21 nov 2014

La brigada

"toma y daca. Para crecer fuerte, coma caca"
Cronica de un Iniciado, Abelardo Castillo.

"Donde huele a mierda huele a Ser"
Antonin Artaud

Habia una vez en un baño en donde un señor hacia caca, o habia una vez un señor haciendo caca en un baño. El señor hacia caca, eso es innegable. Estaba en el asunto desde hacia una media hora, y sentia las piernas un poco entumecidas, el señor. El baño era, huelga decirlo, un baño publico, de estacion de omnibus o bien de hotel, con los cubiculos inodoro y los inodoros cubiculo, especie de defecadero en serie o confesionario moderno, en donde los señores de corbata o saco se sacan la corbata y el saco y hacen bellisimos sorongos del tamaño de una mojarrita y tambien pequeños y pintorescos soretitos del tamaño de un tomate cherri o una pasa de uva.
El señor cagaba, cagaba tranquilo, felizmente, sin conciencia del enorme milagro que realizaban sus intestinos, completamente ignorante de los multiples y paralelos procesos mecanicos que llevaban, a fuerza de puro puje, las sustancias fecales desde el intestino hacia el tracto final, en donde el ano les daba su forma final; Cual molde de balancin, cual dios creador, el ano le imponia a la informe hyle fecal la tan ansiada Eidos, la morphe Aristotelica. La mierda nacia y nacia, tambien inconciente de su ser producto de un acabado sistema digestivo, verdadera proeza gastrica con miles de años de evolucion, y el culo era la enorme picadora, la guillotina magica, la compuerta o puerta trampa que constantemente trac-trac-trac ,ecce sorete, como una banda perfecta banda de produccion. ¡oh culo! ¡Ni siquiera a las vacas es necesario envidiar!
El señor cagaba. Los soretes que caian al pequeño pocito de la tazad de porcelana eran como el azucar de un te fetido y gigante; Eran un metro, tic tac, plop plop.... plop. Solo la tragica caida de los sorongos rompia el silencio, rompia la inerte meditacion del señor y de las piernas del señor, que ya comenzaban a hormiguear de tanto aplastarse contra la fria porcelana. El estomago punzaba, las piernas hormigueaban, la cisterna goteaba y el ruido del agua era como el comienzo de un placido sueño, el sueño del señor que burguesamente se deja ir en su cagadera habitual, porque cagar es bueno, porque cagar es bello y justo, porque cagar es un derecho natural y, ¡que diantres!, es una obligacion moral. Los perros, las madres, los enfermos y hasta las pudicas jovencitas cagan. Cagando, el señor no solo se sentia mas liviano y como paradojicamente limpio (pues es sabido que en esas circunstancias el culo...), sino que tambien se sentia un poco mas cerca de la humanidad.
Pero, ¿cagaba solo? Era dificil saberlo. O bien cagaba solo o, como el, los demas cagones cagaban en total silencio. Ni un pitido de celular, ni un misero pedo, y ni siquiera un suspiro de esos que salen cuando uno comienza a aburrirse, uno de esos que uno larga cuando el intestino ya no se mueve pero el culo (el ano, hablando con exactitud) siente aun una pesadez como metafisica, como si virtualmente (pues es imposible) hubiese aun algo metido en el recto, algo que lo irrita una puja falsa, que deja al culo pujando al aire como si tuviese hipo.
He aqui que el señor, intentando determinar si cagaba solo o acompañado, escucho unos ruidos mas alla de la puerta de entrada.
La manifestacion estaba preparada desde hacia al menos una semana. Entraron con pancartas,  y uno de ellos, o mas bien una, una chica flacucha, alta y de rulos, tenia un megafono en la mano. Los efectos del megafono dentro del baño revestido de azulejos era devastador. Eran un grupo de aproximadamente diez personas, muchachos y muchachas jovenes. Algunos tenian pancartas, pero todos tenian en su mano derecha un diario.
- ¡Abra la puerta! - Chillo la del megafono.
- ¿Que quiere? - dijo el sorprendido señor.
- Querra decir que Queremos, señor - Respondio el megafono, y con voz de indignada agrego - ¡queremos que se suba los pantalones y abra la puerta! - Sendas aclamaciones y gritos siguieron a la propuesta.
- ¡Vayase! - grito el señor. - ¿Es estupido o no ve que esta ocupado? ¡Pase a uno libre! -. La muchacha de los rulos no contesto, pero intento abrir la puerta primero suavemente, luego con brutalidad. Como el señor, siempre a buen recaudo de su privacidad, habia puesto la infaltable falleba, la puerta no se abrio. La muchacha de rulos, nuevamente megafono en mano, volvio a exigir la total e incondicional apertura de la puerta, pedido quizas muy sensato y sencillo de cumplir, pero que al señor se le antojaba, tal vez tambien con completo sentido comun, como inadmisible y, por que no decirlo, como una locura.
- ¡vayanse, vayanse o llamo a la policia! ¿acaso no se puede siquiera cagar tranquilo? ¡no hay derecho! -. La muchacha tomo aire para lanzar un nuevo y estentoreo imperativo desde el megafono, cuando sintio una mano en el hombro. Otro muchacho, de pelo tambien enrulado pero muy rubio, que ademas tenia una tupida barba y unos anteojos ochentosos, se adelanto y con mucha delicadeza le quito a la muchacha el megafono de las manos. Se acerco hasta la puerta misma del cubiculo, y en un susurro calmado y frio le dijo al señor que para llamar a la policia tenia que abrir la puerta de todos modos, y que era absurdo y casi brutal que el los obligara a hechar la puerta abajo, cosa que podian hacer de todos modos e inmediatamente, puesto que habian venido bien preparados.
El señor no respondio inmediatamente. Su silencio evidenciaba una penosa reflexion en su interior. Al cabo de varios segundos, que tal vez transmutaron en pocos minutos, tanto el muchacho como la muchacha sintieron el metalico y seco ruido de la falleba al correrse. El muchacho coloco suavemente la mano sobre el picaporte de la puerta y, al ver que esta cedia al mero peso de la mano, abrio la puerta con una sonrisa triunfante, llena de suficiencia. En el centro del cubiculo, sentado sobre la tapa del inodoro cerrado, se hallaba el señor con los pantalones bien puestos y la cara llena de dignidad, como un rey en su trono.
- Salga del inodoro, señor - dijo el muchacho. Su tono seguia siendo como si hablara entre compresas mojadas. Decia todo esto con una amplia sonrisa. Pero el señor no salia, sino que se cruzaba de piernas como muestra de insolencia o tal vez de nerviosismo. - No salgo - decia, y miraba con dureza al muchacho y despues a la muchacha, y al grupete que detras de ellos ya se contenia o se agitaba, y que ahora, impaciente por la testaruda negativa del señor a salir de su cubiculo, comenzaba a gritar "¡fuera, fuera del inodoro!" y "¡cagador irresponsable, inconciente!" y "¡cada sorete es una responsabilidad!" y "¡la caca en la bolsita!". Este ultimo parecio gustar al grupo, mientras golpeaban el piso y las paredes freneticamente comenzaron a gritar "¡la caca en la bolsita, la caca en la bolsita, la caca en la bolsita!" y, con el obvio motivo de romper la resistencia psicologica del señor, entonaron luego a viva voz una cancion.

"señor irresponsable, señor irresponsable/ la cosa esta que arde, que arde, que arde/ y el agua no merece, merece, merece / llenarse de sus heces, sus heces, sus heces / por eso yo te digo, no hagas que te repita / cagueta hijo de puta, de puta, de puta/ la caca en la palita, palita, palita / ¡no uses el inodoro, ponelo en la bosita!"

El señor no parecia prestarle atencion a la cantinela, pero ya era patente que su nerviosismo aumentaba con el correr de los segundos y que, tarde o temprano, terminaria por salirse del cubiculo. Los manifestantes tambien parecian saber esto y seguian con estas y otras cantinelas, golpeando y aullando salvajemente hasta que todo el baño temblaba y se sacudia como un flan, rugiendo el derecho de la bolsita y la palita para todos los soretes no ya del mundo, sino del universo entero.

- Esta bien - dijo el señor - Sepan que me retiro, pero no porque ceda a sus cancioncitas estupidas o - y esto lo aclaro mientras miraba con dos rayos al muchacho de los anteojos - porque yo les tenga a ustedes, mocosos de porqueria, ningun tipo de miedo. No, no se crean que les temo siquiera un apice - mientras decia esto se encaraba frente a frente al aun sonriente pero tal vez ya no tan seguro muchacho de lentes y barba tupida - o que de algun modo comprendo o cedo ante sus bagatelas ideologicas, ante sus ridiculas pretensiones - ¡Callese! - le grito enfurecido alguien de la pequeña multitdud - ¡Callese y salga de una vez!
- Si, eso mismo - dijo el Muchacho - Nosotros no queremos oirlo, compañero. No nos interesa ya a esta altura un intercambio cultural o un debate o siquiera una charla con usted, no. ¿que nos interesa entonces?
- Nos interesan sus soretes - dijo la Muchacha del megafono - Sus soretes y solamente sus soretes, asi que callese y vayase de una vez. - Dicho esto, la muchacha se metio con actitud resuelta dentro del cubiculo y levanto rapidamente la tapa y la segunda tapa, con forma de herradura y donde minutos antes reposaban las peludas y confiadas nalgas del señor. - ¡Guantes! - dijo la muchacha, y entonces otra muchacha, esta no mas de quince años, de pelo renegrido y muy lacio, se acerco y con la celeridad de una enfermera le entrego un par de guantes amarillos de latex. Una vez enguantada, la muchacha dijo ¡Bolsa! y, nuevamente, la muchachita le entrego una pequeña bolsa transparente, de esas con cierre hermetico. El señor miraba todo esto con una cara oscura y retraida, ya preso de la indignacion y la rabia.  <No era posible que esos... esos... esos canallas no solo lo irrumpiesen ilegalmente en un baño publico e interrumpiesen el sacrosanto proceso de defecacion, con todos las consecuencias fisicas y psiquicas que la interrumpcion de ese proceso esjatomeditativo provocaria, sino que ademas pretendiesen ahora, en una violacion total de la propiedad privada y publica (privada porque eran sus soretes, publica porque publico era el baño), decidir el destino final de ese producto de su cuerpo, de esos soronguitos y sorongotes que le habian llevado no solo una considerable inversion (pues anoche habia cenado langosta) sino tambien seis o siete horas de paciente e ininterrumpido proceso de digestion, de aplicacion artesanal de encimas y acidos, de artistico empleo de jugos gastricos, de trabajosos micromovimientos de los intestinos, higado, riñon, esfinter y de las demas moleculas de esa hermosa maquina que el era. ¿Y pretendian ellos... ¡ellos, justamente ellos! pretendian ellos decidir el destino final de sus sorongos, de todo sorongos, del sorongo? ¿se apropiarian con esa grotesca violencia, con esa impunidad, del destino de la mierda humana? ¿que mundo era ese en el que vivia, que mundo, señor, si uno no tiene derecho sobre su propia caca? >
Y mientras pensaba todo esto, el señor se revolvia como un hamster en su rueda, como un convulso en la camilla, y observaba como, con desesperante lentitud, la muchacha metia la mano en el agua ya algo turbia del inodoro, revolviendo en busca de los controversiales pedazos de mierda, y en el preciso momento en que la cara de la muchacha dejaba sospechar que habia atrapado algo, el señor intento algo desesperado: Viendo que ya nadie le prestaba atencion, pues se hallaba ya casi al borde de la puerta de salida del baño, y que el los manifestantes habian dejado en el suelo o apoyadas en la pared sus pancartas de "¡la caca a la bolsita!" y "palita o muerte" y "derechos del agua: no queremos tu bosta!", cerrandose como en un coro en torno a la muchacha, tomo entonces carrera y, dando un enorme salto, intento atravesar la pared protectora de manifestantes y, de un manotazo, tirar de la cadena, unica salvacion posible para sus soretes de la impudica bolsita. Y aunque no pudo atravesarlos con el salto, la sorpresa de los manifestantes fue mas grande de la que esperaba, puesto que estos no reaccionaron a tiempo y entonces el señor se lanzo como una saeta hacia su cubiculo y, ya adentro, esquivo en una milesima de segundo a la muchachita de pelo lacio, quien ferozmente le habia tirado un tacle a las pantorrillas. ¡Heroico, Cabral Soldado heroico, Sargento Cruz en rescate de Martin Mierda! ¡ahora solo faltaba la cadena! Pero cuando ya se disponia (y es que todo esto ocurrio en un instante, en un segundo) a tirar ferozmente de la cadena (¡Victoria, victoria!, ¡santo derecho a cagar!, ¡propiedad, propiedad privada!) sintio un certero pero feroz puñetazo en los riñones, y todo su cuerpo se contorsiono como un muñeco de trapo. Rapidamente quiso incorporarse y tomar aire, pero este parecia haber desaparecido del universo, y la exhalación de contrajo en una mueca idiota y dolorosa en donde nada entraba, y ademas en ese mismo segundo volvia a recibir otro poderozo tirabuzon en las costillas, piña tan bien dada que al segundo siguiente el señor era un ovillo en el suelo, luchando por respirar y por no soltar la bosta que aun tenia dentro de sus intestinos, y esto un poco por decoro y un poco por no darles a esos canallas mas sorongos para embolsar. El muchacho, todavia con la barba rubia y tupida, todavia con los anteojos ochentosos, lo miraba desde muy arriba con su sonrisa amplia y algo despreciativa. - Asi vas a aprender a no tirar mas de la cadena - le dijo burlonamente, y la muchacha volvia a meter la mano en el inodoro, buscando uno a uno las bostitas, metiendolas una a una en la bolsa hermetica y transparente, y entonces los demas comenzaron nuevamente a golpear y a agitar las pancartas y a cantar, a cantar a favor de los derechos de la mierda y de no se que del agua y de sus principios vegetarianos o vegetativos, no se sabia bien, y a favor de la homosexualidad o de la homeopatia o de la homeostasis o de los homocigotas, de las bondades de la papa, del maiz o de la combustion espontanea, de la lucha de clases y de las clases de lucha, cantando y golpeando siempre y ahora revoleando los papeles higienicos por todos lados, revoleando casi todos pero incendiando algunos, incendiando y aullando mientras la ahora triunfal muchacha parada sobre el inodoro cerrado levantaba por encima de su cabeza la bolsa hermetica bien cerrada y llena de mierda, proclamando con su megafono que ese baño quedaba justamente clausurado.

12 nov 2014

Miscelaneas de un ayer a la noche (o Notas de verano sobre impresiones de Invierno)

Pedimos la cuenta y salimos. Todo habia venido marchando bastante bien, al menos esa noche. ¿Como lo se? Facil: Estaba esa sensacion que de de empaquetamiento, propia de las islas y de las vacaciones, de existir en el instante. Uno entra en un modo aislado de la memoria y entonces tambien de la percepcion del tiempo, y entonces parece que nunca hubiera pasado nada antes de esa tarde caminando por calle Corrientes bien lluviosa para luego realizar un city tour por cafes y bares varios, hasta finalmente terminar en un pub Irlandes llamado Maty's o quizas Kilnennys o algo por el estilo, en donde habia vidrios oscuros y sillas de madera y una barra hermosa con luz tenue y muchos y muy variados vasos y botellas como, en fin, hay en todo bar irlandes. Nada antes de la lluvia, nada despues de ir llevandote de la cintura por una calle cualquiera, Cochabamba o Avenida de las Aceitunas, ya no lluviosa pero si muy mojada.
Cruzamos un puente y vos te dejabas caer un poco mas contra mi, enfundada en tu sobretodo de color indefinible como un paraguas mojado en un paraguero, mientras me divahablabas sobre tus experiencias lesbicas de adolescente, tema de conversacion hermoso y lleno de sugestivas diagonales para otras cosas a casi cualquier hora del dia o de la noche, pero no para esa madrugada ventosa que era el postludio o el bonus track de todos los tragos que nos habiamos zampado entre los vidrios oscuros y las botellas que tintineaban en la oscuridad como profundos tesoros ultramarinos. Nos pero sobre todo yo, y por eso ahora la caminata sobre el asfalto era mas bien una caminata lunar, y era solo por tu peso que me parecia no elevarme por sobre las casas y los autos.
Habiamos empezado con un par de cervezas negras que no eran las primeras ni las ultimas de la noche. Mi plan era seguir en el terreno seguro de las bebidas derivadas del lupulo con menos de diez por ciento de etanol, pero a vos se te habia ocurrido meterte en anecdotas de conflictos paternos y de tensas relaciones pre adolescentes, tema que de la nada lleva a la salida de esa epoca de los tiempos largos, del mundo de hadas junto al ataud y de los verdaderos bostezos, y a la consiguiente entrada en la paranoia constante, de la angst y demas problemas del Existencialismo, cosas que por supuesto no te dije mientras te miraba el perfil como de pajaro, pedia el primer Vodka (Smirnoff por favor) y encontraba que si, que si te parecias un poco a Jodie Foster o a Elen Hunt, mas bien a Helen Hunt si hay que hacerle honor a la verdad, cosa cada vez mas facil a medida que los vodkas llegaban imparablemente.
En realidad no hay una coherencia interna que lleve necesariamente a derivar la angustia de la adolesencia, pero yo habia leido "escritor fracasado" de Roberto Arlt hacia muy poco.

Fragmentos Aleatorios de la conversacion en el Irish Pub:

-  Gracias. Imparablemente, imparablemente como las tropas de Stalin entrando en Polonia.
- Helen Hunt y Jodie Foster son practicamente la misma persona. Son manifestaciones de lo mismo contadas por directores diferentes. Es algo asi como Adgalle para Gregorovius, vos me entendes.
- Obvio que no me entendes, pero asi es mejor. Conocer realmente a la gente es como matarla.
- ¿que por que? Smirnoff es el unico vodka que esta destilado de tres diferentes variedades de algo, pero no tengo idea de que. Se lo escuche hace mucho a una chica que tenia sus buenas celulas hepaticas destruidas como experiencia irrefutable en materia alcoholica.

Ibamos asi, cruzando puentes que de ninguna manera pueden existir en Palermo o Recoleta salvo que nos hubieramos metido de prepo en el Rosedal o en el Jardin Japones, cosa que con ese frio y estando todo tan mojado como estaba hubiese sido no solo incomodo sino tambien suicida (confetti de tripas sobre el enrejado del Rosedal), considerando el grado de paquiypalla con el cual ambos caminabamos, yo debido a la curda y vos al cansancio y la torpeza, quien te manda a usar tacos un sabado a la noche.
- Son unos puentes preciosos, tan llenos de pretiles y barandas talladas - me dijistes escondiendo tu cara en mi hombro, comenzando a temblar en lo que parecia ser el comienzo de la risa o el llanto.
- En efecto. No pierdas el detalle de las columnas estilo dorico.
- Dorico, Jonico y Corintio o Corinto, no me acuerdo bien, pero eso te lo enseñan en la primaria.
- Es mas bien en secundaria.

Caminamos asi entre los puentes y como arrimandonos a las paredes que tenian enredaderas imposibles en esa zona, buscando las sombras de los arboles o deteniendonos desvergonzadamente en las porterias de los edificios. Entonces vos te zafabas de mi abrazo a la cintura y me tirabas los brazos al cuello como los Dorios la poderoza lanza desde el carro, y yo parodiaba un poco a las peliculas argentinas de los 60 y a los malos libros eroticos del momento de los que tanto nos reiamos, y te zarandeaba un poco hasta encontrar una pared o la mismisima puerta de vidrio del edificio, cosa que llamaba la atencion del irritado portero (si lo habia) y si no la llamaba era cuestion de medio acostarte en los escalones para que el guardian nocturno supusiera lo peor y se apurara a dar las dos vueltas de llave para decirnos que ese no era lugar para andar haciendo eso, que habia otros lugares (habia la variante socarrona, la indignada,  la indiferente, la compasiva y asi etc) y que ergo y por favor y de lo contrario. Vos te dejabas llevar y sonreias tontamente (es la palabra perfecta), perfil de pajaro y ojos verdes o amarillentamente fosforescentes bajo la luz de los faroles y los porches solitarios, tan parecida a Helen Hunt como era posible parecerse sin serlo, porque eras demasiado alta o demasiado baja o demasiado natural y con pollera floreada en pleno invierno.
Ibamos como Fierro y la Cautiva, cruzando el desierto. Cruz habia muerto mucho tiempo atras y solo era cuestion de no cruzarse ningun indio.
- Las bolas las manejaba, aquel bruto con destreza, las recogia con presteza, y me las volvia a largar, dije naturalmente para mi mismo. Vos volvias al dialogo con ya no se que cosa, incoherencias de madrugada que tienen como principal objetivo seguir tirando del carretel de la propia conciencia, autofagocismo o autognosis, dialogo solo sustentable a base de puchos y alcohol o sencillamente algo que era como un murmullo de cansancio de piernas, el vagabundeo noctambulo del perro callejero, vos hablando de no se que cosa y yo empecinandome en contarte que esto yo lo estaria escribiendo seguramente al dia siguiente.
Era fatal, tarde o temprano debia, tenia que hablarte de mis cuentos. De mis cuentos o al menos de Literatura en general, de que esto yo (o Pedro Aznar) lo estaba tocando mañana y del enano cojitranco y el largo camino que, como en el que estabamos, tenia frente un gran porton que decia una palabra fastuosa como "instante" o "eternidad" pero que aqui, en nuestro camino, decia mas bien Aceite Marolio o tomates la Campagnuola. Vos me escuchabas callada desde hacia un rato mientras mordisqueabas una a una las obleas opera que magicamente habias sacado de tu cartera como si se tratase de un peine o un espejito. Yo tenia que hablarte de todas esas cosas, decirte que aunque te llamases de otro modo eras Jodie Foster o Helen Hunt y que habias sido tambien Luciana en un texto muy divertido y que me habia quedado fantastico, por supuesto que si y podias leerlo cuando se te diera la gana, si es que alguna vez leias algo, cosa que yo no podia saber porque al parecer ambos habiamos comenzado a existir hacia apenas unas horas, como sucede siempre en los sueños, base misma de toda numinosidad: la inocencia edenica, la primera vez que se renueva constantemente, con cada paso, con cada escaparate, con cada sensacion de tu cuerpo contra mi cintura, con cada sospecha de que no tenes la menor idea de adonde vamos.
Tal vez fue por eso que cuando repentinamente me detuve ante el farolito violaceo tuve que darte un pequeño tiron, algo que fue en realidad como afirmarte a mi repentina inercia. Pusistes una cara de estupida que fue inesperadamente genuina, y que solo duro un instante. Entonces me dijistes que no era necesario, que bien podiamos haber ido a tu casa, llamar un taxi e ir directamente a tu casa. Yo debo o tuve seguramente que sonreir. Mi sonrisa fue mas bien como un pataleo al aire, como errarle al pedal o a la soga o a la pelota de tenis que esperamos medio centimetro mas cerca o mas lejos. Uno da el raquetazo y siente el aire. Tira el gancho y siente el aire. Espera encontrar el escalon y en ese segundo en que siente el aire hay un brevisimo instante de terror panico. Pifia. Yo estaba ahi para salir de un determinado orden de las cosas, para salir fuera del tirabuzon de los espacios euclidianos y del tiempo secuencial, y despues de tantas cuadras y de tantos vodkas no tenia ya la cabeza para explicarte que ir a tu casa era como reingresar humillantemente en ese orden. Era " a casita ", era al otro dia preparar o tomar cafe. Mas valia intentar otra explicacion que de todos modos tampoco era falsa:
- Mira, estos hotelitos son cada tanto algo... como te dire, necesario. Primero esta el anonimato, ese estar envuelto en una ola de misterio y al mismo tiempo saberse completamente vulgar, pensar que uno no es mas que otro de los tantos que en ese momento y en igual y alucinante anonimato estara entrando o saliendo de piezas igualmente signos de interrogación con mujeres igualmente enigmaticas y anonimas, como una procesión o un ritual pagano de encapuchados en el bosque. Segundo, estaba la total falta de compromiso. Poder firmar el libro de entradas como Artur Rimbaud y Penny Lane, cosa que hariamos sin falta porque nunca dejo pasar esas oportunidades, y luego cosas como entrar a la habitacion haciendo un trencito o cantando a todas voces Remember when you are young, you shone like sun, o graznando como patos o cerdos, cerrar la puerta de un portazo o no cerrarla, pedir toallas y jabon o no pedirlas, esas cosas. Luego estaba la total impunidad, ser señor hasta el desayuno de la mañana siguiente que de todos modos no ibamos a tomar, poder gritar y gemir como los hominidos de los tiempos paleozoicos, golpeando las paredes y lanzando sonoros gritos de guerra, pedir no ser molestados o un llamado despertador a las 7 que de todos modos nadie iba a atender, y por ultimo la total irresponsabilidad de la que Andres le hababa a Francine, poder dejar todo revuelto, la cama patas para arriba, las frazadas y sabanas colgadas del ventilador, el baño con charcos enormes cual lagunas, los jabones y las toallas escondidas bajo el colchon o sobre el ropero, el preservativo sobre la mesa de luz; Convertir la habitacion en el caos primordial y luego salir saludando como quien va a comprar verduras para el puchero del domingo al mediodia, dos vueltas de llave y el enorme malestrom queda sellado para ser descubierto minutos u horas mas tarde por las soprendidas o no tan sorprendidas mucamas. Siempre me sorprendieron las mucamas de estos hoteles. Son seres silenciosos y casi invisibles, Elfos de la limpieza. En los hoteles es todo siempre como estar con Sofia Loren o Romi Schaider, es ser un apuesto doble agente de la guerra fria o, aun mucho mejor, como ser Raskolnikov o el hombre del subsuelo. Siempre prefiero los bien llamados Telos los dias de lluvia, pues la farsa Dostoievskiana me cuaja mas que la ilusion del american dream casablanquesco.
- De modo que por todo eso y tambien porque ya estas tiritando del frio que, como tu doctor y tu abogado, te recomiendo fervientemente que cruzemos esta puertita polarizada y agarremos un cuartucho miserable. No falla, palabra de scout insoportable.

Ya en la habitacion vos te sacabas las medias mientras yo seguia puteando bajito porque como podia ser que en ese bulo de morondanga no tuviesen siquiera un miserable Jose Cuervo, carajo. Gracias a dios la epifania de verte en pelotas (expresion equivoca) con solo el pelo tan rubio y Helen Hunt cayendote por el cuello y casi acariciandote las tetas me cambio el humor con una rapidez de chaman del clima, y entonces mientras me tiraba panza arriba en la cama (movimiento preventivo y unica forma para sacarme los zapatos que mas bien eran unas botas bajas sin irme de cara al piso) vos te sentabas y armabas un par de cigarrillos, creando un momento que era como una antesala de lo otro que ya estaba ocurriendo oblicuamente y en perspectiva, como las ratio seminalis de Agustin de Hipona; Y asi mientras luchaba con mis botas y vos con el cuadradito de marihuana tenia la sensacion de estar en un maravilloso ovillo atemporal, y me entraron unas ganas de reirme que solo pude desahogar, ya tambien en pelotas (expresion precisa), cuando terminaba el charuto y te contaba eso de que realmente fui boy scout de chico y de que era vox populi que si tres o mas scouts te encerraban en un mandala humano entonces morias instantaneamente y tu alma se destruia en algo como el limbo o el nirvana, y vos preguntabas si era algo como un hechizo, y yo te respondia que no tanto un hechizo como un bug o un cheat natural, un codigo oculto como son los arcoiris y las precogniciones, tan reales como inexplicables segun las nociones tradicionales y pequeñoburguesas de la realidad, siendo entonces esta nocioncita lo incorrecto y asi y asi y ect.
Por suerte vos terminaste el cigarrillo antes que yo y soltaste (no sin cierto fastidio me imagino, pavo, papagallo, hablando de boy scouts y de codigos que se yo que cuando yo aca, por favor) lo que ya venia atado y que se demoraba inutilmente por mi incomoda mania de hablar y hablar y hablar, elephant talk.

Es aqui donde hay que hacer un parate en el relato y destacar la inconmensurabilidad kunhiana entre cojer y escribir sobre ello, entre hacer el amor y narrarlo. Hay cierto puente de sombras, cierto camino de la serpiente libido que une el acto con el relato, que tal vez sea la misma correspondencia einai - noein -leguein que une la vida con el lenguaje, pero pese a este cable conector las dimensiones no son enteramente traducibles la una en la otra, y asi la narracion erotica e incluso la fria descripcion objetiva del manual sobre el apareamiento del homo sapiens sapiens embellece o enfeese o enputese pero siempre transforma y oculta o extrapola y por lo mismo de algun modo niega el ser y la accion. No hay mas manera de representar fielmente el hecho de que poco a poco me fueras recorriendo el cuello y luego el pecho y despues la poco peluda panza, que en mi persona no califica como "panza" de ningun modo, e incluso siquiera de barriga, pero tampoco de abdomen, y decir "bajo vientre" es casi una tomada de pelo para dar a entender que era el objeto de tus mordidas, lamidas y modos orales intermedios, zona mucho menos sensibles que la milenaria pija, pero mucho mas sensible que el pecho o los hombros, o mas bien con una sensibilidad diferente, algo asi como la diferencia entre un golpe en el musculo y otro en el hueso con terminacion nerviosa; Y entonces no hay mejor forma para describir una virtuosa lamida de pija que el conjunto de sensaciones, naturalmente intransferible y solo expresable por medio de la metafora, la analogia o la puesta en comun, que yo sentia mientras me dejaba ir en el colchon no demasiado comodo, hundiendo una mano en tu mata de pelo Hunt que ahora suelto era mas bien como mi imaginacion de Veronica Solbaken.
Habiendo aclarado estos apriori puedo sintetizar conque estuvimos un buen rato en esa posicion tan comoda, hasta que alguno de los dos considero que hacia falta dar vuelta la tortilla y que ahora era mi turno de hacerte saltar los tapones, cosa que hice con mi tan estudiado desenfreno vikingo o mas bien Zulu dada la pigmentacion. Como la sensibilidad que tenias en las tetas, mal llamados senos o lunas, era de media a alta, fue mucho mas facil y casi mecanico pasar del masajeo a la succion que seguramenta arrastra, segun Herr Doctor Freud, complejos de edipo y regresiones al utero, cosa que de todos modos no importa porque pocas sensaciones hay mas placidas que las de un pezon bailando cerca de la cara, como bien decia Portos, y mas si uno tiene piedra libre por en ambas tetas, cuello y espalda, como si uno no fuese a volver al utero en ese mismo instante o al menos a intentarlo a base de puros empujones con la pija - nautilus y la pija - excalibur, primero yo arriba hasta que la cama, de malisima integridad, comenzara a rechinar de modo tal que nos hiciese temer por la solidez de sus tornillos y tuercas. Vos entonces habias amagado con meter un dedo en donde no debias y aprovechando mi Epa! escapastes a la estocada y pasastes arriba con un salto audaz.Y Como una vez que el gigante cae es muy dificil que se levante, me aferre al mundo de Ariman y como Anteo me ancle a la tierra. El trote anterior se volvio galope desenfrenado, demostrando tanto mi torpeza como tu virtuosismo de Viper, de Cobra o de Naga, de plateado pejerrey que se sacudia ritmicamente, apretando rabiosamente los muslos y los ojos y la cara entera, como si hubiese una secreta conexion entre los mas diversos musculos.
 Pero todo eso seria cuando me cansase de esto otro, de este refraneleo y bisturbacion por ambos lados, de este operar una maquina mitad molusco mitad gallo de riña, maquina que para que funcione requeria que tu mano estrangulara y que mis manos retorcieran y que las bocas recortaran y entrechocaran como dos espadas en plena esgrima, diastole y sistole y demas metaforas poco apropiadas, pues tambien podria decir rayos y centellas.
Entonces, siglos, minutos u horas despues de todo esto, comenzastes a dejarte caer como de costado, salida elegante del baile, solicitud de tregua que de ningun modo queria ni podia darte, pasando a tumbarte con un gruñido sordo y a intentar roncamente llegar de una puta vez, de una vez por todas, a la roja caverna de las Madres, intento de salto hacia la inmortalidad que siempre acababa demasiado rapido en una ridicula caida post - eyaculatoria, en un darse de jeta contra el marmol de la conciencia, conciencia en la que me veia cayendo como una bolsa de papas pero asquerosamente bañado de sudor y de otros fluidos propios y ajenos no menos desagradable al tacto y el olfato, y en donde vos tambien te deslizabas hacia tu costado de la cama con el pelo helen hunt convertido en un trigal azotado por el Katrina, para buscar ridiculamente en tu bolso alguna cosa, tal vez autenticos cigarrillos.
No se por que, en ese momento (vos de te dejabas ir poco a poco al sueño, saciada y con cigarrillo en mano cual pelicula de Marlene Dietrich) te hable del Sueño. Tal vez haya sido justamente por eso, porque vos ibas como de ida para ese lado y contandotelo yo te pedia que me traigas respuestas, te encomendaba una tarea que mision imposible era un poroto.
 

8 nov 2014

Todo bien. Estaba todo bien, pero no era eso, definitivamente no era eso. Esto es como el ultimo estertor de algo, como un parco intento por describir una situacion: un ventilador prendido, un cuerno lleno de cerveza, yo sentado escribiendo, un mosquito que vuela. Todo bien. 
Todo esta bien, si, pero de todos modos esto es como el estertor final de algo, el tan esperado y tal vez temido estertor, el grito o exhalación agonica de una lucha o un juego o una espera, de un noseque. Hace tiempo que no esta bien que todo este bien o que siquiera se atreva a parecer estarlo. ¿Por que, por que escribirlo? ¿Por que no? Escribirlo hoy para borrarlo mañana. Tal vez sea que falta gente, que ahora parezca como que falta gente (¿pero quien?) y mañana o mas bien pasado, entre las calles o en el subte, me parecera que seguramente sobra muchisima gente y que no obstante sigue faltando gente, ¿pero quien?
Ya se, ya lo se. Hay que escribirlo como un intento desesperado para que no sea el estertor, para que el estertor final y agonico, suspiro seco que quiebra piedras, no se. No quiero, no te quiero, vil suspiro, no quiero que seas, ni que seas todo esto ni que seas en absoluto. No seas. No seas ni siquiera una sensacion, no seas estas letras, vade retro.
Pero... ¿que es lo que quiero exorcisar, me queres decir? ¿la realidad? ¿Acaso es la realidad? Pero eso es estupido, es ridiculo, es casi indignante. Si. Es la realidad: Hay que sacudirle el polvo, ser el tabano de este enorme mulo (¿o era burro?) llamado realidad, que no es otra cosa que esta mesa y estas sillas y este cuerno de cerveza que estan demasiado comodos con sus papeles, demasiado conformes y sonrientes como para no producirme una sospecha, una inquietud que si bien no es el estertor que parte los secos suelos del desierto, esta en relacion directa con el. Y la realidad tiene que ser un mulo, porque es siempre en esta epoca hay cruzas e hibridos, seres absolutamente transgenicos que no sospechan su ontologia de laboratorio, su psique de probeta anteriormente testeada en ratas y monos. 
Todo esta bien. ¿todo esta bien? Al menos todo esta. ¿Lobo esta? Lobo esta. And if Wolf is here then always cannot be alright, pero es mejor volver al español porque aunque el ingles sea mucho mejor para el rap y para las estructuras logicas tiene esa deficiencia del verbo To be para diferenciar la existencia abstracta de la existencia empirica reducida a un espacio - tiempo,  y entonces hay que destacar que el problema esta en que Lobo este y no en que sea, pues nuestra realidad es la del Estar. Cartesianamente, X e Y, insertos en coordenadas plagadas de Lupus, es decir de Homo Sapiens Sapiens que ya llevan la incomodidad a terrenos sociales, cientificos, religiosos y politicos, lo cual no es otra cosa que evitar el problema. Como dijo el Jujeño: "yo tengo un problema mio".
No esta todo bien.

3 nov 2014

El problema del Tiempo

Los empleados tienen una concepcion mensurable del dia. El dia empieza cuando se levantan de la cama y termina mas o menos despues del cafe que sigue a la cena. El problema radica en que hay veces en que el dia parece continuar por fuera de si mismo, como si fuese una media que pudiese darse vuelta una vez llegado a su limite, como una prolongacion de si misma, en forma de lapso temporal en el cual el empleado percibe no hay nada que hacer, decir e incluso pensar.
Cuando el empleado entra en estos lapsos de existencia por fuera del dia, siente un malestar inmediato, el cual intenta curar mirando aburridas peliculas en el living de su casa o sencillamente yendose a acostar sin sueño; No se les ocurre ni por un segundo que precisamente mas alla de ese umbral esta el magico mundo de las Sirenas, las cuales nadan siempre en el oceano de lo Indefinido, y que ni siquiera sospechan de la existencia de esa otra dimension en donde hay cosas tan inverosimile como Cumpleaños, Reuniones Semanales del Club de Leones o Cofee Breaks.

22 oct 2014

Consideraciones acerca del genero y la especie

A todas luces, los empleados no pueden negar que, por mucho que amen o crean amar a las Sirenas, estas son una variedad de monstruo. Es obvio tambien que las sirenas saben acerca de este prejuicio, cuasimedieval, entorno suyo, pero hacen como si no estuviesen enteradas, lo cual hace sospechar que tal vez no esten realmente enteradas, y entonces es mentira que sepan.
A todas luces, las sirenas no pueden negar que, por mucho que las aburran o crean aburrirlas los empleados, estos son una variedad rara de la especie de los orinales, o tal vez sea que los orinales, esto tambien innegablemente, sean una variedad de empleado.

