26 mar 2019

la calle verde

El teniente era sin dudas el terror del penal.
Primero supe de el de a oidas, escuchando aca y alla las cosas que contaban los presos. Despues un dia lo vi recorriendo los pasillos con uno de los guardias. Parecia una persona mas del monton. Alto, flaco, pelo cortado bien corto y de un rubio casi ceniciento. Es decir, no habia nada en la fisionomia del teniente que lo denunciara, que le avisara a los demas del monstruo que era. Tal vez lo unico destacable de este hombre su aspecto energico y decidido, pero nada mas. 
Al ser el teniente bastante lampiño daba la impresión de ser un enorme fideo. Asi le deciamos muchos de los presos. Claro que no en la cara y ni siquiera en su presencia. Sino entre nosotros. Deciamos "fideo" esto y "fideo" lo otro. Casi siempre "fideo" era seguido de categoricas calificaciones de las cuales "mal parido" o "sorete mal cagado" eran las mas benevolas.
Si bien yo repetia las chanzas y los insultos y me reia de ellos como el resto de los presos, no comprendia del todo el odio obsesivo que muchos de mis compañeros sentian por el teniente. Viendolo aquella vez caminar asi, tan despreocupado, charlando y riendo con los escoltas, sin un atisbo de miedo o de asco hacia los presos, hasta me parecio simpatico. Mas tarde me entere que hasta los mismos oficiales le tenian al teniente una mezcla de terror y respeto. Ellos tambien lo consideraban un monstruo. Y eso que entre ellos, los guardias, habia verdaderos animales.
Entonces paso lo de Bibiani. Bibiani era un moreno de casi dos metros. Lo habian traido de Mato Grosso por homicidio multiple y estaba alojado en la seccion mas jodida del penal: "criminales peligrosos". Al contrario de lo que pasaba con el teniente, Bibiani me daba la impresion de ser una verdadera bestia, un ser incapaz de razonar. A lo mejor era por cuestiones de idioma, pero el negro era mudo como una pared. Era de no decir nada durante una o dos semanas y, de repente, comenzaba una pelea por cualquier ridiculez. Era inmanejable. En el penal de Cuiaba se habian cansado de el.

- Vos dale tiempo. A la primera que arme vas a ver-. Le habia escuchado estas palabras al teniente mientras tomaba unos mates con un guardia en el paredon del patio mientras nosotros haciamos los ejercicios. Lo dijo casi como en chanza, como si contara un chiste. Pero en su tono habia algo tan sosegado, tan gelidamente tranquilo, que me dio mala espina. Era casi como si Bibiani ya hubiera roto algo, como si de alguna forma ya estuviese endeudado. De cualquier manera, no tardo mucho en hacerlo, es decir, en generar un quilombo. Fue en el mismo patio y unos dias despues. No llegue a entender porque pero el negro casi lo mata a golpes al Tucu. Y no es que el Tucu sea muy querido de nadie, sino todo lo contrario. Pero resulta que el Tucu, aun siendo un pedofilo y un soberano cacho de caca respirando, sigue siendo Argentino y residente de este penal. Muchos (no piensen mal de mi, yo no me cuento entre ellos) no estaban dispuestos a permitir que un carioca recien llegado de otro penal se las tomase con un local. Varios saltaron dispuestos a jugar el superclasico. Bibiani al parecer tenia una faca y el superclasico termino como termina casi siempre, con victoria Brasilera. 

