Mientas Maria barria cansinamente Don Ernestro leia las noticias sentado en su poltrona. Antes de hablar, bajo los pies de la tarima que usaba para estirar las piernas.
- Maria ¿se considera usted buena?- le pregunto. Ella, siempre pragmatica, se detuvo para pensar antes de contestar. Era una costumbre que tenia desde chica, desde que iba al colegio: Pensar antes de hablar. Siempre pensaba antes de laevantar la mano para dar una respuesta, cuando el profesor le hacia, como ahora le hacia Don Ernesto, una pregunta. Llevaba tantos años acostumbrada a esta mecanica que su pausa para responder fue leve, tan leve que el movimiento de detenerse en su barrer se asemejo a una pausa ritmica en un vals, en esa especie de vals que realizaba con la escoba por la sala.- ¿Buena para que? -Quizo Saber ella. En efecto ¿buena para que? Maria, en su sabiduria o en su simnpleza, adoptaba sin saberlo una posicion utiliarista. Su tono era el mismo que Pilatos uso para responderle a jesus cuando afirmo ser la verdad.
¿Buena en que? ¿buena barriendo? ¿ buena cocinando? ¿buena jugando a las cartas? ¿buena eligiendo ropa? ¿buena en las matematicas? ¿buena con sus hijos? ¿con su marido? ¿buena en la cama? ¿buena alumna? ¿buena maestra?
¿BUENA PARA QUE?, estuvo a punto de repetir - pero no lo hizo, sino que continuo moviendo displicentemente la escoba.
Don Ernesto volvio a subir los pies a la tarima antes de responder.
- No buena para algo, sino buena. Simplemente buena.
- ¿Usted dice buena persona? Mire que preguntar esas cosas. Claro que soy buena persona, le dijo un poco ofendida. Mire que preguntar esas cosas, se repitio para si misma.
Don Ernesto penso que las acciones sin un sentido superior, sin un fin que las unificara y embelleciera no lo llevaba a uno a ningun lado, y asi se lo hizo saber a Maria con una frase que indicaba esto mismo.
- Si? Yo pienso que es precisamente el sentido sin practica lo que justamente no sirve para nada. Vease usted, sentado ahi, quizas con mucho sentido, pero sin moverse, salvo claro para subir y bajar los pies de la tarima. Yo, en cambio, quiizas sin un sentido demasiado complicado, me muevo constantemente. Eso que llama despectivamentge usted llama utilidad yo lo veo como un sentido que esta al alcance de la mano, al alcance de cualquiera. Adonque quiera que una vaya llega caminando. Solo pensando... bueno, ahi esta usted.
- Maria, sin dudas es usted filosofa. Don Ernesto eligio no reprimir la primera sonrisa honesta de aquel dia.
- ¿Filosofa? Eso no se ni lo que es. En todo caso, eso lo sera usted - le dijo con el tono de quien devuelve un insulto, medio en broma , medio en serio. Y con orgullo agrego, barriendo un poco mas fuerte - Yo soy empleada domestica.
- Si usted supiera, Maria - Ernesto empleaba ahora el tono paternal profesoral, una mezcla de afecto por su alumna y de orgullo del maestro - que los filosofos, los verdaderos filosofos, digo, tampoco sabian que diantres era la filosofia. La practicaban sin saberlo, casi como los cavernicolas practicaban el sexo
o nuestros hijos hoy juegan sus juegos sin tomar mucha conciencia de la diferencia entre juego y realidad. Jamas se les hubiera ocurrido llamarse a si mismo filosofos o separarse del resto de los hombres. Pero bueno, no me ponga esa cara. Lo importante es que si usted no sabe que es la filosofia pero aun asi tiene tan buenas respuestas para la cuestion, entonces esta usted al nivel de una Diotima.
Don Ernesto dijo esto ultimo con la intencion de enojar un poquito mas a Maria. Viudo como estaba desde hacia casi una decada, sus rencillas con Maria eran de alguna forma el reemplazo de las aquellas otras que tenia en su epoca de casado. Pero Maria no contestaba, sino que seguia barriendo en silencio.
- Diotima es la mujer de Socrates - Mintio el. Sabia que la mencion de un marido era un anzuelo poderoso. Don Ernesto uso tiempo presente, apostando a que Maria no supiera absolutamente nada del Pensador Ateniense.
- Y yo soy la mujer de Hernandez - respondio sin dejar de mover la escoba y mientras pasaba a la habitacion de al lado. A Don Ernesto la respuesta lo desilusiono un poco. Era una respuesta cerrada, que sonaba mas bien al clic que hacen los cerrojos cuando se les da la ultima vuelta de llave.
Era una respuesta dificil. Decidio entonces volver al principio.
- Al final no me dijo si es buena, Maria.
- Claro que soy buena persona, me lo dice mucha gente - dijo ella.
- Yo no le dije buena pesona, yo le dije buena.
- Las cosas o las personas son buenas o malas para algo, no buenas o malas - le respondio ella, con el tono que usaria para cortarle el rollo a un nene mitomano.
- Para saber si uno es bueno, primero tiene que saber lo que es el bien - Don Ernesto estaba listo para soltar una de sus inacabables peroratas filosoficas - Lo bueno es lo que nos hace felices, ¿no? Asi que podriamos decir que uno es bueno si busca ser feliz.
- Mas bien querra decir que uno es bueno si es feliz - le corrigio ella, acentuando fuertemente el "es" mientras daba un escobazo particularmente fuerte.
- No, no quise decir eso, sino que quise decir que busca serlo. Vealo de esta forma: La felicidad es un estado. Eso es algo que hay que comprender, que hay que aceptar. Yo lo comprendi de muy joven, intelectualmente hablando. Pero comprender algo es internalizarlo, hacerlo parte de uno mismo, vivirlo, y entonces le dire que es algo que comprendi hace muy poco, que me llevo comprender casi 40 años; Y viendola a usted tan trabajadora, tan aplicada, queria pagarle ademas de con su sueldo, con esta verdad tan interesante.
- Si quiere pagarme mas, pagueme mas - Le espeto ella socarronamente.
- Muy bien, Maria, muy bien. Veo que no ceja en su pragmatismo. Podria aumentarle el sueldo, pero eso no la haria necesariamente mas feliz.
- Sin duda que me haria mas feliz.
- Lo dudo. ¿como va a ser mas feliz, si no sabe lo que es la felicidad? - continuaba la perorata - Para ser bueno hay que buscar la felicidad, y para buscar la felicidad, precisamente no hay que ser feliz, porque nadie va a buscar aquello que ya tiene. Por ejemplo, yo no le buscaria charla si tuviera todavia a mi difunta Maria, ¿o acaso se cree que usted, la otra maria, esta aqui por una mera coincidencia? Hay un sentido incluso detras de las coincidencias. Si uno busca la felicidad, es porque esta triste. Entonces uno entiende que la tristeza, la felicidad y todas las otras formas en las que uno se siente a lo largo de la vida son sencillamente estados, formas pasajeras del alma y del cuerpo, y que precisamente la principal causa del mal, que es el contrario del bien, para que lo sepa, es precisamente no aceptar esto ultimo: que la felicidad es pasajera.
- En resumen, que ser bueno es ser un infeliz - se burlo ella.
- Bueno, si y no. Yo le diria que un infeliz asegurado es precisamente aquel que busca ser feliz de una manera constante e ininiterrumpida.
- ¿Pero no es lo que todos buscamos? ¿no es lo que usted busca con esta charla, ser feliz?
- Feliz, si. Pero por el momento, Maria, por el momento. Yo quiero ser feliz ahora precisamente porque se que ahora, en unos minutos, cuando usted guarde sus cosas, se ponga su abrigo y se vaya a su casa, con su marido y sus hijos, y yo me quede aqui con mis libros y nada mas, estare triste.