Oralidad

Las Sirenas nunca repiten la misma palabra mas de una vez. Su vida entera consiste, en terminos de comunicacion oral, en una constante y asombrosa invencion de silbidos, gruñidos, miradas, gemidos, gorgorismos, fruncidas, chirridos, chasquidos y tambien de todo tipo de expresiones aleatorias pero jamas repetidas, de modo que si una Sirena le dice a otra algo como "sein to wi pru pirnguialá", uno puede estar seguro de que esa misma Sirena, y probablemente ninguna otra sobre la tierra, jamas ha dicho ninguna de esas palabras, y tambien de que ninguna otra Sirena volvera a pronunciarlas.
Ningun lenguaje es tan extenso y variado como el de las Sirenas. Sus expresiones son, en teoria, infinitas, como tambien es infinita la capacidad de conexion y asociacion entre sus terminos, infinitos sus conectores e infinitos sus sentidos, ademas de ser estos imposible de identificar. Es notorio que el tiempo y el lugar en que cada palabra es dicha tiene mucho que ver en el significado de cada signo, y no es nada descabellado pensar que cada signo irrepetible en su enunciacion enuncia, precisamente, algo o todo o parte de ese instante irrepetible en que la Sirena esta hablando.
Cada expresion de una Sirena va acompañada de sus correspondientes miradas, iracundas, bondadosas o cargadas de risa, y tambien de todo tipo de pellizcos y pequeños empujones.
Algunos Delfines con orientacion linguistica han defendido en el ultimo congreso internacional que el lenguaje de las Sirenas imita a la vida misma, pero esto son ya teorias y pataleos de los Delfines, esos eternos pomposos y sabelotoodos.

21 oct 2014

Escritura

Solo los Delfines pueden escribir. Los empleados, abocados como estan a la ejecucion de tareas repetitivas, muchas de las cuales son precisamente el conteo y la supervision del conteo y la supervision del conteo y la supervision de actividades aburridas y repetitivas, o bien el conteo y la supervision del conteo y la supervision de actividades aburridas y repetitivas, o bien el conteo y la supervision directa de actividades aburridas o repetitivas que no son conteo o supervision de nada, sino simplemente actividades repetitivas y rutinarias hasta el hartazgo, no poseen talento alguno para la narrativa o la poesia lirica, para la epopeya o el cuento corto, y mucho menos para el puzzle o para la escritura automatica de los surrealistas, si bien poseen cierto talento mecanico para otro tipo de escritura mecanica, que mas bien se llama "tipear" o mandar mails.
Esta enorme falta de expresion escrita por parte de los empleados suele equilibrarse con sus bien conocidas habilidades aritmeticas, matematicas, contables y, en fin, con todo lo que tenga que ver con numeros, valores, haberes, sumas y restas.
Las Sirenas, por su parte, son completamente inutiles para casi cualquier actividad que requiera del uso de simbolos complejos y sistemas conceptuales, quedando casi incapacitadas para realizar las divisiones y multiplicaciones mas simples, y completamente incapacitadas para escribir una novela o siquiera un cuento corto. Escriben a veces pequeños poemas y mensajes en los arboles o en la tierra, utilizando un sistema de runas que tienen un trazo que recuerda al fenicio o a la escritura Micenica.
Luego de años de intentar descifrar la escritura de las Sirenas, los delfines llegaron a la conclusion de que su sistema es indescifrable, pues no tienen sistema alguno, ya que las Sirenas inventan los simbolos y signos al momento mismo de escribirlos, con la particularidad que nunca repiten el mismo caracter. En todos los escritos de Sirenas y Tritones que se han hallado, sea en la tierra o en las cortezas de arbol, no hay un solo signo que se repita, por lo que, mas alla de la pura especulacion, es imposible saber que dice cualquier cosa que una Sirena escriba o haya escrito, y hasta es dudoso si este procedimiento puede llamarse realmente lenguaje y no dibujo o pintura abstracta.
Aunque los Delfines pueden escribir, solo lo hacen utilizando siempre el mismo sistema de signos, lo cual limita seriamente su creatividad, de donde se da que, aunque los cuarenta y siete signos permiten, como algun Delfin noto una vez,  casi infinitas posibilidades de novelas, cuentos, manifiestos, relatos, enciclopedias y poemas, la literatura de los Delfines se remite casi siempre a los mismos temas: Los empleados, Las Sirenas y el Existencialismo.




Mitologia

Contrariamente a lo que se cree, los empleados no consideran a las Sirenas como criaturas mitologicas con cola de pescado y cuerpo de mujer. Sosteniendo como sostienen, uniforme y unidireccionalmente, un pensamiento positivista, los empleados consideran todo lo que consideran, es decir el campo entero de lo considerable, como completamente real y tangible, definido. Lo mitologico, por decirlo de algun modo, no tiene punto de contacto con lo practico e inmediatamente utilizable, disponible y contabilizable. Como lo mitologico no esta nunca a disposicion del empleado, este se venga de aquello negandole la existencia, aunque esta negacion del ser no le impida al empleado promedio enamorarse o creer enamorarse de estos seres muy reales y existentes que son, para ellos, las Sirenas. El hecho, muy considerable para los delfines pero al parecer nimio o accidental para los empleados, de no encontrar nunca o casi nunca una Sirena dentro de los canales y rutas que constituyen la realidad efectiva e inmediatamente disponible, la "realidad - stock" del empleado, no parece hacer tambalear para nada la concepcion hiperrealista que tienen de las Sirenas. 
Las Sirenas, por otro lado, no solo consideran seres mitologicos a los empleados y a sus portafolios, sino que consideran como mitologico a absolutamente todo. Las sirenas viven, por decirlo con palabras de delfin, aun en una Weltanschaung magica, y "piensan", por mal usada que este esta palabra para expresar eso que las Sirenas hacen en sus cabezas, con el tan estudiado "pensamiento magico". Ni que decir que las Sirenas se consideran tambien a si mismas como criaturas mitologicas. Lo curioso es que las Sirenas no creen ser seres con cola de pescado y cuerpo de hermosa mujer joven, es decir, no se conciben a si mismas y entre ellas con la imagen que comunmente llena el imaginario pupular de "Sirena",  y que ilustra las tapas de "La Sirenita", sino que ellas se conciben mas bien al modo griego, con cuerpo de pajaro y cabeza humana.
Algunos Delfines, dedicados a la parapsicologia y a la lectura de auras, creen que es precisamente esta diferencia de cosmovisiones, magica una y pragmatica la otra, la que obra constantemente para sostener el eterno desencuentro entre empleados y Sirenas, los cuales pese a habitar un mismo plano fisico se encuentran y cruzan tan poco, incluso en las grandes ciudades, que seriamente considerado se impone la necesidad de una terrible organizacion secreta, de una mano divina o del mas increible de los azares.
Toda Sirena en su sano juicio sabe que un empleado es una criatura mitica con cuerpo de hombre y cabeza de pescado.

20 oct 2014

Los collares de Sirena

Las sirenas usan pulseras y collarcitos hechos por ellas mismas, con cuentas y pedacitos de vidrio, los cuales no tienen ningun valor monetario ni sentimental. De hecho, los collarcitos de las Sirenas son, bien mirados, bastante feos y, si en ellas lucen como majestuosos collares de perlas o como pesadas cordilleras de diamante, se debe al inimitable arte, cultivado milenariamente por las Sirenas, de ser Sirenas.
Las empleadas vanidosas y las señoras empleadas, ya mas gordas y casadas pero no por eso menos codiciosas, se tiran secretamente de los pelos en arranques de envidia, y darian lo que fuese por obtener uno de los magicos collares de Sirena, de los cuales se dice (entre los empleados, claro esta) que hacen hermosa e irresistible a cualquier mujer. Gracias a esta leyenda, hay todo un mercado paralelo de "collares de Sirena" donde tambien hay pulseras de Sirena, Diademas de Sirena, Anillos y abanicos de Sirena, sombrillas de Sirena (contra toda logica, pues a la sirenas no les molesta mojarse o solearse) y hasta anteojos de carey de Sirena. La falsedad de estos productos es evidente para todos, desde los descarados comerciantes que las venden, pasando por los ya resignados maridos que las compran, y llegando a las destinatarias finales (y sobre todo es evidente para ellas), mujeres e hijas de los empleados. A pesar de la archisabida falsedad de estos productos, comparables en su ineficacia a las cremas antiage y los productos light, o tal vez por eso mismo, la industria de los productos Sirenicos crece constantemente, habiendo señoras (irreparablemente horrendas) que poseen collares de sirena por montañas y anillos por millones, creyendo que alcanzaran la belleza divina tarde o temprano, por acumulacion o porcentaje.
Las Sirenas, como era previsto, se rien hasta la muerte cuando ven pasar, en un caluroso dia de febrero, a estas señoras embutidas como chorizos y adornadas como arboles navideños, enfundadas como una mano demasiado gruesa en un guante de latex, atibosrradas hasta la asfixia y el desequilibrio de cremas anti age, lentes de contacto y "collares de Sirena."
Los verdaderos collares de sirena, que no pasan de ser una seguidilla idiota de mostacillas y cuentitas de vidrio colorido, no se hallan en las cajas de seguridad de las empleadas o en los escaparates de los shoppings, sino tirados en el piso o en los roperos o debajo de las camas de las Sirenas, las cuales se los sacan, a la hora de bañarse o de hacer el amor, siempre de un tiron, revoleandolo por encima del hombro, por lo que el pobre collar va a parar a cualquier lado y no es sino hasta meses despues que las Sirenas los encuentran entre una pila de ropa sucia o debajo de alguna ostra.

Los empleados y el subte

Por lo general los empleados toman subtes por la mañana, y tambien por la tarde. Toman subtes con frecuencia y con pasion. Generalmente esa pasion es el odio, pero es sabido que las pasiones son mas parecidas entre si de lo que parecen. Suben en Malabia, En Dorrego, En Bulnes o en Plaza Miserere, dependiendo de cuanto tengan ganas de caminar ese dia. Tambien influye mucho en esto las ganas que tienen de pisotear y ser pisoteados o de evitar los colectivos atibosrrados siempre de otros incontables empleados, a veces de algunos delfines y nunca de siquiera una Sirena.
Si suben en Malabia, entonces subir es un eufemismo, pues la palabra correcta seria "entrar", si fuese posible entrar en el vagon atibosrrado de empleados hasta el borde mismo de la puerta y tambien mas alla. Si el empleado dispone de un punzon, de un hacha o de una picana, puede intentar abrirse paso a travez de la muralla humana que se comprime como una pared viva de zapatos y maletines; Si no posee alguno de estos elementos o de otros que ejerzan derechos similares, esta perdido, y debera resignarse al colectivo, al cual tampoco podra subir como no sea trepandose de una ventana o viajando en el techo (opcion poco recomendable en dias de mucho frio o calor, mucho viento y lluvia).
Si logra subir al Dragon, comienza entonces la verdadera odisea: una lucha estrategica y mortal, tanto fisica como psicologica, no digo ya por conseguir un asiento, sino por evitar que una lluvia de codos, hombros, tetas duras y punzantes y portafolios asfixien sistematicamente al pobre empleado en cuestion de segundos. Esto no seria del todo tan terrorifico, si no fuese porque tambien tienen que hacer frente a una terrible fuerza centrifuga, la cual, si el empleado esta cerca de puertas o ventanas, pugna por expulsarlo del vagon, generalmente hacia los caños de los tuneles, con resultados mas o menos mortales o paraplejicos. Tambien es usual que, sobrecargados de peso, los vagones exploten a presion como un inmenso globo de acero y plastico, y entonces todos los empleados vuelen como incredulos perdigones hacia las paredes de cemento, redecorando el paisaje cual pelicula de horror. Si los empleados siguen y siguen subiendo y el vagon no explota o se desarma parcial o totalmente, ocurre que el aire dentro del vagon se acaba por completo, por lo cual no es raro que, llegando el dragon a la estacion terminal, sea plaza de mayo o Catedral, los empleados del Metrovias tengan que llamar a la morgue para trasladar decenas de cadaveres asfixiados. Ha habido Dragones enteros en donde no ha llegado vivo un solo pasajero.
Los Delfines nunca tienen este problema, pues dejan pasar los Dragones llenos hasta que encuentran uno vacio, sin importarles el hecho de que muchas veces deban esperar dias enteros.
Los empleados que quieren llegar con vida a su puesto deben resistir la fuerza de gravedad que parece querer concentrarlos hacia el centro del vagon, en donde yacen los cadaveres de los que no resisten la fuerza centripeta, en forma de una bola de trajes arrugados y cuerpos negros y ya pudriendose. Quedar contra un caño es fatal, tropezarse es fatal, casi todo es fatal, puesto que estacion a estacion mas y mas y mas empleados siguen subiendo, estrolando y comprimiendo cual aserrin a los que, ya arriba del vagon, pugnan por impedirles esa subida, por lo que cada vez que las puertas del Dragon se abren ocurre una verdadera batalla campal, que nos recuerda a los enormes combates medievales de ingleses contra galeses o franceses, de españoles contra moros, de franceces contra borgoñeses, de cristianos contra arabes; Solo que aqui son los empleados en viaje contra los empleados que quieren viajar.
Apenas el Dragon llenisimo de empleados que ya estan luchando entre si por respirar y por conseguir una mejor posicion para el codo, para el torax o para sacarse de encima a las empleadas gordas y malhumoradas que no solo gritan y gimen cual puercos, sino que ademas arañan y muerden, las hordas de empleados que esperan sobre el anden lanzan sus intimidantes gritos de guerra, mientras golpean rabiosamente sus maletines o hacen sonar sus celulares a todo volumen. Los viajantes no se hacen esperar, y responden lanzando gritos rabiosos o cantando con todas sus fuerzas arengas de combate. Cuando las puertas se abren es la locura total, el desmadre: Piñas, mordiscos, patadas y tirones de pelo son los embates iniciales. Luego puede darse que los empleados del anden intenten tironear en proporcion tres a uno a cualquier empleado cercano a la puerta, el cual se resistira con todas sus fuerzas, siendo ayudado por sus compañeros de viaje en una claro ejemplo de moral laboral y mutua ayuda entre los peregrinos. Si el empleado es expulsado del vagon, alguno de los de abajo ocupa rapidamente su lugar, lanzandose de cabeza al espacio libre. Muchas veces es rechazado a trompadas por los furiosos viajantes, pero si logra quedar arriba del subte para cuando las puertas se cierran, automaticamente pasa a formar parte de la tripulacion. Los empleados desalojados se convierten, a su vez, en parte de los furiosos piratas de anden, dispuestos a todo por un lugar.
Estas cruentas guerras por un espacio en el dragon suelen durar los pocos segundos que las puertas permanecen abiertas en cada estacion, lo cual no evita que, debido a las olas y avalanchas humanas que se forman, decenas de empleados caigan a las vias antes o despues de la apertura de las puertas. Si caen antes, generalmente luchan con todas sus fuerzas por salir, sobre todo si caen delante de la locomotora. Si caen despues o durante el cierre de las puertas, casi en su totalidad son arrollados por el Dragon, quedando reducidos a un cardumen de visceras y huesos rotos. Los cuerpos triturados por los dragones crecen minuto a minuto, y no es nada raro que el servicio se vea interrumpido varias veces al dia solo para limpiar las vias desbordantes de cadaveres destrozados.

Los Empleados y el cine.

Los empleados van al cine con frecuencia. Les gusta verse representados por los especimenes mejores parecidos de si mismos, luchando en tragedias o comedias en las que siempre o casi siempre se trata del amor o del odio a una sirena.
La actriz que hace el papel de sirena (casi siempre una empleada, salvo casos milagrosos de sirenas con dotes para la pantalla) es siempre la mas expuesta, pues cualquier falla en la forma de mirar o en la manera de asir la baranda de las escaleras, e incluso una dureza minima para sacarse o ponerse un guante delatan su plebeyo origen de ser que trabaja en relacion de dependencia. Estas fallas tragicomicas a lo Sybil Vane ponen de muy mal humor a los empleados mas cultos, que siempre se sientan en las primeras filas y comen pochoclos y chocolates como si en ello les fuera la vida, que entonces salen indignadisimos del cine, llevando a los tirones a sus parejas. El malhumor es pronunciado sobre todo los dias domingo, que tan nefastamente cerca estan del lunes.
Si una Sirena fuese capaz de ir al cine, es decir, de pasar de una a dos horas sentada en una butaquita como de juguete, entre pinchuda y esponjosa, llena de pequeñas migas y pedazitos pinchudos de maiz, mirando una enorme pantalla cineramica, haria la sencilla union de puntos (que en una sirena seria mas bien como reir y no como pensar) y preguntaria como es posible que el malhumor sea mas pronunciado los domingos que los martes, cuando ambos estan igual de cerca del lunes.
Luego o antes del cine, los empleados suelen tambien ir a pequeños locales mas o menos lujosos a atiborrarse de comida, rodeados de otros empleados comensales y de empleados - empleados que los atienden y les cocinan. Uno podria pensar que el empleado, salvo cuando ama o creer amar o sentir pena por el asunto de las Sirenas, hace todo lo posible por recordarse constantemente que su naturaleza.
El constante esfuerzo del empleado por convencerse de ser enteramente un empleado hace sospechar a  los delfines (esos hybridos de empleada y triton o de sirena virgen y espiritu santo) que los empleados no son empleados en absoluto, pues no les parece logico que lo que es naturalmente de un modo deba estar constantemente apuntalandose para encarnar su naturaleza. La conocida frase de pindaro tiene para los delfines un sentido no literal. Los delfines intuyen oscuras intenciones de otros seres en los titanicos esfuerzos de implantar la naturaleza de empleado por todas parte, pero como estos seres no pueden ser Sirenas ni delfines, los delfines tienen que terminar por concluir, rascandose la cabeza y sintiendose vergonzosamente mas estupidos de lo que les gustaria pensar que son, que son los mismos empleados quienes conspiran entre y si y contra si mismos.
Los delfines que siguen la corriente de la psicologia analitica creen que es el Inconciente colectivo de los empleados el que conspira contra sus conciencias, en un intento por plasmar la verdadera naturaleza, que o bien seria realmente servil o bien algo diferente, del cual la condicion de empleado es algo intermedio. Otros Delfines opinan, aun dentro de la misma corriente, que es la conciencia del empleado la que, negando su inconciente, se aferra estupidamente a lo eficiente y remunerado por sobre lo indeterminado, y que la innegable atraccion por las sirenas no seria otra cosa que una proyeccion de todo lo negado sobre estos articulos de pescaderia.

19 oct 2014

Trance

Ahora es el calor humedo y pegajoso del baño, de unas paredes demasiado bajas, de un ambiente que se agranda y se achica con la respiracion, es un tiempo que se acelera y se desacelera como una soga elastica, algo que carraspea y tiene pequeñas explosiones, como si un orden luchara con la materia elastica, pugnando por emerger, por configurarse en cualquier momento sobre el aire ceniciento de la casa.
No importa, pues yo aguanto. Soporto. Las melodias de Garcia suenan de fondo, el sol se filtra como una proyeccion por los vidrios polvorientos. Yo estoy aca, los planetas giran, Celeste esta en algun lado.
Por un lado son las cosas y por el otro es el cuerpo. Dos sensaciones: El cuerpo tocando las cosas y el cuerpo tocandose a si mismo, estar y ser.
Ayer me habia despertado luego de soñar con una hechicera y cuatro discipulos, y de fondo Ganimedes, un ser mitad anciano (el hermitaño tipo tarot) mitad pajaro, con cabeza de pajaro y cuerpo de anciano. Ganimedes, satelite de Jupiter. Ganimedes, Amante de Zeus. Ganimedes, Raptado por el aguila. Ganimedes, copero de los dioses. Resulto que la cabeza era una cabeza de aguila, y entonces en realidad Jung tenia algo o mucho de razon: hay algo dentro de nuestra cabeza que no nos pertenece, que es como una entrada o una salida pero a fin de cuentas una puerta o una antena o una bandeja en donde se depositan o se retiran elementos que van mas alla de nuestra vida regida por las experiencias sensoriales, y esto es irrefutable pues yo soñe con Ganimedes.
Despues, mucho mas tarde, caminabamos bajo una lluvia que era como la transpiracion del mundo. Despues, o mucho antes, yo miraba un cielo plomizo sobre el que se alzaban edificios grises como montañas o como inmensos monolitos dedicados a dioses desconocidos, al Dios progreso, a ningun dios, a la nada. Desierto sobre desierto, diez mil años de civilizacion para llegar a las urbes de asfalto, no podria haber salido peor.
Antes o despues, nos revolcabamos con furia sobre una cama siempre deshecha, arremetiendo con furia, buscando ciegamente la conexion.
Caminabamos bajo la lluvia calida y estabamos mareados. El cielo era bajo y parecia querer desplomarse como un cielo raso casi podrido, cubierto de telarañas. Buscabamos cosas que no recuerdo, de nombres hilarantes, nos perdiamos entre las ferias.
Esa misma noche Malosetti tocaba temas de Spinetta, de Cerati, Standar del jazz cool y por supuesto suyo. Estabamos molidos y las guitarras y los bajos nos sonaban como golpes. Estabamos al borde del sueño, y Celeste buscaba las referencias mitologicas de Ganimedes y Europa, pero yo ya no estaba ahi.
La realidad misma se iba en Fade, yo oia todo perfectamente, los solos de Malosetti me inmovilizaban (es decir, a mi cuerpo, a mis manos aferradas como garras a la mesa, a mis pies acalambrados, a mis ojos abiertos como platos), me clavaban como una cruz o un tornillo al saloncito del Boris, pero yo, lo que se dice yo, estaba parcialmente en otros sitios: Estaba en mi cama, dando vueltas para uno y otro lado. Estaba en el salon del London, mirando un cuadro de Cortazar, tomando una imperial, leyendo mi futuro en un libro de Perec. Estaba en un claro y fresco palacio, sobre una loma o en un verde valle, mirando a una hechicera de aires babilonicos, de ojos negros y boca sensual, muy parecida a Belen Blanco, enseñandole a un discipulo a convertir un pesado rosario de Hierro en uno de Cobre. Los labios de la hechicera iban soplando, muy de cerca, muy despacio, una a una las esferas oscuras y llenas de herrumbre, y con cada soplido, con cada halito, se convertian en relucientes esferas cobrizas o broncineas, y los ojos y la boca y el cielo se cuajaban, cada vez, en una sonrisa burlona y seductora, mientras que yo daba vueltas en mi cuarto oscuro y asfixiante, buscando un apice de frio en la cama amplia y perpetuamente desordenada, mientras que en el mismo instante me revolvia nervioso y ausente en la incomoda butaca plastica del Boris Club, entre snobs, gente del jet set, Celeste y dos tres piojosos con buen oido, identicos a mi.
Mis sienes estaban, cada una, a kilometros de su hermana espejada, y mi cabeza era como un gran globo gelatinoso, difuso e invisible, que abarcaba varias realidades a un tiempo, y todo era un poco como en "El Perseguidor", analogia muy fortuita porque a un mismo tiempo escuchaba Jazz para un muerto reciente, me ahogaba entre las sabanas y miraba un cuadro de Cortazar.
Casi no pude prestarle atencion a la desorbitante version de "Despiertate Nena". Malosetti desmenuzaba el espacio y el tiempo, virtuosismo que aplastaba la escala, que sobrecargaba mi ya sobrecargado aparato perceptivo con punteos y mas punteos, y el teclado y la bateria que parecia querer desarmarse en una vibracion histerica; Pero yo no percibia todo eso porque miraba a Ganimedes, al tiranico y despotico dios con cabeza de pajaro, que amonestaba a la joven y sensual hechicera, vestida como una Hetaira, vestida como Sheena, con aires egipcios, bajo un sol del medio oriente.
Recien pude despertarme (aunque mis ojos, impavidos de un terror que ahora solo puedo narrar con la confortante seguridad del dia despues, nunca se cerraron, y nadie en el Boris habria podido siquiera sospechar que mi atencion estaba en algun otro lado) con la version homenaje a Cerati de "primavera cero". Fue un bostezo: la realidad entraba nuevamente en sus goznes, con la facilidad de una espada para entrar en su vaina, de un sexo para entrar en el otro, de un molinete para girar. Todo estaba muy bien: me habian traido otra cerveza (Scotch Ale, cool!), la sonrisa de Celeste era hermosa como siempre, Malosetti seguiria tocando por otra media hora y al llegar a casa habria cafe y las milanesas del mediodia.