Oficialmente este tipo de cosas se castigan distinto: Aislamiento por tantos dias, reduccion de salidas y otros privilegios, aumento de la condena. Las torturas y los castigos fisicos estan totalmente prohibidos por el codigo penal. Claro que  Empiricamente es otro pajaro el que canta. Lo mas comun, cuando uno mea afuera del tarro, son las palizas. Se dan siempre entre dos o tres, y siempre en las celdas de aislamiento. Imaginen tres o cuatro gorilas mal dormidos y mal pagados, calzando botas y llevando cachiporras de madera (con suerte estaran revestidas de cuero) dandole duro y parejo a un pobre infeliz descalzo y mal alimentado. Claro que este pobre infeliz es casi siempre un asesino o un proxeneta o un ladron o un violador. Despues, hay otras cosas. La mas tipica es el submarino. O la manguera, aunque esta mas que nada en invierno. Si el preso mato algun guardia o cometio alguna falta grave contra el personal del penal, puede darse por muerto. En esos casos a alguien "se le va la mano" en la paliza y en el obituario se escribe: "muerte por traumatismo" y la explicacion es una pelea entre internos. O aparece logicamente ahorcado en el baño y entonces casi no hay que explicar nada. 
La parrilla y la picana eran cosas muy propias del tiempo de la dictadura y luego, con la vuelta de la democracia, habian quedado completamente prohibidas hasta en el codigo no escrito. Claro que siempre hay algun romantico que piensa que todo tiempo pasado fue mejor, y el teniente era uno de estos de los que ya no hay. Supimos entonces que Bibiani iba a caminar la calle verde.

¿Alguna vez jugaron al veinticinco? En mi barrio, al que perdia le tocaba o quemarropa o puente chino. En el caso del puente chino (lo del quemarropa se los explico otro dia, a lo mejor cuando necesite una parabola del fusilamiento) lo que haciamos era ponernos en fila contra la pared (que ironia las vueltas de la vida) y colocar las manos contra el muro. Formabamos asi una especie de tunel. Entonces el perdedor tenia que pasar caminando (o corriendo, si era vivo) por debajo de ese tunel de brazos, recibiendo claro toda una lluvia de patadas y coscorrones. La calle verde era, en esencia, bastante parecido. Salvo que el no iba a poder correr, porque iba a estar atado de brazos a la culata de alguno de los guardias. Y salvo porque los que le iban a dar para que tenga no eran nenes jugando a la pelota, sino personal penitenciario armado de palos, varas de acero y dios sabe cuantas mierdas mas. Nunca entendi muy bien lo de "verde". Seguramente haga referencia al uniforme de los militares, a quienes seguramente debemos la invencion de este jueguito. 

Cuando el negro se entero se puso palido. Bueno, es decir, tan palido como se puede poner un nativo de la selva amazonica. En ellos la palidez es mas una expresion de la cara, de infinita desolacion. Entonces me di cuenta que a pesar de todo lo bestia que pueda llegar a ser, un hombre siempre es capaz de sentir miedo. 

El dia del castigo nos enteramos que su ejecucion iba a ser publica. Lo iban a hacer en el patio y mientras al negro lo molian a palos nosotros ibamos a formar y a mirar, como si fueramos escolares.

- Y cuidadito con hacerse el vivo. La guardia va a estar armada y el primero que haga algo o diga esta boca es mia se va a llevar una bala de recuerdo, ¿ta claro? - nos dijo uno de los guardias. Cuando llego la hora nos hicieron formar a punta de pistola. Lo cierto es que no hacia falta. Bibiani no nos caia bien y nadie, por mucho que odiasemos al teniente y al resto de los guardias, se iba a sacrificar para ayudarlo. Muchos formaron de hecho con aires de querer ver el espectaculo. 

Apenas lo vi al teniente, comprendi todo. Todo lo que se decia. Estaba transformado. Pasaba revista a los soldados, comprobando la dureza de las varas y garrotes. Hacia chistes de naturaleza futbolistica y lo exhortaba a cada uno, medio en broma medio en serio, a cumplir a conciencia con su deber para con la patria y con Dios. En la cara de los soldados pude ver que al que no cumpliera con las espectativas no lo salvarian ni todos los santos juntos. Y Mientras el teniente pasaba revista supe que disfrutaba con todo eso de una manera increible. El teniente era teniente de una manera accidental. Esencialmente, sustancialmente, era un verdugo, un verdadero especialista en la tortura, un artista del suplicio ajeno. Mirandole los ojos comprendi que le importaba muy poco la falta, que le importaba muy poco el castigo. Lo suyo era el arte por el arte.

Ahi nomas lo trajeron a Bibiani. Estaba descalzo y desnudo de la cintura para arriba. Cuando este vio la cara del teniente lo comprendio todo. Lo iban a matar a palos. Justo cuando paso por delante del teniente, Bibiani se detuvo.

