12 dic 2019

Bollos (6)

Misma noche, pero mucho mas tarde. Bar en Retiro. Luces bajas, gente mas muerta que viva. Martin, sentado en una mesa, garabatea sobre una libreta. Si alguien se asomara por sobre su hombro, veria que escribe una carta.
Esta rodeado de bollos de papel, y de personas que son como bollos de papel: arrugados, redondos, comprimidos contra si mismos. Estrujados y revueltos con lo que en otro tiempo fueron las letras de su vida, ordenadas y preciosas, palabras sobre las lineas, florituras de caligrafia: Querido diario, hoy he tenido un buen dia.
Sabia que no iba a terminar de escribir la carta. La habia empezado varias veces. Habia tachado, corregido y vuelto a empezar. Pero, ¿como empezarla siquiera si no sabia lo que queria decir? ¿como terminarla si en realidad no queria decir eso que tenia que decir?
No queria escribir la carta. No la escribia. No escribiria nunca, probablemente. Y sin embargo, ahi estaban los borrones, ahi los bollos de papel arrancados de su libreta A4, una libreta de hojas cuadriculadas que supuestamente su empresa le habia regalado para que tomara notas en los cursos de capacitacion. Martin, que nunca tomaba notas mas que de las cosas que realmente le interesaba recordar, habia llevado consigo aquel bloc de notas durante todos esos dias de una manera aparentemente inutil. Y ahora, que el bloc cobraba pleno sentido, resulta que no lograba escribir la carta.
En aquel bar se sentia sofocado. Le pasaba lo de siempre: no podia escribir estando quieto. Tenia que caminar. Caminaria, por supuesto. Mas tarde que temprano pagaria o se iria sin pagar, pero de todos modos saldria a la calle y tomaria Avenida libertador, derecho y casi sin detenerse, hasta llegar a los bosques de palermo. Lo sabia como si estuviera viendo una pelicula repetida, vista ya mil veces.
Pero no aun, pero no todavia. Sabia que no escribiria la carta y, sin embargo, tenia que intentarlo. ¿tenia que intentarlo? ¿que cosa, de todos modos, era lo que debia intentar? Bueno, se decia a si mismo, intentar tenia mas que ver con la moralidad del esfuerzo mas que con el resultado en si mismo. De la misma manera de la que se intenta una tarea imposible pero necesaria. Intentaba para escapar a la inmoralidad de la renuncia. Queria escapar a la inmoralidad de la renuncia porque no podia ya escapar de la inmoralidad del escape.
Los bollos se acumulaban sobre la mesa, uno tras otro.

No hay comentarios.: