Era un dia de lluvia. Habiamos paseado sin pensar en nada, cruzando las diagonales, saltando sobre los charcos y deteniendonos en los portales cuando la lluvia era demasiado molesta. En determinado momento paro de llover y cruzamos la avenida hacia a el parque de enfrente.
Ahora charlabamos en sentados en un banco.
- ¿Crees en los fantasmas? - me pregunto Yuka.
- No - le dije - No creo que existan. Mas bien me parecen cuentos.
- ¿En serio? - volvio a preguntarme
- En serio. Existir, existen. - intente precisar - pero solo en la imaginacion de la gente, en las narrativas, es decir, en la creatividad del que cuenta y en la imaginacion del que escucha.
- Ahhhh - dijo Yuka, sonriente - Pues yo creo que existen de verdad.
- ¿si? - le pregunte - ¿donde? ¿en un mundo de ultratumba?
- No - dijo Yuka, haciendose la misteriosa.
- ¿Donde entonces? - quize saber.
- Aca, en este mundo - dijo ella.
- ¿Aca, aca vos decis aca mismo?
- Si. Aca es aca, este mundo, Esta plaza, esta lluvia, este cielo encapotado. Es el unico mundo que existe - explico Yuka. - En este mundo estan todas las cosas.
- Pero si fuese asi, Yuka, entonces veriamos los fantasmas como vemos el cielo, la lluvia y la plaza. Yo puedo ver la plaza, puedo ver la lluvia, puedo ver el cielo. Vos tambien podes. Existir en este mundo significa precisamente eso: que vos puedas y que yo pueda.
- ¿Podes verme a mi? - quiso saber Yuka.
- Por supuesto - sonrei.
- ¿como soy? - inquirio ella.
- Bajita, de pelo oscuro y ojos negros. Tenes el pelo mojado y me miras con cara de curiosidad.
- ¿y que mas?
- Llevas un sobretodo gris. Tenes las manos muy pequeñas, sin anillos. En la mano derecha llevas un paraguas trasparente.
- Bueno, yo no puedo verme - dijo ella - todo eso que vos decis, lo ves vos. Yo no se si existo asi, como vos decis. Yo me siento como una gaviota o como un caracol. Tampoco se si existo asi, como yo siento que soy. Entonces, ¿existo como vos me ves o como yo me siento? - quizo saber Yuka. La conversacion habia tomado un rumbo filosofico que no me desagradaba del todo.
- Vos no podes verte por una mera cuestion de los limites del ojo humano. Pero si estuvieras frente a un espejo, verias sin duda algo muy parecido a lo que veo yo cuando te miro. Quizas no exactamente lo mismo, pero si algo muy parecido. Entonces vos existis asi, quizas no exactamente como yo te veo, pero si de un modo que me permita a mi, o a cualquier otro que te conozca, o a vos misma cuando te miras al espejo, decir: Ahi esta Yuka. No creo en los fantasmas porque nadie los ve.
- Pero hay gente que los ve. Por eso existen las historias - se defendio ella.
- Hay gente que dice haberlos visto. Lo mismo pasa con los unicornios y con Cthulu. Cuando digo que nadie los ve quiero decir que nadie los ve en el momento, por ejemplo, ahora o por la calle. Yo nunca he visto un fantasma, ni conozco a nadie que diga haberlo visto un fantasma.
- Yo puedo verlos - dijo entonces Yuka. Empece a reirme ante lo testaruda que era. Note que sonreía pero de algún modo sus ojos me miraban serios. Era obvio que Yuka no iba a abandonar su postura mientras pudiese refugiarse en algun subjetivismo. La llovizna amagaba a caer de vuelta. Yuka abrio su paraguas y se acerco un poco mas de manera que nos cubriese a ambos. Decidi seguirle el juego un rato mas.
- ¿Asi que podes verlos? - volvi a preguntarle.
- Puedo - dijo ella. Sonreia como si supiera que no le creia, como si fuese ella quien me seguia el juego. Su sonrisa inmovil y su mirada, fija en mis ojos, parecian alentarme a seguir preguntando.
- ¿Los ves muy seguido? - le pregunte.
- Todo el tiempo - me confio Yuka.
- ¿Incluso ahora? - dije yo.
- Incluso ahora - me aseguro ella.
- ¿vez alguno, me estas diciendo que ves alguno ahora mismo? ¿No iras a decir que soy yo, cierto? Yuka, yo ya vi sexto sentido. - Yuka rio de buen grado ante la broma, pero me aseguro que si, que ahora mismo veia fantasmas. Le pedi que me precisase exactamente en donde.
- Atras tuyo, y atras mio. Y alla - dijo señalando algun lugar en la calle mojada - y tambien alla, entre los arboles. Y en la plaza, van y vienen. Siempre esta lleno de fantasmas; Estan por todos lados, son casi tan numerosos como las personas - dijo Yuka. Luego procedio a explicarme que como estadisticamente los muertos, dado la gran cantidad de milenios que habian transcurrido en la historia humana, debian de ser muchos mas que los vivos, aquello tenia mucho sentido.
- Si cada persona que muere se vuelve un fantasma, entonces imaginate, debe haber cien de ellos por cada uno nuestro. El mundo, entonces, es mas de los fantasmas que de nosotros los vivos - sentencio Yuka.
- Pero Yuka - dije yo entonces - si son tantos y existen realmente, ¿como es que no puedo verlos?-. Yuka me miro entonces de un modo diferente. En sus ojos habia algo de burla y su siempre presente curiosidad. Pero tambien se habia agregado una curiosidad nueva, diferente. Espero unos segundos y finalmente me pregunto - ¿queres verlos? - Me explico entonces que habia, si yo realmente estaba interesado - una forma de verlos. Y que ella, si yo queria, podia enseñarme. Se me ocurrio que aquel juego podia tomar un cariz novedosamente favorable, y le dije que por mi estaba muy bien. Yuka se acerco entonces aun mas, tanto que su cara estaba practicamente pegada a la mia. Su flequillo mojado me humedecia la frente. Ella giro un poco la cara y me dijo que la mirase fijamente a los ojos. Sus ojos, vistos de cerca, eran completamente fascinantes. Las pupilas eran de un negro profundo y tenebroso, que contrastaba bellamente con el blanco de las escleroticas. Me concentre en las pupilas y a los pocos segundos distingui unas pequeñas manchitas blancas, como hilos de niebla, los cuales bailaban lentamente. Tambien vi, como si se tratase de un pequeño televisor convexo, la calle que estaba a mis espaldas y que, comprendi, Yuka miraba en ese momento. Miraba la calle a traves de los ojos de Yuka. Y era en esa calle, perfecta reproduccion miniaturizada, con su paso de cebra y sus minusculos charquitos, con el cordon y el comienzo de la vereda, por donde se veian estas figuras nebulosas de forma indefinida. Tuve el repentino deseo de darme la vuelta para comprobar que, como me parecia obvio, no habia nada ahi. Estaba a punto de hacerlo cuando senti las pequeñas manos de Yuka que, tomandome de los hombros, me mantenia en mi lugar por la fuerza.