- Perdoneme - le dijo. Para ser Brasilero tenia un acento bastante bueno. El teniente lo miro con aire ausente.
- ¿perdon? No le entendi - dijo el teniente.
- No se ensañe conmigo asi - dijo Bibiani. Miraba al teniente a directamente a los ojos. Tenia un tono de arrepentimiento, casi de suplica. Pasaron unos segundos. Como el teniente no dijo nada, el guardia le dio un empujon a Bibiani para que siguiera hasta el principio de la "calle". El negro volvio a frenarse.
- Ya se que estuve mal, pero tenga un poco de compasion. Le prometo que no va a tener mas problemas conmigo - dijo Bibiani. Le hablaba directamente al teniente, como si no hubiera nadie mas en todo el patio. - No me mate... sea compasivo...
Dos guardias se proponian a hacerlo avanzar por la fuerza cuando el teniente hizo un gesto para detenerlos. Dio unos pasos hacia Bibiani y entablo un dialogo con el.
- A ver. ¿que queres que haga? Vos mandaste al hospital a otro preso, apuñalaste a dos mas. Esas cosas se castigan sabes...
- No digo que no me castigue, pero esto... asi...
- ¿y te parece que a mi me gusta? - lo increpo el teniente - Lo que pasa es que ustedes son unos animales y no aprenden mas que a los palazos. Necesitan una guia... un padre, por decirlo asi. Y ese padre tiene que ser severo.
- Un padre tambien puede ser misericordioso - dijo el negro. No podiamos creer que semejante charla estuviese teniendo lugar. Mi perplejidad no obstante duro poco, porque entendi que el teniente le estaba tomando el pelo al condenado.
- Es cierto - dijo el teniente - ¿y entonces? ¿no voy a tener mas problemas con usted?
- Ninguno - le aseguro Bibiani.
- ¿Ninguno? ¿esta seguro, macaco? ¿Ninguno lo que se dice ninguno?
- Nemhun problema, ninguno - volvio a prometer Bibiani.
El teniente lo miro a los ojos por unos segundos. Parecia querer comprender algo. Respiro hondo y lanzo un largo suspiro.
- Bueno - dijo luego de volver a tomar aire - por esta vez voy a hacer la vista gorda. Te la voy a dejar pasar. Espero que te acuerdes siempre de este gesto y te sirve de freno para dejar de hacer barbaridades.
- Si.. si... - decia Bibiani agachando la cabeza.
- ¿va a caminar derecho de ahora en mas? - lo sonsacaba el teniente.
- Si
- ¿me lo promete?
- Se lo prometo.
-Bueno, bueno. Llevenselo nomas - ordeno el teniente. Dos guardias tomaron a Bibiani por los brazos y comenzaron a llevarlo adentro. No habian llegado a la mitad del patio cuando sono muy fuerte el pitido de un silbato. Inmediatamente seis o siete guardias se lanzaron sobre Bibiani con sus varas y garrotes. Instantaneamente el negro cayo al piso cubriendose la cabeza, pero los garrotazos y patadas llegaban con tal saña que era completamente inutil. 
El teniente se carcajeaba a viva voz y cada tanto pitaba el silbato con los ojos desencajados.
- ¡Duro! ¡Duro! ¡Denle con todo a este negro hijo de puta, haganlo mierda! - les gritaba a los guardias. Tales arengas ensordecian mas a los ya bestiales golpeadores, que renovaban con brios los pisotones y garrotazos. 
- ¡Denle, denle sin asco! ¡que no le quede un hueso sano al mierda este! ¿que hace Gutierrez? ¿quiere que le enseñe como se da con el garrote! ¡Eso! ¡Asi, carajo, asi! ¡¿para que carajo nace uno hombre?! ¡sin asco que esta mierda se tiene que acordar! -. El teniente frenaba sus arengas solo para mirarnos y desternillarse de la risa. Cuando terminaron con Bibiani estaba muerto. Estaba muerto mucho antes de que terminaran.    

No hay comentarios.: