28 mar 2013

La Plaza de Noche

La noche no era muy buena, eso era obvio. Era siempre caminar una calle oscura, de una esquina a la otra, y esperar, y luego a otra. Un vagabundear con un rumbo inteligente, esperando, evitando siempre las avenidas a las horas mas concurridas. Todo eso era siempre hasta que todo se aquietaba un poco, y los autos comenzaban a desintegrarse un poco, progresivamente, hora a hora, a descomprimir un poco material y espiritualmente las avenidas rivadavia, Puerreydon, Jujuy, Corrientes, ect.
Luego era siempre la plaza, alguna esquina de la plaza. Era charlar con Naomi o con Allendra (nunca supo ni se le ocurrio preguntarles si esos eran realmente sus nombres. Despues de todo, ¿que cambiaria eso?), comentar el clima o algunas de las noticias del dia. No podian darse temas de conversacion, sencillamente no los habia en ese silencio que algunas veces era el frio horrible (y entonces eran los ridiculos y aparatosos tapados de piel, apestados a olor a cigarrillos rubios) y otras el sofocante pero mas benevolo calor.
Belen procuraba dejar siempre las piernas al descubierto. En Invierno, guardaba unas medias de red rotas en la pantorrilla para los dias mas helados, que por suerte en Buenos Aires cada vez son menos; Y el resto de los dias, dejaba lucir sus dos palmeras al aire, bajo una sencilla minifalda.
Naomi era a todas luces la mas desconfiada. Desde su metro noventa y sus ojos duros y ajenos, custodiaba toda la plaza (de todos modos desierta, pues no podemos contar a los habitues de siempre, borrachos, adictos, vagabundos, ni como clientes ni como amenazas) cruzada de brazos, como una torre oscura y ridiculamente vestida (un vestido verde de dos piezas, ridiculamente de los 80 y ligeramente corto para el peso y la extension de las caderas y los senos, lo cual la hacia parecer algo asi como una pantera en un traje de arlequin), lo cual no impedia ser la que mayor clientela tenia. Belen creia que era por la altura, "la altura tiene algo que atrae", habia dicho la rusa una de las pocas veces que habian caminado juntas. Claro, la rusa tenia mucho mas que altura: Tenia piernas hermosas, ropa que le quedaba estupendo, ojos verde oscuros y una tarifa respetablemente ajustada a los precios y necesidades. Ella hacia la calle casi por deporte, pues con lo que hacia en las casas deberia de alcanzarle y hasta de Sobrarle. Rusa hija de puta (pensaba Belen, dolida), Rusa, que hija de puta que fuistes, dios le da pan al que no tiene dientes. Mira que ser una puta con tantas condiciones y terminar asi, ni siquiera en el Pirovano, y todo por una mierda de adiccion.
Esa noche no era para nada buena. Hacia calor, si, pero precisamente por ello, nadie rondaba la plaza. Naomi se habia llevado dos tipos para el lado del Hotel Mirador (un bulo asqueroso sobre la calle Catamarca, con pesima iluminacion pero buenas tarifas y buenas camas, que es lo esencial para el caso). El grupo de las marroquies estaba con varias ausencias, Yanaba debia estar en la esquina de Puerreydon y Lavalle, y Kamira charlaba parcamente con Allendra mientras encendia un cigarrillo y le sonreia provocativamente a un grupo de adolescentes que era obvio acababan de salir de algunos de los infectos boliches del lugar. Belen, que pese a ser practicamente de la misma edad que cualquiera de ellos, se hallaba espiritualmente a años de distancia (gracias a esa terrorifica madurez que nos dan las vivencias y situaciones extremas), los miro casi con lastima, y pese a esto, tuvo el buen cuidado de darse vuelta y mostrarles su todavia joven y bien formado culo.
Habia sido efectivo, ya dos de esos seres se acercaban lastimosamente, queriendo demostrar una fanfarria que ridiculamente se llevaba con la curda que llevaban encima. Se detuvieron a los pocos pasos, e increparon jocosamente a los dos restantes para que abordasen a "las negras de atras" (es decir a Allendra y  Kamira, que simulando distraccion observaban a esos pobres monitos con aires de sementales que no obstante necesitaban gastar sus ultimos pesuchos de pobres en ellas, a falta de cualquier otra cosa).
Belen se lleva las manos a los bolsillos y se dispone a dejarse hablar y conversar (y tambien acariciar y llevar un poco, todo se trataba de conseguir al menos un par de pesos esa noche, con tan poca gente y ese calor de puta madre). Que si, doscientos pesos por los dos, una hora, si, hora y media si querian (mas bien si podian, penso Belen, si podian. Si pudiesen sacarse solos los calzoncillos seria ya un triunfo), por turnos. Que no, que los dos juntos era si o si cien cada uno y media hora cada uno. Que si, que con eso no habia problema. No. Y bueno. Si no tenian un lugar habia que arreglar una habitacion. Y si, claro que ella sabia y obvio que les harian precio y la iban a pasar barbaro (Belen ya casi no se sentia triste en esas mentiras casi innecesarias, claro que la iban a pasar barbaro, sobre todo ellos, si podian sacarse los pantalones y luego conseguian que se les parase con el pedo horrendo que llevaban encima, y claro, si podian recordar algo, pero sobre todo si tenian plata, plata para pagar el hotel, para pagarla a ella, para pagar, en fin). Que gracias, que esperaran un rato (Y que necesidad de esos halagos con olor a fernet y a vino barato, modulados de esa manera casi gutural, desarticulada, con esos ojos desviados, desenfocados, horrendos. Si, horrendos, horrendos como esa noche, como ese frio, como la ruta y como el campo. Pero no tan horribles como el hambre, como nuevamente el campo, el pueblo y el hambre atroz. Era preferible cualquier cosa, Buenos Aires, Retiro, Constitucion, las pastillas y plaza once. Todo antes que el hambre).
Mala suerte, Allendra, esta noche seran solo cigarrillos e insultos en marroqui para vos. Pobrecito el enanito de la gorra, se ve que no tenia un peso pobre. Kamira, ojos marrones y ese buen par de tetas casi al aire, habian podido mas. Indecifrable esa marroqui, pero seguro que 70, que 60 pesos por los dos, y ahi van para el hotel, el agujero mas barato y al mejor postor.
Belen los vio alejarse a los tres, mientras constestaba casi mecanicamente. Uno de la cintura, pobrecito, casi que se caia solo, la nefasta fuerza de gravedad, enemiga natural de las piedras y los ebrios. El otro intentando besarla en el cuello, una torpeza viviente de brazos y piernas, como una avalancha o derrumbe, finalmente asido por la cazadora marroqui de buenas tetas casi al aire. Pobrecitos, pobrecitos los dos, porque Kamira sin dudas la mejor ladrona de toda la plaza. Buena noche iba a tener la negra. Sin duda podia arreglarsela con dos esperpentos asi. Cosa de trabajar a uno rapido, seguramente subirse arriba, 60 kilos de materia marroqui contra los despojos de un pobre adolescente explotado y en las ultimas. Un poco de ridicula actuacion, de compacencia, y despues el otro, tambien arriba o abajo, pantera, seguramente tomar (que ellos) una o varias copas, algunos favores, y entonces ya en unos pocos segundos, billeteras desvalijadas, celulares, el arreglo con sergio o con la tati en recepcion, y en dos horas como mucho Kamira en la plaza de nuevo fumando un cigarrillo.
¿y ella, por que ella no? Sus compradores y casi orgullosos propietarios (no tanto orgullosos de ella tanto como deseosos de esas piernas y esa juventud que Allendra-nombrefalso miraba alejarse envenenadamente) no estaban tampoco del todo en sus cinco sentidos. Los llevaria (los estaba llevando, de hecho) al hotel, doscientos por los dos, definitivo(deberia dejarle al Excelsor unos cincuenta pesos por la hora que tardaria en acostarse con ambos. Estos parecian lamentablemente mejor constituidos que los pollitos de Kamira). ¿por que ella no podia llevarse tambien, como Kamira, billetes de mas, celulares, quizas tarjetas?.