15 oct 2014

Desfile

Uno empieza a ver un desfile de modelos y primero piensa "que buenas que estan estas minas" (mas que nada con las primeras tres o cuatro), pero a medida que la cosa continua, uno empieza a ver que definitivament algo no anda bien. Al principio es dificil darse cuenta de QUE es lo que no esta bien, hasta que uno siente algo parecido a lo que siente al ver pasar cosas por una banda de produccion o de ver pasar un autito por el scalectrix... repeticion, si... intercambio, las modelos se intercambian una por otra, y entonces descubris que son todas sospechosamente parecidas: los gestos, las sonrisas sobre todo, todas  tienen la misma sonrisa de anuncio de supermercado, una sonrisa que subsiste a los cuerpos, y entonces ves que todas tienen tambien un unico cuerpo, con medidas casi identicas, gestos y formas identicas, identicas formas de caminar, identica vacuidad en la mirada, todo un aire como fresco, liviano y despreocupado de absolutamente todo.
Son todas identicas, y ahi mismo uno empieza a sentir un horror vago, como un asco, como si en vez de estar viendo mujeres uno estuviera siendo engañado por un genio maligno (pero cual?) y lo que desfilaran fueran cucarachas o sopas instantaneas... ¿de donde vendra ese horror?
Es cuestion de seguir mirando la segunda o la tercera tanda de pasarelliadas, en donde las modelos ya se repiten, para darte cuenta que el horror no viene de la repetitiva variacion de un arquetipo psicofisico impreso sobre cada ser con la brutalidad de un molde industrial que corta y golpea los cuerpos y machaca y exprime los cerebros, hasta dejar a cualquier mujer, fuese como fuese en su fuero interno, como un calco de la version photoshopeada de cindy crawford o pamela anderson, no; El horror viene de el vago darse cuenta (vago al principio, pero el horror aumenta proporcionalmente con la lucidez) de que no hay repeticion porque no hay en realidad alguna variacion entre ellas, y que mientras a uno le mienten que esta viendo varias minas (ya una rubia, ya una pelirroja alta y desdeñosa, ya una morocha esqueletica como un cogote de pollo) en realidad lo que uno ve es a la misma mujer, ausente y espectral, que, autentico substrato aristotelico, persiste como una percha ontologica detras de los cuerpos potencialmente putrefactos de todas las chicas que caminan sobre la pasarela - banda mecanica de los cuerpos como las vacas caminan por el matadero.
Cuando uno se da cuenta que son todas la misma, se da cuenta tambien de que no son ninguna en absoluto (ya lo dijo el Flaco Spinetta, "ella es tan clara que ya no es ninguna") y que esa belleza que uno admira es en el fondo morbidamente horrida, como estar enamorado de un vaso de plastico o de una muñeca de trapo, como creer que la belleza esta en la estadistica o la pureza en los shampoos y productos para los ojos y los labios, como si lo que uno llama bello, la apariencia sensible del Bien decia Platon, pudiese estar en los vomitos y en las dietas, en los esfuerzos gastados en gimnasios, en los millones publicitarios, en las grasas y aceites fabricados de petroleo y demas materiales toxicos, que estas y casi todas las chicas se untan con una ignorancia indigesta en la cara y las axilas, en los ojos y los labios, y que este meter la cara en el basurero y el cuerpo en el matadero sea considerado bello e intente atraernos (¡y que de hecho lo consiga casi siempre!) lo que vuelve al horror en un asco directo, en una nausea que lo hace a uno sentirse sucio y descolocado, dentro de algo que es la realidad pero deformada, como si, sin previo aviso, la geometria de los cuerpos solidos se inflara en alguno de los costados del plano, desdibujando todo como si fuese un dibujo en un globo que se infla.

9 oct 2014

Sirenas

Los empleados mueren de pena porque las sirenas nunca están en las oficinas o en ninguno de los aburridos puestos fijos que aquellos ocupan.
No esta del todo mal enamorarse de las sirenas. Nada mal, ni siquiera un poquito mal. De hecho, lo que se dice enamorarse, uno solo puede enamorarse de una sirena, es sabido. Es de una sirena o no es amor.
El problema radica casi siempre en ser empleado, porque a las sirenas, escurridizas y tintineantes, no les gustan para nada los empleados con sus cubículos. No les gustan los pisos sucios, los ascensores y los horarios fijos. Le huyen con particular aversión a los subtes, a las salas de espera y a los halls de bancos. Poco les importa si son pobres empleaduchos o empleadores con gordas cuentas bancarias; En sus mares ellas se rien por igual de esa manada de tontos con traje y maletin.
Las sirenas no solo no se enamoran de los empleados, sino que en cuanto lo hacen dejan de ser sirenas y se convierten en pejereyes o en amas de casa. Hay Muchas que los desprecian. Algunas incluso los odian. Los odian tanto que cuando ven pasar un empleado no pierden la oportunidad de arrojarle cascaras de nueces, carozos de aceituna o de salpicarlo dando furiosos coletazos.
Las sirenas y los empleados nunca se encuentran, salvo en excepciones artísticas como las novelas de Dostoievski.
Esto siempre sucedió asi, y asi seguirá sucediendo mientras queden sirenas vivas sobre la tierra o, mejor dicho, bajo las aguas. Los empleados continuaran, tontos y tercos, muriéndose de pena en bares y en callejones sucios, cual bolsas de basura, en sus aburridos domingos o en sus interminables jornadas estupidizantes, tomando colectivos que lo mismo da si van a mar del plata, a chascomus o al obelisco.
Lo mismo importa porque adonde quiera que vallan no habrá sirenas;
 las cuales nunca se daran por aludidas ni haran caso alguno de las codiciosas y lastimeras miradas de los empleados, de sus incomprensibles ruegos ni de sus ridiculas promesas de amor y riquezas, y es que las sirenas saben mucho de tesoros y de amores, pues viven generalmente en los amplios mares, colmadas de tesoros olvidados y de viriles tritones, siempre en universos plenos y luminosos con los que nada tienen que hacer los mundos de pasillos grises, blancos o verdosos de los empleados, en donde todo es kafkianamente de doble fondo y en donde la libertad se halla aplastada y olvidada, tan aplastada y olvidada como lo estan las montañas de oro en los cofres y naufragios de las sirenas.
Si bien es cierto que son numerosos los empleados que mueren de pena, tambien es cierto que este numero es casi nulo comparado con los empleados que mueren de causas mucho menos romanticas, como resfriados y accidentes de trafico, o que viven sus vidas de mosca hasta el fin de sus dias, lo cual es sin dudas mucho peor y tambien mucho mas corriente. De hecho, si uno toma en cuenta la totalidad de los empleados, el numero que es capaz de sentir pena (me refiero a pena verdadera, sheakspereana, y no a todo ese tipo de sufrimientos histericos leves como pueden ser la angustia de no llegar a fin de mes o de no cobrar tanto como el compañero de al lado, o la angustia de no tener una mujer tan linda como la del verdulero) es alarmantemente bajo. Por lo cual podemos con alivio o alarma declarar que la gran mayoria de los empleados es inmune a morir de pena, como asi tambien a enamorarse de una sirena, y esto tanto por la dificultad que tiene un empleado por dar con una sirena real (la mayoria de los empleados jamas ha visto una sirena y ni siquiera saben como lucen) y luego, aun mas, por trabar autentica relacion con ella, como asi tambien por la esterilidad de la mayoria de los empleados para el amor verdadero.
Como el empleado nunca ha visto (y probablemente jamas vera) una sirena (puesto que si la ve deja automaticamente de ser un empleado, y pasa a ser o un inmundo pedazo de estiercol con traje o bien un hermoso Triton) tendra sin dudas problemas para reconocer a alguna, milagro solo posible en el caso de que la sirena no logre verlo primero a el (esto es muy dificil, pues las sirenas son muy atentas y andan constantemente olisqueando el aire como los conejos).
Es sabido que el mayor de los empleados nunca deja de ser cabeza de raton, mientras que la mas insignificante de las sirenas es como minimo cola de leon.
En general, los empleados no solo tienen problemas para enamorarse de las sirenas, sino tambien para enamorarse en general, sea de cabras, mujeres o potuses. Esto es toda una paradoja porque, en primer lugar, todo empleado tiene una tendencia tragica al enamoramiento, medio o fin que casi nunca pueden lograr debido a su embrutecimiento producto de la rutina, y dentro de los enamoramientos, los empleados son tercamente propensos a enamorarse de las sirenas, pese a que nunca hayan visto una y no sepan siquiera como lucen, con lo cual tenemos que los empleados que estan enamorados de una sirena y mueren de pena, la mayoria de las veces no estan enamorados de una sirena real, o bien no estan realmente enamorados de una sirena, sino que o estan enamorados de algo como la sombra o el cuento o el mito de una sirena, que bien puede ser un cuadro, una cancion de Charly Garcia o una mujer muy hermosa o con buen culo o muy bien vestida o simplemente con olor a pescado, o bien estan enamorados de una autentica sirena, pero ese estar enamorados no es el amor real, sino otro tipo de relacion o sentimiento o idea con respecto a una sirena, y entonces cuando dicen amar a una sirena resulta que solo quieren comprar una sirena o caramelos, o que quieren violar una sirena o acostarse con ella a cambio de dinero, e incluso su confusion es tal que hasta dicen amar a una sirena cuando la odian con feroz conciencia o cuando estan envidiosos o celosos de los tritones o de las sirenas mismas. En ambos casos estos errores no les impide a los muy estupidos morir igualmente de pena, inutilmente.
Los problemas para enamorarse son, pese a las apariencias, mucho mas graves para las sirenas y los tritones, y es que dado que ocho de cada diez hombres y mujeres son empleados y empleadas, gerentes y prostitutas, curas y amas de casa y demas variedades de productos de gondola y bichos oriundos de la generacion espontanea, una sirena o un triton tienen grandes dificultades de hallar a sirenas y tritones (dado lo penoso de sus circunstancias actuales, no hacen diferencia de sexo) de los cuales enamorarse, con lo cual pueden pasar largos y penosos años antes de que una sirena logre, no digo ya enamorarse, sino tener una noche decente con algun hombre, pues es sabida la impotencia y la falta de imaginacion en la cama de los empleados, tan distintos a los lascivos tritones, primos acuaticos de los satiros y faunos. Igual infortunio sufren los tritones, que no pueden reprimir el asco de una pestilente ama de casa o de una secretaria de botox y plastico, fingida hasta en los gestos para desnudarse, con las contorsiones y cantos de una sirena salvaje. Los empleados no tienen estos problemas propios de especies en extincion, pues cualquiera que vaya a un subte o a un boliche puede ver pilas y pilas de empleados titilando entre si en esos dialogos y pobres franeleos que ellos llaman "relaciones", "cachondeos", "levantes" o "flirts", y que tanto se parecen a los tramites y a las fotocopiadoras. Lo curioso es que los empleados se desprecian entre si aristocraticamente, y persisten cual Faeton o Antigona en su tragico empeño por amar a una sirena o a un triton, pese a que esto es precisamente lo que paulatina pero indeteniblemente va estinguiendo a las sirenas, y que tarde o temprano terminara por extinguir tambien a los empleados.
Algunos, los mas sensibles, logran ver sirenas en los ojos de las mujeres jovenes. Si son buenos escritores luego escriben, basandose en estas visiones, pequeños relatos de no mas de una carilla.
Pese a estas dificultades para amar, los empleados no tienen problemas para proliferar (al igual que los conejos y las alimañas), para comprar diarios y comida rapida, para comprar televisores o para hacer escapadas relampagos a pinamar, por lo cual no hay peligro de que, a corto y mediano plazo, los empleados se extingan como variedad de las porquerias; Claro que cuando ocurra la epica muerte de la ultima sirena (que sin dudas morira de aburrimiento en una hermosa playa del caribe mientra el mundo entero compra telefonos y mira programas de talk - show) los empleados enfrentaran una situacion limite comparable con el meteorito de yucatan o la glaciacion, puesto que perdida para siempre la posiblidad de morir de pena por el amor verdadero, iran paulatinamente cayendo en cuenta cabal de su miserable condicion de empleado, lo cual los transformara automaticamaente en algo distinto (pues una cualidad esencial del empleado es la ilusion perpetua de ser algo diferente, ilusion que depende sin dudas de que haya un objeto magico sobre el cual proyectar eso otro, y que sino eso son para ellos las sirenas), en algo distinto que sospecho se parecera mucho al codigo de barra o al perfecto arquetipo de carrito de supermercado.
Los empleados intuyen, yo creo que inconcientemente, este lejano pero certero fin, y entonces crean sociedades de beneficencia, se hacen veganos o viajan unas semanas por Europa.
Las sirenas poseen en este aspecto el orgullo de los ombues, y continuan cazando pescaditos, despeinandose o haciendo el amor con los tritones, completamente inmunes a lo que pueda pasarles mañana o pasado mañana.

