Vos

Vos. Yo. ¿Ahora?. Te miro. ¿Hace cuanto tiempo ya?. El recorrido de los últimos días pesa sobre nosotros como una felicidad insoportable. Como una dejadez. Lo pienso hace días, hace algunos días solamente: “Soy el dios Hermes”. Tomas Mann. La Muerte en Venecia, Von Gustav Assenbach y el Dios Hermes. ¡C’est Moi!

Como una felicidad inaguantable. “Insoportable, insoportablemente trágico”, pienso, pero solo por un instante. Solo por un instante por que tu mirada se halla fija (solo por momentos, por otro siento que divaga, dios sabe por donde) en todo mi ser. Sospecho a veces que tus ojos son mas bien como un gran sentido del olfato, que capta los mas sutiles movimientos en el aire, con la agudeza del bigote de los felinos, detecta, percibe y hasta predice los cambios en el espíritu. ¡Y lo hace con esa candidez, con esa inocencia de nena! Pero, gracias a dios y al cielo santo, solo por momentos. ¿Cómo lo soportaría, esa suprapercepcion de ojos de lechuza?. También podríamos decir que tenes un olfato tan fino como el ojo, pero ya seria rozar en la vulgaridad, en un rococo del lenguaje metafórico. Pienso en Protágoras.

El silencio. ¡Que terrible, que hermoso puede ser el silencio! Solos vos y yo, el silencio es un peligro, es un estruendo que desata tormentas. Así que hablemos… mientras podamos. Es genial esa sensación de sentirse aislado del mundo por solo 4 paredes. Aislado hasta del tiempo, un nirvana que dura una noche. Trimegistro, tres veces grande. Un bastón y atuendos de caminante. Mercurio.

Tan cerca. Pero no del todo cerca. A una distancia ínfima pero a la vez abismal, infinita. Que nos separe una mesa, una silla, dos tazas de café con leche de por medio. Una paz interior que es aterradora. El tiempo que desde el futuro viene a todo galope, a acelerar todo con una locura sin sentido. Lo odias. Lo odias y yo lo se. Yo lo odio también. Vemos al tiempo venir a todo galope como un horrible ejercito, casi cirniendose sobre nosotros y lo odiamos. Amamos todo presente. Esa sombra esta a punto de cernirse sobre nosotros. ¿no da risa? Pero a su vez un gesto tuyo me hace ver cuan terrible es en verdad. “Ponete serio, tarado”.

Cruzo tu mirada con la mia por otros segundos. Escasos y es que, comprendeme, mirar mucho destruiría ese silencio y ese espacio, y volveríamos a ser lo que éramos hace un rato: El uno primordial, el río heracliteano, Yo Dionisos y vos las Bacantes todas; Agave y Penteo. Pero el pasado se arremolina también como una polvareda. El cansancio acumulado es una sensación física de lo mas fascinante. Nunca te extrañe mas en toda mi vida que en esos momentos de sol matinal, cuando te tengo casi al lado y tus miradas, por miles, caen sobre un ser como yo, que esta volviendo a la conciencia por extraños puentes. Lo veo venir. Una vulgaridad. Vos también sentís ese vacío, ese abismo. Y el silencio ya no es tolerable. Unas palabras, unas palabras por el amor de dios. El lenguaje, la dialéctica, la lógica, el símbolo, una creación humana que nos acerque a lo inteligible. Es eso o la vuelta, una vez mas, al caos.

A - ¿Hace Frío no?

P - Si, justo en pleno invierno se les viene a romper la calefacción…

A - ….

P – Dale, agarra y trae las empanadas de mierda esas…

(Y si, de alguna manera teníamos que salvarnos, que volver a hacer girar la rueda de los acontecimientos causales, de los efectos, del futuro y los proyectos)