21 mar 2019

La catedral: caida y reconstruccion

La catedral estaba, desde tiempos inmemoriales, emplazada en un hermoso prado.
Cuando la catedral comenzo a a arder, los campesinos corrieron hasta el rio a buscar agua a un rio cercano. Lamentablemente era demasiado tarde. Las cubetas de madera eran demasiado pesadas para trasladar el agua a tiempo. Por la prisa, muchos derramaron casi toda el agua en el camino de vuelta.
Algunos albañiles habian propuesto, a lo largo de la historia, la idea de construir canales que acercaran el agua a la catedral. Los campesinos siempre habian desestimado las ideas de estos masones. Seguramente muchos se arrepentirian de esto mientras veian arder los muros y desmoronarse los techos.
El derrumbe de la catedral fue interpretado como la señal inequivoca de que Dios habia abandonado la comarca a su suerte. Una tierra sin dios es una tierra desprotegida. Eso lo sabian todos los caudillos de las tierras circundantes. Tambien los campesinos lo sabian. Entonces el campesino rey ordeno a todos que corrieran a los aserraderos a fabricar picas y lanzas. Los maderos de las ruinas de la catedral se usaron para fabricar escudos. Los metales para fabricar lanzas y espadas. El oro para adornar los fastuosos yelmos. Los campesinos trabajaron dia y noche en la industria de la guerra.
Los señores de las tierras circundantes, que aun conservaban sus catedrales y por ende tambien sus dioses, no tardaron en atacar las tierras sin dios, como ahora llamaban a la comarca de los campesinos.
Las batallas fueron cruentas y sanguinarios sus combates. Los lagos se llenaron de cadaveres y se volvieron cienagas, asi como pantanos las antaño tierras fertiles que los circundaban. Cayeron para siempre los arboles de antaño. Los cultivos se tornaron ceniza tras los incendios ocasionados por invasores y defensores.
La guerra se volvio el estado natural de la comarca. Ya no habia campesinos, pues nadie trabajaba ya otra tierra que el cuerpo del enemigo. Ahora solamente habia soldados. Atraidos por la guerra, numerosos mercenarios de lejanas tierras barbaras se asentaron en la region. Estaba el Vandalo arrasador y el temible Visigodo. Estaba el terrible huno y tambien el Mongol, que arrasaba los campos con su caballo.
Con el tiempo estos mercenarios se casaron con las esposas e hijas de los muertos. El linaje de los campesinos desaparecio por completo.
Alguien dijo entonces que toda la guerra se hubiese evitado con reconstruir la catedral. Pero ya nadie recordaba, despues de tanto tiempo, a que se referia con reconstruir ni de que catedral estaba hablando. Esa era una tierra de guerreros y alli siempre habia habido guerra, guerra y mas guerra. Los señorios de las tierras circundantes, tataranietos de aquellos que habian empezado las guerras, se habian olvidado ya completamente de los dioses, tanto propios como ajenos, y abandonaron la invasion tan sorpresivamente como sus progenitores las habian empezado. Despues de todo la comarca de los barbaros no tenia nada para ofrecer. Era una tierra yerma, desolada por las enfermedades. No tenian rios ni bosques, y sus habitantes solo vivian del pillaje conseguido en la batalla.
Sin enemigos externos era cuestion de tiempo para que las tribus de mercenarios comenzaran a pelear entre ellas, y asi lo hicieron. Pero no por mucho tiempo, pues pronto les llegaron noticias de otras grandes guerras en tierras lejanas. Guerras en donde estaban las riquezas y el renombre. Pronto armaron sus carros y aprovisionaron sus naves. Una a una las tribus fuerzon dejando la comarca.
Cuando hubo zarpado la ultima de las naves, algunos viejos habitantes, lisiados y demas descendientes de los barbaros que por alguna u otra razon no habian podido viajar, comenzaron a salir de sus chozas, que eran practicamente como cuevas. Utilizando las maderas de escudos y arietes comenzaron a construir un edificio. Aun lo lo sabian. Estaban construyendo la Catedral.



1 comentario:

Jora dijo...

No pude no pensar en Warband y Warcraft, jaja.

Es delicioso el tratamiento de la entidad divina como algo presente e influyente en las culturas, y el juego con las causalidades.
¡Si hubiesen dado pelota a esos masones, y hubiesen construido los canales de agua! A lo mejor esta aldea se hubiese convertido en el centro de un reino que en un futuro unificaría las aldea circundantes para, claro, dirigirlas en alguna santa cruzada belica...