con los que lo habian inmovilizado los simios de urgencias. Los camilleros y enfermeros eran todo un caso. Un caso de estudio, mas bien. Y el paciente, tambien. Ahora gritaba y gemia y pedia que por favor, pero todo eso no hubiese sido necesario hubiese hecho caso a tiempo. Hay que joderse para componerse, decia su padre. Y mucha razon tenia. Bien merecido lo tenia el sufrimiento. Todo esto como digo lo penso en un segundo; Pero luego recordo que habia hecho el juramento y se puso manos a la obra.
Lo primero era desinfectar la herida. Lo hizo lo mejor que pudo. Al principio penso que seria imposible, dado que la zona infectada abarcaba todo el interior de la boca. La horrenda larva se movia de forma frenetica de aqui para alla golpeando contra los dientes como una bola de pinball. Se admiro por la forma y el tamaño del insecto. Si fuera Etnomologo o al menos veterinario en vez de Medico, habria podido determinar la especie y familia a la que pertenecia semejante monstruo. Incluso podria haber repetido el nombre, sin dudas en latin, mentalmente mientras intentaba tocarlo lo menos posible. Como el paciente no paraba de dar alaridos y, mas importante, de sacudir la cabeza de un lado para el otro de forma violenta cada vez que intentaba pasar una inofensiva gasa con alcohol, tuvo que inmovilizar primero la zona del cuello. Por suerte lo habian traido a la camilla adecuada. Pero el paciente, terco como era, no se la iba a poner facil, ya que al no poder mover la cabeza, intento primero morderle los dedos y luego se obstino en cerrar ferreamente la mandibula. Peor que un pitbull que se cuelga del cuello de su presa. Intento hablar con el. Decirle que fuera racional o al menos, razonable. Que de todas formas tenia que desinfectar, que era su deber y que si no era por las buenas, iba a ser por las malas. Pero fue en vano. ¡hablar con un paciente! Mas suerte habria tenido hablando con la silla o la mesa, o con la maldita enciclopedia britannica. Estaba perdiendo la paciencia. Se sintio tentado a sedarlo. La mesita con las jeringas y los diferentes compuestos estaba a un paso de distancia. Todo seria mas facil si lo sedaba. Pero no podia. Los sintomas podian ocultarsele si los tapaba con Propofol o Fentanilo. Tenia que resistir la tentacion. Iria por otro camino.
Guardando silencio, se giro y dio unos pasos hacia una de las cajoneras. Busco unas cosas y las puso en una mesa mayo que es, para quien no sepa, esas pequeñas y brillantes mesas metalicas con rueditas que se utilizan para colocar el instrumental quirurgico. El lo sabia porque, claro, era Medico. Y no uno cualquiera. Luego de colocar los objetos en la mesa de mayo, los tapo con un paño, luego se giro y coloco la mesa frente al paciente. Espero en silencio los segundos suficientes para que entre grito y grito el paciente notara la mesa, luego notara que habia algo en ella, y luegos sus ojos quedaran fijos sobre el paño blanco que los cubria. Solo entonces (el efecto dependia en parte de lo teatral) retiro el paño. A medida que las pupilas del paciente se iban dilatando en la contemplacion fija de cada aparato, el los iba señalando y nombrandolos uno por uno:
- Mouthgag de Jennings
- Gag de Whitehead
- Dilatador oral de Heister
- Mandíbula distractora, aunque tambien se le dice Bite Block
Distraido o mas bien aterrado por la apariencia medieval - y lo cierto es que muchos se usaban en el renacimiento o bien sus diseños no eran tan distintos de los que se usaban - de la mesa, el paciente dejo caer por un segundo la mandibula, tiempo que a el le basto - no para nada era un profesional - para colocar un pequeño mouthgag mas pequeño que ya bien instalado en la parte inferior de la mandibula, obligaba al estupido paciente a pacer de una vez por todas con la boca abierta. Lo unico que se seguia moviendo era el gusano. Era molesto, si. Pero ya se estaba acostumbrando. Tambien se estaba acostumbrando a los gritos del paciente, que habian vuelto a comenzar ya como un inutil gesto de protesta.
- Bueno bueno, basta de caprichos. Vamos desinfectar esa herida de una vez por todas - dijo, e inmediatamente se sintio de buen humor. Tuvo ganas de oir musica. Bill Evans. Era un pianista sensacional, tan profesional y dedicado. Y tenia unas manos grandes y poderosas a la vez que delicadas. Manos precisas, que tocaban solo lo que querian tocar tocandolo de la manera exacta en que querian tocarlo, lo cual era mas dificil de lo que parece porque elegir es siempre rechazar, y rechazar siempre era dificil. El tuvo que rechazar ser musico para ser medico. Bill Evans tambien podria haber sido medico de haberlo querido. Era cuestion de querer ¿no? penso o quizas le dijo al paciente mientras le ahogaba los gritos en Acido Borico. Le hubiera gustado usar Clorhexidina o Providona Yodada, que eran menos agresivos, pero no podia arriesgarse con una infeccion tan rara. Mejor era curar en espanto y no andar arrepintiendose luego. No le gustaba realizar la misma tarea dos veces. Eficiencia antes que eficacia, ese era su lema. Asi que un buen chorro de acido borico, hasta formar una piletita en la cavidad, que la larva horrenda ardiera y se llenara de llagas. No le importaba en lo mas minimo. De todas formas se desharia de ella por el bien de la salud del paciente y ¿que tiene de malo decirlo? tambien para orgullo de su conciencia. Cuando uno hace las cosas bien hechas puede dormir tranquilo - penso - mientras absorbia los restos de desinfectante con un rollo de gasa.
- Ya esta, listo. ¿no fue tan terrible, verdad? Deberia agradecerme en vez de seguir gritando. - Los gritos del paciente ahora se entrecortaban con una tos sin duda exagerada. - Bueno, puede que le arda un poco. Pero eso es mejor que una necrosis por infeccion, ¿no? Ademas fijese que no tuve que romperle la articulacion temporomandibular para abrirle la boca. Es bastante doloroso, tuvo suerte. Otro medico habria llamado a los simios de urgencias y otro gallo hubiera cantado, pero a mi me gusta mas la astucia que la fuerza.
Dejo de hablar y retiro la mesa de mayo. Una vez desinfectado, habia que retirar el parasito. Penso que ojala sus bromas hubieran tranquilizado al paciente, porque remover semejante gusano o lo que fuera iba a ser bastante doloroso. Habia varias escalas para graduar el dolor. Particularmente le gustaba la escala EVA (Escala Visual Analógica), la cual iba de uno a diez. Sobre una linea de 10 centimetros - se dijo a si mismo mientras colocaba el bisturi y el resto de elementos de amputacion en la mesa - siendo el primer segmento de la izquierda "sin dolor" y el primer segmento de la derecha "dolor insoportable", extirpar el gusano estaria entre 7 y 8. Esperaba que no llegara a Diez. Ya habia tenido casos de pacientes que se le desmayaban en pleno procedimiento. Esto siempre le agregaba dificultades extras al proceso, al punto de que muchas veces habia que suspender y esperar a que el paciente estuviera nuevamente listo y dispuesto a intentarlo.
- No se me vaya a achicar ahora, que ya vamos por la mitad -. le dijo sonriente al paciente mientras se acercaba empujando la mesita. Cuando el paciente volvio a distinguir lo que habia en la mesita, volvio a callarse.
La escala de Wong-Baker, penso con diversion, se componia de caritas. 6 caritas expresando cada una una emocion. Primero intentaria extirparlo como si fuera una sanguijuela. Quizas lo era. Le costo tres o cuatro intentos atraparlo con la tenaza. Se solto una vez y una segunda, pero a la tercera lo atrapo entero y con fuerza desde el piso de la boca de donde salia. Entonces tiro. Nada. Resistencia solida. Volvio a tirar con mas fuerza. Algo de elasticidad pero aun resistencia ( y gritos, mas gritos, que mas bien eran arcadas, tenia que apresurarse si no queria terminar bañado en vomito ). Arrancar el mal de raiz, como decian los japoneses. Aku Zoku Zen rezo mentalmente al tiempo que daba un tiron con toda la fuerza y precision de la que era capaz (eficacia, eficacia ante todo, eficaz como una hormiga) por uno o dos segudos toda la fuerza del brazo se le tenso en el codo, la fuerza fue y vino y vibro en una tension que finalmente termino con un chasquido horrendo y seco y, cuando volvio a ver las tenazas, el gusano entero estaba atrapado en ellas. Se movio todavia un poco. Quizas alguna contraccion. Sin dudas era una especie de sanguijuela. Le hubiera gustado detenerse mas viendola morir en la bacina metalica donde la habia dejado, pero la herida que habia dejado en el paciente era cosa seria y tras darle espacio a que finalmente vomite, tuvo que apresurarse a aspirar todo el contenido antes de que el pobre paciente se asfixiase con su propia sangre y secreciones. Y luego tuvo que cauterizar la herida tambien muy rapidamente. Un paso tras otro, sin dejarse persuadir por los quejidos y espasmos, puro teatro de un sujeto que era quisquilloso como pocos. Se estaba deslomando por sacarlo a flote y le pagaba con llantos y espamentos. Penso en los soldados de la primera guerra mundial, que les aserraban una pierna con una sierra acero sin anestesia ni otras mariconadas y no solo lo soportaban estoicamente, sino que hasta hacian algun chiste para mejorar el ambiente y hasta pedian un cigarrillo para pasar el rato. Pacientes eran los de antes.
Para cuando termino de cerrar la herida y pudo volver a mirar al gusano en la bacinilla, este ya yacia como una baba violacea en descomposicion. Un asco. Se habia perdido la transicion. Ya seria de otra. La escala de Wong-Baker, penso nuevamente, ahora mas serio, se componia de caritas. 6 caritas expresando cada una una emocion. La primera era una carita sonriente y se llamaba "No Hurt". La cuarta, por ejemplo, que mostraba una expresion entre inerte e inquieta, una cara que ya sospechaba que algo terrible podia llegar, se llamaba "Hurts Little More"; Luego de esa venia "Hurts Even More", que ya sin dudas sufria un dolor considerable. Examinando la cara del paciente, decidio que en Wong-Baker el paciente era la mas sufriente de las caritas, la teneborsa y descompuesta Hurst Worst. Decidio que antes de terminar a a lo mejor si convenia sedarlo un poco. Aunque era severo, el tambien tenia empatia, tenia un corazon humano que latia y por lo tanto se compadecia de otros. Lleno media jeringa de Midazolam y se la administro. Media, no una entera. Tampoco habia que ser complaciente, que malcriar en demasia. Se lavo la cara y se cambio los guantes por otros limpios y desinfectados.
Mientras terminaba, noto que, si miraba de cerca, habia uno o mas bien dos problemas mas. Se le habian pasado antes, pero aqui podria actuar de forma menos drastica. La zona estaba limpia y bastaba con prevenir. Prevenir para no curar: otras de las maximas que le gustaban. Lo preventivo siempre antes que lo punitivo.
Tres horas y dieciocho minutos despues de que hubiera terminado el procedimiento, el paciente comenzo a moverse nuevamente. Sus quejidos se habian reducido a debiles murmullos. Era buena señal, señal de que el tratamiento habia surtido efecto. Esta claro que murmullos o quejidos expresan menos dolor, menos sufrimiento, que lo que expresa el grito pelado. Lo dejaria quejarse por otra hora y luego pasaria a ver que tal. Aprovecho para ir a tomarse un cafe a la esquina. El cafe de la esquina era uno de esos que abrian toda la noche, siendo sus clientes medicos, detectives, policias y otros profesionales incanzables como el.
Cuando volvio a hacer la ronda, lo encontro mucho mejor. Seguia gimiendo, pero habia recuperado algo de su energia, ya que se revolvia contra sus ataduras. Le dio lastima ver como tenia los tobillos y las muñecas. Los Cavernicolas de urgencia siempre exageraban, se ensañaban de forma maliciosa. Ya habia pasado lo peor, podia desatarlo y dejarlo andar un poco.
- Ya esta recuperandose, asi que vaya e intente tomar un poco de aire. Seguro que le sienta bien - le dijo, dandole unas palmaditas reconciladoras en el hombro. Despues de todo, sin rencores. No se tomaba a pecho los insultos o desaires que los pacientes con frecuencia le hacian. Era un poco la naturaleza humana operando. Primero le solto un tobillo y luego el otro. Sin rencores. Quien bien te quiere te hara llorar. Luego una muñeca. No hay mal que por bien no venga. Luego la otra. Agua pasada no mueve molino.
- Ahora levantese -. le dijo. Bueno, ahora o cuando quiera, penso. El tiempo todo lo cura. O casi todo. Para las cosas que no cura el tiempo estaba el. Mientras el paciente se ponia torpemente de pie, apoyandose en demasia en la cama, se alegro de haber elegido esa profesion por encima de cualquier otra. Una profesion maravillosa que cambiaba las cosas. Donde uno daba, si, todo de si, tal vez demasiado, pero tambien recibia mucho. Momentos como este, por ejemplo, en donde no podia mas que sonreir de oreja a oreja. Casi deseo que el paciente, que no podia ver nada mientras recorria la habitacion pegado a las paredes como una cucaracha, pudiera verlo. Era una lastima que hubiera tenido que coser (por prevencion, siempre por prevencion) las otras dos heridas pequeñas que habia encontrado arriba de la nariz. No pudo evitar que se le escapase la risa cuando vio que el paciente se llevaba las manos a la cara y se la recorria como alguien que buscara unas llaves en la oscuridad.
- ¿que busca, se le perdio algo? -. le dijo en tono de chiste. Habia que tomarse las cosas con buen humor. Lo habia visto en muchos pacientes. Lo demas era tiempo y cuestion de acostumbrarse. El ser humano es un animal maravilloso que se acostumbra a todo. El animal acomodaticio ¿eso era suyo o de quien? No le importaba ahora, mientras veia casi con orgullo paternal como su paciente por fin lograba dar con el marco de la puerta y, gimiendo a todo pulmon, quien sabe si de jubilo o de otra cosa, salia reptando de la habitacion.
A enemigo que huye, puente de plata, se dijo sonriente mientras veia al paciente, ahora ex paciente, ahora dado de alta, ya completamente recuperado y con tan solo una o dos secuelas, alejarse por el pasillo, llevandose puestas las cosas, cayendose y levantandose, arañandose freneticamente la cara, clavando las uñas donde debian estar cosas que ya no estaban, gimiendo siempre sin parar por la linea bien cosida que cerraba la herida.
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