Si yo quisiera realmentre ser feliz permanentemente, si quisiera poseer la felicidad como quien posee dolares en la cuenta bancaria, entonces... entonces ahora mismo estaria amargado y no contento como estoy. Amargado por pensar en el futuro, ¿me entiende? Asi que, dado que las cosas son como son, ¿para que amargarse? No hace falta que me conteste, solo asienta con la cabeza o mas bien hare de cuenta que asiente, eso me permite a mi seguir hablando y pretendiendo que usted me escucha, y a usted le permite seguir tranquila con sus cosas, siguiendome el juego pero sin tener que seguirme el hilo, ¿entiende? es ganar ganar. No deje de barrer ni abra asi los ojos, Maria, que no puedo verla pero puedo imaginarla poniendo cara de situacion.
Pienselo. Es imposible. Se lo aseguro. Para empezar, mientras mas cosas tiene uno en la boveda de la felicidad, mas se preocupa. El rico nunca puede dormir tranquilo. Por eso, veami a mi lo bien que duermo. Mi jubilacion se va casi al instante, y precisamente por eso es que no tengo preocupaciones.
Para no tener preocupaciones hay que aceptar que la felicidad, al igual que la plata, Maria querida, va y viene. Y hay que aprender a vivir con esto: no se puede y por lo tanto no se debe querer ser feliz todo el tiempo. A veces uno esta contento, otras triste, otras enojado, otras amargado, y otras uno simplemente es una ensalada, una mixtura que no tiene ni idea. La felicidad sin mezclas, no adulterada, en estado puro, por asi decirlo, dura solo un instante. Es una Rara Avis. Usted sabe, es como el rayo de sol que entra por la ventana, como una bonita cancion que dura lo justo, como lo que dura la sensacion del primer bocado de algo que esta buenisimo, como la belleza que nos regala un perfil hasta que se mueve
y se rompe la ilusion optica. O a lo mejor dura dias, no lo se, la alegria de Racing Campeon, unas vacaciones en la playa, esa semana que el hijo o el amigo viene de visitas. Para los mas afortunados puede durar unas semanas, una temporada, pero no mas. Luego se corta la racha. Puede ser por cualquier cosa: desde una gripe a un cancer pancreatico, un disgusto con el vecino, un caño de agua que se rompe y le inunda a uno la casa, un libro que no podemos encontrar, un dinero con el que no contamos. Quien sabe.
Nada hay mas fragil que la propia felicidad. ¿sabe algo curioso Maria? muchas veces la felcidad se sabotea a si misma. La paranoia del campeon. De tanto ser feliz uno se hace conciente de que lo es, y entonces busca, como ya le dije, asegurarse ese estado. Uno esta, digamos, en un noviazgo perfecto e idilico y entonces ¡zas!, le pide casamiento. Ya esta, lo ha arruinado todo. ¿que necesidad habia de agregarle algo? Equipo que gana no se toca, Maria. Equipo que gana no se toca. Uno se casa y lo arruina todo. Por querer asegurar la partida la termina perdiendo. La felicidad no es segura. Se lo repito: Es una rara avis. Querer asegurarla la destruye.
Por eso la felicidad verdadera es mas bien buscar la felicidad, una disposicion constante de buscarla, sabiendo que habra momentos de coincidencia, Maria, momentos de coincidencia como este que tenemos ahora usted y yo y que esta condenado a terminar, al menos para mi; ¿O acaso no la escucho ya dejar la escoba? ¿o acaso ahora mismo no se esta sacando los guantes, no se esta desabrochando del delantal? Si, la oigo claramente. Siempre tuve buen oido. Y aun asi continúo hablandole ¿sabe por que? precisamente porque no me escucha,precisamente porque sigo buscando. Seguro ahora esta en el baño lavandose las manos, atandose el pelo o buscando algo en su cartera. ¿mandando un mensaje avisando que ya sale? ¿preguntando si compra algo en el super de camino a casa? No hace falta que me conteste, siga, siga con sus cosas. Mientras se pone ese abrigo tan lindo que tiene y que tan bien le queda, dejeme por favor redondear la idea.
Usted es buena si busca ser feliz, y busca ser feliz si busca momentos como este, y sobre todo, y esto es lo importante, si en su busqueda acepta no solo lo que desea encontrar sino tambien todo lo demas. Porque buscar es cosa de no encontrar setenta veces siete y de encontrar una vez cada tanto, cada muerte de obispo, por decirlo asi. Casi toda la busqueda se compone de un constente no encontrar, de una prolongada ausencia. Para llegar a ser feliz hay que estar dispuesto a atravesar dias y dias, meses, de no encontrarla. Un poco como el artista que para llegar a la Gioconda o al David se pasa años enteros realizando mamarrachos destinados al olvido... pero... ¡bueno, veo que se va!. ¿la veo la proxima semana? Hasta la proxima, Maria, saludos a su familia.
- Hasta la semana que viene, Don Ernesto - dijo ella devolviendole el saludo. Luiego abrio la puerta y salio.
¿Buena en que? ¿buena barriendo? ¿ buena cocinando? ¿buena jugando a las cartas? ¿buena eligiendo ropa? ¿buena en las matematicas? ¿buena con sus hijos? ¿con su marido? ¿buena en la cama? ¿buena alumna? ¿buena maestra?
¿BUENA PARA QUE?, estuvo a punto de repetir - pero no lo hizo, sino que continuo moviendo displicentemente la escoba.
Don Ernesto volvio a subir los pies a la tarima antes de responder.
- No buena para algo, sino buena. Simplemente buena.
- ¿Usted dice buena persona? Mire que preguntar esas cosas. Claro que soy buena persona, le dijo un poco ofendida. Mire que preguntar esas cosas, se repitio para si misma.
Don Ernesto penso que las acciones sin un sentido superior, sin un fin que las unificara y embelleciera no lo llevaba a uno a ningun lado, y asi se lo hizo saber a Maria con una frase que indicaba esto mismo.
- Si? Yo pienso que es precisamente el sentido sin practica lo que justamente no sirve para nada. Vease usted, sentado ahi, quizas con mucho sentido, pero sin moverse, salvo claro para subir y bajar los pies de la tarima. Yo, en cambio, quiizas sin un sentido demasiado complicado, me muevo constantemente. Eso que llama despectivamentge usted llama utilidad yo lo veo como un sentido que esta al alcance de la mano, al alcance de cualquiera. Adonque quiera que una vaya llega caminando. Solo pensando... bueno, ahi esta usted.
- Maria, sin dudas es usted filosofa. Don Ernesto eligio no reprimir la primera sonrisa honesta de aquel dia.
- ¿Filosofa? Eso no se ni lo que es. En todo caso, eso lo sera usted - le dijo con el tono de quien devuelve un insulto, medio en broma , medio en serio. Y con orgullo agrego, barriendo un poco mas fuerte - Yo soy empleada domestica.
- Si usted supiera, Maria - Ernesto empleaba ahora el tono paternal profesoral, una mezcla de afecto por su alumna y de orgullo del maestro - que los filosofos, los verdaderos filosofos, digo, tampoco sabian que diantres era la filosofia. La practicaban sin saberlo, casi como los cavernicolas practicaban el sexo
o nuestros hijos hoy juegan sus juegos sin tomar mucha conciencia de la diferencia entre juego y realidad. Jamas se les hubiera ocurrido llamarse a si mismo filosofos o separarse del resto de los hombres. Pero bueno, no me ponga esa cara. Lo importante es que si usted no sabe que es la filosofia pero aun asi tiene tan buenas respuestas para la cuestion, entonces esta usted al nivel de una Diotima.
Don Ernesto dijo esto ultimo con la intencion de enojar un poquito mas a Maria. Viudo como estaba desde hacia casi una decada, sus rencillas con Maria eran de alguna forma el reemplazo de las aquellas otras que tenia en su epoca de casado. Pero Maria no contestaba, sino que seguia barriendo en silencio.
- Diotima es la mujer de Socrates - Mintio el. Sabia que la mencion de un marido era un anzuelo poderoso. Don Ernesto uso tiempo presente, apostando a que Maria no supiera absolutamente nada del Pensador Ateniense.
- Y yo soy la mujer de Hernandez - respondio sin dejar de mover la escoba y mientras pasaba a la habitacion de al lado. A Don Ernesto la respuesta lo desilusiono un poco. Era una respuesta cerrada, que sonaba mas bien al clic que hacen los cerrojos cuando se les da la ultima vuelta de llave.
Era una respuesta dificil. Decidio entonces volver al principio.
- Al final no me dijo si es buena, Maria.
- Claro que soy buena persona, me lo dice mucha gente - dijo ella.
- Yo no le dije buena pesona, yo le dije buena.
- Las cosas o las personas son buenas o malas para algo, no buenas o malas - le respondio ella, con el tono que usaria para cortarle el rollo a un nene mitomano.
- Para saber si uno es bueno, primero tiene que saber lo que es el bien - Don Ernesto estaba listo para soltar una de sus inacabables peroratas filosoficas - Lo bueno es lo que nos hace felices, ¿no? Asi que podriamos decir que uno es bueno si busca ser feliz.
- Mas bien querra decir que uno es bueno si es feliz - le corrigio ella, acentuando fuertemente el "es" mientras daba un escobazo particularmente fuerte.
- No, no quise decir eso, sino que quise decir que busca serlo. Vealo de esta forma: La felicidad es un estado. Eso es algo que hay que comprender, que hay que aceptar. Yo lo comprendi de muy joven, intelectualmente hablando. Pero comprender algo es internalizarlo, hacerlo parte de uno mismo, vivirlo, y entonces le dire que es algo que comprendi hace muy poco, que me llevo comprender casi 40 años; Y viendola a usted tan trabajadora, tan aplicada, queria pagarle ademas de con su sueldo, con esta verdad tan interesante.
- Si quiere pagarme mas, pagueme mas - Le espeto ella socarronamente.
- Muy bien, Maria, muy bien. Veo que no ceja en su pragmatismo. Podria aumentarle el sueldo, pero eso no la haria necesariamente mas feliz.
- Sin duda que me haria mas feliz.
- Lo dudo. ¿como va a ser mas feliz, si no sabe lo que es la felicidad? - continuaba la perorata - Para ser bueno hay que buscar la felicidad, y para buscar la felicidad, precisamente no hay que ser feliz, porque nadie va a buscar aquello que ya tiene. Por ejemplo, yo no le buscaria charla si tuviera todavia a mi difunta Maria, ¿o acaso se cree que usted, la otra maria, esta aqui por una mera coincidencia? Hay un sentido incluso detras de las coincidencias. Si uno busca la felicidad, es porque esta triste. Entonces uno entiende que la tristeza, la felicidad y todas las otras formas en las que uno se siente a lo largo de la vida son sencillamente estados, formas pasajeras del alma y del cuerpo, y que precisamente la principal causa del mal, que es el contrario del bien, para que lo sepa, es precisamente no aceptar esto ultimo: que la felicidad es pasajera.
- En resumen, que ser bueno es ser un infeliz - se burlo ella.
- Bueno, si y no. Yo le diria que un infeliz asegurado es precisamente aquel que busca ser feliz de una manera constante e ininiterrumpida.
- ¿Pero no es lo que todos buscamos? ¿no es lo que usted busca con esta charla, ser feliz?
- Feliz, si. Pero por el momento, Maria, por el momento. Yo quiero ser feliz ahora precisamente porque se que ahora, en unos minutos, cuando usted guarde sus cosas, se ponga su abrigo y se vaya a su casa, con su marido y sus hijos, y yo me quede aqui con mis libros y nada mas, estare triste.
Si yo quisiera realmentre ser feliz permanentemente, si quisiera poseer la felicidad como quien posee dolares en la cuenta bancaria, entonces... entonces ahora mismo estaria amargado y no contento como estoy. Amargado por pensar en el futuro, ¿me entiende? Asi que, dado que las cosas son como son, ¿para que amargarse? No hace falta que me conteste, solo asienta con la cabeza o mas bien hare de cuenta que asiente, eso me permite a mi seguir hablando y pretendiendo que usted me escucha, y a usted le permite seguir tranquila con sus cosas, siguiendome el juego pero sin tener que seguirme el hilo, ¿entiende? es ganar ganar. No deje de barrer ni abra asi los ojos, Maria, que no puedo verla pero puedo imaginarla poniendo cara de situacion.
Pienselo. Es imposible. Se lo aseguro. Para empezar, mientras mas cosas tiene uno en la boveda de la felicidad, mas se preocupa. El rico nunca puede dormir tranquilo. Por eso, veami a mi lo bien que duermo. Mi jubilacion se va casi al instante, y precisamente por eso es que no tengo preocupaciones.
Para no tener preocupaciones hay que aceptar que la felicidad, al igual que la plata, Maria querida, va y viene. Y hay que aprender a vivir con esto: no se puede y por lo tanto no se debe querer ser feliz todo el tiempo. A veces uno esta contento, otras triste, otras enojado, otras amargado, y otras uno simplemente es una ensalada, una mixtura que no tiene ni idea. La felicidad sin mezclas, no adulterada, en estado puro, por asi decirlo, dura solo un instante. Es una Rara Avis. Usted sabe, es como el rayo de sol que entra por la ventana, como una bonita cancion que dura lo justo, como lo que dura la sensacion del primer bocado de algo que esta buenisimo, como la belleza que nos regala un perfil hasta que se mueve
y se rompe la ilusion optica. O a lo mejor dura dias, no lo se, la alegria de Racing Campeon, unas vacaciones en la playa, esa semana que el hijo o el amigo viene de visitas. Para los mas afortunados puede durar unas semanas, una temporada, pero no mas. Luego se corta la racha. Puede ser por cualquier cosa: desde una gripe a un cancer pancreatico, un disgusto con el vecino, un caño de agua que se rompe y le inunda a uno la casa, un libro que no podemos encontrar, un dinero con el que no contamos. Quien sabe.
Nada hay mas fragil que la propia felicidad. ¿sabe algo curioso Maria? muchas veces la felcidad se sabotea a si misma. La paranoia del campeon. De tanto ser feliz uno se hace conciente de que lo es, y entonces busca, como ya le dije, asegurarse ese estado. Uno esta, digamos, en un noviazgo perfecto e idilico y entonces ¡zas!, le pide casamiento. Ya esta, lo ha arruinado todo. ¿que necesidad habia de agregarle algo? Equipo que gana no se toca, Maria. Equipo que gana no se toca. Uno se casa y lo arruina todo. Por querer asegurar la partida la termina perdiendo. La felicidad no es segura. Se lo repito: Es una rara avis. Querer asegurarla la destruye.
Por eso la felicidad verdadera es mas bien buscar la felicidad, una disposicion constante de buscarla, sabiendo que habra momentos de coincidencia, Maria, momentos de coincidencia como este que tenemos ahora usted y yo y que esta condenado a terminar, al menos para mi; ¿O acaso no la escucho ya dejar la escoba? ¿o acaso ahora mismo no se esta sacando los guantes, no se esta desabrochando del delantal? Si, la oigo claramente. Siempre tuve buen oido. Y aun asi continúo hablandole ¿sabe por que? precisamente porque no me escucha,precisamente porque sigo buscando. Seguro ahora esta en el baño lavandose las manos, atandose el pelo o buscando algo en su cartera. ¿mandando un mensaje avisando que ya sale? ¿preguntando si compra algo en el super de camino a casa? No hace falta que me conteste, siga, siga con sus cosas. Mientras se pone ese abrigo tan lindo que tiene y que tan bien le queda, dejeme por favor redondear la idea.
Usted es buena si busca ser feliz, y busca ser feliz si busca momentos como este, y sobre todo, y esto es lo importante, si en su busqueda acepta no solo lo que desea encontrar sino tambien todo lo demas. Porque buscar es cosa de no encontrar setenta veces siete y de encontrar una vez cada tanto, cada muerte de obispo, por decirlo asi. Casi toda la busqueda se compone de un constente no encontrar, de una prolongada ausencia. Para llegar a ser feliz hay que estar dispuesto a atravesar dias y dias, meses, de no encontrarla. Un poco como el artista que para llegar a la Gioconda o al David se pasa años enteros realizando mamarrachos destinados al olvido... pero... ¡bueno, veo que se va!. ¿la veo la proxima semana? Hasta la proxima, Maria, saludos a su familia.
- Hasta la semana que viene, Don Ernesto - dijo ella devolviendole el saludo. Luiego abrio la puerta y salio.
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