- No dejes de mirarme a los ojos - dijo como leyendome el pensamiento. Enfocandome en la vision de la calle comence a sentir que, poco a poco, las pupilas de Yuka iban aumentando de tamaño. Crecian poco a poco y, con ellas, como si fuese una pantalla sobre la que se proyectaba la realidad, crecia la imagen de la calle. Sus ojos crecieron tanto que, en determinado momento, se superpusieron completamente a mi campo de vision. Maravillado me di cuenta de que, de alguna manera, veia la calle que tenia a mis espaldas. Y sobre esta calle, nebulosas pero claras y completamente distinguible, flotaban dos o tres figuras de forma y tamaño humanos. Eran algo asi como sombras o figuras hechas de algo que parecia ser vapor condensado o algodon muy muy fino. Como si estuvieran hechos de nubes, pense. Se volvian translucidos u opacos segun algun mecanismo interno que no pude distinguir. Una de las figuras se balanceaba en su lugar, como si estuviese borracha o fuese sencillamente estupida. Las otras se movian muy lentamente hacia la derecha, como si quisiesen doblar la esquina. Entonces senti que unas manos me sacudian y me encontre mirando nuevamente a Yuka. Los ojos me ardian levemente y veia todo un poco desenfocado. Me restregue los ojos varias veces y las cosas volvi a ver todo con normalidad. O eso creia.
- ¿los viste? - me pregunto entonces Yuka, emocionada.
- Si - tuve que admitirle - no se como lo hiciste, Yuka. Deberias ir a la television como hipnotizadora.
- Los viste porque estaban ahi. Estan - se corrigio Yuka. Y agrego - Date vuelta.
Me gire entonces hacia la calle y, contra todo pronostico, volvi a ver las sombras. Parpadee varias veces, incredulo, e incluso volvi a frotarme los ojos. ¿soñaba, estaba durmiendo? No me lo parecia. Ahi, en frente, en la vereda, venia fantasmas. Y no solo en esa vereda. Mirando a mi alrededor vi que, tal como me habia dicho Yuka, los alrededores estaban plagados de aquellas sombras.
- Yuka... como... - atine a decir.
- No se - se limito a decir ella. - A mi tambien me enseñaron. Lo demas lo deduci sola, seguro que vos sacas tus propias conclusiones.
- Te enseñaron... - repeti como para mi. Pensaba que quizas Yuka proviniese de una familia de mediums o tuviera alguna vieja tia que fuese Sacerdotisa en algun templo. - Yuka - volvi a decir - ¿quien te enseño?
- Ahhhh - dijo Yuka - Fue... - y entonces se detuvo. Su cara adopto la impresion de quien recuerda algo olvidado hace mucho o de quien siente nacer una duda en su interior. Volvi a preguntarle, pensando que quizas tenia cierta reticencia a revelar a su maestro o maestra. Yuka seguia callada y como sumida en alguna cavilacion importante. Estuvo callada algunos minutos y luego dijo algo como
- Ahora que lo pienso, hace tiempo que no la veo...
Entonces comenzo a llover con mas fuerza. Yuka me tomo del brazo y comenzamos a caminar hacia la parada del metro. Quedaba poco tiempo de sol y, como ambos sabiamos, yo tenia que entrar a trabajar. En el corto camino que nos separaba de la estacion le hice, emocionado, muchas preguntas a Yuka acerca de la naturaleza de los fantasmas y de los alcances y limites de esta nueva percepcion que me habia enseñado. Pero Yuka parecia ausente y no contestaba mis preguntas. Unos momentos antes de que llegase el metro, descubri que temblaba. Era la primera vez que la veia asi.
- ¿Estas bien? - le pregunte. Justo en ese instante llego el metro y la masa de gente que teniamos a nuestras espaldas comenzo a empujar con la misma desconsideracion de siempre. Fui arrastrado dentro del metro y entonces Yuka, que habia quedado en el anden y estaba como dormida, parecio darse cuenta de que nos separabamos. Justo antes de que la puerta se cerraba note que avanzaba hacia mi. Su mirada demostraba preocupacion o alarma. Desde el anden intento gritarme algo que crei una advertencia.
Esa misma noche, al salir del trabajo, fuimos con varios compañeros y compañeras a tomar cerveza a un bar de after. Durante toda la jornada laboral (trabajo en un restaurante) yo habia visto, maravillado, a los fantasmas-sombra que polulaban, impersonales, entre las mesas y tambien entre la gente de la calle. Mirandolos uno comprendia que no eran amenazantes. No era solo su color blanco nube o sus movimientos pasmosamente lentos y carentes de agresividad, como si fuesen cometas movidas por el viento. Era mas bien la impresion que daban de encontrarse separados de nosotros por una barrera dimensional intraspasable. Si tuviera que precisarlo mas, hubiera dicho que mi seguridad consistia en la certeza, nacida quien sabe de donde, de que yo los veia a ellos pero ellos no a mi. No me sentia observado ni notaba que mis miradas tuviesen algun efecto en ellos.
Mientras tomabamos con mis compañeros no pude evitar, sobre todo despues de cierta cantidad de cervezas, mencionar el tema de los fantasmas. Recordando mi anterior conversacion con Yuka, fui habilmente guiando a mis compañeros hasta colocarlos en la misma posicion. Cuando llegaron al punto de mostrarse completamente escepticos y hasta burlones, les revele mis dotes extrasensoriales y los desafie a que, si se atrevian, adquiriesen de mi, completamente gratis, la capacidad de ver fantasmas. Todos se mostraron, como imaginaba, maravillados con la oferta. Los cinco se acercaron y me miraron a los ojos. Mientras lo hacian fije mi vista en un grupo de sombras que se agolpaban contra la vidriera. En las caras de mis compañeros vi como empezaban a vislumbrarlos a traves de mis ojos. No sabia cuanto tiempo debian mirarme para adquirir "la vision", pero en cierto momento las expresiones de sus caras se aflojaron de modo tal que daban la impresion de estar dormidos o borrachos. Intui que habian entrado en el mismo trance por el que yo habia pasado esa misma tarde. Uno a uno los fui sacando del trance y luego me diverti con sus reacciones. Entre todos me acribillaron a preguntas y tuve que confesarles que yo mismo habia aprendido el truco hacia apenas unas horas, que me lo habia enseñado una amiga con la que solia quedar y que yo tambien esperaba volver a verla para saciar las mismas dudas que tenian ellos. Prometi irles contando todo lo que supiese a medida que me enterase, y ya estaba a punto de pedir una nueva ronda de cervezas cuando note que algo habia cambiado. Con creciente intranquilidad empece a sentir que las sombras me observaban. Mire a mi alrededor y note que, en efecto, parecian dirigir su atencion hacia a mi. Dos o tres parecian empezar a gravitar en mi direccion. Me enfoque en una de esas dos, intentando descubrir si de algun modo me miraba. Al mirarla me di cuenta que aquella cosa sentia mi mirada. Mientras mas la miraba, mas parecia inquietarse. Era como si no soportase mi mirada. Y entonces, de repente, se volvio completamente opaca, oscura como una sombra de verdad, y luego comenzo a volverse roja, primero de un rojo opaco, luego de un rojo brillante y sangriento. Y entonces, con una velocidad sorprendente, se lanzo hacia a mi dando un espantoso alarido. Sorprendido y aterrado, lance un grito casi tan horrendo como su alarido y lanzandome al piso logre esquivar, casi por nada, el ataque. Pero ya el resto de las sombras, como si hubieran escuchado el grito de su compañera, comenzaban a rodearse y a volverse negras. Aterrado comprendi que tenia que escapar y sali corriendo del bar sin dar explicaciones a mis compañeros que, al parecer, no tenian idea de lo que habia pasado. Mientras corria sentia que de todos los rincones me perseguian enfurecidas sombras rojas como la sangre. Solo entonces comprendi, mientras corria por mi vida, que algo se modificaba cuando uno le enseñaba a otros. Si uno transmitia aquel poder, entonces ellos, los fantasmas, empezaban a verte. Recorde entonces las palabras de Yuka: debe haber cien de ellos por cada uno de los nuestros. El mundo, si lo pensas, es mas de suyo que de nuestro.
En plena carrera divise, un poco mas adelante, un puesto de bicicletas del gobierno. Se me ocurrio entonces que, si alguien podia ayudarme, esa era Yuka. Saque la bicicleta de su puesto justo a tiempo para escapar de los espectros que me rodeaban y sali, a todo pedal, rumbo al departamento de Yuka. El viaje fue corto y tortuoso. Puesto que los espectros me divisaban a cierta distancia y se volvian agresivos casi a los pocos segundos de verme, tuve que esquivarlos en varias oportunidades con el considerable peligro que eso significaba. Estuve a nada de accidentarme. Finalmente llegue a la cuadra del departamento de Yuka. Baje de un salto de la bicicleta y corri al palier. Si no encontraba a nadie en la entrada - el portero, una vecina que saliese o entrase - entonces estaba perdido. Los espectros no me darian tiempo suficiente a tocar timpre y, menos aun, a esperar que Yuka bajase. Sintiendome un idiota me di cuenta de que no se me habia ocurrido llamarla. Mientras me acercaba - corriendo - hacia la entrada pude advertir que habia gente en la entrada de su edificio. Primero me parecio que era mucha gente y luego, a medida que me acercaba, vi que en efecto ese semicirculo que rodeaba la puerta era anormal. Me abri paso a los empujones -alguien, quizas un policia - intento detenerme. Me disponia a entrar cuando vi, con infinita desesperacion, el motivo de la concurrencia. Unos pasos adentro de la puerta de entrada yacia, inmovil y boca abajo, el cuerpo de una chica. Y cerca, a pasos del bulto blanco con botas de lluvia, se hallaba tirado un paraguas trasparente. Reconoci a Yuka y de un salto estuve a su lado. Al darla vuelta supe que estaba acabado. Estaba muerta. Su rostro expresaba, desfigurado, el infinito terror que habia sufrido en sus instantes finales. Y en sus ojos o, mejor dicho, donde antes habian estado sus ojos habia dos cuencas sanguinolientas. Senti a mis espaldas una infinidad de gruñidos y entonces grite con todas mis fuerzas.
2 comentarios:
Estuve pensando “ah, esto es un robo armado a Sexto Sentido, pero con una tanqueta y una banda de instrumentos de viento”, menos mal que el protagonista mencionó la película! Buen concepto. ¿Yuka sabía que moriría, estaba en plan suicida?
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Luego del Balón ya sé, que Yuka no sabía que la cosa se ponía turbia al transferir la habilidad. Lo genial y turbio es la constante, intuyo que lo mismo les va a pasar a los compañeros del ptrotagonista, y así y así...
Exacto. Es la logica de la creepypasta. Hay una creepypasta de una persona que recibe un llamado de alguien (la hermana, el novio, la madre, puede variar, siempre es un conocido) diciendole que por favor vaya a buscarl@ a la cabina telefonica que queda en X e Y (cabildo y congreso, lavalle y rivadavia, da igual mientras sea una especifica) la persona va porque quien llama suena alarmado o asustado y porque la llamada se corto. Cuando llega se encuentra con una cabina en una esquina desierta. Adentro de la cabina no hay nadie. Suena el telefono y el prota entra y atiende. Es de vuelta la novia (o la hermana o la madre o el que llamo la primera vez). Esta persona primero le pide perdon, y despues le dice que "algo" lo va a matar, y la llamada se cuelga. Entonces la cabina no se abre y alguna cosa horrenda empieza a acercarse y a rodear la cabina. Vuelve a sonar el telefono y el mismo familiar le dice que la unica forma de salvarse es llamando a alguien y pidiendo ayuda. Si su rescate llega antes que se corte la llamada, sobrevive. El narrado hace la llamada siendo asediado por la cosa. llama a un tercero y, cuando corta, la criatura le dice, usando la voz del familiar, que gracias por llamar a la proxima victima, y despues entra y lo hace mierda. Misma logica recursiva.
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