7 oct 2014

Ajedrecista

- De todos modos voy a salirme con la mia - dije.
- ¿Con que tuya?
- Con la mia, con lo que quiero.
- ¿Y como estas tan seguro?
No pude evitar soltarle una risa estrepitosa como el reviente de un caño de escape. Un reviente, algo que revienta, rabioso. Seguramente no entendio mi risa, porque me miro con perplejidad, intentando discernir entre una burla o la llana locura. Casi reviento de vuelta, porque la separacion que buscaba era estupida, tan estupida como mi sonrisa callada y fria. Hacia Calor y yo no queria estar ahi, queria estar en el fresco blanco de una plaza, y entonces me limitaba a callar y a sonreir friamente. Los ojos me ardian y me sentia afriebrado. El silencio era ya estupido, asi que volvi a hablar.
- Estoy seguro porque soy mejor ajedrecista que vos; Soy mejor que todos ustedes. Pronuncie el ustedes con especial desprecio. Me miro y, era obvio, seguia sin comprender, asi que volvi a hablar:
- Soy mejor jugador que vos - dije. - El ajedrez, sabes, se basa en anticipar los movimientos del rival usando los movimientos propios. Se trata de esconder el juego... o mas bien de mostrarle al otro un juego que no es, de que el otro juegue un juego que no es.
- Sigo sin entenderte - me dijo con aires de aburrida suficiencia. De pronto algo como un reflejo paso por sus ojos y tuvo como un instante de vaga comprension, una de esas comprensiones negativas que son como un temor o una vaga sombra en el patio nocturno. - Acaso vos pensas que yo no...
- Yo no pienso ni dejo de pensar que vos no. Sucede que cuando dos jugadores juegan el juego, el mismo juego y con esto me refiero al juego que es, al verdadero, entonces es cuando la partida es la nuda vita, y entonces los jugadores son los dos muy buenos o muy malos. Ok, veo que seguis sin entender. Eso es bueno. Uno comienza a ganar la partida cuando comienza a jugar solo, es tan sutil. Mientras el otro juegue uno no puede estar seguro de estar jugando, y a veces pasa que cuando uno cree estar jugando completamente solo, como contra si mismo, ¡zas! un alfil te caga una torre o un peon hace doblete, e incluso la reina puede aparecer furiosa como una araña o una locomotora y clavarte un jaque mate que te deja como sintiendote un idiota. Pero en otras, uno sabe que juega solo, y entonces las fichas y las manos del otro y hasta los tiempos de respuesta se mueven dentro de lo esperado... 
- ¿pero me queres decir de que carajo estas hablando, y que tiene que ver el ajedrez o lo que sea que digas con eso de salirte con la tuya?
- Solo las arañas juegan bien al ajedrez - dije, y me senti un poco como Heraclito.
- Te podes ir yendo a la mierda si pensas que yo no. - me dijo con algo que era un comienzo de enojo, filoso y resplandeciente.
- Ya te dije que no pienso que vos no. Vos si. Vos si pero, ¿en que juego, no? Yo soy mejor araña que vos. Vos no jugas el mismo juego que yo. Crees jugarlo, pero no lo jugas.
- ¿Que, entonces estas jugando solo?
- Eso creo. Todos juegan solos. Juegan para si, y vos tambien. Vos tambien jugas en solitario. Lo malo es que crees jugar conmigo. ¿o no? Yo diria mas bien que tu juego necesita del mio, o que crees que ambos estamos del mismo lado del tablero, o alguna estupidez asi, pero no.
- ¿y entonces?
- Ya te dije: Lo esencial es conocer el juego del rival, y la mejor forma de lograrlo es escondiendo el propio juego. Claro que para esto lo primero es conocer el juego propio, y en esto hay que hacerle justicia a ese gran ajedrecista sin tablero ni piezas que fue Socrates. Claro que uno puede arrancar por la punta opuesta del hilo, y entonces identico proceso pero ad speculum es decir que la mejor manera de esconder el juego es conocer a la perfeccion el juego del rival. Hay estrategas activos y estrategas pasivos, y a mi me gusta decirles occidentales y orientales, Belisario y Sun Bin. Pero yo creo que como occidentales lo esencial es ese gnoti seauton socratico, y entonces lo mas importante a nivel practico es... ¿que?. 
Yo esperaba una respuesta que sabia que no llegaria, y su expresion era una pura oscilacion entre la exhasperacion y la idiotez.
- ¿Si? - dijo. Esperaba sin duda que la pregunta pasara como quien espera que pase el tren.
- Vos tenias que responder - le dije laconicamente. - Pero bueno, te resumo: Al final, yo voy a salirme con la mia porque, fundamentalmente, nadie sabe cual es la mia. Todos ustedes no tienen la menor idea de cual es esa con la que me quiero salir. Mi juego esta completamente oculto, y por eso nadie puede detenerme. ¿como se me pueden anticipar si no saben por donde tengo que pasar? - Nuevamente la claridad parecio querer inundar su cabeza como un fuego en madera humeda. 
- ¿y vos crees que vos si?
- Claro que yo si - le respondi, y nuevamente revente en una risa como de vidrio estallando, que acompañe de un descarado manotazo en la mesa. - Yo los tengo completamente resueltos. No te ofendas, pero tanto vos como ellos... ustedes... son todos malos jugadores. Son banderas y yo una araña, ¿que querias? Yo se lo que quieren, se cual es esa con la cual quieren salirse, conosco a la perfeccion, de tanto andar entre ustedes, su justicia, y entonces les regalo un alfil, uno o dos peones, voy dejando que sus piezas se acomoden como ustedes creen les conviene. No hace falta que pongas esa cara - le dije, ahora un poco mas serio - Todo buen jugador es algo hipocrita en sus preocupaciones. Pensa que es imposible hacer un buen gambito sin una autentica cara de falsa preocupacion. Es como el poker: la seguridad espanta a los peces.
- No te creas que es tan asi - me dijo - No sos tan vivo como pareces. Yo tambien estoy mucho tiempo con vos y, sin dudas, me doy una muy buena idea de como queres salirte con la tuya. 
Su cara reflejaba una indignacion que era mas un miedo disimulado, un miedo que venia tal vez de haber comprendido un poco.
- ¿ah si? - dije apoyando el codo en la mesa y la cara en la palma. - decime que es lo que quiero.
Me miro a los ojos y, luego de un buen rato, suspiro como un globo que se desinfla. Su aire volvia a ser cansado y trivial. Casi con desgano me dijo "queres lo mismo que yo, lo mismo que todos". Yo deje pasar los minutos, ya aburrido de la circular tozudez del ser humano promedio. En cuanto me agarraron ganas de ir al baño, cosa que indefectiblemente ocurre al tercer o cuarto mate, dije jaque mate y me fui a hacer mis necesidades.
  

15 sept 2014

Mini - Fabula, puede leerla o no, irse al carajo o a Mercadolibre: Hoy sali de la esclavitud, o sea del trabajo, y tuve, como quien quiere un helado o una escapada a mar del plata, un impulso irracional de ir a conseguir un libro de titulo prometedor, de un autor que se dice, es "una de las voces mas solidas de la narrativa argentina contemporanea" (segun la contratapa de dicho libro, claro), y entonces sali todo despatarrado a esquivar trajeados apurados, turistas y señoras gordas, todo esto mientras leia (caminando) una novela de Hemingway que, como las novelas de perez galdos de la maga, no termina nunca, y luego de encontrar el libro en una libreria de 2x2 de la calle Ayacucho pero con libros hasta el techo y musica clasica (ya cerrada, pero me abrieron porque la entrada era de vidrio y el contacto visual hace mas bondadosa a la gente, siempre y cuando uno tenga zapatos, saco y un libro de Hemingway en la mano) fui a meterme con urgencia en un cafe. Digo con urgencia porque asi como hay gente que tiene que ir al baño despues del primer mate, pelear despues del cuarto vodka o fumar despues del ultimo polvo, asi yo tengo una necesidad fisiologica y muy hipster de meterme en un cafe si estoy solo y con un libro nuevo. Meterme en el cafe aunque sea solo para mirar la contratapa y salir a los quince minutos, sintiendome un poco mas estupido, un poco mas no se que y tambien un poco mejor. Lo juro, es asi y no se por que. Es un infantilismo surgido de leer a Sabato de adolescente, y mas tarde a Arlt y a Dostoievsky y en fin. Si eso no es construir la imagen de uno mismo, no se que es.
La cosa es que sali de ahi y me tome el 106, repleto de gente que volvia del trabajo, que aun volvia del trabajo. Es casi inutil querer viajar vacio en Buenos Aires, como no sea a las tres de la mañana.
Por suerte habia, parada en el medio del colectivo, como las madonnas de los cuadros de Verrochio o Boticelli, una chica muy alta y muy linda, y entonces me acorde que a la mañana habia leido, mientras viajaba mediodormido en el subte B (rumbo a la esclavitud) en el diario "El Argentino" de un señor sentado que ver gente linda tenia los mismos efectos endorfinicos que ciertas drogas y que me habia acordado de Platon.
Mientras miraba a la chica por sobre Hemingway abierto en la pagina 113 pensaba que se parecia increiblemente a una chica que conozco, pero felizmente llevada a una belleza renacentista. No se que mecanismos comparativos del carajo operaran para que uno piense esas cosas. Por suerte o desgracia pegue un asiento y quede de espaldas a la beldad que justo en ese momento hablaba por celular y sonreia maravillosamente.
Y entonces subio un tipo mucho mas bajo y feo, algo que era como los musicos vagabundos de muerte en Venecia, pero con la diferencia de que este iba solo (no, iba con la mujer y el hijo de 4 años) y no solo le faltaba un instrumento, sino tambien un brazo.
Luego de mostrar la obligatoria credencial de discapacidad (que ninguno de nosotros miro) comenzo a mendigar (palabra horrible) con un argumento de 150 pesos para no quedar en la calle, poniendo a su mujer e hijo como palanca emocional, como si no fuera ya tragedia la suya sola, y lo interesante es que el tono era agresivo, no de suplica o conmiseracion, sino agresivo como si tuviese unas ganas locas y reprimidas de arrebatar una cartera, cosa que indignaba la superioridad de las señoras, los cadetes y todos los pazguatos que esperan todo el dia para eso, para sentirse seguros y realizados ante la comparacion con ese pobre tipo, pero que en mi caso habia logrado que cierre el libro para oir atentamente.
Despues de recorrer el colectivo dos veces, con los malos modales y codazos correspondientes (lo cual era causa pero tambien efecto de la aplastante gelidez silenciosa de todos los pasajeros, los cuales se defendia de la miseria con el marmoreo muro de la indiferencia a base de celulares, libros y hacerse los dormidos).
El hombre pregonaba su melodrama rapida y friamente. Nos odiaba, nos despreciaba a todos con o sin sentido, pero yo (mi irrefrenable tendencia a ponerme del lado del pobre) no podia pensar mas que cuanta razon que tenes hermano, con toda tu incapacidad para entender incluso tu propia situacion, cuanta razon que tenes, y mientras yo pensaba esto el tipo ya discutia con una jovencita de saco rojo que, indignadisima, lo acusaba a plena voz de haberle tocado el culo, cosa que con un solo brazo y ese colectivo tan lleno merecia mas el aplauso que el repudio.
El tipo volvio cerca del chofer e hizo una pausa. Silencio. La indiferencia de los pasajeros era kafkiana, y yo queria decirle al mendigo que aunque lo atendiese alguien del otro lado del tubo, no podria uno decir con seguridad que estuviese hablando con un funcionario del Castillo, cuando entonces el mendigo nos miro a todos con esas miradas vacias que al no mirar a nadie nos abarcar innegablemente a todos, aunque nos hagamos los sotas, y entonces nos dijo que muchas gracias, rabiosamente y a los gritos y con desesperacion tapada por el orgullo que muchas gracias, que era increible que un colectivo lleno, pero llenisimo, y que le habian dado, entre todos, una moneda de un peso. Miserables, ratas de porqueria, basuras que viajaban a mar del plata y cambiaban el auto, que seguramente ese dia habian gastado quien sabe cuanto en alfajores y tonterias, en cafes y libros y paquetes de cosas tiradas por la mitad, cosas que se usan una o dos veces o nunca, y que solo una moneda de un peso en un colectivo lleno, llenisimo de personas que (claro que todo esto ultimo lo pensaba yo, mientras pretendia no estar ahi, detras de mis 600 paginas de editorial De Bolsillo) se indignan con Gaza o con el Ebola pero que eligen guardarse su peso mientras otro (cualquier otro, y ahi esta el asunto, un otro cualquiera, que es el unico otro verdadero, legitimo) va a parar a una acera fria y humeda y llena de tierra y piojos, sea hipotetica o no esa situacion, tenga uno o dos brazos, tenga mujer o hijos, los señores se guardan su peso porque claro, porque, querria haberte dicho, mendigo, cada cual se gano ese peso trabajando y de todos modos (querria habertelo dicho enfrente de todos y no estar escribiendo esto ahora casi como algo lastimoso, casi como una resignacion o una disculpa que merece un sopapo mas que el "te perdono, cagon") ninguno de nosotros era responsable de tu miseria, mendigo; habias entrado en nuestra vida, en nuestra vida que a esa hora esta mas cansada y aburrida que nunca, hacia solo unos minutos.
Por eso, aunque levantases ironicamente la moneda de un peso como Socrates su indice en la Academia de Rafael, con una mirada rabiosa y una sonrisa hipocrita, por eso tambien te habria querido explicar que era casi natural que cada cual evitara la compasion como mejor pudiese, algunos con el celular, otros con aforismos de Nietzsche - Zarathustra, que era natural porque en la sociedad del exito, descendiente de los sonrientes carteles de Malboro de los 60, pero mas enferma y neurotica, en esta sociedad de despotas en Gucci y de sociopatas y cyborgs sonrientes y de buen curriculum, se le huye a la miseria (que digo, a su sola idea) del mismo modo como se huye de toda negatividad, de todo dedo levantado, que en este caso era una moneda, una moneda que de tan alta casi tocaba el cielo (el techo) con su solcito de cobre y que interpelaba, junto con ese "gracias", todas nuestras miserables existencias de viajar sentados rumbo a casita. La monedita interpelaba a todo el genero humano.
Pero no te lo dije, mendigo, discapacitado real o falso, seguramente falso y ademas drogadicto para la tranquilidad de nuestras conciencias negadoras del misero pesito y por lo tanto desesperadas buscadoras de pretextos demonizadores, no te lo dije, y por eso ahora narro todo esto mientras coo un plato de polenta.


10 sept 2014

Vicky Waiting

Aunque no tenga nada que ver, aunque ahora ya no importa, yo ya una vez escribi esto. Es decir, escribi un cuento que era identico a esto, y que tambien era identico a una cancion que ahora acabo de escuchar por primera vez. La cancion es una cancion de jazz que, en cuestion, es homonima del titulo, y entonces esto que escribo y que ya escribi y luego desdije y estupidamente (tal vez) borre y ahora rescribo es como ese otro texto y como la cancion de  jazz, salvo porque no es para nada como la cancion sino que es la cancion. Pero como dije, ahora ya no importa.
Importo esa tarde, Vicky, cuando te encontre en la plaza como si esperaras. Y fijate que no digo me esperaras, sino solo esperaras, si, como si esperaras algo o no, porque tal vez no era algo sino nada, sino solamente a la espera, expectante. Mi falseamiento de los hechos no podria llegar a creerme el objeto indirecto de ese verbo esperar, que mas que verbo (categoria lexica que expresa accion o movimiento) deberia ser algun tipo de adverbio, algun lexico de modo, y aun mas en tu caso, dado que esa tarde soleada no esperabas nada (jamas crei que me esperaras, que esperaras a nadie), sino que solamente esperabas. Esperar...
¿Que es esperar, me queres decir? A ver, veamos: Tener esperanza de conseguir lo que se desea. ¿Que deseabas? Definitivamente deseabas algo. Luego de tanto tiempo, de haber escrito y borrado y vuelto a escribir, a tanto tiempo y espacio de esa tarde en la plaza que ahora recuerdo no era para nada plaza, y mucho menos una plaza de La Plata como crei por tanto tiempo, sino que mas bien era una tarde de mucho calor en parque Centenario o Rivadavia, entre los chicos y los puestos, entre las pelotas de futbol y los mates de tanta gente, pero sobre todo cerca de la calesita y de los puestos. Los puestos se me imponen sobre todo, Vicky. Los puestos y verte parada en la vereda, sobre avenida Rivadavia, absorta contemplando una manta repleta de cosas que eran como gorros o pantallas de velador, verte absorta y sin verme y pensar que era como si estuvieses esperando, mas no esperando algo, sino, en fin. 
¿Que estabas deseando? Yo no me habria acercado de no oler eso que era como un deseo disperso, como una nube de tabanos verdes y dorados que te rodeaban zumbando y cantando, alborotando tu pelo rubio y largo, rozando impavidamente y con esa furia ciega de los tabanos tu piel tan invadida por el calor, tan tubo fluorescente, tan tan.
Esperar: Tener esperanza. No. ¿Creer que va a succeder alguna cosa? Muy posiblemente. ¿y si no? Desear que algo ocurra. Eso ya casi es un verbo. Es interesante la cuarta definicion de la RAE:
"Permanecer en un sitio donde se cree que ha de ir alguna persona o ha de ocurrir algo". Mientras oigo Abide with Me realmente sospecho si es realmente la cuarta definicion de la RAE, puesto que ahora recuerdo que tal vez ese recuerdo sea tardio, o tal vez incluso inexistente porque, ¿me habias esperado? Ahora creo que en realidad te encontre un poco antes, en las cuadras cuyos nombres nunca recuerdo, pero que rodean entre bares y puestos de diario la estacion de Caballito, y que entonces hablamos de musica y me acompañaste o te segui al Parque, y ya entonces mientras caminaba y te rozaba minusculamente con el brazo, mi brazo largo y levemente peludo y tu brazo casi espectral, siempre tan falto de esa cadencia tan artificialmente natural que poseen la mayoria de las mujeres. Vos te movias como empujando el aire, como una sirena o una medusa, levemente inclinada hacia adelante, hechandote sin quererlo la pajarera rubia en la cara y en los ojos, haciendome pensar que buena falta te harian unos anteojos de carey.
Y fue entonces despues, cuando vos veias o creias ver las pantallas o los gorros que yo me aleje hacia la calesita para acariciar a un gato muy marron y muy gordo, para luego voltear y admirar la perspectiva de como una hermosa sirena rubia esperaba (cuarta definicion. Exempli Gratia: "te espero  las ocho), y ahora tambien recuerdo otra semantica de esperar, y es la de parar en una actividad hasta que succeda algo. E.G: Esperemos a que se enfrie para comer. Esperemos. ¿Yo no esperaba algo tambien? 
Porque no habia razon para irnos o para quedarnos, y haciamos mientras pretendiamos no hacer, y pretendiamos buscar (yo discos, vos quien sabe) cuando en realidad esperabamos a que algo succediese. Todo esto puede haber sucedido de este modo, o al menos un poco de este modo. No hay que fiarse de los escritores como yo, tan propensos al monologuion. Fijate que practicamente no recuerdo nada de lo que hablamos esa tarde, ninguna frase tuya, nada concreto, solo la sensacion de lo frio de tus manos pese al abrumador calor, salvo esa repugnancia como de murcielago que siempre me inspiro el sudor frio, salvo la sensacion de un embudo hueco en el centro del mundo; Eso y la espera, la espera y esas cosas como tabanos de jade o moscardones.
Deberia haberte besado, ahora lo se. 
Dos personas que esperan es mal negocio. Algo inutil, kafkiano, que huele a tramite o a cola de hospital. Esperar, paciencia, paciente, hospital. Todo Falso, pura literatura. Ver una mujer de pollera roja y pensar en el diablo, ver el mar y pensar en los jonicos, el insomnio y la muerte: todas trampas. Todas trampas, si, pero algo de eso habia. Tal vez no pense en los hospitales. Casi con seguridad no pense en ello. Yo nunca pienso esas cosas. De hecho, casi nunca pienso nada. 
Esperar por. Durante. En la puerta. Con sueño.  A que acabe.Dejar esperando. Un beso. Bah, 
Esperar en el sentido de influir. 
- Vicky, espero algo de vos - Ergo, estoy aca como si fuese presion atmosferica. Vos seguramente me habrias mirado sin decir una palabra, en esos angulos raros que tenias, ni de frente ni de costado, ladeada de un modo extraño, cual cobra u flamenco, y yo te habria dicho que
- Me gustas, estoy aca porque me gustas, pava, pavota, pavita, soporto el calor y las señoras conchetas que toman cafe del otro lado de la avenida solo por vos, por tu pelo y porque te quiero.
Pero las cosas no succederian de ese modo. Yo no hablo nunca asi. Asi hablan algunos personjes que cada tanto leo, que leo para llenar los huecos de estas escenas. No, las cosas no ocurririan asi. Ocurrian menos Maria y Castel y mas vos y yo, mas realidad, aburridamente, vos zorra entre los puestos, negando querer las uvas, yo perro de caza detras de la zorra plateada, hasta ir a tomar una gaseosa cerca de la fuente o en los bancos de madera, y entonces te habria besado sin conmiseracion alguna, en la boca y sin una incomoda palabra de por medio, silenzio stampa. 
Es raro que no lo haya hecho, me digo ahora. Casi nunca resisto la tentacion de besar una mujer que repentinamente me gusta, sobre todo si es en una plaza y hace calor y es tan rubia y tan desfalleciente, sobre todo si hay casualidad de por medio (la casualidad deberia absolvernos de las peores villanias). Porque fue eso: me gustaste repentinamente, porque si, porque yo buscaba un ejemplar de Nadja que no encontraria hasta meses despues (en ese mismo parque o en otro muy parecido) y vos nunca me dijiste que hacias ahi, tan irrealmente ahi, inutilmente estabas ahi, tan de codo contra el farol a la noche en una esquina de la boca o san telmo que Sol - Do. Por todo eso y tambien porque estabamos solos y caballito es siempre hermoso por la tarde, con sus sombras y sus calles empedradas. Las sombras y los empedrados son como invitaciones a los besos y a los paseos en carrosa, las herraduras en las piedras hacian (hubiesen hecho) clap-clap-clap-clap, y el sol se esconderia demasiado rapido detras de algun edificio. No hubiera hecho nada mas que besarte, de eso estoy seguro.
Incluso ahora no puedo asegurar que fueses vos, Vicky, la que ese dia me habias gustado repentinamente. Antes y despues de ese dia fuistes y volvistes a ser nada o poco menos. Ahora no pasarias del te con leche y la charla amena, aunque te me aparecieses vestida de encaje victoriano, con un hermoso parasol blanco y todo. Las cosas son un misterio. Yo creo en las posesiones. Con ese calor, quien te dice que con ese calor y tu debilidad no fueses un poco como las locas (posesas recurrentes), no fueses un poco otra (¿que hacias ahi, de todos modos?), mitad vos y mitad ese pozo vacio que flotaba en el aire y me arrastraba muy cerca tuyo.
Lo interesante, o lo aburrido, es que no puedo precisar como termino todo. ¿Acaso termine comprando una navaja, casi por despecho? ¿Acaso todo transcurrio como una cancion ya archisabida? No puedo evitar pensar que en el primer texto, protoversion de este mismo y anterior a la cancion, la historia terminaba de otro modo, que yo intentaba besarte y vos me dabas vuelta la cara de un cachetazo, o solamente movias hermosamente la cabeza hacia un costado, como un armiño o como Marusja la hermosa rusa del Sanatorio Berghof. Tambien podia terminar de la manera contraria a esta o a la anterior. El problema es que todas estas son opciones de la literatura, y que en la vida real suele imponerse el habito, la fuerza que nos mantiene fijos en la insana costumbre de dejar pasar, casi con desgano, las oportunidades y con ellas, los errores y los aciertos. A esta altura ya da igual. Da igual porque esto es darle vueltas a lo mismo, a algo que esta en algun lado, congelado en esa tarde y en los pedazitos de iris que escapaban de tus pestañas demasiado cargadas de esa cosa negra (siempre ignorare el nombre) que las egipcias y los mapaches tienen sobre los ojos. Al igual que ahora, estabas compuesta, como yo, mas de ausencia que de presencia.
Entonces tal vez estabamos, aun estando ahi, estando en otro lado. Es decir, siendo en otro lado. Es un escape facil, tan fantastico que parece infantil, Vicky. Pero es que de otro modo nunca podre entender como vos y yo estupidamente caminando por algo mas de dos horas entre los puestos hablando de nada y mirando la nada y pasando entre las lonas llenas de señoras y chicos insportables y tal vez al fondo alguna banda callejera, formando una figura que no solo no podia cerrarse, que era tan dificil de vivir sin la fuga, sino que tampoco podia (aun no puede, eso obvio) escribirse, irrefutablemente inenarrable, prueba externa este texto que seguramente borrare. La cancion ha ayudado mucho, no hay duda.

PD: De algun modo, Vicky, esto es una carta. Es molesto tener que publicar esto obligado por la sincronizidad de una cancion entre tantas, molesto haber tenido que sacar a revolotear lo que ahora no son mas que fragmentos de recuerdos, ya seguramente contaminados por mil mecanismos psicologicos, por el orgullo y la influencia de la poesia de Goethe, para citar una de las muchas deformaciones que afectan lo que fue real. Escribir es pasar la realidad por una picadora de carne. El anonimato que con esfuerzo (el mio) mantenes en estas lineas es solamente la imposibilidad de los lectores para reconocerte (si te conocieran) del otro lado, del lado de la carne picada, del lado del espejo falso o destruido.