Uno de los dos estaba sencillamente insoportable. Se ensañaba mongolicamente en tocarle el culo, como si su culo, ya sin secretos, fuese algo indispensable de tocar con una minifalda y una tanga encima, cuando sucedia que iba a dejarlo al aire en unos minutos. Gracias a dios habia habitacion , y entonces no, si el quiere mirar mientras cojemos sale un poco mas, 220. Dale entonces, ¿quien pasa? ¿Vos? Bueno veni, dale, pasa. Y vos veni. ¿Como habia llegado a todo eso, a nuevamente el ascensor a alguno de los pisos en donde esperaba una pieza piojosa, desvestirse y satisfaccer a esos ridiculos despojos de hombres, apenas capaces de justificarse en el acto, casi siempre estupidamente agresivos, sordos, torpes, inutiles? Belen lo recordo con la tristeza propia de toda sorna, de toda ironia. Si, "un trabajo", "una fija", habia sido salir del pueblo e irse a Bs As por un puro cuento, algo que sospechosamente se escapo, se cayo antes de llegar a ser comprendido, y de golpe fue la calle, la incompresion, nuevamente el hambre pero peor, un hambre nuevo, en un lugar nuevo. Varias veces habia robado, pues nunca se habia sentido tan porqueria como para pedir sustento. Para alguien nacida en la pobreza reacia de provincia, la limosna era algo ridiculo como modo de vida. Se produjo entonces un periodo corto y caotico, de ojos morados, palizas, entradas y salidas de la comisaria, y creo que fue en alguna celda o en algun cafe de esos que nos recuerda a las celdas que conocio a la Rusa. Todo habia virado naturalmente de una amistad a una emulalacion, por que una tiene que hacer algo y usar lo que dios le dio para no morirse de hambre en este mundo. Era, como decia la Rusa, una mision casi evangelica: Ellas le daban a los pobres pecadores, idiotas y descarriados lo que dios les habia dado. ¿que habria sido de sus hermanos, ramirito y jose? ¿y su hermana Lujan, correria igual o peor suerte que ella? Se estremecio solamente al imaginar las negras trenzas de Lujan bajo el peso de un ser infecto y prepotente. Se estremecio de terror solamente al imaginar a Lujan como si fuese ella misma, con esa sordera y esa insensibilidad. ¿Y su madre, estaria ya muerta, muerta por fin esa inutil, esa alelada?
En el instante mismo en que se abria de piernas sobre toda la grotesca torpeza (evitaba mirar siempre a la cara a los animales, en esos momentos....) de su cliente, vinosele a la mente una imagen. Tal vez real, tal vez mentida por la negacion que le pedia lo poco de orgullo, de humanidad que en ella resistia, recordo sillas, un (su) rancho de adobe, ella, Ramirito y niña lujan recien de dos años, en la mesa vieja de quebracho que luego se le venderia a Haurez, cuatro platos de arroz y otros de sopa, su madre y la canasada pero feliz sonrisa. Sin dudas era la ultima sonrisa feliz que recordaba antes de esa juventud que llego con toda la conciencia de la necesidad y de la diferencia, a la vez que la responsabilidad y el dolor de la impotencia, y luego "el trabajo", Buenos Aires, La Rusa y el pobre infeliz al que ahora le gemia sobreactuadamente, teniendolo debajo, apretado entre sus muslos, oliendo a transpiracion insoportable y alcohol barato, emitiendo progresivamente todo tipo de ronquidos y gruñidos y borboteos de frases, gargaras idiotas, algo como cegador o final, y entonces una frialdad y un desprecio que Belen sentia por esos puercos y tambien por ella misma, pobre niña Belen, siempre tan bien y abanderada.
En el cambio de roles, fue casi un calco del anterior. La pasividad de sentir la fuerza del otro entre las nalgas, un poco de entrecerrar los ojos y llevar el papel de amante, el deseo de pastillas y de un sueño de dias, y la horrible conciencia de la necesidad de volver a la plaza lo mas pronto posible, de no dejarles a las hijas de puta extranjeras toda la clientela.

Todo lo demas, segun me entere en los diarios del domingo por la mañana, succedio muy rapido. Parece ser que en el segundo piso del hostel "Excelsior", fue asesinada una Prostituta de sobrenombre Jessica. Los imputados en el casos son dos bolivianos residentes en Gonzales Catan, pero haciendo parada en la zona. Al parecer, el altercado ocurrio por alguna diferencia monetaria al momento en que la meretriz cobrase sus honorarios. Una pequeña columna se encarga del detalle de lo ocurrido, y sobre ella tenemos infinitas paginas de publicidad y de asuntos politicos y economicos realmente importantes.

1 comentario:

Jora dijo...

El relato es como una sucesión de sopapos en la cara...